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Amistad por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia quer pensé, espero que les guste.

Notas del capitulo: Esta historia contiene algo de hentai, ya están advertidos.
 

La mañana estaba tranquila, apenas había pasado del amanecer pero eso no importaba mucho para dos jóvenes que habían acordado encontrarse tan temprano en una pista para correr.

--Shiryu-dijo un muchacho rubio que acababa de llegar.

--Buenos días Hyoga-le respondió el muchacho de cabello largo.

--¿Tiene mucho que llegaste?

--Unos minutos solamente.

--Que bueno, creí que ya tendrías rato aquí.

--No te preocupes.

Empezaron a calentar para unos momentos después recorrer la pista sin problemas, tenían tiempo haciendo eso, como eran amigos y a los dos les gustaba mantenerse en forma se veían para correr y hacer algo de ejercicio, de hecho no era extraño verlos juntos haciendo cualquier cosa, se conocían desde niños y siempre habían sido muy unidos.

Su amistad se había dado cuando ambos llegaron a la ciudad pues sus familias acababan de mudarse, ellos vivían a unas calles de distancia pero se conocieron en la escuela al presentarlos como nuevos, se llevaban muy bien y se apoyaban y consultaban para todo, así que verlos por las mañanas corriendo no era tan inusual, tampoco lo era que después de eso fueran a la casa de alguno de los dos a desayunar y se quedaran el resto del día juntos.

--¿Qué te parecería que fuéramos al juego Shiryu?-le preguntaba Hyoga a su amigo mientras desayunaban.

--Si vamos tenemos que llegar temprano, ya sabes como se llena y quisiera un buen lugar.

--No te preocupes por eso, nos vamos temprano.

--Hay que llevar algo de tomar, este clima es bastante raro, un momento esta templado y luego hace un calor espantoso.

--Que sea agua, no me gusta el refresco.

--Esta bien.

--Luego la compramos, tengo que traer otras cosas para la casa.

--Te acompaño.

Así que pasaron la mañana juntos y se prepararon para hacer las compras que necesitaban, esa misma tarde fueron a su partido, gritaron un rato y luego regresaron a casa de Shiryu para seguir hablando, como ya era tarde Hyoga llamó a su casa para decir que se quedaba con su amigo, eso no era inusual así que no hubo inconvenientes para que se quedara.

Ya por la noche mientras descansaban cada uno pensaba en sus propios asuntos hasta quedarse dormidos, no había el menor problema entre ellos que los inquietara y de existir se lo hubieran  confiado a su amigo de toda la vida.

Los días pasaban más o menos de esa forma para los dos, asistían a la escuela y tenían varios amigos y amigas a los que saludaban con agrado, de hecho entre los otros jóvenes con los que estudiaban se les conocía como los siameses porque siempre se les veía juntos y si se quería encontrar a uno tan solo tenían que ubicar al otro.

--Hola Hyoga-saludaron al joven rubio.

--Hola Marin-respondió el muchacho.

--¿Ya tienes lo que pidió el de sociales?

--Parte, apenas estamos terminando de investigarlo.

--Bueno, si te interesa esta tarde vamos a la biblioteca del centro a investigar, tal vez quieras venir.

--Le digo a Shiryu y te aviso.

--De acuerdo, nos vemos.

La muchacha se despidió con una sonrisa, entonces se acercó su amigo de cabello largo.

--Vaya que le gustas-dijo Shiryu.

--¿A Marin?

--¿A quien más?

--Solo es una amiga, nada más.

--Siempre dices lo mismo de todas, solo son amigas.

--¿Qué hay de ti?

--¿Qué?

--No te hagas, tampoco le haces caso a ninguna y eso que también te buscan.

--Espero a la persona indicada.

--Si, debe ser eso.

--¿Qué puede ser sino?

--No voy a pelearme por esto, de todas maneras después de su declaración Marin me dijo que esta tarde van a la biblioteca del centro ¿vamos?

--Por mi esta bien.

La parte de las amigas también era cierta, tenían varias amigas pero ninguna les resultaba cercana o les atraía, ninguno de los dos había tenido novia a pesar de que candidatas no faltaban pues ambos jóvenes eran guapos, inteligentes y buenos atletas, aún así ninguno de los dos había demostrado interés especial por ninguna muchacha de las que conocían pero siempre era la misma respuesta: No era la chica que esperaban en sus vidas.

Dejaban completamente a un lado eso pues tenían otras cosas en mente, como por ejemplo esa tarde tuvieron que investigar en una biblioteca especializada por un trabajo de la escuela, tardaron algunas horas pero finalmente tuvieron la información completa y pudieron regresar a sus hogares.

Fue en el camino de regreso que sucedió algo especial para el de cabellera rubia. Iban en el autobús detrás de otros dos jóvenes, su amigo Shiryu estaba algo cansado y se había quedado dormido, de esa forma solo él presenció como los muchachos frente a él empezaban a besarse, sin duda eran pareja, de haber sido un hombre y una mujer no le hubiera interesado pero eran dos hombres, lo más extraño era que no le desagradaba, los vio bajar del vehículo y se quedo pensando en lo que se sentiría besar a otro hombre, casi de inmediato rechazó la idea y se dijo que estaba cansado y por eso pensaba en lo que acababa de ver.

Una vez que llegaron a su destino acordaron en quedarse en casa del joven rubio, ya estaban en su recámara y listos para dormirse cuando el de cabello negro le habló al otro.

--Oye Hyoga.

--¿Qué?

--¿Te pasa algo?

--No ¿Por qué?

--Pues parece que estás pensando mucho en algo ¿seguro que no hay problemas?

--Seguro, no te preocupes.

Se acostaron a dormir sin embargo Hyoga seguía dándole vueltas en su cabeza a lo de dos hombres besándose.

--¿Shiryu?

--¿Si?

--Tú te has preguntado...--pero se detuvo.

--¿Qué cosa?

--Nada, no es nada, mejor ya duérmete.

--Que descanses.

Mientras que el de cabello negro durmió tranquilamente el joven de los ojos azules tardó en conciliar el sueño, seguía preguntándose sobre el beso, se decía que eso no estaba bien pero no podía sacarlo de su cabeza.

Fue así que en los días siguientes Hyoga trataba de darse un sentido a lo que empezaba a pensar pero sentía que no podía comentar con nadie. En su corta y joven vida había tratado con varias personas, hombres y mujeres, en cuanto a las chicas le agradaban y tenía amigas dentro y fuera de la escuela pero ninguna le había interesado realmente, la situación con los chicos era la que estaba cambiando, a veces le había sucedido que veía a un actor o un deportista en la televisión y le parecía que tenía algo llamativo pero nunca le dio importancia, simplemente lo dejaba pasar, sin embargo después de lo del beso tuvo que reconocer que se quedaba más tiempo viendo a los muchachos que a las muchachas, que realmente nunca se había interesado por una y no le resultaban atractivas, era más bien como si no le gustaran, al llegar a ese punto se detuvo, no podía decirse que en verdad le gustaban los muchachos.

En esos días el joven rubio permaneció algo taciturno pero no podía hablar con nadie de lo que sentía, su amigo notaba que algo sucedía pero no podían hablar de sus inquietudes.

--¿Qué te sucede Hyoga?-le preguntaba Shiryu.

--Nada, no me pasa nada.

--Parece que estás de mal humor.

--No es nada, ya te dije.

