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Unidos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta pero espero que les guste.

Notas del capitulo: Pues me animé a hacer la continuación, dedicado atentamente a quienes me pidieron que lo hiciera, Shun el mas bello y Echigo 320, espero sea de su agrado.

Parecía que las cosas no podían marchar mejor de lo que estaban, su existencia era completa, al menos eso le parecía a los dos, seguían con sus vidas sin mayores dificultades en esas semanas, sus planes se llevaban a cabo, sus deseos se cumplían, se amaban y eso era lo más importante para los dos. Incluso las últimas noticias eran alentadoras para ambos, nada podía ser más perfecto.

Esa mañana los dos daban una vuelta en automóvil pues el de cabellos rubios deseaba que su compañero aprendiera, llevaban unos días con eso pero las cosas no marchaban tan mal, solamente que se debía tener el doble de atención cuando el más joven se encontraba tras el volante ya que a veces pisaba el acelerador en lugar del freno.

--Ahora da vuelta a la derecha-decía el de ojos azules.

--Muy bien-respondió el de ojos verdes.

Con cuidado y despacio el menor llevó a cabo la instrucción que le habían dado, no sin cierta dificultad pero sin duda ya era mejor que en las ocasiones anteriores.

--Muy bien-dijo el que enseñaba-Pero creo que por hoy ya fue bastante, mejor seguimos mañana.

--¿De verdad voy haciéndolo mejor?

--Claro, dentro de poco podrás manejar solo.

Solo sonrieron a esas palabras y regresaron a la casa de las afueras, una vez que el vehículo fue estacionado entraron a la vivienda, la cual lucía impecable no solo por limpia, también por los muebles nuevos que lucían por todo el lugar.

--¿No necesitas nada más para la casa Shun?

--Todo esta en orden Hyoga.

--¿Seguro? No esta por demás asegurarse.

--Te aseguro que tengo la casa bajo control.

--Me alegra escucharlo ¿De verdad no habrá problemas?

En los días anteriores el joven rubio había tenido cierta inquietud pues desde el inicio de su relación no había sabido nada del hermano mayor de Shun, Ikki, y le inquietaba un poco que con esa visita las cosas no marcharan bien entre ellos ya que el de cabellos verdes era lo más importante en su vida. Sin embargo también sabía cuan importante era para su joven compañero su hermano.

--Te aseguro que no habrá problema alguno Hyoga, no te preocupes. Me inquieta más que gastaras tanto en la casa y en mí.

--Eso no es problema Shun, todo puede pagarse, además quiero que todo este a tu gusto, me agrada como dejaste este lugar.

--Gracias por pensar que quedó bien.

Aparte de la redecoración de la casa el joven de cabello rubio había comprado prácticamente un guardarropa para su compañero, había sido un gasto fuerte pero al de ojos azules no parecía importarle demasiado, su joven pareja no sabía como agradecerle todo lo que había hecho por él desde el principio.

Pero la verdad Shun estaba nervioso, no podía asegurar cuál sería la reacción de su hermano mayor ante la idea de que estaba con alguien y que ese alguien era otro hombre, tan solo rogaba porque las cosas salieran bien pues realmente deseaba que Ikki comprendiera que era feliz con el joven de los ojos azules.

--Bien, si dices que todo esta en orden confiaré en ti Shun.

--Gracias, ya verás que todo saldrá bien.

Se besaron tiernamente y los dos esperaban que esas palabras se cumplieran ya que se querían con intensidad y no deseaban que algo empañara esa felicidad.

Sin embargo a veces los planes que hacemos no solo dependen de nosotros mismos y no se puede negar que la presencia de otras personas en nuestras vidas llega a ser determinante para los caminos que tome nuestra existencia. Y fue eso lo que ocurrió a la joven pareja.

Las cosas dieron un inicio una mañana en la que todo estaba en calma alrededor, los dos se encontraban en la casa, Shun estudiando, Hyoga revisaba algunos proyectos en los que trabajaba y deseaba presentar a futuro, en eso llamaron a la puerta.

--Yo abriré-dijo el de cabellos verdes.

--Gracias.

Mientras el rubio se quedaba metido en sus asuntos el muchacho de ojos verdes fue a la puerta, cuando abrió quedó frente a un apuesto joven de hermosos ojos azules y brillante cabellera larga y dorada, en un primer momento no supo siquiera que decir pero se recupero en un instante.

--¿Qué desea?-preguntó amablemente el más joven en la puerta.

--¿Se encuentra Hyoga?-preguntó el otro como si ordenara.

--Si ¿A quién anunció?

--Solo llámelo.

Y sin decir nada más entró a la casa, ignorando completamente al de ojos verdes intencionalmente, observaba alrededor y algo en él a pesar de su tranquilo aspecto hacía pensar que en realidad se encontraba muy indignado por tener que estar ahí.

--Espere un momento por favor-dijo Shun.

De inmediato fue a buscar a su compañero que seguía revisando sus proyectos, al ver entrar al otro joven supo que algo había sucedido.

--¿Quién era Shun?

--No me quiso decir pero quiere hablar contigo.

--¿Conmigo? ¿De qué?

--No lo se, solo preguntó por ti y entró a la casa, te esta esperando.

--Será mejor ver de quien se trata aunque no veo quien quiera venir a buscarme a esta casa precisamente.

Ambos salieron de la habitación y se dirigieron a donde se había quedado el recién llegado, cuando estuvieron a unos pasos el alto joven de cabellos dorados los miró atentamente, sin duda con severidad, de inmediato fue como si solo le importara que Hyoga estuviera presente pues hizo a un lado por completo a Shun.

Hyoga permanecía muy quieto al inicio pero no tardó en recuperarse de la sorpresa pues al instante siguiente se dirigía con afecto al recién llegado.

--Shaka, que sorpresa verte ¿Cuándo regresaste?

--Llegué hace más de una semana.

--No era necesario que vinieras, con escribirme yo hubiera ido.

--Tengo que hablar contigo.

--Claro, hay muchas cosas que contarnos. Permíteme presentarte, él es Shun-dijo señalando al de cabellos verdes-Shun, él es mi hermano Shaka.

--Mucho gusto-dijo amablemente el más joven.

Habían hablado poco hasta ese momento de la familia de Hyoga pero no parecía ser tan importante, el rubio siempre se había mostrado muy confiado en su parentela. Shun se acercó y tendió atentamente su mano pero el rubio más alto solo le dedico una glacial mirada y no correspondió el saludo, de inmediato dirigió su atención nuevamente a su hermano menor. Los otros dos jóvenes se quedaron helados ante lo que acababa de suceder y no tuvieron tiempo de ninguna otra reacción pues Shaka volvió a hablar con tono autoritario.

--Vine para hablar contigo Hyoga, a solas.

Remarcó sus últimas palabras de tal forma que Shun se sintió mal pero procuró no demostrarlo.

--Los dejo a solas-dijo tímidamente el más pequeño y salió más bien corriendo de la estancia para refugiarse en su habitación.

Cuando los dos hermanos rubios quedaron a solas tenían diferentes emociones en sus miradas pues el resto de su rostro había permanecido impasible durante la escena que acababa de darse, los azules ojos del menor trataban de explicarse lo que terminaba de suceder pero los del mayor eran sin duda muy adustos ante la situación en la que se encontraban.

--¿Te paso algo en la India Shaka?-preguntó Hyoga.

--¿A qué te refieres con eso?

--A que no recuerdo que fueras tan grosero cuando alguien te saludaba.

--No voy a dignificar a ese muchachito tratándolo.

--¿A qué viniste?

--Acababa de regresar después de todos estos meses de trabajar en la India tan solo para enterarme que mi hermano menor no ha hecho sino disparates con su vida.

--¿De qué hablas?

--¿De qué hablo? Dejaste a tu prometida de años, te viniste a enterrar a un pueblucho en el que no harás nada importante ¿y qué más? Claro, tuviste la grandiosa idea de enredarte con un sirviente ¿Hay algo más que deba agregar?

--¿Desde cuando te volviste el portavoz de la familia Shaka?

