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Sentimientos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia que traía en mente, no se que tan bien este pero espero que les guste.

Notas del capitulo: Es una historia de dos partes, esta es la primera.
 

¿Qué era lo que había sucedido? No podría decirse con exactitud, en realidad no se sabía como había terminado, ni siquiera podría asegurarse como había empezado, algunos dirían que fue en una tarde después de entrenar, otros que fue una mañana que compartieron comida, uno que otro se atrevería a decir que fue en el primer momento que se vieron, ciertamente nadie podría decir con certeza de que manera se inicio todo, tal vez ni siquiera los protagonistas podrían hacerlo.

Lo que era verdad es que en ese instante se encontraban en la misma habitación, con las mismas personas con las que habían compartido un fin y un propósito común, al menos se esperaba que ahora lo hicieran, aunque en un primer momento no pareciera posible. Los otros personajes miraban con cuidado en dirección a ellos pero procuraban ser discretos, era mejor no atraer la atención de ninguno de los otros dos o podría haber problemas.

--Buen día caballeros-saludo Shion entrando a la espaciosa habitación en la que deberían discutir como un consejo.

--Buenos días patriarca-se escucho responder al mismo tiempo a doce voces.

--Pueden sentarse.

--Gracias.

Una vez que cada uno estuvo en su lugar, seis de cada lado de la larga mesa de madera tallada y el patriarca al frente, se disponían a discutir los asuntos del santuario, como lo haría un importante ministro con sus generales, de tal manera que en cierta forma quedaban en parejas, Aries con Libra, Tauro con Escorpión, Géminis con Sagitario, Cáncer con Capricornio, Leo con Acuario y Virgo con Piscis. En un primer momento se podría creer que la tercera pareja sería la que provocaría mayor incomodidad pero el caso es que no lo era, tanto el caballero de Géminis como el de Sagitario habían logrado salvar sus sentimientos personales de camaradería y compañerismo al comunicarse y hablar como hombres, aceptando sus responsabilidades y sus errores, también pidiendo perdón y sabiendo perdonar, no había resentimientos entre ellos.

Quienes en verdad hacían que las cosas a veces se sintieran un tanto tensas era la cuarta pareja, o sea, Cáncer con Capricornio. Death Mask y Shura se sentaban unos frente al otro en las reuniones y no se dirigían la palabra, a veces daba la impresión de que ni siquiera se miraban, no se demostraban antipatía ni rechazo, simplemente se ignoraban mutuamente hasta que era inevitable que el carácter de alguno chocara con el del otro, sinceramente eran como la nitroglicerina cuando es agitada, los demás esperaban a ver en que momento estallarían, afortunadamente no era común pero cuando sucedía lo mejor era buscar refugio.

--De tal manera-continuaba Shion-que será mejor que se reprogramen en sus horarios para entrenar, las guardias deberán empezar cuanto antes.

--¿De que manera quedaremos en las guardias?-pregunto Mu.

--Lo mejor será seguir el orden que tenemos al reunirnos, por parejas.

--¿Tal y como estamos?-quiso saber Milo.

--Si ¿hay algún inconveniente?

Aunque quisieron ser discretos las miradas fueron a hurtadillas dirigidas a Death Mask y a Shura, quienes se mantenían inmóviles como efigies tan solo siguiendo las palabras que escuchaban.

--¿Tienen algún inconveniente?-indagó Shion--¿Death Mask?-miraba al italiano--¿Shura?-miraba al español.

Los otros caballeros contenían el aliento esperando que la respuesta fuera aceptable por lo menos.

--Yo no tengo problema con eso patriarca-respondió el de cabello negro.

--Por mi esta bien-fue la respuesta del de cabellos azules.

Pudo verse que todos se relajaban, al menos no se habían gritado ni insultado como la última vez.

--Bien, ya que esto quedo arreglado podemos pasar a otros asuntos-dijo Shion.

Así pasaron la mañana, discutiendo otras cuestiones sobre el santuario y las obligaciones de cada quien, finalmente pudieron retirarse cada uno a su templo y seguir con sus obligaciones.

Esa tensión entre los caballeros no hubiera sido tan difícil de manejar de no ser porque estaban concientes de quienes eran ellos dos, que alguna vez uno fue considerado un traidor y el otro el más leal, pero de igual manera ambos fueron perdonados y se les dio una oportunidad de regresar al terminar la guerra, sin embargo nunca habían tratado de recuperar la relación que los había unido, era cierto que se había terminado antes de los combates pero seguía siendo algo en lo que los demás no se atrevían a acercarse mucho pues podían provocar respuestas explosivas.

En algún momento los dos fueron inseparables y parecía que siempre estarían así ¿Cómo era que todo había cambiado? Pues no había sido de pronto, las cosas empezaron de manera más o menos planeada y no podía negarse que sin estar su corazón de por medio.

Aún podían recordarlo los caballeros de Cáncer y Capricornio, la primera vez que habían estado juntos, el español no había llegado casto con el italiano pero este si había llegado completamente virgen a los brazos de su compañero, el primero sabía que nunca había habido nadie antes que él en la vida del otro, en un principio le había resultado de lo más halagador tener al mediterráneo bajo su poder de la manera en que lo tenía, el de cabellos azulados no era como ninguno de los otros caballeros, aquella forma tan orgullosa de andar, casi arrogante, la firme determinación en su mirada, la manera en la que apretaba sus labios cuando estaba molesto por algo, era como una fuerza que no podía ser domada por nadie...hasta que el de los ojos oscuros se decidió que fuera de otra forma.

Se le acerco una mañana en la que habían estado entrenando, apartados de los demás, siendo lo pasaderamente jóvenes para que no se les considerara hombres pero lo suficientemente mayores para que no fueran niños, estaban un poco cansados y sudaban por el ejercicio, se habían sentado bajo la sombra de unos árboles mientras se secaban el sudor y esperaban refrescarse un poco del clima y del cansancio.