--Bien, si no me quieres decir esta bien.

El otro joven lo dejo pero el rubio simplemente no encontraba la forma de salir de todo lo que estaba sintiendo en su interior.

De esa manera llegó a una decisión para, según él, solucionarlo todo. Ese mismo día había llamado a una amiga que le resultaba bastante cercana.

--¿Hola?-contestaron desde el otro lado de la línea telefónica.

--¿Cómo estás Saori?

--Hola Hyoga, estoy bien gracias ¿Qué tal tú?

--Estoy bien, te llamaba para saber si quieres salir a algún lugar.

--Estaría bien ¿Qué plan sugieres?

--¿Te parece si nos vemos en la tarde? Podemos ir al cine.

--De acuerdo ¿vienes o voy por ti?

--Voy por ti ¿a las cuatro?

--A las cuatro esta bien, nos vemos.

--Nos vemos.

Esa tarde Hyoga llegó puntualmente por Saori a su casa. Ellos dos se conocían desde hacía tiempo, sus familias eran amigas, se entendían bien y se resultaban agradables, de hecho eran amigos aunque nunca habían intentado nada más; de acuerdo a Hyoga si alguien podía ser la persona para él se trataba de Saori, la joven no era solo muy linda, también era inteligente, amable y comprensiva, le agradaba mucho, así que sin duda era la persona indicada.

--¿Cómo estás Hyoga?-lo saludo la muchacha de cabello morado en cuanto le abrió la puerta.

--Estoy bien-respondió él--¿Lista para irnos?

--Vamos.

De esa forma dio inicio una serie de salidas entre los dos que sin duda era Hyoga quien buscaba, no era que a Saori no le agradara pasar tiempo con él, le gustaba lo que compartían pero a veces le daba la impresión de que el joven rubio buscaba algo pero no entendía qué. Y no era la única persona que se preguntaba por el comportamiento del de ojos azules.

Shiryu no vio nada malo en que su amigo saliera con una muchacha, incluso cuando empezó a ser asiduo a esas salidas no le incomodo, lo que se le hizo extraño era ese tipo de ansiedad que veía en el de cabello rubio, le daba la impresión de que algo no estaba bien pero cada vez que le preguntaba siempre le respondía que todo estaba en orden, dejo de insistir, sabiendo que cuando fuera el momento hablarían sinceramente de lo que estaba pasando.

Finalmente Hyoga había llegado a una resolución con respecto a su situación, se había quedado de ver con Saori para salir y habían ido a dar una vuelta simplemente, mientras lo hacía ella se daba cuenta de lo silencioso que estaba el joven.

--¿Qué te pasa Hyoga?-preguntó ella con suavidad.

--Nada.

--Estás muy callado, si tienes algún problema...

--No, no es un problema.

--¿Qué pasa?

--Saori ¿te gustaría ser mi novia?

La muchacha tan solo se quedo mirándolo por unos momentos sin estar segura de que decirle.

--¿Por qué me pides eso Hyoga?

--Pues...porque me gustas.

--Es repentino esto.

--Lo se pero de verdad quiero que seas mi novia Saori ¿Qué me dices?

Ella tan solo observaba la actitud de él, parecía ansioso por su respuesta, fue eso más que otra cosa lo que la llevo a responder.

--Acepto ser tu novia Hyoga.

El joven de inmediato la estrechó entre sus brazos pero algo entre ellos no se sentía como debería, no existía esa emoción y la alegría del primer noviazgo, era más bien como obtener algo que creemos necesitar.

Cuando Shiryu se entero del noviazgo no se lo tomó a mal, de hecho le daba gusto, al menos los primeros días pues creía que su amigo había estado extraño porque no se le había declarado a la muchacha que ahora era su novia pero después dejo de estar convencido que fuera algo bueno. A veces cuando veía a su amigo de ojos azules le parecía que trataba de convencerse de algo con respecto a su novia, muchas veces permanecía como disgustado y silencioso, otras estaba triste y parecía desesperado, hasta que se decidió a hablar con él.

Fue durante una mañana en la que se verían para correr por la pista, las cosas parecían ser como siempre entre los dos, se saludaron, corrieron, terminaron y siguieron hablando, fue cuando regresaban a su casa que el de cabello largo se decidió por preguntar.

--¿Qué te esta pasando Hyoga?

--¿De qué hablas Shiryu?

--Estás muy extraño.

--¿Extraño?

--Andas muy raro.

--No soy raro-dijo con firmeza.

--Hyoga, llevas días así, no entiendo que te ocurre.

--Estoy bien, no soy raro y ni siquiera lo insinúes.

--¿Todo bien con tu novia?

--Por supuesto, me gusta mucho.

--¿Te estás escuchando? Hyoga pareces más interesado en convencerte de que te gusta que en demostrarlo.

--¿A qué te refieres?

--Creo que no te interesa esa muchacha.

--No es verdad.

--Hyoga si estás con ella solo por compromiso no va a salir nada bueno de esto.

--Estoy con ella porque me gusta.

--¿Y porqué estás tan miserable entonces? ¿Por qué te molestas por nada?

--Yo...

--¿Por qué estás con ella si es obvio que no te interesa?

--Ella me gusta, es todo.

--Hyoga...

Pero el joven rubio no espero por nada más, simplemente se marchó aprisa a su casa sin detenerse, dejando a su amigo preocupado por su reacción. Una vez que llegó a su casa se dispuso el de ojos azules a no pensar en esa discusión, se decía a si mismo que Shiryu no entendía, le gustaba Saori, era su novia, no había nada de malo en él, sin embargo no podía negarse algo, su amigo de ojos verdes había dicho algo muy cierto: se sentía miserable.

En los días siguientes a esa discusión Hyoga no vio a Shiryu, seguía saliendo con Saori y trataba de convencerse de que todo estaba bien pero ciertamente no lo estaba y no solo su amigo se había dado cuenta de eso. Saori se mantenía silenciosa ante los cambios del joven rubio pero se daba cuenta de todo, sabía que esa relación no los estaba llevando a nada pero había esperado que el joven rubio confiara en ella y le dijera lo que estaba sucediendo, sin embargo el tiempo pasaba y nada sucedía, tal vez era momento de que ella decidiera lo que tenía que pasar.

Esa tarde estaban en la casa de él, se habían quedado conversando mientras veían la televisión, el muchacho rubio hablaba bastante tan solo tratando de llenar el silencio con palabras mientras que ella permanecía muy callada e intentaba encontrar la forma de tocar el tema, llego un momento en que supo que no podía guardar silencio por más tiempo.

--Hyoga, tenemos que hablar.

--¿De qué Saori?

--¿Qué te esta pasando?

--¿De qué hablas?

--Eres mi amigo, de verdad, tan solo quiero entender que te esta ocurriendo.

--Estoy bien.

--No, no lo estás, no se necesita mucho para saber que algo te tiene muy inquieto.

--Claro que no.

--Hyoga, lo he estado pensando y creo que debemos terminar.

--¿Por qué? Me gustas y...

--Deja se decir eso porque no es verdad.

El muchacho rubio la miro sin poder decirle nada.

--Hyoga tienes que ser sincero contigo mismo-le dijo amablemente ella-Acepte ser tu novia porque eres agradable pero esto no es lo que quieres, piénsalo con calma y decide que es lo que quieres en realidad, sea lo que sea que decidas cuentas conmigo, no lo dudes.

