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Perdón por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia que tardé un poco en hacer pero más que nada porque me resultó un tanto catártica, espero que les guste.

Notas del capitulo: Es el primer capítulo, espero que les guste.
 

La mañana daba inicio sin nada en particular o al menos que le pareciera muy importante al caballero de la cuarta casa, Cáncer, no era que odiara a todos los seres vivos ni algo de ese tipo, simplemente Death Mask no sentía lo que sus compañeros, o al menos lo que decían que sentían, le parecía un poco raro cuando los escuchaba hablar de toda esa cuestión de "una nueva oportunidad", "una nueva vida", él no sentía que hubiera experimentado nada de eso, simplemente estaba de nuevo en su templo y era de nuevo su guardián, la diferencia era que ahora servían a Athena y no a un malévolo dios que les había dado todo tipo de dolores de cabeza, el patriarca estaba en su lugar y las cosas marchaban como debían ¿Qué más se podía pedir a la vida? Nada.

Se dirigió al baño, abrió la llave del agua caliente, únicamente la del agua caliente, se metió en la tina mientras sentía como poco a poco el agua llenaba la bañera y el caliente líquido cubría su cuerpo, no estaba tan mal, era casi agradable pero no lo suficiente, siempre le quedaba la sensación de que el agua no estaba lo suficientemente caliente, de alguna manera él seguía sintiendo una especie de frío en su interior, a pesar de que su piel se pusiera roja por el contacto, simplemente, algo en él seguía frío. Dejó morir el tiempo de esa manera, sintiendo el agua pero después de un rato salió, se seco el cuerpo con una toalla y apenas si se miró al espejo, era una pieza interesante con grabados en el marco metálico pero eso no le interesaba, de la misma manera que no le interesaban las baldosas azules ni la tina de mármol gris, eran cosas y simplemente estaban ahí, igual que él. Al salir del baño no se molesto en apagar la luz.

Salió y fue a la cocina, se comió lo que tuvo a la mano, no se molestaba con nada que requiriera de tiempo, tan solo lo más elemental y sencillo y que no le pidiera mucha atención, había unas plantas pero las había dejado morir, nunca se preocupo de cuidarlas, habían sido un obsequio "Para que haya un poco de alegría" ¿Quién se creía esas idioteces? Las plantas no daban alegría, al principio le pareció que si pero no tardo en descubrir que no era verdad. Una vez que termino con el desayuno lavo los platos y se dispuso a entrenar, a veces lo hacía en el coliseo con los demás pero desde hacia unas semanas había preferido hacerlo en su templo, así que lo hizo. Poco después no tuvo la menor idea de que más hacer.

Unos momentos después  de eso escuchó unos pasos por su templo, no tenía ganas de ver a nadie pero si no se dejaba ver tendría a todos los demás sobre él preguntándole cosas como si en verdad les interesara, así que era más sencillo solamente encargarse de uno que aguantar a los demás.

--Hola Death.

--Hola Milo.

--¿No vas a ir a entrenar?

--Ya lo hice.

--¿Lo hiciste aquí?

--Si.

--A mi se me hizo tarde, por eso apenas voy, espero que los demás sigan ahí.

--Deben seguir ahí.

--Hace tiempo que no te veo en el coliseo ¿ya no piensas entrenar con los demás?

--Volveré a entrenar con los demás.

--Que bien, en estos momentos es importante que nos mantengamos unidos, aunque haya paz no significa que podamos dejar de estar preparados.

--No significa eso.

--Vaya, creo que me retraso tanto por quedarme conversando.

Death Mask no sabía cuanto más tendría que estar escuchándolo y su paciencia se estaba agotando rápidamente, no se sentía de ánimo para pretender que quería oírlo hablar de cosas que no le importaban en lo más mínimo, por más que fueran caballeros dorados y que por quien sabe que misteriosas razones debían llevarse bien, fuera lo que fuera que entendieran los demás por esas palabras. Era por esa razón que sus conversaciones se mantenían más o menos en el sentido que llevaba eso, tan solo respuestas precisas y retomando las palabras anteriores de la otra persona.

--Bueno, te dejo Death, nos vemos después.

--Nos vemos.

Así que el de la larga cabellera azulada siguió su camino, dejándolo finalmente solo y sin nada que hacer pero prefería eso a tener que seguir escuchando a sus demás compañeros hablándole de cosas que no tenían que ver con él y que simplemente no veía porque insistían en decirle.

 

 

Los días no ofrecían particularmente nada nuevo o importante en su vida como santos dorados, sus deberes eran sencillos, lo que les dejaba una gran cantidad de tiempo libre en el que se suponía que todos aprovechaban para estar en contacto y ser más cordiales, incluso entablar relaciones amistosas o, en algunos casos, amorosas, pero eso a él no le interesaba mucho, no se oponía, simplemente lo aceptaba y no decía nada al respecto.

--Buen día Death.

--Buen día Saga.

Ya que eran vecinos de templo era común que se saludaran por las mañanas, aunque no tuvieran nada que decirse,

--¿Ya entrenaste?-le preguntaba el gemelo.

--Si, en mi templo.

--Bien, que pases buen día.

--Igualmente.

Y más o menos así eran sus conversaciones cotidianas, nada que decirse realmente con los otros caballeros, y no se trataba de orgullo o resentimientos, era que para él no había motivos para hablar si no tenían nada que decirse. Y así era como pasaban regularmente los días entre ellos, simplemente las horas transcurrían y nada mas, nada que importara realmente o tan siquiera entusiasmara a su espíritu un poco.

Los otros caballeros trataban de hacer algo más allá de simplemente entrenar o estar en sus templos, así que acostumbraban reunirse en algún templo o salían a pasear a algún sitio, se habían acoplado satisfactoriamente y, aunque siempre lo invitaban, Death Mask raramente iba.

Esa tarde estaban en el coliseo, solo charlaban, el caballero de Cáncer había ido pero no parecía importarle demasiado realmente.

--Death, no has dicho nada desde que llegaste-le decía Mu.

--Creo que no tengo nada que decir.

--Eso no es verdad, podrías al menos tratar de convivir con los demás.