Fue Shura quien dio inicio en esa ocasión, quitándose la camisa.

--¿Por qué no te quitas la camisa Death?-le había dicho-Así estarás un poco más fresco.

--De acuerdo.

Vio como su compañero levantaba los brazos y se sacaba la prenda, dejando al descubierto su pecho. Ambos ahora mostrando los resultados del ejercicio y del resto de su entrenamiento. Por un largo rato no dijeron nada, tan solo se quedaron en silencio descansando hasta que el de cabello azul se dio cuenta de algo, la manera en la que su compañero lo estaba mirando, no lo habían visto así antes, le pareció un poco extraño.

--¿Por qué me miras así Shura?

--Porque me gustas-dijo sin problemas el otro.

--¿Te gusto?

--Si y mucho.

Eso era cierto, llevaba tiempo mirando a ese italiano que en más de una ocasión había hecho que se olvidara de si mismo por estar viéndolo y que le gustaba como nunca le había gustado nadie.

--¿Yo no te gusto Death?

--Eres el más cercano a mí aquí.

--Eso no fue lo que pregunte.

--Creo que también me gustas.

--Que mejor que ya nos entendemos.

Se acercó a él con una sonrisa y lo beso suavemente, en un primer momento el de cabello azul quiso retroceder pero el otro se lo impidió pasando una de sus manos por su nuca y atrayéndolo contra él, sintió al principio como se tensaba para después relajarse y empezar a responderle aunque con un poco de timidez.

--¿Te gustó?-le preguntó al separarse el hispano.

--Creo que si.

--¿No estás seguro? Tendré que esforzarme por convencerte.

Se acercó y siguió besándolo por un rato hasta que sintió con agrado como el otro joven le respondía de la misma manera, buscando probar sus labios por completo, fueron momentos muy gratificantes para los dos pero estaba convencido de que no quería solo besos, buscaba más del otro joven y con una de sus manos comenzó a explorar su cuerpo, pasando los dedos tan suavemente como pudo por la bronceada piel del otro hasta que llegó a sus pantalones pero en ese momento el otro reaccionó dando un ligero salto y apartándose.

--¿Qué pasa Death?

--¿Por qué me tocaste así?

--Porque me gustas, ya te lo dije.

--Pero...pero...

Sabía que estaba nervioso pero eso no lo iba a hacer desistir, se le acerco de nuevo y lo beso pero esta vez haciendo que abriera su boca y metió su lengua sin ningún problema haciendo que el otro gimiera, a cada instante le parecía que se excitaba más y no podía decir que era mejor, sentir a su joven amigo que no se le resistía o el saber que era el primero con el que estaba.

--Es mejor volver-dijo el que sería caballero de Cáncer separándose.

--Está bien.

Regresaron al santuario, cerca de las casas en las que descansaban mientras duraba su entrenamiento y antes de que fueran llamados a los templos que algún día custodiarían.

--Nos vemos mañana Shura.

--Hasta luego.

Y le dijo eso porque él había tenido otros planes desde que se besaran y no iba a esperar al día siguiente para realizarlos. Esa misma noche fue a buscarlo y llamó a su puerta con cuidado.

--¿Qué pasa Shura?-preguntó el otro todavía algo adormilado.

--Tenía que verte.

--¿Por qué?

--Por esto.

Sin más lo estrechó contra él y empezó a besarlo nuevamente, sin dejar que se separara mucho de él, lo guió suavemente al interior, cerró la puerta empujándola con el pie y lo dirigió suavemente hasta que los dos terminaron sobre la cama, como era un lugar cálido no usaban más que un tipo de pantalón ligero para dormir, el hispano sentía que el cuerpo del otro respondía a sus caricias pero su compañero aún estaba algo renuente a aceptar lo que sucedía.

--Shura...no...

Pero le decía eso entre gemidos.

--Shura...tienes que...irte...

Pero no pensaba hacerlo, en eso se quedaron muy quietos porque escucharon el sonido de la guardia que pasaba como cada noche.

--Tienes que irte Shura-dijo con voz queda el mediterráneo.

--Si me voy en este momento me verán y preguntarán que estábamos haciendo ¿quieres eso?

Por la expresión de su rostro supo que el de cabello azul no quería que se dieran cuenta, podrían ser serios problemas el que los encontraran así.

--Mejor me quedo y te hago compañía Death ¿Qué te parece?

Le dio otro beso y siguió acariciándolo.

--Pero Shura...

--¿Me vas a decir que no quieres?

El otro joven no pudo negarlo, estaba excitado por los besos y las caricias.

--Solo relájate Death, seré cariñoso contigo.

Le dio un beso más y desde es momento el joven italiano fue como arcilla en sus manos, tan solo haría lo que él le pidiera y no se negaría a nada en lo absoluto. Fue por eso que llevó sus manos a los pantalones cortos que usaba el italiano y metió sus manos para encontrarse con que no llevaba puesta ropa interior, igual que él, lo acarició tranquilamente pues estaba seguro de que el mediterráneo no se negaría a lo que le pidiera, lo besó suavemente en el cuello y llevó una de las manos de su compañero entre sus piernas, quería sentirlo de la misma manera en que él lo tocaba, no fueron más que unos momentos para que el otro joven respondiera a las caricias y las imitara a la perfección.

--Déjame quitarte esto Death.

