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Secretos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia que me gustó hacer, espero que también les guste.

Notas del capitulo: Esta historia va dedicada a Hator quien amablemente sugirió la pareja, espero que te agrade.
 

 

El silencio era total por los alrededores, si algo le gustaba de ese sitio era justamente que fuera tan silencioso y que no hubiera gente cerca que importunara de ninguna manera, no odiaba a la gente, no se trataba de eso pero las personas tienden a hacer preguntas y él no estaba dispuesto en esos momentos a hacer nada por responder, necesitaba de tranquilidad por un tiempo para recuperarse y tal vez integrarse de nuevo a la sociedad aunque no estaba seguro de que algún día pudiera hacerlo, tal vez era mejor que nunca lo hiciera.

Por el momento de conformaba con su estilo de vida que casi podía tacharse de ermitaña pero al menos no había nada por lo cual preocuparse, no había sobresaltos ni salidas a prisa ni nada que se le pareciera, tan solo podía disfrutar con tranquilidad de un poco de calma, era bueno eso, estar en paz al menos con el ambiente.

Siendo esos sus planes y como podía llevarlos a cabo el hombre de cabello oscuro dejó pasar las horas en silencio aunque ese día había algo más por hacer puesto que no era autosuficiente y necesitaba de algunas cosas, así que cuando consideró que la hora era adecuada se dirigió al pueblo en una camioneta del tipo de todo terreno para comprar algunas cosas que necesitaba, hay que decir que cuando hacía comprar parecía un soldado que se aprovisionaba para una campaña pero la gente no se lo tomaba a mal, después de todo no vivía cerca y sin duda prefería no hacer muchos viajes.

--Hola ¿Qué haces por aquí?-saludaron  como recibimiento al de cabello oscuro.

--Necesito algunas cosas-respondió el de la camioneta.

--¿De qué se trata?

El que acababa de preguntar era un hombre de cabello rubio y pupilas doradas que de alguna manera parecía ser la única persona con la que el de cabello oscuro se comunicaba un poco más y no solo porque lo abastecía con todo lo que necesitaba sino también porque era hábil para conseguir determinados encargos que no eran precisamente comunes pero si ese cliente pagaba por ellos siempre los tenía.

--¿Algo más?-preguntó el rubio.

--Nada más Radamanthys.

Ese era justamente el nombre del proveedor, terminó de empacar lo que le pedía el otro y se lo entregó.

--Hasta la próxima Hades.

Sin otra palabra el de cabello oscuro se retiró dispuesto a volver a su casa y a no dejarse ver por un largo tiempo. Era mejor de esa manera. Algunas personas más al verlo pasar lo saludaron con cortesía pero ya sabían que no obtendrían mucho si trataban de formar una conversación, no lo hacían con malas intenciones pero llamaba la atención una persona que aparentemente había llegado de la nada y se había instalado en ese sitio en una antigua casa que algunos niños decían que estaba embrujada, nadie iba por ahí simplemente porque no había nada que hacer. De todas formas ya estaban resignados los pobladores que no sabrían nada de él y sin duda Hades prefería que fuera de esa manera.

Cuando llegó a su casa acomodó lo que había comprado, primero la comida y después lo que había comprado con Radamanthys, le agradaba que el de cabello dorado fuera tan hábil en conseguir siempre lo que le pedía y de inmediato fue a lo que usaba como taller, un sitio en el que se podía estar por horas con sus pensamientos y recuerdos. Y parecía que sus días podrían seguir de esa manera pero a la distancia había sucedido algo que tendría que ver con su vida tan retirada y sin proponérselo.

Estaba cayendo la tarde y Hades daba una caminata por el campo abierto, solo dejaba que el viento despejara sus dudas y dejaba su vista en el infinito, estaba en eso cuando escuchó desde la distancia el sonido de un vehículo, acostumbrado como estaba la silencio cualquier sonido lo hacía ponerse alerta por más lejos que estuviera y además era inusual que alguien fuera por ahí.

El automóvil frenó cerca de donde él se encontraba y del mismo descendieron tres hombres, no conocía a ninguno pero sus expresiones él las había visto en otros hombres de esas otras tierras en las que estuvo pero se guardó muy bien de demostrar nada de lo que sentía o pensaba. Solo uno de ellos se acercó un poco más y le habló.

--Oye-dijo el hombre desconocido-Andamos buscando a alguien ¿no has visto a nadie por aquí?

--No-dijo cortante Hades.

--¿Seguro?

--Seguro.

--Por aquí debe ser difícil no ver a alguien y que no deje rastro-dijo el que preguntaba pero lo dijo más bien para los que iban con él-Gracias.

Hades no respondió, se limitó a verlos subir al vehículo de nuevo y marcharse, no había mentido, llevaba días sin ver a nadie, desde que fuera al pueblo de hecho. Siguió caminando por un rato y dejo de lado cualquier idea de que por ahí hubiera pasado alguien, cuando sintió que hacía más frío y que la noche se aproximaba decidió que era momento de volver a su casa.

Caminó despacio y no tardó en alcanzar la propiedad pero en cuanto llegó a la puerta sus sentidos se pusieron alertas, algo no estaba como siempre, supo que tenía que estar atento y miró con cuidado alrededor, puso su oído atento y recorría cuidadosamente y sin moverse el sitio, caminó al lado derecho de la casa sin hacer ruido y con los músculos tensos para enfrentar cualquier eventualidad, caminó un poco más como si fuera a su taller y se acercó con mucho más cuidado, su entrenamiento lo había preparado para lo inesperado.

Descubrió lo que había rotó con su orden cotidiano, aunque no parecía ser un peligro de ninguna manera, de todas maneras se acercó con cuidado y sin bajar la guardia de ninguna manera, quedó a dos pasos de una persona que parecía desmayada pero muchas cosas estaban mal en esa escena, para empezar porque quien estaba en el suelo se veía demasiado joven y parecía haberse quedado ahí intentando refugiarse, de hecho le parecía que aun no maduraba, seguido de que lo que llevaba puesto no era particularmente abrigador para el clima frío habitual de los alrededores y para terminar se veían claramente marcas de golpes.

Unos segundos más de estudio le dijeron a Hades que estaba inconciente la otra persona y de inmediato lo tomó en brazos para llevarlo al interior de la casa, no pesaba nada y fue sencillo hacerlo, lo puso en una habitación vacía pero que contaba con cama y procedió a limpiarlo un poco, se dio cuenta que se trataba de un muchacho y no pudo evitar notar el color de su cabello: verde. Demasiados recuerdos para alguien como él con ese color.

De todas maneras ayudó en lo que le fue posible al muchacho y lo dejó descansar, no podría obtener mucho de información mientras estuviera inconciente, cuando estuviera un poco mejor sin duda podría marcharse y él seguiría con su vida de siempre, al menos eso era lo que creía en un principio.

 

 

Cuando el muchacho de cabellos verdes despertó no supo en un  primer momento dónde se encontraba ni comprendía nada de lo que le rodeaba pero aún estaba débil y fue debido a eso probablemente que no se levantó y salió huyendo como fue su primer impulso al ver entra a un hombre a la habitación, un desconocido del que no sabía cuales eran sus intenciones ni lo que podría haber hecho cuando perdió el conocimiento pero si el otro hombre se dio cuenta de esas inquietudes no lo demostró, tan solo se acercó un poco para hablarle.

--¿Te sientes mejor?-preguntó Hades.

El muchachito solo dijo que si con la cabeza. El de cabellos oscuros salió de la habitación  y no tardó  más de un minuto en volver con una charola en la que llevaba avena, leche y pan.

--Tómalo-dijo Hades-Necesitas recuperar energía.

Sin una palabra más salió dejando de nuevo a solas al de cabellos verdes; el jovencito por su parte de quedó sin saber que hacer por unos instantes, se levantó y vio que la puerta y las ventanas no estaban cerradas sino que podía abrirlas si lo deseaba, se sentó a la orilla de la cama y comió lentamente lo de la charola hasta que no dejo nada, una hora después apareció de nuevo el de cabello oscuro en el lugar, llevaba una jofaina, una toalla y un frasco que parecía de un ungüento.

--Será mejor que te limpies un poco. Cuando termines ponte esto en los moretones-dijo señalando el frasco.

