Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Romántico por zion no bara

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues es una trama en dos partes, tengo otra con Minos pero es de un capítulo así que quise subir esta primero.

Notas del capitulo:

Pues como ya comenté va dedicada a Niutsa quien amablemente me sugirió hacer algo con Minos.

La otra historia Niutsa se llama Sexo y espero que te guste alguna.

También espero que le guste a los demás.

 

La guerra estaba en su momento más tenso, no había manera de que las hostilidades terminaran, debían encontrar una manera de que la situación se calmara y fuera posible estar en paz, esa guerra debía terminar. Costaba demasiado a ambas partes el permanecer de esa forma, con las armas en alto y sin nada definitivo para ninguno de los dos dominios. Tenían que encontrar una salida a sus conflictos. Una tregua fue pactada para poder hablar sobre la cuestión.

Saori llegó escoltada por tres de sus caballeros, Géminis, Capricornio y Acuario eran los encargados de acompañarla. Por parte de Hades iban sus jueces, Wyvern, Garuda y Grifo. Se encontraron en algo así como terreno neutral, al menos así lo estipularon ambos. Sus caballeros debían esperar y ellos charlarían en privado; los seis acompañantes aguardaban en silencio, al menos en su mayoría esperaban solamente al resultado de esa reunión pero algunos guardaban sentimientos particulares que no tenían que ver del todo con la guerra.

Minos esperaba por lo mejor, sería un espectro y un juez pero no por eso dejaba de ver lo que sucedía alrededor ni de pensar que su vida sería distinta si esa guerra terminaba. Era joven y tenía planes, deseaba tanto que esas batallas terminaran. Pero alguien lo miraba a él, un caballero que de haber tenido la oportunidad se le acercaría y le hablaría con el corazón en la mano y lo pondría a sus pies.

En el interior Saori y Hades charlaban, debían encontrar una manera de que los conflictos terminaran pero no parecían llegar a ninguna parte.

--Tienes que ceder en algo-decía Saori.

--No tengo inconveniente alguno en seguir luchando-dijo tranquilamente Hades.

--Una guerra no nos llevará a nada.

--Tal vez a ti.

--Solo deseo que la guerra terminé Hades.

--Tal vez encontremos una manera.

Pero dijo esas palabras de una forma muy particular.

Cuando Saori dejó la habitación no dijo ni una palabra, solamente fue directo a sus caballeros y se alejaron de inmediato, solo uno de ellos dio una mirada furtiva hacia atrás, Minos ni siquiera se dio cuenta de que lo hacía pero estaba más interesado en saber qué había sucedido, de todas maneras la intempestiva salida de Atena le decía que la guerra no terminaría pronto.

Al salir Hades y verlo sus jueces el señor del Tártaro les habló directamente.

--La guerra no durará mucho.

Y lo dijo con total seguridad, estaba convencido de que Atena accedería a sus peticiones, era una ganancia para él en muchas formas. Si lograba llevar a cabo su plan tendría más que asegurada no solo la paz (que no estaba dispuesto a reconocer pero necesitaba) sino cobrarse algunas cosas además. Tan solo hacía falta esperar, Atena accedería, en el peor de los casos sus caballeros la convencerían de que accediera, estaba convencido de eso.

Al estar de nuevo en el Santuario todos los caballeros se dieron cuenta de que Saori estaba muy silenciosa, no había manera de que ella aceptara lo que proponía Hades. Sin embargo la guerra continuaría de no hacerse algo pero no iba  podía aceptar, mucho menos cuando no se trataba de ella, de haber sido el caso hubiera aceptado sin vacilar pero no era así; no comprendía la propuesta de Hades pero lo cierto era que no podía aceptarla.

 

 

Todos los caballeros esperaban por saber qué había ocurrido pero fue hasta que se reunieron en la sala del patriarca que hubo noticias concretas.

--No fue posible llegar a un acuerdo con Hades-dijo Saori directamente-Lo lamento, esperaba que pudiéramos llegar a un tipo de inteligencia pero no fue posible.

--Mi señora-dijo Shion-Sabemos que hizo lo posible.

--¿Qué es lo que quiere para terminar con este conflicto?-preguntó Milo-Él pierde tanto como nosotros en estas batallas.

--Parece muy dispuesto a continuar-le respondió Saori.

--Sin embargo si hizo alguna propuesta ¿No es así?-preguntó Shaka.

--Si-dijo ella.

--¿Cuál es?-indagó Mu.

--La propuesta de Hades para terminar la guerra es compleja-dijo Atena.

--¿Qué dijo?-preguntó Shura.

--Hades propone una alianza para terminar con las batallas.

--¿Qué clase de alianza?-indagó Camus.

La verdad todos se mostraban intrigados, suponían que Hades había dicho algo como rendición absoluta e incondicional pero en vez de eso les decían que había propuesto una alianza ¿Espectros y caballeros? Sonaba descabellado pero era una posibilidad; también se daban cuenta que por una razón Saori no había accedido, debía ser algo que consideró inaceptable.

--Él...él propone una alianza matrimonial-les informó la muchacha de cabellos morados.

Todos la miraron como estupefactos y ella tuvo que decirles toda la historia.

--Si se tratara de mí-comenzó Saori-puedo asegurarles que hubiera aceptado sin vacilar pero no es así.

--¿Cómo es entonces?-preguntó Shion.

--Hades propone una alianza matrimonial entre uno de sus jueces y uno de los caballeros, es por eso que no acepté.

Los caballeros dorados la miraban sin terminar de comprender, si era para terminar con la guerra...

--Que así sea-dijo Saga-Está guerra es terrible para el Santuario, si un matrimonio la terminará que así sea.

--Por favor-pidió Saori-No hablen solo al calor del momento, no se trata de un pacto simplemente, se trata de un compromiso en el que estarán unidos a alguien, sus vidas estarán unidas a la de otra persona. No puedo pedirles ni mucho menos ordenarles que acepten, las condiciones son inadmisibles.

