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Hermanos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta, espero que les guste.

Notas del capitulo: Pues intenté hacer una historia pero no se bien como salió, les dejo a ustedes juzgarlo.
 

La mañana transcurría tranquilamente, al menos hasta que sintieron las miradas sobre ellos, cada uno sabía que estaba siendo observado a la distancia por otra persona y eso no era del todo agradable, no porque fuera con maldad, más bien porque sentían que los cercaban, como si fueran niños pequeños.

--Supongo que si nos quedamos más tiempo aquí no me dejaran tranquilo el resto del día-dijo Saga.

--No te preocupes, se lo que se siente-fue la respuesta de Aioros.

--Creo que mejor nos vemos mañana.

--Hasta mañana.

Sin más hicieron un ligero saludo con la mano y cada uno siguió un camino diferente de donde se encontraban para quedar unos momentos después cerca de la persona que los observaba.

--¿Qué tanto te decía ese?-pregunto Aioria sin la menor contemplación a su hermano mayor.

--Solo conversábamos-respondió el otro joven.

--¿De qué?

--De nada en particular.

--¿Tanto tiempo para eso?

--Solo hablábamos.

--No me gusta que este cerca de ti.

--Somos caballeros hermano, tienes que acostumbrarte a que vamos a pasar tiempo juntos.

--No es necesario ¿o si?

--No quiero que riñamos ¿de acuerdo?

--Tan solo digo que no tienes porque estar cerca de Saga.

Ese argumento ya era conocido ara el caballero de Sagitario, a su hermano le molestaba un tanto ver que intentaba llevarse mejor con el guardián de Géminis, a pesar de todo parecía que aún había rencillas por esa parte de sus vidas. En el camino al noveno templo tuvo que seguir escuchando una especie de regaño sobre estar cerca del de cabello azul.

Quien por su parte tenía que enfrentar su propio interrogatorio.

--¿Qué tienes que hablar con él?

--A veces nos agrada conversar Kanon.

--No hay razón para eso ¿o si?

--¿Por qué te molesta?

--¿Quién dice que me molesta?

--Tu cara cada vez que me espías.

--No te espió.

--No tiene nada de particular que tratemos de solucionar las cosas entre nosotros, tan solo procuramos que no sucedan más incidentes en los que no podamos comunicarnos.

--No necesitan hablar tanto par eso, no hablas tanto con nadie más.

--Tienes que tomar las cosas con calma.

--Estoy calmado.

--No me gusta que discutamos.

--Pues deja de hablar con Aioros y asunto arreglado.

El camino al tercer templo no fue sencillo para el gemelo mayor.

No era que los hermanos menores quisieran del todo actuar de esa manera, de hecho buena parte de su comportamiento se debía a que sabían del otro hombre que estaba observando a distancia a su hermano, les molestaba pensar que estaban siendo observados, aunque ellos mismos lo hacían también.

Fue de esa manera, más bien por accidente, que los hermanos mayores descubrieron una manera de hacer que las cosas no fueran tan tensas entre ellos dos y se decidieron por aprovecharla.

Una noche Saga fue invitado a cenar al templo de Sagitario, simplemente era una invitación de amigos para pasar un rato conversando, no era algo especial, así que el de cabello azul había ido al templo y en el camino fue inevitable que el de Leo se diera cuenta, aunque no dijo nada, de la misma forma se quedo callado un gemelo en el tercer templo.

--¿Qué tal te fue?-le pregunto Aioros con cierto humor al recién llegado.

--No tan mal, solo me dio recomendaciones por diez minutos ¿y a ti?

--Me dejo apenas hace media hora, desde la tarde.

--Al menos podremos cenar.

--Ponte cómodo.

Y lo hizo.

Llegado el momento pasaron a la mesa y comieron con gusto, el de Sagitario era un buen cocinero y a los dos les gustaba conversar en la mesa, habían procurado reanudar su relación y les gustaba la posibilidad de ser amigos, no había rencores entre ellos. De esa manera pasaron de la mesa a la sala y se quedaron bebiendo una botella de vino tinto en la sala.

--Me gustaría que mi hermano se calmara-decía Saga a su compañero.