Se incorporó un poco y comenzó a quitarle la prenda que usaba para quitarse después la suya, al estar completamente desnudos se excitaron más pero sin duda el de cabello azul no estaba muy seguro de que hacer, como proceder para no hacer algo inadecuado o que no le gustara al hispano pero nada de eso parecía importarle al de cabello negro que se colocó sobre él de nuevo y siguió besándolo con la diferencia que buscaba que abriera sus piernas para quedar entre ellas, no tardó mucho en lograrlo, entonces decidió que tenía que hacer algo antes de proseguir, descendió acariciando con sus labios el cuerpo del italiano hasta que llegó a su miembro y lo apretó levemente por la punta con su boca, lo que provocó que el otro diera un pequeño salto y gimiera con sorpresa.

--Cálmate Death-le dijo para tranquilizarlo-Te gustará.

Y dio resultado porque el otro joven se quedo quieto, tratando de relajarse lo más que podía pero no cerraba los ojos, sin saber el porque simplemente no pensaba cerrar los ojos hiciera lo que hiciera el otro, así que mantenía su mirada fija en el techo de madera mientras que el de ojos oscuros comenzaba a pasar su lengua por su miembro que empezaba a excitarse, no sabía que hacer con sus manos mientras que sentía la boca del hispano tomar su sexo poco a poco así que las colocó a un lado y apretaba sus puños tratando de calmarse pero le resultaba muy difícil, no tenía la menor idea de que hacer y menos cuando su compañero lo había tomado por completo y lo mamaba con empeño, como tratando no solo de probarlo sino también de excitarlo más, y eso era justamente lo que el ibérico quería, quería que el otro no hiciera más que seguir su propia pasión, la que él pensaba despertar pero el joven de cabello azul estaba demasiado abrumado con todo lo que estaba sintiendo por primera vez para dejarse ir de forma tan sencilla ante él, aunque eso no evito que llegara un momento en que se sintiera increíblemente bien por lo que el otro muchacho estaba haciendo, tanto que no resistió mucho para terminar sin poder decirle ni una palabra de advertencia al de cabello oscuro, quien tampoco estaba molesto, se limitó simplemente a recibir lo que le daba y lo trago en su totalidad.

--Lo siento Shura-dijo finalmente el italiano.

--No te disculpes-respondió el ibérico buscando sus labios de nuevo-No es más que el principio.

Y lo había dicho con seguridad, como si su experiencia fuera mucho más amplia de lo que en verdad era. Se besaron nuevamente pero con pasión más que con cariño, eran momentos especiales en los que los dos sabían que darían un cambio importante a sus vidas, no era simplemente acostarse con alguien, era verdaderamente entregarse a otra persona. Fue de nuevo Shura quien inició con todo pues llevó uno de sus dedos a la boca de su compañero y este no dudo en chuparlo hasta que le pareció que era suficiente y sin dejar de verlo por un solo instante empezó a buscar la manera de introducirlo en su estrecha e íntima entrada, no fue sencillo, en un primer momento el mediterráneo tuvo el impulso de cerrar sus piernas pero el otro no se lo permitió.

--Tranquilízate Death-le dijo con suavidad-Se sentirá bien.

Unos momentos después el dígito había logrado su objetivo, mientras se movía en el interior de su pequeña entrada, el ibérico lamía otro de sus dedos y unos instantes después se unía al primero, los dos extendiendo y dilatando el estrecho pasaje en el que quería entrar cuanto antes, por su parte, el italiano tan solo gemía débilmente, tratando de no hacer un solo ruido y de mantener sus piernas abiertas pues aún sentía el impulso de cerrarlas, entrecerraba sus ojos pero los mantenía fijos en el rostro de su compañero, pasara lo que pasara quería mirarlo. Llegaron a un punto en el que sabían que era momento de continuar, el de ojos oscuros retiró sus dedos y con una mano guió su endurecido sexo a la casta intimidad de su compañero pero no fue sencillo, le estrecha entrada se resistía a ser penetrada pero Shura no iba a detenerse en ese instante, siguió presionando y empujó con un poco se fuerza hasta que logró ingresar escuchando los jadeos de Death Mask, quien parecía temblar y tratar de volverse de lo que hacían pero el otro lo sujetaba en el mismo sitio, seguía empujando y dilatándolo, provocando,  aunque no fuera su intención, punzadas de dolor que viajaban a través de cada nervio del cuerpo del italiano hasta que, finalmente, el duro sexo del hispano se detuvo pues estaba completamente dentro, haciendo que sus caderas quedaran juntas. Pero para el de cabello azul no era sencillo mantenerse quieto, sentía un dolor casi asfixiante por estar por primera vez invadido de esa manera, su cuerpo parecía gritar porque rechazara al intruso que lo estaba violentando.

--Shura...salte...tienes que salirte...

--Death...

--Me duele...

Hubiera dado cualquier cosa por no decir eso pero era la verdad, sin embargo Shura acarició su rostro con cuidado, más cuando vio unas rebeldes lágrimas contenidas que luchaban por escapar de los ojos azules de su compañero, Death Mask sentía pena por reaccionar como lo hacia pero no lo podía evitar, le daba la impresión de que había cometido un error tremendo al permitir que las cosas llegaran a ese punto, si le dolía de esa manera era porque no era correcto lo que sucedía.

--Ten paciencia Death, relájate, en cuanto pueda moverme dejara de dolerte.

