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Añoranza por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una trama corta, espero que les guste, debo decir que tiene una especie de trío entre los protagonistas así que si no se sienten cómodos con esas escenas les sugeriría que no lo leyeran.

Notas del capitulo: Pues dedicado como ya die a Vero Uchiha quien sugirió a los personajes y parte de la forma de la trama.

 

 

Para Saga y Kanon la vida fue un tanto particular, aparte de ser hermanos el hecho de ser gemelos tenía mucho peso en su relación, no estaba mal eso de verse iguales y tener gustos tan similares pero no siempre correspondía eso con su comportamiento, más bien eran diferentes en su forma de actuar; sobre todo el menor era complicado y un desafió para sus familiares. La verdad era que en toda su infancia Saga fue un modelo de buena conducta y un niño al que daba gusto ver mientras que Kanon era lo opuesto, si bien ambos inteligentes el mayor lo usaba para la escuela mientras que el menor sólo lo era para molestar a los demás. Era un caso de niño bueno y niño malo. Pero los dos sobrevivieron a su infancia de la mejor manera posible.

Siendo adolescentes las cosas no habían cambiado tanto entre los dos, eran hermanos y se entendían bastante bien aunque Kanon seguía teniendo ese carácter tan particular y que seguía creando algunos problemas pero no eran delitos a pesar de todo así que la familia se conformaba con que no se metiera en problemas tan graves pero el menor de los gemelos seguía demostrando que no estaba muy de acuerdo con seguir las normas preestablecidas y hacía valer su opinión como un derecho.

--¿De verdad es lo que quieres?-le preguntaba Saga.

--Si-respondió Kanon--¿Por qué les cuesta comprenderlo?

--Es que parece algo drástico aún para ti.

--Estoy seguro de lo que haré ¿De acuerdo?

Eso se debía a que Kanon había manifestado su deseo de no ir a la Facultad de Derecho como el resto de los hombres de la familia, quería estudiar algo diferente: periodismo; no estaba mal y de hecho nadie se oponía pero era el primero en romper con una larga tradición familiar, sin embargo no era tan malo ya que Saga si iba a estudiar derecho y no sólo por tradición sino porque en verdad le interesaba y le gustaba la carrera al mayor de los hermanos.

--Espero que te vaya bien Kanon, de verdad.

--Lo sé Saga, no te preocupes por mí, tan sólo piensa que es un camino que me permitirá conocer el mundo.

--¿Es lo que quieres?

--Si.

Ante ese argumento simplemente el hermano mayor sonrió, si era algo que ayudaría a su hermano menor a hacer el tipo de vida que deseaba no sería él quien interviniera para frenarlo ¿Quién sabía? Quizás si fuera su destino y forjara su vida de esa manera. Pero por el momento tenían que dejar ese tema de lado porque debían terminar de prepararse, esa noche tenían una reunión.

--¿Ya tienes listo tu traje Kanon?

--Sólo falta sacarlo del armario Saga.

--Recuerda estar listo, la fiesta es a las siete.

--Empieza a las siete querrás decir.

--Como gustes pero recuerda estar listo y puntual, es importante para la familia.

--No te preocupes Saga, me portaré bien y desapareceré en cuanto pueda.

--No se trata de eso Kanon.

--Me aburren a muerte esas fiestas ¿Por qué quiero estar presente?

--Está bien pero al menos debes estar para recibir a los invitados.

--Lo haré.

Con esa formal palabra el hermano mayor lo dejó a solas pues debía ver que algunos detalles se terminaran de cubrir y por su parte el otro hermano tan sólo pensaba en descansar un poco, se quedó en su habitación hojeando una revista de corte investigativo, de las que muestran diferentes partes del mundo y hablan de su historia, el joven de cabellos azules tuvo que sonreír, soñaba con ver esos sitios con sus propios ojos algún día pero también estaba conciente que debía estar preparado para conseguirlo.

 

 

Ya casi era hora de que los invitados empezaran a llegar y Saga no veía a Kanon por ninguna parte, tuvo que ir a buscarlo a su habitación para ver porqué se retrasaba.

--Kanon-entró llamándolo--¿Por qué no has bajado?

--Creo que hay un problema Saga.

--¿De qué hablas?

--Pues creo que el traje no está listo.

--Déjame ver.

Cuando el mayor de los hermanos tuvo la prenda en sus manos se dio cuenta que estaba arrugada, definitivamente no podía presentarse con eso.

--¿Por qué no dijiste antes nada Kanon?

--Es que no me había fijado y como estaba guardado no creí que necesitara hacerle algo para usarlo.

--De verdad que a veces no sé en que piensas.

--No tengo nada que ponerme.

--Encontraremos algo.

--Ya revisé todo el armario.

--En el mío, te prestaré algo.

--¿En serio?

--Si.

--Gracias Saga.

Se pusieron en marcha a la habitación de junto, sin duda era bueno tener a Saga en la familia pues era ordenado y siempre tenía todo listo para ser usado, eso incluía por supuesto la ropa. Abrió las puertas de su armario y buscaron rápidamente con la vista algo que el menor pudiera usar.

--Me gusta este-dijo Kanon.

--Ese no, para esta noche no-respondió Saga.

--Pero...

--Ponte éste y date prisa, los invitados no tardan en llegar.

Al menor le tocó ponerse un traje gris de buen corte que estaba listo para ser usado, no estaba convencido de la selección porque le daba la impresión que el traje era demasiado formal para él y lo hacía verse como si fuera un maniquí pero no había mucho de donde escoger y era mejor que se diera prisa o tendría que arreglarse después con la familia por no presentarse a tiempo en la fiesta. Se vistió, se vio un instante delante del espejo y se convenció en menos de un segundo que estaba listo para lo que fuera que sucediera esa noche.

Una vez en la puerta los gemelos estuvieron al lado del resto de su familia recibiendo a los invitados y haciendo un poco de charla, el motivo para la fiesta era la primavera pero cualquier otro hubiera servido, se encontraban en una bonita propiedad casi rural que parecía un cuadro de dos siglos atrás pero había sido restaurada y equipada para vivir muy confortablemente en ella; su abuelo la había comprado y la familia pasaba temporadas ahí aunque no por eso se libraron que algunos de los vecinos los catalogaran como una especie de nuevos ricos pero siendo que los gemelos ya eran de la tercera generación no escucharon esos comentarios.

La familia de Saga y Kanon se había distinguido por generaciones de parientes que ejercían la abogacía, algunos con mayor o menor éxito pero todos con alguna aportación a códigos penales o en el manejo de casos importantes de diferentes áreas, era por eso que se esperaba que los jóvenes de ojos verdes  y cabellos azules siguieran con la tradición y el menor de los hermanos no lo había aceptado pero ya que el mayor si pues no había motivos para preocuparse. Además a nadie sorprendía demasiado que Kanon se decidiera por algo más en su vida, en realidad hasta su misma familia sabía que ese joven nunca había sido convencional y lo más probable era que nunca lo fuera.

De todas maneras lo que interesaba en ese instante era estar juntos y disfrutar de la fiesta de la mejor manera posible, lo cual no costaba mucho trabajo siendo como eran los anfitriones excelentes en la organización de eventos de los cuales se podía seguir hablando por días o incluso semanas, por eso una invitación a su casa era tan estimada por los vecinos y conocidos que no perdían la oportunidad cuando se les ofrecía. En los primeros momentos parecía que todo marchaba bien o al menos como se esperaba, fue por eso que cuando Kanon tuvo la oportunidad de escabullirse lo hizo, no le gustaba mucho permanecer en esa clase de reuniones, le daban la impresión que eran demasiado formales para su gusto y si quería llegar hasta el final sin que se le notara el fastidio lo mejor para él era tomar algo de aire fresco.

Justamente por salir del salón en el que estaban reunidos y los mayordomos pasaban con bandejas llenas de copas de champaña, que el gemelo menor se encontró con alguien, una persona a la que nunca había visto antes. Había dado una vuelta por los jardines hasta que sintió que ya era suficiente y podía volver, se disponía a regresar al salón de la fiesta cuando pasó por otra habitación y se percató que había alguien ahí, más bien con curiosidad se acercó sin hacer ruido y se fijó más en quien estaba en ese sitio.