--¿Qué podría ayudarte a hacerlo?

--No lo se.

--Si lo descubres te agradeceré que me lo digas, eso me ayudaría con Aioria.

--No creo que sea tan malo.

--¿No? parece que a veces el mayor es él.

--Pero sabes que no lo es, yo apenas puedo alegar que soy el mayor, no tienes idea de lo que es ser gemelos.

--No puede ser tan malo como tener un hermano menor que cree que debe cuidarte de un peligro inexistente.

--Parece que somos compañeros del mismo problema.

--No se como sea lo tuyo con Kanon pero a mi a veces me resulta difícil lidiar con Aioria, por más que le aseguro que no tiene porque sentirse preocupado sigue creyendo que hay un tipo de peligro si estoy cerca de ti.

--Al menos él tiene motivos para desconfiar, Kanon no tiene esa excusa, simplemente parece que no entiende que podemos intentar llevarnos bien a pesar de nuestro pasado.

--Debe haber una manera de convencerlos de que las cosas están bien, de que nada malo va a suceder.

--Debe haberla, el problema es encontrarla.

Así que siguieron tomando el vino y hablando mientras pasaba la noche, ya era tarde cuando se dieron cuenta y les pareció que era momento de descansar.

--Es mejor que ya me vaya Aioros, ya es tarde.

--Lamento haberte entretenido más de la cuenta.

--No te preocupes.

Pero la verdad el vino los había mareado un poco y si bien no estaban borrachos si se encontraban un poco azorados por el alcohol.

--¿Qué te parece si mejor te quedas Saga?

--No quiero ser una molestia.

--Prefiero que te quedes y descanses, me sentiré más tranquilo, además así no despiertas a los demás, ya es tarde.

--Creo que tienes razón ¿en dónde puedes alojarme?

--Si no te molesta es un sofá cama-dijo el castaño señalando el mueble.

--Para mi esta bien.

Se dispusieron a acomodar las cosas en la improvisada cama, el guardián del templo le presto algo de ropa para dormir y el gemelo se quedo dispuesto a dormir.

--Que descanses Saga.

--Igualmente y gracias.

De esa manera se quedaron juntos en el templo de Sagitario los dos y se quedaron dormidos en muy poco tiempo.

A la mañana siguiente, temprano, Aioros se despertó, se dio cuenta de la hora y se dispuso a levantarse, salió a la sala y vio a su compañero que aún dormía pero que no tardo en despertarse al escuchar sus pasos.

--¿Qué tal dormiste Saga?

--Bien, gracias ¿Qué hora es?

--Es temprano, no te preocupes.

--Es mejor que me aliste y me vaya a mi templo.

--Si quieres puedes darte una ducha y desayunar algo antes de irte.

--¿No te molestaría?

--Para nada. Además creo que te caería bien algo antes de escuchar a tu hermano por no llegar.

--Tienes razón.

Así que Saga se fue a dar un baño rápido mientras que su compañero levantaba lo que fuera su cama la noche anterior para después hacer algo de desayunar.

Mientras tanto un inquieto Kanon apenas si había dormido esperando ver que su hermano regresara y lo tenía bastante intranquilo el hecho de que no llegara en toda la noche. Eso lo hizo decidirse a ir a buscarlo.

En el templo de Leo cierto joven castaño tampoco había dormido mucho esperando ver que cierto gemelo pasara de nuevo de regreso, lo cual no sucedió, fuera lo que fuera lo que estaba haciendo que aún no regresara lo iba a descubrir.

--¿Te gusta el café así o más cargado?-preguntaba Aioros en su cocina a su invitado.

--Así esta bien, gracias.

No era un desayuno complicado pero no importaba, les agradaba poder seguir conversando, mientras que Aioros se encargaba del café, Saga preparaba pan tostado, a los dos les gustaba, unos momentos después se sentaron en la sencilla mesa a probar los alimentos que incluían fruta fresca.

Casi para llegar a Sagitario dos hermanos se encontraron y no de muy buen humor por toparse y menos por el motivo que los había llevado ahí, apenas si se vieron pero desdeñosamente se ignoraron y sin decir nada entraron al templo del arquero.