Y le dijo eso porque estaba seguro que eran las opiniones que tenían los demás miembros de su parentela al escuchar lo que había hecho en las semanas pasadas, no se habían tomado bien ninguna de sus decisiones sin duda y ahora tenían a alguien que se lo haría saber.

--No me hables con ese cinismo Hyoga, sigo siendo tu hermano mayor-dijo con firmeza el más alto.

--Que seas el mayor no quiere decir que puedes tratarme como a un niño, hace mucho que deje de serlo.

--No lo parece cuando actúas de esta forma tan torpe.

--¿Por qué no pueden alegrarse de verme feliz? ¿No es eso lo que debería importarle a la familia?

--Es porque nos importa tu felicidad que tenemos que intervenir, no supondrías que te veríamos hacer todos estos desatinos y quedarnos callados, Hyoga tienes que pensar en tu futuro.

--¿Por qué les parecen tan malas mis decisiones?

--Porque lo son.

--Esto no se trata de quedarme aquí, esto se trata de Shun ¿no es así?

--Por supuesto que se trata de él, no tienes ni idea de lo que le ha hecho a la familia enterarse de esta relación que no te llevara a nada bueno.

--Soy feliz.

--Si, eres feliz aquí, donde no hay nadie que te conozca pero dime ¿lo serías en un ambiente como en el que crecimos? Los demás se darían cuenta desde el principio que ese muchachito nunca podrá ser la persona que necesitas a tu lado para alcanzar tus metas, todo ese futuro que cuidadosamente fue planeado para que fueras alguien importante en la vida, ¿y todo para qué? Para que lo tires a la basura por un sirviente que limpiaba tu casa.

--¡Ya cállate!-grito Hyoga-Hasta ahora te aguante todo lo que has dicho porque se trataba de mi pero estás muy equivocado si crees que te permitiré decir una palabra más de Shun.

--¿Hasta esto has llegado? ¿Ha ponerte en contra de tu familia?

--Nunca he querido algo semejante pero les haré frente si siguen en esa postura de que saben lo que me conviene y tratan de mandar sobre mi vida.

--Estás cometiendo un grave error Hyoga.

--No, solo estoy haciendo lo que mi corazón me indica.

--¿Qué futuro crees que tendrás al lado de ese muchacho? ¿Cómo supones que lo presentarás ante el resto de la familia? ¿De nuestras amistades? Ya se hizo un escándalo cuando se supo de tu rompimiento con Fler, ella no ha querido decir el porqué pero no creo que tarde en saberse que fue por un hombre ¿Cómo supones que nos dejara eso ante los demás?

--¿Es lo único que les importa? ¿Lo que dirán los demás?

--No quería tener que hacer esto Hyoga pero más vale que lo sepas, nuestro padre esta furioso, me dijo que te dijera que si no desistes de este absurdo y regresas cuanto antes a casa te olvides de seguir contando con su apoyo.

--Muy bien, ya te escuche, ya dijiste lo que tenías que decir, ahora quiero que te vayas Shaka.

--¿Me estás echando?

--Lo quieras o no esta es mi casa aún y solo pueda estar quien yo quiera que este aquí, así que vete de una buena vez.

--Estaré en la región vecina por unos días más, en cuanto cambies de parecer búscame para volver juntos.

--Eso no va a suceder.

Sin decir otra palabra Shaka salió de la casa, Hyoga cerró la puerta pero aún se sentía algo alterado con todo lo sucedido, esperaba a calmarse un poco cuando sintió una mano sobre su hombro, dio vuelta y se encontró con el rostro de Shun, se veía triste sin duda.

--¿Qué sucede Shun?

--Lamento lo de tu hermano.

--Si es tan testarudo y prejuicioso no es mi problema.

--No quisiera que pelearas con tu familia por mi causa.

--No voy a hacer lo que ellos quieren, es mi vida y soy yo quien va a vivirla, no ellos, es mejor que lo sepan de una buena vez.

A pesar de todo el rubio seguía alterado, el de cabello verde tan solo sintió que podía hacer algo por él y lo abrazó con ternura, ambos esperaban por lo mejor de las cosas y no estaban dispuestos a separarse.

Sin embargo fue inevitable que lo ocurrido dejara pensando a Shun sobre el próximo arribo de su hermano, no sabía si tendría también una escena desagradable por su relación con Hyoga y definitivamente no quería que su querido compañero pasara por algo como lo que le había hecho vivir el hermano mayor de su pareja.

Hyoga trataba de calmarse por completo, nunca hubiera creído que su familia actuara de esa forma, estaba conciente que sin duda no iban a aplaudirle pero tampoco esperaba que fueran tan duros y cerrados en sus juicios, pasara lo que pasara no iba a apartarse de Shun ya fuera que les pareciera o no.

Tan solo al día siguiente de esa escena un nervioso Shun esperaba en la estación de trenes, el tren en el que estaba programado que llegara su hermano se había retrasado y a cada instante aumentaba más la inquietud en el joven de cabello verde, ya le había costado bastante convencer a su rubio compañero para que esperara en casa y él solo recibiera a Ikki y ahora debía esperar más de la cuenta. Rogaba silenciosamente porque todo saliera bien.

Fue sacado de sus pensamientos por el intenso sonido de un silbido, el que hacía la locomotora al ir acercándose, era el momento. La máquina se detuvo por completo y entonces los pasajeros bajaron para dar paso a los que iban a subir, el de ojos verdes veía ansiosamente a su alrededor y caminaba por entre la gente tratando de ubicar a su hermano pero no lo veía ¿sería posible que no fuera en ese tren? No podía creer eso pues le había escrito que sería en ese ¿Qué podría haber sucedido?

--Shun.

Al escuchar que le hablaban dio vuelta y se encontró de pie ante su hermano mayor. Ikki se veía un poco diferente, sin duda su vida era distinta, se veía como más grande, más firme en sus acciones, pero sin duda contento de estar ahí.

--Hermano-dijo Shun.

Un instante después ambos estaban dándose un abrazo de sincero afecto y alegría por poder verse de nuevo.

--No te vi hermano-decía Shun-Por un momento creí que no habías llegado en este tren.

--Yo te vi en cuanto baje del vagón, no tienes ni idea de lo contento que estoy de verte de nuevo Shun.

--Hay tanto de lo que tenemos que hablar.

--Ya lo creo, vamos a casa y ahí hablaremos.

--Ya no vivo ahí-dijo un poco nervioso el de cabellos verdes.

--¿No? ¿Qué sucedió? ¿Paso algo?

--Pasaron muchas cosas pero nada malo, te lo aseguro, tenemos que contarnos muchas cosas hermano.

--Bien, supongo que tienes razón.

Ikki también se daba cuenta de que su hermanito no era el mismo, cosas muy significativas habían ocurrido en ese tiempo separados y estaba dispuesto a escucharlas todas.

--Entonces-siguió Ikki--¿Dónde vives ahora?

--Estoy en la casa de los cisnes.

--¿Ahí? Pero nadie vive en ese lugar desde hace años.

--Ahora estaba habitada, hermano...yo...

--¿Si?

--Bueno yo...yo vivo con alguien ahí.

--¿Con quién?

--Su nombre es Hyoga.

--¿Hyoga? ¿Qué clase de nombre es ese?

--Eso no importa, los dos llevamos un tiempo juntos y nos queremos, él siempre ha sido muy bueno conmigo.

--¿Él?

--Si...él...él y yo...nosotros...bueno...nosotros...

Pero la verdad el de cabellera verde no tenía la menor idea de cómo terminar su explicación, menos aún cuando parecía que a cada palabra que balbuceaba su hermano lo miraba con mayor intensidad, no tenía la menor idea de cómo se estaría tomando la noticia de que vivía con alguien más y que se trataba de un hombre.

--¿Te gustan los muchachos Shun?-preguntó finalmente y con firmeza el mayor.

--Me gusta él hermano, lo quiero.

Por unos minutos todo fue silencio entre los dos, un silencioso Ikki trataba de poner en orden sus pensamientos para darle una respuesta a un ansioso Shun que respiraba más agitado, finalmente el joven habló.

--Bueno Shun, si se quieren supongo que no hay mucho por decir.