Dejó las cosas y de nuevo salió,  el muchacho no supo que pensar en un principio pero se acercó a la ventana y lo vio alejarse para entrar a una sección aparte de la casa, se quedó quieto al principio pero después empezó a limpiarse con cuidado y cuando terminó se aplicó el ungüento sobre las marcas de los golpes con cuidado pues aún dolían. Cuando terminó con eso no pudo evitar salir de la habitación y mirar un poco más los alrededores.

Parecía que no había nadie más en la casa, estaba todo acomodado pero era más como si solo estuvieran de paso que vivir en ese sitio, no reconocía nada de lo que le rodeaba pero en parte eso lo tranquilizó, no estaba en la casa de antes, eso lo ayudó a terminar de calmarse. Vio que había ropa en una silla junto a la puerta del cuarto en el que había estado, la tomó y se la puso pues lo que llevaba no servía más y definitivamente no quería seguir usándolo.

Después de cambiarse siguió observando alrededor, encontró la cocina y llevó los trastes sucios de lo que había desayunado, los lavó y vio que más podía hacer, así  que hizo un poco de limpieza que si bien  no era urgente  si parecía  que no fuera hecha con frecuencia. No supo cuanto tiempo pasó de esa manera pero si supo que era un buen rato cuando el hombre de cabello oscuro regreso y lo encontró haciendo sopa que estaba terminando de hervir.

Hades vio al muchacho y se dio cuenta de que la ropa no le quedaba bien pero era lo mejor que podía hacer, sin duda ese jovencito tenía unas tallas manos que él. No dijo nada, tomó un par de platos, unas cucharas, unos vasos y se sentaron a la mesa, abrió una botella de vino pero al ver que el joven parecía no tomarlo le sirvió agua, con la sopa en los platos comieron en silencio hasta que la sopa se terminó pues el de cabello verde parecía aún tener hambre y el de ojos violáceos de verdad disfrutó del sabor.

Una vez terminada esa parte era momento de aclarar algo, al menos una parte.

--¿Quieres decirme porque estás aquí?-preguntó el de ojos violáceos.

El muchachito hizo un gesto que no.

--Si quieres puedes quedarte-continuó el de cabello oscuro-Pero si vas a estar aquí al menos debo tener una forma de decirte.

--Shun-dijo suavemente el joven.

--Entonces quédate Shun, mi nombre es Hades.

Desde ese momento Shun se quedó en la casa con Hades y ninguno de los dos tenía idea de lo que eso significaría en sus vidas.

 

 

El de ojos verdes pudo recuperarse, lentamente pero lo hizo, las marcas de golpes se borraron y su aspecto mejoró bastante, fuera lo que fuera que hubiera sucedido sin duda estaba mejor ahora que podía comer regularmente y dormir sin sobresaltos, además la vida en la gran casa solitaria era tranquila y agradable, prácticamente era como vivir a solas de alguna manera pues el de cabello oscuro pasaba mucho tiempo fuera de la casa y en realidad se veían pocas veces y cuando lo hacían ninguno de los dos hacía preguntas.

El joven Shun se encargaba de la casa pues por lo que veía al otro hombre no le interesaba mucho hacerlo, se mantenía como alejado de ese sitio por alguna razón a pesar de vivir ahí, de todas maneras al de cabello verde no le parecía correcto preguntar si él mismo no iba a decir nada de su vida. Así que se encargaba solo del lugar. Lo primero fue darle una limpieza profunda para después encargarse de los muebles y la cocina, se llevó algo de tiempo pero hay que decir que el jovencito era muy entregado en su labor e incluso talló con fuerza los pisos de madera y limpió bien los de mosaico y las ventanas. Sin duda la casa se veía diferente. Se hacía cargo también de que la comida siempre estuviera lista y caliente para cuando Hades estaba ahí, era un muy buen cocinero; también demostraba sus habilidades para la lavandería pues la ropa estaba impecable y una vez seca siempre era planchada.

Era agradable eso, al menos a Hades empezó a hallarle el gusto a lo de que la casa estuviera limpia y arreglada y que hubiera comida caliente en la meza y la ropa limpia y planchada, él no se ocupaba de esas cosas y no porque no pudiera sino porque no le interesaban, aunque no se hubiera dado cuenta lo de tener a Shun cerca le empezaba a gustar poco a poco. Sin embargo nunca charlaban sobre lo sucedido para que el de cabello verde llegara a su casa de la manera en que lo había hecho.

Las cosas en la gran casa se mantenían tranquilas y silenciosas y a pesar de que no hablaban mucho de nada para ambos era evidente que podían comprenderse y empezaban a llevarse bien, cada uno hacía lo suyo, Shun encargándose de la casa y Hades haciendo lo que fuera que hacía en ese taller cuando no daba caminatas por el campo abierto hasta que se cansaba y regresaba a la casa y una vez ahí se sentía a gusto de que el de ojos verdes estuviera en el lugar, le resultaba agradable con su juventud y su fragilidad.

Lo veía mientras hacía cualquier cosa que aún le tomara tiempo, ya fuera estar terminando la cena o lavando algo o cualquier otra cosa, Hades no comprendía lo que había sucedido en su vida pero suponía que llegado el momento lo sabría. De todas maneras tenía tomada una decisión pues consideraba justo hacer algo por el de ojos verdes de alguna manera.

--Shun-lo llamó una mañana.

El muchachito se acercó con solicitud y esperó a que le dijera lo que tenía que decirle.

--Toma.

El de ojos verdes vio con curiosidad que le extendía un pequeño sobre, lo tomó, lo abrió y encontró dinero en el interior.

--Es para ti Shun, por encargarte de la casa.

El joven parecía no saber que decir, ni siquiera lo contó, solamente lo guardó de nuevo.

--Gracias-dijo con sus ojos verdes brillantes.

--Voy a ir a hacer unas compras al pueblo Shun, si quieres puedes venir conmigo.

El jovencito dijo que si de un movimiento y siendo así estaban listos para partir, subieron a la camioneta y se pusieron en marcha hacia el pueblo sin dificultades de ninguna clase; Hades pudo darse cuenta que el de ojos verdes lo veía todo con entusiasmo, como si fuera un niño, lo dejo pasar simplemente y siguió manejando. En cuanto llegaron al pueblo el de cabello oscuro se dispuso a hacer sus compras, como siempre tenía planeado de antemano lo que iba a adquirir no tardaba mucho pero decidió que le daría algo de tiempo al muchacho que lo acompañaba.

--Shun.

El de cabello verde lo miró directamente.

--Necesito hacer algunas compras ¿Por qué no miras alrededor? Nos veremos aquí mismo, en la camioneta en media hora.

--Está bien.

Cada uno tomó un camino diferente. Hades según su costumbre no tardó mucho en sus compras y en hacer unos encargos, por su parte Shun veía algunos aparadores como un niño que encuentra una moneda y quiere saber que comprar con ella. Finalmente los dos regresaron a la camioneta con sus respectivas compras y estaban listos para irse, no dijeron nada en el camino de regreso y entraron a la casa, el de ojos violáceos empezó a sacar y acomodar las cosas y el de cabello verde lo ayudó.

--Esto es para ti-dijo Hades.

Le dio una bolsa que contenía unos pantalones y un par de playeras de mangas largas.

--Gracias-dijo Shun.

Siguieron acomodando lo demás y solo quedaba un pequeño paquete cerrado, lo que había comprado el de ojos verdes.

--¿Qué compraste?-preguntó el de cabello oscuro.

El jovencito lo abrió y se lo mostró, era un cuaderno de pastas duras tipo diario y unas plumas.

--Quiero hacer un diario-dijo Shun.

Hades no preguntó nada más y las cosas siguieron como siempre, Shun encargándose de la casa y teniéndola impecable y Hades pensando en sus asuntos, fuera lo que fuera a lo que se dedicaba y por lo que estaba ahí.

 

 

En otra ocasión que fueron de compras al pueblo Shun acompañó a Hades con Radamanthys, el rubio los atendió normalmente y entregó lo que Hades le había pedido, a pesar de todo no había perdido el menor detalle del de ojos verdes, parecía aún más joven al lado del de cabello oscuro pero se abstuvo de hacer o decir nada con el muchacho presente pero cuando este salió para dejar las cosas en la camioneta y el de ojos violáceos se quedó a pagar supo que no quería quedarse con la duda.

