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Cosmos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una trama de dos partes, espero que les guste.

Notas del capitulo: Es la primera parte, dedicada a Karin_san, espero que te guste y también a los demás.
El salón estaba cerrado aunque había una puerta por la que las personas aún podían entrar, era un espacio amplio, como un auditorio, eso permitía no solo que estuvieran reunidos sino también que tomaran sus lugares para que la ceremonia se llevara a cabo. La mayoría de los presentes llevaba uniformes de una manera o de otra y se saludaban con respeto y educación, el motivo que los reunía era más importante que cualquier idea de pertenencia a un grupo que se pudiera tener. Aún faltaba un poco de tiempo para que diera inicio, algunos que se conocían charlaban entre ellos y también quienes no se conocían hablaban pues después de todo si conocían el motivo por el que estaban ahí, aunque otro hubiera sido mejor sin duda.
Entre todos los presentes algunos más tenían motivos muy particulares para estar ahí, familia, amistad, amor, pelea, todos eran validos en esos momentos pues no estaban al margen de lo sucedido en sus vidas; parecía un sueño pero en realidad habían sido años para llegar a ese momento, muchos años en realidad.
Había un hombre de cabello azul y ojos verdes que resultaba muy llamativo para los demás, no era posible negar el parecido con él. Y el caballero no trataba de ocultarlo, él antes que nadie había sabido de los sueños que se cumplieron aunque tuvieran ese final.
También había un hombre rubio de ojos azules en la concurrencia, él también lo había conocido y en cierta forma lo había impulsado a continuar aunque sus caminos se hubieran separado de la forma en que lo hicieron pero de todas maneras en algún momento su vida se había tocado y permanecieron juntos.
Otro hombre de cabellos y ojos azules miraba la escena, él tuvo que ver en lo sucedido directamente pues estaba cerca, su amistad fue un evento grato y los ayudó a ser mejores personas y mejores en sus trabajos, le costaba un poco creer que todo terminara de esa manera pero no podía sino admitir la realidad ante sus ojos.
Y una persona más se encontraba en el sitio, un hombre de ojos oscuros y cabello corto que también lo había conocido, habían sido opuestos y oponentes muchas veces, y fue derrotado pero no por eso le guardaba rencor, sabía bien que aún la historia entre los dos era importante para que las cosas se desarrollaran como se desarrollaron.
Y todo había dado inicio trece años atrás.


Había dos jóvenes en su habitación, los dos eran idénticos con los mismos ojos verdes y cabellos azules, uno se entretenía leyendo una revista mientras que el otro observaba desde la ventana el cielo despejado. Algún día él alcanzaría ese cielo.
--Saga.
--¿Qué pasa Kanon?
--Ya llevas más de una hora ahí, te vas a torcer el cuello.
--No llevo más de una hora, solo tengo un rato aquí.
Siendo hermanos y gemelos no estaban exentos a que a veces se molestaran mutuamente pero no era tan grave, las cosas entre los dos estaban bien y se habían hecho muy unidos, tal vez más ante las largas ausencias de su padre que era piloto aviador y viajaba con frecuencia.
--¿Ya terminaste tu tarea Saga?
--No.
--No entiendo porque te cuesta tanto acabar con tus deberes.
--Eso no es de tu incumbencia Kanon.
--Lo es si por castigarte a ti también me castigan a mí.
--No seas dramático, la terminaré en un rato.
--Dirás a media noche como es tu costumbre.
Era cierto, Saga no era precisamente el alumno más aplicado y dedicado en la escuela, de hecho había posibilidades de que si no se apresuraba perdiera el curso.
--Ya es tarde—dijo finalmente Kanon—Yo me voy a dormir.
No tardó demasiado para llevar ese plan a cabo, se cambió y se metió bajo las cobijas para descansar dejando que su gemelo se quedara embebido con las estrellas un largo rato más.
Siempre había sido de esa manera con Saga, era como si el cielo le fascinara de una forma en especial que no todos podían comprender, podía ver las estrellas por largos periodos sin cansarse. En cuanto al muchacho de los ojos verdes simplemente se sentía fascinado por lo que veía, ese universo sobre él que lo llenaba de una emoción, un sentimiento que no era posible explicar con palabras, no sabía como ni de que manera pero estaba seguro de que su destino estaba ligado a las estrellas de alguna forma y que con el tiempo se manifestaría.
