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Beso por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta pero espero que les guste.

Notas del capitulo:

Pues esta trama va dedicada a Dark Love, es corta como te gusta y cuenta con los personajes sugeridos, de verdad espero que te guste.

También a los demás.

 

Ya tenían un tiempo en el Santuario, era una buena idea eso de estar juntos como caballeros y comprenderse mejor, además a nadie hacía daño el entrenamiento, sobre todo los de bronce encontraban que era una excelente forma de aprendizaje lo de estar con los caballeros dorados para formar una parte más activa y cercana a todo lo relacionado con la vida y responsabilidad de un caballero del zodiaco. Siendo así no era nada inusual ver a los jóvenes cerca de esas tierras aunque la mayor parte del tiempo la pasaban en los templos pues debían estar aprendiendo y entrenando.

Tenían a veces unos momentos para si mismos que generalmente eran usados para descansar, afortunadamente parecía que esos momentos se hacían mayores ya que estaban próximos a partir los más jóvenes de regreso a la mansión Kido, también tenían una vida y planes fuera de el Santuario y las gustaba y entusiasmaba de diferente manera el poder regresar para llevarlos a cabo. Justamente estaban en uno de esos días en los que parecía que podrían descansar dentro de los antiguos templos y dedicarse a algo que quisieran y casi todos tenían planes, casi todos pues Shun de Andrómeda no tenía nada en particular que hacer.

El joven de los cabellos verdes tan solo ambicionaba pasar ese día de forma tranquila pues realmente no tenía tareas por cumplir, podía muy bien quedarse sin hacer absolutamente nada y nadie se lo hubiera reprochado ya que en las semanas anteriores había sido un joven trabajador y aplicado en todo lo que le encomendaba el caballero de Virgo y que muy bien se había ganado un descanso; sin embargo Shun no era un muchacho al que le gustara quedarse ocioso por mucho tiempo, así que esa mañana la había empezado con algo que no había tenido mucho tiempo de hacer: leer un libro.

Al de ojos verdes le gustaba leer, era una afición que le agradaba y leía casi todo lo que le caía en las manos, en esos momentos tenía un ejemplar de un compendio de poesías, no era tan dado al tema pero no veía nada de malo en leerlo.

Estaba justamente de esa manera cuando sus pensamientos quedaron prendidos de un escrito de Campoamor, era corto pero lo había dejado pensando.

En la mejilla, es bondad

En los ojos, ilusión

En la frente, majestad

Y entre los labios, pasión.

Las líneas se referían a un beso. Se había quedado pensando pues a su corta edad no era tan poco usual su situación pero el asunto en cuestión era que nunca lo habían besado. Era un adolescente así que en realidad no era tan descabellado que fuera de esa manera pero a pesar de todo el de cabello verde se había quedado pensando en ello, si tan solo él se diera cuenta de lo que sentía, si tan solo él lo besara...

--¿Qué haces aquí Shun?

Esa voz sacó al de Andrómeda de sus ensoñaciones y volteó para ver a quien le hablaba.

--Solo leía un poco maestro Shaka.

El caballero rubio sonrió suavemente, ese joven era muy dedicado en todo.

--Pensaba que no te quedarías en el templo Shun.

--Prefiero descansar un poco maestro, además no tenía nada que hacer.

--Está bien, tienes razón, es tu día de descanso, te dejo.

--¿Qué está haciendo usted maestro?

--Me decidí por algo que he estado aplazando Shun, finalmente voy a terminar de poner en orden mis libros.

--Si me lo permite lo ayudaré.

--No es necesario, tienes derecho a descansar.

--Le aseguro que me gustará ayudarlo maestro, además de esa forma podré ver que libros tiene.

Y lo dijo todo con una sonrisa.

--Muchas gracias Shun, eres muy gentil.

Los dos entraron al templo de Virgo a una habitación que su guardián había acoplado como biblioteca, el de Andrómeda nunca había entrado ahí, no porque no pudiera sino porque nunca había tenido motivos para hacerlo pero en ese instante apreciaba que su maestro rubio sin duda era un lector asiduo o al menos le gustaba mucho tener libros pues había varios estantes en el lugar y la mayoría se veían ordenados, solo dos eran lo que no contaban con libros pero eso era sin duda a que los textos estaban en unas cajas al lado.