Le estrechó la mano con afecto y le dio un beso en la mejilla.

--De verdad quiero que te encuentres a ti mismo Hyoga.

Diciendo eso salió de la casa dejando solo al de los ojos azules, en un principio el joven no supo que hacer, se quedo muy quieto en el sofá, había en su interior un sentimiento de melancolía, no podía entenderse, era como si estuviera muy cansado, como cuando se guarda un secreto muy duro por mucho tiempo; siguió así por un buen rato, tratando de pensar y de comprenderse pero no era sencillo, fue hasta que casi llegaba la noche que se sintió un poco más tranquilo y prestó algo de atención a la programación, le cambiaba insistentemente a los canales, le dejo al final a un programa de baile, apenas sin darse cuenta vio la forma en que se movía una de las parejas, el traje entallado y los exóticos movimientos, cerró los ojos por un segundo, se dio cuenta que no estaba viendo el baile ni a la chica, se había quedado mirando al apuesto muchacho en traje entallado.

No era la primera vez que le sucedía, cuando pensaba en un muchacho trataba de cambiar esas imágenes en su mente por las de una chica, veía revistas en las que salían chicas desnudas tratando de convencerse que le gustaban, sin embargo eso no funcionaba realmente, tan solo lo hacían sentirse frustrado por no reaccionar como suponía que debía hacerlo, se sentía mal diciéndose que no era correcto pero ya no podía seguir con eso.

Apegó el televisor y se fue a su habitación, se recostó en su cama y sostuvo una honesta conversación consigo mismo, era momento de reconocer que ninguna muchacha podría provocar en él el efecto que había tenido la simple imagen de ese joven bailando, sintió deseos de llorar y no se resistió a ellos, dejo que las lágrimas se deslizaran sobre su rostro por un largo rato hasta que cesaron por si mismas, fue hasta ese momento que se sintió más tranquilo, realmente estaba calmado y sereno, se levanto para ir al baño y limpiarse el rostro, se echó un poco de agua, se seco y se quedo mirando fijamente a si mismo, era el momento de aceptarlo.

--Soy gay-se dijo a si mismo en voz alta.

Reconocerlo de esa manera le ayudo bastante, de repente todo estuvo bien y tenía sentido, nada de tristeza ni enfado, eso era él y no iba a seguir negándose su propia naturaleza, ya no podía pretender engañarse ni fingir que era lo que los demás esperaban, era él mismo finalmente y no iba a seguir luchando contra eso.

Respiró profundamente, se sentía algo cansado por la montaña rusa de emociones que había tenido en los días anteriores pero encontraba cierta paz en lo que acababa de reconocer, se fue a acostar y estuvo tranquilo consigo mismo, deslizándose al sueño sin problemas.

A pesar de que las cosas quedaban claras para si mismo a Hyoga no le parecía tan sencillo que los demás lo entendieran, así que prefirió ser discreto, no iba a subirse a los techos a gritar "Soy Gay", eso definitivamente estaba descartado pero ciertamente le traía cierta calma, su estado de ánimo mejoró, ya no estaba molesto ni taciturno, más bien parecía el de antes, aunque un poco silencioso pero de ahí en fuera el mismo Hyoga.

Shiryu había notado todo eso y le dio gusto que las cosas mejoraran para su amigo, habían vuelta a reunirse y sin preguntas habían continuado con su amistad, aunque sin duda el de cabello negro tenía ciertas dudas pero prefirió no comentarlas, si su amigo le quería decir algo lo haría y él no iba a presionarlo.

Una mañana los dos estaban conversando como si nada después de correr, era fin de semana así que no tenían muchas obligaciones, estaban en eso cuando alguien se acercó a saludarlos.

--Hola Hyoga.

--Hola Saori.

Se saludaron amablemente y con sincero gusto, las cosas entre ellos estaban bien.

--Te presento a mi amiga Saori-le dijo al de cabello largo-Saori, él es Shiryu.

--Mucho gusto-dijo él.

--Igualmente-respondió ella.

Se estrecharon las manos y el joven rubio tuvo algo más que preguntar.

--¿Qué haces por aquí Saori?

--Solo doy una vuelta Hyoga ¿y tú? ¿Cómo estás?

--Bien, las cosas quedaron resueltas.

--Me da gusto, bueno, luego los veo, mucho gusto Shiryu.

El de cabello oscuro tan solo se despidió con la mano mientras ella se alejaba.

--Las cosas terminaron bien entre ustedes según veo-comentó el de ojos verdes.

--Si, Saori es una buena amiga, lo entendió todo.

--Me alegra por ti, andabas muy raro.

--Algo.

Se quedo callado pero sintió que tenía que confiar en alguien con respecto a lo que estaba sucediendo en su vida, no sabía bien como lo tomarían otros pero Shiryu era su mejor amigo y honestamente deseaba sincerarse con él.

--Oye Shiryu.

--¿Si?

--Hay algo que tengo que decirte.

--¿De qué se trata?

--Esto no es sencillo de decir.

--¿Qué pasa?

--Shiryu...eres mi amigo, mi mejor amigo ¿lo sabías?

--Tú eres mi mejor amigo también.

--En estos días estuve pensando mucho en algo hasta que me decidí y cuando lo hice me sentí mejor pero no se cómo lo van a tomar otros.

--¿Qué sucedió?

--Notaste que estaba enojado y triste y que parecía desesperado por algo.

--Si, estaba preocupado por ti.

--Le pedí a Saori que fuera mi novia pero eso no ayudo realmente, más bien si, me hizo darme cuenta de lo que en verdad me pasa.

--¿Todo esta bien Hyoga?-preguntó el de cabello largo un poco preocupado por las palabras de su amigo rubio.

--Esto no es sencillo de decir Shiryu.

--¿Qué esta sucediendo? ¿Todo esta bien?

--Shiryu me di cuenta porque me estaba pasando todo eso...Shiryu...yo...

Pero las palabras simplemente no salían de su boca.

--¿Tú...--trataba de saber el de ojos verdes.

--Shiryu, soy gay.

Los dos se miraron por unos instantes en silencio sin parpadear siquiera, parecía que ni siquiera respiraban, tan solo se quedaron inmóviles de frente sin perderse de vista.

--¿Estás seguro?-preguntó Shiryu para sentirse estúpido de inmediato por semejante pregunta.

--Si.

De nuevo se quedaron sin decirse nada, por un momento el de cabellos rubios se atemorizo por no ver reacción alguna en su amigo.

--¿Te doy asco Shiryu?-preguntó con temor.

--No, no es eso Hyoga, solo que me sorprendiste.

--No quiero perder tu amistad pero...necesito saber que no hay problema con esto...que no hay problema entre nosotros por esto...

--Hyoga...

--Es lo que soy, ya lo acepté, no puedo engañarme.

--Yo...perdona.

--¿Por qué?

--Porque no pude entenderte antes...yo...no se que decirte Hyoga...pero...Si es lo que eres yo te voy a apoyar.

--Shiryu.

--Eres mi amigo, esto no te hace diferente a quien eras, es decir, eres tú, sigues siendo tú, no eres otro, eres mi amigo Hyoga, eso no va a cambiar.

--Gracias Shiryu.

Se dieron un abrazo, de verdad que el de ojos azules había sufrido tratando de imaginar lo que su amigo pensaría de él pero ahora se daba cuenta de que no había motivos para preocuparse, el de cabello largo no lo despreciaba ni sentía asco de él, sencillamente se había sorprendido pero le reiteraba su amistad y eso no iba a cambiar.