Siendo como era un muchacho Saga vivía una vida bastante común, tenía la escuela y a sus amigos y a su hermano que a pesar de ser su gemelo no se le parecía demasiado en la personalidad aunque si tenían algunos rasgos en común, por ejemplo el no darse por vencidos o el tener proyectos a futuro pero después de todo en su mayoría consideraban que esos proyectos eran como los de cualquier joven: muchas palabras pero no los llevarían a cabo.
Sobre todo en el caso de Saga se contemplaba de esa forma y no porque no creyeran en él sino porque siempre había sido de esa manera con el gemelo mayor de cabellos azules.
Por su haber había por lo menos treinta proyectos a los que juraba que quería dedicar su vida pero ninguno se completaba, iban desde ser estrella de rock con una guitarra eléctrica que después de ocasionar un cortocircuito en toda la casa no volvió a tocar, ser fotógrafo profesional hasta que el precio por revelar las fotos le pareció excesivo, recorrer el país en motocicleta pero un bien día se accidentó y se rompió un brazo y no volvió a subirse, ser artemarcialista pero nunca pudo con la disciplina tan rígida y se agarró a golpes con otro compañero que si había aprendido y lo mandó a la enfermería, lo último había sido querer ser repostero y termino solamente destruyendo la cocina y echando a perder el horno pues se le olvidó sacar lo que tenía horneando por estar llamando por teléfono.
Así que cuando le decía a su familia que había encontrado su destino se limitaban a escucharlo y a sonreírle con cierta condescendencia pero ya sabían que en unas semanas se le pasaría.
Aunque su gemelo, Kanon, era quien más escuchaba siempre de esos planes jamás lo desanimaba, se limitaba a escuchar y guardar silencio al respecto. Eran muy unidos sin duda, lo que era de uno en realidad era de los dos, nunca hacían distinciones en ese aspecto pues crecer juntos, ser hermanos y además gemelos les daba una unión muy fuerte pero no por eso estaban exentos de tener ciertos problemas a veces aunque sus pleitos nunca duraban demasiado.
Por eso era también que cuando Saga pedía ayuda con una tarea Kanon lo ayudaba y si Kanon necesitaba ayuda con una tarea Saga…eso nunca había sucedido. De tal manera que por la mañana antes de irse a la escuela se dio una escena conocida entre los gemelos.
--Oye Kanon.
--¿Qué pasa Saga?
--¿Me prestas la tarea de matemáticas?
--¿Por qué no la hiciste anoche Saga?
--Pues es que la empecé pero luego me dio sueño y tan solo quería descansar un momento mis ojos y cuando los abrí ya era de mañana.
--Si te la doy no vas a aprender nada.
--Por favor Kanon, no seas tan gruñón, solo ayúdame en esta ocasión ¿si?
--Lo mismo dijiste con la tarea de filosofía de hace una semana.
--Anda, soy tu hermano, no me abandones cuando más te necesito.
--Ese chantaje ya no te funciona Saga.
--Está bien ¿Cuánto quieres?
--El doble de la tarea pasada.
--Eso es un robo.
--Entonces no entregues nada.
Sabiendo que no tenía alternativa y a regañadientes el gemelo mayor entregó la cantidad que le pedían y obtuvo la tarea que necesitaba, una vez con eso los dos hermanos se fueron a la escuela en la que sucedió solamente lo común, nada extraordinario. Solo hasta la noche nuevamente en su habitación Saga se quedó soñando mirando las estrellas, algún día, de alguna manera, estaría cerca de ellas.


Siendo honestos Saga nunca había tenido un plan definido que marcara de qué manera lograría sus sueños ni mucho menos ver cumplido su más caro anhelo, claro que había hablado al respecto pero no estaba seguro él mismo de lo que haría así que no era por falta de interés sino por falta de solidez en esos proyectos que tenía que no se le prestaba mucha atención a lo que decía. Pero las cosas cambiaron un día de forma casi inesperada.
Una mañana los gemelos fueron a la escuela, estaban en su enseñanza media así que si bien tenían otro tipo de responsabilidades no eran tan amplias, podían disfrutar de tiempo libre y de compartir con sus amigos y compañeros como cualquiera. Saga tuvo que quedarse castigado en el salón por no terminar con un proyecto y se sentía fastidiado y para pasar el tiempo vio que a la entrada de su salón habían dejado un tipo de publicidad de diferentes tipos, tomó las hojas sin mucho interés pero cuando estaba por tirarlas todas a la basura una en particular quedó en sus manos.