--¿Te gusta la fruta con limón?-preguntaba Saga al ver como la preparaba el otro caballero.

--Si, sabe bien con limón y sal.

Diciendo eso exprimió el limón, el jugo salpicó y una gota cayó directamente en el ojo del castaño, quien de inmediato se llevó una mano al rostro, su invitado se mostró solícito y se paró cerca de él, levantando su cara hasta que quedaron a unos centímetros para ver que había pasado, sujetando su rostro por la barbilla con cuidado.

Justo en ese instante dos hermanos menores entraron a la cocina sin ningún aviso y se quedaron helados dando un extraño sonido que le indicó a los otros que tenían compañía. Se quedaron mirando solamente pero nadie se movía.

--Yo...yo...--balbuceaba Aioria.

--Bueno...--susurraba Kanon.

Si una situación se presta a malos entendidos es sin duda por como se ve y no era para menos tomando en cuenta como se veían los que desayunaban, Aioros estaba con ropa de dormir y Saga con claras señales de haberse bañado y se había dejado la camisa de dormir que sin duda pertenecía al arquero, por si eso no bastara sus rostros estaban a unos centímetros de distancia y uno sostenía al otro en una posición que por demás parecían a punto de besarse.

Cualquier persona hubiera negado en ese instante lo que creían los otros, se les veía en la cara, pero se trataba de dos hermanos mayores que parecieron ver una oportunidad aunque no la dijeron en ese instante.

--¿Pasa algo Kanon?-preguntó su gemelo.

--¿Necesitas algo Aioria?-quiso saber el castaño mayor.

Ambos negaron con un movimiento de cabeza y tan solo se dieron vuelta, saliendo rápidamente del templo.

--¿Qué te parece Saga?

--Creo que están dejando volar su imaginación.

--Así parece.

--No estaría mal dejar la fantasía por un rato.

--¿En qué piensas exactamente?

--Pues ¿te diste cuenta que no dijeron nada?

--Parecía que no podían ni pensar con claridad.

--Exacto.

--Así que si creen que hay algo entre nosotros...

--Tendrán que tratarse bien, al menos por un rato.

--No se escucha mal.

--¿Es un trato?

--Tienes un novio.

Sonrieron y se estrecharon la mano, ya se encargarían de que los otros dos dejaran de espiarlos y aprendieran a tratarse de manera civilizada.

Por su parte los otros dos tan solo salieron tan rápido como pudieron a los respectivos templos en los que residían.

--Ya estoy de vuelta Kanon.

Pero el gemelo no se veía por ningún lugar.

--¿Kanon? ¿Dónde estás?

Después de un rato de búsqueda lo encontró en su recámara.

--Ya regrese Kanon.

Pero parecía que el otro no podía ni hablar, tan solo lo miraba.

--¿Te pasa algo hermano?

--Nada-respondió finalmente el menor.

--Voy a descansar un rato.

--Bien.

Saga se dio cuenta que por el momento su hermano no le iba a decir nada, ya tendrían tiempo para aclarar cualquier cosa que se le ocurriera.

--Aioria, hermano ¿Dónde estas?

--Aquí.

Aioros había ido a buscar a su hermano a su templo y lo encontró sentado en la sala.

--Voy a ir al pueblo Aioria, me preguntaba si no te gustaría acompañarme.

--Prefiero quedarme.

--Bien, nos vemos luego.

Continuó con su camino, dejando a un aturdido joven que no estaba seguro de que pensar.

No era sencillo para ninguno de los dos hermanos tener que lidiar con la idea de que los mayores tenían algo más que un rato de convivencia y no sabían de que manera manejarlo.

Esa misma tarde Kanon salió a dar una vuelta para despejarse, aunque no quisiera no podía dejar de pensar en lo que había visto en el templo de Sagitario ¿Cómo era que su hermano estaba en semejante situación? ¿Quería meterse en problemas? Sin duda sabía que los otros dorados no tomarían muy bien el que él, justamente él, iniciara una relación con el arquero, quien por cierto no le parecía la persona más agradable para Saga, no lo odiaba, simplemente le parecía que no era la persona indicada para él.