Las cosas estaban en orden.

Para Hyoga porque para Shiryu empezaban sus propias inquietudes.

La cuestión era que después de la confesión de Hyoga el de cabello negro no pudo evitar empezar a hacerse preguntas sobre si mismo, sobre lo que quería y lo que prefería, al igual que a su amigo rubio a él no le interesaban mucho las muchachas, al menos hasta ese momento ninguna le había llamado siquiera la atención, se había dicho que era porque no era la indicada pero ya no estaba tan seguro de que esa fuera la respuesta.

Tenía que plantearse sinceramente si no estaba en una situación similar a la de su amigo rubio, quizá era que a él tampoco le interesaban las mujeres de esa forma, tal vez debía pensarlo seriamente.

Así que los días siguientes fue Shiryu quien se mostraba silencioso y pensativo mientras que su amigo rubio no sabía que hacer pero se daba sus propias respuestas y no muy agradables; Hyoga pensaba que a pesar de lo dicho el de cabello negro resentía lo que le había confesado y se estaba alejando de él, trataba de que hablaran pero Shiryu no se mostraba dispuesto a hacerlo, el rubio finalmente se canso y se decidió por hacer algo directo.

Una tarde Shiryu estaba en su casa tratando de concentrarse en algo más que no fuera la cuestión de si le gustaban los hombres o las mujeres, era bastante desconcertante para él pero no encontraba la manera de solucionarlo, en eso llamaron a la puerta, fue a abrir y se encontró de frente con Hyoga.

--Hola-dijo Shiryu--¿Qué haces aquí?

--Necesitamos hablar Shiryu-dijo el otro con seguridad y sin esperar a que lo invitara entró.

--¿De qué quieres que hablemos Hyoga?

--¿Qué te pasa?

--¿A mi?

--Si, a ti, me has estado evadiendo en estos días y quiero saber porqué.

--No te estoy evadiendo.

--Lo haces, no me mientas.

--No es lo que crees Hyoga.

--¿En serio sabes lo que creo?

--Yo...

--Si te importa, lo que te dije te importa, no quieres seguir siendo mi amigo porque te importa que sea gay.

--No es eso.

--¿No? No hemos hablado, me evades, si te llamo siempre tienes algo que hacer, si no es porque te importa ¿de qué se trata?

El de cabello negro no pudo ni mirarlo, se sentó al pie de las escaleras que llevaban a la planta alta, al verlo así su amigo se inquieto un poco y se le acercó, se quedo sentado a su lado y lo miró atentamente.

--¿Qué sucede Shiryu? ¿Qué te esta pasando?

--Hyoga...no se como decirlo...

--Solo dilo como es ¿de qué se trata?

--¿Cómo lo supiste?

--¿Qué cosa?

--¿Cómo supiste...que te gustaban los hombres?

--¿Por qué quieres saber eso?

--Necesito saberlo.

--¿Por qué?

--Hyoga...no se...no se si me gustan los hombres o las mujeres...no lo se...

--Shiryu...

--Desde que me dijiste lo tuyo me lo he preguntado, siempre hemos estado juntos, a ninguno de los dos nos ha gustado una chica ¿Qué debo pensar?

--Tal vez...bueno...a lo mejor no es eso, tu siempre decías que esperabas a la indicada.

--Eso ya no parece tener sentido.

--Bueno...yo...yo...

Pero la verdad no tenía la menor idea de que decirle, veía a su amigo completamente confundido y no tenía la menor idea de que decirle para apoyarlo o al menos para que se sintiera mejor, simplemente se quedaba a su lado sin saber que hacer.

--Solo me di cuenta Shiryu-dijo finalmente Hyoga-No se, de pronto supe que lo de Saori no tenía sentido y que lo mío eran los muchachos, no se como explicártelo, perdona.

--No importa Hyoga, supongo que esto lo tengo que resolver por mi cuenta.

--Si pero ya sabes que si necesitas ayuda o solo hablar con alguien yo estoy contigo ¿si?

--Lo se, gracias.

--Supongo que quieres estar a solas.

--Necesito pensar.

--Entonces me voy pero cualquier cosa me llamas ¿de acuerdo?

--Si.

Como no supo que más decirle se retiro, dejando a su amigo de cabello negro tratando de decidirse sobre lo que haría, nunca lo había visto tan confundido, se sentía preocupado pero confiaba en que lograría resolver su situación y fuera lo que fuera que quisiera lo apoyaría, lo estimaba mucho como para no hacerlo.

El tiempo pasó lentamente, ambos trataban de ajustarse a la nueva situación en la que se encontraban, a veces charlaban, a veces no sabían que decirse, la situación parecía tensarse y calmarse dependiendo de lo que hicieran pero no podían sostener mucho tiempo ese contexto pues ambos sabían que tenían que decidirse a hacer algo antes de que su amistad se viera dañada por no poder comunicarse. Fue de esa manera que cierto día permanecían en casa de Hyoga, no estaban haciendo nada especial, simplemente mataban el tiempo y trataban de hablar de cualquier banalidad que se les ocurriera para no reconocer que la verdad estaban inquietos.

No habían tocado el tema de sus preferencias en esos días pues ninguno de los dos sabía como abordarlo y no tenían idea de lo que el otro sentiría si lo comentaban en esos momentos en que ambos se encontraban sensibles por su situación. Trataban de que no se les notara su inquietud pero no era sencillo, los dos se conocían lo suficiente para saber que el otro estaba nervioso. Intentando mantener su mente ocupada en otra cosa se quedaron sentados viendo una película, todo estaba bien hasta ese punto, hasta que en una escena los protagonistas tenían un encuentro bastante apasionado, llegados a ese punto ninguno de los dos supo que hacer y para su mala suerte los dos voltearon al mismo tiempo a verse.

--Como si la película necesitara de esa escena-dijo Hyoga simplemente por decirlo.

--Si-respondió su amigo-Les meten esas escenas sin la menor justificación.

--Si.

--Si.

Pero se miraban nerviosamente, era momento de hacer algo...aunque no estaban seguros de lo que hacían.

--Tal vez podríamos intentarlo-dijo Shiryu de repente.

--¿Tu crees?

--Bueno, hemos sido amigos de años, siempre nos hemos llevado bien.

--Si, no creo que nadie me conozca como tú.

--Bueno... ¿quieres?

--Pues...si tu quieres.

No supieron que más decir así que quizá fuera el momento de hacer algo más que solo hablar y pensar en intentarlo, Hyoga se le acercó lentamente a Shiryu y con los ojos cerrados buscó su rostro, el de cabello largo hizo lo mismo, cuando se tuvieron a su alcance sintieron como un mareo pero de todas formas se besaron, fue solo un suave roce con los labios cerrados, no buscaron tocarse más ni insistir, solo ese suave rozamiento que no les desagrado pero tampoco podían asegurar que les gustara.

--Y bien...--dijo Hyoga.

--¿Y bien?-preguntó Shiryu.

Pero ninguno de los dos estaba seguro de qué hacer en adelante, trataron de sonreír y de seguir hablando pero había demasiada tensión como para lograrlo, así que por las horas siguientes intentaron hablar pero las palabras no salían.