--Solo es cuestión de terminar de acomodarlos Shun.

--Muy bien.

De inmediato los dos se pusieron a trabajar, a pesar de haber estado guardados los libros debían ser sacudidos y obviamente que su dueño era el que decidía en que sitio y junto a que otro libro debía ir cada título; Shun tuvo además la oportunidad de hablar de manera más abierta con el caballero del sexto templo pues por lo regular cuando hablaban era sobre su entrenamiento.

--Parece que le gusta mucho leer maestro.

--Así es Shun, es una de las formas para equilibrar el espíritu.

--¿Si?

--Si, es a través de la meditación y el conocimiento que se puede ascender en el plano astral.

--No lo sabía.

--Es parte de la filosofía del budismo.

--Oh.

Pasaron un rato en lo de los libros y siguieron charlando mientras tanto pues era agradable el aprender y compartir puntos de vista, sin más el tiempo pasó sin que lo sintieran hasta que solo quedaba un libro por poner en su sitio.

--Este es el último-dijo Shun.

Pero antes de ponerlo en su sitio se quedo viendo la portada pues no comprendía lo que decía.

--¿Qué libro es maestro?

--Es un libro especial Shun, es el Bardo Thodol.

El de cabellos verdes puso cara de no comprender de lo que le hablaba.

--El libro tibetano de los muertos-le explicó el de cabello rubio-Lo escribió Padma Sambhava, el fundador del lamaísmo.

--¿Por qué es especial?

--Lo es para mí, Mu me lo obsequió hace tiempo, creyó que me gustaría.

Al de ojos verdes no le costó trabajo ver la forma en que su maestro rubio parecía iluminarse tan solo por hablar del caballero de Aries, sin duda lo que había entre ellos dos era muy especial aunque no dijeran nada abiertamente aún.

--Bien, este es realmente el último-comentó Shun.

Siendo así lo colocó en su lugar en el librero y la tarea quedó finalizada. Se quedaron observándola por unos instantes pero finalmente salieron de la habitación aunque siguieron conversando un rato pero el tiempo pasaba y llegado el momento cada uno tendría que seguir con su día.

--Creo que ya es hora de que vea a Mu-dijo Shaka.

--¿Quedaron de verse?-preguntó Shun.

--Si, no es nada, tan solo nos veremos en su templo.

--Pero si es algo, si los dos van a verse es algo maestro Shaka, solo que hasta ahora no han hablado de ello.

El caballero de Virgo se quedó unos instantes en silencio pero parecía meditar en las palabras de su discípulo, eran ciertas, tan ciertas como sus sentimientos solo que hora se daba cuenta de ello por completo.

--Debo ver a Mu-dijo el rubio.

--Le deseo suerte maestro.

--Muchas gracias Shun.

Diciéndole eso el caballero de Virgo se le acercó y le dio un beso en la mejilla para de inmediato dirigirse hacia Aries. El de Andrómeda tan solo se quedó en silencio mirando como se alejaba, de verdad esperaba que las cosas salieran bien para su maestro. Con esos pensamientos se decidió por regresar a su libro.

 

 

Llevaba unos momentos de descanso el joven caballero de ojos verdes cuando alguien más hizo acto de presencia en el templo de Virgo, se trataba de un conocido.

--Hola Shun ¿Qué estás haciendo?

--Hyoga ¿Qué haces aquí?

La verdad era que el de cabello verde no esperaba ver a su amigo, suponía que estaba entrenando con el caballero de Acuario.

--Solo es que tengo tiempo libre Shun y me preguntaba si te gustaría acompañarme.

--¿Adonde?

--Voy a buscar una camisa ¿vienes?

--Claro.

Y el de Andrómeda lo dijo con toda confianza pues ya se imaginaba que su maestro no regresaría pronto a su templo; siendo así ambos jóvenes se pudieron en camino charlando pues después de todo eran amigos y les agradaba cuando tenían tiempo libre para compartir, más cuando no era mucho sinceramente pero todos tenían que cumplir con su entrenamiento.

--Espero que no te importe mucho acompañarme Shun-dijo el de ojos azules.

--Está bien Hyoga, no tenía nada que hacer de todas formas-le aseguró el de cabello verde.