Aunque la reunión prosiguió quedaba claro que Saori no pensaba acceder, para ella resultaba imposible decirle a uno de sus caballeros que se comprometiera con alguien a quien no amaba, no era dueña de la vida ni de los destinos de sus caballeros, no iba a comprometerlos de esa manera. Hicieron planes para continuar pues según se mostraba el panorama la guerra seguía en pie, cuando terminó la reunión los caballeros se retiraron, casi todos al menos pues había uno que necesitaba habar con su diosa.

--Atena.

La mucha de ojos azules se detuvo y volteó, se encontró con el caballero de Géminis que se acercaba respetuosamente a ella.

--¿Qué sucede Saga?

--Es la mejor opción que tenemos.

Ella comprendía perfectamente a lo que se refería.

--Esto no es sencillo Saga, ya se los dije, no pienso ordenarles algo así.

--¿Y si no fuera una orden?

--¿De qué hablas?

--Me refiero a que bien podría ser un caballero quien voluntariamente aceptara el compromiso.

--Saga...

--Yo lo haré-dijo con seguridad el de cabello azul.

--Saga ¿Has pensado en lo que sería casarte de esta manera? Estarías unido a alguien por una alianza de la que dependería la paz entre Atenas y el Tártaro, un compromiso que iría más allá de quienes son ustedes dos en un matrimonio ¿Lo has pensado?

--Es una gran responsabilidad-reconoció el de cabello azul-Pero lo vale si esta guerra termina.

--¿También has pensado en tu felicidad?-quiso saber ella-No estarías al lado de alguien por amor, sería por obligación, tendrías deberes ¿Comprendes eso? No sería por el deseo de hacerlo sino por deber. No mereces eso.

--Hay siglos de historia fundada de esa manera-respondió el gemelo-Si he de ser sincero no me parece tan grave ni mucho menos un sacrificio.

--Pero Saga...

--Por favor Atena, no soy ningún adolescente al que están obligando a casarse con un desconocido, estoy hablando por mí mismo y seguro de lo que hago, no voy a llorar amargamente por esto.

--¿Y por renunciar al amor Saga?

La pregunta había sido directa, muy directa tratándose de Saori pero sin duda ella se había dado cuenta de algo.

--¿Qué hay de tu corazón Saga? ¿Lo harás a un lado con la misma facilidad con la que hablas?

--Es para terminar con la guerra, si me he ofrecido para hacerlo es porque estoy conciente de lo que hago.

Saori aún no estaba convencida y no lo estaría en las horas siguientes, mismas horas que fueron empleadas de tres maneras. Saga tratando de convencer a su diosa de que aceptara, Saori de tratar de disuadir al gemelo de sus planes, y los demás caballeros discutiendo que tan benéfica podría ser realmente esa propuesta de Hades que no terminaban de comprender.

 

 

Era un día nuevo, tan nuevo como puede ser un día, parecía el mismo tiempo de siempre pero no fue de esa manera, los caballeros dorados estaban reunidos con el patriarca y esperaban por la llegada de Atena, no sabían el porqué de esa reunión pero esperaban con tanta paciencia como podían.

--¿Sucedería algo?-preguntaba Aldebarán a Aioria.

--No lo se pero espero que no sea algo grave-respondió el de Leo.

Sus otros compañeros estaban más o menos en la misma situación, tratando de hacerse a una idea del porqué estaban ahí a esa hora. Sus dudas podrían ser respondidas, al menos eso esperaban, cuando Saori apareció delante de ellos pero no lo hizo sola, estaba acompañada del caballero de Géminis. No les era posible decir qué había sucedido en las horas pasadas pero sin duda era importante cuando su señora se mostraba tan silenciosa y como resignada mientras que Saga se veía firme y frío como una estatua ante todos.

--Caballeros-les dijo Saori-Se ha llegado a un acuerdo, me entrevistaré con Hades una vez más y su propuesta será aceptada.

Las miradas de incredulidad y los murmullos de inmediato hicieron presencia ¿No había dicho apenas unas horas atrás que era inaceptable? ¿Qué había originado ese cambio? Sin duda no era todo lo que debían saber y por eso la joven de cabellos morados les hizo una indicación de que guardaran silencio, poco a poco se recobró la calma y ella seguiría con su explicación.

--No ordenaré nada a ninguno de ustedes mis caballeros-dijo Saori-Pero está decisión no es mía.

Entonces sus miradas se dirigieron a Saga, el de Géminis estaba muy tranquilo pero de todas maneras les confirmó lo que sucedía.

--Yo acepté-dijo simplemente el de ojos verdes.

Los demás al escucharlo guardaron silencio un segundo debido a la incredulidad pero después iniciaron con sus propias objeciones al respecto del proyecto.

--No puedes hacerlo-dijo de inmediato Camus.

--¿Te das cuenta de lo que significa?-preguntó Shura.

--No tienes que hacerlo-dijo Dhoko.

Y el resto de los comentarios fueron por la misma línea pero sin importar lo que dijeran lo cierto era que Saga ya estaba decidido y no iba a ceder, era algo que todos necesitaban y no antepondría sus sentimientos para llevar a cabo lo que encontraba como un deber, además la suerte no se le había mostrado benéfica en todo ese tiempo a su corazón, no esperaba que eso fuera a cambiar. Lo que haría sería por el Santuario y no se lamentaba, no lo tomaba como un sacrificio.

Cuando Hades recibió la noticia de que Atena quería verlo no pudo sino sonreír, estaba seguro de que era asunto decidido pues por su parte lo era, ya sabía como se desarrollarían las cosas, no tardó en aceptar el encuentro y de inmediato acudió. En cuanto llegó se podía ver el triunfo brillando en la mirada.

--Atena-dijo él.

--Hades-respondió ella.

--Veo que has reconsiderado,  que mejor.

--Ahorrémonos palabras Hades-dijo ella directamente-Tu propuesta es aceptada, es lo que debía decirte.

--Comprenderás que es lo mejor Atena. Quiero que la ceremonia se realice cuanto antes y que quede firmemente establecido el matrimonio.

--Bien.

--Tenemos que planear esto, ya que estamos aquí ¿Por qué no hacerlo de una vez?

--Hades ¿Ni siquiera preguntas cuál de mis caballeros será el esposo de uno de tus jueces?

--¿Te interesa eso?