--Nunca te había visto acompañado Hades.

--Me ayuda en la casa-dijo Hades refiriéndose al de ojos verdes.

--Se ve muy joven y no parece de por aquí ¿Cómo lo contrataste?

--Eso no importa.

--Supongo que no esta mal que tengas ayuda, esa casa en la que vives es muy grande, siempre supe que era demasiado para una sola persona.

--Nos las arreglamos.

Terminaron de hacer sus cuentas sin mencionar al de ojos verdes y Hades estaba dispuesto a pagar y marcharse, lo hizo.

--Nos vemos Hades.

--Hasta la próxima Radamanthys.

Sin otra palabra el de ojos violáceos salió del establecimiento y buscó a Shun con la mirada pues no estaba en la camioneta, lo encontró en la misma calle unos pasos más adelante observando un aparador, era de ropa, se acercó sin hacer ruido y se dio cuenta de lo que veía el de ojos verdes. Se trataba de un suéter blanco y algo costoso pues decía que era casimir puro, se veía muy suave y muy sencillo pero muy bonito, más para alguien joven que para alguien mayor. Sin decir una palabra Hades volvió donde Radamanthys y salió  unos momentos después.

--Shun-lo llamó.

El muchacho volteó y sin palabras volvió a la camioneta, sin embargo no volvieron a la casa de inmediato, dieron unas vueltas más por el lugar hasta que Hades le dijo algo más.

--Olvidé algo con Radamanthys.

Siendo así regresaron donde el rubio y Hades regresó a la camioneta con otro paquete y fueron a la casa, una vez ahí de nuevo se encargaron de las cosas y de que estuvieran en orden pero antes de salir de la casa el de ojos violáceos le extendió el último paquete al de cabellos verdes.

--Toma Shun.

El de ojos verdes lo abrió sin estar seguro de lo que podría ser pero no tardó en quedar entre sus manos una suave y fina prenda en color blanco que parecía y se sentía muy suave, la extendió con ambas manos y reconoció el suéter que había visto en el aparador unos momentos atrás. Sin poderlo evitar abrazó la fina prenda con entusiasmo ante la mirada violácea que se sintió satisfecha de verlo reaccionar de esa manera, era gratificante que algo tan simple como un obsequio pudiera poner tan contento a alguien en un instante.

--Muchas gracias-dijo Shun-Lo guardaré para una ocasión especial.

--¿Especial? Entonces supongo que no tendrás muchas oportunidades de usarlo por aquí.

--No importa, lo usaré en una ocasión especial.

Hades no quiso decir nada más, lo dejo a solas para que hiciera lo que siempre hacía y él mismo se dispuso a hacer lo de siempre que era estar en su taller a solas y sin que nadie lo molestara. Pero Shun estaba decidido a que habría algo especial un día para usar ese suéter aunque aún no sabía que era.

 

 

Y las cosas seguían su curso que hasta ese momento parecía normal pero esa oportunidad que Shun había esperado para hacer algo especial no tardó en presentarse tanto como podrían haber pensado ninguno de los dos. Para ese momento Hades estaba más que seguro de que la casa había cambiado y que eso se debía a Shun; el jovencito de ojos verdes parecía contagiar su propia existencia a lo que le rodeaba, no solo la mantenía impecable como una taza de plata, también había abierto las ventanas.

--Para que entre el sol-le había dicho a Hades cuando lo hizo.

Había encontrado toda la mantelería que parecía nunca haberse usado guardada y la sacó, una vez limpia y lista puso cortinas, manteles, servilletas, de tal manera que la casa se veía completamente diferente, no parecía más abandonada. Además de eso el de cabellos verdes se había dedicado a trabajar en el jardín, no solo lo limpió de la maleza y la mala hierba sino que cuidó de las flores que crecían naturalmente y algunas más que había comprado cuando acompañaba al de pelo oscuro al pueblo, así que ahora contaban con algo que en verdad parecía un jardín, había plantas, flores, enredaderas y todo adornaba más ese enorme sitio.

Hades no era muy efusivo en demostrar nada de lo que pensaba ni de lo que sentía pero notaba todos esos cambios y le gustaba de cierta manera que fuera de esa manera, estaba contento de que Shun estuviera ahí y de que hiciera todas esas cosas que él simplemente no tuvo ánimo de hacer. Siendo así dejaba prácticamente que el de cabellos verdes se hiciera cargo de la casa por completo y a su gusto.

La ocasión especial que el de cabello verde esperaba fue porque un día habían ido al pueblo, parecía un día particularmente bueno pues las frutas y las verduras se veían más frescas que nunca, mientras caminaban Shun se detuvo a ver unas frutas rojas que ofrecían y se veían deliciosas.

--¿En qué piensas?-le preguntó Hades

--Se ven dulces-fue la respuesta de Shun.

--¿Si?

--Haría conservas.

--Pues...entonces harás conservas.

De inmediato el de cabello oscuro se acercó y le compró la fruta. Una vez terminada la tarea de las compras regresaron a la casa.

Hades se había dedicado a estar en su taller por unas horas pero el de ojos verdes nunca lo molestaba cuando estaba ahí, así que cuando regresó a la casa ya era casi la hora de la cena. Al entrar y buscar al de ojos verdes se encontró con la mesa del comedor puesta perfectamente con un fino mantel blanco, parte de una vajilla de porcelana austriaca y cubiertos en baño de platino, incluso unos candelabros de plata; por lo regular solo usaban la cocina para comer así que si quería una explicación tendría que encontrar a Shun.

El muchachito de ojos verdes estaba en la cocina y por lo que se veía estaba terminando de tener la cena lista, todo olía muy bien.

--Ya estás aquí-dijo el de cabellera verde al ver al otro presente-Ya todo esta listo por si quieres prepararte para la cena.

--Estaré listo en un momento.

Hades fue a su habitación, se dio un duchazo rápido y se puso un sencillo traje púrpura que se le veía muy bien, no se vestía formal para estar en la casa pero le parecía que el jovencito de ojos verdes se había esforzado bastante en esa cena y él quería que supiera que lo había notado de alguna manera. Una vez que bajó al comedor se veía muy bien, sin duda su elegancia natural lo hacía lucir muy apuesto. Se sentó a la mesa en uno de los lugares que ya estaban listos y se fijo en todas las cosas ahí dispuestas, él nunca las había usado, se quedaron tal y como las había comprado hacía años.

Antes de que pudiera seguir pensando en ello apareció Shun con una sopera listo para servir, el de ojos violáceos se dio cuenta de inmediato que usaba el suéter blanco y que se veía hermoso usándolo, el de cabello verde se mostró silencioso y atento para servir la mesa y casi sin darse cuenta mientras cenaban pasaron uno de los mejores momentos que compartieran desde que el muchachito llegara a la casa. Hades se mostró como un excelente compañero de cena conversando amenamente con el de ojos verdes lo cual no había sucedido antes, le habló de muchas cosas al jovencito que lo escuchaba atentamente, de la porcelana que estaban usando para la cena, de cuadros, artistas, historia, vinos, libros, gobernantes, perfumes, telas, ropa, escritos, joyas, muebles, flores, arquitectura, árboles, armas, algunas anécdotas literarias, artísticas y unas más históricas. Así que el tiempo entre los dos se llenó en cenar y conversar con verdadero gusto, de verdad estaban disfrutando del tiempo que compartían.

Casi al final Shun fue por el pastel que había horneado, lo había decorado con crema y las frutas rojas que habían comprado ese día.

--Creí que ibas a hacer conservas Shun.

--Aparté algunas para el pastel.

--Se ve delicioso.

--No solo se ve.

De inmediato el de cabello verde cortó una rebanada y se la sirvió para después servirse él, siguieron con la cena y Hades observó  con mayor detenimiento a ese joven delante de él. La verdad era que se daba cuenta de lo mucho que le gustaba y no solo por lo que había hecho en la casa, esos ojos verdes eran hechizantes y cualquiera se hubiera rendido ante ellos sin vacilar.

Cuando la cena se terminó fue el más joven quien se encargó de empezar a levantar la mesa, Hades aprovechó para salir unos momentos de la casa y dejar que la brisa nocturna lo despejara, observó la luna y las estrellas esperando que se tranquilizara de lo que terminaba de darse cuenta que ese muchachito había despertado en él, había tanto en que pensar, en su vida, su pasado...demasiados secretos que nunca compartió. Le pareció que era mejor regresar al interior pues no creía que Shun aún estaría de pie, con seguridad ya se habría ido a descansar.