La primera vez la leyó aprisa pero la segunda se tomó su tiempo y se dio cuenta de que era más interesante que nada de lo que hubiera esperado para esos momentos de su vida. Lo que decía la publicidad era que se invitaba a jóvenes a formarse como parte de diferentes proyectos y entre ellos uno que ocupaba un pequeño espacio era el proyecto Cosmos, no decía demasiado de qué se trataba pero si tenía una página en Internet para que se hicieran consultas en caso de desear más información.
Saga leyó durante todo el castigo la hoja una y otra vez, concretamente lo de Cosmos, le interesaba y se quedó con la idea de consultar la página para saber de qué se trataba. Cuando las clases terminaron y regresó a su casa Saga estaba muy interesado en saber más y fue directamente a la computadora para averiguar de qué se trataba. En realidad el proyecto Cosmos era amplio pero lo que estaban solicitando era que jóvenes se interesaran para ser parte de los Caballeros del Espacio, una especie de grupo de elite que trabajaría como pilotos en un ambicioso proyecto que buscaba colonizar el espacio por medio de ciudades artificiales y que facilitara los viajes espaciales para la población en general.
Y a cada palabra Saga estaba más y más entusiasmado: un Caballero del Espacio. Podría ver el espacio, las estrellas, sería un medio excelente para cumplir con sus sueños y ese destino que esperaba se manifestaba para él. Esa noche no durmió pero llegó a una decisión, seguiría el camino de un caballero.


Como estaba entusiasmado con ese proyecto Saga le dedicaba todo el tiempo que le era posible a prepararse e investigar lo que pudiera del proyecto Cosmos pero su gemelo lo veía demasiado atento a eso, tanto que un día supo que era momento de preguntar.
--Oye Saga.
--¿Qué pasa Kanon?
--¿Qué es eso que estás leyendo?
Y le preguntaba porque llevaba más de una hora con unas hojas.
--Es de un proyecto que he estado investigando Kanon—respondió Saga—He buscado en Internet y quiero saber todo lo que me sea posible.
--¿De qué se trata?
--Es el proyecto Cosmos, es un nuevo programa por el que se planea adelantar en la investigación espacial para la formación de ciudades en el espacio y hacer sencillos, menos costosos y viables los viajes al espacio.
--¿De verdad?—preguntó Kanon--¿Quieren hacer ciudades en el espacio?
--Es una parte solamente.
--Aún no entiendo que tiene que ver contigo Saga.
--Tienen un programa en concreto que se llama Caballeros del Espacio, es para entrenar a los que serán los pilotos de su programa Cosmos ¿No te parece excelente?
--¿Me estás diciendo que quieres ser astronauta?
--No un astronauta—dijo con firmeza Saga—Un Caballero del Espacio, no es lo mismo.
--No veo la diferencia.
--La hay Kanon y muy grande, te lo puedo asegurar, los astronautas van en misiones definidas, un caballero del espacio es más como un piloto de pruebas.
--¿Eso no es más arriesgado Saga?
--¿Quién piensa en el riesgo cunado puedes alcanzar el infinito?
Como Kanon no estaba seguro que decirle al respecto se limitó a tomar una de las hojas y leer de qué se trataba pero mientras lo hacía se percató de un detalle que no sabía si su gemelo había tomado en cuenta.
--Saga.
--¿Qué pasa Kanon?
--Aquí dice que solo son admitidos quienes ya tienen un título universitario.
--Eso ya lo se.
--Tú aún no terminas la enseñanza media.
--Ya lo se.
--Para la universidad necesitas un buen promedio Saga, la verdad no parece que tus notas te ayuden.
--Ya se.
--¿Qué piensas hacer Saga?
--Solo necesito mejorar mis notas.
--Lo dices tan fácil.
--Es fácil, menos videojuegos, menos salidas con amigos, más libros y más asesorías, asunto arreglado.
--No pienso que sea tan sencillo Saga.
--¿No?
--¿Por qué mejor no hablas con un asesor? Te orientará mejor con todo esto.
--Se oye bien, mañana mismo buscaré a uno.