--Si. Quiero saber cuál de tus jueces accederá a este compromiso.

--Le ordenaré y obedecerá, eso es todo.

--Lo dices como si solo se tratara de lo que tú quieres.

--El problema contigo Atena es que no sabes imponerte.

Saori a cada instante estaba más preocupada, menos convencida, pero tal vez aún hubiera tiempo para encontrar otra salida y detenerlo todo; sin embargo Hades en lo que menos pensaba era en detenerse, se lograría la paz que tanto necesitaba para recobrarse, tendría una alianza que comprometería al Santuario con él y sobre todo obtendría una gran satisfacción cuando el matrimonio se consumara.

Hablaron por largo rato, mientras sus señores estaban en privado los caballeros y los jueces permanecían en silencio preguntándose por lo que sucedía. Hay que decir que si bien en el Santuario estaban al tanto de los acontecimientos los servidores de Hades no, ellos no estaban al tanto de nada de lo que su señor estaba manejando con respecto a su futuro. Pero llegado el momento se enterarían.

 

 

Cuando terminaron de hablar Saori y Hades salieron de la habitación, todo estaba listo, ningún detalle estaba sin discutir pues Hades se mostró misteriosamente obsequioso en todo lo que fuera el matrimonio, casi no discutió, solo dejó algunos puntos en claro en los que no pensaba transigir pero de ahí en fuera estaba de acuerdo en todo. Saori no se veía tan contenta como él, sin duda no terminaba de estar de acuerdo con lo que pasaba pero aún esperaba que pudiera encontrar otra salida.

Al volver cada grupo a su reino estaban convencidos de que cambios importantes se aproximaban. Fue solo entonces cuando Hades les dijo vagamente de sus planes.

--Haremos la paz con el Santuario-informó el señor del Averno.

A pesar de todo los espectros se mostraron de acuerdo y aliviados, esa guerra estaba resultando demasiado costosa y abrumadora para sus dominios, si había por lo menos una tregua serviría para recuperarse y planear sus nuevos movimientos.

--También hay una boda que celebrar-dijo Hades con una sonrisa.

Eso no esperaban escucharlo, nadie, la sorpresa se leía en su rostro ¿Una boda? No comprendían de qué les hablaban.

--Así es-continuó Hades-como parte de la paz concertada con el Santuario habrá una alianza que no pueda ser rota, una que en verdad cree un vinculo ¿Qué mejor que una alianza matrimonial?

Por alguna razón Hades se mostraba demasiado satisfecho en esas palabras pero no tardó en dar el resto de la información.

--Uno de los caballeros dorados de Atena se casará con uno de los jueces del Tártaro.

La verdad nadie se mostró de acuerdo con las novedades, menos que nadie los jueces ¿Casarse? Pero antes de que pudieran decir siquiera esta boca es mía su señor les dijo algo más.

--Esto es algo que ordeno, no les estoy pidiendo consentimiento. Así que debemos preparar la boda lo antes posible.

Diciendo esas palabras estaba por retirarse, justo antes de cruzar la puerta de la habitación en la que debería ser dejado a solas recordó que faltaba algo por decir.

--Por cierto, debes prepararte Minos, eres quien va a casarse.

Dicho lo cual cerró la puerta, dejando a su joven juez sorprendido y con el corazón encogido.

La primera reacción de los espectros al saber la noticia fue ver a quien portaba la armadura de Grifo como si tuviera algo que se contagiaba, la verdad era que en el Tártaro no había mucha costumbre de mostrarse preocupados y mucho menos expresivos a menos que fuera por medio de batallas, así que lo único que pudieron demostrar a las palabras de Hades fue silencio. Si su señor decía las cosas así debían hacerse. Todos fueron alejándose para estar listos y tener la ceremonia lista mientras que Minos parecía no poder moverse.

Solo los otros dos jueces se quedaron un poco más a su lado, cuando el de cabellos plateados pudo hacer algo lo único que hizo fue buscar la mirada de Radamanthys, sin embargo el rubio tan solo dio vuelta y se marchó. Entonces intervino Aiocos.

--Será mejor que no te quedes aquí Minos.

Lo tomó amablemente del brazo y lo llevó hasta su habitación. La habitación de Minos siempre le había parecido extraña, era muy diferente de todas las demás en el castillo de Hades, no creía que ni siquiera Pandora tuviera una recámara de esa forma: colores claros, cuadros alegres, plantas, pequeños detalles que indicaban el gusto de su dueño y más que nada los libros que tanto atesoraba el de Grifo.

--Minos...

--No puedo casarme-dijo el de cabellos plateados.

--No es opcional Minos, es una orden.

--Pero no puedo...no puedo...no así.

--Es una orden directa del señor Hades ¿Piensas desobedecerlo?

--No pero debe haber una manera de que comprenda.

--Ay Minos.

A veces su compañero juez le era incomprensible, si le daban una orden la cumplía sin pensar, sin protestar, la llevaba a cabo a la perfección así fuera acabar con sus enemigos, aunque también sabía que el joven a su lado jamás había disfrutado del sufrimiento, si debía acabar con alguien lo hacía aprisa pues no quería que sufriera. Era tan extraño eso en él.

--Debes estar listo Minos, el señor Hades no te permitirá una insubordinación.

Con esas palabras lo dejó a solas, Aiocos le tenía estima a su camarada espectro pero no sabía que decirle, era muy extraño para él verse en esa situación, sentía que debía intentar razonar con él de alguna manera pero no sabía cuál. Era mejor dejarlo solo entonces. A unos pasos se encontró con el juez de Wyvern.

--Radamanthys.

--¿Cómo se encuentra?-preguntó el rubio.

--Dice que no quiere hacerlo.

--Tiene que hacerlo, es una orden.

--Lo hará...supongo.

--No podemos correr riesgos Aiocos.

--Lo se pero no soy yo quien debería de tratar hacerlo entrar en razón ¿No te parece?

El rubio sabía a que se debían esas palabras pero prefirió mostrarse indiferente, había mucho que hacer y llevar a cabo y no podía perder el tiempo en detalles como el humor de Minos.