Pero no era así, cuando casi alcanzaba su habitación vio que el de ojos verdes apenas se dirigía a la que le había dejado, ese suéter lo hacía verse muy bien, una prenda tan blanca como la nieve, blanco de pureza, tal como ese joven que estaba exactamente en el mismo sitio que él. Antes de que el de ojos verdes traspasara la puerta de su habitación Hades lo alcanzó, al sentirlo Shun se detuvo y se dio vuelta pero no pudo decirle nada, tan solo se quedó ahí sin moverse.

Hades lo observaba con cuidado, era tan frágil, tan joven, sin decirle una sola palabra empezó a acariciar su cabellera verde con una de sus varoniles manos, lo hacía como si esos cabellos fueran lo más maravilloso que hubiera visto esa noche, por eso lo hacía gentilmente. El joven Shun tan solo se quedaba ahí muy quieto pero dejó de mirarlo al rostro, el otro hombre sentía el impulso de besarlo pero no lo hizo y no lo hizo porque el muchachito delante de él parecía temblar y supo que no podía seguir adelante con eso así que lo mejor era dejarlo ir.

Cuando sintió que dejaba de tocarlo, Shun no perdió tiempo, de inmediato entró a la habitación y cerró la puerta, quedándose muy quieto contra ella, tan solo rogando por algo, no sabía porqué, tan solo rogando.

A la mañana siguiente cuando los dos volvieron a verse parecía que todo estaba en calma, tan solo se dieron los buenos días mientras que Hades salía de la casa y Shun se dedicaba a hacer las conservas de frutas rojas.

Pero las cosas no podían seguir así pues hay algunos secretos que siempre saldrán a la luz aunque nos empeños en tratar de olvidarlos.

 

 

Como siempre que Hades iba al pueblo llevaba consigo a Shun no era difícil que también reconocieran al joven de cabello verde pero resultó que entre la gente que lo había reconocido había alguien que lo observaba a distancia desde un automóvil con unos binoculares, ya sabía que se trataba de él y dónde estaba, era momento de informarlo, siendo así puso su vehículo en marcha y se fue pero con plenas intenciones de volver.

Hades había salido a dar una de sus caminatas por el campo, no había querido estar en su taller, no estaba lejos de la casa pero tampoco cerca y pensaba en sus propios asuntos y en un par de cosas que iba a necesitar, estando en eso se puso alerta al ver un vehículo acercarse, no le parecía desconocido del todo y cuando vio a los tripulantes tampoco le resultaron desconocidos, los había visto una vez pero él tenía buena memoria. Se dispuso a esperar en donde estaba a que fueran los otros los que se acercaran.

--Tenemos que hablar-dijo el que iba al frente.

Hades se quedo callado.

--No queremos problemas-continuó el hombre-Tan solo venimos porque tienes algo que nos pertenece.

El de cabello oscuro no dijo nada.

--Ese muchachito de ojos verdes es nuestro y queremos que nos lo devuelvas.

Los ojos violáceos permanecieron inmutables ante esas palabras.

--Somos personas razonables, podemos llegar a un acuerdo, solo queremos al muchacho o nuestro dinero, eso es todo. Puedes elegir.

--¿Cuánto?-dijo finalmente Hades.

--Veo que nos entendemos.

De inmediato le dieron la cifra, era elevada, muy elevada.

--El chico estaba intacto-prosiguió el mismo hombre con una sonrisa.

--Para mañana tendrán su dinero o al muchacho-dijo Hades.

Los tres hombres se mostraron de acuerdo y se retiraron, el de cabello oscuro no se movió hasta que se fueron, se había dado cuenta perfectamente de que iban armados y por la manera en la que se habían comportado le dejaban saber que era mejor que no acudiera la policía o sería peor, de todas maneras el de cabello oscuro no pensaba en buscar a la policía.

Regresó a la casa buscando al de cabello verde pero no lo vio, empezó a buscarlo en las habitaciones y tampoco estaba ahí, pasó un rato en eso hasta que finalmente descubrió en donde se había metido, estaba escondido en la parte trasera de la casa en un tipo de cobertizo y claramente estaba asustado pues temblaba.

--Shun.

En cuanto el de ojos verdes lo vio se arrojó a sus brazos.

--Shun...

Pero no parecía que el otro lo dejaría hablar siquiera.

--Por favor, seré bueno, lo prometo, por favor...

--Shun...

--Por favor no me entregues a ellos, por favor...

Hades lo abrazó y empezó a acariciar su cabello esperando que se calmara un poco, seguramente los había visto cuando hablaban con él por una de las ventanas de la parte alta de la casa. Permanecieron en ese sitio hasta que el de ojos verdes estuvo lo suficientemente tranquilo para regresar a la casa y era el momento de hablar sobre lo que estaba sucediendo. El de cabellera verde se daba cuenta de eso también y sabía que no podía seguir guardando en secreto lo sucedido antes de que llegara a esa casa.

--Yo trabajaba en una fabrica-empezó el de ojos verdes-Decían que había buenos trabajos en otra parte, que abrirían otra fabrica lejos y que quien quisiera podría ir a trabajar ahí, que les darían casa y comida y su sueldo, yo acepté cuando me lo propusieron. Viajamos por días en una camioneta y llegamos a una casa pero no era para trabajar en una fábrica-agachó la mirada antes de seguir-Me dejaron en una habitación y varios hombres me veían por una ventana, yo no sabía que pasaba, no entendía nada, un médico me revisó...por completo y dijo algo de que estaba intacto y los otros sonrieron-por unos momentos guardó  silencio  como si buscara la manera de continuar pero siguió-Una noche me llevaron a otra de las habitaciones, me dijeron que me bañara  y que me cambiara, yo no sabía que sucedía pero lo hice...un hombre entró y estábamos a solas, cuando se me acercó me quiso besar pero yo no lo permití y me dijo que había pagado mucho por mí...que iba a tener lo que había comprado...quise salir de ahí pero no me dejaba salir...--los ojos verdes se llenaron de lágrimas-Me defendí y empezó a golpearme, no se como pero logré zafarme y de repente tenía una lámpara en las manos...cuando se acercó de nuevo lo golpee...se cayó al piso, no se levantaba pero aún se movía...vi que llevaba unas llaves así que se las quité y pude abrir la puerta y salí corriendo, llegué a otra habitación que tenía ventanas y rompí una, era solo un primer piso y salté...escuché que otras personas se acercaban a ver que pasaba y supe que me buscarían...eché a correr tal y como estaba...no quería volver...solo pensaba en huir...

El llanto lo dominó por unos momentos pero logró calmarse lo suficiente para seguir con su historia.

--Escapé escondiéndome no se creo que por dos o tres días, recuerdo que no veía muchas casas cerca y fue cuando vi esta, me acerqué para esconderme porque sabía que aun andaban tras de mí...y fue cuando me ayudaste.

Hades lo escuchaba todo sin interrumpir, solo cuando Shun terminó de hablar se le acercó y lo abrazó con afecto para que se calmara por completo, una vez que parecía que así era el de cabello oscuro le habló.

--Descansa Shun, yo me haré cargo de todo.

--Pero...

--Si en verdad quieres quedarte aquí déjame encargarme de esto.

Shun lo miró a los ojos pero vio tal seguridad en su mirada que aceptó lo que escuchaba. De todas formas estaba nervioso y fue por eso que Hades se quedó a su lado toda la noche hasta que el jovencito se durmió entre sus brazos, mientras eso sucedía el de cabello oscuro no dejaba de pensar y planear y llegó a una decisión de lo que debía hacerse.

 

 

A la mañana siguiente el de ojos verdes estaba sumamente inquieto mientras que Hades parecía el mismo de siempre, tomó su desayuno y cuando eso estuvo listo supo que era momento de prepararse.

--Es mejor que te quedes en la casa Shun.

--¿Estarás bien Hades?

--Si, no te preocupes por mí, solo debes quedarte aquí y si llegaras a escuchar algo extraño no te asustes, todo estará bien.