--Estoy bien así Mu pero te agradezco el interés.

--No te hace bien encerrarte Death, necesitas salir más, convivir más.

--Lo intentare pero creo que ahora estoy cansado.

--Esta bien, no puedo obligarte a quedarte ¿Vendrás a la reunión de la noche?

--No lo se.

Sin decir nada más se retiro y apenas si se despidió de los demás. Fue a su templo y se quedo sentado en la estancia principal, mirando hacia los muros, le parecía que se veían muy vacíos ahora que los rostros ya no estaban pero no había forma de que regresaran, se paso un rato ahí pero finalmente lo dejo y se fue a su recámara, tan solo se quedo ahí, tumbado, sin pensar en nada acompañado de una botella de ron.

Era ya de noche y no le pareció extraño escuchar que los otros se divertían, no le molestaba pero tampoco le llamaba la atención, siguió terminando de cenar, lavó los platos y se decidió por descansar, aún así, cuando escucho que pasaban por su templo supuso que era algo temporal, volteo y se encontró con Afrodita.

--Hola Death-lo saludo alegremente--¿No vas a ir?

--No tengo ganas.

--Es una pena, va a estar divertido ¿enserio no quieres ir?

--No, gracias.

--Entonces me quedo un rato contigo.

--¿Para qué?

--Para conversar hombre, no seas huraño.

Y sin decir nada más fue a su sala y se sentó. Death Mask lo observo por unos instantes, usaba ropa entallada y llamativa, además de que sin duda había dedicado tiempo a su peinado y a arreglarse las uñas, las llevaba pintadas del mismo tono que su ropa, en azul eléctrico.

--¿Por qué no quieres ir Death?

--Ya te dije, no tengo ganas.

--Debe haber más que esa razón, quizá es que no quieres ver a alguien.

El caballero de Cáncer se quedo quieto, sin dar señales que indicaran que eso era cierto en parte pero en ese momento Afrodita volteó como inspeccionando alrededor y no encontrara algo.

--Que mal que ya no están.

--¿Qué cosa?

--Tus rostros Death, le daban un toque exótico a este sitio, ahora parece como cualquier otro.

--Ya no era necesario que estuvieran.

--Lo mismo pasó con mis rosas, ya no tienen su veneno, yo digo ¿Qué mal podían hacer?

Su compañero lo miró y eso provocó que el de ojos celestes soltara una sonora carcajada, generalmente algo así hubiera sido particularmente molesto para Death Mask, quien se había acostumbrado al silencio absoluto de su templo pero no fue de esa manera, extrañamente el ruido que hacía Afrodita no le incomodaba aunque tampoco podía decir que le agradara.

--Lo se, lo se, pero cualquiera que es tan idiota para ir a buscar al patriarca se merece morir-dijo el sueco como si nada.

--Tal vez tengas razón.

--La tengo.

--¿Quieres decirme algo en particular?

--No, tan solo me detuve a ver como te encontrabas pero no malentiendas, no es porque tenga mucho interés, es simplemente para estar enterado.

--Pues no hay nada que decir, estoy en el templo de Cáncer y atiendo las responsabilidades que me corresponden, solo eso.

--Antes era más divertido ¿no crees?-pregunto el sueco al mismo tiempo que sacaba una cajetilla, tomaba un cigarrillo y lo encendía, le ofreció al otro pero este hizo un gesto negándose.

--¿Divertido?

--Si-respondió dando una bocanada-luchábamos, creíamos que teníamos la razón, se nos permitía combatir, incluso podíamos hacer nuestras propias leyes, con la paz de ahora eso ya no es posible.

--Tienes razón, nos quitaron lo que éramos.

--Se supone que ahora estamos mejor ¿tu que crees?

--Estamos mejor de acuerdo a lo que otros creen, suponen que al ya no haber luchas estamos en paz y que todo debe ser felicidad.

--Como si los demás pudieran entender lo que es haber estado en el infierno y regresar de él.

--Supongo que la experiencia es diferente para cada quien.

--¿No te gustaba? A mi me encantaba mi armadura.

--¿Por qué?

--Me veía más delgado-dijo soltando una sonora carcajada.

Así era Afrodita, no podía seguir con una conversación sobre su regreso de la muerte sin hacerla sonar como si no fuera la gran cosa, como si apenas importara no obstante tener aún las marcas de esa época.

--Creo que me gustaba esa armadura-dijo Death.

Se quedaron hablando por una hora más de cualquier cosa que se les viniera a la mente, hasta que el sueco dijo que era momento de irse.

--Ya es tarde-dijo Afrodita-Tengo que llegar antes de que se retiren.

--¿Por qué? Igual ya es tarde, debe estar terminando la reunión.

--¿No lo sabes? Deben estar tomados y vulnerables.

--¿Y qué con eso?

--Usa la imaginación Death, así los puedo convencer más fácilmente de acostarse conmigo. Nos vemos antes de que se escapen.

Lo vio salir, no pudo menos que hacer una mueca de una sonrisa, él sabía que los otros no tenían que estar borrachos para acostarse con Afrodita, además de que nunca bebían en sus reuniones más allá de un par de copas, razón de más para no estar interesado en ir. Se retiro a su habitación y se acostó para dormir pero antes se tomo un par de vasos de ginebra.

 

 

En los días siguientes cuando se encontraban se saludaban, ocasionalmente también hablaban pero ciertamente Death Mask solo aceptaba lo que sucedía, si el de Piscis quería hablarle, bien, y si no también, ya había aprendido que no valía la pena aferrarse a que otra persona estaría ahí para él, esas cosas, por más que lo dijeran, no eran ciertas, al final la gente solo ve por si misma y se queda con quien es capaz de hacerlo sentir bien.

--Death, tienes cara de muerto fresco ¿Qué te paso?-le preguntó Afrodita cierta mañana.

--No dormí bien.

--¿No? Que mal, deberías buscarte algo que hacer para lograr dormir.

--¿Cómo qué?

--No se, sal, búscate un novio, fuma, ve pornografía, algo.

--¿Tu haces eso?

--¿Por qué crees que lo recomiendo?-dijo con una sonrisa.