Y en los días que vinieron las cosas no eran más sencillas. Aunque los dos jóvenes amigos habían acordado darse la oportunidad de ser algo más no estaban seguros de que fuera una buena idea, mientras eran amigos podían pasar tiempo juntos sin dificultades pero desde que lo intentaran como pareja simplemente parecía que no funcionaba, era como si no pudieran entenderse y todos sus intentos resultaban infructuosos en ese terreno, a veces simplemente estaban sentados uno al lado del otro sin tener la menor idea de que decirse, hasta que llegó el momento en que empezaron a evadirse mutuamente para no tener que aceptar que las cosas no estaban funcionando entre los dos.

Todo se aclaró durante un fin de semana.

Los dos habían pasado tiempo dando unas vueltas sin rumbo por la ciudad pero finalmente se hartaron de pretender que eso les interesaba y regresaron a casa de Shiryu, cuando estaban a solas era cuando intentaban ser más íntimos, se tomaban de las manos y se besaban pero no era frecuente, más bien trataban de no hacerlo.

--¿Quieres algo de beber Hyoga?-le preguntó el de cabellera negra.

--Lo que tengas por mi esta bien-fue la respuesta del otro.

El de ojos verdes fue al refrigerador y sacó un par de botellas de agua, le tendió una a su amigo mientras que él abría la otra, tomaron el líquido en silencio por un rato pero no sabían que más hacer, sencillamente era como si no se comprendieran siendo pareja pero no lo admitirían sin un último esfuerzo.

Cuando iban a dejar la cocina chocaron accidentalmente, se miraron por un instante y sonrieron nerviosamente, fue entonces que Hyoga buscó a su compañero y empezó a besarlo, le tomó un segundo recargarlo contra la pared y el otro muchacho no se resistía aunque ninguno de los dos parecía muy entusiasmado con lo que hacían, era el momento de definirse. El de cabello rubio se detuvo y tan solo se le quedo mirando al otro joven que parecía pensar en algo.

--Hyoga-dijo Shiryu mirándolo de frente.

--¿Qué sucede Shiryu?

--Creo que esto no me esta gustando.

--¿No?

--Lo siento pero no me agrada que me beses.

--Bueno...

--No creas que te rechazo por ser gay, es solo que no me esta gustando nada de esto.

--A mi tampoco-confesó el rubio.

--¿No?

--Cuando hacemos algo me parece que beso a mi hermano.

--¿Qué hacemos?

--Aceptar las cosas como son, no nos gustamos.

--Eso parece.

--Eres mi amigo Shiryu, no quiero que eso cambie pero...no puedo con esto de una relación, no contigo.

--Yo tampoco puedo, al menos ahora se que no me gustan los hombres.

--¿Cómo lo sabes?

--Si no me gusta un muchacho como tú dudo que otro vaya a gustarme.

--Bueno, al menos algo resulto de todo esto.

--¿Sabes Hyoga? De verdad quiero que encuentres a alguien que te guste y le gustes, que te trate bien.

--Se que la chica indicada anda por ahí y te hará sentir bien, ya lo verás.

--Si.

--Si. Creo que mejor me voy, necesito un poco de tiempo conmigo mismo.

--Te entiendo, yo también tengo unas cosas en que pensar.

--Entonces nos vemos.

--Nos vemos.

El joven rubio salió pero cada uno sabía que era lo mejor, una relación entre los dos no era lo que querían, si existía la persona indicada llegaría a su vida pero sin duda no era el otro muchacho que representaba una parte tan importante en sus vidas.

Las cosas parecían seguir normalmente después de que ambos amigos aclararan lo que sentían y querían, ahora que reconocían cual era su situación estaban más tranquilos y seguían como siempre, lo que cada uno eligiera el otro lo aceptaba y lo respetaba, no los hacía personas diferentes ni cambiaba lo que había entre ellos.

Una mañana Hyoga iba rumbo a su casa cuando alguien le hablo.

--Hola, buenos días.

Volteó y se encontró con un lindo muchacho de cabellera verde, nunca antes lo había visto, estaba seguro de que no lo hubiera olvidado.

--Buenos días-le respondió.

--Disculpa ¿podrías ayudarme?-continuó el de cabello verde-No encuentro esta dirección.

Le extendió una hoja y el otro muchacho la leyó sin problemas.

--Es aquí a la vuelta-dijo Hyoga--¿Por qué necesitas ir ahí?

--Vengo con unos parientes para estar en la ciudad.

--Eres nuevo entonces.

--Así es, dije que podía llegar sin problemas pero me perdí.

--No te preocupes, eso llega a pasar.

--Mi nombre es Shun-dijo el joven con una sonrisa.

--El mío es Hyoga.

--Encantado.

--Puedo acompañarte para que sepas donde es.

--¿De verdad? Gracias, eres muy amable.

Se pusieron en marcha y mientras caminaban Shun le contaba media vida a Hyoga que no se cansaba de ver lo lindo que era se joven a su lado y que parecía tan agradable. Lo llevo a la dirección que necesitaba pero antes de llamar el de cabellera verde se quedo platicando con él un poco más, parecía que le agradaba su compañía y no tuvo dudas de ello cuando le pidió que se vieran de nuevo más tarde, al regresar a su casa estaba de muy buen humor, tanto que se le seguía notando cuando lo llamaron por teléfono.

--¿Bueno?-preguntó Hyoga.

--¿Qué haces Hyoga?-se trataba de Shiryu.

--Nada en especial ¿Qué pasó?

--Solo quería saber si te interesaría hacer algo por la tarde, terminé con mi investigación antes.

--Perdona pero no puedo.

--¿Sucedió algo?

--Conocí a un muchacho y quedé de verme con él al rato.

--¿Conociste a un muchacho?

--Si, es muy lindo, se llama Shun.

En unos minutos Hyoga ya le había contado lo sucedido esa mañana, su amigo no quiso insistirle más en lo de salir porque escuchó su entusiasmo y prefirió no intervenir.

--Bueno, que te diviertas Hyoga-le deseo sinceramente el de cabello negro.

--Ten por seguro que lo haré-respondió el de ojos azules.

Llegada la hora acordada ambos muchachos, el rubio y el de cabello verde, se encontraron.

--¿Adonde vamos?-preguntó Shun.

--¿Qué te parece conocer el lugar?

--Muy bien ¿hay algo interesante?

--Ya lo verás.

De esa manera Hyoga salió con Shun, el tiempo lo invirtieron en conocer los alrededores y todo lo que hubiera para conocer, pasaron las horas velozmente y de forma agradable pues los dos se entendían muy bien y les interesaban cosas en común, realmente les alegraba conocer a alguien como el muchacho que tenían a su lado, les gustaba tanto que cuando regresaron a sus casas acordaron verse de nuevo.

Mientras tanto Shiryu se decidió por dar unas vueltas a los alrededores, tan solo para distraerse y matar el tiempo un poco, estaba en eso cuando escuchó que lo saludaba una voz que no le resultaba desconocida.

--Hola Shiryu.

Dio vuelta y se encontró con Saori.

--Hola Saori-la saludó amablemente.

--¿Qué estás haciendo? ¿Y Hyoga?

--Solo daba una vuelta, Hyoga no esta conmigo.

--¿No? eso es extraño, siempre están juntos.

--Él tenía algo que hacer.

--Que pena, bueno solo quería saludarte.

--¿Qué haces por aquí?