--Es que no siempre tenemos tiempo, creo que ya no recuerdo cuando fue la última vez que estuvimos reunidos todos solo para conversar un poco.

--Volveremos a hacerlo cuando regresemos a la mansión.

--Tienes razón.

--¿Cómo te va con tu entrenamiento?-preguntó el de ojos verdes.

--Todo marcha bien-respondió el rubio--¿Qué tal te va a ti?

--Bien, el maestro Shaka me enseña bastantes cosas y deja que otras las aprenda por mi cuenta ¿Qué tal te va a ti con Camus?

--Pues...no es que esté mal pero a veces el maestro Camus es más exigente de lo que puedas imaginarte.

--¿Tanto así?

--Es muy estricto pero no puedo dejar de reconocer que es un excelente maestro, me gusta poder ser su discípulo.

Más tranquilos y conversadores los dos siguieron con su camino y no tardaron en alcanzar el pueblo para buscar la camisa del joven del Cisne, no era algo especial pero las oportunidades para compartir con los amigos siempre son gratas. Entraron a una tienda que parecía conocer el de cabellos rubios y se pusieron a ver algunas prendas.

--Solo es una camisa para entrenar-le explicaba Hyoga a su amigo-No es para nada en especial pero me gustaría que fuera resistente.

Después de ver algunas se convencieron por un modelo sin mangas que le quedaría bien al de ojos azules, convencido como estaba y como también su compañero lo estaba compró tres y mientras esperaban que les entregaran las prendas Shun seguía conversando un poco pero no tardó en darse cuenta de que la atención de su amigo rubio estaba en ese momento en algo más, pudo ver en su mirada que le importaba de cierta manera lo que veía. Finalmente les dieron sus compras y se pusieron en marcha para regresar al Santuario pero después de unos minutos de silencio el joven de Andrómeda supo que debía decir algo.

--¿Qué pasa Hyoga?

--¿De qué hablas Shun?

--Te vi en la tienda.

--No es nada Shun, estoy bien, de verdad.

--Parecía que te daba un poco de añoranza.

--Tengo que cumplir con mi entrenamiento.

--¿Y después?

--Después iremos a la mansión.

De nuevo se hizo el silencio entre los dos pero el de ojos verdes no quiso que la conversación terminara de esa manera.

--Creo que no solo estamos en este mundo para cumplir con lo que se espera que hagamos Hyoga, creo que también cuenta lo que queremos hacer para nuestra propia vida.

--Por el momento tenemos deberes con los cuales cumplir Shun.

--Solo creo que te puedes hacer un pequeño espacio entre esas obligaciones para hacer lo que deseas.

--Yo...no se Shun, no se.

--Por favor Hyoga, me di cuenta de cómo mirabas esos guantes, no me digas que tienes dudas sobre lo que te gustaría hacer.

En la tienda el joven de los ojos verdes se había dado cuenta de que su amigo rubio miraba con nostalgia unos guantes que por lo que podía adivinarse eran especiales para climas fríos, muy fríos incluso, como en Siberia, sin duda para el de los ojos azules seguía siendo importante su madre, no era que fuera de vital importancia pero esas visitas de antes eran lo que lo habían ayudado a lidiar con muchas cosas en su vida y no creía que los lazos que había creado el de ojos azules con su progenitora fueran sencillos de romper, por eso aún echaba de menos ir a su tumba.

--¿Por qué no vas Hyoga?

--No puedo Shun, no ahora.

--Entonces planea hacerlo.

--¿A qué te refieres?

--El entrenamiento no es para siempre, cuando vayamos de nuevo a la mansión estoy seguro que podrás atender tus asuntos deprisa y tendrás tiempo para marcharte una temporada.

--Lo dices como si fuera un hecho Shun.

--Si vas a planear algo es mejor hacerlo convencido de lograrlo Hyoga-dijo con una sonrisa el de cabellos verdes.

Su amigo del Cisne lo observó por unos instantes, cuando Shun se entusiasmaba por algo parecía tener el poder de contagiar a los demás con su alegría y confianza.

--Tal vez pueda planearlo-dijo como con cautela el de ojos azules.

--Vamos Hyoga, anímate, no pensemos las cosas como si no fueran a suceder, antes que nada piensa en que irás y después en el resto.