 

 

Se dio cuenta que se trataba de un joven que no podría ser mayor que él, tenía el cabello azul y unos grandes ojos azules, con sus manos parecía acariciar el enorme y antiguo piano de cola que dominaba la estancia, eran manos delgadas y afiladas.

--"Manos de artista"-pensó el gemelo para si mismo.

El otro joven seguía como abstraído con el piano y gracias a eso el gemelo lo observó con mayor cuidado, no era una belleza, no era un joven guapo ni apuesto, sólo encontró una palabra para describirlo.

--"Es hermoso"

Justamente cuando pensó en ello el otro muchacho volteó y lo observó con indulgente curiosidad.

--Buenas noches-dijo el gemelo.

--Buenas noches-respondió el otro.

--Parece que no disfrutas de la fiesta.

--Lo hago pero al ver este piano no pude sino acercarme a admirarlo.

--Te gustan los pianos entonces.

--Así es, me gustan mucho.

--Dicen que este es muy viejo.

--Es antiguo, por la forma en que esta fabricado se sabe.

--¿De verdad?

--Si, observa el atril, esta perfectamente trabajado y grabado, el teclado es de marfil, la cola tiene esta curva sutil, por el tamaño sin duda es para concierto, ya no se ven trabajos de este tipo el día de hoy.

--De verdad te gustan los pianos.

--Así es.

--Mi nombre es Kanon.

--El mío es Camus.

--No creo haberte visto antes Camus, te recordaría, estoy seguro.

--Es la primera vez que vengo a esta casa.

--Ahora entiendo, por eso no nos habíamos visto antes.

--Estaba viviendo en el extranjero, vine de vacaciones antes de integrarme a mi nueva escuela.

--¿Dónde vivías?

--En Francia, me trasladé cuando me aceptaron en la Academia de Música.

--¿Vas a ser músico?

--Quiero ser concertista, lo he querido desde niño.

--Espero que lo consigas Camus.

--Ya he tenido algunos conciertos pero nada profesional, debo prepararme para eso.

--Yo también me prepararé.

--¿Qué piensas estudiar Kanon?

--Periodismo.

--Es una gran carrera y en la que se establece un importante compromiso con la sociedad.

--¿Lo crees?

Y se lo preguntaba porque hasta ese momento nadie le había dicho algo como eso, más bien parecían preguntarse porqué había elegido esa carrera precisamente.

--Así es Kanon, mi bisabuelo fundó un periódico en Francia, era un hombre muy responsable y decía que su labor era decirle a la gente la verdad de los sucesos y acercarlos a lo que les resultaba lejano.

--Pues espero conseguirlo Camus.

Se quedaron charlando un poco más mientras la fiesta se desarrollaba en el otro salón pero a ninguno de los dos parecía importarle demasiado a esas alturas. Incluso llegaron a un momento en especial.

--Yo nunca pude aprender a tocar-comentaba Kanon-Estudié tres años pero mi maestro terminó por darse por vencido.

--Era un mal maestro entonces-dijo Camus-Un buen maestro no se da por vencido con sus alumnos.

--Pues fue lo que pasó.

--Te mostraré algo, acércate.

Al de ojos verdes no le dijeron una segunda vez para estar al lado del de ojos azules delante del teclado, Camus empezó a tocar una melodía sencilla con sus afilados dedos bajo la atenta mirada de Kanon que no perdía uno sólo de sus movimientos.

--¿Listo Kanon?

Al gemelo le hubiera gustado preguntar listo para qué pero no lo hizo pues el joven pianista hizo que una mano de Kanon quedara sobre la suya mientras tocaba; al gemelo le dio la impresión que se quedaba sin aliento por sentir la piel de ese muchacho, por esa mano bajo la suya pero después de unos instantes Camus la retiró y fue una mano de cada uno la que tocaba el teclado y dejaba escuchar una melodía que llenaba el lugar y lo que más le gustaba al de ojos verdes era que podía seguir muy cerca del que tocaba.

--Camus...

Pero no pudo decirle nada más porque en ese momento se dejaron escuchar unos aplausos, los dos delante del piano se detuvieron y observaron al recién llegado; Camus lo observó por un instante para después ver a Kanon con la misma atención.

--Este sitio está lleno de sorpresas-comentó el pianista al ver a los dos jóvenes.

--¿Qué haces aquí Saga?-preguntó el gemelo menor.

--Te buscaba Kanon-respondió el hermano mayor-Pero te encuentro tocando el piano y si mal no recuerdo nunca fuiste afecto.

--Tuve ayuda como podrás ver.

--Así es, puedo verlo.

--Es mi hermano mayor-explicaba el gemelo al otro joven-Su nombre es Saga, Saga, él es un invitado, se llama Camus.

--Es un placer Camus.

--Igualmente Saga.

Ambos jóvenes sonrieron con suavidad y se estrecharon la mano.

--Eres un buen maestro-dijo Kanon-Creo que es mejor que lo que haya tocado nunca.

--No es para tanto-dijo Camus.

--Estoy convencido que serás un excelente pianista.

--¿Serás pianista?-preguntó Saga.

--Es lo que deseo, ser concertista.

--Te deseo que lo logres.

Por unos momentos siguieron charlando los tres y la verdad era que los jóvenes se comprendían, a Kanon le gustaba la charla, Camus era diferente de cualquier persona que hubiera conocido, tenía unos modales singulares, muy finos pero como si apenas se diera cuenta de ello, era más bien como la propia naturaleza del de ojos azules actuar de esa forma, con suavidad, con discreción pero de alguna manera todos lo notaban; también era un joven animado para conversar y sonreía suavemente mientras escuchaba lo que le decían, al final lograron convencerlo de que tocara algo y el joven de los ojos azules realizó una interpretación perfecta y hermosa de, lo que les dijo, era un concierto de Berlioz (1).

Las notas que se desprendían del antiguo piano eran hermosas, llenas de sentimiento y emoción, sin duda ese joven de ojos azules no tocaba solamente por hacerlo ni porque fuera algo que tuviera que aprender, lo hacía de corazón y de alguna manera era algo que estaba en su alma profundamente enraizado. Para cuando la interpretación terminó ya había varias personas en el lugar escuchando y terminaron aplaudiendo pero cuando Kanon intentó acercarse de nuevo para hablar con el de ojos azules algo particular sucedió.

--Veo que conociste a Saga-comentó un caballero.

--Así es-respondió Camus.

--Que bueno que conocieras a uno de nuestros prometedores jóvenes ¿Por qué no van juntos al salón?

Aparentemente el gemelo mayor no tuvo problemas con eso pues le ofreció su brazo galantemente y el pianista lo aceptó, si bien Kanon iba con ellos no pasó desapercibido  que quien llevaba a Camus de su brazo no era él.

La noche siguió y el gemelo menor supo algunas cosas más sobre la situación en la que se encontraban sus familias, o sea la suya y la del pianista. Resultaba que ambas familias tenían algunos negocios comunes y por lo que podían darse cuenta deseaban estrechar lazos, así pues no veían nada de malo en que sus hijos se estuvieran entendiendo desde el principio. El menor de los hermanos estaba conciente que su hermano toda su vida había llevado el papel de ser el buen hijo mientras él era el rebelde pero con Camus las cosas eran un poco diferentes, por lo que contaba su familia el joven de los ojos azules era una especie de joya de la corona entre los suyos, desde que naciera había sido el favorito y de alguna manera siempre lograba lo que se proponía.

Camus no era solamente un excelente pianista, tocaba el violín, el violonchelo, el clavicordio y el arpa, hablaba cuatro idiomas, era un estudiante sobresaliente y conservaba una personalidad que a toda su parentela le parecía adecuada, era un buen jinete y jugaba polo, le gustaba el ajedrez y había participado a nivel nacional en pruebas de matemáticas, todo un prospecto para muchos. Por eso cuando había ganado una beca para la Academia de Música no se habían opuesto, de hecho había ganado para otras dos escuelas de música más pero como esa era la más demandante y la de mejor nombre había sido la elegida.