Al escucharlo, el mediterráneo iba a pedirle que no se moviera, le daba la impresión que solo dolería más si lo hacía pero no pudo decir nada, al principio tan solo cerró con fuerza los labios para no gritar y apretaba los puños para no terminar atacando a su compañero para que saliera de él, se sentía invadido, atrapado, sin posibilidad de escapar pero antes de que se rindiera por completo al pavor el dolor repentinamente parecía retroceder, solo un poco a cada instante, lentamente, hasta que no era lo que dominaba sus sentidos, lo que quedo en su lugar lo hizo temblar y olvidarse de si mismo, tan solo sentía al hispano moverse dentro de él y en algún momento tocó algo en su interior con la punta de su miembro que lo hizo estremecer, el dolor fue reemplazado casi por completo por el placer, todo su cuerpo se relajo en ese momento y le fue más sencillo al de cabellos negros moverse en su interior y lograr un ritmo que hizo que el italiano abriera más sus piernas, buscando que lo siguiera tocando de esa manera, cualquier idea de que era un error se fue, eran perfectos el unos para el otro y nada en su vida era mejor que ese momento. Shura seguía tocando continuamente ese punto exacto que provocaba tanto deleite en su compañero, sintió como se arqueaba debajo de él, jadeando y diciendo débilmente su nombre, le apretó más contra él, le dio la impresión de que en algunos momentos su pareja aún quería separarlo pero sin duda estaba disfrutando de lo que hacia, así que continuó penetrándolo siguiendo la invitación de sus piernas que se separaban más, frotando con su abdomen el duro miembro del joven sobre su espalda en la cama, hasta que sintió que ya no era suficiente, una de sus manos se quedo estrechando al de cabello azul contra la cama mientras que la otra buscó su sexo y lo frotó con arrebato, unos instantes después escuchó al mediterráneo dar un lamento ahogado, casi como de temor para sentir como su clímax llegaba y su esencia quedaba entre ambos dando un grito, sintiendo como se arqueaba sobre las sábanas para quedar completamente inmóvil un segundo después, solo entonces Shura alcanzó su propia satisfacción, su tibio semen quedo en el interior de Death Mask, quien vibró por la sensación de sentirlo contra su próstata, los dos tenían como sobrecargados sus sentidos y tan solo atinaron a quedarse inmóviles para recuperarse.

--¿Cómo te sientes Death?-le preguntó después de unos momentos Shura.

--Creo que bien, no se, ¿es así como debe sentirse?

--Es la primera vez, con el tiempo te acostumbraras.

--Por ti me acostumbraría a lo que fuera.

--Haré que te acostumbres.

Le dio un suave beso y se quedaron quietos hasta calmarse por completo, hasta que fue el momento en que el hispano debía irse, se vistió aprisa y se despidieron con una gran sonrisa, para los dos había sido de lo más gratificante el estar juntos la noche anterior.

En los días siguientes siguieron viéndose y manteniendo algunos encuentros furtivos, lo que no era muy sencillo pues estaban a un paso de reclamar sus armaduras y la vigilancia sobre ellos era más estricta por parte de sus maestros, hubo días enteros en los que no pudieron verse y otros en los que apenas lograban darse un beso a escondidas de ojos curiosos pero sabían que sería todo lo que tendrían hasta ser caballeros dorados, entonces estarían libres de tener que ocultarse, ambos esperaban ese momento con fervor.

Finalmente llegó el momento, el santuario parecía estar de fiesta cuando, los que en aquel momento, consiguieron su armadura de caballeros dorados, los templos contaban con sus guardianes, las cosas marchaban como debían.

Ellos dos, siendo ahora guardianes de sus respectivos templos, se mostraron contentos ante los demás pero apenas estuvieron en privado se demostraron que estaban más que dispuestos a seguir con su relación y a lograr más de ella. Para Death Mask el estar de nuevo con Shura era como una ansiedad que iba más allá del deseo, quería a Shura, lo quería como a nadie, con todo su ser, estaba dispuesto a hacer lo que fuera por él y a aniquilar a cualquiera que pretendiera llevárselo de su lado, lo quería para él únicamente y nada ni nadie podría interponerse entre ellos. En cuanto a Shura, a sus ojos Death Mask seguía teniendo algo de inocente y tímido, aunque no pudieran creerlo los demás así era, en el tiempo que estaban juntos era un maravilloso periodo de pasión y de dominio pues él se sentía dueño del italiano, en la primera época de su relación era casi como un cautivo pero había confianza y amor entre ambos y todo lo que experimentaban era delicioso, incluso cuando él se entrego al mediterráneo fue una experiencia fascinante.

Pasaban horas por las noches haciendo el amor, Shura no se cansaba del escultural cuerpo de su italiano compañero, de su rostro, de sus ojos que en la intimidad brillaban de pasión, una pasión entera y pura que él y solamente él probó y que era igualada por su deseo, al otro no le molestaba, siempre se mostraba dispuesto y complaciente, por lo que el amanecer los alcanzaba hasta que estaban completamente rendidos y dormían placidamente muy juntos.

Sin embargo las cosas no pudieron seguir de esa manera, al principio no fue nada, no se notaba nada que fuera de tenerse en cuenta o que debiera tomarse con cuidado, simplemente Shura tomaba cada vez más conciencia de su papel como caballero dorado y estaba dispuesto a llevarlo a cabo a cualquier precio, incluso si eso significaba olvidarse de si mismo para servir a su diosa, lo único y lo más importante en su vida sería eso, se veía como si fuera uno de esos caballeros de brillante armadura de los tiempos lejanos al servicio de su dama, su diosa, su vida estaría dedicada a ella por encima de todo, hablaba de eso a veces, al principio Death Mask lo escuchaba y le daba la impresión que casi lo contagiaba con su entusiasmo pero en realidad no pensaba lo mismo, atestiguaba la devoción de su compañero y suponía que era natural pero no lo inquietaba, no hasta que empezó a sentir que al hispano parecía interesarle más el deber que el amor.

Las cosas estaban equilibradas en el santuario, los dos cumplían con sus deberes como caballeros y actuaban como se esperaba que lo hicieran, sin embargo la actitud de Shura al hablar de su diosa continuaba y eso provocaba que Death Mask sintiera celos, se decía que era una tontería sentirse de esa manera, lo cierto era que los sentía, procuraba no mostrarlos pero estaban presentes.