--Tal vez lo intente un día.

--Deberías, es más, cuando lo hagas, invítame.

--Lo tendré en mente.

--Al menos lo consideras, eso es un avance.

No coincidieron el resto del día, sobre todo porque no buscaban hacerlo, no les interesaba mucho en realidad pero en la noche, mientras se alistaba para cenar, el canceriano escucho pisadas por su templo, quien fuera solo esperaba que fuera rápido y no pensara en quedarse pero aparentemente no tuvo tanta suerte al escuchar que los pasos se detenían.

--¿Death? ¿Dónde andas?

Se trataba de Afrodita.

--Estoy aquí-grito desde la cocina.

--Aquí debe ser un buen lugar.

--En la cocina.

Unos momentos después apareció el sueco a su lado, iba vestido como si hubiera estado en una fiesta pero por demás su ropa estaba desarreglada y se veía algo despeinado pero ¿Quién era él para cuestionar lo que hiciera?

--¿Qué haces Death?

--Me preparo de cenar.

--¿Qué es?

--Lasaña.

--¿En serio? ¿Tú la preparaste?

--Es de microondas.

--Bien, entonces te dejo cenar, solo quería verte antes de dormir.

--¿Por qué?

--El tipo con el que estuve resulto un alfeñique, necesito la imagen de alguien para terminar en mi templo.

A pesar de que las palabras que acababa de decir hubieran incomodado o al menos sorprendido a la mayoría de las personas a ellos dos les parecía que estaban hablando de algo completamente natural, tal y como hubieran hablado del clima.

--Es una pena Afrodita.

--Ya lo creo, nos vemos.

--¿Cenaste?

--No.

--Es mucho para mi, si quieres puedes llevarte algo.

--¿Y cargar? Olvídalo, mejor me quedo.

--De acuerdo.

Así que los dos esperaron a que la comida estuviera lista y entonces se sentaron en la pequeña mesa a disfrutar, o algo parecido, de la cena. Cada uno se sirvió en un plato y tomaron cerveza. No hablaron de nada en particular, aunque quien decía algo realmente era Afrodita pues Death Mask solo movía la boca para probar la comida mientras escuchaba del sueco lo que había sucedido esa noche en su salida que no parecía ser muy gratificante.

--Pero ya vez, se ven muy bien al primer momento, entonces se quitan los pantalones y sabes que solo has perdido el tiempo-finalizo el de Piscis.

--Deberías elegir mejor a tus amantes-le dijo finalmente mientras bebía un trago de cerveza.

--No son amantes.

--¿Qué son entonces?

--Compañeros de sexo.

--¿No es lo mismo?

--Claro que no, palabras como amantes, hacer el amor y todo eso infieren que hay amor de por medio y no lo hay, tan solo se trata de pasar el rato, aunque esta noche fue uno muy corto.

--Te deseo suerte para la próxima.

--Gracias.

Siguieron callados por un rato, el cual aprovecho el italiano para observar al otro joven frente a él, su cabello había crecido un poco y seguía teniendo sus grandes y brillantes ojos celestes pero había cambiado en ese tiempo, al menos a él le pareció que no era el mismo Afrodita de unos años atrás, sin embargo no estaba seguro de poder explicar el cambio.

--¿Sucede algo Death?

--Pensaba.

--Eso es peligroso para la salud, deberías saberlo-tomó más lasaña y pregunto--¿En qué?

--Nunca me agradaste.

Era sincero al decir eso.

--Lo se, tu tampoco me agradabas Death.

Y eso también era cierto.

--Me parecías demasiado frívolo-decía el italiano--Que dependías de tus rosas para hacer las cosas, nunca entendí porque alguien así era un caballero dorado, a mi forma de ver las cosas eras bastante inútil.

--A mi me daba la impresión que eras un patán, siempre tan seguro de que eras alguien mejor que los demás, tampoco entendía que fueras un caballero, ni siquiera eras de los más fuertes.

--Y ahora estamos aquí.

--Así parece ¿tienes alguna idea del porqué?

--No.

--Yo tampoco.

Siguieron cenando en silencio hasta que se termino la comida pero siguieron con la cerveza.

--¿Te gusta beber Death?

--A veces ¿y a ti?

--Cuando llueve y cuando no llueve.

--Al menos tienes tus gustos definidos.

--Así parece, no me gusta mucho la cerveza, prefiero bebidas más fuertes.

--Podrías tomarla con tequila.

--¿Sabe bien?

--Más o menos.

--Lo intentaré un día-le dio el último trago a la botella antes de dejarla vacía-Ya cene, ya bebí, ya me voy-y dio un bostezo-Que descanses Death y por tu propio bien no pienses demasiado.

Se puso de pie y se dirigió a la salida.

--Que descanses.

No dijeron nada más y cada uno se fue a dormir aunque el de cabello azul se tomó un par de tragos de tequila antes de hacerlo.

 

 

Esa misma semana los otros caballeros decidieron hacer una reunión, se suponía que debían ir todos pero el de Cáncer no tenía intenciones de ir, así que cuando Afrodita le pregunto si iba a ir le dijo que no.

--Entonces ¿no vas a ir Death?

--No.

--Que mal que no vas Death.

--¿Por qué?

--No vas a emborracharte y no podré hacer ningún avance, si que me pones difícil verte desnudo.

--Algún día lo harás.

--Tengo una idea.

--¿De que se trata? ¿Vas a entrar a mi baño cuando me duche?

--También es buena pero esta es más práctica ¿Qué te parece si no vamos a la reunión de esta noche?

--Ya tenía decidido no ir.

--¿Qué te parece si cenamos en mi templo?

--¿Por qué?

--Para poder emborracharte ¿para qué más?

--De acuerdo.

--Entonces hasta la noche.

--Hasta la noche.

Mientras que los demás estaban por su cuenta conviviendo Death Mask y Afrodita se quedaron en el doceavo templo esa noche, no querían ver a los demás, así que se sentaron cómodamente en la sala del sueco y de inmediato se dispusieron a abrir una botella de las cuatro que había llevado a la mesa de centro el caballero de los ojos celestes.

