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Ella por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia que ya tenía pero hasta ahora la subo, espero que les guste.

Notas del capitulo: Solo espero que les guste.
 

Era la misma situación, los dos lo sabían, el tener tanto tiempo como una pareja estable les permitía conocerse bastante, incluso parecía que no tenían que hablar para comprender lo que cruzaba en la mente de su compañero, en ese caso era incluso mejor porque sus deseos eran los mismos y desde hacía un tiempo lo habían tratado pero nada era concluyente, no hasta ese fin de semana en el que los dos tuvieron que encarar lo que sucedía.

Estaban sentados en la banca de un parque observando a la gente pasar, no hacían nada en particular, solo estaban ahí disfrutando del sol por unos momentos, en el mismo lugar había una pequeña sección de juegos, había varias personas que en su mayoría llevaban niños que se entretenían jugando y corriendo por el lugar. Los dos permanecían en silencio hasta que algo más sucedió: cerca de donde ellos dos permanecían sentados unos pequeños pasaron corriendo y un niñito tropezó.

De inmediato los dos se pusieron de pie y corrieron hacia el niño para incorporarlo y ver que se encontrara bien, nada le había sucedido afortunadamente, sus padres llegaron un segundo después, lo tomaron en brazos, les dieron las gracias y se alejaron, aparentemente regresaban a su casa y ellos decidieron hacer lo mismo, no dijeron mucho en el camino pero al caer la noche ambos supieron que tenían que decir lo que pensaban.

--Mañana tengo algunos asuntos que atender Afrodita, no se si podremos comer juntos.

--Está bien, yo también tengo un par de asuntos que atender Death Mask.

Ambos hombres trabajaban en algo que les gustaba y les dejaba muy buenos dividendos que a su vez les permitían llevar una vida bastante desahogada; el de cabello corto azul era experto en sistemas de computo para bancos mientras que el de ojos celestes tenía una marca registrada de fórmulas de fragancias. La vida los había tratado bien en ese aspecto y no tenían quejas, su casa era espaciosa y cómoda, tenían un excelente nivel adquisitivo, manejaban vehículos de lujo, vestían con ropa de primera línea y podían ir a los mejores lugares de la ciudad. Sin embargo no lo era todo.

Por unos instantes no dijeron nada pero entonces el joven de ojos celestes supo que tenía que hablar.

--¿Sabes Death? Te veías bien con ese niño.

--Pero fuiste tú quien lo ayudó primero Afrodita.

--Si pero creo que tu cuidarías bien de un pequeñito.

--Creo lo mismo de ti.

Se sonrieron mutuamente y se abrazaron.

--Death...me gustaría que tuviéramos un hijo.

--Me encantaría tener un hijo contigo Afrodita.

--¿De verdad?

--En verdad.

Los dos se miraron a los ojos y no tardaron en darse cuenta de que su compañero era honesto y que ambos querían lo mismo en ese momento de su vida, aunque aún quedaban muchas cosas por planear y decidir, por averiguar pero lo más importante ya lo habían solucionado y como estaban de acuerdo sabrían que trabajarían juntos para lograrlo.

De esa manera los dos hombres se decidieron por poner manos a la obra, averiguar cuales eran sus opciones y saber que tanto necesitaban en cuestiones legales para lograr tener a un pequeño. Sus primeros pasos fueron los que se esperaban, acudieron a oficinas, casas hogar, centros de adopción, cumplieron con todos los requisitos legales que se les pudieran pedir y eso no era un gran problema, ambos eran personas jóvenes, sanas, estables, comprometidas, con excelentes ingresos y que podrían proveer de un buen hogar a un hijo.

Sin embargo el tiempo pasaba y no obtenían nada, les habían dicho que un trámite de ese tipo requería de tiempo y paciencia y eso lo tuvieron pero no los llevaba a nada, algunas veces recibieron visitas sorpresa y algunas ocasiones más se entrevistaron con algunas madres que aceptaban dar a sus bebés en adopción pero tampoco llegaban a nada, de hecho no pasaban de una primera entrevista nunca, solo les decían que después se comunicarían pero eso nunca sucedía. Las semanas se sucedían y se convirtieron en meses y esos meses en años, hasta que finalmente los dos se dieron cuenta que llevaban tres largos años en su búsqueda por un hijo y no tenían nada. Nada más allá de cansancio y decepción.

El límite llegó un día cuando estaban en un centro de adopción, los dos habían esperado pacientemente a que los atendieran a pesar de que tuvieron que dejar varios compromisos de sus trabajos a un lado, estuvieron aguardando por horas, incluso  personas que llegaron después fueron atendidas antes, al final casi del día simplemente les dijeron que no los recibiría y eso era más que suficiente para alguien con el carácter de Death Mask.

--Estuvimos aquí por horas-decía el de cabello azul-No es posible que simplemente no nos atiendan.

--Lo lamento señor-dijo la joven recepcionista-Pero es lo que me dijeron.

--¿Quién se lo dijo?

--Por favor Death-le dijo Afrodita-Cálmate, la señorita no tiene la culpa.

--Solo quiero que alguien me diga porqué a todos los atendieron excepto a nosotros.

Como no iba a quedarse con la duda el de cabello azul pasó del otro lado, hacia las oficinas, y encontró la del director del lugar que en cuanto lo vio no pareció muy sorprendido, en ese momento se encontraba con unas personas aparentemente hablando de un trámite.

--Quiero saber porque no fuimos atendidos-dijo de inmediato Death Mask.

--Lamento esto-dijo el directivo a los otros presentes-Si se tranquiliza podremos hablar-y eso se lo dijo al de ojos azules.

--Solo dígame porque nos tienen de esta manera, hemos hecho todo lo que se necesita y aún así no podemos siquiera tratar con alguien para hablar de una adopción.

El directivo los miró de una manera que hizo a ambos inquietarse, casi por impulso Afrodita tomó la mano de su compañero, como si supiera que necesitaba de fortaleza para escuchar lo que venía.

--Lo lamentamos-dijo el directivo directamente-Pero los candidatos para dar a sus bebés en adopción nos han dejado saber que no los considerarán.

--¿Por qué?-preguntó Death Mask.

--No quieren que los bebés sean criados por...

--¿Por?

--Por homosexuales, quieren un buen hogar para los niños.

Esas palabras les llegaron a los dos hondamente.

--¿Quién se creen que son para juzgar que no seremos buenos padres?-dijo el de cabello azulado con indignación--¿Cómo es posible que guarden ese tipo de ideas?

Pero no hubo una respuesta para eso y tampoco tiempo para esperar por una cuando el de ojos celestes tomó del brazo a su compañero.

--Será mejor que nos vayamos Death.

No esperó por más, simplemente salió del lugar y su pareja lo siguió, pero nada evitó que al llegar a la calle el de ojos celestes empezara a llorar abiertamente, su compañero se alarmó pues nunca lo había visto de esa manera.