--Shun... ¿sabes qué? Tienes razón, cuando termine con el entrenamiento y volvamos a la mansión me pondré de inmediato al corriente de mis asuntos y me prepararé para hacer un viaje a Siberia.

Pero el de ojos verdes ya no dijo nada, tan solo sonreía mientras su amigo rubio seguía haciendo planes y se los comentaba al de Andrómeda, la verdad le daba gusto que se animara a hacerlo y sobre todo que finalmente se convenciera en que no estaba mal volver a los lugares en los que nos sentimos seguros y en los que siempre encontramos algo de paz.

De esa manera regresaron al Santuario y todavía charlaban mientras caminaban hacia los templos pero tuvieron que detenerse en Virgo pues ahí se quedaba el más joven de los dos.

--Muchas gracias por acompañarme Shun.

--De nada Hyoga, me da gusto haber ido contigo.

--También gracias por lo de animarme.

--Para eso son los amigos.

--Tengo que regresar a Acuario, espero que el maestro Camus no se haya inquietado por mi ausencia.

--Todo estará bien, no te preocupes.

--Nos vemos Shun.

Diciéndole eso se acercó a él y con suavidad le dio un beso justo entre los ojos.

--Gracias por todo-dijo el rubio.

Después solo hizo una seña de despedida con su mano para mientras se alejaba del sexto templo pero estaba seguro de lo que haría, mientras su amigo de ojos verdes lo veía alejarse y se sentí contento por ver que su amigo se encontraba animado con sus propios proyectos. Entró al templo de Virgo de nuevo y se dispuso a descansar por unos momentos hasta que regresara su maestro.

 

 

Ya era la tarde, el clima estaba un poco más cálido pero aún así se podía disfrutar del ambiente aunque para hacerlo el joven de cabellos verdes se mantenía muy tranquilo en el interior de Virgo, su maestro no había regresado y por lo mismo él no tenía nada que hacer, tan solo dejaba que el tiempo transcurriera en silencio pero en medio de la quietud su mente volvió a poblarse de imágenes, como era por lo regular en esas situaciones se trataban de imágenes de él, si tan solo pudiera saber lo que sentía...

--Shun.

De inmediato el joven de Andrómeda reconoció a quien hablaba y se alegró de su presencia.

--Hermano.

El de cabellos verdes fue de inmediato con su pariente y de verdad se mostraba contento porque lo buscara.

--No creí que vinieras Ikki-continuaba el de ojos verdes-Como has estado muy ocupado con tu entrenamiento en Leo...

--Así es Shun pero tengo unas horas y ¿Qué mejor que pasarlas contigo?

Definitivamente se escuchaba como una idea muy sensata, así que no había inconvenientes para que los hermanos estuvieran juntos charlando, aunque más bien hablaba Shun pues según su costumbre Ikki no era muy comunicativo y parecía de hecho preferir que fuera de esa forma. Aunque llegado un momento había algo más que discutir.

--¿Ya comiste hermano?-preguntó el menor-Creo que es hora.

--No, no he comido-respondió el mayor-Pero me gustaría comer contigo ¿Qué tal si vamos a algún sitio?

--La verdad es que preferiría quedarme Ikki, ya salí y apenas estoy de regreso y no quisiera dar otra vuelta.

--Está bien Shun.

--Prepararé algo de inmediato.

--Te ayudo.

Los dos hermanos fueron a la cocina en el templo y no tardaron en empezar a preparar algo de comer, nada elaborado, todo sencillo, pero siguieron conversando mientras tanto de algunos temas, tan solo compartiendo el tiempo que tenían en ese instante.

--¿Ya has pensado cuando regresar a la mansión Shun?

--Pues cuando terminé el verano Ikki, no es mucho lo que falta.

--¿Seguro que no tendrás que entrenar más?

--Si, el maestro Shaka sabe que tengo una vida fuera del Santuario y me apoya para que sea de esa manera, dice que es bueno ponernos metas, que así logramos no solo nuestros objetivos sino que ayuda a conocer nuestros propios límites.

--Parece algo que Shaka diría.

--¿Te va bien a ti hermano?

--¿A que te refieres?