--¿Necesitamos tanto alcohol?-quiso saber el guardián del cuarto templo.

--Nunca se sabe cuando se va a necesitar.

--Bien ¿Cuál primero?

--¿Qué te gusta más? Hay vino tinto, coñac, brandy y vodka.

--Empecemos con el vino.

--De acuerdo.

De inmediato descorchó la botella y sirvió un par de copas mientras hablaban, no dijeron nada especial durante los primeros momentos pero después de un rato y de haber cambiado del vino al brandy Afrodita decidió que debían hacer algo más que tan solo estar bebiendo.

--¿Quieres ver una película Death?

--¿De que tipo?

--No se ¿Qué te gustaría? ¿Porno? ¿Violencia? ¿Porno con violencia?

--Elige tú, a mi me da igual.

--Buena elección entonces.

Sin tardarse más que lo necesario estaban frente al televisor viendo una película pornográfica que no tenía trama pero no parecía que ninguno de los dos estuviera molesto por ese detalle, mientras las escenas pasaban no habían dejado de beber aunque el sueco había bebido más que el italiano.

--Dime algo Death ¿no te interesa lo que ves?

--No realmente, no me gustan este tipo de películas.

--¿No?

--No.

--¿Cuál es tu problema? ¿Estás en una búsqueda espiritual?

--Eso suena a algo que haría Shaka.

--¿Entonces?

--Es...impersonal.

--Claro que es impersonal, es lo bueno, hacen lo suyo, haces lo tuyo y punto, no piensas más en ello.

--La gente que sale es muy falsa, hacen cosas que no suceden en la vida real.

--¿Cómo que?

--Mostrarse sumamente complacidos después de tres minutos.

--Eres muy exigente.

--Ese debe ser el problema.

Guardaron silencio mientras la película seguía pero Afrodita tuvo algo más que preguntar.

--¿Tú nunca te masturbas?-le pregunto de pronto el sueco.

--No.

--¿No? ¿Nunca?

--Nunca, no me atrae.

--Algo no esta bien en ti Death, eso no puede ser normal.

--No soy normal.

--Podemos cambiar eso-dijo dejando torpemente a un lado el vaso con licor-Hay que hacer algo antes de que sea costumbre.

Y sin más colocó su mano entre las piernas del italiano, acariciándolo sugestivamente y sin dar señales de querer detenerse.

--¿Qué haces Afrodita?

--¿Qué te parece que hago?-pregunto subiéndose a su abdomen.

--Bebiste de más.

--Te dije que iba a emborracharte Death ¿acaso creíste que era una broma lo de verte desnudo?

No le dijo nada más y comenzó a desabrocharle la camisa y sin tardarse más que lo necesario se la quito para quitarse la suya un momento después, solo se separaron lo suficiente para quitarse los pantalones y la ropa interior, quedando desnudos sobre el sofá y muy cerca uno del otro.

--Te ves bien Death-dijo con una risa algo aturdida por el alcohol.

El italiano estaba recostado sobre su espalda mientras que el sueco acariciaba su miembro y comenzaba a besar su pecho, aquello empezaba a excitar al caballero del cuarto templo, le gustaba como se movía el otro sobre él, al menos hasta que se quedo quieto.

--Afrodita ¿estás bien?

Se incorporo un poco y vio lo que había sucedido: el de Piscis se había quedado dormido por el alcohol sobre su abdomen. Nunca antes le había pasado eso. De todas maneras le pareció que estaba mejor así, se incorporo, se vistió, apago el televisor y llevó a Afrodita a su recámara, lo recostó con tanto cuidado como pudo, que no fue demasiado, y se quedo dormido a su vez a pierna suelta en el sofá después de casi terminarse la botella del coñac.

 

 

Después de ese día se encontraron de nuevo aunque no mencionaron el asunto de que el sueco se quedara dormido y hubiera despertado con una horrible resaca, sin embargo seguían conversando cuando se encontraban y en algunas ocasiones se reunían para cenar y beber algo, no era que lo buscaran, simplemente se daba y tampoco pensaban en evitarlo mientras durara.

En una de esas ocasiones estaban en el templo de Death Mask, ya era de noche, no habían cenado, solo se habían sentado a beber en la puerta del templo de Cáncer, quietos en los escalones con las botellas en la mano, hablando de nada, tan solo estando ahí.

--No me gusto estar en el entrenamiento Death.

--¿Por qué?

--No me gusto, me toco entrenar con Camus.

--¿Y qué hay con eso?

--¿Qué hay con eso? Sus ataques arruinan mi cabello, el frío no es bueno para mantener un peinado.

--¿Te peinas?

--Eso no fue amable.

--No soy una persona amable.

--Eso es cierto, parece que al único que tratas bien es a Mu.

Death Mask no respondió, solamente le dio un trago a su botella pero Afrodita siguió hablando.

--A veces me parece que no te gusta escucharme Death.

--No te escucho.

--Al menos finges que si-esperó unos momentos y prosiguió-En ocasiones los demás hablan de ti ¿lo sabias?

--También hablan de ti.

--¿De verdad?

--Supongo que hablan del que no esta presente.

--Así debe ser ¿Qué dicen de mí?

 --Que a veces no deberías ir a entrenar y que no deberías dejar tanto el santuario, que deberías dedicarte más a tus labores.

--Usan mucho la palabra debería.

--Si.

--¿Quieres saber qué dicen de ti?

--No.

--Pues igual te lo voy a decir, opinan que deberías convivir más con los otros y no encerrarte tanto.

--Malo por que sales y malo porque no sales.

Se quedaron callados hasta que abrieron la siguiente botella, entonces Afrodita dijo algo más que no parecía tener nada que ver con los diálogos anteriores que habían sostenido esa noche.

--Dime algo Death ¿nunca has estado con una chica?

--¿Por qué quieres saber eso?

--Porque si ¿has estado con una?

--Pues...solo dos veces, dos veces y media.

--¿Y media? ¿Cómo fue eso?

--Estaba con ella, de pronto me pregunte que hacía ahí, así que me levante, me vestí y me fui.

--Yo pensaba que nunca habías estado con una.

--¿Y tú? ¿Has estado con una mujer?