--Gracias hermano, estaba tan nervioso porque no sabría como lo tomarías.

--Anda, busquemos donde hablar y me contarás todo ¿de acuerdo?

--Vamos a casa entonces.

Al decirle esas palabras el de cabello azul supuso que se refería a la casa en donde vivían antes pero se equivocó pues se dirigieron a la propiedad en la que el de cabello verde habitaba con Hyoga. Apenas cruzaban la puerta cuando el joven rubio se hizo presente en el mismo lugar.

--Que bueno que llegaron-dijo el de ojos azules recibiéndolos-No entendía porque se retrasaban en llegar.

--Es que el tren tuvo un contratiempo-respondió Shun-Él es mi hermano Ikki, él es Hyoga-dijo presentándolos.

Cuando el rubio tendió su mano sonriente esta le fue estrechada pero la sonrisa no le fue contestada.

--Mucho gusto Ikki, Shun me hablaba mucho de ti.

--Supongo.

Pero el recién llegado parecía tensarse con la situación, la joven pareja se dio cuenta y fue por eso que el de cabello rubio se decidió por hacer algo antes de que se sintiera más rigidez en la escena.

--Ustedes deben querer hablar, será mejor que los deje a solas.

Acto seguido el rubio salió y los hermanos se quedaron en libertad completa para hablar.

--¿Por qué no te sientas Ikki?

Se acomodaron en uno de los sofás y se dispusieron a charlar.

--¿Qué te parece Hyoga hermano?

--Parece una buena persona ¿Cómo es que se conocieron?

--Él llegó por un proyecto de su carrera y me contrató para que atendiera la casa.

--Ya veo, así que era tu jefe.

--Puedes verlo así, me trató siempre muy bien, me ha apoyado para que estudie y siempre es muy amable conmigo.

--No lo dudo-y como si quisiera cambiar de tema mencionó otra cosa-La casa se ve muy bien, estos muebles se ven finos.

--Si pero no importa, Hyoga no tiene problemas con el dinero.

--Eso parece, dime ¿Qué opina su familia de esto? Porque supongo que ya lo saben ¿verdad?

--Si, ya saben, es mejor no hablar de eso.

--¿No están de acuerdo?

--Hyoga dice que solo necesitamos de tiempo para que se acostumbren y entonces no habrá problema alguno.

--Eso espero.

--¿Y qué has hecho tu hermano? Dime todo por favor, fue tanto el tiempo que no supe de ti.

--Perdóname, debí escribirte de inmediato pero sucedieron varias cosas, no fue por falta de interés. Estuve viajando un tiempo, en un barco mercante.

--¿Estuviste en un barco?

--No era un mal trabajo, era muy duro, eso si, pero la paga era buena, como podrás suponer era difícil escribir en esa situación, cuando regrese ya había hecho amistad con un compañero de viaje y me propuso que fuéramos a una mina, el trabajo era duro también pero igualmente la paga lo valía, los turnos eran largos y cuando terminaban solo pensaba en descansar un poco, en cuanto me establecí al conseguir un empleo de jefe de cuadrilla supe que podía sentirme más seguro de mi posición, ahorre un poco y me establecí en otro negocio, te escribí entonces pues sabía que podía tomarme un poco de tiempo para visitarte y ver que estuvieras bien.

--Lo importante es que ya estás aquí ¿Cuánto tiempo te quedarás?

--No puedo quedarme mucho, tengo que regresar.

--Que pena, al menos pasaremos este tiempo para ponernos al corriente de nuestras vidas.

Siguieron hablando por un largo rato en el que se contaron varios aspectos de su vida, de los planes que tenían a futuro y compartieron varias anécdotas en las cuales Ikki pudo atestiguar que su hermano quería a Hyoga pero el de cabello verde se daba cuenta de que el mayor parecía inquietarse cuando tocaban el tema del de ojos azules, pasadas unas horas el mayor se decidió a que era momento de descansar, su hermano lo supo pues dio un bostezo.

--¿Te sientes cansado hermano?-preguntó Shun.

--Perdona, el viaje fue largo y la verdad creo que me afecto.

--No te disculpes, te llevaré a tu habitación y podrás descansar hasta que sea hora de cenar.

--Creo que es mejor que me vaya.

--¿De qué hablas? Todo estaba listo ya, desde que llegó tu carta arreglamos la habitación para que te quedaras.

--Te lo agradezco Shun pero es mejor que no me quede aquí.

--Hermano.

--Lo que menos quiero es que te molestes pero la verdad no me siento cómodo aquí con él.

--¿No te agradó Hyoga? Si lo trataras...

--Créeme, no quieres que este cerca de él, menos bajo su techo.

--¿Qué sucede Ikki?

--Es momento de sincerarnos con esta relación que tienes, lo siento pero no me agrada Shun.

--¿De qué hablas?

--No creo que puedas ser feliz a su lado, eso es todo.

--Hyoga me ama y yo lo amo.

--Eres muy joven para entenderlo pero es mejor que lo sepas: el amor no lo es todo en una relación. Pueden amarse pero eso no quiere decir que puedan permanecer juntos, solo no creo que él sea una persona que te hará feliz.

--¿Por qué?

--Son muy distintos, a pesar de todo vienen de mundos diferentes y aunque no te des cuenta ahora llegará un momento en que ambos descubrirán que no son iguales.

--Nunca creí que me dirías que soy menos que alguien.

--No he dicho tal cosa, solo te expongo la verdad.

--Nos queremos Ikki, eso es lo importante.

--Por ahora, pero honestamente no creo que Hyoga vaya a quedarse al lado de alguien que no es como él.

--Hermano...

--Se que te gustaría que te felicitara por tu relación pero no lo haré, en lo que a mi respecta es alguien que aprovechó su posición sobre ti.

El de cabello verde miraba fijamente a su hermano, tenía toda una serie de emociones encontradas en su interior por las palabras que acababa de decirle pero no sabía cómo expresarlas, más bien se contenía de hacerlo o podría darse una escena muy desagradable entre los dos y no quería eso ahora que se habían reunido nuevamente después de tanto tiempo separados.

--Ahora sabes porque prefiero no quedarme aquí Shun, encontraré una habitación en el pueblo, estoy seguro.

--Si es lo que quieres esta bien.

--Mejor me voy antes de que sea más tarde.

Lo acompañó a la puerta y se despidieron ahí.

--Hyoga me ama hermano, no dudo de eso y tú no deberías hacerlo.

--Espero que todo salga bien entre ustedes, en verdad, solo que son muy distintos como para que esto termine como lo desean.

--Hasta mañana Ikki.

--Hasta mañana.

Sin decir más el mayor se dirigió a pie al pueblo, su hermanito lo observó marcharse en silencio ¿Por qué le decía eso? Hyoga le había dicho que no había diferencias entre ellos y que no importaban otras cosas, lo que contaba era que se quisieran, sin embargo no podía evitar pensar que la familia del rubio no aceptaba lo que sucedía y a pesar de todo su hermano estaba en una postura similar con respecto a su relación, no quería desanimarse pero seguía siendo un joven muy sensible y la verdad era que lo sucedido en esos días le estaba llegando al corazón.

--¿Qué sucedió con tu hermano Shun?-le preguntó Hyoga acercándose.

--No quiso quedarse, dijo que prefería quedarse en el pueblo.

--¿Discutiste con él?

--No...no fue una discusión.

--¿Qué fue entonces?

--Solo que no pensamos en lo mismo, eso es todo.

--¿Sobre qué?

--Como ya esta establecido y las cosas van bien para él Ikki esperaba que me fuera y los dos trabajáramos en un pequeño negocio que montó con unos amigos.

Y eso no era del todo una mentira, de verdad su hermano le había hablado de un pequeño negocio que había montado con un par de amigos y tenía decidido llevárselo pero esos planes se habían alterado con la noticia de que Hyoga estaba en su vida. El de ojos verdes no veía la necesidad de inquietar más a su compañero con las otras palabras de su hermano sobre su relación, ya tenía bastante con la discusión que había sostenido con su propio hermano.

--Que pena que no se quedara Shun pero si es lo que prefiere es mejor respetar su decisión.