Kanon tan solo pudo ver que su gemelo se veía entusiasmado con sus planes y que no parecía ver problema alguno para cumplir ninguno de sus proyectos, él no era tan confiado y la verdad era que conocía a Saga y sabía que el estudio y las responsabilidades no eran algo que se le diera mucho ni muy bien pero tan solo quedaba observar que sucedía.


Al día siguiente Saga lo primero que hizo al llegar a su escuela fue buscar a uno de los asesores de la escuela para exponerle sus planes y preguntarle si él sabía algo al respecto. El asesor lo escuchaba y tenía su expediente en sus manos ante lo cual sabía que no iba a ser sencillo.
--Escucha Saga—le dijo el asesor—Es bueno que tengas planes pero debes tener en cuenta que necesitas esforzarte bastante para conseguir entrar a una universidad que te permita acceso a un proyecto como este.
--¿Qué necesito?
--Según tu historial tu promedio es de 87, necesitas un 98 como mínimo para ingresar a una universidad adecuada que en este caso son las que imparten carreras de ingeniería, es lo más adecuado.
--No hay problema con eso—dijo el de cabello azul.
--No son solo las materias Saga, también necesitas créditos extras y recomendaciones de maestros y esas cosas.
--Lo haré, no hay problema, ya le dije.
--Está bien Saga, aún hay tiempo para ayudarte con todo esto, será necesario diseñarte un programa de estudios y te informaré de las actividades extra académicas para que elijas en las que te sientas mejor capacitado ¿Estás de acuerdo?
--Completamente.
--Bien, en un mes veremos que tanto mejoran tus notas y dependiendo de eso te ayudaré con los pases para las universidades y averiguaré tus posibilidades de recomendaciones con los maestros.
--Muchas gracias.
--Buena suerte Saga.
El muchacho de los ojos verdes estaba bastante contento cuando dejó la oficina, la verdad era que el asesor pensaba que debía haber ido antes pero esperaba que su entusiasmo no decreciera y que lo lograra.
Después de ese día Saga parecía otro, no solo sus amigos lo notaron, también en su casa, ahora cuando se desvelaba era por estudiar y hacer tareas y todo lo cumplía a la perfección, no había que decirle que hiciera las cosas pues él siempre las cumplía, se involucró con varios programas de la escuela y tomó cursos de actualización de cómputo e idiomas, además de que hizo voluntariado y entró al equipo deportivo de natación y en todo cumplía con dedicación.
Para su siguiente entrega de boletas su promedio había subido a 93, muy bueno sin duda y si seguía de esa manera no tendría problemas para calificar para una universidad. Su asesor cumplió con lo que le había dicho, le dijo que sus tres mejores opciones eran las universidades de Copérnico, Galileo y Tereshkova, y que Copérnico era la mejor de todas pues su programa académico estaba dirigido a la investigación y a la práctica por igual.
--Me da gusto ver tu avance Saga—le dijo el asesor.
--Gracias ¿ya sabe lo de las recomendaciones?
--Si, hable con algunos de tus profesores y están de acuerdo en que si sigues de esta forma les encantará recomendarte.
--Bien.
--Tus créditos extra están bien y parece que no hay mayores problemas para que hagas tus solicitudes.
--Muchas gracias.
--De nada Saga, solo no pierdas el ánimo.
--No lo haré.
Y Saga estaba más que dispuesto a seguir trabajando para lograr su sueño de ser un Caballero del Espacio.
Cuando entraron al último mes de su último año de enseñanza media los gemelos estaban apurados terminando no solo con la escuela sino también viendo lo de sus solicitudes y haciendo planes para las vacaciones pues estaban concientes de que tal vez y si sus planes salían como los esperaban no se verían por un largo tiempo.


--¿Qué haces Kanon?
El gemelo menor estaba terminando de escribir un ensayo en esos momentos.
--Es para mí solicitud Saga—respondió su hermano—Es parte de los requerimientos.
--¿Te decidiste ya?
Esa pregunta era porque el gemelo sabía que su hermano no estaba seguro de que carrera seguir ya que le atraían dos poderosamente.
--Si Saga, enviaré mi solicitud a la marina.
--¿La marina? Eso no me lo esperaba Kanon.