--En un principio solo estuve con mujeres, fue gracias a eso que supe que lo mió eran los hombres.

--¿Cómo sucedió?

--Estuve en un trío, había otro chico y bueno, termine la noche más interesado en él que en ella.

--Creo que tu historia es mejor que la mía.

--Así parece-guardo silencio por unos momentos--¿Lo has hecho con alguien de aquí? ¿Con otro dorado?

--¿Por qué me preguntas eso?

--Porque los otros hablan de ti, algunos creen que eres virgen, de cierta manera.

--Estuve con alguien.

--Yo con varios pero supongo que eso ya lo sabes.

--Lo comentan.

--¿Quién fue?

--¿Quién soltó la lengua sobre ti?

--No ¿con quién estuviste?

--Con Mu.

--¿Estuviste con Mu? ¿Qué sucedió?

--Al principio parecía que todo estaba bien pero él no pudo o no quiso enfrentar lo que sucedió y simplemente...se fue.

--Se fue con Shaka.

--Si, no fui competencia supongo.

--Lo mismo me sucedió con Milo.

--¿Milo?

--Sentía que estaba bien con él, al principio pensé que podríamos estar juntos pero él...él...

--Ahora esta con Camus.

Se quedaron callados unos momentos pero Afrodita continuó.

--Solo me gustaba estar con él Death pero nunca me quiso, creo que cuando se dio cuenta fue por lo que me alejo, no quería lidiar conmigo.

--Así es como funciona, no pueden entender lo que sentimos.

--Mu se fue por lo mismo ¿es lo que dices?

--Él me encontró la segunda vez.

--¿La segunda vez de qué?

Death Mask no dijo nada pero Afrodita sujetó su brazo izquierdo y vio las marcas de cicatrices.

--¿Qué hiciste Death?

--Empecé a cortar, vi la sangre, algo me ocurrió, no se, no podía dejar de ver la sangre pero no fue tan grave, yo mismo me atendí; la siguiente ocasión él me encontró, estaba en la tina, él llegó y vio la sangre, se puso histérico, me ayudo, por eso no hay cicatrices de esa vez pero poco después empezó a alejarse hasta que nunca regreso, parece que decidió que quería más de la vida que batallar conmigo.

--Que mal.

--Que mal.

No dijeron más mientras estaban sentados a la puerta del templo de Cáncer, vivían el momento de silencio alrededor, ahora sabían más del otro aunque no estaban seguros de que hacer con esa información.

Para terminar con la incertidumbre Afrodita dijo algo más.

--Ellos se lo pierden.

--Tienes razón.

--Eres más divertido que Shaka.

--Tu pelo es más bonito que el de Camus.

--Tus ojos son más azules.

--Tus uñas están más cuidadas.

--Mu no debió dejarte.

--Milo se perdió de algo muy bueno.

--No es más que la verdad.

--Claro que lo es.

Empezaron a reírse, cuando se calmaron un poco Death Mask se le acercó al otro joven y lo beso con calma, Afrodita cerró los ojos y le correspondió, se sintieron a gusto de poder compartir algo, era sencillo hablar entre ellos, no les costaba trabajo y sabían que no eran juzgados por ello, por lo que sentían, por lo que habían hecho, tan solo podían decirlo y no guardarlo para si mismos. Siguieron besándose un rato pero no hicieron nada más, no sentían la necesidad de hacer nada más.

 

 

Parte de sus obligaciones como caballeros era cumplir con un llamado del patriarca, aunque nunca eran por cosas realmente importantes, eran más bien cuestiones de tipo protocolario, tenían que recordar sus actividades y la manera de llevarlas a cabo, les hablaban de la responsabilidad y el orden, ese tipo de cosas pero que a ciertos dos caballeros no les interesaba en lo más mínimo escuchar pero de todas maneras tenían que ir.

Pero esa tarde las cosas no serían como siempre, ciertamente el patriarca los llamó y dijeron que acudirán obedientes pero apenas parecía importarles, al menos a Death Mask, quien no parecía estar muy interesado en acudir. Mientras estaba en su templo se dedicaba a limpiarlo con cuidado y esmero, pensaba en ese llamado. Sencillamente no le interesaba nada de lo que pudieran decirle en esa reunión. No quería escuchar esas discusiones que no tenían ningún sentido y en las que aparentaban que les importaba lo que se decía, nada de eso era relevante ¿Cómo era que los demás no lo entendían? Actuaban como si en verdad fuera importante y ellos estuvieran listos a hacerlo sin vacilar, eso a él le enfermaba, esa manera de actuar a la menor indicación, para él era realmente estúpido llenarse la boca diciendo "Soy un caballero dorado leal a Athena" ¿De verdad su diosa necesitaba de esas cosas? Sus compañeros le parecían unos completos imbéciles cuando actuaban así.

Llegada la hora de encontrarse en la reunión con Shion, Death Mask dirigió sus pasos al lugar pero solo pensaba en la manera de zafarse de eso compromiso, debía haberla, debía existir una razón para no ir pero hasta ese momento no la había encontrado, por lo tanto no tenía otra alternativa que asistir.

--¿Qué te pasa Death?

Era Afrodita.

--Nada-respondió.

--No se porque tenemos que hacer esto.

--Yo tampoco.

--Deberíamos poder quedarnos en nuestro templo, no venir a estas cosas.

--¿Tampoco quieres estar aquí?

--No.

Death Mask se quedo con esas palabras haciendo eco en su mente y solo le tomó un par de segundos decidirse.

--¿Qué te parece si no vamos Afrodita?

--Si no vamos ¿Qué hacemos?

--Lo que sea.

--No se oye mal.

--¿Dónde vamos?

--¿Qué te parece a mi templo?

--Mejor al mío, esta más lejos.

--De acuerdo.

Se miraron por un momento intensamente, no tenían dudas de la manera en la que preferían pasar la tarde, así que se fueron juntos con dirección al cuarto templo mientras que los demás caballeros dorados se presentaban ante Shion.

Una vez en el templo tan solo entraron, al principio no dijeron nada pero sabían que no era como las otras veces en que habían estado ahí.