--Pues es que a veces parecía que eres el que más entrena Ikki, no se te veía por ninguna parte.

--Todo está bien Shun, no te preocupes, de hecho entrené más que los demás pero me benefició que fuera de esa manera.

--Supongo que Aioria es un buen maestro.

--Pues...si.

--No te escuchas muy convencido.

--Me entrena y yo entreno, no hay más que decir Shun.

El menor de los hermanos dio un suspiro, su hermano nunca era muy comunicativo así que tendría que conformarse con esa información pero también era cierto que parecía ue su hermano entrenaba más que ninguno de todos ellos, apenas si se le podía ver, de hecho en varias semanas esa era la primera vez que los hermanos tenían la oportunidad de compartir el tiempo y charlar un poco sobre lo que estaban haciendo en el Santuario.

--Esto ya está-anunció el de ojos verdes.

Los dos pusieron la mesa y después sirvieron la comida para disponerse a comerla, aunque fuera algo sencillo era agradable estar tranquilos y pasar unos instantes juntos.

--¿Cómo te ha ido en tu entrenamiento Shun?

--Todo va bien Ikki, el maestro Shaka es un buen guía.

--¿De verdad te gusta entrenar con él?

--Si, aprendo mucho con él y me prepara para ser un mejor caballero.

--Que bueno que te guste.

--¿Pasa algo Ikki?

--No, todo está bien. Sigamos comiendo.

Y lo hicieron, parecía que era como cualquier otro día pero no lo era; Shun se daba cuenta de que un motivo especial había llevado a su hermano ese día a su lado para que comieran juntos pero consideró mejor esperar que presionar, si el del Fénix quería que lo supiera se lo diría en su momento, no antes y él no pensaba presionar de ninguna manera, tan solo aguardaría. Fue así que terminaron de comer y se encargaron de los platos, no invirtieron mucho tiempo en eso, tan solo el necesario pero llegados a ese momento el joven de cabello azul supo que ya no podía aguardar más tiempo.

--Shun, quiero decirte algo hermano.

--¿Qué sucede Ikki?

--No te preocupes, no se trata de nada malo, te lo aseguro.

--Entonces dime de qué se trata.

--La verdad Shun es que estuve entrenando más que los demás porque quería terminar cuanto antes de hacerlo.

--¿Qué dices Ikki?

--Sabes bien que no me gusta quedarme mucho tiempo en el mismo sitio, cumplí con esto de entrenar en el Santuario pero ha llegado el momento de que me vaya.

--Pero hermano ¿Qué pasará con tu entrenamiento? ¿Qué dirá Aioria?

--Él está de acuerdo, mi entrenamiento terminó hace unas horas Shun.

El de cabellos verdes miraba a su pariente con sorpresa, eso no se lo esperaba de ninguna manera, no estaba seguro siquiera de que debía decir en esos instantes pero no hizo falta que dijera nada, fue su hermano quien siguió hablando.

--Terminé con mi tiempo aquí Shun, voy a irme pero no quería hacerlo sin despedirme de ti, sin saber que te encuentras bien.

--Ikki, hermano, esto me sorprende un poco, no te lo puedo negar.

--¿Todo bien Shun?

--Todo bien Ikki.

Diciendo eso ambos sonrieron, ninguno de los dos se atrevería a interferir en la vida de su hermano para perturbar sus planes, además ya no eran unos adolescentes y sabían bien lo que era tomar sus propias decisiones y hacer frente a las consecuencias de sus actos pero no por eso dejaba de haber cierto grado de tristeza por tener que despedirse.

--Tengo que irme Shun.

--Lo entiendo hermano.

--Cuídate.

--Tú también.

Se dieron un abrazo y al separarse Ikki se inclinó al frente para darle un beso en la frente a su hermano menor que el joven de cabellos verdes agradeció con una suave sonrisa.

--Nos veremos Shun.

--Hasta siempre Ikki.

Diciendo eso el de los ojos verdes tan solo pudo atestiguar como su hermano se alejaba para seguir con su camino, siempre era así con él pero confiaba en que estaría bien, de alguna manera se verían de nuevo y se sentiría contento cuando eso sucediera.