El de ojos verdes escuchó y aceptó de un movimiento pero no dejaba de sentirse asustado. Vio a Hades salir de la casa y trató de estar tranquilo pero no pudo, la simple idea de volver a pasar por lo que había vivido lo aterraba y fue por esos sentimientos que fue a su habitación y se quedó acurrucado en un rincón temblando por la incertidumbre.

No supo cuanto tiempo pasó de esa manera, solo sentía que todo ocurría a una lentitud espantosa, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido y en lo que podría suceder, simplemente se quedaba ahí con miedo a lo desconocido sin saber qué hacer, tan solo aferrándose que todo estaría bien y que podría quedarse al lado de Hades.

Por su parte el de cabello oscuro estaba decidido y seguro de lo que tendría que hacer, no le costaba trabajo hacerlo de todas maneras aunque no esperaba que alguna vez más se viera envuelto en asuntos no muy legales. De todas maneras se dirigió sin dudas a su taller y de un baúl sacó el dinero que necesitaba, no creía mucho en los bancos y no estaba seguro de querer explicar de qué manera tenía ese dinero, prefería que estuviera ahí a su disposición.

En cuanto tuvo la cantidad que le habían dicho  terminó de prepararse para la entrevista y salió, caminó directamente al mismo sitio en el que había estado el día anterior a campo abierto y vio claramente cuando el vehículo se acercaba. No quedaba mucho por hacer.

Los tres hombres bajaron del vehículo y se le acercaron pero igual que las dos veces anteriores fue solo uno el que habló.

--¿Tienes el dinero?

De inmediato Hades les extendió una pequeña maleta, contaron la cantidad y quedaron más que satisfechos pues era más de lo que habían pedido.

--Ese muchachito debe ser endiabladamente bueno en una cama para hacerte pagar esto.

Los tres rieron ante esas palabras pero el de ojos violáceos no se movió.

--Fue un placer hacer negocios.

El de cabello oscuro los vio alejarse hacia el automóvil.

El jovencito de cabellos verdes no escuchaba la puerta de la casa pero no se animó a moverse, aún estaba muy asustado, se quedó un rato en silencio tratando de imaginarse que era lo que había sucedido pero parecía que todo estaba tranquilo. Solo entonces el de ojos verdes se animó a moverse, caminó muy despacio y sin hacer ruido hacia una de las ventanas, no vio nada en un primer momento pero al acercarse a otra se dio cuenta de que en ese preciso momento Hades iba saliendo de su taller y caminaba a la casona. Bajó de inmediato por las escaleras y ambos se encontraron en la puerta.

El muchachito esperaba ansiosamente y el otro hombre no tardó en responderle.

--Todo está bien Shun, ya no tienes de que preocuparte.

El de ojos verdes no tenía idea de qué decirle o qué hacer pero no hizo falta, Hades tan solo colocó una mano en su hombro y se dirigió de inmediato a su habitación para darse un baño, sin embargo hasta que lo vio subir las escaleras el de cabello verde se dio cuenta que el de ojos violáceos no llevaba puesta la misma ropa, llevaba otra. Por razones que nunca supo las prendas que llevaba esa mañana Hades no volvieron a aparecer pero no preguntó nada sobre lo sucedido en esa entrevista, le bastaba con saber que podría quedarse ahí y vivir en paz.

De esa manera las cosas siguieron tranquilamente su rumbo.

 

 

Parecía que no sucedería nada más y que ya no había misterios por resolver, nada de secretos entre ambos, al menos eso era lo que parecía pero no era así pues si bien lo de Shun había quedado aclarado Hades aún guardaba sus propios misterios que nadie compartía.

El de cabellera verde estaba limpiando la casa, como siempre lo hacía a conciencia y con profundidad para arreglarla, estaban prácticamente listas todas las habitaciones, ya había aseado la cocina y no faltaba nada pero al caminar por el pasillo para ir a su habitación se dio cuenta que una de las puertas estaba abierta y era la de la habitación de Hades. Desde que llegara nunca había entrado ahí, más que nada porque el de cabello oscuro la dejaba cerrada.

En ese momento el de ojos violáceos estaba en su taller así que no parecía que regresaría pronto a la casa y más por curiosidad que por buscar algo el de ojos verdes entró, empujó suavemente la puerta y esta se abrió sin problemas. Shun dio un par de pasos en el interior y observó el lugar, el sitio era espacioso y no le hacía falta limpiarlo pues estaba impecable y perfectamente acomodado todo, estaba tan ordenado que parecía que nunca tocaban nada de ahí.

Caminó hacia una especie de escritorio de caoba que estaba contra una pared, no se veía un solo objeto que dijera algo personal de su ocupante, no podía entender eso, entonces su vista cayó en algo, era una especie de carpeta pero al abrirla se dio cuenta que en realidad era un álbum de fotografías, no tardó en reconocer que eran de Hades aunque no eran muchas. Se veía más joven, su cabello era más corto, por el fondo parecía que vivía en otro lugar, le llamaron la atención sobre todo las que lo mostraban con un tipo de uniforme militar, en ninguna de esas imágenes sonreía, se veía frío y silencioso como si no tuviera deseos de nada. Las cosas eran diferentes en las últimas fotografías.

Las imágenes que le seguían tampoco eran muchas, sin embargo el protagonista era alguien más, no se trataba del de cabello oscuro, era otro joven de cabellos verdes, se le veía contento y sonriente, además vestía ropa que aún a simple vista se veía fina. La última fotografía era de ese joven y Hades, los dos estaban juntos sentados al pie de unas escaleras color gris, el de cabello oscuro sostenía al otro joven por la cintura entre sus brazos y el de cabello verde sonreía colocando sus manos sobre las de su compañero.

A pesar de todo Hades se veía muy contento, no sonreía pero en la imagen sus ojos parecían brillar solo por estar cerca de ese joven ¿Quién sería? Pero no hubo tiempo para preguntas ni cualquier tipo de conjetura pues antes de que Shun pudiera hacer algo el álbum fue cerrado con rapidez de un solo movimiento por una mano cuyo dueño ni siquiera miraba al jovencito de ojos verdes que estaba sorprendido, no lo había sentido acercarse siquiera.

--Sal de aquí-fue lo único que dijo Hades con voz fría.

No se lo repitió a Shun, salió aprisa pero al quedarse a solas en su propia habitación no pudo evitar hacerse preguntas por lo que había visto; mientras eso sucedía Hades abrió nuevamente el álbum y vio esa última imagen en la que no estaba solo, tuvo que cerrar los ojos y el álbum de nuevo.

A la hora de la cena los dos se encontraron pero no decían nada, sin embargo el de ojos verdes no lo resistió más cuando era momento de casi levantarse de la mesa, tenía que hacer una pregunta.

--¿Qué le sucedió?

Y esa pregunta la hacía el de los ojos verdes refiriéndose al joven de la foto.

En un primer momento Hades ni siquiera lo miró pero cuando levantó la vista supo que solo había una respuesta.

--Murió-dijo el de ojos oscuros-Durante nuestro viaje de bodas lo perdí...y nunca debes preguntarme de él de nuevo.

Shun aceptó en silencio lo que escuchaba, no había querido traerle recuerdos tristes. Después de esa noche no volvió a decir nada pues parecía que al de ojos violáceos le dolía pensar en lo sucedido, así pues había dos reglas inquebrantables en la casa: no entrar al taller y nunca hablar de ese joven de cabello verde. Pero estaba más que dispuesto a aceptar eso con tal de poder seguir al lado del de cabello oscuro.

 

 

Con los días el clima entre ambos en la casa era tranquilo, se mostraban a gusto de poder vivir juntos, a pesar del incidente en la habitación de Hades parecía que las cosas estaban muy tranquilas, Shun estaba en paz y Hades se mostraba más abierto y conversaba con el jovencito, sin duda era agradable para ambos ese momento de sus vidas. Un día Shun le había mostrado parte de lo que escribía en su diario a Hades, en comparación con las primeras notas en las que todo era incertidumbre las últimas eran tranquilas y alegres, incluso el de ojos verdes había hecho unos dibujos de flores y notas musicales entre sus páginas, se mostraba sonriente y contento y a él le gustaba esa alegría y lo hacía sentirse contento también.

Solo faltaba un poco para que las cosas se aclararan entre los dos pues no había dudas de que se sentían atraídos mutuamente como algo más que dos personas que vivían bajo el mismo techo y el momento de aclararlo empezó cuando una tragedia tocó a la joven vida del de cabello verde.