--¿Quieres ir a la recámara Afrodita?

--Está bien.

Caminaron sin prisa por el cuarto templo y entraron sin decir mucho, realmente no dijeron nada, no se hacían falsas expectativas de lo que querían al estar ahí, Afrodita estaba un poco inquieto aunque Death Mask no estaba seguro del porqué de esa actitud pero esperaba que no fuera un impedimento para hacerlo, le gustaba el sueco, le gustaban sus besos y sus manos y la manera en la que reía, aunque fuera ruidosa y sin motivos, estaba seguro que le gustaría lo demás.

Sujetó al de los ojos celestes y lo llevo tranquilamente a su habitación, cuando la puerta estuvo cerrada el italiano camino hacia la cama y se sentó al borde como esperando que su compañero decidiera hacer lo mismo. Afrodita caminó hacía él como si no estuviera muy seguro de cómo acercarse, le sonreía pero no como siempre, más bien parecía una sonrisa nerviosa, pasando una de sus manos sobre la otra casi de manera inconciente. Todo era quietud alrededor de los dos, no decían nada, entonces Death Mask decidió que debía hacer algo más y se quito la camisa que usaba, los ojos de su compañero lo miraron detenidamente, se acercó un poco más y comenzó a quitarse también la suya, no había dejado de ver al de cabello azulado mientras lo hacia. El italiano se quito los zapatos y dio un par de pasos para quedar exactamente enfrente del sueco.

--Déjame a mí-le dijo al de ojos celestes hablando con suavidad.

El caballero de Piscis se quedo quieto dejando que lo hiciera, que lo desvistiera, no se atrevió a interferir en la labor, solo cuando sintió sus manos sobre su cuerpo sintió que reaccionaba y lo mismo le sucedió al otro joven quien sentía que se le hacia agua la boca  de tener tan cerca de su compañero, pasó sus manos cerrando sus dedos en la esbelta cintura y le pareció que todo su cuerpo sentía calor, Afrodita se acercó más a él y lo beso en los labios pero sin cerrar los ojos, Death Mask de había quedado muy quieto con esa caricia pero después de unos momentos comenzó a pasar sus manos sobre el cuerpo del sueco, acariciando su pecho y sus pezones que se endurecieron al contacto, lo que pareció complacer bastante al joven que cerró los ojos y apretó sutilmente los labios. El de Cáncer pasó una de sus manos acariciando y haciendo un lado el cabello del de Piscis, buscando su rostro con movimientos lentos, se acercó un poco más, tanto que sus cuerpos se sentían muy cerca, tanto que los labios del italiano no resistieron probar la piel del otro joven, la de su rostro, su cuello, su pecho, estaba encantado con el aroma del cabello del sueco y la manera en que esas manos buscaban tocarlo tentativamente y más aún con la respiración de ese joven que le indicaba que estaba disfrutando de lo que sentía.

Afrodita tuvo que preguntarle algo antes de seguir.

--¿Tienes condones y lubricante?

--Si-fue la respuesta del canceriano besando el cuello del pisciano.

En un instante estaba completamente contra él, estrechando sus manos en sus hombros, tocando mutuamente sus pechos, fue el canceriano quien comenzó a deslizarse lentamente por el cuello, el pecho, el abdomen del de Piscis hasta que quedo de rodillas ante él, colocó su boca en el níveo abdomen y le dio un beso, lo cual hizo que las manos de Afrodita fueran a la cabellera azulada y diera un gemido bastante insinuante y que no dejaba dudas de lo que quería y ciertamente el que estaba en sus rodillas no tardó en interpretar; comenzó a desabrochar con cuidado el pantalón mientras que su compañero parecía contener el aliento, sus dedos seguían en la azul cabellera pero apretaban un poco.

--No es necesario ser tan cuidadoso Death-le dijo a un volumen muy bajo.

Pero no recibió una palabra de respuesta, en vez de eso sintió que le abrían los pantalones  y los bajaban poco a poco, dejando ver su ropa interior blanca, sintió unos labios que besaban la orilla de la prenda para unos momentos después colocar sus manos y comenzar a bajarla, cuando estuvieron en sus tobillos, el sueco ayudó para que se las quitara, Death Mask también le ayudo a sacarse los calcetines, una vez que toda la ropa quedo a un lado el italiano miró hacia arriba y vio a Afrodita completamente desnudo. Le pareció que había algo en él que no le permitía hablar y que su sangre se encendía y corría más rápido por sus venas, entonces puso su boca en el miembro del sueco. Afrodita se estremeció al sentir como era engullido por la boca del italiano y la manera en la que era estrechado por él con sus brazos en su cintura, las manos del de ojos celestes se hicieron más demandantes en el cabello azul, causando algo de dolor pero al canceriano no le importó, por el contrario, le pareció aún más motivador.

--Death...--se escucho el sueco decir con necesidad provocando que el italiano jadeara y las vibraciones fueran tan intensas que Afrodita se arqueó-Death...Death no necesito...

Pero el de Cáncer no tenía interés en saber que era lo que no necesitaba porque  estaba demasiado ocupado pasando su lengua por el miembro del de Piscis para después probar sus testículos, respiraba con más rapidez y profundidad, sintiéndose vivo por poder probar el miembro del otro joven. Sin embargo Afrodita no lo resistió más y sujetó con fuerza el cabellos azulado, su dueño se separó de él y se levantó pero solo para sentir como era besado de manera demandante, en algún momento los dos se acercaron más a la cama sin separarse mucho, tocándose ansiosamente, hasta que Afrodita tocó la orilla y se sentó pero solo para poder quedar a una altura adecuada del pantalón de Death Mask y empezó a desabrocharlo ávidamente, mirándolo con los ojos relucientes y el rostro encendido.

--¿Cómo quieres que lo hagamos Death?-le preguntó el sueco aunque no lo creyó necesario.
El italiano apenas se quito sus pantalones y la ropa interior cuando se acercó más a su compañero, colocando cada una de sus piernas a un lado de las caderas del sueco.
--Te quiero en mí-fue su respuesta.

--¿Estás seguro de eso?-le preguntó con los ojos incrédulos por un instante.