--Si, tienes razón.

--Vamos a cenar, no tiene caso que se desperdicie.

--Si.

Regresaron al interior y cenaron en silencio, cada uno tenía diferentes problemas en mente y era mejor tratar de descansar para estar más tranquilos y enfrentarlos con serenidad.

A la mañana siguiente parecía que todo estaba bien pero no fue así, las primeras noticias cayeron como un relámpago sobre la joven pareja; Hyoga había recibido un telegrama urgente de parte de su padre, tan solo al leer las primeras líneas su expresión fue bastante irritada.

--¿Qué sucede Hyoga?-preguntó suavemente el de ojos verdes.

--Escribió mi padre.

--¿Malas noticias?

--Dice que si no vuelvo a casa de inmediato estoy fuera de su testamento además de que no podré esperar ayuda de nadie de la familia.

--Lo siento.

--Eso no es todo, también me aclara que cualquier ayuda económica será suspendida, para empezar esta casa, seguido de mis deudas particulares.

--Bueno pero tu trabajas.

--Sabes tan bien como yo que lo que gano no podría mantenerme ni siquiera a mi solo, mucho menos a los dos.

--No te preocupes, verás que lo lograremos.

--Si, claro.

Pero el tono de su voz indicaba que Hyoga no estaba de humor para escuchar ese tipo de argumentos, se sentía molesto de que trataran de presionarlo de esa forma, fue por eso que cuando su compañero trató de acercarse para abrazarlo y hacerle sentir que estaba a su lado el rubio tan solo lo alejo.

--No es momento para eso Shun-dijo separándose-Tengo que hacer un balance de mis finanzas.

--Todo va a estar bien.

--Más vale o no veo como pagaremos las deudas.

--¿Necesitas algo?

--Solo...solo necesito pensar ¿Esta bien? Necesito ver con que tanto capital contamos para afrontar esto.

De inmediato Hyoga se dio a la tarea de poner en balance sus finanzas, no eran tan malas pero sabía que cuando su padre amenazaba con hacer algo sin duda lo haría y también estaba conciente que sin el apoyo del dinero que había tenido hasta entonces no podría sostenerse  por su cuenta, también debía pensar en Shun, el muchacho estaba bajo su cuidado y no quería exponerlo a carencias cuando lo había acostumbrado a otro tipo de vida.

En esas horas Shun lo atestiguó todo en silencio, no sabía que decirle al joven rubio y cuando había tratado de acercarse este no se encontraba del más dispuesto ánimo para permitirlo, el de ojos verdes nunca lo había visto de esa manera, hasta ese momento cualquier cuestión sobre dinero nunca había sido problema, por primera vez veía que el semblante de su pareja se hacía sombrío y preocupado. Y no podía dejar de pensar que era su culpa eso.

Se había visto con Ikki pero no hablaron mucho realmente pues el mayor no sabía que decirle debido a lo que opinaba de su relación y el menor porque seguía preocupado con lo que estaba sucediendo.

--Me voy por la noche Shun-dijo finalmente el mayor.

--¿Tan pronto?

--Si, necesito seguir trabajando, hay cosas que hacer y cuentas que pagar.

--Si, cuentas que pagar.

--¿Qué te sucede Shun? Parece que algo te preocupa.

--No, no es nada.

--Quisiera que pensaras en venir conmigo Shun.

--No puedo Ikki, estoy con Hyoga.

--Si, de todas formas sabes que si cambias de opinión estaré encantado de que vengas conmigo.

--Lo se.

--Te daré mi dirección, ahora que ya vivo en una casa podremos mantenernos en contacto.

Acto seguido le anotó la dirección en una pequeña nota y se la entregó, el menor la tomó y la guardó con cuidado.

--No es mucho lo que tengo que hacer antes de irme Shun pero ¿no importa que te quedes conmigo?

--Claro que no, Hyoga sabe que estoy a tu lado, tanto tiempo sin vernos lo menos que puedo hacer es estar contigo todo lo que pueda.

--Gracias.

Pero a pesar de que se quedaron charlando un poco más la preocupación del de cabellos verdes no disminuyo, seguía muy desosegado con toda la situación que estaba pasando con su compañero. Acompañó a su hermano a la estación de trenes y se despidieron con afecto, había sido muy grato verse de nuevo y sobre todo saber que estaban bien.

--Espero tener noticias tuyas pronto Shun y que todo marche bien por aquí.

--Todo estará bien, también quiero que me escribas todo lo que puedas.

--Es un trato.

En eso escucharon el llamado para abordar y se dieron un fraternal abrazo, unos instantes después el de cabello azul estaba a bordo y su hermanito lo despedía con una mano, se quedo de pie en el mismo lugar hasta que no se veía la menor señal del tren, solo entonces regresó a la casa. Pero había novedades en ese lugar.

Apenas cruzó la puerta quiso saber dónde estaba Hyoga pero al buscarlo se dio cuenta de que no estaba en la casa, se dispuso a esperarlo aunque no le había comentado que fuera a salir. Ya había pasado un largo rato cuando el sonido de la puerta alertó al de ojos verdes, salió al encuentro de su pareja que parecía no tener buenas noticias pues su rostro parecía preocupado.

--Hyoga ¿Dónde estabas? No me comentaste que fueras a salir.

--Tenía que ver algunas cosas.

--¿Sobre qué?

--No te inquietes ¿Qué tal las cosas con tu hermano?

--Lo deje en la estación, ya se fue.

--Espero que tenga buen viaje.

--Si ¿quieres cenar algo?

--No, no tengo hambre, mejor me voy a acostar.

Sin decirle nada más se dirigió a toda prisa a la recámara, Shun lo observó en silencio pero se daba cuenta perfectamente de que algo andaba mal y que su compañero no se lo quería decir, por el momento no podía hacer otra cosa que aguardar en silencio pero se sentía sumamente preocupado por lo que estaba sucediendo, más aún porque el de ojos azules no le decía ni una palabra.

Tampoco cenó pero no subió de inmediato a la recámara, se tomó su tiempo, una vez que le pareció suficiente se dirigió a la habitación, al entrar notó que el otro joven estaba dormido, procuró no hacer ningún ruido, vio que la chaqueta del de ojos azules se había caído al piso pues sin duda el otro tan solo la había arrojado sobre una silla, se acercó para levantarla pero al hacerlo algo cayó de uno de los bolsillos.

Levantó lo que parecían hojas de papel y las revisó, eran letras de empeño, no había imaginado que las cosas hubieran llegado a es punto pero estaba viendo las pruebas en sus manos, observó por unos momentos en silencio a Hyoga, lo quería demasiado y se sentía doblemente dolido por no poder ayudarlo y porque se consideraba el responsable de todo lo que estaba pasando. Después de un largo rato se metió a la cama para tratar de dormir un poco pero fue hasta que la noche estaba muy avanzada que finalmente el sueño lo venció.

Los días siguientes no eran mejores, definitivamente la situación en la que estaban no solo era no muy buena, también causaba estragos de los que antes nunca habían tenido que preocuparse, para Shun no era tan difícil sobrellevar la situación pero veía el abatimiento en el que se estaba sumergiendo Hyoga y eso le resultaba muy complicado de sobrellevar; por su parte Hyoga tenía sus propias inquietudes y desazones pero no era por si mismo, se veía en una situación que de haber estado solo la hubiera resistido, con lo que no podía lidiar muy bien era que Shun tuviera que pasar por todo eso a su lado, lo que le rabiaba era que el jovencito sufriera eso con él.

Ninguno de los dos hacía comentarios sobre su situación, preferían no hacerlo pues les resultaba un poco delicado manejar el tema sin saber lo que sentía su pareja; fue de esa manera que llegó el momento de tomar decisiones que no eran sencillas de aceptar pero ya no quedaban muchas alternativas, sin duda un leve empujón las precipitaría.

--Tengo que salir Shun-dijo el joven rubio una mañana.

--Bien-fue la respuesta del de ojos verdes.