Casi desde que Shun llegara a la casa de Hades y empezara a trabajar en el jardín había encontrado un pequeño visitante, se trataba de un puerco espín, nunca había visto uno y el animalito le parecía de lo más curioso que hubiera visto. Le daba leche y fruta que el animalito probaba, al de cabello verde le gustaba verlo y saber que se encontraba bien en el jardín, no se lo había comentado al de cabello oscuro, lo había mantenido como un secreto pues no tenía idea de la manera en la que tomaría el otro hombre el que mantuviera a un pequeño roedor.

Sin embargo esa mañana cuando el de ojos violáceos salió de la casa al taller vio que el de cabello verde estaba de rodillas en el jardín, se acercó y se dio cuenta de lo que sucedía: el pequeño puerco espín había muerto. Por lo que parecía debido a la escena había comido una raíz que le resultó venenosa para su naturaleza.

--Lo alimentaba-dijo el de cabello verde-No quería molestar, por eso no te dije nada.

El de cabello oscuro veía la tristeza en esos ojos verdes, era un muchacho muy sensible sin duda. Se inclinó a su lado y lo abrazó por los hombros para confortarlo, Shun se recargó contra su pecho y el otro lo recibió, no pudo evitarlo pero se estremeció por esa cercanía. Se quedó sosteniéndolo por un largo rato acariciando ese suave cabello verde para confortar a ese muchachito al que no resistía ver triste. Y a pesar de su tristeza fue un momento especial para ambos que los unió.

La vida entre los dos se  hizo más que convivencia con el tiempo, era más que cotidiana, era una existencia agradable la de permanecer de esa manera y por lo mismo se les podía ver juntos cuando iban al pueblo, fue en una de esas visitas que Radamanthys los vio detenidamente por unos momentos y cuando el de ojos verdes salió hacía la camioneta se decidió por decir algo.

--Ese muchacho es especial Hades.

--¿Especial?

--Te ha hecho cambiar.

--No es así.

--Si lo es.

El de ojos violáceos volteó y vio al de cabello verde a través del cristal como si pensara en algo.

--Si lo haces sonreír estarás a mitad del camino de su corazón-le dijo el rubio.

Pero el de cabello oscuro no respondió, solamente salió pero preguntándose de qué manera podría hacer sonreír a ese jovencito. Siendo así se dispuso a intentar algo.

Una mañana de esa misma semana el de ojos verdes despertó con la novedad de que había alguien más en su habitación, se puso de pie de inmediato y se acercó a un tipo de canasto que tenía un conejito, era un animal pequeño de largas orejas en color blanco, muy lindo en verdad. Lo tomó en sus manos y fue en busca de Hades, ya no estaba en la casa, iba en camino a su taller.

--Hades...--lo llamó el de pelo verde.

A esa voz el mayor se detuvo y volteó, vio que el muchachito estaba aún con su ropa de dormir y el conejito en sus manos.

--Muchas gracias Hades-dijo con una hermosa sonrisa el de ojos verdes.

Hades tan solo asintió con su cabeza y siguió a su taller.

La vida no podía ser mejor que en esos momentos.

 

 

El de cabello verde seguía en la casa y alimentaba y jugaba con su conejito al que llamó Cuni, a veces parecía un niño comportándose de esa manera pero de todas maneras al de cabello oscuro le encantaba ese joven y no lo juzgaba de ninguna manera, como también le gustaba su conejito le había hecho en el cobertizo un pequeño corral para las noches; sin embargo una noche empezó a llover.

En el interior de la casa los dos ocupantes seguían con sus propios asuntos mientras la lluvia se hacía más fuerte y el de ojos verdes empezó a inquietarse y se sentía preocupado.

--¿Qué sucede Shun?

--Llueve más fuerte ¿no se mojara Cuni?

--Está bien en el cobertizo.

--Si.

--Si te tranquiliza puedes traerlo a la casa.

--Gracias, lo iré a buscar.

De inmediato el de cabellos verdes salió de la casa y se dirigió al cobertizo debajo de la lluvia. Hades se quedó en la casa a solas con sus ideas y viendo caer la lluvia del cielo, los primeros momentos no hizo nada pero conforme pasaba el tiempo y el de ojos verdes no regresaba empezó a preocuparse, cuando pasó un largo rato definitivamente se inquietó y supo que era momento de averiguar qué estaba pasando afuera. Salió de la casa y se dirigió velozmente al cobertizo, la lluvia parecía cerrarse más, pero en cuanto llegó no vio a nadie, Shun no estaba ahí.

--Shun-lo llamó.

Pero no hubo una respuesta y se inquieto.

--¡Shun! ¡¡Shun!!

Comenzó a llamarlo a gritos pero con la lluvia cayendo sobre la tierra supo que no lo escucharía, trataba de ver entre la noche y el agua pero era complicado, sin embargo se esforzó y logró ver a la distancia una figura que se movía con preocupación.

--Shun.

Lo siguió y logró darle alcance aunque estaban un poco lejos de la casa.

--¿Qué pasa Shun?-le preguntó tomándolo por el brazo.

--No esta-dijo el de ojos verdes-Cuni no esta, lo busqué pero no lo encontré, debió salirse del corral. Tengo que encontrarlo.

El de cabello oscuro pudo decir muchas cosas pero al ver esas verdes pupilas llenas de angustia solo pudo quedarse a su lado y buscar aunque no tenía la menor idea de que manera encontrar un conejo en campo abierto de noche debajo de la lluvia pero de todas maneras lo haría y lo haría para que ese jovencito no estuviera preocupado.

La lluvia era más fuerte, el agua caía con fuerza con algunos relámpagos como si fueran despojos de una tormenta lejana, llegados a ese punto Hades supo que no podían seguir buscando.

--Tenemos que regresar Shun-dijo Hades quitándose la lluvia de los ojos.

--Pero...

--La lluvia es más cerrada, no te voy a dejar aquí.

Lo tomó del brazo y regresaron aprisa completamente mojados, escurrían de agua pero eso no le interesaba mucho al de ojos verdes que seguía preocupado pensando en su mascota que seguía fuera bajo la lluvia. Hades veía claramente esas señales en el rostro del jovencito, mientras estaba en eso vio algo moverse detrás de uno de los muebles.

--Mira Shun.

El rostro del joven se iluminó, el conejito se había refugiado de la lluvia en la casa, con seguridad se había escapado del corral y cuando ellos salieron el animalito entró, no estaba perdido como tanto había temido su dueño.

--Cuni-dijo el de cabello verde acariciándolo suavemente pero sin tocarlo mucho pues estaba bastante mojado.

En tanto que Shun se alegraba de que su conejito estuviera bien Hades se había apresurado a encender la chimenea de la casa pues el frío por la lluvia empezaba a sentirse; cuando el de ojos verdes se dio cuenta el fuego ya ardía gracias a los leños que brindaban un agradable calor.

--Ten-le dijo el de cabello oscuro extendiéndole una toalla.

La tomó y ambos empezaron a secarse.

--Es mejor no quedarnos con la ropa mojada-dijo Hades.

El otro estaba de acuerdo en eso. Se quedaron un poco más cerca del fuego de la chimenea pero mientras lo hacían Hades observaba con cuidado a Shun, veía que respiraba un poco agitado, su pecho se elevaba y descendía, la lluvia había aplastado su cabello, su rostro estaba un poco sonrojado por la emoción y parecía que todo él brillaba y no solo por la lluvia que aún goteaba de su cuerpo. Sus ojos verdes parecían aún más grandes en ese instante, tan grandes que se veía aún más inocente, deseaba acercarse a él, tomar esa toalla y secarlo.

--Shun...

El jovencito volteó al escucharlo y sintió que tomaba su toalla de sus manos y con cuidado empezaba a secarlo y la verdad era agradable que lo hiciera.

--Gracias Hades.

--No quiero que te resfríes Shun.

--No tenías que salir a buscarme...tampoco tenías que mojarte.

--Solo deseaba que te encontraras bien.

El de cabello verde lo miró directamente a los ojos sorprendido de escucharlo y un poco tímido, todo su rostro lo reflejaba. Los dos se quedaron ahí, sintiendo que algo cambiaba en su interior y ya no podían ignorarlo ni encontraban razones para no compartirlo, no podían seguir guardando esos sentimientos como un secreto.