--Vine a comprar una planta para mi habitación, quiero que tenga algo de vida.

--Si quieres te acompaño.

--¿De verdad? Muchas gracias.

--De nada.

Siguieron caminando hasta llegar a un invernadero y la joven escogió una planta de sombra que le aseguraron no crecía mucho, siguieron conversando por un rato e incluso Shiryu acompaño a Saori hasta su casa, habían pasado un buen rato juntos y acordaron llamarse en otra ocasión.

Casi sin proponérselo fue de esa manera que se inició otra relación en la vida de los jóvenes amigos, una que era más que amistad en sus vidas y les gustaba más de lo que pudieran decir, ya era común y frecuente para ambos tener compromisos con alguien más y su amigo no se los discutía, aunque siempre encontraban la forma de darse tiempo y dedicarse algo de sus vidas para compartir y charlar, seguían con sus vidas simplemente y aceptaban los cambios en ellas.

Hyoga seguía viéndose con Shun, a esas alturas los dos estaban bastante convencidos de cuanto les gustaba el otro muchacho y que les agradaba más que ninguna otra persona que hubieran conocido, se habían besado en unas ocasiones y en otras sus manos se habían tocado si no íntimamente si de manera bastante sugestiva aunque ninguno de los dos había dicho una palabra al respecto sobre el rumbo que estaban tomando las cosas, solo las habían hecho más estables pues eran novios.

Shiryu por su parte continuaba saliendo con Saori, le parecía una chica muy agradable, a diferencia de las demás no le resultaba solamente una amiga, le gustaba demasiado para que quedara en esa categoría y la muchacha por su parte no se mostraba indiferente a él, en una ocasión sin decir nada al respecto se habían besado simplemente pero después de eso los besos y las caricias se hicieron más frecuentes, sobre todo cuando dijeron abiertamente que eran novios.

Esa tarde los cuatro estaban reunidos para dar una vuelta, veían por los alrededores hablando y riéndose de lo que fuera cuando se encontraron con un grupo de conocidos de la escuela.

--Pero miren quien esta aquí-dijo Jabu-Si son nada más y nada menos que el marica y su novio.

Los otros jóvenes se rieron mientras que Hyoga y sus acompañantes estaban dispuestos a ignorarlos pero los otros tenían ganas de molestar.

--No se como admiten que maricas anden sueltos, deberían...

Pero antes de que pudiera decir una sola palabra más Shiryu lo sujeto por el cuello  como era más alto lo levanto de puntas en sus pies.

--Tú y todos tus amigos escuchen esto: más les vale que dejen en paz a Hyoga, lo que él haga o deje de hacer es asunto suyo y si tienen algún problema con eso me lo dicen primero, entonces les arranco las bolas y hago que se las traguen ¿entendido?

Soltó a Jabu y todos lo miraban sorprendidos, Shiryu nunca se había mostrado así y supieron que hablaba bastante en serio, los otros prefirieron dejarlo por la paz y se fueron por otro lado mientras que sus amigos solo lo veían.

--Perdón pero de verdad me molestaron-dijo el de cabello negro.

Los otros muchachos no terminaban de creerlo, Shiryu siempre había sido tranquilo y amable, fue entonces que Saori hablo.

--Hyoga tiene suerte de tener un amigo como tú-y le sonrió.

Después de eso siguieron con su camino y pasaron la tarde juntos sin el menor inconveniente y sin que nadie los molestara más, los cuatro se agradaban y se respetaban, eso era lo más importante para sus vidas. Cuando se separaron se fueron en parejas dispuestos a pasar un poco más de tiempo juntos.

--De verdad me sorprendió Shiryu-le decía Shun a Hyoga-No lo creía capaz de reaccionar así.

--Nunca lo había visto hacer algo como le de hoy-le dijo Hyoga-Pero creo que lo molestaron en serio.

--Más me vale portarme bien contigo o me ira mal con él.

--No creo que puedas hacer algo contra mí.

--¿Por qué estás tan seguro?

--Porque se que te gusto.

--Estás equivocado en eso.

El de cabello rubio miró atentamente al otro muchacho, no comprendía porque le había dicho eso, estaba convencido de que le gustaba, al ver su expresión el de cabellera verde supo que era momento de sincerarse.

--No me gustas solamente Hyoga-comenzó el de ojos verdes-Te quiero.

Por un momento el de ojos azules no supo que hacer, solo se quedo quieto tratando de convencerse de que había escuchado lo que había escuchado, el otro joven espero por una respuesta pero al no obtenerla se acercó y lo beso suavemente en los labios mirándolo con una sonrisa.

--Te quiero Hyoga.

Eso era lo que necesitaba el otro para convencerse, lo estrechó entre sus brazos y siguieron besándose por un largo rato.

--También te quiero Shun-terminó confesando el de cabello rubio.

Después de eso los besos continuaron mientras se abrazaban, estaban felices por haberse sincerado y más por ser correspondidos.

--Nunca creí que te enojarías tanto Shiryu-le decía Saori al joven a su lado.

--No me agrada que se metan con la gente a la que estimo.

--Ya me di cuenta.

--Perdona si...

--No, esta bien, merecían que los pusieran en su lugar. Eres un muchacho muy especial ¿lo sabías?

--No creo serlo.

--Lo eres, por eso me gustas tanto.

Al escucharla el de cabello oscuro no supo que hacer, simplemente la veía sin saber que decirle.

--Shiryu-dijo ella acercándose-Prepárate porque te voy a besar.

El joven se quedo inmóvil mientras la muchacha de cabello morado se le acercaba y le daba un tierno beso en los labios.

--Me enamoraría de ti sin problemas Shiryu.

A esas palabras el joven la acercó a él y le regreso el beso pero con más fuerza, de verdad le gustaba esa muchacha y sentía que tampoco le costaría trabajo enamorarse de ella.

Las cosas entre los jóvenes amigos y sus parejas seguían tranquilas, ya nadie se atrevía a decir nada de la situación de Hyoga, a menos que quisieran vérselas con Shiryu y nadie quería eso, por eso no hubo más problemas, así que los muchachos seguían tranquilamente con sus vidas, tan tranquilamente como se podía en su situación pues estaban ante una disyuntiva en sus vidas pero demasiado personal para comentarla con alguien, ni siquiera con su mejor amigo.

La situación era que ambos pasaban más y más tiempo pensando en sus parejas pero sentían que ya no querían solo besarse, querían más, a veces les daba la impresión de que también la otra persona quería más pero no sabían como expresarlo, se mantenían juntos y esperaban por los acontecimientos, los cuales no se mostraron desfavorables a ninguno de los dos.

Hyoga y Shun habían salido esa tarde, ya era más bien de noche cuando regresaron a casa del de cabellera verde, se quedaron en la puerta para despedirse dándose un suave  beso.

--¿Vienes mañana Hyoga?

--Claro.

--Entonces hasta mañana.

--Hasta mañana Shun.

Apenas había dado unos pasos el joven de cabello rubio cuando el otro le hablo.

--Hyoga.

--¿Si?

--¿Por qué no entras un rato?

--¿No se molestaran?

--No.

--Bueno, solo un rato.

Los jóvenes quedaron dentro de la casa y en ese momento el de ojos azules se dio cuenta de que no parecía haber nadie en el lugar.

--¿Estás a solas Shun?

--Si, todos se fueron de fin de semana pero yo preferí quedarme.

--Ah.