Unos instantes después escuchó la puerta, acostumbraba el más joven a no hacer preguntas, prefería no ver a su compañero angustiarse por tener que dar explicaciones pues sabía que no aparecería hasta unas horas después. Apenas habían pasado unos veinte minutos de esa salida cuando llamaron a la puerta, Shun fue a abrir pero la persona de pie ante él no se la esperaba.

--Necesitamos hablar.

Se trataba de Shaka, entró de inmediato con su aire de suficiencia absoluta y como si estuviera a punto de tratar algo de vital importancia.

--Hyoga no se encuentra-dijo el de cabellos verdes.

--Lo se, por eso es que estoy aquí, tenemos que solucionar esto.

--¿Qué cosa?

--Seré directo ¿no te das cuenta de lo que esta sucediendo?

--Los problemas que tenemos son solo nuestros.

--Valientes palabras para alguien que no solo esta arruinando su vida sino también la de otros.

--¿A qué quieres llegar?

--A una conclusión muy sencilla: no eres bueno para Hyoga.

--Él me ama.

--Y eso lo empeora todo porque se niega a dejarte, aún cuando le esta haciendo trizas la vida.

El más joven guardó silencio pero el rubio continuó.

--Cuando Hyoga nació la familia tenía grandes planes para él, una vez que se hizo un joven vimos con alegría que se cumplían, parecía que no había nada que no pudiera lograr, podría conquistar el mundo, sin embargo un día, a tan solo un paso de solidificar todos sus proyectos, te conoció y su vida se vino abajo.

El de cabellera verde agachaba la mirada y el otro se daba cuenta del efecto de sus palabras, eso lo decidió a proseguir.

--Mi hermano puede quererte pero eso no le dará un futuro, mucho menos el que se merece, ha pasado muy poco tiempo y todas las puertas se le han cerrado y conforme siga esta situación solo empeorara. Por ahora dice quererte ¿y después? ¿Crees que no llegará un día en que te reproche todo lo que perdió por mantenerse a tu lado? Ustedes no son iguales.

Shun recordó lo que le había dicho su hermano, cerró los ojos para contener las lágrimas.

--A pesar de todo creo que aún puede haber solución, si te marchas mi hermano regresará a casa y su vida será la que estaba destinada a ser.

--Pero yo lo amo.

--Amar no lo es todo.

Por unos momentos no se escuchó ningún sonido en el lugar, solo quedaba algo por discutir.

--A menos que te vayas de la vida de mi hermano-continuó Shaka-él no podrá rehacerse, es lo mejor para los dos-sacó algo del bolsillo de su saco y se lo extendió al joven-Te ayudará a llegar al destino que elijas.

El de ojos verdes vio lo que era, se trataba de un cheque, la cantidad era bastante feliz para cualquier decisión que se tomara, en un primer momento el joven sintió el impulso de romperlo pero no lo hizo, se quedo muy quieto sin ver al otro hombre pero le hablo en tono inseguro.

--Puedes irte tranquilo, Hyoga no me verá de nuevo, me voy hoy mismo.

--Puedes creer que somos injustos pero lo único que deseamos es el bienestar de mi hermano.

--Si, entiendo, solo te pido que lo cuiden bien, se merece lo mejor.

El muchacho corrió escaleras arriba, Shaka salió de la casa pero esperó por unos momentos a cierta distancia, cuando vio salir al de cabello verde con una pequeña maleta supo que las cosas estaban en orden, de inmediato se dirigió al telégrafo y envió un mensaje a su casa "Todo esta solucionado". Solo faltaba que se llevara a su hermano con él.

Hyoga regresó a casa, se sentía desanimado por completo, había recurrido a todos sus conocidos pero siempre respondían con evasivas o no contestaban a sus llamados, trataba de mantenerse firme en la creencia de que las cosas mejorarían pero no parecía que eso fuera a suceder muy pronto. Apenas había traspasado la puerta cuando se dio cuenta del silencio que reinaba en el lugar, supuso que Shun estaría descansando en la recámara y decidió que lo mejor era dejarlo, si no podía llevarle buenas noticias no iba a despertarlo.

Conforme avanzaba el tiempo se quedaba más y más meditabundo en su situación, se estaba hundiendo y arrastraba a Shun con él ¿Qué había hecho el de cabellos verdes? Quererlo, eso era todo, y los demás actuaban como si hubiera cometido un pecado o un delito por ello. Cuando ya anochecía apenas si se había dado cuenta pero le pareció que ya era mucho tiempo para que el otro joven siguiera descansando así que subió a la habitación pero la encontró vacía, le pareció extraño pues cuando Shun salía y él no estaba dejaba una nota pero no veía ninguna, supuso que habría salido como en días anteriores pero que se retrasaría por algo. Lo mejor era buscarlo. Entonces abrió el armario para sacar una chaqueta pero notó algo extraño, no estaba seguro de que podría ser pero sabía que algo no estaba como siempre, una mirada más minuciosa le indicó que faltaba ropa pero eran determinadas prendas solamente, no estaban unos pantalones, un par de playeras, un suéter que él le obsequió, buscó por la habitación y se dio cuenta que faltaba una pequeña maleta que le pertenecía a Shun.

--"Algo debió suceder"-se decía Hyoga a si mismo-"Debe haber una explicación a todo esto".

Salió aprisa de la casa sin estar seguro de que hacer o adonde ir, a todos los que encontró les preguntó por el joven pero nadie supo decirle nada, solo el encargado de correos le respondió algo.

--Lo vi hace unas horas, me parece que iba a la estación.

El rubio no comprendía nada, no se detuvo a pensar, tan solo corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron a la estación pero ya no había nadie, todos los viajes programados por ese día se habían terminado, Shun se había ido.

--"¿Por qué? ¿Por qué?"-no dejaba de hacerse esa pregunta en su interior el de ojos azules.

Sin tener una sola pista que seguir ni los medios para moverse en ese momento el joven rubio regresó a la casa, le pareció aún más grande y silenciosa que en cualquier momento que hubiera pasado ahí. Cayó rendido sin fuerzas en la cama pero no durmió, tan solo seguía preguntándose por Shun y esa partida de la que no supo nada y no parecía tener explicación.

Durante el día siguiente Hyoga trataba de darse una idea de lo que había ocurrido con el de cabellos verdes, supuso que tal vez alguna emergencia de su hermano lo había obligado a partir de inmediato y sin dejar algún tipo de mensaje, que después le haría llegar noticias suyas, trataba de aferrarse a eso pero no pudo seguir haciéndolo pues se presentó alguien en la casa.

En un primer momento cuando escuchó que llamaban a la puerta corrió a abrir con la esperanza de que fuera su pareja.

--¡Shun!-dijo con alegría y abriendo los brazos.

Pero no se trataba de él.

--¿Qué haces aquí Shaka?

--Hay que discutir algunos asuntos hermano.

--¿Qué tenemos que discutir?

--Es momento de que regreses a casa Hyoga, con tu familia.

--Ya te dije que no lo haré.

--Él se fue y no va a regresar.

--¿Qué sabes de esto? ¿Cómo sabes que Shun se fue?

--Le di un cheque, lo aceptó y se fue.

--Eso no es verdad, solo lo dices para que crea lo peor de Shun.

--Es la verdad, ahora que se ha ido no tienes más motivos para quedarte aquí, vamos a casa.

--¡Mientes!-le grito el rubio de cabello corto.

--¿Crees que te estoy mintiendo?

--Si, harías y dirías lo que fuera para separarme de Shun.

--De acuerdo, mira esto.

Unos momentos después le extendió el talonario del cheque que le había dado al de cabello verde, estaba a su nombre, aún así el menor de los hermanos se negaba a creer lo que escuchaba.

--Tú pudiste llenarlo, nada prueba que él tomó ese dinero-dijo con voz ahogada Hyoga.

--Él no esta, le di el dinero, eso debería decirte que es lo que esta sucediendo, se fue hermano, admítelo. Es momento de que termines con esta tontería y regreses conmigo a casa.

Los azules ojos de Hyoga miraban con intensidad al otro rubio, unos segundos después unas silenciosas lágrimas cubrieron su rostro, no hizo un solo sonido, no se movió, tan solo permanecía de pie llorando, sintiendo en su interior que algo se había quebrado y que nada podría aliviar el dolor que experimentaba.