 

 

Shun se sentía un poco agitado pero deseaba hacer algo por ese hombre delante de él, no era agradecimiento solamente, era mucho más aunque no lo comprendía del todo, sus manos detuvieron las de Hades, tomaron la toalla y con gentileza empezó a secar el oscuro cabello del hombre delante de él, un hombre que le robaba el aliento y lo hacía sentir cosas que nunca había vivido y le resultaban un secreto hasta entonces. Hades no estaba en mejor situación solo que él comprendía más lo que sentía aunque no dejaba de asombrarlo que fuera en ese momento y ese muchacho tan joven en comparación a él, sin experiencia alguna en comparación con él pero de todas maneras no pensaba retroceder ni mucho menos detener lo que sucedía.

Fue por eso que tomó las manos de Shun y le quietó la toalla que quedó a un lado, el de cabello verde miraba agitado al hombre frente a él pero sabía desde el fondo de su corazón que haría lo que quisiera aún sin pedírselo, su mirada lo hacía quedarse en ese sitio y cuando lo sintió acariciarlo suavemente en uno de sus hombros lo dejó sin voz ni voluntad. El de cabello oscuro vio la turbación en el muchacho de ojos verdes, él mismo estaba agitado, la ropa mojada ya no podía quedarse en ellos, siendo así el de ojos violáceos llevó ambas manos a las húmedas prendas, al desabrochar el primer botón de la camisa de Shun lo miró fijamente tratando de saber lo que el joven sentía, su respuesta fue que el muchachito de ojos verdes desabotonó el segundo botón, después de eso no tuvo problemas en quitar el resto hasta que quedaron desnudos ante el fuego de la chimenea.

Los dos se miraron por unos instantes, Hades varonil y atractivo, Shun resplandeciente e inocente, ambos deseando amar, amar al otro. El hombre de cabellos oscuros dio un paso al frente y tomó con cuidado entre sus  brazos al joven de ojos verdes, lo atrajo contra su cuerpo al mismo tiempo que lo acariciaba y lo miraba directamente a los ojos, tenía que saber algo antes de dejarse llevar.

--¿Quieres que me detenga Shun?

Fue como un murmullo al preguntar.

--No.

Dijo el jovencito mirándolo a los ojos. Un momento después Hades acarició el rostro de Shun y se besaron dulcemente. La suave caricia fue bien recibida por ambos, la disfrutaron y la compartieron para estrecharse más. Entonces Hades empezó a descender llevando consigo al de ojos verdes, lo recostó con cuidado sobre la alfombra y se quedó admirando a la hermosa criatura que a la luz del fuego parecía brillar, lo besó suavemente en los labios y procuró no dejar caer el peso de su cuerpo sobre el joven y comenzó a bajar con cuidado por la húmeda y blanca piel besándola y aspirando el enervante aroma que emanaba en ese instante, era intoxicante y lo hacía olvidarse de si mismo y en su mente solo se llenaba hasta el último de sus sentidos con la presencia de Shun.

El de ojos verdes no se resistía, no guardaba nada para si, nada, no estaba seguro de que hacer y por lo mismo se quedaba tan quieto como podía aunque aún había algo de temor, sin embargo no era como ese que lo había hecho huir una vez, no, era muy diferente, era uno que lo impulsaba a quedarse donde estaba y aguardaba entre suspiros muy débiles a que el otro siguiera con lo que había empezado. El de ojos violáceos parecía que los tenía más oscuros por el deseo, sus besos lo habían llevado al abdomen de Shun y siguió tocándolo con mayor suavidad, deseaba sentirlo pero quería ser gentil, llegó al erguido sexo que solo parecía estar ahí para que lo tocara, lo acarició primero con sus dedos para después conocerlo suavemente con sus labios, unos besos, unas caricias, explorando con su lengua y excitándose más por lo deseable que era ese joven compañero.

El de cabellera verde se mantenía recostado, aguardaba a que prosiguiera ese hombre y le permitía continuar; en algún momento dio un gemido y no supo que hacer pues Hades lo estaba tomando con la boca, trataba de quedarse quieto pero no podía pues su cuerpo respondía a las sensaciones que lo atravesaban como descargas y casi lo hacían terminar pero el hombre de cabellos oscuros se dio cuenta y por eso se detuvo, quería darle un placer completo al de cabello verde y para eso abandonó su sexo con un suave beso y empezó a separar sus muslos un poco más y levantó sus caderas para poder seguir acariciándolo sabiendo por su forma de actuar que nunca había sido tocado de esa manera; llevó su boca a la delicada entrada y lo besó con suavidad. Sintió que el de cabello verde se estremecía pero no lo soltó, lo sostuvo y empezó a pasar su lengua tentativamente, la punta jugueteaba y no tardo en buscar la forma de explorar el pasaje con su lengua, buscando dilatar el masculino sitio, era como el resto del joven, muy cálido e inocente pero dispuesto a continuar.

El de ojos violáceos subió de nuevo por el blanco cuerpo y ante la mirada casi soñadora de esos ojos verdes llevó uno de sus dedos a su boca y lo lubricó lo mejor que pudo con saliva, después bajó su mano y acarició con cuidado los genitales del joven recostado tomándolos entre sus dedos para un momento después llevar su dígito a la tan deseada e inexplorada entrada del de cabellos verdes, lo acarició y comenzó a hacer suaves círculos en su intimidad y la traspasó con gentileza. El dedo entraba lenta y firmemente mientras se movía tratando de dilatar al muchacho de los ojos verdes y lo besaba en el cuello para calmarlo, todo era nuevo y excitante pero aún así había algo de temor.

Shun trataba de calmarse y respirar normalmente pero no podía cuando su corazón latía velozmente y su cuerpo temblaba de la emoción; sintió que Hades dejaba de moverse y de tocarlo, llevó sus fuertes manos a la parte interna de sus muslos y con cuidado los separaba más y los levantaba, algo se frotaba contra su estimulada entrada, estaba firme y tibio y comenzó a entrar. El primer impulso del joven de cabello verde fue intentar separarse pero el de ojos violáceos no se detuvo, siguió empujando y avanzando sintiendo la calidez de ese juvenil cuerpo que era conocido por primera vez, no dejo de moverse hasta que no fue posible seguir pues estaba completamente dentro de su compañero.

Pasaron unos segundos que el de cabello oscuro dio al jovencito para que se acostumbrara a él, advirtió que los ojos verdes derramaban un par de lágrimas, así que se inclinó con cuidado y dulcemente besó las esmeraldas que el más joven tenía por ojos, secó sus lágrimas y empezó a mover sus caderas con gentileza, tenía que contenerse para hacerlo con cuidado, no deseaba herir al muchacho de cabellos verdes y estaba conciente de que le entregaba por su propia voluntad lo que habían pretendido arrebatarle por la fuerza.

Shun respondía con su apasionada inocencia, estaba algo desconcertado pero descubría por vez primera el placer de estar con alguien más, de entregarse y pertenecerle por completo a alguien y era eso justamente lo que lo hacía estrechar a ese hombre sobre él  y acariciar su cabello, mover con timidez sus manos por esa fuerte espalda y sus juveniles caderas respondían con delicadeza a los varoniles embates de Hades.

Siguieron amándose y entregándose a sus sentimientos, a todo eso que tan solo podían demostrarse de manera física en esos momentos, fue así que el de cabello oscuro besó con fuerza y sensualidad los suaves labios del de ojos verdes y sin perder tiempo tomó entre sus dedos como si fuera una delicada flor el rígido miembro entre los dos y lo acarició con necesidad, la necesidad de complacerlo y amarlo y hacerlo feliz. Unos momentos más y ninguno de los dos pudo contenerse ni evitar que el clímax tomara control de ambos, el éxtasis surgió desde lo más profundo y los envolvió haciendo que Shun se quedara sin palabras y que Hades diera un ahogado grito y se aferrara al blanco cuerpo del joven debajo de él hasta que sus corazones se calmaron un poco pero aún se estrecharon con fuerza y se besaron  por un largo tiempo.

Shun se sentía contento, protegido, amado, se dejaba querer y disfrutaba de esos sentimientos que habían nacido en él por ese hombre de cabellos oscuros; Hades acariciaba lenta y tranquilamente al jovencito sobre su pecho, estaba alegre, complacido, feliz, gozaba de todo eso gracias al de cabello verde que le había redescubierto lo que era la dicha. Esa noche durmieron juntos en la habitación del de ojos violáceos y se convirtieron en una pareja.