--Afrodita...

--No quieren que tengamos un hijo aunque podamos amarlo más que a nada en el mundo Death, es injusto, tener todo este amor y no poder dárselo a alguien.

--Buscaremos otro sitio.

--No, en todos ha sido lo mismo ¿No te das cuenta? Es por eso que no hemos logrado nada, solo por ser nosotros dos.

Y lloró un poco más, su compañero lo observaba sin saber que decirle, también él estaba dolido con lo que acababa de suceder y por darse cuenta de que era cierto: no les permitían tener un pequeño porque se trataba de una pareja de dos hombres. Mientras trataba de secarse las lágrimas, Afrodita y su compañero fueron a su automóvil y se dispusieron a marcharse a su casa. Por el resto del día no dijeron nada del tema, de hecho ya no quisieron decir nada, a tan solo una semana de lo sucedido empezaban a resignarse con la idea de que no tendrían a un pequeño. Pero algo sucedió que no hubieran creído cuando menos lo esperaban.

 

 

Death Mask llegó a su casa por la tarde, esperaba que Afrodita ya hubiera llegado, vio que había alguien en una esquina de la calle pero no le dio mayor importancia, en la entrada de su estacionamiento vio el vehículo del de ojos celestes y eso le indicaba que no había salido, cuando entró vio que su compañero parecía observar algo por una de las ventanas.

--¿Qué sucede Afrodita?

--No estoy seguro.

Hacía casi una hora que se había dado cuenta que una persona estaba como rondando por la casa pero no se atrevía a acercarse, se lo dijo a su compañero y este tuvo que ser más directo.

--Si te inquieta llamemos a la policía Afrodita.

--¿Y qué les vamos a decir?

--Entonces quítate de la ventana, me pones nervioso.

--Bien.

Estaban por dejar pasar todo el asunto pero llamaron a su puerta un par de minutos después, fue Afrodita quien se apresuró a abrir y se encontró con la misma persona que estuvo observando por la ventana, Death Mask se acercó y vio que se trataba de la persona que había visto en la esquina.

--¿Podemos ayudarte en algo?-preguntó Afrodita.

--Si...si es posible me gustaría hablar con ustedes.

Quien les hablaba era una muchacha que usaba un abrigo algo pesado y que por su aspecto sin duda había pasado por una época difícil, fueron a la sala, se sentaron y se mostraron dispuestos a escuchar.

--Yo...mi nombre es Saori. Los vi el otro día, en el centro de adopción.

A esas palabras no supieron que decir pues no habían dicho una sola palabra al respecto, a los dos les resultaba doloroso tener que recordar ese día por todo lo sucedido y por lo mismo no lo comentaban.

--Quisiera saber si aún están interesados en adoptar-preguntó la muchacha.

--¿Por qué quieres saber eso?-dijo Death Mask.

--Es solo que creo que los trataron muy mal y por lo que vi merecen tener a un bebé, están dispuestos a amarlo y a darle un hogar y por eso desearía saber si aún desean adoptar.

Los dos se miraron por unos momentos en silencio, a pesar de lo decepcionante que había resultado hasta ese momento su lucha por tener a un pequeño aún deseaban tenerlo.

--Si-respondió Afrodita-Aún queremos tener un hijo.

--Quisiera saber si están dispuestos a darle un hogar a un bebé.

--Si-dijeron al mismo tiempo.

--Perdonen pero ¿les molestaría si me quito el abrigo?-preguntó ella.

--Adelante-respondió Afrodita.

Se dieron cuenta de que estaba embarazada, no debía llevar más que unos meses pues no se notaba mucho pero eso también podría deberse a que la muchacha se veía más delgada de lo que debería ser, sin duda las cosas no marcharon bien para ella en los meses pasados.

--Tengo cuatro meses-dijo Saori-Estoy por entrar al quinto mes, seré directa: no puedo mantener al bebé. No puedo darle un hogar, no sería justo tenerlo conmigo bajo estas circunstancias y pienso que se merece más de lo que tendría a mi lado, es por eso que deseo saber si les gustaría tener a este bebé.

Ambos la miraron sorprendidos, habían buscado por tanto tiempo y ahora se les presentaba directamente la oportunidad que tanto habían querido, se escuchaba demasiado bueno para ser cierto y por lo mismo externaron ciertas dudas.

--¿Por qué quieres darnos este bebé a nosotros?-preguntó Death Mask-Sin duda habrá más candidatos, gente más calificada.

--Como les dije los vi el otro día y escuche lo que dijo-mencionó ella  mirando a Afrodita-Un bebé merece llegar a un hogar donde será amado y creo que nadie lo amaría tanto como ustedes.

Los tres se miraron en silencio por unos momentos, después Afrodita tuvo que preguntar.

--¿De verdad quieres que tengamos al bebé?

--Si.

El de ojos celestes no pudo reprimirse, se acercó y la abrazó con agradecimiento, era más de lo que hubiera esperado de la vida y también su compañero estaba feliz por lo ocurrido, había muchas cosas por arreglar pero las resolverían todas, no en vano habían pasado tanto tiempo en el medio de tratar de adoptar, sabían todo lo que debían saber y gracias a que Saori estaba de acuerdo no había mucho que discutir. Los documentos necesarios estuvieron en orden en poco tiempo y Saori aceptó que ellos fueron los guardianes legales de la criatura.

De inmediato se pusieron a hacer planes ambos jóvenes, había muchas cosas que tener listas. Lo primero fue apoyar a Saori, la muchacha hasta ese momento vivía en una especie de refugio para otras muchachas en una situación como la de ella; no sabían mucho de su vida pues ella no hablaba al respecto, solo había comentado que su familia no se tomó bien la noticia del embarazo y se fue de la casa, el padre de la criatura no la había apoyado y solo le quedaba esperar a que naciera para tratar de hacer algo por ella misma pero no podía arrastrar en la incertidumbre al bebé.

La dejaron instalada en un sencillo pero cómodo hotel que estaba cerca de la clínica que desde ese momento llevaría su embarazo, buscaron un excelente centro que se especializaba en casos como el suyo pues Saori era una adolescente y las primeras pruebas mostraron que estaba anémica, era mejor tener todo controlado y bajo supervisión para evitar en la medida de lo posible cualquier complicación.

Lo siguiente que trataron fue todo lo referente a los aspectos legales, todo marchaba perfectamente en ese rumbo pero siempre se debía tener en cuenta que aunque en ese momento Saori estuviera de acuerdo en ceder al bebé tal vez podría cambiar de opinión después y tenía derecho a quedarse con el bebé si así lo decidía; nada quedaba sin cubrir.