Habían tenido misiones separadas, por eso, al encontrarse, no parecía tan extraño que Death Mask estuviera como ansioso de ver de nuevo a Shura, como estaban acostumbrados a mantener su relación de manera discreta a pesar de que otros sabían de ella, no resulto extraño que se vieran en un sitio algo apartado y bastante solitario del santuario.

--Shura-dijo el mediterráneo con una sonrisa apenas teniendo a su compañero enfrente.

--Death-el hispano se acercó y lo beso con entusiasmo.

--¿Cómo te fue?

--Bastante bien, no hubo mayores problemas ¿y a ti?

--Lo mismo, nada de lo que no pudiera encargarme.

--Me alegra escucharlo.

Siguieron hablando unos momentos más sobre sus misiones y ambos se mostraron contentos de poder verse de nuevo, tanto que no dudaron en besarse y hacer el amor cobijados por la noche.

Unos momentos después, ya más tranquilos y sosegados, decidieron que era mejor regresar.

--Ya es tarde Death.

--Tienes razón, son capaces de buscarnos si no nos encuentran.

Así que se vistieron y se pusieron en camino para llegar a sus templos y poder descansar un poco, las cosas iban bien hasta que tocaron un punto en particular.

--A veces me parece increíble estar en este sitio ¿a ti no Death?

--Se a lo que te refieres.

Le estrecho un poco más la mano que llevaba sujetada.

--Es decir-continuó Shura-tenemos el honor de servir a una diosa, es un deber muy grande y muy importante.

--Supongo.

--Somos afortunados de una oportunidad como esta.

Pero el italiano ya había escuchado esas cosas antes y no estaba de muchos ánimos de escucharlas justo cuando estaba contento por haberse reencontrado.

--Yo creo que el honor viene de nosotros Shura, no de una diosa que nunca hemos visto en todo el tiempo que llevamos aquí.

--¿Qué?

--Pues sencillamente no creo que sea un deber como el que tú dices, a veces parece que ni siquiera fue nuestra decisión estar aquí para ser caballeros, para bien o para mal la fortuna que tengamos la hemos hecho nosotros mismos.

--¿Qué estás diciendo?

--Bueno, a mi no me preguntaron si quería ser caballero, simplemente me trajeron y supe que si quería sobrevivir tenía que ser un dorado, tan solo estaba aquí entrenando y sabía que si no conseguía la armadura o que si fallaba en el entrenamiento estaría muerto.

--¿Crees que por eso somos caballeros?

--Si hubiéramos fallado a nadie le habría importado, ni en el santuario ni a nuestra supuesta diosa.

En ese momento el hispano soltó su mano y lo miró fijamente.

--No debes hablar de esa manera Death, no es la forma en que debe hacerlo un caballero.

--Debe haber más cosas en la vida que ser uno.

--Ser un caballero dorado lo es todo Death.

--No para  mi, para mi hay cosas más importantes que esto.

--No es así, lo más importante es servir a nuestra diosa.

--Por supuesto que no.

Llegados a ese punto las cosas que dijeran ya no podrían borrarse.

--No hablas enserio.

--Lo estoy haciendo Shura.

--Debes retractarte en este momento.

--No lo haré.

Esas palabras hicieron que el amor quedara a un lado en ambos, cuando Shura habló de nuevo lo hizo dominado por el orgullo.

--Soy un caballero leal a Athena Death, no aceptaré de ti menos que la misma lealtad que yo le tengo.

Pero esa palabras solo lograron que el mediterráneo fuera altivo.

--No voy a cambiar lo que dije.

Pero aún había en su mirada el deseo de que no pelearan, como si tratara de contenerse de decir algo que pudiera separarlos.

--Shura, ¿no lo ves? Tú eres lo más importante para mí, te amo, eres todo para mí.

Sin embargo el ibérico tampoco iba a retractarse.

--Lo más importante para nosotros debe ser Athena.

En ese preciso instante Death Mask se dio cuenta de que era lo que le daba celos, lo que le molestaba e incomodaba cuando el hispano hablaba de esa manera de la diosa a la que estaba dedicado el santuario, se trataba de que había algo más en el corazón de Shura, algo más que él y el saberlo lo estaba enfureciendo, era el momento de ser honestos por completo antes de perder todas las esperanzas.

--Dime algo Shura-le dijo preguntando directamente el de cabello azul--¿Qué amas más, a Athena o a mi?

--¿Me estas haciendo elegir?

--Respóndeme ¿Quién es más importante para ti?

--Athena es lo más importante en mi vida.

El italiano lo observo con cuidado, Shura no había dudado, le respondió mirándolo fijamente y sin titubear.

--Le seré leal por completo.

Sin decir más el ibérico se dio vuelta y siguió su camino a las doce casas, el mediterráneo tan solo lo veía partir, apretaba con fuerza sus labios y sus puños, se quedo simplemente ahí, sin poder moverse y sin poder creer que hubiera algo más importante en la vida del hispano pero acababa de decírselo en su propia cara, aún así logró calmarse un poco, tal vez hubiera una forma de solucionarlo, si lo amaba encontrarían la manera de ser únicamente uno del otro pero no en las siguientes horas, necesitaban descansar y despejarse un poco para poder hablar.

Desafortunadamente, antes de poder verse en privado para hablar, fueron llamados por el gran maestro y tuvieron que reunirse ante él los caballeros dorados que ya tenían sus armaduras y que habitaban en el santuario. Mientras que el patriarca hablaba Death Mask no escuchaba una sola palabra de lo que decía, se mantenía muy quieto y muy atento pero no al representante de Athena en el santuario, tan solo tenía en mente poder ver a Shura, el ibérico estaba ahí, lo veía con cuidado, se dio cuenta de que lucía absorto por las palabras que escuchaba, ante la idea de servir a Athena, entendió que no tenía a Shura por completo, que no era lo único en su corazón y eso lo encolerizó pero no hizo ningún gesto que lo demostrara, sin embargo si lo llevo a tomar una decisión.