Kanon lo escuchó todo atentamente y le pareció que no perdía nada con intentar, después de todo a los chicos buenos a veces les gustaban los chicos malos. La velada continuó pero el gemelo menor procuró no alejarse de Camus...sin embargo Saga tampoco lo hizo.

 

 

En los días siguientes y como las familias no se oponían Camus fue visto con frecuencia con los gemelos, era un joven agradable y como era más bien nuevo en el lugar los hermanos de cabello azul se habían ofrecido a ayudarlo a conocer el lugar, claro que primero se había ofrecido Kanon solamente pero la familia le dijo a Saga que porqué no acompañaba a Camus y este aceptó. Por su parte el de ojos azules no se mostraba inconforme con verse con los hermanos pero su familia no dejaba de decirle que Saga era el tipo de joven con el que podía hacerse una bonita amistad y de Kanon, pues, preferían guardar silencio del menor de ellos.

De todas maneras eso no evitaba que los tres pasaran buenos momentos juntos y se divirtieran alegremente, los gemelos se encargaron de llevar al pianista a diversos sitios que pudieran interesarle y agradarle y lo lograban sin duda, no había dudas de ello cuando el de ojos azules reía a su lado y hacía preguntas o comentarios y se mostraba contento con los dos. Y definitivamente a los gemelos les agradaba el poder pasar tiempo con Camus, a su forma de ver las cosas era un joven muy agradable y de lo más particular.

Mientras que Saga siempre le mostraba sitios como museos y teatros y lo llevaba a escuchar conciertos de cámara y a comer a los mejores sitios de la ciudad, cuando le tocaba a Kanon elegir eran los cines, clubes y comida rápida y a todo Camus se mostraba a gusto, podía escuchar un concierto completo hasta estremecerse y gritar con emoción en un partido de fútbol, degustar caviar y disfrutar de una hamburguesa, catar vino y beber refresco de una lata. Siempre era atento y considerado con los dos y eso le gustaba a los gemelos, les gustaba mucho más de lo que hubiera sido conveniente. Resultaba inconveniente porque Camus no podía estar con ambos.

Si por Kanon hubiera sido desde el primer momento hubiera hecho algún movimiento para acercarse a Camus, sin embargo eso no fue posible ya que el joven pianista tenía una forma de ser que le resultaba encantadora al gemelo menor, le gustaba como nadie en toda su vida y eso era bastante decir de alguien que ya había tenido varias parejas aunque ninguna seria pero con el de ojos azules sentía que no podía ser como con los demás, un muchacho como ese sin duda merecía que lo tratara de forma especial y adecuada, que viera que estaría bien con él si se lo permitía primero y después acercarse, entonces todo marcharía bien pero el plan del hermano menor no fue posible porque hubo un acontecimiento que no estaba en sus manos resolver.

Como Kanon estaba listo para iniciar sus estudios la verdad lo había tomado por sorpresa, y una muy buena, cuando se dio cuenta que tenía que marcharse para dar inicio a sus clases en la universidad. Eso le sabía mal porque tendría que marcharse y eso sería también despedirse de Camus. No sabía bien como manejar eso, esperaba haber tenido más tiempo pero no había sido posible, aunque también se daba cuenta que no todo estaba perdido, aún podría hablar con el pianista, tal vez hubiera una posibilidad de no separarse por completo o al menos no hacerlo como simples conocidos.

--Hola Kanon.

Al voltear se encontró con el de ojos azules delante de él.

--Hola Camus ¿Qué haces por aquí?

--Vine a visitarlos ¿Y Saga?

--Debe andar por ahí ¿Qué sucede?

--Buenas noticias, me marchó mañana.

--¿Qué?

--Si Kanon, aceptaron mi solicitud para ingreso temprano, no esperaré hasta dentro de un mes, entraré antes, me ayudara a ponerme al corriente y aclimatarme más rápido a mi nueva escuela ¿No te parecen buenas noticias?

--Claro, son buenas noticias, yo también estoy por marcharme.

--¿Tan pronto iras a la universidad?

--Si, cuanto antes mejor.

--Felicidades Kanon, espero que te vaya muy bien en tus estudios y que seas un gran periodista.

--Lo seré, te lo aseguro.

El de ojos azules le sonreía y sin darle tiempo a más lo estrechó entre sus brazos por un instante, era la primera vez que el hermano menor sentía al pianista tan cerca de él, tanto que podía oler su cabello y sentir su roce en su mejilla, le hubiera gustado tanto no separarse de él.

--Camus...

--¿Por qué tan emotivos?

Quien preguntaba era Saga que se iba acercando a ambos, interrumpiendo así cualquier cosa que el otro gemelo hubiera querido decir.

--Kanon me decía que está por irse a la universidad-dijo Camus-Yo vine para comentarles que me marcho mañana.

--¿Te vas tan pronto?-preguntó Saga-Es una pena pero si es por tu escuela te felicito.

Se dieron un cálido abrazo y al separarse se sonrieron, algo en esa escena le dio una especie de punzada en el pecho a Kanon pero lo dejó pasar, era mejor concentrarse en otros asuntos y por el momento nada era más importante que despedirse de Camus, ese encantador muchacho al que ya añoraba con la simple idea de que partiría.

En los días siguientes parecía que todo era marcharse, Camus se fue, Kanon se fue y a su tiempo Saga también se fue, cada uno muy dispuesto a hacerse su futuro lejos de casa y seguir los sueños que tenían para forjarse su propio destino.

 

 

El regreso a casa era algo que le alegraba de cierta forma a Kanon, estar de nuevo en un sitio que era su hogar y vería todo lo que le era familiar, además por lo que sabía su hermano también estaría de regreso, le daba gusto el pensar en ver a Saga de nuevo, si, era un placer poder volver a casa. Manejó la motocicleta por el largo y empedrado camino a velocidad media hasta que estuvo en la entrada, la observó por un instante y sonrió, sus experiencias viajando le habían dejado una especie de añoranza constante por tener a un sitio al cual volver y sin duda ese siempre sería su hogar.

Se animó un poco y fue a la puerta, llamó y no tardaron en abrirle, tampoco tardaron en recibirlo su familia y sobre todo alguien en especial.

--Ya llegaste Kanon.

--Estás en casa Saga.

Los gemelos se dieron un afectuoso abrazo, tenían tiempo sin verse pues sus vacaciones no habían coincidido y les agradaba bastante poder verse y saber que tanto había pasado en la vida de su hermano.

--Que bueno que estés en casa Kanon.

--También me alegra regresar Saga.

--Tienes que saber que hay visitas.

--Ay no, no me digas que estamos invadidos por parientes.

--No exactamente pero si sé que te dará gusto.

--¿En serio?

--Absolutamente, vamos para que se vean.

Caminaron al interior charlando un poco pero al entrar a una habitación en especial de inmediato se dejaron escuchar unas notas de piano, una especie de fanfarria, el menor se sorprendió un segundo para después alegrarse y sonreír, ahí estaba él.

--Camus.

--Hola Kanon.

El de ojos azules se levantó y fue a recibirlo con los brazos abiertos, se dieron un abrazo de inmediato, el de Camus afectuoso, el de Kanon, bueno, si por Kanon hubiera sido no lo hubiera dejado ir. Así era, en ese tiempo separados el menor de los gemelos había tenido a algunas personas en su vida pero nada serio, nadie como Camus a quien no había olvidado y quien lo hacía feliz por estar de nuevo cerca, en todo ese tiempo no había olvidado al pianista, el azul de sus ojos, su cabello, sus finos dedos, recordaba todo y le parecía increíble poder verlo otra vez.

--Tiene que contarme como te ha ido Kanon-dijo Camus-Saga no me ha dicho mucho.

--Camus no me creía que tú no me contabas mucho Kanon-dijo Saga-Ahora que estás aquí los dos nos enteraremos de que tal te ha ido.

--Pues prepárense porque lo que me sobran son historias-dijo Kanon sonriendo.

Se sentaron los tres a charlar por un largo rato comentando algunas cosas de su vida en el tiempo separados y compartiendo anécdotas, sin duda les daba gusto sinceramente poder verse de nuevo. El gemelo menor les habló de cómo justamente había aprovechado las vacaciones en la universidad para hacer algunas investigaciones y conocer sitios además de contactarse con personas que estaban en el gremio del periodismo, eso le había dado importantes experiencias para su labor e incluso oportunidades valiosas para su formación.