Pero por encima de todo un evento los hizo darse cuenta de lo mucho que amaban la simple idea de que ese bebé pudiera ser suyo. En una de las consultas de rutina que tuvieron el médico les preguntó si deseaban saber el sexo del bebé.

--Ustedes deciden-dijo Saori.

--No-respondieron a la vez.

Esperaban que fuera una sorpresa.

Afrodita seguía atentamente todo lo que hacía el médico y más que nada el monitor, Death Mask trataba de mantenerse un poco más al margen pues no podía dejar de notar que tal vez y a pesar de todo no pudieran quedarse con la criatura, sin embargo ese día no pudo sino rendirse a que la quería con todo su ser.

El médico procedió a poner una especie de cinturón alrededor del vientre de Saori y unos momentos después se escuchaba un ruido fuerte y sonoro, como si golpearan un tambor.

--Es el corazón del bebé-les explicó el médico.

Después de eso puso una especie de gel en el cuerpo de la muchacha y empezó a hacer el ultrasonido, en la pantalla se veía una pequeña figura que se movía.

--Ahí tienen al bebé-les dijo el doctor.

Ambos hombres se estrecharon la mano mientras veían a la pequeña criaturita que aún no nacía y ya los tenía encantados; se miraron de frente y se dieron un beso, no podía haber nada mejor ni más perfecto en el mundo. Cuando el estudio terminó llevaron a Saori a su habitación y después se dirigieron a su casa, solo hasta que llegaron Afrodita se animó a preguntar.

--¿Qué sucede Death? Parece que piensas mucho en algo.

--¿No te pareció increíble Afrodita?

--¿De qué hablas?

--Del bebé. Cuando escuché su corazón...no se...no podía creer que así se escuchara un corazón, con tanta fuerza. Y después cuando lo vi...es tan hermoso...es verdad lo que escuchaba decir a otros, es un milagro...ese bebé es un milagro Afrodita.

Sin otra palabra el de ojos celestes lo abrazó, él pensaba lo mismo y veía que su compañero estaba completamente dispuesto a cuidar de ese pequeño ser como si en verdad ellos lo hubieran concebido.

 

 

Los días siguientes las cosas marchaban completamente iguales, todo estaba en orden pero de inmediato Death Mask y Afrodita habían hecho más proyectos, estaban en planes de empezar a alistar la habitación del bebé y de apoyar a Saori en lo que fuera que decidiera después de tener al bebé. Charlaban de ello una tarde, aunque esperaban que llegara Death Mask pues le había salido un imprevisto en su trabajo.

--¿Has pensado en lo que te dijimos Saori?-preguntaba Afrodita.

--Si y se los agradezco-respondió ella-Pero de verdad no tienen que preocuparse por mí, en cuanto nazca el bebé podré hacer las cosas por mi cuenta.

--Aún así nos gustaría ayudarte en lo que pudiéramos.

--Ya han hecho más que nadie en el mundo por mí.

Era una muchacha agradable, Afrodita no estaba seguro de querer saber que la había llevado a estar en la situación en la que estaba pero prefería no preguntar, ella se mostraba triste si trataban de saber más de su pasado. En eso llamaron a la puerta, el de ojos celestes abrió y con gusto se dio cuenta que se trataba de su pareja.

--Que bueno que llegas Death Mask.

--Lamento haberme tardado Afrodita. ¿Cómo te encuentres Saori?

--Muy bien, gracias-respondió ella.

Estuvieron charlando por unos momentos hasta que Saori pareció sentirse un poco mal.

--¿Estás bien?-preguntó de inmediato el de cabello azul.

--Si-dijo la muchacha de cabello violeta-Creo que debo ir al baño.

Se retiró y los otros dos seguían hablando.

--¿Qué te dijo Afrodita?

--Le comenté que podríamos apoyarla cuando termine el embarazo pero ella dice que ya hicimos bastante aceptando al bebé y costeando lo del embarazo.

--Tal vez acepte más adelante.

--Si, espero que lo haga, es una buena muchacha.

--Lo es.

Pero en ese momento apareció de nuevo Saori y se veía muy alarmada.

--Estoy sangrando-dijo asustada.

Y no tardaron en darse cuenta de que así era. No esperaron por nada, de inmediato se dirigieron a la clínica para que la atendieran, afortunadamente su médico iba pasando cuando llegaron así que estaba plenamente informado del caso y llevaron a la muchacha a una sala para ser atendida. Mientras tanto los dos hombres esperaban tan pacientemente como podían por cualquier informe que les dieran del estado de Saori y del bebé. Cuando el médico fue hacia los dos parecía que no les daría buenas noticias y así fue.

--Tenemos un problema-dijo el doctor.

--¿Qué sucede?-preguntó angustiado Afrodita.

--Aún es pronto para decirlo pero es mejor que ella permanezca aquí, parece que hay una hemorragia leve, pudimos controlarla pero tenemos que asegurarnos que no evolucioné en algo más grave.

--Bien.

No les dijeron mucho por las horas siguientes pero tampoco les permitieron ver a Saori, aún estaba en procedimiento, los dos rogaban porque las cosas salieran bien. Desgraciadamente no fue así, lo supieron al ver la cara del médico que se aproximó a ambos con rapidez, ni siquiera les dio tiempo de preguntar.

--Lo que temíamos se presentó-dijo el médico.

Los dos se tomaron de la mano como tratando de encontrar fortaleza en el otro para lo que escucharían.

--Se trata de un caso de placenta previa. Los sentimos pero es grave, hacemos todo lo que podemos, sin embargo tenemos que retirar al producto.

--Pero solo tiene seis meses, apenas los cumplió-dijo Afrodita-El bebé es muy pequeño.

--Lo sentimos pero tenemos que hacerlo, la madre esta muy grave, dejar al producto es más peligroso.

En ese instante apareció una alarmada enfermera.

--Doctor, esta en shock.

El médico los miró buscando su autorización.

--Haga lo que sea necesario para ambos-dijo Death Mask.

Cuando los otros dos desaparecieron de nuevo en el quirófano de inmediato ellos se abrazaron. No era posible que finalmente encontraban la manera de ser padres y sucedía eso, solo rogaban porque Saori y el bebé estuvieran bien. Pasaron las horas siguientes sin moverse de donde estaban, esperando por alguna noticia, sin saber que en el interior del quirófano las cosas se estaban haciendo muy complicadas. Para ese momento los médicos estaban trabajando lo más rápido que podían, gotas de sudor se presentaban en sus frentes.

El monitor que marcaba los signos de Saori parecía descender velozmente.

--Los latidos han bajado-decía una enfermera-Hay una arritmia pronunciada.

Todos se daban prisa, tenían que hacer una cesárea de inmediato, los instrumentos estuvieron listos en tiempo record, el monitor parecía dominar a todos ahora, sabían que si no se daban prisa por la madre tampoco habría tiempo para el bebé, la mejor opción era separarlos.