Death Mask era una persona de facultades afectivas y destructivas muy fuertes y muy grandes, por eso, al retirarse, los dos solo se miraron por un instante, no dijeron nada, no hacía falta, ambos supieron que todo era diferente desde ese instante y que ya no había forma de retractarse en lo que habían decidido. Cada uno siguió su camino a su propio templo, dándose una escena especial para cada uno de esos dos caballeros que marcaría su destino.

En el templo de Capricornio quedo un caballero dorado determinado y con solo una idea, llegar a ser el caballero más leal a Athena, jurando que ofrendaría su vida por ella de ser necesario, su vida se dedicaría a ser su más recto servidor y guardián.

Pero en Cáncer fue diferente, el caballero dorado tenía una decisión a su vez, nunca tendría la devoción del de cabello oscuro, no la aceptaba, estaba iracundo contra esa diosa que le arrebataba al hispano así que si Shura no era suyo por causa de Athena entonces debería deshacerse de ella, aunque perdiera al ibérico, prefería eso a compartirlo.

Y así fue.

Ahora los conflictos habían terminado y todos los caballeros estaban de nuevo en el santuario, su diosa estaba restituida en su sitio, no había peligro de que algún dios diera problemas, todo era calma alrededor pero no había calma entre ellos dos. Se habían reencontrado y tenían que aprender a convivir juntos pero no era sencillo, sobre todo para los otros caballeros que no tardaron en ser puestos al tanto de lo que había pasado entre ellos por aquellos que lo sabían y de esa manera explicaban la conducta de uno para el otro y porque era mejor no mencionar ciertas cosas, como no estaban seguros de que manera actuar tan solo los observaban, sin embargo se convencieron de que su actitud no era la de personas que se odiaran, era diferente.

--Al menos no se insultaron-dijo Shaka viendo como se alejaban a sus templos.

-Espero que las cosas sigan así-comento Aldebarán.

--No entiendo como el patriarca los pone frente a frente-intervino Aioria.

--No se odian, lo que hay entre ellos no es odio-Agregó Dhoko.

--¿Qué es entonces?-preguntó Mu.

--El hermano gemelo del amor.

--¿Y ese cual es?-quiso saber Saga.

--La indiferencia.

--Es cierto-señaló Camus-Tan solo verlos es lo que se sabe, son como altivas estatuas de tiempos antiguos que se miran con profundidad pero no comparten más que estar bajo el mismo cielo.

--¿De dónde sacas hablar así Camus?-indagó Milo.

--Es mi forma de hacerlo.

--Me gustaría que ellos encontraran una manera de hablar también-expresó Afrodita.

Los demás estuvieron de acuerdo con esas palabras.

Sus compañeros dorados no sabían que a pesar de no mostrar la menor señal de querer estar juntos en privado pensaban en ello, en su situación aunque se negaran a hacerlo no podían evitarlo, era como una necesidad que los consumía en la soledad de sus templos.

Shura se mantenía silencioso sin estar seguro de lo que sentía, tampoco estaba convencido que fuera una buena idea la de tratar acercarse al italiano, lo conoció lo suficiente para saber que no dejaba ir las cosas fácilmente, además que no podía decidir que era lo que en verdad quería con el caballero de Cáncer.

En el cuarto templo Death Mask estaba en una situación similar, no sabía si aún amaba al hispano, si lo odiaba, si podía estar a su lado o si lo mejor era desaparecer de su vida, pero había algo de lo que si estaba seguro y que a pesar de si mismo no podía evitar reconocer y eso era que aún pensaba en el de cabellos negros.

Ya que el plan de las guardias estaba en marcha, las parejas eran enviadas a sus respectivas tareas que eran más bien de supervisión, debido a que la vida en el santuario seguía se había tomado la decisión de que se entrenaría de nuevo y que quienes habían dejado el entrenamiento, y lo desearan, podrían retomarlo. De tal manera que llego el momento de la pareja Cáncer-Capricornio para ir a su misión.

Shion les había encargado una misión más bien sencilla pero como les había indicado no por eso menos importante, debían cumplirla con eficacia y efectividad, no esperaba menos de ellos.

--¿Ya estás listo Death?-le preguntaba un amable Afrodita al caballero del cuarto templo.

--Lo estoy.

--Espero que te vaya bien.

--¿Hay alguna razón para que no sea así?

--Bueno, no sabemos, las cosas suceden a veces.

--Como tú digas.

--¿Si te digo algo no te enojas?

--Depende de lo que digas.

--¿No te incomoda ir con Shura?

--No hay razón para eso.

--¿De verdad?

--¿Qué es lo que quieres saber en realidad?

--¿Ya no te interesa?

--Es un compañero del santuario, nada más.

--Pero...

--Ya es momento de irme.

Sin más salió de su templo y se dirigió al coliseo en donde había acordado verse con el otro dorado para partir.

--Espero que te vaya bien Shura-le decía Saga al hispano.

--Es solo una misión para supervisar.

--Si pero nunca se sabe lo que puede pasar en las misiones.

--Hasta ahora no ha habido problemas.

--Eso es cierto, hasta ahora todo ha estado tranquilo.

--¿Lo ves? No hay de que preocuparse.

--¿No te inquieta ir con Death Mask?

--¿Te inquieta tener que ir con Aioros a misiones?

--No pero nuestra situación es diferente.

--Somos caballeros del santuario, eso es lo que importa.

--De acuerdo.

--Tengo que irme.

De esa manera el capricorniano tomó el camino rumbo al coliseo para poder marcharse. Los dos llegaron casi al mismo tiempo, apenas si se miraron y sin decir una sola palabra se pusieron en camino. No había nada que tuvieran que decirse.