--¿De verdad estuviste en la casa que fue de DeWitt Wallace (2)?-preguntaba Camus.

--Si-respondió Kanon-Estuve haciendo una investigación como parte de mi tesis sobre periodismo de investigación, fue de lo más emocionante que me hubiera pasado poder leer correspondencia personal y anotaciones de su puño y letra, también de su esposa.

--Debió ser maravilloso acercarte de esa forma a su historia.

--Lo fue. Dime Camus ¿Cómo te ha ido?

--No me quejo, era un buen estudiante.

--¿De verdad?

--Si, fui tan bueno que me gradué un año antes, tuvieron que adelantarme para poder participar en el festival de música de Berlín.

--Siempre supe que sería un concertista Camus.

--Gracias Kanon, me estoy preparando para una serie de conciertos con la filarmónica de Colonia, es menor en comparación con otras pero yo seré el solista.

--Me encantará poder escucharte, quizás vaya a Alemania.

Y así seguían las cosas entre ellos dos, hablando con libertad y facilidad de una manera que no lo habían hecho con alguien más, o más bien si, sólo con alguien: Saga. A pesar de que parecía no contar la verdad era que el gemelo mayor se había graduado con honores y siendo el primero de su clase, pudo decir el discurso de despedida de su generación y empezaría a ejercer en una importante firma de abogados. La vida parecía ser buena y que nada se le podía pedir.

 

 

Aunque Kanon la verdad era que si pedía por algo, ese regreso al hogar le estaba dando la oportunidad de estar de nuevo cerca de Camus, le alegraba que fuera de esa manera, poder estar cerca, verlo, escucharlo, saber que estaban en el mismo sitio, no podía evitar que en unos momentos todos esos sentimientos inconclusos del pasado surgieran de nuevo en su interior. Camus aún era maravilloso y quizás más que antes, ya no eran unos muchachos que empezaban con sus vidas, eran hombres jóvenes que estaban fincando sus pasos en la vida; de cierta manera le daba la impresión que era como un despertar de su alma y ahora tenía la perfecta oportunidad de estar con el hermoso pianista.

Seguían hablando con frecuencia pues Saga estaba ocupado atendiendo todo lo de una fiesta que planeaban dar en la propiedad, Camus se había ofrecido a ayudarle pero el joven abogado se había negado, para que no se aburriera le había pedido a Kanon que estuviera con el de ojos azules y este no desaprovechaba uno sólo de los momentos de convivencia en los que podían encontrarse para charlar y compartir.

--Me da gusto ver que tu carrera es todo lo que esperabas Kanon.

--Es que me permite hacer una vida independiente Camus, puedo ir por el mundo conociendo todo lo que alguna vez he querido conocer, ir a un sitio y hablar de su historia y de todo lo que ha presenciado.

--Es casi como un sueño.

--Lo es, ver las pirámides de Egipto, la torre de Londres, el palacio de Versalles, esos lugares casi míticos que han presenciado la historia de la humanidad...es algo único.

--Se que los verás todos, de verdad.

--Pero tú no tienes de quejarte Camus, te ha ido bien con el piano, más allá de lo que me dijiste por lo que me comentó Saga ya has estado en recitales, acompañamientos y duetos.

--También he tocado de solista Kanon, en la Academia estaban contentos conmigo y me dijeron que esperan que sea uno de sus mejores graduados.

--Y lo serás, no tengo dudas de eso.

El de ojos azules le sonrió y el de mirada verde sentía que a cada momento le gustaba más.

 

 

Como los planes para esa cena que por alguna razón Saga decía que era importante  seguían, no era inusual que Camus y Kanon pasaran tiempo juntos, el de ojos azules estaba en calidad de visita en la propiedad y todos en la casa le tenían estima al joven pianista, les gustaba que estuviera ahí y a nadie le gustaba más que a Kanon o al menos eso sentía el gemelo menor, por eso procuraba estar cerca de Camus todo el tiempo que fuera posible.

--Un día deberíamos ir a algún sitio Camus.

--¿Cómo a cual Kanon?

--Hay muchas opciones, a acampar, a pescar, a correr en motocicleta, eso sin duda te gustaría.

--Me temo que no se andar en moto.

--No te preocupes, entonces irías conmigo.

--Prefiero pensarlo antes de aceptar.

--Pero no lo pienses demasiado, mi oferta no es vitalicia.

Los dos se rieron solamente y el gemelo menor observó con cuidado al hermoso joven a su lado, no vio motivos para esperar más, ese momento era tan bueno como cualquiera para hablarle de sus sentimientos y sinceramente no quería esperar más. Ese tiempo juntos le habían dicho suficiente, Camus estaba contento de estar ahí, a su lado, de tenerlo tan cerca y ser alguien que le importaba pues sin duda no le era indiferente al pianista; si, definitivamente era un buen momento para intentarlo.

--Camus.

--¿Qué pasa Kanon?

--Es sólo que...es que hay algo que quisiera decirte.

--¿De qué se trata?

--Pues es que como has estado aquí y hemos pasado tiempo juntos quisiera decirte algo importante.

--¿Es sobre la cena?

El de ojos verdes se le quedó mirando como si no comprendiera porqué le había mencionado la cena de esa noche.

--No, no es eso Camus.

--Es que pensé que...olvídalo, olvida que dije algo al respecto.

--¿Qué ocurre con la cena?

--Es...no te puedo decir todo Kanon pero si te puedo decir que esta noche habrá una sorpresa.

--¿Cuál?

--Ya lo verás. No puedo adelantarte nada, perdona pero esta noche te aclararé todo ¿De acuerdo?

--Muy bien.

El menor de los hermanos se disponía a continuar con su declaración, tomó aire con profundidad y habló.

--Camus...

--Camus.

Quien interrumpía en ese preciso instante era Saga, el gemelo mayor fue directamente a los dos y se acercó al de ojos azules,

--Lo que ordenaste ya llegó Camus-continuó Saga-Pero es mejor que veas que es realmente lo que pediste.

--¿Dónde está?

--En la parte trasera de la casa.

--Voy para allá.

El pianista se alejó velozmente dejando a los hermanos solos.

--Me da mucho gusto que vinieras a casa Kanon.

--A mi también Saga.

--Esta cena es especial hermano.

--¿Si? ¿Por qué?

--Ya lo verás.

Sin otra palabra su hermano también se marchó pero el menor se quedó pensando en qué estaría sucediendo o que era lo que no le habían dicho hasta ese momento pero supuso que ya se enteraría.

 

 

A la hora acordada los invitados empezaron a llegar a la propiedad, todos sonrientes y conversadores, parecía que se trataría de una cena como tantas otras así que se discutía lo más novedoso que en esos momentos era la presencia de los gemelos y el pianista en la casa, el ambiente estaba bien e incluso convencieron a Camus de que tocara algo antes de pasar al comedor, el de los ojos azules lo hizo y a nadie le quedaba duda alguna de que sería un excelente concertista con el tiempo y ya tenía varias muestras de su talento.

Llegada la hora pasaron los invitados al comedor y tomaron sus lugares para empezar la cena formalmente, de alguna manera el ambiente parecía muy propicio para llevarse a cabo una celebración, incluso Kanon que nunca había sido afecto a ese tipo de reuniones estaba disfrutando sinceramente de poder estar ahí, aunque claro que eso podría deberse a que estaba a un lado de Camus y este a su vez a un lado de Saga pero eso no le importaba demasiado.

--Camus.

--¿Qué sucede Kanon?

--Es que hay algo que quería decirte desde la tarde.

--Es verdad, perdona, lo había olvidado ¿Qué deseabas decirme?

--Pues Camus yo...

Fue en ese instante que Saga se levantó con la copa en la mano, alzándola como si fuera un brindis, los demás al verlo guardaron silencio de inmediato esperando escuchar lo que el joven iba a decirles.

--El motivo de esta reunión no podía menos que serme grato, se trata de un destino que no hubiera imaginado pero no puedo sino ser dichoso por ello. Camus.