--Tomen el tiempo-dijo el médico.

Todos observaron el reloj al mismo momento, eran minutos los que tenían, el corazón de la madre cada vez ayudaba menos, sabían bien que si el bebé tenía posibilidades serían remotas. Todos trabajaban frenéticamente tratando de ganar esa carrera contra el reloj, el bebé había nacido debido a su intervención. El reloj llevaba la delantera. Los movimientos fueron realizados casi de manera mecánica, de inmediato despejaron las vías respiratorias de la criatura para que tuviera paso el oxígeno por su laringe. En el acto el bebé fue entregado a las manos de otro de los médicos y una enfermera mientras que el resto se ocupaba de la madre.

El equipo hacía todo lo posible pero se había presentado una hemorragia interna y estaba dañando todo el sistema rápidamente, los latidos seguían su descenso hasta que se escuchó el agudo sonido que mostraba una línea recta en el monitor, aún tenían posibilidades si lograban hacerla reaccionar, aplicaron la técnica de resucitación cardiovascular pero no hubo cambios, aplicaron epinefrina pero no sucedió nada, de inmediato procedieron a dar descargas eléctricas al corazón, una vez, dos veces, tres veces, aumentaron la carga pero no hubo nada.

Por su parte el médico y la enfermera que tenían al bebé no se dieron cuenta de nada de eso, estaban demasiado ocupados para hacerlo, despejaron y limpiaron a la criatura, fue conectada a un monitor para saber sus signos, eran débiles, tenían que estabilizarla, los latidos en un principio eran negativos, para un bebé prematuro siempre había más complicaciones, lo sabían bien, no tenía idea de si habría algún tipo de daño ni de si lograría sobrevivir.

--Hora de la muerte...--dijo el médico.

El reloj había ganado.

Cuando el médico apareció de nuevo ante Death Mask y Afrodita ambos esperaban por lo mejor pero algo en su interior les decía que no eran buenas noticias.

--Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos-dijo el médico-Lamentablemente la madre no lo logró, lo sentimos.

Ninguno de los dos pudo decir nada, Saori era una buena muchacha en lo que a ellos concernía y no merecía que su vida terminara de esa manera.

--El bebé logró sobrevivir, en este momento sigue en terapia intensiva, aún es muy pronto para darles un reporte definitivo de su estado pero hacemos todo lo que podemos.

Seguían sin decir nada pero antes de retirarse el médico supo que debía decirles algo más.

--Fue una niña.

Se retiró pues aún había mucho por hacer pero ellos dos tan solo pudieron abrazarse, no querían imaginarse siquiera lo que vendría.

Lograron sobreponerse lo suficiente y fueron llevados a terapia intensiva donde estaba siendo atendida la bebita, no pudieron verla en un primer momento, solo hasta que se encontraba estable les permitieron conocerla. Al principio no estaban seguros de cual era pero una enfermera rubia y muy atenta se les acercó.

--Hola, me llamó Fler ¿puedo ayudarles en algo?

--Es que nuestro bebé esta aquí-dijo Afrodita.

--¿Cuál es su nombre?

Le dijeron sus nombres y ella de inmediato supo de quien se trataba.

--Esperen un momento por favor-les dijo amablemente.

La vieron entrar a la sala y pasar por algunas de las incubadoras, entonces tomó una y la empujo suavemente hacía el cristal, la acercó lo más que pudo y pudieron ver a la nena. Era muy pequeñita, parecía más una muñeca que un bebé y les pareció que era lo más lindo que hubieran visto en su vida, sintieron ganas de llorar, también se debía eso a que estaba conectada a varios aparatos que en un primer momento no sabían para que servían ni porque estaban ahí. Sin embargo lo más importante en esos instantes era que la tenían y ella los tenía a ellos.

No tardaron mucho en ser informados de la situación por el médico que había llevado el embarazo de Saori.

--Debido a que es prematura se debe tener cuidado-les decía el médico-Su cuerpo no esta lo suficientemente listo para ser viable pero hacemos todo lo posible, sin embargo deben tener en cuenta que es muy pequeña y tal vez haya problemas que aún no hemos descubierto.

Aunque los dos estaban concientes de que habría dificultades lo que más deseaban era que su nenita lo lograra.

 

 

Había días buenos y días malos pero sin importar cual fuera ambos se mantenían firmemente en su sitio al pendiente de la bebita, la veían todo el tiempo que les era posible y nunca se permitían perder la esperanza de que se recuperaría y podrían ir los tres a casa. Fue por eventos separados que los dos sabían que no perderían a esa pequeñita, sin embargo eran tan significativos que los unieron mucho más a su bebé.

Afrodita fue el primero en sentirlo. Estaba solo pues Death Mask tenía que solucionar algunas cuestiones con respecto al sepelio de Saori, era lo último que podrían hacer por ella; el de ojos celestes estaba parado observando a través del cristal a los otros pequeños, sin duda su nena era la más pequeña, estaba tan ensimismado en eso que apenas si se dio cuenta de que le hablaban.

--¿Se encuentra bien?-le preguntó Fler.

--Si, solo veía.

--¿De verdad está bien?

--Si.

--¿No tiene dolor de cabeza, garganta áspera, nariz congestionada?

--No.

Y la verdad esas preguntas se le estaban haciendo extrañas.

--Entonces sígame

El de cabellera celeste lo hizo, le permitieron entrar a una habitación aparte de la sala intensiva y la joven rubia le explicó.

--Debe lavarse bien con el jabón por cuarenta y cinco segundos, no menos, cepille bien sus uñas y cuando esté listo póngase esto-le dio una bata y un cubre bocas-Es por seguridad de los pequeños, usted comprende.

--Claro.

De inmediato hizo lo que le indicaron y cuando estuvo listo la joven enfermera lo llevó al interior, vio a otros bebés y lo enternecieron pero ninguno tanto como esa pequeñita que parecía dormida...en medio de cables, tubos y monitores.

--Puede tocarla-dijo la enfermera.

Con mucho cuidado Afrodita metió la mano a la incubadora, temía poder despertarla y solo rozó la manita con su dedo, la bebé al sentir el contacto apretó ligeramente su dedo y el de ojos celestes sintió que se formaban las lágrimas en sus ojos, sin duda la quería pero en ese instante supo que amaba a esa niñita y que si le era permitido la cuidaría con todo su corazón. No la soltó hasta que la enfermera le indicó que debía retirarse pero Afrodita  sabía que ya nunca la dejaría.

Para Death Mask fue un poco diferente y fue después, había convencido a Afrodita para que fuera a descansar un poco mientras él se quedaba esperando por cualquier noticia que pudieran darles sobre la salud de la bebé que a veces parecía estar bien y a la hora siguiente se agravaba, más de una vez parecía que tendrían que prepararse para decirle adiós pero ¿Cómo una persona se preparar para eso? En ocasiones lo angustiaba un poco verla así, rodeada de esos aparatos que parecían mantenerla viva por la fuerza, no sabía como sentirse al respecto.