Por la mañana cuando se despertó el de ojos verdes no vio a su compañero pero este no tardó en aparecer pues le llevó el desayuno a la cama con una sonrisa, Shun no podía sentirse más feliz que en ese momento y Hades tampoco.

 

 

Después de lo sucedido durante esa noche de lluvia ninguno de los dos pensaba en separarse, ya no podían hacerlo, Shun quería dulcemente a Hades y el de cabello oscuro parecía ser otro por tener al de ojos verdes en su vida. Solo faltaba algo por develarse que hasta ese momento nunca trataron.

Una mañana mientras Shun estaba en el jardín atendiendo sus plantas y dejando que su conejito corriera por el lugar vio que Hades se dirigía a su taller, no pudo evitar preguntarse que hacía ahí pero su curiosidad era pasajera, nunca iba más allá de hacerse preguntas pero siendo honestos no le interesaba mucho saberlo, el de ojos violáceos era muy dueño de si mismo para hacer lo que quisiera y él no sospechaba de ninguna de sus acciones, lo había salvado y lo había llevado a una vida que ni siquiera había soñado y lo amaba, era todo lo que necesitaba saber.

En el interior de lo que consideraba su taller Hades revisaba unas cosas que había guardad ahí y con las que estaba terminando, se trataba de ropa, no cualquier ropa, de hecho era la ropa que usaban esos tres hombres que habían dicho que Shun les pertenecía, le enseñaron a ser meticuloso y por eso se había desecho de todo por partes y con eficacia. El auto desarmado y las partes sin marcas, los cuerpos desaparecidos, las identificaciones eran cenizas y un destino similar tendría la ropa.

Había conservando sus habilidades, seguía siendo un excelente combatiente, años atrás había sido alguien como cualquier otro de una milicia absolutista de su tierra natal, solo un miembro más sin rostro ni nombre que nunca sonreía y era muy joven aún, por eso cuando Aiocos entró en su vida no había podido creerlo siquiera, ese muchacho que se teñía el cabello de verde y que lo tenía todo se había fijado en él por alguna razón, la única explicación que encontró fue que lo amaba y lo amaba al grado que había abandonado a su familia por él sin vacilar, había llevado sus joyas para que tuvieran un capital y en un principio parecía que lograrían ser felices, él deseaba ser feliz.

Y sin embargo el destino intervino...y se lo arrebato. Un accidente tan absurdo nadando durante su viaje de bodas a punto de regresar a lo que debía ser su hogar con todo lo que el de cabellos verdes había comprado para su casa, al perderlo no se molestó en tocar nada. Quería hacer algo con su vida, estaba solo y sin poder volver atrás y se resignó a esa existencia, regresó al ejercito como parte de un grupo especial, para convertirse en algo que podría calificarse como un comando de la muerte y fue el mejor, más leal que un perro sin hacer preguntas cuando debía acabar con alguien solo porque se lo ordenaban, ese había sido su pasado.

Dejó esa vida cuando tuvo dinero par no hacerla más, cuando había tantos secretos que guardar que se hartó de ellos y se dirigió al único lugar en el que creyó que encontraría paz pero no fue así. No hasta que ese muchachito apareció en su vida y sin darse cuenta derribó cada barrera de su corazón y de pronto su vida ya no estaba vacía, esa dulzura entre cálida e ingenua, esa suave ternura como la de las flores que no acaban de florecer, como una naturaleza vulnerable que le traspasaba el corazón.

Por eso lo protegería con todo su ser mientras tuviera la fuerza para hacerlo y sin duda aún la tenía; esos tres hombres que lo habían buscado fueron la prueba. Tenía el dinero, se los entregó y se mostraron satisfechos, cuando casi estaban en el vehículo para marcharse sacó su arma semiautomática demostrando que seguía siendo un excelente tirador: tres disparos, uno en cada cabeza y sin necesidad de hacer un cuarto. Al desaparecerlos no creía que hubiera problemas, dudaba que basuras como esas fueran muy estimadas como para ser buscadas así que no se preocupaba.

Una vez que la ropa estaba completamente quemada vio con calma lo que le rodeaba en el taller, más que recuerdos eran sus secretos, una vida pasada que a veces aún se tocaba con su presente. Ese uniforme que causaba terror entre los que perseguía, las diversas armas que aniquilaron enemigos, las condecoraciones por distinguirse en el servicio de acabar con problemas, algunas fotografías que lo mostraban joven y más ciego ante los hechos de la existencia.

Pensó en ese silencioso amor por un joven de cabellos verdes que lo había amado...y lo había perdido. Como se había limitado a pasar su vida lejos, muy lejos de todo lo que había conocido para mantenerse a salvo de si mismo, vivir día tras día sin esperanza de nada, vivía solo, quería estar solo y no le preocupaba eso, no hasta que ese otro joven de cabellos verdes apareció y le hizo conocer de nuevo sus propios sentimientos. Era mucho menor pero sus vidas estaban unidas por designios secretos que escapaban a su comprensión pero no deseaba entenderlos, no le importaban.

Le pareció que era momento de salir del taller y no tardó en ver a Shun en el jardín y de repente supo que era lo que tenía que hacer, era el momento de dejar que el pasado fuera pasado y terminar con esos secretos que tenía guardados, no tenía porque seguir acudiendo a ese lugar a pensar en lo que había sucedido, ya no era su vida, su verdadera vida estaba al lado de ese joven que con solo verlo acercarse le sonrió abiertamente. Era momento de dejarlo todo atrás.

Shun vio que Hades se acercaba, lo observó por unos momentos sin decirle nada pero al quedar cercanos lo abrazó y se quedaron así por unos cuantos segundos, no sentía temor por el porvenir, solo esperaba por lo mejor, las cosas habían cambiado en su vida desde que ese hombre apareciera, había tocado su alma de una manera que nadie más lo había hecho y no quería separarse nunca de su lado. Se sentía como si estuviera de regreso a un paraíso perdido, había estado solo por su cuenta pero él apareció y todo tuvo sentido, no había necesidad de seguir guardando secretos entre ellos.

 

 

Radamanthys conversaba con Hades una mañana pues tenían que terminar de solucionar algunas cosas ya que el de cabellos oscuros había tomado una decisión importante en los días anteriores y estaba poniendo en orden otros para que no hubiera problemas.

--¿Todo listo?-preguntaba Hades.

--Tal y como lo pediste-respondió el rubio.

--Confió en que te encargarás de todo.

--Lo haré, los envíos están hechos y la compañía se hará cargo.

Hades había decidido empacar todo lo del taller e incinerarlo, el horno que él tenía no sería suficiente para eso y había contratado los servicios de una compañía, ya todo estaba empacado y debidamente sellado, bastaba con que lo recogieran.

--Te deseo suerte Hades, a los dos.

Y le decía eso porque sabía que ese jovencito de cabello verde era en buena medida el responsable de que el otro estuviera tan feliz.

El de ojos violáceos se despidió con un gesto y salió con algo en su mano, Shun lo esperaba pacientemente para regresar a la casa, se acercó y miró extrañado lo que había comprado.

--¿Para qué es?-preguntó el de cabello verde.

--Es para Cuni, para que pueda viajar cómodo.

--¿Viajar?

El de cabellos oscuros había comprado una trasportadora para animales.

--Si Shun ¿no te gustaría viajar?

--Pero viajar ¿adonde?

--Donde sea con tal de que sea lejos, donde podamos empezar de nuevo sin miedos ni dudas.

--Hades...

--¿Vendrás conmigo?

--Si.

Se dieron un beso y de inmediato emprendieron el camino de regreso a la casa haciendo muchos planes, el de cabello oscuro estaba contento y el joven de ojos verdes también lo estaba pues a pesar de sus secretos, algunos confesados y otros que serían sellados para siempre, estaban dispuestos a seguir adelante y tratarían y lucharían por ser felices pues después de todo el amor es una de las incógnitas más sabidas del universo pero del cual se conoce poco y aún así, al vivirse, devela los mayores secretos de la vida.

 

FIN

 

Notas finales:

El conejo se llama Cuni porque conejo viene del latín cuniculus.


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