El joven pianista se levantó de su sitio para colocarse a un lado del de ojos verdes ante la atenta mirada de todos.

--Me alegra que estén reunidos con nosotros esta noche-continuó el gemelo-Queremos compartirles algo: Camus y yo vamos a casarnos.

De inmediato hubo un murmullo de sorpresa seguido de exclamaciones de felicidad y felicitaciones, los presentes se precipitaron a darles sus parabienes de inmediato, después de todo era una joven y encantadora pareja que lograría muchas cosas en su vida, sobre todo al permanecer unidos. No podían sino decirse que era una buena alianza la que estaban haciendo ambos jóvenes. Pero alguien no se había movido de su lugar, tan sólo se quedaba donde estaba sin estar seguro de lo que sentía ni de lo que debía hacer.

--¿No me felicitas hermano?

--Claro Saga, es que me sorprendió un poco la noticia.

--Decidimos que sería una sorpresa Kanon, por eso lo hicimos así ¿No te molesta verdad?

--No, claro que no, Camus es...es alguien maravilloso.

--Lo sé.

Se dieron un abrazo y en ese momento se acercó el pianista.

--¿Me felicitas también Kanon?

Pero a él no pudo decirle nada, tan sólo pasó sus brazos alrededor de su cuerpo oliendo su cabello y sintiendo su presencia, una presencia que no quería dejar ir de su vida. Pero al final tuvieron que separarse pues la joven pareja era el centro de atención de todos y todos deseaban felicitarlos, el gemelo menor aprovechó eso para alejarse un poco y buscar calmarse en las afueras de la propiedad.

Hasta ese momento nunca se hubiera imaginado en que circunstancias se encontraría de nuevo con Camus, lo había añorado en su lejanía y cuando lo vio al entrar en la casa se sintió feliz, de verdad que era feliz con la simple idea de poder estar de nuevo en el mismo lugar que él, incluso había hecho unos planes para que salieran y tal vez...sólo tal vez...Era mejor no pensar en eso, ya no había un tal vez, no para él con Camus, Camus que estaría con Saga. Ante eso no podía intentar nada para separarlos, los quería a ambos demasiado para hacerlo.

 

 

Los días siguientes en la propiedad las cosas estaban muy activas, el compromiso formal estaba dando paso a una boda en la que la gente se mostraba satisfecha y complacida, les gustaba la joven pareja y no dudaban que se querían ¿Qué más se podía pedir? Como la respuesta parecía ser nada no se encontraban objeciones de ninguna clase y todos estaban dispuestos a cooperar en lo que se les pidiera. Sólo el hermano de uno de los novios se mostraba ajeno a eso pero a nadie le extrañaba ya que era bien sabido que Kanon nunca participaba en las celebraciones.

El gemelo menor por su parte estaba silencioso la mayor parte del tiempo, veía a Saga y a Camus hacer planes, planes para su boda, también se daba cuenta de lo felices que parecían y por eso procuraba no estar cerca; sin embargo las cosas no terminaban ahí, algo en su interior estaba inquieto y se rebelaba contra lo que sucedía a su alrededor, era un sentimiento que le demandaba que hiciera algo y no aceptara tan mansamente lo que estaba ocurriendo, que actuara, que dijera lo que sentía en realidad. Y todo eso era por Camus.

Para el de ojos verdes Camus seguía siendo en muchas formas ese joven que había conocido una noche y al que había tratado por un tiempo que le resultaba muy significativo, ese chico lo había cautivado y no lo olvidó en esos años separados, era quien con su simple presencia lo hacía añorar todo aquello que nunca había pensado antes y era algo que nadie había logrado. Era también por eso que se debatía en su interior entre hablar o guardar silencio.
Esa tarde el de los ojos verdes estaba tratando de calmarse en uno de los salones de la propiedad y terminó en aquel que tenía el piano de cola, suspiró al darse cuenta que en ese sitio había conocido a Camus.

--Hola Kanon ¿Qué haces aquí?-preguntó el pianista entrando.

--Nada Camus, descansaba un poco ¿Qué haces tú aquí?

--Quería practicar un poco pero si vas a descansar...

--No importa, prefiero escucharte.

El de pupilas azules empezó a tocar, notas cadenciosas y melódicas que mostraban cuan contento estaba el joven que las interpretaba y Kanon se limitaba a observarlo en silencio, dándose cuenta que ya no era un adolescente sino un joven hombre que seguía cautivándolo, después de unos minutos la música cesó y hablaron un poco.

--¿Sabes Kanon? Ahora que me voy a casar me he dado cuenta de algo, Saga y yo volvimos a vernos por casualidad, fue en un concierto de aquel grupo de jazz al que te gustaba escuchar, creo que es gracias a ti que estamos juntos-dijo sonriendo.

--No sé que decirte Camus.

--Ahora seremos familia, nunca tuve hermanos, me gusta pensar que serás como uno.

Pero el de ojos verdes no tuvo una respuesta a eso, él nunca sería su hermano.

--Ya es tarde-comentó el músico-Debo ver algo del banquete, nos vemos Kanon.

Entonces se dio cuenta, al ver a Camus caminar a la puerta sintió que si no hablaba en ese momento ya no habría otra oportunidad, tenía que decirlo en ese instante antes de que fuera tarde, él debía saberlo, tenía que escuchar lo que sentía.

--Camus.

El de ojos azules se detuvo y volteó a verlo directamente, se veía tan hermoso en ese instante, aguardando por él, por lo que tenía que decirle.

--¿Qué sucede Kanon?

--Yo...Camus...es que...

El corazón le latía aprisa, casi juraba que le temblaban las manos pero no podía dudar, no habría otra oportunidad.

--Camus, es que yo, te quería decir que...

--Aquí están.

En ese momento entró Saga y de inmediato se acercó a Camus, lo tomó por la cintura sonriéndole, a su gemelo únicamente le quedó observar la forma en que esos ojos azules brillaban sencillamente por estar al lado de ese hombre que era idéntico a él, sólo que él no tenía al pianista.

--¿Qué hacen aquí?-preguntó Saga.

--Charlábamos un poco-respondió Camus.

--Si, sólo charlábamos-dijo Kanon.

--¿Qué era lo que querías decirme?-indagó el de ojos azules.

--No es nada, no importa, no les quito más tiempo, ustedes deben tener mucho que hacer con esto de la boda, no les quito más tiempo.

Sin decir nada más salió de la habitación aprisa, sabía que no habría otra oportunidad, que la había dejado ir, ya nunca más podría decirle nada a Camus de sus sentimientos pero no era posible, no tenía posibilidades cuando su hermano al que tanto quería estaba de por medio, no cuando veía felices a esos ojos azules por estar con Saga. No sería él quien interviniera de una forma que impidiera a las dos personas que más quería en el mundo que fueran felices.

La ceremonia se celebró una mañana, fue un evento hermoso y la joven pareja fue felicitada por todos, Kanon fue el primero en hacerlo y también fue el primero en marcharse, ellos dos serían felices pero él no se quedaría a verlo.

 

 

Estaba de regreso, había partido años atrás sin saber cuando volvería y ese momento parecía tan bueno como cualquiera, la distancia y el tiempo habían hecho su trabajo y él se sentía mejor de estar en casa, aunque muchas cosas hubieran cambiado en su estancia a lo lejos pero confiaba en que estaría bien, después de todo serían unos días y de verdad consideraba que era una buena idea esa visita. Aparentemente la casa seguía siendo la misma pero había cambiado, ahora la habitaban Saga y Camus únicamente, el resto de la familia había fallecido o se había mudado, así que todo estaba en manos de ellos.

Respiró con profundidad antes de acercarse, su vuelta al hogar después de tantos viajes no lo hacían sentirse nervioso en realidad, seguía viajando en motocicleta pero cada año cambiaba de modelo, le gustaban mucho y más bien las coleccionaba aunque apenas si podía disfrutarlas pues su trabajo era demandante, tenía una agenda apretada y poco tiempo personal pero no se quejaba, era la vida que había elegido. En su medio era un periodista reconocido que había hecho grandes reportajes y trabajaba en especial para un canal de paga y una revista que se especializaba en historia, nadie podría decir que no había hecho una buena y estable carrera.