Por ese mismo camino iba un Aioria que se debatía con las ideas de su hermano en una relación más estrecha con el caballero de Géminis, no dejaba de preguntarse que se le había metido en la cabeza al otro para querer tener algo que ver con Saga ¿Acaso no había más de donde pudiera escoger? ¿No se daría cuenta de lo que pensarían los otros al verlos juntos? Sencillamente no podía comprenderlo.

Antes de poder darse cuenta quedaron a unos pasos uno del otro, no había más alternativa que la de hablar.

--Aioria.

--Kanon.

Se quedaron mirando fijamente por unos momentos, alguno tenía que decir algo más, no podían fingir que no habían visto nada.

--No se que pretenda tu hermano-comenzó Kanon-Pero si le hace algo a Saga...

--¿Mi hermano? Si es el tuyo el que no lo deja en paz, te advierto que si Saga...

--¿Me adviertes?

--Si, te advierto.

--Tranquilízate niño.

--¿Cómo me dijiste?

--Niño, es lo que eres.

--Anciano.

--¿Cómo te atreves?

--Más vale que tu hermanito se este tranquilo, no pienso permitir que Aioros salga lastimado por su causa.

--El que debe andarse con cuidado es tu hermano, si lo que busca es jugar con Saga le ira muy mal.

Los dos se cruzaron de brazos y se dieron vuelta después de lanzarse una mirada asesina y de esa manera terminaron de exponer su postura ante la supuesta relación entre sus hermanos, ninguno de los dos iba a decirles una palabra a sus parientes pero si estaban dispuestos a hacerle saber al otro lo que harían.

Sin embargo ninguno contaba con que les esperaba una sorpresa en su templo.

--Que bueno que regresaste Kanon-le decía Saga que parecía leer algo en el sofá.

--¿Necesitas algo?

--Si, esta noche voy a salir con Aioros y me preguntaba si no te importaría ayudarme a escoger algo de ropa.

--Está bien.

--Gracias.

¿Qué otra cosa podía decir el gemelo menor? No sabía muy bien que pensar de que su hermano saliera con el caballero de Sagitario, lo que si sabía era que no iba a decirle nada al respecto, menos porque le daba la impresión de que estaba contento el otro hombre.

--¿Qué opinas? ¿Con corbata o sin corbata?-preguntaba Saga.

--Pues, no se ¿adonde irán?

--No es una cena formal, más bien es solo pasar el rato.

Esas palabras tranquilizaron al menor, con eso suponía que no era serio lo que había visto.

--Sin corbata entonces Saga.

--Me parece que tienes razón.

--¿Hace cuanto que salen Aioros y tú?

--Hace un tiempo ¿Por qué? ¿Te molesta?

--No, claro que no.

--Que bueno que lo dices, pensaba que no te agradaba.

--No se de donde sacas esa idea.

--Tú lo has dicho, solo son ideas.

Pero esas palabras eran más o menos las que esperaba el mayor sobre como se sentía su hermano, le dio la impresión de que las cosas marchaban bien.

--Hola Aioria ¿Dónde estabas?-le preguntó Aioros a su hermano cuando entró a Leo.

--Hola, andaba por ahí, dando una vuelta.

--Quería pedirte un favor.

--¿De que se trata?

--Me gustaría que me prestaras tu saco de color verde mar.

--¿Para qué lo necesitas?

--Voy a salir con Saga y pensé que podría llevarlo.

--Ah.

--¿Hay algún problema?

--No, ninguno.

--Te lo agradezco.

--¿Cuánto tiempo llevas con Saga?

--Solo un tiempo. No te importa ¿cierto?

--No. Te traigo el saco en un momento.

--Gracias hermano

Al ver que su hermano se alejaba le dio la impresión de que las cosas marchaban bastante bien en sus planes.

 

Por días ese comportamiento continuó, los hermanos mayores observaban atentamente como los menores procuraban entenderse, al menos mostrarse cordiales cuando coincidían en algún sitio y ellos estaban cerca, no se ofendían, no amenazaban, nada de réplicas de muerte, se veía que se esforzaban por actuar de manera cordial al verse, sin duda eso debido a ellos pues no deseaban crear ningún problema que los mortificara.