La misión que se les había encomendado era sencilla hasta cierto punto pero de igual manera tenía que hacerla alguien y les toco a ellos, era su deber supervisar la manera en la que estaban siendo entrenados unos jóvenes en las tierras desérticas de medio oriente, no era algo complicado pero aparte de supervisar era una manera de mostrar a los muchachos que era lo que podían llegar a ser y que el santuario no era una especie de tierra mítica en la que no contaban. Igual que en el camino, ninguno de los dos le dijo una sola palabra al otro y como si fuera una consigna silenciosa se distanciaron y supervisaron por separado, no hubo nada fuera de lo común.

Los muchachos se mostraban curiosos y tímidos ante ellos pero en cierta manera les recordaban a cómo fueron ellos alguna vez, su entrenamiento estaba siendo llevado de  manera estricta pero sin ser despiadados y definitivamente buscaba sacar lo mejor de cada uno para lograr hacer dignos caballeros que sirvieran al santuario.

Poco antes de volver, ambos pero cada uno por su lado, daban una vuelta por los alrededores, ya se habían acostumbrado al clima y a la manera de actuar de las personas a su alrededor, cuando regresaran tendrían poco que decir al patriarca, era un buen sitio en la medida de lo posible.

Death Mask iba sumergido en sus ideas, no eran particulares, simplemente mataba el tiempo; Shura iba planeando lo que haría una vez que regresara al santuario. De alguna manera, sin que se lo propusieran, quedaron de frente al dar la vuelta por unas rocas elevadas que no les había permitido verse antes. Se quedaron quietos, sin saber que hacer o decir, simplemente se miraban, cuando iban a pronunciar una palabra, escucharon un sonido a la distancia, voltearon y escucharon unas risas, de pronto pasaron corriendo un par de jóvenes de los que estaban entrenando, se veían muy contentos por algo, de repente uno alcanzó al otro y lo atrajo contra él, se besaron con ternura y siguieron su camino tomados de las manos.

Los dos adultos siguieron la escena, aunque no lo hubieran querido esa escena removió cosas en su interior que hubieran preferido no sentir y mucho menos frente a la persona que estaba a su lado, procuraron no mirarse y caminaron en silencio de regreso a donde estaban las casas, cualquier cosa antes que reconocer que se recordaron a si mismos en esa situación.

La mañana del día que debían regresar, Shura se había levantado temprano a dar una vuelta, quería aspirar el aroma del lugar antes que tener que regresar en silencio al lado del italiano, así que lo mejor era tomar un respiro y descansar un poco. Se alejo un poco más de lo que tenía pensado y comenzó a hacer calor a pesar de lo temprano del día, se alejó un poco más de lo que debía pero, después de todo, era un caballero dorado y no había situación que no pudiera enfrentar. El calor seguía y le pareció ver un tipo de manantial a la distancia, se acerco y vio el agua que brotaba, era pura y cristalina, había una extraña marca en una roca que parecía una hoja de una planta pero no le dio importancia, sumergió sus manos y bebió algo del agua, cuando se sintió un poco mejor decidió que era el momento de regresar.

Por su parte, Death Mask tan solo había cuidado de estar listo y poder partir lo antes posible, estaba en eso cuando escucho pasos a la entrada de la cabaña que les habían dado, sabía que se trataba de Shura así que no se molesto en voltear, se limito a ignorarlo y esperar el momento de regresar.

Cuando se vieron de nuevo Shura estaba un poco desmejorado pero no iba a decir ni una palabra al respecto y el italiano no iba a preguntar.

--Es momento de regresar-dijo finalmente el hispano.

El otro solo asintió con un movimiento pero le dio la impresión de que su compañero sudaba.

Estaban en camino pero el estado del de ojos negros estaba empeorando, claro que no lo iba a decir, aunque no hubiera sido el de cabello azul su compañero no lo habría dicho pero no pudo hacer nada para evitarlo cuando cayo de rodillas sobre la arena, el otro hombre no pudo evitar detenerse y mirarlo aunque no se le acerco.

--Estoy bien-murmuró el ibérico.

Intento ponerse de pie y lo consiguió pero se hizo evidente que no estaba bien, parecía que se tambaleaba y que se desplomaría en cualquier momento, lo que no tardo en suceder pero en esa ocasión el mediterráneo lo sujeto.

--¿Qué te sucede?-le preguntó el de los ojos azules.

--Estoy bien...estoy...

Y no pudo decir más, quedo inconciente y seguía sudando mucho, Death Mask decidió que lo mejor era regresar, así que lo cargó y se dirigió de vuelta al lugar en el que habían estado los días anteriores.

--¿Qué fue lo que sucedió?-le preguntó uno de los que entrenaban en el lugar.

--No lo se-respondió el italiano-Simplemente se desmayo.

Otro de los supervisores se acerco y vio que tenía fiebre.

--Es mejor llevarlo a descansar.

De inmediato lo llevaron a la misma cabaña en la que habían estado, el de cabello azul lo recostó con cuidado y se quedo mirando como los otros revisaban al de cabello negro.

--Parece envenenamiento-dijo finalmente uno.

--¿Veneno?-preguntó incrédulo Death Mask.

--Quizá haya sido un accidente.

--Pero veneno ¿cómo es eso posible aquí?

--Yo lo vi venir de donde estaba el antiguo manantial-comentó uno de los presentes-quizá haya bebido.

--Es probable.

--¿De que manantial hablan?-quiso saber el caballero dorado.

--Hay un manantial algo lejos de aquí, no se bebe de ahí porque el agua esta contaminada, si el caballero bebió lo afectó con seguridad.

--¿Estará bien? ¿Se recuperara?

--Si, pero necesita descansar y beber una infusión, no hay de que preocuparse, la tenemos lista por si alguien llega a beber esa agua.

--¿Por qué no han tapado ese sitio?