 

 

Estaba de nuevo a solas, por lo que parecía ya había caído la tarde, sin duda el clima empezaba a refrescar y fue justamente por esa idea que el joven de Andrómeda prefirió salir del templo de Virgo para tener un poco de aire fresco y sentir la brisa ligera en su piel. Estaba justamente sentado entre las escaleras que unían al quinto con el sexto templo relajándose y pensando en lo sucedido en ese día, su maestro, su amigo y su hermano habían compartido algo con él y le daba gusto sentirse de alguna manera parte de sus vidas aunque cada uno tuviera planes diferentes para el futuro, le hubiera gustado que los suyos se realizaran aunque siendo honestos no tenía planes, tan solo soñaba con cosas que hasta ese momento no se realizaban.

Vio el sol que se alistaba para ponerse y se sentía un tanto nostálgico por esa escena, era tan hermosa que le hubiera gustado tener a alguien a su lado para compartirla, más bien le hubiera gustado que él estuviera a su lado en ese instante, tan solo que estuviera ahí aunque no supiera lo que sentía por él. La verdad era que para el joven de cabello verde no era tan sencillo manejar sus sentimientos, sobre todo los que tenía desde hacía tiempo por un caballero que parecía seguir mirándolo como si fuera un niño, uno al que le tenía afecto y estima pero nada más.

El de ojos verdes suspiró ante la idea, por más que lo había intentado era como si el hombre de sus sueños no se diera cuenta de nada de lo que sentía, de todo aquello que sus ojos y su corazón gritaban cuando estaban cerca y que no podía controlar cuando se encontraba a solas como en ese momento. Pero después de todo no era que el otro no quisiera darse cuenta, la verdad era que sus propios movimientos no eran muy expresivos, tan solo lo miraba a hurtadillas y se quedaba sin voz cuando el caballero le hablaba. Era complicado para alguien tan joven manejar sus emociones.

Seguía en ese estado de soñar despierto cuando alguien lo vio y decidió acercarse para saludar.

--Hola Shun ¿Qué haces aquí afuera?

El corazón del joven Shun dio un vuelco al escuchar esa voz: era Saga. Saga que se veía tan apuesto con su aspecto fresco y encantador, aún con su ropa sencilla se veía muy apuesto. Cuando habían llegado a coincidir el joven de los ojos verdes siempre recordaba todas sus palabras como si buscara un significado o un mensaje que pasara desapercibido pero cuando lo pensaba mejor simplemente sentía que no había nada que el caballero de Géminis tuviera que decirle a él.

Mientras cavilaba todo eso el hombre de cabello azul le hablaba, decía algo del clima y de que las bebidas frías no eran buenas cuando hacía calor y que la tarde había refrescado pero todo eso pasaba más bien desapercibido para el de Andrómeda que no terminaba de hacerse escenarios en la mente en los ue el caballero del tercer templo le declaraba que lo amaba, era tan hermoso soñar. Sin embargo la realidad era que no iba a escucharlo, de por si era para sorprenderse que se detuviera a hablar con él.

Seguía ensimismado en sus pensamientos cuando de nuevo le hablaron.

--¿Pasa algo Shun?

--¿Eh?

--Tienes una expresión muy particular.

--No, no me pasa nada Saga.

Se quedaron mirando unos instantes y Sun no pudo evitar ruborizarse un poco, mucho menos pudo evitarlo cuando escuchó las siguientes palabras del caballero de ojos verdes.

--Has crecido Shun, en este tiempo te has convertido en un joven muy guapo.

El más pequeño se sintió desfallecer al escucharlo, no esperaba oírlo algún día.

--Gracias Saga-dijo con timidez.

--Es en serio Shun, eres un joven muy especial, es como si todo tú hubieras cambiado y dejaras de ser un niño para convertirte en un joven hombre.

Shun tan solo sonreía con timidez, era como si no pudiera creer lo que escuchaba, era como si se tratara de un sueño, el joven de cabellos verdes amaba a Saga, lo amaba porque era comprensivo e inteligente y agradable y un hombre muy apuesto, se sentía feliz tan solo de estar a su lado pues no imaginaba siquiera antes que existiera alguien como el caballero de Géminis.