Pero era el momento de ir a casa. No había visto ni a Saga ni a Camus en años, desde que se casaran prácticamente pero no se sentía capaz de hacerlo aunque no había dejado de desearles que fueran completamente felices en la vida que tenían. Apenas estaba en la puerta cuando alguien se adelanto para darle la bienvenida con afecto y los brazos abiertos.

--Kanon, hermano.

--Saga.

Los gemelos de inmediato se dieron un abrazo, parecía una vida desde que no pudieran verse frente a frente y convencerse con sus propios ojos que estaban bien, se separaron despacio y sonriendo.

--Que bueno que estás en casa Kanon.

--Gracias Saga, por recibirme.

--Eres mi hermano, claro que te doy la bienvenida, esta es también tu casa, no lo olvides.

Antes de que pudieran decir una palabra más se escuchó la voz de alguien en la escena.

--Kanon, que bueno que ya llegaste.

--Camus-dijo como perdiendo el aliento el gemelo.

Sin perder el tiempo el de ojos azules estrechó en sus brazos al recién llegado afectuosamente mientras que este al tenerlo tan cerca en sus brazos olió su cabello, habían pasado los años pero aún era Camus, aún era el hombre, era el único. En ese tiempo hubo algunos más en la vida del hermano menor pero ninguno como el pianista, ese hombre al que aún añoraba...era mejor no pensar en ello. Eran otros los motivos que lo habían hecho volver.

Ese viaje era importante para el periodista porque era para ver a su hermano, hacía casi dos años que él estaba cubriendo una serie de reportajes en Asia cuando tuvo noticias de que su gemelo estuvo enfermo, no podía dejar su trabajo y como le aseguraron que era algo tratable no se había mostrado tan preocupado pero si lo estuvo, hasta ese momento lo que sabía era que Saga había sido tratado y se encontraba bien, perfectamente reestablecido, como al terminar lo de Asia tuvo una comisión por África su regreso había demorado demasiado.

Sin embargo al terminar con eso y tratar de integrarse de nuevo a su vida cotidiana su hermano no había perdido contacto con él y en las semanas pasadas le había pedido que fuera a verlos y él aceptó, estaba seguro que con tantos años separados lo de Camus ya no contaba pero al abrazarlo estaba bastante en claro que no era de esa forma. De todas maneras entró en la casa y fue instalado en la misma habitación que siempre había sido suya. Descansó unas horas pero no podía sino preguntarse que tan buena idea era que estuviera en ese sitio.

Lo que ignoraba eran los motivos de su hermano para llamarlo, era verdad que deseaba verlo y que hablaran pero también había algo más en ese encuentro.

 

 

No pasó mucho para que los gemelos encontraran tiempo de hablar a solas, parecía algo normal después de tantos años de no verse. Así que aprovecharon para ponerse al corriente sobre sus vidas y lo que estaban haciendo en esos momentos pero irremediablemente la conversación recayó en el tema de la enfermedad que había padecido el hermano mayor.

--Entonces ¿Todo está bien?-preguntó Kanon.

--Me encuentro bien-respondió Saga-A pesar de todo me trataron a tiempo y esto pudo controlarse, pase meses en tratamiento pero estoy bien.

--Me alegra escucharlo.

--Pero hay secuelas.

--¿Secuelas?

--Del tratamiento.

--¿Qué sucede Saga?

Pero en ese preciso instante empezó a sonar el teléfono celular del gemelo menor y tuvo que tomar la llamada.

--Dame un segundo Saga.

Se apartó un poco en la habitación y conversó por unos instantes.

--Si, ya estoy aquí Milo...Todo va bien, es cuestión de unos días...Te llamaré.

Fuera quien fuera parecía tener prisa por colgar.

--¿Quién era Kanon?

--Es alguien que conozco Saga.

Definitivamente no era simplemente un conocido, era más que un amigo pero nadie formal hasta ese momento pero eso se debía a que Kanon no buscaba a nadie permanente en su vida y no podía negarse a si mismo que el máximo atractivo que le había atraído de ese joven era que tenía un hermoso cabello y ojos azules...como los de Camus. Sin embargo hasta ese momento no lo había contemplado como algo formal en su vida.

--Saga, me decías que tu tratamiento y la enfermedad tuvieron secuelas. ¿Qué sucede?

--Esto no es sencillo Kanon, primero dime que me vas a escuchar, por favor.

--Lo haré, dime ¿Qué ocurre?

--No puedo dar rodeos con esto hermano, después de que estuve enfermo Camus y yo tratamos de formar una familia pero no pudimos, nos sometimos a estudios, a pruebas, a todo lo que puedas imaginar pero nada funcionó. Camus está bien, él puede tener hijos pero yo...debido a la enfermedad y el tratamiento tuve secuelas hermano, no puedo tener hijos.

El gemelo menor lo observaba, eso sin duda era algo muy duro para el matrimonio.

--Amo a Camus-dijo con fervor Saga-Adoro a Camus, es el único hombre de mi vida, haría lo que fuera por él y sin embargo lo único que él me ha pedido, lo único que Camus me ha pedido, una familia, no puedo dárselo.

Saga se veía mal mientras hablaba, estaba alterado, triste, casi desesperado.

--Camus es mi vida-continuó el gemelo mayor-Y quiero darle una familia.

Hasta ese momento el menor de los hermanos no estaba seguro del porqué le decía todo eso a él, tal vez no fuera la persona adecuada para escucharlo pues no sabía que decirle para que se calmara.

--Tengo que ser directo contigo Kanon, quiero una familia y si yo no puedo formarla debe haber otra forma.

Sin embargo el periodista seguía sin comprender.

--Hermano-siguió Saga-Quiero pedirte que seas el padre sustituto.

--¡¿Qué?!

--Eres de mi familia, mi hermano, mi gemelo idéntico, es el mismo ADN, no puedo pedírselo a nadie más Kanon.

Pero a pesar de esas razones el visitante estaba asombrado y no podía ni hablar.

--Comprendo que es una petición extraña Kanon, es excesiva pero quiero una familia, quiero darle a Camus lo que desea.

La mención de ese nombre hizo reaccionar al otro.

--¿Qué dice Camus de todo esto Saga? ¿Está de acuerdo?

--Primero quería hablarlo contigo, si aceptas hablaré con él.

Kanon parecía no estar seguro siquiera del suelo que pisaba, dio unas vueltas por la habitación con nerviosismo y finalmente dijo algo, lo primero que sintió sinceramente.

--Que Camus esté de acuerdo y hablaremos de nuevo.

No esperó por una respuesta, simplemente salió de la habitación para ir de inmediato a su recámara.

 

 

Las horas pasaron pero el periodista apenas si las sintió, se quedó recostado sobre las sábanas meditando en lo sucedido, siendo honestos su mente era un nido de ideas y confusión, no terminaba de creer la conversación que había tenido con su gemelo, ni siquiera estaba seguro de qué pensar al respecto. No negaba que su hermano se veía mal cuando le dijo lo que sucedía pero por otra parte también parecía esperanzado de que él aceptara su ofrecimiento y sin embargo el gemelo menor no estaba seguro de lo que sería aceptar pero tampoco lo que sería negarse.

Por una parte estaba ese deseo de formar una familia, le parecía algo bastante humano y comprensible pero por otra parte que él fuera un padre sustituto...eso definitivamente no lo convencía ¿Y Camus? ¿Qué pensaría Camus de todo eso? No se animaba siquiera a imaginarse el rostro del de ojos azules cuando Saga le hablara de su idea, quizás se sentiría ofendido o incluso molesto, no estaba seguro de qué reacción sería la del pianista cuando su gemelo le dijera lo que le había propuesto. Y aún así, aún cuando deseara formar una familia ¿Camus lo aceptaría a él? Terminó más confundido que antes y no sabía que hacer.

Justo en ese momento llamaron a la puerta de su habitación.

--¿Si?

--Soy yo Kanon.

Ni un segundo ya estaba en pie y abriendo la puerta para quedar frente a frente con el de ojos azules.

--Camus.

--Quisiera hablar contigo Kanon.