Ese día parecía que la cambiaban y la nena no dejaba de llorar, estaba por irse para no presenciarlo cuando vio a Fler acercarse a él.

--¿Podría entrar por favor?-le preguntó la muchacha.

Lo hizo, tuvo que hacer una rutina como la de Afrodita pero una vez que estuvo dentro no supo bien para qué lo querían; el sueco le había contado desde el primer momento que le habían permitido tomarle su manita pero no parecía ser el caso con él. La bebita seguía llorando y la enfermera le indicó algo.

--Solo cárguela mientras cambiamos su sábana-dijo Fler.

Death Mask se quedo inmóvil, no se animaba a tocarla pero al ver que los demás esperaban tendió sus manos y con todo el cuidado del mundo la levantó mientras dos personas más de la sala cuidaban de los monitores. La niñita empezó a calmarse, sollozó un poco y después se calmó por completo, el de cabello azul la recostó de nuevo y Fler mencionó algo.

--Mire-le indicó el monitor.

Pero él no comprendía.

--Se estabilizó-explicó la joven rubia-Ella sabe que usted la cargó.

--¿Yo?-preguntó desconcertado el de cabello azul.

--Los bebés reconocen a quienes los quieren.

Cuando Afrodita regresó al hospital encontró a su compañero con una expresión muy cálida en el rostro.

--Death ¿Cómo esta todo?

--Bien, ella esta bien Afrodita.

--¿Si?

--Me permitieron cargarla.

--¿La cargaste?

--Si...es tan pequeñita...tan pequeñita...lloraba y dejo de hacerlo cuando lo hice... dijeron que sabía que yo la cargaba.

--Cargaste a nuestra bebita.

Se abrazaron con felicidad, esa pequeña era tan importante que no podían siquiera imaginar estar sin ella.

--¿Aún crees que es un milagro Death?

--Si, nuestra niña es un milagro.

Y era por haber vivido esas experiencias que ninguno de los dos estaba dispuesto a rendirse, se acercaban a su pequeñita cada vez más, parecía que las cosas marchaban bien y se habían estabilizado, incluso la nenita podía recibir visitas, algunos de los amigos de ellos no perdieron la oportunidad de conocer a tan linda criaturita que de inmediato provocaba una reacción de ternura y simpatía en quien la veía.

--Es tan pequeñita-decían todos los que la veían.

 

 

Llevaban meses ya en esa situación, afortunadamente en las semanas pasadas parecía que el estado de salud de la pequeñita era mejor, lo suficiente para que pensaran en darle su nombre y bautizarla. Estuvieron presentes algunos de los amigos y personal del hospital, en general les tenían cariño a los pequeños pacientes pero ella era un caso especial.

--Es una triunfadora-les explicó Fler en una ocasión-Confiamos en que salga de aquí a su hogar y será la más joven en haberlo logrado.

El bebé que lo había logrado de menos tiempo tenía una semana más de gestación. Afrodita y Death Mask oraban porque lo consiguiera, tan solo era una semana la que los diferenciaba y el otro bebé lo había logrado.

Un sacerdote accedió con gusto a realizar la ceremonia, se trataba de un bebé por encima de todo y merecía tener su nombre. Todos los presentes guardaban silencio y prácticamente contenían el aliento mientras la breve ceremonia se realizaba, sonrieron al escuchar su nombre y más aún cuando la única gota de agua bendita bautismal se deslizó por la frente de la pequeñita y ella pareció desconcertarse para después abrir sus ojos. La ceremonia terminó y pudieron retirarse los amigos pero los padres se quedaron, como siempre ellos no se irían hasta que les dijeran que debían hacerlo.

Decidieron que se llamara Vicenza en recuerdo de la abuela de Death Mask de Italia y porque les parecía que le quedaba muy bien, era un buen nombre para los dos.

Entre las muchas personas que acudieron a la breve ceremonia se encontraban amigos personales de los dos y también hubo una persona en especial, al menos para Afrodita lo fue pues no creía que acudiría.

--¿Cómo estás Afrodita?

--Mu, que bueno que viniste.

El de ojos celestes tenía dos primos-hermanos, Mu y Shion, mientras que el de cabellos lavanda procuraba tener noticias de vez en vez de su pariente sabía que su hermano nunca había estado de acuerdo con el estilo de vida del de cabellera celeste y se mantenía alejado.

--Muchas gracias por invitarme Afrodita.

--De nada, que bueno es verte ¿Cómo esta todo en casa?

--Todo marcha bien.

--¿Cómo esta Shion?

--Bien, él se encuentra bien-y se apresuró a agregar algo un tanto inquieto-No pudo venir porque tiene mucho trabajo, fue por eso solamente.

--Que pena que no vino.

Pero Afrodita no se engañaba, sabía bien que su primo no deseaba saber nada más de él desde que se fuera de casa para estar al lado de otro hombre, nunca había aceptado que eligiera de esa manera. De todas maneras era bueno que al menos alguien de su parentela estuviera presente y no pensaba mortificar más a su primo de ojos verdes, tan solo disfrutaría que conociera a su pequeñita que ya tenía nombre.

--La niña es muy linda-dijo Mu-Y es tan pequeñita, parece más una muñequita que una niña.

--Si, necesita ganar peso pero confiamos en que estará bien.

--Deseo que lo logre Afrodita, de verdad, se les ve que la quieren mucho.

--Death Mask y yo la queremos como no puedes imaginar Mu, desde la primera vez que escuchamos su corazón la quisimos.

--Rogaré porque mejore.

--Muchas gracias.

Era gratificante tener momentos de tranquilidad pues podían suceder muchas cosas de un minuto para otro sin que se dieran cuenta siquiera.

Sin embargo faltaba algo aún por suceder.

 

 

Ambos dormían tranquilamente, parecía que las cosas marchaban bien, tan bien que nada podría verse mejor en sus vidas, finalmente parecía que les entregarían a su pequeña, se los habían dicho en las horas pasadas, como ese era el diagnóstico por la mañana se pusieron a trabajar de inmediato, la habitación de su pequeña tenía que estar lista y eran necesarias varias cosas para que todo estuviera en orden para recibirla. Toda la casa estaba modificada en base a lo que sería necesario para la bebé, adornaron la recámara en tonos pastel, la amueblaron con agrado y la decoraron entre sonrisas, bien podrían haber contratado a alguien para hacerlo pero al final se decidieron por hacerlo ellos pues les pareció lo mejor.