El italiano solo lo miró con seguridad y comenzó a empujarlo sobre su espalda para un instante después devorar su boca a besos y probar su cuello, sus hombros y sus pezones de nuevo.

Cayeron varias veces sobre la cama, buscándose y jugando, explorando sus cuerpos y besándose con necesidad hasta que Afrodita tuvo a Death Mask sobre su espalda en la cama, sujetando sus muñecas con sus manos y quedando entre sus piernas, con sus sexos insinuantemente cerca, lo que hizo que el mediterráneo arqueara su espalda buscando mayor contacto y que el sueco gimiera con pasión.

Se dieron prisa en buscar los condones y el lubricante en uno de los cajones del mueble de noche que tenía el italiano a un lado de su cama, en ningún momento se soltaron por completo ni dejaron de tocarse, cuando tuvieron las cosas en sus manos Death Mask se encargó de colocar el condón en un muy dispuesto Afrodita, tomándose su tiempo para besar con más insistencia su abdomen, haciéndolo gemir, entonces el italiano se arqueo sobre la cama para lograr una mejor posición y permitir que su compañero lo preparara, el de ojos celestes tomó una de las piernas del mediterráneo y la colocó sobre su hombro, la otra pierna extendida de manera vertical a su cuerpo.

--Tienes un cuerpo increíble Death-dijo con voz deseosa el sueco.

Se acercó y tomó con sus labios el sexo endurecido del de ojos azules mientras que unos lubricados dedos acariciaban y presionaban en su cuerpo. El canceriano hacia mucho desde que estuviera en esa situación, estaba estrecho, muy estrecho pero los dedos de su compañero eran largos y afilados y su talentosa boca rodeándolo hicieron que se olvidara de todo, excepto de disfrutar de lo que sucedía, su cuerpo respondía y se movía bajo el toque penetrante del sueco y solo las sensaciones lo dominaban. Por su parte Afrodita lo preparaba tan rápido como podía pero siendo cuidadoso, no tardó en comenzar a penetrarlo, tocando en su interior de manera lenta, moviéndose con calma, girando sus caderas en un ritmo libidinoso, sus corazones latían más rápido y parecía que se movían a ese ritmo. Death Mask abrió la boca en lo que parecía un intento de gritar o gemir o pedir pero lo único que se escucho fue un sollozo, colocó sus manos en los hombros del hombre sobre él, apretando levemente sus dedos en esa blanca piel para un momento después provocar que se dieran la vuelta, lo cual pareció sorprender a los dos, Afrodita estaba ahora sobre su espalda y Death Mask se encontraba con una pierna a cada lado de él, apoyando sus manos en su pecho para equilibrarse. Cuando el italiano comenzó a moverse fue más despacio de lo que el otro joven había estado haciendo, procuraba que estuviera bien dentro de su cuerpo y buscaba que fuera lo más placentero posible para los dos en cada embestida, dejó sus manos en el suave pecho del sueco, acariciando sus pezones, los ojos celestes estaban abiertos y se quedaron fijos en los azules, no parpadeaban, ambos jadeaban y se veían sonrosados por la excitación, hasta que en un movimiento encontraron la próstata del de Cáncer y gimieron con más fuerza, ante eso el de Piscis se levanto un poco y sujetó al otro por el cuello.

--Death...Death, más rápido...Death...Death, más fuerte...

Afrodita gemía y se movía, empujando más, entonces el italiano estaba de nuevo en su espalda, quedando con su cabeza en el filo de la cama, casi colgando, lo beso, haciendo que abriera su boca y jugando con su lengua con la presión suficiente para que el otro gimiera, un momento después tomaba el miembro del de cabello azul en sus manos, frotándolo con energía, hasta que ninguno de los dos pudo estar seguro de lo que sucedió, nadie supo quien termino primero o si terminaron al mismo tiempo, simplemente estaban gimiendo y respirando con fuerza, estrechamente abrazados.
No supieron nada hasta que el latido de sus corazones se tranquilizo, Death Mask vio que Afrodita se había quedado sobre su pecho y él acariciaba con cuidado la espalda de su compañero.

--Death...--dijo el de el doceavo templo con tranquilidad, moviendo su mano sobre su pecho-Death...

El mediterráneo solo sonrió.
Después de unos momentos Afrodita se movió con lentitud, como si hubiera estado en una batalla, retiró el condón y lo tiró a un lado con dirección a un cesto de basura, pasó sus manos por su cabello para ordenarlo un poco, el otro solo lo veía y tenía una sensación de satisfacción y algo que semejaba a la alegría.

--Tengo sueño Death-dijo con un bostezo el caballero de Piscis.

--Entonces acuéstate-respondió el de Cáncer acariciando suavemente su rostro-Yo me encargo de esto.

Se levanto y fue al baño, antes de echarse un poco de agua en el rostro vio su reflejo en el espejo, su cabello estaba hecho una maraña pero sus ojos brillaban, las cosas no le parecieron tan mal. Colocó una toalla bajo la llave del agua caliente y la dejo humedecerse, después se limpió con ella el abdomen y entre las piernas, la humedeció nuevamente y regreso a la recámara, Afrodita seguía tendido sobre las sábanas son los ojos medio cerrados y sus manos sueltas a sus lados, por alguna razón le pareció que se veía lindo así pero no lo dijo, tan solo se acercó y gentilmente procedió a limpiarlo como si fuera un recién nacido.

--Eres muy bueno Death.

--Lo se, tú también lo eres.

--Gracias-dijo con una sonrisa.

--Métete bajo las cobijas, quiero dormir un poco.

--¿Quieres que me quede?-le preguntó con cierta sorpresa.

--Claro, a menos que quieras irte a tu templo.

--No, no, no es eso...solo es...no importa.

Y sin más se metió bajo las sábanas y el italiano hizo lo mismo, colocando sus manos por detrás de su cabeza, quedándose quieto pero el otro estaba como inquieto moviéndose en la cama.

--Afrodita.

--Perdona, no tengo costumbre de esto de acostarme con alguien, bueno no de esto, más bien esto...es decir...no solo acostarme ¿entiendes?