El gemelo lo dejó pasar, los primeros segundos no se dijeron nada ni se miraron, simplemente estaban ahí pero el pianista necesitaba hablar de lo que estaba sucediendo.

--Saga habló conmigo Kanon, me dijo lo que discutió contigo.

--¿Qué opinas Camus?

--Amo a Saga.

--Lo sé.

--Queremos una familia, es lo que queremos.

--Camus, esto es...especial, es único, no es común.

--Aún así quiero tener un hijo ¿Es mucho pedir?

--Creo que no.

--Kanon ¿nos ayudarás?

En ese momento sus miradas se cruzaron directamente y ante eso el menor de los gemelos sólo pudo dar una respuesta.

--Lo haré Camus.

--Kanon.

El pianista lo estrechó en sus brazos con emoción, por un momento había temido que se negara pero ahora había dicho que lo haría.

--Gracias Kanon, gracias.

Pero el gemelo no le dijo nada, tan sólo lo sentía entre sus brazos y olía su cabello azul que parecía acariciarlo.

Lo siguiente que sucedió fue una comunicación entre Kanon y Milo.

--Hola Milo.

--Hola Kanon, que bueno que llamas ¿Cómo va todo con tu hermano? ¿Se encuentra bien?

--Si, él está bien.

--Que bueno escucharlo ¿Cuándo vas a volver?

--De hecho Milo pensaba tomarme unos días más, quiero estar en casa una temporada.

--Oh, ya veo, pero si es para que estés con tu familia...

--Llamaré cuando vaya de regreso.

--Que estés bien Kanon, espero que llames.

--Nos vemos.

Sin otra palabra terminó la llamada. Había otras cosas que solucionar.

Como deseaban tener éxito en el encuentro debían hacerlo en los días en los que tuvieran mayores posibilidades de concebir, calculaban las fechas y llegaron a un acuerdo. Saga habló de nuevo con ambos antes de continuar, sólo si estaban de acuerdo continuarían y Camus y Kanon lo estaban. También había algo más en ese planeado encuentro: el de ojos azules le había pedido a su esposo que se quedara a su lado, que no lo dejara, que estuviera con él. Cuando Kanon lo supo no estuvo seguro de que sentir, la verdad era que estaba nervioso y si había un escenario que jamás había imaginado sobre su vida sexual era el que estaba viviendo.

 

 

Finalmente la fecha acordada llegó y los tres se encontraron en la habitación principal que era la que tenía el joven matrimonio, los tres hombres estaban en bata solamente y se miraban en silencio pero no iban a perder el tiempo ni la oportunidad. Saga se acercó a Camus y empezó a besarlo en los labios, el de ojos azules le correspondió, estaban dispuestos a intentarlo.

Por su parte Kanon se sentó en la orilla de la cama y observaba a Saga y a Camus, se besaban y acariciaban, no estaba seguro de qué hacer, así que apartó la vista por unos momentos para no verlos, no fue testigo de la forma en que la joven pareja se besaba, como pasaban sus manos sobre la tela para hacerla a un lado, quedaron desnudos sobre la cama excitándose pero un poco nerviosos, estaban concientes que había alguien más en la habitación a quien ellos pidieron que estuviera ahí.

--Kanon.

Saga y Camus esperaban por él. Fue es de ojos azules quien se acercó y lo estrechó por la espalda, colocando sus manos en los hombros del gemelo menor y recargaba su frente contra la espalda aún cubierta, esas elegantes manos de pianista retiraron la bata y lo abrazaron directamente acariciando sutilmente su pecho; el gemelo dio vuelta muy despacio hasta quedar frente a frente, un instante después el músico ocultó su rostro contra el hombro del de ojos verdes, de nuevo la sensación de tenerlo tan cerca, su aroma, su calor, su suavidad, se perdió ante él de inmediato. Su hermano estaba ahí pero de alguna manera no le importaba, al menos no disminuía su deseo porque las cosas continuaran, por sentir a Camus.

Unos momentos después los dos hombres de ojos verdes rodeaban al de ojos azules, sin embargo sólo los besos del gemelo mayor eran respondidos pero no por eso el menor estaba menos dispuesto a tocar al joven delante de él, besaba su cuello, su pecho, acariciaba su abdomen mientras el pianista buscaba con sus manos a su pareja, ocultaba sus pupilas como turquesas cerrando sus párpados mientras movía su cuerpo para sentir a su esposo pero no evitaba que respondiera a las caricias del otro; mientras Saga besaba el rostro de Camus Kanon había bajado lentamente por su torso y lo acarició tiernamente entre las piernas pero no escuchó respuesta alguna pues los otros dos se besaban.

Por un segundo el menor de los gemelos se detuvo pero continuó, acarició con sus labios el semi-erguido miembro tocando sus muslos con suavidad, una parte de él se preguntaba qué clase de compañero sería el de ojos azules en la intimidad ¿Sería abierto y apasionado? ¿Acaso silencioso y tímido? Sólo sabía que lo iba a descubrir. También pensó en Saga, a pesar de todo no le parecía tan extraño que estuviera ahí, amaba a Camus y sin duda, al igual que él, haría lo que fuera por verlo feliz. Quizás era por eso que ambos lo besaban y acariciaban sin perder un momento y el pianista respondía con una naciente sensualidad que se manifestaba por los sugestivos movimientos de sus caderas y los suaves gemidos que dejaba escapar y era aún más hermoso en esos momentos para los de ojos verdes.

Kanon se separó un poco cuando sintió y vio que el sexo del de ojos azules estaba firme, le hubiera gustado seguir tocándolo pero no fue posible pues Saga también se separó de su compañero y con suavidad y sin palabras apartó un poco a su gemelo; Kanon observó la manera en que se colocaba sobre el músico y este se movía despacio pero al mismo tiempo ajustaba su cuerpo al del otro. Camus se quedaba recostado permitiendo que su compañero probara su cuerpo de forma muy conocedora, sin duda sabía lo que le gustaba, lo hacía curvarse con ligereza y gemir de una manera por demás erótica y que invitaba a desearlo.

Fue después de unos momentos que el gemelo mayor decidió no prolongar más las cosas, llevó la mano al tubo de lubricante que había dejado con anterioridad debajo de la almohada, lo tomó y lo aplicó con cuidado en sus dedos para ponerlo después en las manos de su hermano, sabía que sabría usarlo, en cuanto a él separó los firmes muslos de su compañero con calma para buscar su intimidad y tratarla con cuidado, pasando la punta de sus dígitos por su masculino pasaje acariciándolo, unos segundos más y lo presionaba para traspasarlo y empezar a prepararlo muy despacio; el de ojos azules se mostraba cooperativo y respondía a las caricias de su compañero con suavidad y Kanon apenas si podía contener el aliento observando la escena mientras el mismo se preparaba.

Fue cuando Saga se detuvo y se apartó para quedarse a un lado, su gemelo comprendió lo que esperaba o más bien le indicaba, el menor de los hermanos ocupó su lugar y con gentileza pasó las piernas de Camus por sus caderas, sin embargo en ese preciso momento que podía hacerlo suyo se detuvo, por un instante se preguntó por lo que estaba haciendo y si debía continuar pero no tuvo demasiado tiempo para seguir con sus pensamientos. Saga lo abrazaba por la espalda haciendo que se acercara a Camus mientras que el de ojos azules se incorporó para quedar delante de él y buscaba que entrara en su cuerpo; por unos instantes el menor de los gemelos no se sintió dueño de si mismo pero el cabello de Camus llegó a sus sentidos y fue más fuerte que él lo que lo inundó.

En un momento estrechó al joven músico entre sus brazos para estar cobijado en su interior un instante después, no estuvo seguro de haber sentido un poco de resistencia del de ojos azules pero si fue así no fue por mucho tiempo, no cuando el mayor de los gemelos los estrechó a ambos entre sus brazos y sin duda no quería que aguardaran; fue Camus quien empezó a moverse, haciendo que sus caderas llevaran más a su interior el sexo de Kanon pero apoyó sus manos en los hombros de Saga como si buscara más de él. El menos de los gemelos sintió claramente como ambos buscaban estrecharse y al mismo tiempo lo incitaban a moverse y él no iba a negarse.