--El agua solo afecta a las personas, el ganado no tiene problemas, el agua no es abundante por aquí.

Ante esas palabras el mediterráneo tuvo que ceder, se estuvo tan tranquilo como pudo mientras que veía como le daban la infusión a un inconciente Shura que aún tenía fiebre.

--Él estará bien, tan solo debe bajar la fiebre y no habrá problemas-le dijo uno de los mayores del lugar.

--Gracias-respondió educadamente.

El resto de ese día Death Mask se quedo al lado de Shura alegando que eran compañeros del santuario y que no debían preocuparse por dejarlo a su cuidado.

Pacientemente el italiano velaba porque el otro no estuviera incómodo y darle la infusión en los horarios que le habían indicado, no era partidario de andar cuidando a alguien pero si se trataba de un compañero no tenía porque ser tan difícil...al menos eso se decía a si mismo para no tener que pensar en ese sentimiento de angustia que tuvo al ver a Shura caer en la arena y no tener idea de que era lo que le ocurría.

Desde  el primer momento el italiano tuvo que estar en un constante diálogo consigo mismo sobre lo que sentía de tener que estar cuidando a su  capricorniano compañero.

--"Debo hacer esto"-se decía a si mismo-"No quiere decir nada, simplemente lo estoy cuidando porque nadie más puede hacerlo"

Al menos eso tenía que ayudarle para pasar las horas atento a la menor señal de cambio en el ibérico, quien seguía teniendo fiebre, verlo un tanto inquieto y sin moverse por unos momentos le trajo cosas a la memoria.

Esa noche, mientras seguía observando su estado de salud, el mediterráneo hizo memoria del tiempo que estuvieron juntos, de esas ocasiones en las que se quedaban dormidos juntos y de algunas otras cuando él se quedaba mirando como el de cabello negro descansaba, le gustaba mucho hacer eso, mirarlo tranquilamente mientras pensaba en el tiempo que pasarían juntos cuando el otro despertara, algo en esas reminiscencias hizo que su corazón se estrujara por un segundo pero de inmediato lo rechazo, eso ya no era parte de su vida. Paso el resto de las horas en vela procurando que el hombre sobre la cama estuviera bien.

Ya era de madrugada pero no había señales del sol, todavía era de noche, la fiebre había bajado un poco, lo suficiente para que Shura abriera los ojos pero aún estaba un tanto desorientado, volteó a un lado y vio a Death Mask dormido sentado en una silla, lo miraba con cuidado, sus ideas no eran muy claras, de hecho estaba algo confundido pero al ver al otro a su lado le llegó a la mente esos momentos en los que el italiano actuaba de manera muy cálida y amable, no eran del dominio público esos momentos pero él los había vivido y eran recuerdos muy gratos.

En ese momento, como si alguien le hubiera dicho despierta, Death Mask se despertó, vio de inmediato al que estaba convaleciente y se encontró directamente con la mirada del español, parecía que le costaba mantener los ojos abiertos pero eso no evitó que se miraran intensamente por unos segundos sin poder decir nada.

--¿Cómo te sientes Shura?

Esa pregunta había ido en contra de todos los instintos del italiano pero no pudo evitar formularla, parecía que las palabras simplemente habían salido.

--¿Qué paso Death?-preguntó débilmente el otro.

--No es para preocuparse, solo necesitas descansar.

Antes de cerrar nuevamente los ojos el hispano tuvo algo más que decir.

--Recordaba algo-dijo con voz soñolienta el de cabellos oscuros-Ese día que nos escabullimos para ir a la costa, paseamos por la playa, corríamos sobre la arena y empezamos a arrojarnos agua, nos perseguimos así por un rato, te reías tanto cada vez que me echabas agua encima.

El de ojos azules no pudo decirle nada pero recordaba a la perfección ese día en la playa y lo que sucedió después.

--Nos quedamos recostados en la arena-continuó Shura-la brisa del ocaso nos secaba, nos abrazamos y miramos el cielo, no se de que hablamos, creo que de todo y todo nos daba risa por alguna razón, regresamos tan tarde al santuario que al día siguiente apenas si nos pudimos levantar...fue un gran día Death, un día muy hermoso...de los mejores...de los mejores que haya tenido...

--¿Cómo es que recuerdas eso Shura?

--Simplemente lo recuerdo-dijo con una sonrisa como cansada el español-Lo recuerdo...no he olvidado...nada...de lo que vivimos juntos...

Para ese momento las fuerzas del de cabellos negros ya no daban para seguir una conversación, se veía muy cansado, sus ojos, que se habían mantenido entreabiertos, se cerraron y se durmió de nuevo.

El italiano se acercó y tocó levemente su frente, aún tenía fiebre, lo más seguro era que no recordara al día siguiente nada de lo que le había dicho pero eso no evitaba que le hubiera emocionado lo que había escuchado, tanto que sentía que no podía contenerse un momento más. Se acercó al cansado hombre sobre la cama y comenzó a cubrir con besos su afiebrado rostro, aunque sin tocar sus labios ni una sola vez.

--Lo recuerdo Shura-le susurraba entre besos-Lo recuerdo también.

No hubiera siquiera pensado que su compañero recordara ese día en la playa, ciertamente para él también había sido uno de los mejores, no solo había sido escaparse de las obligaciones del entrenamiento y estar juntos, ese día se habían sentido como cualquier otra persona sobre la tierra, simplemente alguien que disfrutaba del calor del sol y el mar en su piel, estuvieron juntos y en una especie de calma que los hizo olvidarse del entrenamiento y el santuario, cuando se quedaron recostados en la arena le dio la impresión de que solo se tenían el uno al otro, miraban el cielo y vivían el momento, había pensado que nunca se había sentido tan feliz...

Pero todo había cambiado.

 

 

Continuara...

 

Notas finales: Espero que les gustara la primera parte.

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