Minos tan solo permaneció todo ese tiempo en su habitación, no se animaba a salir ni a enterarse, su mente se centraba en qué no podía casarse, él tenía planes, quería hacer una vida diferente a la que se le presentaba hasta ese momento, quería ser feliz y sabía de que manera serlo. Si lo casaban esos planes no se cumplirían.

 

 

Los espectros mostraron ser mucho mejores de lo que nadie hubiera creído para tener todo lo relacionado con la ceremonia listo, fue aprisa, demasiado aprisa si le preguntaban a los caballeros dorados pero nadie les preguntó; Saga se mostraba dispuesto para la alianza, aún trataron de disuadirlo, de decirle que pensara las cosas y de que ya encontrarían una forma de solucionar esa guerra definitivamente pero no los escuchó. El de cabello azul sabía que la guerra seguiría si no hacían lo que Hades había propuesto, no sabía qué se proponía el señor de los muertos pero si estaba seguro de su decisión, más aún cuando le llegó la noticia de quien sería el prometido pues hasta ese momento lo ignoraba.

El encargado de hacer saber la decisión de Hades fue Aiocos en persona y también les dijo algunos otros detalles.

--Mi señor Hades tiene todo listo, propone la fecha para la ceremonia como mañana al ocaso-decía Aiocos.

Saori lo escuchaba y prefería tratar el asunto con la mayor brevedad pues veía que a ninguno de los caballeros presentes les hacía gracia lo de tener a un espectro en sus dominios. La muchacha de cabello morado miró a Saga y este hizo un movimiento de consentimiento.

--Estamos de acuerdo-respondió ella.

--Informaré de inmediato al señor Hades-dijo Aiocos casi para irse-El prometido es Minos de Grifo, tal vez quisieran saberlo.

Ni una palabra más, el juez se marchó aprisa, no quería estar en ese sitio. Ese nombre apenas si produjo un cambio en el ánimo de los presentes, al menos en la mayoría que seguía pensando que esa alianza no debía darse. Pero Saga sintió un vuelco en el corazón al escuchar ese nombre: Minos. Minos sería su esposo. Guardó silencio pero fue solo porque estaba sin palabras ante la perspectiva de que al día siguiente cuando el sol se pusiera estarían juntos.

Los planes en el Tártaro seguían, nada iba a detenerlos, al menos eso era lo que parecía pues Minos aún pensaba a solas, era bueno estar a solas para pensar, eso él lo sabía muy bien. En medio de la confusión sintió que encontraba una salida a su dilema, aún podía haber una salida para él de esa alianza que le estaban ordenando. Tuvo que esperar hasta la noche para llevar a cabo sus tentativas pero finalmente era el momento. Salió de su habitación sin hacer ruido, caminó por los desiertos pasillos y llegó a la puerta que necesitaba, llamó suavemente con sus dedos y esperó por una respuesta, pasaron unos segundos y llamó de nuevo.

--Adelante.

De inmediato entró cerrando la puerta con suavidad. Y ahí estaban, los dos a solas, era necesario que hablaran.

--Radamanthys-dijo como un suspiro Minos.

Pero el de cabello rubio no parecía muy perceptivo a su presencia.

--Tenemos que hablar Radamanthys.

--Es tarde Minos.

--Pero...

--Te casas mañana.

--Aún así, aún podemos hablar con el señor Hades, él comprenderá, lo haremos comprender.

Definitivamente esas palabras no estaban convenciendo al juez de Wyvern.

--Solo quiero quedarme contigo Radamanthys, lo sabes bien, sabes que te amo. Si dices que me amas no me casaré, estaré a tu lado.

Trató de acercarse al decirle eso pero para el rubio quedaba en claro que era momento de ser sinceros en lo que fuera que hubiera entre los dos. Y eso incluía ser devastador.

--Minos...

--Te haré feliz Radamanthys, podemos ser felices-dijo el de cabello plateado con una sonrisa-Hice algo, algo muy importante y especial que no hubiera hecho por nadie más, yo...

--Minos-interrumpió en seco el rubio-Es mejor que comprendas algo Minos, yo no te amo.

El juez de Grifo no pudo moverse, no pudo defenderse ante esas palabras. Se quedó ahí sin mirarlo siquiera, no era posible que le dijera eso después de todo lo sucedido.

--Radamanthys-dijo con voz débil Minos-Te amo, lo sabes, todo lo que he hecho y lo que he rechazado ha sido por ti, por favor...

--No prolonguemos esto, es la verdad Minos. Acepta la orden que te ha sido dada.

--Por favor...

--Ve a descansar, mañana será un largo día.

--Por favor...

Pero parecía que no podía decir nada más, el rubio lo tomó del brazo y lo sacó de su habitación, cerrando la puerta. Minos no lo creía, él no lo amaba, lo entregaba a ese matrimonio sin luchar por él, tenía deseos de llorar pero los contuvo hasta que llegó a su habitación, no era posible pero la realidad era que él no lo amaba. Entre las lágrimas y el dolor solo pudo hacer un breve recuento de lo sucedido en los tiempos pasados, en que se había enamorado de Radamanthys, que había rechazado a otros por ese motivo, incluso al señor Hades, había anhelado que el rubio lo amara y parecía en los días anteriores que así era, por eso había tomado una decisión en la que comprometió su salud y su vida por un instante, tan solo porque quería hacerlo feliz por completo y ahora...ahora le decía que no lo amaba.

No pudo dormir, el sueño no lo acompañó esas horas, solo las lágrimas y el dolor se quedaron con él.

 

 

El día llegó y con él mucho movimiento se puso en marcha en el Santuario y en el Tártaro, había una boda que celebrar, aunque sin duda nadie se mostraba feliz por ese motivo, más bien cumplían con un deber y eso era todo pero también estaban quienes eran más abiertos en sus opiniones y eran contrarias definitivamente a esa alianza.

--Aún puedes negarte-decía Shura-Podemos batallar y venceremos.

--Si lo dices estaremos a tu lado-agregó Camus-Atena te apoyará.

--Voy a casarme-fue la respuesta de Saga-No les pediré que estén contentos pero si son mis amigos al menos sabrán guardar sus sentimientos personales durante la ceremonia y no crearan conflicto alguno.