Shaka regresaba de un viaje de negocios, desde que su padre se retirara él se hacía cargo de todos los negocios prácticamente, en un principio el resto de la familia esperaba que contara con apoyo pero no fue así, las cosas habían tomado un giro muy inesperado en el interior del seno familiar. En cuanto el rubio cruzó la puerta de la mansión ordenó que se encargaran de su equipaje, unos momentos después dirigió sus pasos a la estancia que usaban como estudio y se encontró con una escena que llevaba tiempo siendo una  costumbre.

Hyoga estaba tendido sobre un sofá hojeando sin mucho interés realmente una revista de automóviles, por la manera en que lucía su ropa sin duda llevaba días con ella e incluso se había dormido así, además de esa expresión de indiferencia que ocupaba su rostro desde hacía mucho.

--¿Y bien?-pregunto Shaka.

Pero el otro no se molesto ni siquiera en mirarlo.

--¿No vas a decir nada Hyoga?

--¿De qué?-preguntó finalmente el menor.

--Ya me enteré de lo que hiciste.

Sin embargo el otro actuó como si ni siquiera lo escuchara, tan solo siguió con lo que estaba.

--¿Cuál es tu problema Hyoga? En serio me gustaría saberlo.

--Ya pagaron todo, no entiendo que te preocupa.

--Estrellaste un automóvil contra otro.

--Los accidentes pasan.

--Los testigos dijeron que fue intencional.

--El otro no se quitaba.

--¿Hasta cuando seguirás con esto?

--Hasta que se me de la regalada gana.

--No te atrevas a hablarme así, deberías trabajar.

--¿Para qué?

--¿Cómo que para qué?

--Mi familia tiene dinero, no tengo necesidad de trabajar.

--Ese no es el punto de que trabajes.

--¿No? Que pena, me querían en la casa, ahora estoy aquí, me dejaron saber que con dinero se podía hacer todo, bien, es lo que hago.

--Más vale que empieces a hacer algo con tu vida.

--¿O qué? ¿Me van a echar? No me asusta eso, a ustedes les preocupa más lo que dirán los demás si se sabe que estoy en la indigencia.

--Estoy harto de tu actitud.

--Para lo que me importa lo que pienses.

--Hyoga...

--¿Sabes? Ya me canse de escucharte, ve a quejarte con quien le interese-dijo levantándose del sofá.

--No me hables de esa manera, soy tu hermano mayor.

--Si, ya deja de decir eso, me lo has dicho durante tanto tiempo que ya ni me importa, ve a ladrarle a otro tus idioteces.

--¡Hyoga!-le gritó el mayor.

Pero el menor no le dio importancia, tan solo salió de la habitación pero su hermano no estaba dispuesto a que quedaran las cosas así.

--No te atrevas a dejarme hablando solo Hyoga-lo llamó desde la puerta.

--Haz lo que quieras-fue la respuesta desde las escaleras del otro.

El mayor se sintió frustrado y alcanzó al otro sujetándolo por el brazo pero el menor se soltó de un movimiento y miró a su hermano directamente a los ojos con verdadero enojo.

--No te atrevas a tocarme de nuevo Shaka.

--Si vas a actuar como un niño te trataré como a uno.

--Ponme encima la mano otra vez y te pesara.

--¿Me estás amenazando?

--Solo te digo lo que pasará.

El de cabello largo se dio cuenta que el otro hablaba en serio.

--No puedes seguir de esta forma Hyoga.

--Haré mi vida como quiera hacerla, ni tu ni nadie tiene derecho a decirme que hacer, estoy aquí como querían, resígnense a ello.

En lugar de seguir subiendo las escaleras salió aprisa de la casa, unos instantes después a los oídos de Shaka llegó el sonido de un automóvil saliendo a prisa de la propiedad, se quedo quieto por unos momentos más y finalmente fue a su habitación. Trataba de explicarse las cosas que hacía su hermano pero sencillamente no podía.

Era cierto que cuando regresó a la casa dos años atrás con él parecía que las cosas marcharían bien de nuevo pero no fue así, su hermano había cambiado mucho en ese tiempo, dejó de ser aquel joven atento y dedicado, comprometido con su carrera, lo había dejado todo a un lado, era como si nada le importara. No trabajaba, se pasaba el tiempo en casa y cuando salía solo causaba problemas, ya varias veces la familia había intervenido para que no se armara un escándalo pero no podrían seguir haciéndolo por siempre.

Él era quien había lidiado con la mayoría de las actitudes de su hermano menor y a cada momento se convencía mas que para Hyoga se había convertido en una especie de entretenimiento regular mortificarlos, hacer todo lo que sabían que les preocupaba o los avergonzaba. Antes de ese incidente con el automóvil se había presentado en una reunión familiar, lo había hecho completamente borracho y tuvieron que sacarlo casi a la fuerza. Era como si no le importara nada, que lo dejaran vivir su vida era lo que siempre decía pero no dejaba de notar que veladamente era lo único que podía hacer para no pensar, pues cuando lo hacía siempre se trataba de ese muchachito de cabellos verdes. En un principio su hermano había sufrido y llorado pero supusieron que se le pasaría, sin embargo el resultado fue una criatura indolente, cínica y amargada. Aunque no quisiera admitirlo su hermano estaba resentido con su familia por lo ocurrido pero no había nada que hacer, solo esperar por lo mejor. Todo antes que aceptar que no debieron separarlo de Shun.

Por su parte Hyoga tan solo manejaba sin un rumbo fijo, hacia mucho desde que ese era un comportamiento normal en él, solo daba vueltas sin tener idea de adónde dirigirse, buscaba cualquier cosa que llenara ese vacío que sentía en su interior, cualquier cosa que lo distrajera y le evitara detenerse a pensar, porque pensar sería recordar a Shun y esa era una herida que no cerraba, a pesar del tiempo seguía doliéndole pero no estaba dispuesto a sufrir más por su causa, no quería hacerlo.

Siguió manejando por un largo rato hasta que encontró una licorería abierta, compró una botella, hasta que iba por la mitad regresó a su casa y casi chocó contra la reja pero no lo hizo, subió tambaleante a su habitación y permaneció dormido por todo el día siguiente.

Antes de que tuviera que alistarse para escuchar otro sermón de Shaka, Hyoga decidió salir, no tenía humor para aguantar que le dijera que había hecho mal en esa ocasión, estaba harto de su vida pero no hacía nada para cambiarla. Se dio una ducha solamente y salió con lo primero que encontró. Dio unas vueltas por el hipódromo pero perdió en todas las carreras, como ya casi no le quedaba del dinero que llevaba se dedicó solamente a manejar, no supo cuanto tiempo lo hizo, finalmente se detuvo pues vio una licorería, cuando iba a cruzar la puerta vio a una persona salir de la tienda de junto, la miró dos veces antes de creer que era a quien estaba viendo.

La otra persona cruzó la calle, solo entonces el rubio reaccionó y fue tras él, apenas si esquivó un automóvil que por poco y lo atropella pero ni así se detuvo, estiró su mano y de un movimiento brusco hizo que el otro se diera vuelta bastante sorprendido.

--Shun-lo llamó recuperando el aliento.

El otro joven no podía sino mirarlo sin estar seguro de que hacer o que decirle, no había esperado que se encontraran de nuevo.

--¿No me dices nada Shun?-preguntó Hyoga.

--¿Qué quieres que te diga?

--Podrías empezar por decirme porque te marchaste, porqué me dejaste de esa forma.

--Vamos a sentarnos ¿de acuerdo?

Encontraron una especie de jardinera y se sentaron en la orilla, afortunadamente casi no pasaba gente por el lugar, así que podrían hablar a solas.

--Parece que no estás bien Hyoga-dijo Shun mirándolo directamente-yo he estado tranquilo.

--¿Por qué me dejaste de esa forma? No tienes idea de cuanto me pregunté eso.

--¿Tu hermano no te dijo algo?

--Me dijo que te ofreció dinero y que lo aceptaste ¿es cierto?

--Si-respondió el de cabello verde sin mirarlo.