--¿Cómo te parece que van las cosas?-le preguntaba una mañana a Saga el caballero de Sagitario.

--Bastante bien, tan solo ve, ya no nos espían como antes.

--Es cierto, aunque esta mañana es como si les hubiera regresado la paranoia.

--Algún día dejaran de mantenernos bajo vigilancia por completo.

Lo decían porque estaban concientes de que sus hermanos los estaban observando a la distancia.

--¿Qué me dirías si te propongo algo para que se vayan?-dijo Aioria.

--¿De qué se trata?

--Tan solo mantente quieto y con los ojos cerrados.

--Está bien.

El castaño se acercó lentamente al de cabello azul y tan solo posó sus labios sobre los del otro, sin buscar más contacto o cualquier otra cosa, un par de segundos después se separaron.

 --¿Y bien?-preguntó Saga.

--Ya se fueron.

Era cierto, en cuanto ambos hermanos vieron lo que a distancia parecía un beso perfectamente dado los dos se habían retirado de inmediato.

--Hasta ahora parece que el plan funciona Saga.

--Ya veremos como hacer para que se lleven bien del todo.

Tan solo sonrieron a esas palabras, para ellos dos estaba en claro que solo querían una amistad, nada más, pero no podían negar que el que sus hermanos creyeran que buscaban algo más los había hecho menos inquisitivos en sus vidas y más cordiales con el otro, además estaban al tanto de los respectivos intereses amorosos del otro y no tenían dudas en apoyarse al respecto.

Desafortunadamente, como sus hermanos no sabían de eso, no vieron de la mejor manera una escena cierta mañana después de entrenar con los otros caballeros dorados. La cuestión había sido que tanto Kanon como Aioria los habían visto marcharse juntos, hasta ese momento las cosas les parecían normales pero un poco de tiempo después se separaron, de tal manera que cuando los hermanos de sus supuestos novios los vieron no se tomaron nada bien lo que presenciaron.

Por una parte estaba Aioros, hablando de la forma más animada y entretenida con Mu, le tomaba la mano con cuidado y a veces el caballero de Aries la retiraba pero no parecía para nada molesto con las atenciones que le estaban brindando, si bien los dos se mostraban contentos, no lo hubieran estado de ver la cara de un gemelo de cabello azul que por poco se les va encima para separarlos pero que finalmente decidió que era algo que le correspondía solucionar a su hermano, se lo diría en cuanto se encontraran en su templo de nuevo.

Algo similar sucedía entre Saga y un sonriente Afrodita, fuera lo que fuera que se estuvieran diciendo debía ser muy entretenido pues no dejaban de mirarse y de sonreírle al otro como invitando a que siguieran en lo que estaban pero lo hubieran detenido de haberse dado cuenta de la mirada de un joven castaño que tenía ganas de golpearlos, aún así se contuvo lo suficiente para no hacerlo...por el momento, lo primero era poner en claro las cosas y después se haría cargo de lo que hiciera falta.

Así fue que los hermanos menores empezaron a hacer un plan para que sus hermanos tuvieran justicia por la ligereza de su pareja, al menos eso era lo que pensaban.

Mientras que Kanon estaba en su templo trataba de idear una manera de decirle las cosas a su hermano ¿Cómo tomaría Saga saberlo? Sin embargo debía decírselo, del otro se encargaría después. Estaba en eso cuando alguien llamó a sus espaldas.

--¡Saga!

Al darse vuelta se encontró con Aioria que parecía de no muy buen humor entrando al templo de Géminis.

--¿Qué es lo que quieres aquí?-preguntó el de cabello azul.

--Quiero hablar con Saga.

--No esta ¿Qué quieres de mi hermano?

--Quiero que deje a Aioros.

--Hasta que estamos de acuerdo en algo.

--¿De qué hablas?

--De que evidentemente no tienen futuro y lo mejor es que cada quien siga con su vida.

--¿Estás diciendo que mi hermano es poca cosa para el tuyo?

--Eso es evidente.

--Ya quisiera tu hermano a alguien como Aioros.

--Eso crees tú, Saga puede escoger a alguien mucho mejor.