Los de Capricornio y Acuario guardaron silencio pero sus miradas indicaban que no aprobaban nada de lo que estaba pasando. En ese momento entraron dos personas más, se trataba de los caballeros dorados de Tauro y Cáncer, al igual que los demás no se veían animados y mucho menos de acuerdo con la ceremonia que iba a celebrarse en unos momentos.

--Está todo listo-informó Aldebarán.

--Si aún quieres seguir con esto-dijo Death Mask-Los demás esperan y ya llegaron los venidos del Averno que bien pueden regresarse o con todo gusto los podemos regresar y...

--Gracias Death Mask-dijo el de Géminis-Por favor, no me estoy muriendo, voy a casarme.

Diciendo eso salió para estar en su sitio pero sus compañeros no estaban nada convencidos, de una manera similar su diosa no se mostraba aún del todo de acuerdo y se lo hizo saber.

--Si lo dices Saga detendré todo-dijo Saori.

--He dicho que lo haré y así será-fue la respuesta de Saga.

Ante esas palabras no quedaba sino seguir.

La tarde estaba como cualquier tarde de no ser porque la comitiva del inframundo llegaba al Santuario y más que cortejo de bodas parecía cortejo fúnebre pero no importaba, no a Hades en todo caso. Minos sentía que apenas si podía caminar, de todas maneras lo hacía pues tenía que obedecer. Llegaron hasta la entrada del Santuario, al pie de las doce casas, ahí sería celebrada la ceremonia.

Hades misteriosamente parecía complacido, Atena estaba silenciosa, lo mejor era terminar lo más pronto posible. Saga esperaba en su sitio, ese podría ser un matrimonio arreglado pero él quería estar en ese sitio...quería que Minos fuera su esposo. En cuanto a Minos su ánimo estaba lejos de ser el esperado en una boda, no le interesaba que fuera con Saga, para él que fuera el caballero de Géminis o cualquier otro caballero lo mismo daba.

El ocaso se puso y la ceremonia se celebró, una ceremonia aprisa y sin perder el tiempo, cada quien representó su papel y cuando ambos dijeron que aceptaban en voz alta era como si el destino fuera sellado en el matrimonio...casi sellado pues aún faltaba algo por suceder y Hades estaba más impaciente que ninguno para que ocurriera.

Aunque a pesar de la prisa por casarse a Minos le había parecido que la ceremonia era interminable lo que vendría después menos quería que sucediera; apenas unas horas atrás antes de partir hacia el Santuario se había acobardado, le había dicho a Aiocos que no podía continuar, que no se casaría pero el de Garuda le recordó que era una orden de Hades.

--Nadie se opone a Hades-fueron las palabras de Aiocos.

Tuvo que aceptar ir a la ceremonia pero no era nada de lo que él había soñado y las órdenes de Hades no terminaban con el si de los novios.

 

 

Parte de las exigencias aparte de la boda era que se consumara el matrimonio, parecía importarle mucho eso y se lo hizo saber a Saga.

--Si no se consuma está misma noche nos retiraremos-dijo Hades-Pero siendo un hombre dispuesto y cabal y siendo Minos tan lindo no creo que tengas problemas Saga. Mientras no se consume el matrimonio el tratado de paz no será un hecho.

El gemelo se mordió el labio para no responderle lo que en verdad pensaba.

Y Hades también le dijo a Minos lo que esperaba para poder irse, aunque se lo dijo como una nueva orden y sin muchos miramientos. Para el juez de Grifo todo se estaba convirtiendo en angustia. Más aún cuando fue dejado a solas en el tercer templo, veía la enorme construcción y la sentía helada, él mismo sentía que algo en su interior se dolía por todo lo que estaba pasando...y faltaba por suceder. Tal vez hubiera seguido en sus meditaciones pero escuchó pasos, solo atinó a terminar de desvestirse y meterse bajo las sábanas.

Unos instantes después Saga estaba en el lugar, vio que ya estaba acostado así que se cambió de ropa, estaba conciente de que no era el sueño dorado de ninguno de los dos lo sucedido pero Minos parecía más afectado que él con todo eso. Se recostó a su lado con calma y acarició su brazo con cuidado para hablarle al oído con suavidad.

--No temas Minos, seré amable, lo prometo.

Empezó a besarle el cuello y el hombro para después buscar sus labios, sentía que el joven debajo de él temblaba un poco y lo acarició buscando tranquilizarlo, en algún momento lubricó sus dedos y los llevó a la intimidad de Minos, los introdujo con cuidado y lo preparó lo mejor que pudo. Saga sintió que Minos se tensaba y tuvo como una punzada de culpa pero a pesar de todo quería tenerlo, retiró sus dedos y se colocó sobre el de cabellos plateados que entre estos y la oscuridad no permitían ver su rostro; Saga llevó su miembro erguido con cuidado al mismo sitio en el que habían estado sus dedos, despacio y suavemente entró en Minos y este se estremeció y dio un leve sollozo; el de cabello azul empezó a moverse con lentitud, movimientos suaves y cortos al principio pero se hicieron más intensos y fuertes hasta que entraba en su cuerpo con rapidez y profundidad, hasta que se escuchó de los labios del caballero de Géminis un triunfante grito ahogado de pasión y terminó, pero aún tardó unos instantes en salir de Minos.

El de Grifo seguía muy quieto, le habían parecido horas los momentos pasados, no sabía como actuar, solo se quedaba ahí sintiendo al hombre sobre él que le parecía un completo extraño pero ahora era su esposo, lo era por completo, había tomado algo que no recuperaría y que se había jurado que entregaría solo por amor. Esa era su noche de bodas y no era nada de lo que soñaba, cuando había pensado en ese instante pensaba que estaría a solas en una habitación y su compañero cerraría la puerta para tomarlo entre sus brazos y susurrarle palabras amorosas y lo desvestiría con suavidad, besaría su piel desnuda para llevarlo a la cama en sus brazos y lo acostaría con ternura para decirle cuanto amaba su cuerpo y le haría el amor por vez primera, era así más o menos como sucedía en esos libros que había leído a escondidas y que resultaban muy sugestivos y excitantes; sin embargo nada de eso importaba, no estaba ahí porque él lo quisiera.