Una vez arreglado lo de la habitación buscaron ropa por toda la ciudad y ya que el dinero no era un gran problema no dudaron en comprar lo mejor, hay que decir que sus amigos también tuvieron mucho que ver en eso pues ninguno faltó en entregarles algo, incluso gente que no era su amiga pero supieron de su pequeña les dio algo con la mejor voluntad, personas de  su trabajo, colaboradores, algunos clientes e incluso su cartero; ellos dos lo aceptaron todo con una sonrisa.

De esa manera tenían de todo y estaban agradecidos por ello.

--Creo que nuestra nena no podía pedir más-decía Afrodita.

--Esta perfectamente surtida de ropa-respondió Death Mask.

Acomodaban en esos momentos la ropita en diversos cajones y un armario para después dedicarse a los muñecos.

--¿No crees que son muchos muñecos rellenos Death?

--No creo que los bebés tengan suficientes muñecos Afrodita.

--Compraste quince.

--Es una granja.

El de ojos celestes supo que no tenía sentido discutir, su compañero de ojos azules no actuaba como siempre tratándose de la pequeña, al menos agradecía que no hubiera comprado el zoológico. Estaban en eso todavía cuando su teléfono empezó a sonar, fue el de cabello azul quien tomó la llamada y de inmediato el de cabellos celestes se dio cuenta de que su expresión era muy inquieta.

--Vamos para allá.

--¿Qué sucede Death?

--Era del hospital.

Sin otra palabra se pusieron en camino de inmediato y lo que les esperaba no era nada bueno. Al llegar a la sala de terapia para bebés prematuros lo primero que percibieron fueron unos sonidos agudos y salvajes, al acercarse más encontraron una escena que los dejo paralizados: a través del cristal atestiguaron que su nenita se sacudía de un lado a otro y parecía tener la carita azul por las convulsiones, había un grupo de personal del hospital alrededor trabajando aprisa y ellos solo veían sin poder hacer nada más la manera en la que la pequeñita parecía sufrir.

No podían evitar preguntarse porqué sucedía todo eso. Era una bebita, no debía pasar por nada de eso, no merecía haber pasado por tantas cosas cuando ni siquiera empezaba a vivir, apenas si habían podido conocerla ¿Por qué cuando parecían tenerla cerca siempre sucedía algo que la alejaba? Permanecieron abrazados hasta que lograron estabilizarla y dejarla dormida, solo entonces los médicos les explicaron que había sido una convulsión por la fiebre, la fiebre era por una infección, la infección estaba en sus riñones, esperaban que el tratamiento surtiera efecto pero parecía que la pequeña estaba muy débil para luchar.

Luchaban por dominar sus lágrimas pero en realidad tenían ganas de gritar.

Las siguientes horas fueron críticas nuevamente pero hasta donde comprendían no había mejoría, su pequeñita estaba perdiendo la batalla. Los médicos les habían explicado que en los casos de bebés prematuros era frecuente que hubiera complicaciones pero nada de eso ayudaba a aliviar el dolor y mucho menos a aceptar que una criaturita muriera; para ellos dos era muy injusto que todo eso sucediera, su pequeñita no merecía que nada de eso le pasara.

Cuando el médico apareció ante ellos nuevamente no tenía buenas noticias.

--Lo sentimos.

A los dos se les estrujó el corazón: ya no podían hacer más.

Se acercaron lentamente al sitio en el que estaba su pequeñita, permanecía muy quieta, como si suspirara después de llorar por mucho tiempo; los médicos opinaban que no había más por hacer pues el medicamento no surtía efecto y ellos solo deseaban quedarse a su lado todo el tiempo que les quedara. Observaban atentamente a la nenita, tenía las marcas de los diferentes dispositivos a los que estuvo conectada tratando de mantenerla con vida, era tan linda a pesar de esas marcas, aunque era tan pequeñita tenía la carita de una muñeca, su cabello como pelusita azulado, sus ojos idénticos a los de su madre.

Cuando estuvieron cerca de la incubadora parecía que la pequeñita los reconoció pues tendió sus manitas como si pidiera su ayuda, como si tratara de comprender algo que incluso a ellos les resultaba incomprensible.

--Quiero cargarla-dijo Death Mask.

Los demás lo miraban sin entenderlo pero Fler sabía que lo merecían, ambos.

--La levantaré y podrán cargarla-dijo la muchacha rubia.

Los dos se acercaron y unos momentos después pudieron sentir a su pequeña, pocas veces pudieron cargarla, así que sostenerla entre sus brazos era algo agradable...aunque fuera en esas circunstancias. Se quedaron muy quietos solo sosteniéndola, no supieron cuanto tiempo pasó y por lo mismo no se dieron cuenta de la manera en la que el resto del personal se movía alrededor de los tres, solo reaccionaron cuando Fler se acercó para indicarles que debían recostarla.

--La infección esta cediendo-les dijo la muchacha rubia.

No pudieron decir ni los médicos ni ellos si el medicamento estaba funcionando o si había sucedido un milagro, de cualquier manera estaban agradecidos a quien fuera que permitiera a su nenita quedarse con ellos.

Fue así que finalmente, después de un año de haber nacido, la fotografía de la pequeña Vicenza estuvo en el muro de los bebés que habían salido de la sala de terapia para prematuros y también era la nueva campeona por ser la más joven en lograrlo, además al ser el día de su cumpleaños los que sabían de su historia estaban más que dispuestos a festejar su llegada. De tal manera que cuando Death Mask y Afrodita llegaron a su casa con la pequeña en brazos fueron recibidos con alegría, como si recibieran a una princesa de una familia real y todos estaban sinceramente felices de que estuviera en su hogar para iniciar con una nueva vida que tanto merecían los tres.

--Que bueno que llegan-les dijo el primero de sus amigos que los recibió.

--Es bueno estar en casa Shura-le respondió Death Mask.

--Déjame cargarla-le pidió Mu a Afrodita.

El de ojos celestes solo sonrió y se la entregó con cuidado, de hecho todos los demás presentes no dudaron en acercarse y pedirles que los dejaran cargarla, lo más gracioso fue ver que su amigo Aldebarán la cargaba solo con una mano en la que la pequeñita cabía perfectamente a pesar de que ya era más grande que el tamaño que tenía al nacer.

--Se ve tan linda-era la frase en general de los presentes.

La pequeñita usaba unas ropitas de seda muy lindas...y muy costosas; era regalo de unos amigos, Milo y Camus, fueron confeccionadas en Francia por una orden religiosa femenina según les explicaron.

--En realidad las encontró Camus-dijo Milo-No le gustaba lo que veíamos y las hizo traer para su bebita.

Los padres se los agradecieron con una sonrisa, estaban felices.

 

 

Y así su vida seguía su curso, habían aprendido a vivir juntos y nada era más importante que su pequeñita a la que nunca dejaban sola ni en manos de otras personas, siempre estaba con uno de ellos o con los dos. La pequeña ganaba peso y no tuvo mayores problemas médicos, no más de los que tendría cualquier bebé y los padres tuvieron sus aventuras como cualquier padre.