--¿Te molesta?

--No, claro que no me molesta pero no se si deba estar aquí.

--No te preocupes, solo vamos a seguir hablando, ponte cómodo.

Y así lo hizo, los dos se quedaron hablando animadamente de algunas cuestiones mientras se suponía que prestaban atención a lo que mostraba el televisor pero ciertamente ninguno de los dos le prestaba atención, siguieron charlando, riéndose, ocasionalmente se besaron y fueron esos besos los que los llevaron a tan solo seguir besándose sin pensar en nada más, para cuando se dieron cuenta el joven rubio estaba sobre el de ojos verdes acariciándolo a través de la ropa sin problemas, buscando la forma de traspasarla.

--¿Quieres...tu quieres...estar conmigo Shun?-preguntó con nerviosismo Hyoga.

--Si...

Esa breve respuesta le dijo al rubio todo lo que necesitaba saber, no tardó mucho en separarse pero solo para seguir a su joven compañero a su recámara, entraron  y se quedaron mirando por un segundo, aún un tanto nerviosos pero sin duda dispuestos a seguir adelante, cada uno empezó a quitarse la ropa delante del otro con cuidado, dejándola a un lado para un momento antes de quedar completamente desnudos terminar de desvestirse mutuamente, cuando se vieron sin nada de ropa se quedaron sin palabras por un segundo pero tampoco las necesitaron cuando se abrazaron y fueron hacia la cama, recostándose con cuidado, sobre todo Hyoga que quedo encima del de cabellera verde, trataba de no dejar caer su peso sobre el joven mientras lo besaba y el otro respondía a sus caricias; Hyoga seguía besando a su joven compañero haciendo que sus cuerpos se ajustaran lo mejor posible uno contra el otro.

--Si quieres que me detenga Shun solo tienes que decirlo...solo dilo y me detendré...si quieres...

El de ojos verdes solo sonrió, sentía que los dos estaban tensos y por eso trató de relajarse para que su compañero también se calmara un poco, tembló levemente cuando los labios del joven rubio comenzaron a recorrer su cuerpo hacia abajo, un poco tímido pero sin duda seguro de lo que quería alcanzar, los suaves labios marcaban el camino hacia su abdomen, presionando gentilmente contra su cuerpo, deteniéndose unos instantes para después continuar con una delicadeza perceptible. Shun gemía un poco, indicando así a esa boca que continuara su camino, Hyoga sonrió levemente al escucharlo y al quedar frente a la firme erección de su compañero pasó su lengua lentamente para después soplar con cuidado, provocando que el otro joven se curvara sobre su espalda placenteramente e hiciera un sonido que parecía un lamento, un instante después el de cabellera rubia estaba dejando tiernos besos en el rígido miembro, se separó un poco para incorporarse y buscar el permiso de continuar en su pareja, vio los brillantes ojos verdes estar conformes y eso lo complació por demás.

Exhalando suavemente la boca del de ojos azules tomó con cuidado la masculinidad del otro joven quien solo pudo gemir ante el íntimo contacto, quedando por unos segundos como si estuviera en shock, sentía nacer en él la pasión y la ternura al mismo tiempo por el joven hombre que lo tocaba. Con movimientos que parecían perfectos el de cabellos rubios trabajaba la sexualidad latente de su pareja, ambos temblaban un poco pero trataban de relajarse y de disfrutarlo lo más posible, dándose razones para desear más y continuar con lo que compartían; Shun no tardó en sentir que todo su cuerpo estaba a punto de estallar en el clímax, trató de decirle a su compañero pero no pudo, simplemente se tensó por un segundo y al siguiente la esencia abandonaba su cuerpo, quedando en el interior de esa boca que lo recibía sin problemas; Hyoga se sintió bien mientras tomaba lo que su pareja le daba, le dio la impresión de que era dulce y perfecto, todo le gustaba, los suaves sonidos que llegaban a sus oídos, la manera en la que se curvaba sobre la cama, como apretaba sus dedos en las sábanas, todo le resultaba perfecto.

--Hyoga...

Esa forma en la que lo llamaban le pareció el sonido más increíble que hubiese escuchado.

--Shun...

Se dieron un beso algo fuerte en los labios, el de cabello rubio miró alrededor y no tardó en encontrar algo que lo ayudara como lubricante, era un tipo de crema, se aplicó libremente en sus dedos y lo llevo a la estrecha entrada del joven de cabello verde, presionando amablemente en círculos para entrar, fue por unos momentos hasta que encontró la forma de traspasar empujando con algo más de fuerza, cuando lo consiguió besó con cariño al muchacho a su lado con ternura para que se relajara, lo distraía de esa manera mientras movía sus dedos con cuidado para ampliar el camino que deseaba recorrer al mismo tiempo que el de ojos verdes lo acariciaba lentamente tratando de calmarse, fue cuestión de un rato pero que esos dedos en su interior encontraran su próstata, la masajearan amablemente y aumentaran la excitación. Los dos jóvenes gemían de placer listos para seguir de otra forma.

--Hyoga...hazme el amor Hyoga...

Al que llamaban no espero más, besó a Shun con fuerza en los labios a retirar sus dedos, se acomodó entre las esbeltas piernas de su pareja y sin tardanza entró de un solo movimiento, aunque no por completo, se quedo quieto tratando de controlarse al mismo tiempo que su compañero sujetaba sus brazos tratando de eludir el dolor, solo necesitaron de unos momentos cuando se movieron nuevamente, encontrándose al mismo tiempo y quedando unidos por completo, permitiendo que sus sentimientos los dominaran y que su cuerpo se ajustara a la nueva sensación.

Un torrente de emociones los envolvió, dolor, placer, ternura, pasión, miedo, amor, todo al mismo tiempo, sus cuerpos se agitaban y un segundo después estaban moviéndose con una recién descubierta intensidad que nacía de lo más profundo de su ser, se revelaba ante ellos un intenso placer que los cubría por completo. Era la primera vez que experimentaban algo semejante, tan solo seguían el ritmo de sus caderas y se abrazaban con fuerza, trataban de sentirse por completo y de ser uno, se lamentaban sensualmente y no hubieran podido dejar de moverse aún si lo hubieran querido; el de cabello rubio estaba muy ocupado con su placer que causaba el de su pareja, seguían encontrándose a cada momento y llegaron a sentirse completamente unidos, el centro de placer del de cabello verde fue tocado una y otra vez con cada embestida del otro joven, bastaron unos momentos para que una de las manos del de ojos azules llegara a su sexo y lo estrechara con cuidado, en ese punto Shun arqueaba su espalda, sintiendo que se acercaba el final.

Los músculos de ambos se tensaban, respiraban con profundidad, gemían con soltura, las voces del placer llenaban el lugar, los dos se movían en una armonía perfecta hacia el orgasmo. Hyoga se movía dentro del otro muchacho con pasión, logrando mirar ocasionalmente los verdes ojos de su compañero que estaban entrecerrados por la emoción, siguieron besándose fervientemente, las emociones fueron demasiado y los llevaron a la euforia, con una penetración más el de cabellera rubia se liberó dentro de su compañero, besándolo con urgencia en el cuello, mientras que Shun se tensó un poco y se liberó casi hasta perder el aliento llegando a los momentos finales del orgasmo.

--Shun-susurró Hyoga abrazando al otro joven contra él.