El de cabello azul hizo un sonido afirmativo.

--No se que hacer-dijo el sueco con una débil sonrisa que parecía de pena.

--Solo recárgate Afrodita-dijo el italiano extendiendo uno de sus brazos.

Entonces el joven sueco se le acerco y quedo cómodamente en ese sitio al lado del dueño del templo, se acercó un poco más, recargando su cabeza en el hombro del mediterráneo.

--¿No te incomoda Death?

Hizo un sonido de negación. Eso hizo que el sueco estuviera más confiado y lo abrazó, pasando una de sus piernas sobre las del otro hombre.

--¿Y esto?

Por respuesta el canceriano solo movió la cabeza.

--Nunca lo había hecho así Death-dijo el sueco.

--¿Cómo?

--Nunca había estado arriba, los demás no eran precisamente afectos a abrir sus piernas para mí.

--Al menos te pude dar algo.

--Si, gracias por eso.

--De nada.

Pero a pesar de que el silencio reinó entre los dos por unos momentos no fueron muy largos, el sueco tenía algo más que decir.

--A veces pienso que no debería estar aquí Death.

--¿En el santuario?

--Es que no se porqué estamos aquí, ya hay paz, nuestra diosa esta en su sitio ¿para que quiere a los caballeros dorados?

--Es parte de lo que se supone que debe ser el santuario.

--Pero tiene a esos niños de bronce.

--Eso es cierto.

--Hay que admitirlo, mucha armadura dorada y el cosmos más poderoso y al momento de la verdad son esos niños quienes terminan salvando a todos ¿para que están los dorados entonces?

--Tampoco lo entiendo.

--Es como si creyeran que por estar aquí nada malo va a pasar.

--No podemos evitar que las cosas pasen.

--Más bien provocamos que sucedan.

Y eso ellos dos lo sabían muy bien desde la primera batalla en las doce casas, su papel había sido muy definido.

--Quizá somos un recordatorio Afrodita, algo que debe estar para que el santuario siga siendo el santuario.

--Debería haber otra forma.

--Debería.

--Y luego están esas misiones, como las detesto.

--¿Por eso siempre te niegas a ir?

--Si, no las resisto.

--Recuerdo que solo fuiste a una.

--Con eso tuve para no querer ir a más.

--Bueno, tampoco te lo han pedido.

--Gracias a Athena.

No dijeron nada por unos momentos pero después de unos minutos el de los ojos celestes quiso saber algo más.

--¿Me dirías algo de ti Death? ¿Algo que nadie más sepa de ti?

--¿Cómo que?

--Algo personal.

Se quedo pensando en silencio por unos momentos pero el de cabello azul le contestó a media voz.

--Mi color favorito es el azul.

--¿De verdad Death?

--Si ¿te basta con eso?

--Supongo. El mío es el rojo.

--Es un color que va contigo.

--¿Tu crees?

--Si.

Entonces Death Mask pasó sus brazos alrededor del joven estrechándolo contra él, lo que sorprendió un poco a Afrodita.

--¿Qué haces?-preguntó el de Piscis.

--Abrazarte ¿Qué parece?

El guardián del doceavo templo parecía nervioso y un poco tenso con eso pero unos instantes después se calmo.

--¿Por qué me abrazas Death?

--Para que te quedes ¿pasa algo malo con eso?

--No, solo es que no estoy acostumbrado a eso, a que me abracen y quieran que me quede.

Pero el de Cáncer no respondió, tan solo se quedo así, abrazándolo hasta que el sueño empezó a dominarlos. Cuando estaban a punto de dormirse por completo el italiano escuchó que el otro joven decía algo más con voz adormilada.

--Es muy lindo...que me abracen...aunque no me quieran...

El de cabellos azules lo escucho y trato de pensar en esas palabras pero no lo hizo, en realidad tenía sueño y se quedo dormido profundamente.

A la mañana siguiente Death Mask despertó pero Afrodita no estaba a su lado, en un primer momento pensó que se había ido pero escuchó con atención y se levanto, se escuchaba que alguien hacía algo en la cocina, al entrar se encontró con el sueco que parecía pelear con un cajón.

--¿Qué buscas Afrodita?

--Hola Death-respondió el otro que solo llevaba puesta la playera del italiano de la noche anterior-Trataba de hacer algo de desayunar pero no había mucho así que preparé huevos con queso, jamón, tocino, salami y otra cosa que no se qué es.

--¿Y qué buscabas?

--Cucharas, no las veo por ninguna parte.

Entonces se acercó y le mostró donde estaban. Se sentaron a la mesa y probaron la comida, no era tan mala, así que se comieron todo prácticamente en silencio, Afrodita se vistió mientras que su compañero se daba un baño, al salir sabía que tenía que aclarar algo con el otro.

--¿Ya te vas?-le preguntó el mediterráneo al verlo dispuesto a partir.

--Si, prefiero descansar un poco en mi templo.

--Bien.

--Death, no somos pareja ni nada por lo de anoche, me gustó mucho pero no nos compromete a nada.

--Gracias por decírmelo. No voy a pedirte nada, ni lealtad ni fidelidad, nada, esto será lo que quieras que sea.

--Oh, que bien, entonces ya puedo irme más tranquilo. Gracias por todo Death, nos vemos después.

El italiano lo vio marcharse en silencio, cuando entró de nuevo a su templo se puso a ordenar sus cosas y a limpiar, solo cuando terminó con eso se dio tiempo de pensar un poco más en el joven sueco, sabía que lo que había pasado los dos lo habían querido, incluso que el fuera el Uke, no le había molestado sentir al otro en su interior, nada de eso pero también sabía que eso no cambiaba mucho las cosas entre ellos dos, Afrodita era Afrodita, no dejaría de serlo por lo que pasó entre ellos, por más que les hubiera gustado, no podía esperar que fuera una relación ni mucho menos, tan solo eran ellos pasando un rato como el que no podrían tener con nadie más, solo era eso, aunque no negaba que le había gustado sobre manera, así que era mejor quedarse con eso mientras pudiera, mientras fuera posible.

 

Continuara...

Notas finales: De verdad me gustaría saber que les pareció.

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