En una ocasión Death Mask y Afrodita llevaban a su pequeña Vicenza a dar un paseo,  la niñita estaba inquieta, aparentemente estaba cansada de ir en el asiento para bebés en la parte trasera del automóvil y lo demostraba llorando, sus padres estaban ansiosos por llegar para permitirle que se estirara a gusto pero mientras tanto debían esperar un poco más.

--Ya mi pequeña-decía Afrodita-No tardamos en llegar.

--Por favor Vicenza-decía Death Mask-Tranquilízate princesa, ya casi llegamos.

Pero la pequeñita estaba inconsolable, así que cuando se detuvieron en un semáforo  aprovecharon el tiempo antes de que la luz cambiara de nuevo, voltearon y de inmediato empezaron a llamar la atención de la nena, le hablaban, la saludaban, le sonreían y finalmente le lanzaron un beso, cuando parecía que se calmaba escucharon un sonido que hizo que levantaran la vista.

Atrás de ellos iba otro automóvil, el conductor tocaba el claxon y tanto este como su compañero les sonreía a los dos y les arrojaron un beso. Un instante después se pusieron en camino sin poder evitar cierto sonrojo por lo que acababa de suceder. En cuanto a su bebita se había tranquilizado por completo.

En otra ocasión Death Mask la llevó con él a su trabajo pues Afrodita estaba muy ocupado con algunos pendientes de su propio trabajo, así que la pequeña fue llevada a un importante banco de la ciudad mientras su padre tenía que explicar un nuevo programa de seguridad. Desde que llegaron fueron la sensación pues las secretarias en el acto se presentaron para atenderlos y cargar a la nena, cuando llegaron los de la gerencia lo saludaron y se presentaron con la bebita y no perdieron la oportunidad de cargarla también, así que en lugar de explicar el sistema tuvo que ver como su nenita conquistaba corazones.

--¿Qué tal les fue Death?-preguntó Afrodita cuando regresaron.

--Bien.

--¿Si?

--Si, Vicenza fue la adoración de todos en el lugar.

--¿Eso te molesta?

--Tengo que ir otra vez y espero que ahora si me dejen explicarles.

El de ojos celestes solo tomó en sus brazos a su bebita y sonrió, sabía bien que podía robarle el corazón a cualquiera.

Una vez Afrodita trabajaba en una nueva fragancia, le gustaba su trabajo y experimentar sobre la práctica, era muy bueno y por eso importantes firmas compraban su trabajo, eso permitía al de ojos celestes permanecer independiente y con tiempo libre. Ese día le tocaba cuidar a la pequeña y ambos estaban en el jardín-invernadero de la casa.

--¿Qué te parece?-preguntaba Afrodita tomando algunas flores--¿Te gusta como huelen?

La bebita solo estaba quieta pero cuando tuvo cierta cantidad de flores en las manos el de cabello celeste la nena se mostró contenta.

--¿Te gustan estás?

Cuando el joven olió tranquilamente la combinación le gustó bastante, tanto que decidió que sería su nueva fragancia y así fue, cuando la tuvo lista tres laboratorios de cosméticos le hicieron ofertas por demás generosas.

--Eres muy buena para los perfumes-le decía Afrodita a su bebé.

Y la pequeñita tan solo sonreía.

 

 

Cierta noche se alegraban de poder descansar, el día había sido atareado y Death Mask y Afrodita se encontraron en su habitación, a pesar de todo estaban contentos por el rumbo que tomaba su vida.

--Por un momento pensé que no nos dejaría descansar.

--Recuerda que aún se esta acostumbrando Death Mask, necesita tiempo.

--Los tres necesitamos tiempo...pero me gusta vivir así.

--A mi también.

Se besaron fugazmente y se alistaron para descansar, ya listos se recostaron con tranquilidad pues en un principio solo pensaban en dormir. Conforme pasaba la noche los dos estaban relajados, entre el sueño y el cansancio se abrazaron y en algún momento empezó a surgir un calorcito agradable entre los dos, se despertaron lentamente y sin decirse nada empezaron a besarse al principio con suavidad y poco a poco las caricias que se prodigaban eran sensuales e incitantes, las manos estrechaban sobre la ropa zonas erógenas que conocían muy bien pero que por un tiempo no habían explorado.

Antes de continuar se decidieron a hacer una pregunta cuya respuesta era importante, al menos para Death Mask lo era en ese momento.

--Se que has trabajado mucho en estos días Afrodita, no quiero apresurarte, si lo deseas podemos esperar hasta que estemos acostumbrados a esta nueva vida.

El de ojos celestes lo miró atentamente, se incorporó un poco, de manera suave pero firme hizo que su compañero de cabello azul quedara recostado sobre su espalda, frotó su cuerpo contra el del otro hombre, le dio un beso pronunciado en los labios y comenzó a desvestirlo, sus dedos eran delicados y amables pero sus ojos brillaban con lujuria; una vez que se desvistió procedió a desvestirse él, se paró de la cama y permitió que el de cabello azul lo viera desnudarse.

En ese momento y sin esperar más Afrodita se colocó sobre Death Mask y comenzó a mover sus caderas de manera insinuante, lo bastante insinuante para que el de ojos azules respondiera en el acto con su sexo erguido y más que dispuesto a proseguir. El de cabellera azulada sintió los tibios besos de su pareja recorrerlo desde los labios hasta su abdomen, los elegantes dedos lo acariciaban expertamente entre sus piernas y lo estimulaban para que deseara seguir con todas sus fuerzas y no se necesitó de mucho para eso.

Afrodita prosiguió y no dudó en probar nuevamente a su compañero, lo tomó con cuidado por la punta de su miembro, acariciándolo con la lengua, estimulándolo con toda la fuerza de su atracción mutua para poder seguir y no fueron más que unos momentos los que necesitó para sentir que su compañero de cabello azul lo separaba de él y buscaba besarlo en los labios.

Siguieron así unos momentos pero Death Mask no perdía el tiempo, pasaba sus manos deseosas por la espalda de Afrodita y descendieron a su trasero para un segundo después acariciarlo en su estrecha entrada suavemente; los besos se hicieron  más intensos y también las caricias, uno de los dedos de Death Mask se deslizó hábilmente dentro de Afrodita, no por completo, solo lo suficiente para que el de ojos celestes gimiera con fuerza y buscara más del cuerpo del otro hombre. Entonces el de cabello azulado llevó sus dedos a los labios de su compañero y este los probó con sensualidad y cuando los dejó ir sonrió, unos segundos más y sintió la humedad en su íntimo pasaje, procuró relajarse lo más posible mientras era penetrado con suavidad por un dedo primero y luego un segundo.