Escuchaba y sentía los latidos del corazón de su compañero recargando su cabeza contra el juvenil pecho. No habían experimentado algo así antes, se sentían llenos de una cálida llama que los hacia sentirse felices, ni siquiera pudieron moverse de donde estaban, seguían disfrutando del momento sencillamente.

Esa tarde Shiryu había ido a visitar a Saori, habían acordado no verse pues la muchacha tenía algo que hacer según le había dicho por teléfono, aunque le había pedido que no se molestara en buscarla de todas formas él fue, al llamar a su puerta la encontró con unos shorts desgastados y una playera sin mangas. La muchacha entonces le explicó que tenía que arreglar una lámpara en su casa, más bien instalarla pues nadie lo había hecho, así que él se ofreció a auxiliarla, estuvieron en eso un rato pues ninguno de los dos sabía bien como hacerlo, mientras terminaban con la tarea el de cabello largo no había podido evitar ver las esbeltas piernas de la muchacha subida en la escalera y como se levantaba insinuantemente esa playera dejando al descubierto más de su piel, trataba de pensar en algo diferente pero sus ojos no cooperaban en dejar de verla.

--Ya esta-dijo finalmente la joven dejando a un lado el destornillador-Gracias por tu ayuda Shiryu.

--De nada-respondió él.

--¿Quieres algo de tomar?

--Esta bien.

Fueron hacia la cocina y después se quedaron en la parte de atrás de la casa con sus bebidas pero él simplemente no podía dejar de mirarla ni de sentir que deseaba tocarla de cualquier manera.

--¿Te pasa algo Shiryu?

--Nada Saori.

--Pareces nervioso.

--No, para nada.

Entonces ella se le acercó y quedó frente a él mirándolo con cuidado.

--¿Seguro?-pregunto la muchacha.

El joven no se resistió mucho a tenerla tan cerca y la atrajo hacia él de un rápido movimiento para besarla, ella no se resistió a nada pero en algún momento él pasó una de sus manos por sus pechos desde abajo hacia arriba pero ni así se separó, siguió besándolo hasta que se miraron de frente unos momentos después pero no dijeron nada, tan solo siguieron besándose con fuerza y él no pudo evitar que una de sus manos quisiera volver a sentir el juvenil cuerpo frente a él.

--Saori...Saori...

Era lo único que podía decir entre besos y caricias  dejando que sus manos la recorrieran suavemente, ella por demás no se resistía mucho aunque llego un momento en que se separo un poco pues necesitaban respirar.

--Shiryu-murmuró mirándolo de frente.

--Te quiero Saori.

--También te quiero Shiryu.

--No haré nada que tú no quieras.

--No es que no quiera-dijo ruborizándose un poco-No aquí.

La atrajo nuevamente contra él y la beso con cuidado.

--Ven-dijo la muchacha tomándolo de la mano y lo llevó a su recámara, cerró la puerta apenas habían entrado.

--Si alguien me ve aquí...--trató de decirle él.

--Llegan hasta la noche-respondió ella.

Se miraron de frente, fue todo lo que él necesito saber pues vio que ella estaba como él, nerviosa y esperanzada a la vez, se besaron y unos momentos después buscaron la manera de sacarse la ropa, lo cual fue más sencillo para él que para ella pues el de cabello oscuro no se detenía a pensar en mucho que no fuera verla desnuda ante él, le quito con tanto cuidado como pudo la ropa y ella trataba de hacer lo mismo, hasta que quedaron solo en ropa interior sobre la cama, ya no dudaban, más bien trataban de saber que hacer, ellos tenían dudas pero sus cuerpos reaccionaban a cada contacto y no tardaron en saber que camino seguir.

Shiryu fue quien termino de desvestirla para un instante después quedar desnudo, nunca había estado en una situación como esa y respiraba aprisa pero no tuvo la menor duda de lo que hacía cuando se inclinó sobre Saori para besarla y recorrió su cuerpo con sus manos, un instante después sintió las manos de ella sobre su espalda a través de su cabello, fue entre besos y caricias que metió una mano entre sus piernas para separarlas con tanto cuidado como pudo y quedo entre ellas totalmente, sintió que la joven de cabello morado se estremecía y le hablo.

--No voy a lastimarte Saori-le aseguro-Solo quiero estar contigo.

--Lo se Shiryu, te quiero.

Fue todo lo que le dijo y volvieron a besarse, él se sentía excitado de tenerla tan cerca y dispuesta, aún más cuando sentía como se arqueaba bajo su cuerpo y sus muslos se frotaban contra los suyos, no pudo resistirse mucho a esa sensación, trató de amoldarse lo mejor que pudo, mientras le decía que la quería y pronunciaba su nombre empezó a entrar en su cuerpo con tanto cuidado como pudo, las finas manos de la joven debajo de él parecían aferrarse a su cuerpo, escuchó unos leves lamentos hasta que no pudo avanzar más. Se quedo muy quieto intentando controlar los latidos de su corazón, no supo cuanto tiempo hasta que empezó a moverse conteniéndose de ser brusco, solo lo hacía con lentitud, suavemente, estrechándola en sus brazos. Ella simplemente se entregaba a él, cerraba sus ojos con fuerza y se aferraba a su cuerpo como lo único que le importaba, le había dolido un poco al principio pero bastaron unos momentos para que se le olvidara y le gustara la sensación de ese hombre en su interior.

Los dos se movían al mismo ritmo, no sabían cuanto tiempo llevaban así pero no les importó mucho cuando su cuerpo les anunciaba que estaban cerca del clímax, tan solo podían moverse más aprisa y estrecharse mutuamente hasta que no fue posible resistirse más, Shiryu termino diciendo de forma ahogada el nombre de ella y Saori solo dio un suave gemido que parecía el nombre de él.

Se quedaron muy quietos, recuperándose, antes de separarse no pudieron evitar preguntarse si a su compañero le gustaría lo que había pasado, si aún querrían seguir adelante con la relación, lo que pensaría el otro por lo que acababan de hacer pero nada de eso importó cuando al mirarse de frente vieron el brillo del amor en ellos, se limitaron a sonreír.

Para cuando los amigos volvieron a verse estaban bastante contentos, animados, tenían varios planes a futuro, sin necesidad de preguntarse sabían que habían pasado cosas importantes en su vida.

--¿Cómo esta Shun?-le preguntó amablemente Shiryu a su amigo.

--Se encuentre bien, los dos estamos bien de hecho-respondió con una sonrisa Hyoga.

--Me da gusto por ustedes.

--¿Y Saori? No la he visto por un tiempo.

--Vamos bien.

Al verse un poco inquietos pero sonrientes los dos asumieron que era mejor no preguntar más por sus parejas, así que cambiaron el tema y de inmediato siguieron hablando de cualquier cosa, tal y como lo habían hecho siempre, dejando que las palabras fluyeran con libertad y sin problemas entre los dos, platicando sin dificultades y comprendiéndose con naturalidad sin necesidad de demasiadas preguntas. Continuaron con eso por unas horas hasta que llegó el momento de despedirse pues habían acordado ver a Shun y a Saori respectivamente, en cuanto a ese compromiso no sabían si era la persona indicada, si era el compañero de su vida, el verdadero amor, pero si sabían algo: su amistad seguiría en pie por encima de todo.

 

 

FIN

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado y aprovecho para desearlesuna feliz Navidad, que la pasen bien con su familia y amigos.

Atte Zion no Bara


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