Siguieron charlando o más bien saga hablaba y Shun escuchaba, cuando el de cabello azul se rió por algo el de Andrómeda simplemente pensaba que era un día perfecto y le hubiera gustado detener el tiempo y que ese día siguiera por siempre. Pero no era posible y eso era porque saga no podía continuar sin hablar directamente de los motivos que lo habían llevado a Virgo desde el principio.

--Estás muy callado Sun.

--Yo...solo te escuchaba Saga.

El gemelo lo miró directamente y supo que no se retrasaría más tiempo.

--Shun, eres un joven muy especial-dijo Saga con gentileza-A veces me preguntó como es posible que pudiera conocerte.

El más joven sintió que su corazón latía con fuerza.

--La verdad Shun es que no vine solo a hablar, vine por algo que es muy importante, lo más importante de mi vida.

El joven de Andrómeda comprendió que de alguna manera esas palabras cambiarían su vida.

--Shun...

El hombre de cabello azul acarició suavemente su rostro, el de Andrómeda no pudo hablar siquiera, tan solo se quedó muy quieto mientras el guardián del tercer templo se acercaba para tomar sus labios con gentileza, solo un tierno contacto entre los dos en un principio que poco a poco se hizo más intenso y para ambos fue un momento indescriptible pues no solo supieron que eran correspondidos sino que también sintieron la llameante pasión entre los dos. Al separarse tan solo pudieron observarse por unos instantes para quedarse sin palabras, no las necesitaban pues sus miradas hablaban por ambos y declaraban sin vacilar el porque estaban en ese sitio en ese momento y que sus vidas eran diferentes desde ese instante. Y sonrieron.

--Hace mucho que deseaba decirte esto Shun pero hay supe que no podía esperar más.

--Saga...

--Eres lo más hermoso que haya tocado mi vida y no quiero seguir sin que lo sepas, tan solo espero no serte indiferente.

--Saga...

El de cabellos verdes tomó de la mano al de Géminis, lo quería tanto que no pensaba en seguir aguardando; por eso lo llevó a su habitación en el templo de Virgo.

 

 

Shun se quedó en silencio como si tratara de recuperarse pero no dejaba de mirar a Saga con los ojos brillantes y no pido sino sonreír.

--Saga.

--Te amo Shun.

El de ojos verdes se le acercó y lo estrechó entre sus brazos para buscar sus labios de nuevo y n tardó en ser correspondido, las manos del de cabello azul fueron a su cintura primero para atraerlo contra su cuerpo y pasar sus manos por su espalda y después por todo su cuerpo de manera repetitiva, la confianza se hacía mayor en poco tiempo; seguían tocándose y besándose por todas partes, al menos fue así hasta que el de cabellos azules empezó a, lo que parecía en un primer momento, juguetear con la ropa de ambos pero en un instante el guardián del tercer templo se dio cuenta de que quería hacerla a un lado. El más joven por un momento se separó y el de Géminis se sorprendió un poco.

--¿Qué pasa Shun? ¿No quieres que siga?

--No es eso saga, yo...solo dame un momento.

--Está bien.

--Date vuelta.

--Pero...

--Por favor, date vuelta.

El de cabellos azules no pensaba discutir más, se dio vuelta y aguardó; por su parte Shun comenzó a desvestirse, se quedó solo en ropa interior, dio un profundo respiro antes de volver a hablar.

--Saga.

El hombre de cabello azul dio vuelta y parecía no poder decir nada al ver al de Andrómeda delante de él semidesnudo, se veía hermoso e inocente y no podía sino rendirse a su presencia.

--Shun...

S le acercó hasta quedara a dos pasos de él pero sin tocarlo, llevó sus manos a las prendas que usaba y se las fue quitando ante esa joven mirada verde que permanecía entre tímida y excitada, nunca habían estado en esa situación pero no por eso se iban a intimidar. Se observaron unos instantes y se acercaron sin dejar de mirarse para estrecharse de nuevo.

--Eres tan hermoso Shun.

--Saga...

--Nunca había sentido por nadie lo que siento por ti.