--Lo único que quiero que escoja tu hermano es estar lejos del mío.

--Pero si es él quien persigue a Saga.

--¿De verdad? ¿Quién es entonces quien va a cenar a su templo cada que puede?

--Solo va porque lo invitan.

--Si, como no.

--Es Aioros quien lo busca.

--Claro que no.

--Claro que si.

--No se porque no te doy una lección.

--¿Tu y cuantos más?

--No necesito a nadie más, yo solo puedo.

--¿A si?

--Si y te lo demuestro en el momento que quieras.

--Como gustes.

--Con las manos me basta.

A ese comentario ambos se prepararon para que fuera un encuentro a mano limpia, los dos se pusieron en guardia y se miraban con cuidado, pero como los dos se sentían molestos no estaban del humor más adecuado para leer correctamente los movimientos del oponente en turno, así que se lanzaron a los golpes sin pensarlo mucho, para bien o para mal los dos eran buenos combatientes, Aioria tenía a su favor su juventud y su fortaleza pero Kanon era más astuto y resistente. Se dieron una serie de ataques pero sin lograr realmente hacer algo definitivo, hasta que lograron sujetarse, el de cabello azul tenía por los hombros al castaño mientras que este hizo un movimiento ágil con una de sus piernas, de tal manera que los dos cayeron al suelo de mármol prácticamente abrazados, forcejearon un rato tratando de zafarse y dominar al otro, en algún punto fue el gemelo quien dominó al león, quedando sobre él y sujetando sus brazos.

Generalmente en esa posición hubiera dicho algo y la pelea hubiera terminado pero no fue el caso, a pesar de si mismos ninguno de los dos decía una sola palabra, tan solo se miraban y parecía que apenas si podían respirar.

--Aioria...

--Kanon...

Y fue como si no necesitaran decirse nada más desde ese momento, el que estaba arriba empezó a besar con pasión al joven debajo de él mientras que este había liberado sus brazos y estrechaba con entusiasmo al otro hombre, en unos segundos las manos de los dos estaban buscando la manera de deshacerse de la estorbosa ropa.

--¿Qué pasa entre nosotros Kanon?

--No lo se y no me importa, ¿quieres detenerte?

--Ni en sueños.

Y fue todo lo que dijeron para seguir besándose y dejar que sus manos buscaran ansiosas la manera de tener más del otro hombre, ninguno tardo demasiado en separarse pero solo porque así pudieron desabrocharse más fácilmente la ropa, no les importo en que lugar del templo quedaba, tan solo querían que se quedara a un lado, nada importó demasiado cuando se abrazaron de nuevo y empezaron a besarse, buscando la manera de tener más del otro y de seguir con el encuentro, no les interesaba si era correcto, si tenía razón de ser, ni siquiera les interesaba que alguien podría pasar y encontrarlos de esa manera, tan solo estaban viviendo para ese momento.

¿En dónde habían quedado todas esas veces en las que no se demostraban al menos tolerancia? Bueno, las personas tienen formas muy extrañas a veces de decirle a otra que les gusta y que desean estar a su lado, parecía ser el caso de ellos dos, se habían escudado en la relación de sus hermanos para negar que se sentían atraídos el uno por el otro.