--Vaya, espero que fuera una buena suma al menos-dijo con la voz cargada de amargura.

--Me ayudó bastante.

--Que bien.

--Trabajé con mi hermano un tiempo, sus asuntos marchan bien, pude dejarlo y me dedique a otra cosa, trabajé en una biblioteca un tiempo, ahora atiendo una pequeña librería.

--Bien.

--Hyoga, fue lo mejor.

--¿Lo mejor? ¿Para quién fue lo mejor?

--Tu vida se estaba desmoronando por mí, no resistía la idea de arruinarte, merecías algo mejor.

--Claro, y tu solo tomaste la decisión de lo que era mejor para mí. Yo estaba dispuesto a soportar todo Shun, todo, con tal de quedarme a tu lado. Pero tú simplemente tomaste el dinero que te ofrecieron y me dejaste, me abandonaste, solo pudo haber una razón para que actuaras de esa manera.

--Fue por tu bien, con tu familia estarías bien.

--Deja de decir eso, si hiciste lo que hiciste fue porque no me querías.

--No te atrevas a decir eso.

--¿Qué me queda por pensar? Al final pensaste en ti solamente.

El de cabellos verdes derramó una sola lágrima, el otro joven lo atestiguó pero antes de que pudiera hacer nada ni decir una sola palabra fue abofeteado con fuerza, se quedó sorprendido pues nunca hubiera esperado semejante reacción del muchacho frente a él.

--No te atrevas a juzgarme así Hyoga, tal vez no puedas creerlo pero cuando te deje lo hice queriéndote, me fui amándote con toda mi alma esperando y rogando que siguieras con tu vida y tuvieras todo lo que mereces, pensé en ti, en mí, y fue muy duro pero seguí con mi vida ¿Qué hiciste tú aparte de culparme? Tan solo mírate, ahora veo que en lugar de hacer algo de tu vida fue más sencillo responsabilizar a los demás. Hice lo que considere necesario, no se si fue correcto o lo mejor pero acepté las consecuencias, acepté que...que me detestes.

Para ese momento las lágrimas empapaban su rostro del de ojos verdes pero solo fue un instante, se limpió con el torso de su mano y volvió a hablarle a un sorprendido y confundido rubio.

--Si deseas culparme esta bien Hyoga, no puedo hacer nada al respecto pero no me juzgues solo para eximirte por tus propias decisiones desde la última vez que nos vimos. Fue cierto lo que me dijeron, el amor no lo es todo. Perdóname pero no tenía muchas opciones para que hicieras una vida.

Sin esperar por nada más Shun se dio vuelta y se alejó inmediatamente de ahí, dejando solo nuevamente a Hyoga, no terminaba de creer todo lo que terminaba de suceder, había visto de nuevo al de cabellera verde y lo único que había hecho era reprocharle que se fuera cuando había pensado que de verse nuevamente lo tomaría en sus brazos y nunca le permitiría irse de nuevo ¿Cómo habían terminado las cosas de esa manera? Solo había una explicación: él había provocado que fuera así.

Esos años separados se había lamentado pero no había hecho nada más, no lo había buscado ni le dio un rumbo productivo a su vida, se escudó en su desesperación para no enfrentarse a si mismo y se sintió con derecho de hacer a los demás miserables culpándolos de lo ocurrido con él. Y ahora que podía haber solucionado las cosas con Shun lo había hecho a un lado. Se quedó aún pensando en ello por un largo rato hasta que supo que era momento de hacer algo.

Shun estaba en su trabajo, se concentraba en hacerlo y de verdad le gustaba, incluso vivía en un modesto departamento que se encontraba arriba; hacia casi una semana de que había visto a Hyoga, su corazón se había quedado estremecido por lo sucedido, no solo fueron esas duras palabras del rubio, era también ver su expresión de amargura y su aspecto displicente a todo lo que le rodeaba ¿en qué momento se había convertido en ese hombre? él había amado a un joven que era mucho mejor y lo había dejado confiando en que estaría bien pero aparentemente se había equivocado.

En eso escuchó que se habría la puerta, supuso que era un cliente.

--En un momento lo atiendo-dijo Shun.

Terminó de acomodar algunos libros y se dispuso a trabajar.

--¿En qué puedo ayudarle?-preguntó amablemente.

--Shun.

--¿Qué haces aquí Hyoga?

El joven rubio frente a él se veía distinto al que encontrará unos días atrás, este joven era como aquel que había visto una mañana preguntándole por una dirección, aquel muchacho del que se enamoró con abandono y al que se había entregado por completo.

--Vine a buscarte Shun-fue la respuesta del de ojos azules.

--¿Por qué? ¿Aún necesitas reprocharme algo?

--No, lamento eso. Quería preguntarte si puedes aceptarme de nuevo.

--¿De qué hablas?

--Pensé en lo que me dijiste, los dos éramos muy jóvenes aún, creíamos que podíamos enfrentarlo todo y cuando encaramos la realidad no fue sencillo, me di cuenta que tomaste una decisión muy difícil pero seguiste valientemente adelante, yo no pude, mas bien no quise. Quiero intentarlo de nuevo Shun.

--¿No te importa el dinero?

--Espero que fuera bastante-dijo con una sonrisa triste-Me alegraría que fuera una buena suma si te ayudó a hacer algo con tu vida.

--Fue una bonita cantidad-respondió en el mismo tono el de ojos verdes-Ya te dije que me ayudó bastante ¿quieres verla?

El de ojos azules no comprendió pero Shun desapareció por unos momentos  cuando regresó traía entre sus manos algo enmarcado, Hyoga lo vio detenidamente, era el cheque.

--¿No lo cobraste?-preguntó sin comprender del todo el más alto--¿Por qué?

--Cada vez que sentía que no podía seguir con mi vida sin ti lo veía, me recordaba lo que había hecho y porque lo había hecho, nunca se trató del dinero para mi Hyoga, confiaba en que estarías bien con tu familia y que tendrías todas las cosas que merecías sin mi estorbando.

--Nunca estorbaste, eras mi apoyo, mi fortaleza, nunca un estorbo.

--¿Qué dirá tu familia?

--Hace mucho que dejo de importarme lo que ellos digan, ahora haré lo que quiera y lo que quiero es estar contigo...si es que estás dispuesto, si es que quieres darme una oportunidad.

--¿De verdad?

--Todo dejo de importarme cuando te fuiste Shun, ahora que tengo la posibilidad de estar a tu lado no la dejaré pasar.

--Yo tampoco la dejaré pasar.

Al instante siguiente los dos se abrazaban y se besaban, en realidad había sido una prueba muy dura la de estar separados todo ese tiempo, ahora que podían hacerlo lo que más deseaban era estar juntos.

--Haré todo para ser digno de ti otra vez Shun.

--Siempre fuiste lo mejor de mi vida Hyoga.

--Te extrañé, no tienes idea de todo lo que hice tratando de olvidarte pero no pude hacerlo.

--Para mí no hubo nadie más que tú.

Siguieron besándose y abrazándose hasta que sintieron que no podían resistir seguir de esa manera, tenían que sentirse de nuevo como lo habían hecho antes, cuando nada en el mundo era más importante que demostrarse cuanto se amaban. Shun recordó donde estaban y sin tardanza cerró, apenas lo hizo cuando Hyoga lo tenía de nuevo entre sus brazos, no había olvidado nada de lo que era esa sensación de estar cerca del otro, de no poder resistirse a él, por eso no hubo el menor gesto de que fuera desagradable lo que sucedía.

Lograron llegar a la parte de atrás en la que había una pequeña mesa que servía a veces de escritorio, Hyoga no tardó mucho en tener contra la pared a Shun y en esa forma comenzar a pasar sus manos para desvestirlo, el de cabellos verdes lo ayudó al mismo tiempo que buscaba despojarlo de su ropa también, lograron quitarse primero la camisa, después fueron los zapatos, siguieron los pantalones y cuando solo quedaron en ropa interior se miraron por un instante, Shun respirando agitado, Hyoga recordando aquella primera vez juntos, no podían esperar a sentirse de nuevo.