Cuando Saga se retiró de su interior sabía que tendría que decirle algo, aunque no sabía qué. De todas maneras permaneció ahí mientras el de cabello azul lo besaba en el rostro con cuidado.

--¿Te encuentras bien?-le preguntó Saga esperando que al menos lo hubiera disfrutado y no lo detestara por lo sucedido.

Pero no sabía que responderle así que guardó silencio.

--Eres mí esposo ahora Minos-le recordó Saga con calma-Es nuestra vida ahora, juntos ¿No hay nada que quieras decirme?

--¿También te ordenaron casarte?-fue lo único que pudo preguntar Minos con un hilo de voz.

--No, yo pedí esto, más cuando supe que se trataba de ti. Tal vez no lo creas Minos-dijo acariciando su cabello-Pero te quiero, me da gusto que estés aquí, tan solo tratemos de que funcioné, no pensemos en los motivos para esta unión, solo quiero que sepas que si me das la oportunidad, si me lo permites te cuidaré y seré amable contigo y te amaré Minos.

Todas esas palabras eran ciertas, tan ciertas que anhelaba ver el rostro de ese joven tras haberlas escuchado, para él que había visto a Minos solamente en calidad de oponente no había sido sencillo reconocer que ese joven lo había fascinado con su personalidad y esa presencia como evanescente que tenía, lo había enamorado con sus ojos soñadores y sus largos cabellos y sus finas manos. Lo que vino fue inesperado.

Saga descubrió el rostro de Minos con sus manos, apartó el cabello suavemente sintiendo un estremecimiento de poder tocarlo así y saber que podría hacerlo desde ese momento en adelante. Lo vio claramente, más aún, podía sentirlo, Minos estaba llorando, las lágrimas simplemente estaban ahí corriendo por su rostro.

--Minos-susurró Saga estrechándolo en sus brazos, el gemelo esperaba muchas reacciones a sus palabras pero no esa.

--Minos.

Pero Minos simplemente estaba demasiado triste para hacer algo con esa declaración, triste y herido.

 

 

Por la mañana Saga se levantó primero, prefirió dejar descansar a Minos un poco, se dio un baño pensando en lo que sucedería desde ese instante con ellos dos. Al salir de la ducha se puso una bata y regresó a la recámara pero se encontró con algo así como visitas y que no comprendía qué hacían ahí. Hades estaba en compañía de sus otros dos jueces de pie delante de la cama mientras que Minos estaba sentado en la misma y trataba de cubrirse con las sábanas.

--Aquí está quien puede informarnos-dijo Hades-Aparentemente Minos no puede ni hablar. Dinos Saga ¿el matrimonio fue consumado?

El gemelo apretó un puño, se daba cuenta perfectamente de que Minos parecía humillado y avergonzado por la escena.

--Pero que preguntas hago-dijo Hades mirando a Minos de nuevo-Esa sangre en las sábanas dice que lo fue.

¿Sangre? ¿De qué sangre hablaba Hades? Pero no tardó en darse cuenta que era verdad, había unas manchas y adivinaba bastante bien de que parte del cuerpo de Minos provenía.

--Bien Minos, ahora tu lugar está con tu esposo-prosiguió Hades-Nosotros nos iremos.

Diciendo eso tomó a Radamanthys de la mano asegurándose de que el de cabellos platinados se diera cuenta del gesto, Saga vio perfectamente que eso lo había entristecido. Respiró con profundidad y salió de la habitación como si se asegurara de que no se atrevían a regresar. Hades y Radamanthys se alejaron pero Aiocos esperó unos momentos en la entrada de Géminis y volteó a ver a Saga.

--No debería decirte nada-dijo de inmediato Aiocos-Pero es mejor que sepas algo de Minos, él es particular, es un romántico, cree en el amor y esas cosas, podría ser un juez pero le importaban los sentimientos. No hubo nadie en la vida de Minos, no hubo novios ni nada de eso, lo que haya pasado anoche entre los dos ten por seguro que para él era nuevo.

--¿Por qué me dices esto?

--Porque Minos se quedará aquí, pareces decente, no lo se realmente pero...solo trátalo bien, es sensible y esas cosas, alguien debe cuidarlo.

--Lo cuidare y no por lo que acabas de decirme sino porque quiero hacerlo-aseguró Saga.

No obtuvo una respuesta, Aiocos tan solo se fue pues debía volver con Hades pero esperaba con la mejor de las voluntades que Minos estuviera bien en esa vida que le habían concertado.

En cuanto a Hades tenía lo que quería, la paz que tanto necesitaba, ya habría tiempo para hacer más planes, por ahora solo sentía que podía disfrutar de su victoria, porque así era, él había triunfado, había triunfado sobre ese pretencioso Minos que lo había rechazado, que le había dicho que nunca se entregaría a un hombre sin amarlo y que por si fuera poco estaba ganando tanto terreno a los dorados ojos del encantador Radamanthys ¿Qué tenía ahora Minos? Nada, esa era la verdad, no regresaría al Tártaro, se quedaría al lado de uno de esos inútiles y molestos caballeros dorados y por supuesto el juez rubio que iba a su lado lo había visto en la cama de ese otro hombre.

La simple cara de humillación de Minos al saber que Radamanthys lo había visto así lo había valido todo. Sacrificó mucho y todo solo por humillar a uno de sus jueces, no, a un estúpido que se le había negado ¿Había valido la pena? Los ojos de Minos parecían querer llorar cuando entró preguntando si el matrimonio había sido consumado...Claro que había valido la pena.

 

 

Al regresar Saga a la habitación encontró a Minos apretando fuertemente sus puños en las sábanas.

--Minos...yo...

--¿Puedo darme un baño? ¿Por favor?

--Claro, no tienes que pedirme permiso.

El de cabellos plateados se envolvió en una sábana y fue a la ducha dejando a Saga un tanto conmocionado con todo lo sucedido. Minos se metió bajo el agua tibia y permitió que las gotas se llevaran los rastros de lo sucedido. Era virgen, lo era hasta la noche anterior al menos, no le dijo a Saga pero no creía poder decirle mucho de todas maneras, hasta ese instante él no había tenido experiencias amorosas de ninguna clase, solo soñaba con el amor.