Los dedos se movieron acompasadamente, los dos hombres gemían con voz baja excitados de lo que vivían; fue Afrodita quien detuvo la mano de su compañero, sin dejar de mirar a los ojos a Death Mask se acomodó sobre él, con una mano tomó el cuerpo de su miembro y lo guió lentamente, colocó la corona del glande en su entrada y se movió haciendo que entrara en él, echó su cabeza hacia atrás, el de cabello azul lo besó en el cuello y se recostó nuevamente en la cama, dejó sus manos sobre los muslos de su compañero y comenzaron a moverse muy despacio; conforme se acoplaban sus caderas fueron más demandantes, sus gemidos más apasionados, sus manos se encontraron y sus dedos se entrelazaron, se entregaron uno la otro con amor y pasión, compartiendo todo lo que eran y maravillados de lo increíble que su vida se presentaba ante ellos.  

Sus cuerpos se encendieron como una llamarada, ya no gemían, gritaban libremente y respondían  a las demandas de su deseo, fue por eso que Death Mask tuvo que liberar una mano de Afrodita para poder tomar su miembro y acariciarlo con energía, fue suficiente para que el de cabello celeste gimiera con fuerza y terminara a la vez que el de ojos azules se curvaba sobre la cama y dejaba su esencia en el interior de su compañero llamándolo con pasión. Respiraron con fuerza por unos momentos pero lentamente se calmaron y Afrodita se recostó sobre Death Mask, se abrazaron en silencio, silencio que fue roto por el de ojos celestes unos momentos después.

--Es la primera vez en meses que hacemos el amor Death Mask, al menos de esta manera.

--Si, realmente hicimos el amor Afrodita.

Era verdad, prácticamente desde que naciera la bebita no habían intimado, todo su ser se había centrado en su hija; sin embargo esa noche se habían reencontrado con amor y estaban felices por ello. Su vida sería un regalo de los cielos desde ese momento.

Así que la vida seguía como siempre, la pequeñita ganó peso, empezó a gatear, a hablar, a caminar y sus padres estaban felices de todos y cada uno de sus pequeños logros, sentían que sus vidas estaban completas gracias a ella.

 

 

Los primeros años de vida familiar fueron hermosos, tanto Death Mask como Afrodita estaban muy felices con sus situación, eran realmente una familia. Como pareja se sentían enamorados y afortunados de tener a su compañero y como padres no podrían estar más agradecidos con la vida que al tener a su hijita, sin duda todo marchaba muy bien y nada podría empañar esa felicidad, al menos eso era lo que creían.

Una tarde cuando terminaban las clases de su pequeña ambos padres iban por ella a la escuela; incluso habían tenido una breve aventura tratando de explicar a los compañeros de la niña que tenía dos papás, haciendo honor a la verdad había padres que los miraban extraño pero también había otros a quienes les daba lo mismo y en cuanto a los niños pensaban que uno era el padre de ella y el otro era un tío o algo por el estilo.

Al verlos de inmediato la pequeñita se despidió de su maestra y corrió hacía ellos, no tardaron en subir al automóvil de nuevo y preguntar por su día.

--¿Cómo te fue Viny?-quiso saber Death Mask.

Le decían así de cariño pues cuando la pequeña estaba aprendiendo a hablar y le preguntaban como se llamaba no podía decir su nombre bien y decía Viny.

--Muy bien papi-dijo la niñita-Me gusta aprender a tocar.

Aparte de la escuela de aprendizaje previo su hijita tenía varias actividades, ese día era su clase de música y parecía ser de las que más le gustaba; por otra parte tenían cosas que planear.

--Viny-le dijo Afrodita--¿Ya pensaste en lo de tu cumpleaños?

En realidad lo que debía decidir la niña era si quería hacer la fiesta en la casa o en un salón de fiestas para niños.

--Quiero que sea en el salón papi, así habrá juegos.

Ambos hombres sonrieron, ya sabían que elegiría los juegos y les gustaba más esa idea pues así no tendrían que limpiar después. Antes de llegar a su hogar se decidieron por tomarse unos momentos y jugar en un parque cercano a su casa, había juegos para niños, el que mas le gustaba a su hija era el columpio, aunque apenas estaba aprendiendo a impulsarse sola pues le daba un poco de miedo y siempre debía estar uno de sus padres con ella, pero los hombres la estaban dejando poco a poco que tomara confianza y que fuera más independiente.

Así que esa tarde la observaban desde una banca mientras la pequeña se mecía y les sonreía, como había corrido unos momentos había dejado su suéter color paja con ellos, después de eso no había querido dejar los columpios ni por un segundo. Mientras ellos observaban ocurrió un accidente: la pequeñita iba a bajarse pero no tuvo cuidado suficiente y cayó a tierra lastimándose una rodilla; de inmediato ambos hombres fueron al sitio pero antes de hacerlo alguien más llegó, ayudó a la pequeña y le limpió la herida con su pañuelo.

--Viny-dijo Afrodita tomándola en brazos.

--Tenemos que ir a casa-dijo Death Mask.

Le dieron las gracias a quien la había ayudado y de inmediato emprendieron el camino de regreso para atender a su nena. Afortunadamente no fue nada grave, solo un rasguño pero que requirió de ser limpiado y cubierto con una bandita, le dio un beso cada uno  y parecía ser todo pero no lo era.

Unos días después se celebró la fiesta de la pequeña Viny y fue bastante exitosa, sus padres le hicieron bastantes obsequios a la niña y ninguno fascinó más a la hija de ambos que un enorme oso de peluche que mandaron a hacer muy suave del tipo de los que son una especie de sillón, todo era felicidad.

Esa misma noche ya descansaban tranquilamente y se alistaban para terminar con su día cuando alguien llamó a la puerta.

--Yo abro-dijo Afrodita.

El de ojos celestes fue a la puerta y quedó ante dos hombres, uno era un completo desconocido y el otro por alguna razón no le resultaba un extraño.

--¿Si?-preguntó el de cabellera celeste.

--Mi nombre es Eo de Escila, represento los intereses de mi cliente, el señor Julián Solo aquí presente.

--¿Qué desean?

--Seré directo ya que no hay razones para prolongar las cosas, pero tal vez desee que hablemos adentro.

--¿De qué se trata todo esto?

En ese momento se acercó Death Mask.

--¿Qué sucede? ¿Quiénes son ustedes?

--Mi nombre es Julián Solo-dijo el otro hombre, era el que había ayudado a su pequeña en el parque-Vine porque quiero ver a mi hija.

--¿Qué?-preguntaron al mismo tiempo Afrodita y Death Mask.

--Vicenza es mi hija.

 

 

Continuara...

Notas finales:  

Vicenza: Vencedora sería lo más cercano, proviene de una palabra del latín, vincère que significa vencer.


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