Kanon abrazó a Camus con pasión y comenzó a hacerle el amor con gentileza, tan sólo que se acostumbrara a él para después hacerlo más intenso, buscando el ángulo indicado para complacerlo, supo que lo había logrado cuando el pianista estrechó su cuerpo contra el suyo con fuerza gimiendo a media voz. Para Kanon desde ese momento todo fue una vorágine de sensaciones, tenía a Camus entre sus brazos haciéndole el amor mientras el propio Saga lo instaba a que lo hiciera; seguía dentro del de ojos azules poseyéndolo casi como en un sueño, no le importaban las circunstancias: Camus era suyo en ese momento.

Siguieron de esa manera hasta que el menor de los gemelos sintió que no podía contenerse, embestía al de ojos azules con cierta fuerza y buscó con su mano el turgente sexo entre ambos, acariciándolo con el pulgar por la punta hasta que escuchó como el pianista sollozaba y lo sintió temblar, al mismo tiempo una tibia esencia quedaba en su mano y eso fue suficiente para que él también terminara con un ahogado grito de satisfacción. Le hubiera gustado besarlo pero no pudo, Camus y Saga se besaban en ese momento con dulzura y él se sintió extraño de ser el que estaba entre ambos.

Al separarse los gemelos quedaron recostados sobre la cama, a Kanon le hubiera gustado poder sentir unos momentos más a Camus pero fue imposible pues el de ojos azules estaba en ese instante besando a Saga en los labios para después descender sobre su pecho hasta llegar a su firme miembro que no había encontrado satisfacción, así que lo tomaba amorosamente en su boca para hacerlo disfrutar, usando esos finos dedos para acariciarlo y estremecer al gemelo mayor que se curvaba sobre la cama sin ningún control, después de un rato de esa forma Saga gimió abiertamente de placer mientras terminaba en la boca de su compañero que se separó para quedar recostado sobre el abdomen de su pareja y permaneció ahí al mismo tiempo que Saga acariciaba su cabello.

Kanon vio la escena y supo que no tenía sentido que permaneciera ahí, era momento de retirarse...por completo. Sin importar cuanto añorara a Camus la verdad era que el de ojos azules no sería para él, ni siquiera en ese momento que había hecho el amor con él había sido suyo realmente pues el pianista se le había entregado pero no por él ni por su hermano y ni siquiera por si mismo, lo había hecho por ese hijo que añoraba. Al menos eso si podría dárselo. Esperó unos momentos y se puso de pie, tomó la bata que había quedado a un lado, se la puso pero antes de salir escuchó que le hablaban.

--Kanon-dijo Saga.

Se detuvo para escuchar.

--Gracias Kanon.

Pero no pudo decir nada, salió de la habitación sin mirar atrás, ya no volvería a hacerlo, ya no, en ese instante tenía la respuesta a una pregunta que lo mantuvo mucho tiempo sin tranquilidad: si él se hubiera quedado cerca ¿Camus lo hubiera elegido sobre Saga? Al verlos de esa forma en la cama supo que no. Camus amaba a Saga y sin duda su hermano lo amaba también y él no tenía lugar alguno entre ellos, era momento de dejarlo ir y que los dos fueran felices para que él mismo pudiera ser feliz.

 

 

El espacio era cruzado con velocidad, no había nada en el camino así que llegaron sin contratiempos de ninguna clase, cuando se detuvieron en la entrada de inmediato el que iba en la parte trasera de la motocicleta bajó, llevaba una mochila al hombro y parecía estar acostumbrado a ese tipo de viajes. Los dos se quitaron el casco y se miraron.

--Gracias por invitarme Kanon.

--No es nada Milo, además quiero que mi familia te conozca, es una buena oportunidad.

--Espero que no les moleste que haya venido.

--No te preocupes, les dará gusto conocerte, ya les he hablado de ti.

--Más te vale que bien.

--Pues...

--Kanon.

--Kanon-se dejó escuchar otra voz.

De inmediato estaba a su lado el gemelo mayor abrazando a su hermano con alegría.

--Que bueno que llegaste Kanon.

--Te dije que estaría aquí. Milo, él es mi hermano Saga, Saga él es Milo.

--Mucho gusto-dijo el gemelo extendiendo su mano.

--Igualmente-respondió el otro.

--Entremos, Camus está esperando.

Los tres estaban entrando cuando Saga tuvo que preguntar.

--¿Es todo su equipaje?

--Si-dijo Kanon-Estamos acostumbrados a los viajes y a llevar poco de equipaje.

--De todas formas, si necesitan algo, lo que sea, sólo tienen que pedirlo.

--Muchas gracias-dijo Milo.

Unos pasos más adelante y entraron a una habitación especial, una habitación clara y luminosa en la que estaba Camus esperándolos.

--Que alegría que llegaran-dijo de inmediato el músico.

Se acercó a ambos, primero a Kanon para darle un abrazo pero ese encanto que alguna vez ejerciera sobre el gemelo ya no existía, era otro cabello azul el que lo hechizaba.

--Te presentó a Milo, Milo, él es mi cuñado Camus.

--Mucho gusto Milo, Kanon nos ha hablado bastante de ti en este tiempo, dice que eres un excelente camarógrafo y colaborador.

--No es para tanto-dijo Milo-Sólo es mi trabajo pero Kanon me ha dicho que eres un gran concertista.

--Es muy amable en elogiarme.

Pero en ese momento un sonido especial los hizo guardar silencio y prestar atención a algunas personas más, a unos pequeños que se veían idénticos recostados en unas cunas, de inmediato se acercaron para verlos, tenían unos meses de nacidos y sus padres no podían estar más felices y orgullosos de tenerlos.

--Este pequeño es Cástor*-dijo Saga cargando a uno.

--Y este pequeño campeón es Pólux*-dijo Kanon cargando al otro.

--Así debiste ser de pequeño-dijo Milo mirando a los bebés.

Los pequeños gemelos tenían los ojos verdes y el cabello azul, todos decían que eran idénticos a su padre y pues no estaban equivocados en eso.

--¿Te gustaría cargarlo?-le preguntó Kanon a Milo.

--Claro que si-respondió el otro tomando al bebé con cuidado entre sus brazos.

--Regresa con papá-decía Saga a su pequeño-Quiero hablar con tu tío.

Así pues los bebés quedaron en brazos de sus compañeros mientras los hermanos charlaban un poco apartados pero sin salir de la habitación.

--En verdad me alegra que vinieras Kanon, me preocupaba que no quisieras seguir cerca de nosotros.

--No digas tonterías Saga, son mi familia, no voy a alejarme.

--Me tranquiliza saberlo.

Siguieron charlando por unos momentos mientras observaban que Camus y Milo parecían entenderse bien, se les notaba que fuera lo que fuera de lo que estuvieran hablando los hacía comprenderse mientras sostenían a los gemelitos en sus brazos con ternura.

--¿Estás bien Kanon? Me refiero a tu vida.

--Lo estoy Saga, de verdad.

Vio a los otros dos y a los bebés, amaba a Milo con todo su corazón, en cuanto volvió a su lado se había dado la oportunidad de estar con él por completo sin soñar ya con ese otro cabello azul y no se arrepentía de nada, ese joven era único y se sentía afortunado de que correspondiera a sus sentimientos. También estaba feliz de ver feliz a Camus, estaba convencido que no era su destino estar con él, tampoco era su felicidad, ya había aceptado eso, lo había dejado ir, ya no quedaba añoranza por él en su corazón.

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

Algunas notas solamente:

(1) Louis Hector Berlioz fue un compositor francés y uno de los promotores de la orquestación moderna, compuso la Symphonie fantastique, una ópera de Benvenuto Cellini y Le Carnaval Romaní, además escribió Mémoires y A travers chants. 

(2) Dewitt Wallace fue un periodista y editor norteamericano que con su esposa Lila Acheson fundó la revista Reader`s Digest en febrero de 1922, recibieron la medalla de la Libertad que es la máxima condecoración civil de los EU.

* Se creía en el mito griego que los gemelos Cástor y Pólux eran el origen de la constelación de Géminis.

 


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