Esa noche de bodas había sido demasiado para él, pasó su mano con cuidado por su intimidad para limpiarse, había hecho algo a su cuerpo que le daba doblemente motivos para sentir que llegaba virgen a los brazos de un hombre y lo peor era que se trataba de un hombre que no amaba, que ni siquiera sabía que había sido el primero pero no suponía que eso importara demasiado a esas alturas. Lo mejor era tratar de calmarse y acoplarse a esa nueva vida, no sería sencillo pero su lugar estaba al lado de su esposo.

Tan solo deseaba quedarse a solas unos momentos para pensar, esperaba que Saga tuviera que dejarlo solo. Cuando salió de la ducha Saga ya se había vestido y parecía esperarlo, él no se atrevía a mirarlo, tan solo tomó su ropa y se vistió tan rápido como pudo detrás de un biombo que había en la recámara.

--Minos-lo llamó Saga.

Se quedó de pie esperando lo que le dirían.

--No quise ser brusco contigo anoche Minos-prosiguió Saga-Lamento si te lastime.

--Estamos casados-fue su respuesta.

--Si y ahora este es tu hogar Minos, espero que lo consideres como tal en poco tiempo.

Pero ya no hubo respuestas.

--Tengo que ver a los demás caballeros Minos, encontraras todo lo que necesites aquí pero si requieres algo tan solo debes pedirlo.

El de cabellos plateado ni siquiera lo miraba, el gemelo consideraba que era mejor no tratar de presionar, sin duda necesitaba de tiempo para acostumbrarse a esa nueva vida que se le presentaba. Iba a marcharse pero antes de salir se acercó aprisa a su ahora esposo y apartando un poco de su cabello le dio un beso en la mejilla.

--Lo que te dije es cierto Minos, te amo, solo pido que me dejes amarte.

Salió de inmediato pues tenían que reunirse los caballeros para hacer planes, ya que la guerra no era algo que los detuviera había muchas otras cosas que atender, todo lo que había quedado a un lado debido a las batallas debía ser retomado y atendido. El gemelo de cabello azul no tardó en darse cuenta que el Santuario parecía el mismo, que no había señal alguna de que se había realizado una boda el día anterior, sin duda sus compañeros seguían sin querer saber nada del asunto. Suspiró, era mejor que se hicieran a la idea de que estaba casado y eso no iba a cambiar.

--Caballeros-los recibió Saori-Hades y toda su comitiva se ha marchado.

Nadie fue discreto en demostrar su alegría por ello...aunque hubiera dejado a alguien ahí.

--Ahora que podemos concentrarnos en los momentos de paz es tiempo de retomar las misiones a que se dedicaba el Santuario.

Se mostraron de acuerdo. Era mejor tratar de seguir con sus vidas y sus obligaciones, al menos tratarían de hacerlo lo mejor posible.

 

 

El matrimonio no era nada de lo que Minos esperaba, antes de casarse era fresco y con una sutil alegría pero buscaba a menudo la soledad y la quietud, le gustaba el silencio y dejar morir las horas pero lo que vivía era diferente, se sentía atormentado, incomprendido, entristecido, envuelto en la nostalgia como si solo hubiera desconsuelo y una desilusión atroz.

Esa alianza había ensombrecido su vida, había como un velo de tristeza y aislamiento que resaltaba su belleza, esa belleza que provenía de su porte, su figura estética y flexible, su hermosa cabellera y sus bellos ojos. Antes vestía de colores claros, de no ser por su armadura, pero en esa nueva vida solo usaba colores oscuros; todo reflejaba que la desesperanza estaba con él. Era un hombre inteligente y sensible pero padecía de tristeza, nostalgia y vacío, era como si toda su vida estuviera en declive.

Además Minos se sentía al margen, estaba solo y lo sabía, también sabía que los demás no lo aceptaban pues el Santuario lo había acogido como una obligación pero de manera hostil y fría, lo miraban con desconfianza y no lo disimulaban; al mirar alrededor le daba la impresión que era un prisionero. No había donde refugiarse ni lugar para escapar. Fue casi un milagro que encontrara algo en que desahogarse al menos un poco.

Minos era un lector asiduo, tenía libros en su habitación cuando estaba en el castillo de Hades y eso lo había animado a hacer algunos escritos por su cuenta, estando en Géminis había encontrado un cuaderno en blanco, parecía que había sido olvidado en ese sitio y que nunca sería usado, fue cuando se decidió. Empezó un diario, era lo único en todo el Santuario con lo que parecía poder comunicarse y alivió un poco las heridas de su alma.

Minos se veía extraño, miraba de forma displicente el plato de comida, habían pasado dos meses de matrimonio con Saga y era como si los sentimientos del joven fueran cada vez más intensos y lo alejaban del gemelo. Apenas esa misma mañana el del tercer templo había hecho el amor con él pero no pareciera que ninguno de los dos estuviera muy complacido con eso. Saga sospechaba que cada vez que no lo veía Minos lloraba y por eso estaba sin fuerzas para nada cuando él estaba cerca, extrañaba su vida, la vida anterior en la que era un juez.

No importaba que Saga siempre tratara de estar cerca ni su ternura y dedicación, ni siquiera que muchas veces tan solo acariciara su cabello y le recordara que él lo amaba, nada funcionaba con Minos que parecía no querer ni levantarse de la cama la mayor parte del tiempo.

--Por favor come Minos-le pedía gentilmente Saga-Apenas si has tocado tu plato, llevas días sin comer apenas.

Se acercó y le besó el cabello, tomó algo del plato con el tenedor y él mismo se lo ofreció pero Minos no se mostraba interesado en comer, no parecía interesado en nada de hecho, así que el de ojos verdes tuvo que dejar la comida de nuevo en el plato dando un suspiro.

--Te dejaré la comida y la comerás cuando quieras-le dijo el de cabellos azules-Voy a darme un baño.