Pasó sus manos por el cabello verde y se acercó al joven delante de él, volvieron a besarse y llegaron a la cama en la habitación. Sobre las sábanas se encontraban ambos sentados, el de cabellos azules acariciaba el juvenil cuerpo a su alcance para empezar a quitarle la ropa que le quedaba, también acariciaba su pecho haciendo que los delicados pezones se endurecieran bajo el toque de sus dedos, no dejaba de besarlo en el cuello y los hombros para recostarlo suavemente en la cama, no esperó ni un segundo para quitarse la suya y después, con un poco de cooperación del de Andrómeda, retiró la suave prenda; no aguardó, separó las delgadas piernas del más joven y empezó a acariciarlo con sus labios en su entrepierna.

Shun gemía y movía sus caderas de forma insinuante, no se resistía al sentir como las fuertes manos del caballero del tercer templo mantenían sus muslos separados  una lengua probaba su estrecha entrada, unos segundos más y un dígito comenzó a tocarlo para después traspasar su tibia entrada y explorarlo sin dejar de ser tocado ni por un instante.

--Si...si...--gemía Shun.

No dejaba de moverse como si buscara que entrara más en él. Entonces fue cuando intentó levantar su rostro para ver a su compañero pero este seguía muy ocupado dilatándolo y cayó de nuevo al colchón gimiendo y acariciando su pecho. Fue cuando saga se detuvo pero solamente porque empezó a subir por el cuerpo del más joven hasta que quedó a la altura de su boca y acercó su ya erguido miembro a los suaves labios del de cabello verde que no necesitó de mucho tiempo para saber que deseaba el otro. Tomó con una mano el turgente sexo y lo besó con deseo para después tomar la punta con sus labios, la llevaba a su interior y la dejaba salir lentamente para que estuviera listo y no tardó mucho en suceder. El de cabello azul volvió a la dilatada entrada del joven de los ojos verdes para probarla con su lengua, ambos gemían con fuerza, solo fue unos instantes pues Saga se recostó sobre Shun y con lentitud empezó a entrar en el de Andrómeda, lo hizo con cuidado y suavidad, no iba a usar la fuerza contra él, tan solo deseaba amarlo. El de cabello verde, trataba de ajustarse al cuerpo de su compañero, pasaba sus manos por la espalda del gemelo y lo estrechaba contra él con la respiración entrecortada y gimiendo suavemente; en cuanto al de cabellos azules apenas podía creer lo que sucedía pues esa misma mañana apenas no le había dicho siquiera una palabra de sus sentimientos y ahora estaba haciendo el amor con él, era algo maravilloso.

Los dos seguían amándose y entregándose con ternura y pasión, acoplándose a lo que su cuerpo les pedía y de verdad lo estaban disfrutando, fue aún más placentero para el de cabellos verdes cuando su compañero encontró con su mano su firme miembro que hasta ese momento solo se había frotado contra su abdomen; Saga ya no era dueño de si mismo cuando empezó a tomar ese rígido sexo con pasión, solo sentía la creciente necesidad de sentirse dentro de su joven de Andrómeda y no dejaba de entrar en su amado compañero. Pero la pasión era creciente entre los dos y no había forma de que la controlaran, unos movimientos más y Shun dio un gemido algo fuerte declarando así que llegaba al clímax mientras su esencia abandonaba su cuerpo y terminaba en la mano de su compañero; Saga tan solo resistió unos momentos más pues dando unos gemidos que casi parecían de dolor lograba su éxtasis en el interior del joven de ojos verdes.

Tuvieron que aguardar unos instantes para separarse y al hacerlo se quedaron recostados mirándose de frente, se acariciaron suavemente el rostro sin decirse una sola palabra.

 

 

La noche había terminado, transcurrió en silencio y apenas sin sentirla pero por la mañana el joven Shun despertó, lo primero fue sentir que no estaba solo, Saga estaba dormido a su lado pasando una de sus manos por encima de su pecho, el más joven sonrió y empezó a levantarse despacio sin hacer ruido para que su compañero siguiera dormido. Se sentía contento, iba a ser un hermoso día sin duda, se acercó lentamente a la ventana y vio como los primeros rayos del sol iluminaban las afueras, estando en esa forma recordó lo que había leído el día anterior y no pudo evitar sonreír por todo lo sucedido en las horas siguientes, definitivamente esas palabras le parecían muy ciertas.

Sin duda había muchos tipos de besos pero siempre que sean de corazón serán bienvenidos.

 

 

FIN

 

 

Notas finales: Espero que les haya gutado.

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