Permitieron que fuera su compañero quien quitará la última prenda que los cubría, una de las manos del de ojos verdes acarició con prisa y ternura el sexo del rubio que respondió de inmediato al estímulo, solo fueron unos instantes pues el más joven comenzó a besarlo con insistencia en el rostro y el cuello para unos instantes después seguir descendiendo por su pecho y pasar sus labios por su piel hasta que quedo de rodillas ante él, sin decir nada ni esperar por alguna indicación Shun besó con cuidado el miembro erecto frente a él para unos instantes después comenzar a tomarlo lentamente con sus labios, le parecía una eternidad desde la última vez que lo había sentido, con suavidad lo deslizaba en el interior de su boca provocando los plácidos sonidos que dejaba escuchar Hyoga, quien no podía sentirse más que maravillado de que el otro joven siguiera siendo ese compañero que tanto había querido en la intimidad, le permitió que siguiera hasta que sintió que iba a terminar, entonces lo detuvo y lo separó lentamente de él.

Hyoga buscó el rostro de Shun, lo hizo levantarse a su lado y no sin cierta prisa lo alzó en sus brazos para llevarlo sobre la mesa y recostarlo sobre el mueble, el de cabello verde sabía que el de ojos azules había esperado tanto como él por ese momento, que no había nadie que ocupase su lugar en ese tiempo separados, por eso no tuvo inconvenientes en permitirle a Hyoga que separara sus piernas y quedara entre ellas, sin embargo no lo tomó de inmediato como esperaba, en vez de eso sintió los suaves labios del joven acariciarlo lentamente y probar quedamente su sexo que estaba erguido por las sensaciones que compartían, cuando sintió que lo cobijaban unos sensuales labios solo pudo gemir y arquearse sobre la mesa, evidenciando cuanto le gustaba lo que pasaba, siguieron así por unos momentos más.

Cuando parecía que Shun iba a terminar Hyoga se detuvo, los dos tuvieron unos momentos para recobrar el aliento pero no querían esperar demasiado, ya habían pasado mucho separados, fue por eso que el de cabello rubio se inclinó tomando por las caderas al de ojos verdes para hacer más sencilla su tarea, probó delicadamente la estrecha entrada de su joven amor para prepararla lo mejor posible pero sabía que eso no sería suficiente así que utilizó uno de sus dedos para acariciarlo, solo unos momentos después empezó a empujar tratando de no lastimar al otro pero el de cabellera verde tan solo deseaba sentirlo de nuevo y hacía todo lo posible por relajarse y permitirle que entrara, estuvieron así hasta que el de ojos azules pudo penetrarlo sin problemas con tres de sus dedos y apenas si podían resistir seguir de esa manera.

Una vez que ambos se sintieron completamente preparados Shun enredó sus piernas alrededor de las caderas de Hyoga mientras que este se colocaba con cuidado y presionaba contra su intimidad con su miembro, no se tomaron más que el tiempo necesario para hacerlo pues sus deseos los dominaban y bastaron unos segundos para que estuvieran estrechamente abrazados y no toleraron seguir en la quietud, tuvieron que moverse, al principio con calma y lentitud para recordar poco a poco su propio ritmo y los movimientos que los habían llevado a la completa satisfacción, no se escuchaba otra cosa que los suaves lamentos y gemidos que los dos emitían dominados por la pasión y más que nada por la dicha de volver a tenerse en sus vidas.

No podían retrasar eternamente el desenlace, les era conocido y todo su cuerpo les decía que se aproximaba mientras sus cuerpos seguían moviéndose y amándose, fue inevitable cuando Hyoga encontró con su cuerpo el punto del placer completo en el interior de Shun, unos momentos después la mano del rubio llegaba al masculino miembro de su compañero que se sentía firme por el deseo y más aún por frotarse contra él, siguió acariciándolo efusivamente hasta que ninguno de los dos pudo esperar más, el clímax los cubrió haciéndolos decir con fuerza el nombre del otro, su esencia abandonando su cuerpo, una especie de aturdimiento los recorría y no pudieron decir ni hacer nada mas que quedarse tal y como estaban.

Cuando finalmente se tranquilizaron un poco y se separaron tan solo se pusieron de nuevo su camisa, se quedaron abrazados acariciándose, Hyoga sentado en el suelo contra la pared y Shun sobre las piernas de su rubio.

--No creí que volvería a tenerte Shun, te amo tanto.

--Hyoga...no deje de amarte ni un instante.

--Todo estará bien ahora, estamos juntos y no estoy dispuesto a dejarte ir de nuevo.

--Tampoco quiero alejarme de tu lado pero no podemos pensar solo en nosotros.

--¿Te preocupa mi familia?

--No aceptaron lo nuestro antes ¿Por qué habrían de hacerlo ahora?

--No me interesa que lo acepten, ya no me importa lo que digan, en este tiempo sin ti no los he escuchado siquiera.

--No quisiera que te separaras de ellos.

--No te preocupes por eso, solo importas tu para mi en estos momentos. Dime ¿tu hermano no tendrá problemas con esto? La última vez no parecía muy convencido de que estuviera contigo.

--No lo estará pero tampoco pienso escucharlo.

--No quiero causarte problemas con él.

--Ikki tal vez me diga todas las razones por las cuales no es una buena idea pero aún así quiero estar contigo.

--Es lo que yo quiero, no separarnos nunca más.

Siguieron besándose un largo rato más, había asuntos por solucionar pero lo harían...después, ese momento era de ellos dos únicamente y no lo iban a desperdiciar por otras personas.

--Hyoga, estoy en casa.

Shun apenas llegaba a su casa pero sabía que el rubio estaba ahí pues las tardes generalmente siempre permanecía en el pequeño departamento que compartían, no había mucho pero si lo suficiente, además de que una de las paredes mostraba un curioso adorno, un enmarcado recordatorio de lo que los había separado una vez y no iban a permitir que sucediera de nuevo.

--Que bueno que llegaste-dijo el de ojos azules levantándose de su mesa de trabajo y acercándose a su compañero-Te retrasaste un poco.

--Me tardé un poco en cerrar, a última hora llegó un cliente y tuve que atenderlo.

--Supuse que algo así habría sucedido ¿quieres cenar?

--Es lo mejor que he escuchado ¿no tienes mucho trabajo?

--Ya casi termino, adelante bastante en la mañana.

Se prepararon para cenar. En los últimos meses las cosas habían cambiado bastante para los dos, ahora vivían juntos y trabajaban, Shun seguía atendiendo la librería y Hyoga había conseguido empleo como proyectista en una pequeña firma de ingenieros, no era de lo mejor pero les gustaba su trabajo y le habían permitido asistir a otros en sus proyectos, tenía buenas posibilidades de llevar a cabo un proyecto suyo antes de que terminara el año.

--¿Le llamaste a tu hermano Shun?

--Si, solo era para saludarme, me dijo que si lo deseaba podía trabajar con él pero preferí declinar su oferta.

--¿Estás seguro de que es lo mejor?

--Si, aunque gano menos prefiero la librería.

--Mientras te guste esta bien por mí.

Y no siguieron el tema, la verdad ambos preferían no hablar de su familia, Shun porque sabía que seguía habiendo ciertas animosidades de Ikki para su pareja por lo sucedido con la familia del rubio; Hyoga simplemente había dejado a su familia, cuando exigieron una explicación les contestó que se iba para ser feliz y que se guardaran su dinero porque no lo quería. Ninguno de los dos podría decir que estaba en buenos términos con sus parientes pero a pesar de todo no lo lamentaban, ciertamente hubieran preferido que fuera de otra manera pero si era así ellos no podían evitarlo y no permitirían que les amargara la existencia.

Cuando terminaron de cenar se alistaron para descansar un poco, sus trabajos los agotaban, no tenían mucho dinero, su casa no era lujosa, no contaban con el apoyo incondicional de su familia y sin embargo recostados bajo las mismas sábanas reposando de las fatigas del día les parecía que ninguna de esas cosas era importante pues su felicidad no dependía de nada de eso, lo que les permitía seguir cada día de su vida era que el amor los mantenía unidos.

 

FIN

 

Notas finales: Espero que les gustara.

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