Diciéndole eso lo dejó a solas y fue a la ducha, mientras estaba bajo el agua procuraba pensar en lo mejor, en que aún era pronto para que las cosas marcharan bien y que Minos se acostumbrara a él y a su vida común. Solo hacía falta algo de tiempo, solo eso. Después de todo a su esposo debía costarle un poco acostumbrarse a tenerlo cerca y eso, fueron oponentes mucho tiempo, sentiría cuanto lo amaba y entonces estarían bien.

Se sentía más animado, terminó su baño y se vistió, cuando fue a ver a Minos, el de cabellos plateados estaba exactamente igual y no había tocado la comida.

 

 

El comportamiento de Minos seguía igual, más bien se volvió más complicado, Saga se preocupó seriamente pues no creía que solo fuera tristeza, algo más oscuro estaba nublando la vida de su esposo y no pensaba permitirlo de ninguna manera. Pero si quería resultados para que Minos mejorara sabía que necesitaba ayuda y solo un nombre llegaba a su mente para lograr algo, al menos esperaba que pudiera ayudarlo, fue a buscarlo a su templo.

--Dhoko.

--Hola Saga ¿Qué sucede?

Estaban en Libra, el caballero guardián de su templo recibió amablemente a su compañero de cabellos azules pues no se habían tratado mucho en ese tiempo desde que se casara, al caballero dorado de Géminis le gustaba y le resultaba primordial dedicar su tiempo libre a su esposo y el de Libra no tenía idea de cómo tratar a Minos así que prefería mantenerse lejos. Seguían siendo amigos pero las cosas eran diferentes entre los dos.

--Quisiera pedirte un favor Dhoko, es algo importante.

--Claro ¿De qué se trata?

--Es Minos.

Ya había dicho que lo haría, el castaño supo que no se podía retractar de lo que ya había dicho y el del tercer templo se veía genuinamente preocupado, sin duda debía estarlo para buscarlo.

--Dime que le sucede Saga.

--Anda callado, no se interesa en nada, no come, a veces parece que ni siquiera se puede levantar de la cama...me tiene preocupado Dhoko.

--Tal vez aún no se acostumbra.

--Lo mismo pensaba yo pero ya ha pasado mucho tiempo, no creo que deba dejar que avance esto.

--Cálmate.

--No puedo calmarme Dhoko, no puedo, estoy preocupado por su conducta ¿Qué tal si está enfermo?

El de Libra veía claramente que era honesto y más por su compañero que por interés en el otro hombre se decidió a ayudarle con lo que le pedía.

--Si lo deseas puedo ir a verlo en este momento Saga.

--Muchas gracias Dhoko.

Salieron del séptimo templo para dirigirse al tercero, el castaño más bien escuchó en el camino a su compañero de Géminis durante el trayecto y de verdad se veía alarmado, era mejor tranquilizarlo y para eso debía ver a Minos. Una vez en el templo entraron y encontraron a Minos recostado en la cama, se veía agotado a pesar de no haber hecho nada. A Dhoko le costó un poco de trabajo no demostrar lo que estaba pensando pero lo alarmó ver al de cabellos plateados en ese estado, definitivamente era mejor asegurase de que no pasaba nada grave.

--Minos, Dhoko quisiera hablarte-dijo Saga.

--Creo que es mejor que nos dejes a solas Saga-pidió Dhoko-Estaremos en confianza así.

El de cabello azul se resignó y salió, dejando a solas a su esposo con su compañero dorado. Todo el tiempo que la puerta permaneció cerrada fue el mismo tiempo que uso el de Géminis en dar vueltas por el lugar preocupado por la incertidumbre. Finalmente la puerta se abrió y en un segundo estaba delante de Dhoko ansioso por una respuesta a lo que sucedía.

--¿Qué opinas Dhoko? ¿Va a estar bien? ¿Hay una manera de que coma bien y que descanse?

--Saga...

--¿Es muy serio?

--Saga no estoy seguro de cómo decirte esto.

--¿Qué le sucede a Minos?

--Él parece triste, muy triste, no se acopla a este sitio y eso lo agobia, todo eso afecta a su salud.

--Debe haber una manera de que mejore.

--Eso no es todo Saga.

--¿Hay algo más? ¿Qué le sucede?

--No se como lo vas a tomar pero su condición es especial y hace más serio lo de su estado de ánimo.

--¿Su condición? ¿Cuál condición?

--Saga, Minos esta esperando un hijo.

El de cabello azul se quedó mirándolo como si no entendiera lo que terminaba de decirle.

--¿Qué?-preguntó el gemelo.

--Está encinta.

--Dhoko, somos hombres, te lo puedo asegurar, los dos somos hombres.

--Se sometió a un procedimiento médico, una vez leí al respecto pero no sabía de un caso que se diera con éxito, es muy doloroso y la recuperación es complicada, tiene un útero artificial.

--No lo creo.

--Es una posibilidad médica, existió oposición de algunos sectores para continuar con la investigación ya que parejas de hombres lo habían visto como una opción para tener hijos.

--Pero...pero... ¿Por qué operarse si iba a estar conmigo?

--Creo que Minos esperaba tener hijos de alguien más Saga-le sugirió con cautela el caballero de Libra.

De inmediato el de cabello azul lo pensó, Radamanthys, Minos había querido tener hijos de Radamanthys y ahora tendría uno suyo.

--¿Cuánto tiempo tiene Dhoko?

--Calculo que unas cinco semanas, tal vez seis.

--Es mí hijo-murmuró Saga.

Y no porque lo dudara sino porque no terminaba de creer que fuera posible que sería padre de esa manera.

Dhoko se fue y Saga entró a ver a Minos que seguía recostado.

--¿Dhoko te dijo lo que pasaba?-preguntó el gemelo.

--Si-respondió Minos.

--Es una buena noticia Minos, vamos a tener un hijo.

Si por Saga hubiera sido estaría en la parte más alta de Géminis gritando que iba a tener un hijo pero parecía que Minos no compartía del todo la noticia, más bien parecía... ajeno, esa era la palabra, no formaba parte de nada de lo que ocurría a su alrededor.

La noticia no tardó en ser conocida y la mayoría la escucharon con la misma cara de sorpresa ¿Minos esperaba un hijo? Eso era de verdad inesperado.

 

 

Continuará...

 

Notas finales:

Me gustaría saber qué les pareció.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).