Pero ya no había sitio para pretender que no era así, menos cuando Kanon hizo que Aioria quedara de espaldas a él, el otro no se resistió y en poco tiempo estaba como a gatas, no parecía molestarle y tampoco se mostró incomodo cuando el otro hombre se colocó sobre su espalda y empezó a besarlo con pasión por el cuello con cierta fuerza, casi como por impulso los dos movían sus caderas buscando acercar más a su compañero a su cuerpo, no tardaron en buscar más pues los dos estaban bastante dispuestos a continuar, sus erecciones estaban listas, ya no podían retrasarlo mucho. El gemelo no dejaba de besarlo y colocó una de sus manos en la cadera del joven castaño, la otra la dirigió a su boca, el de pupilas azules no dudo en abrir sus labios y con gusto empezó a chupar un par de dedos, más aún cuando sabía adonde irían unos momentos después, no tardó mucho en eso, unos instantes después el de cabellera azul llevaba sus dígitos humedecidos a la íntima entrada del joven hombre debajo de él, metió uno con cierta prisa, sintiendo como su compañero se arqueaba por el contacto y de inmediato comenzó a moverlo, buscando excitar más al otro, quien no tardo en responder tal y como lo esperaba el de ojos verdes, moviendo más sus caderas y jadeando, diciéndole que no se detuviera, introdujo el otro dedo y de esa manera lo incitó más para que se relajara, fue cuestión de unos momentos para que ambos supieran que estaban listos para continuar, el gemelo retiró sus dedos pero solamente para colocar en la íntima entrada del caballero dorado su excitado sexo, primero apoyó la punta para un instante después empujar suavemente, a pesar de todo no quería apresurarse en lo que estaba haciendo, en un primer momento le pareció que el otro aún sostenía cierta resistencia, así que espero pero en cuanto percibió que se relajaba siguió empujando hasta que estuvo dentro en su totalidad, entonces sujeto las caderas del castaño con ambas manos y empezó a moverse, al principio despacio, tratando de hallar el ritmo adecuado para ambos, pero fue realmente su compañero quien dio inicio a un cadencioso vaivén que de inmediato lograron los dos adoptar y gemir de satisfacción por lo que estaban compartiendo, era increíble. El mayor sentía que nunca había tenido a alguien como Aioria, que se mostraba entregado y que se movía de manera exquisita no solo buscando satisfacerse sino hacerlo disfrutar como nunca a él también, por su parte, el menor solo sentía que podía entregarse a Kanon, nunca había tenido a alguien como él, que realizaba esos movimientos tan expertos y que lo tomaba con maestría, los dos estaban en un momento sublime de placer, disfrutando como nunca antes de intimar con alguien, fue aún más intenso cuando una mano del gemelo encontró el excitado miembro del de Leo y lo masturbo con entusiasmo, llegados a ese punto ninguno tuvo restricciones en dejar escapara gemidos apasionados y un tanto lujuriosos, lo cual provoco que sus movimientos fueran más fuertes y demandantes, hasta que ambos supieron que era momento de terminar, sus cuerpos habían llegado a sus límites y no pudieron más, llegó el glorioso clímax para ambos, Kanon jadeaba con fuerza mientras la esencia del hombre debajo de él quedaba en su mano, Aioria solo supo que el semen del gemelo lo llenaba y para ambos era algo como nunca antes lo hubieran experimentado.

Siguieron buscando normalizar su respiración y jadeando mientras se estrechaban con toda la fuerza que les quedaba en el frío piso del santuario, tratando de entender que había pasado entre los dos.

--¿Crees que estuvo mal esto Kanon?

--A mi no me lo pareció ¿y a ti?

--En lo absoluto.

--Bien, porque creo que me gustaría hacerlo de nuevo.

--¿Tienes ánimos aún?

--Los suficientes para poner a un muchachito en su lugar.

--Ya lo veremos, señor.

Y el señor lo había dicho con burla, después de eso no tardaron en ir a la recámara del gemelo para seguir con lo que habían empezado y sin preguntarse por nada ni nadie, ni siquiera sus hermanos, los demás habían quedado en segundo termino ahora que se habían encontrado y lo que habían descubierto les gustaba demasiado como para dejarlo ir.

--¿Crees que las cosas estén marchando bien Saga?

Preguntaba Aioros en su templo que no parecía convencido de que los resultados fueran tan buenos como los que esperaban de su plan.

--No te preocupes, ya verás como todo saldrá bien a su debido tiempo.

--Eso espero, aunque mi hermano no me diga nada se que lo inquieta un poco todo esto.

--Lo mismo le sucede a Kanon pero ya se le pasara, se entenderán, te lo aseguro.

--Eso espero.

Y mientras ellos dos se quedaban conversando en el templo de Sagitario, los otros dos lograban entenderse mejor a cada momento. Ya habría tiempo para explicar todo lo que fuera necesario pero sin duda iba a haber muchas sorpresas cuando se sinceraran entre hermanos.

 

 

FIN

Notas finales: Por favor, sean clementes con los comentarios, esperaba hacer algo mejor, lo juro.

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