--Pues no estaba seguro pero como te vi a ti tan emocionado con lo de ser un Caballero pensé en lo que en verdad deseaba hacer y me di cuenta que el mar es lo que me llama, así que me decidí a una carrera naval.
--Espero que lo logres Kanon.
--Gracias ¿Y como va lo tuyo? ¿Ya terminaste tus solicitudes?
--Si, están listas y serán enviadas mañana a primera hora, ya presenté los exámenes y se que no voy a reprobar nada.
--Me sigue pareciendo increíble que lo lograras Saga, no te ofendas pero no se como lograste un 99 en tu promedio.
--Si tuviéramos un mes más de clases hubiera logrado el 100, estoy seguro.
Por lo que quedó de esa noche los dos hablaron un poco más de sus planes para la universidad pero finalmente se durmieron esperando el nuevo día.
Cuando la escuela media terminó ambos obtuvieron sus certificados con orgullo, fueron buenos estudiantes e incluso Saga recibió una mención honorífica por su desempeño para mejorar sus notas, ya tan solo quedaba esperar por las respuestas para saber si habían sido aceptados o no.
Esa noche los dos estaban sentados en el dintel de la ventana de su habitación, en un principio no dijeron nada pero después fue el momento para preguntar, al menos lo fue para Kanon.
--¿Por qué te gustan tanto las estrellas Saga?
--¿Qué?
--¿Por qué te gustan? Creo que desde que somos niños siempre te han gustado y ahora quieres dedicarte a algo que te acercará a ellas.
--Es que me parece todo lo que quiero de la vida Kanon, la luz, la distancia, el misterio, todo lo que no se aunque esté delante de mí. Quiero estar lo más cerca que se pueda de ellas, no se, es como si las amara.
Al decir eso el gemelo mayor se rió alegremente aunque era cierto, en cierta manera era como amarlas y por eso consagraría su vida a ellas si le era posible.
--Espero que lo logres hermano.
--Se que lo haremos Kanon, lograremos lo que nos hemos propuesto, hemos luchado por ello y aún si no lo logramos en este intento seguiremos luchando para conseguirlo, no van a detenernos, no van a truncar nuestros sueños.
Aunque no le respondió Kanon sintió tal seguridad en las palabras de su hermano que no pudo sino creerlas, estaba convencido de que lo conseguirían.


Una mañana de la semana siguiente llegaron las respuestas a las solicitudes pero solo de Kanon, decía la carta que era bueno contar con el interés de los jóvenes y que esperaban que se incorporara a la universidad naval en su curso siguiente. El gemelo menor estaba tan feliz que se lo dijo a su familia de inmediato y estos a su vez lo felicitaron, tenían aún cosas que solucionar como su inscripción, alojamiento, colegiatura pero esos eran detalles, lo más importante ya estaba listo y era el haber sido aceptado.
Sin embargo pasaban los días y nada sucedía, no había respuesta para los solicitudes de Saga y aunque no decía nada la verdad era que el gemelo mayor de cabellos azules estaba inquieto por el silencio; tratando de distraerse había hablado con algunos amigos y compañeros y ellos ya habían recibido sus respuestas, algunos no fueron aceptados en sus primeras opciones pero al menos ya sabían lo que pasaba, en cambio él estaba en la incertidumbre.
En su casa trataban de animar a Saga para que se calmara y no diera tanta importancia al asunto pero sabían que no era sencillo, el joven se había esforzado tanto y su trabajo había sido tan duro para lograr entrar a la universidad que la perspectiva de que fallara era bastante complicada de manejar aunque sin duda sabían que seguía siendo una posibilidad.
Durante la noche el gemelo de cabello azul mayor observaba las estrellas atentamente y con calma, deseaba realmente estar en un mundo en el que pudiera estar cerca de las estrellas, realmente anhelaba conocerlas y formar parte del proyecto Cosmos, quería ser un caballero y ver las estrellas de una manera muy diferente a la que las contemplaba en ese instante, sinceramente esperaba por una respuesta y que fuera afirmativa, no comprendía lo que podría estar sucediendo pero solo le quedaba esperar por lo mejor de los acontecimientos.
Esa mañana Saga se despertó tarde, había pasado la noche mirando el cielo despejado preguntándose por sus resultados y cuando estaba en eso la puerta de su habitación se abrió entrando su hermano que lo miraba fijamente y sin decirle nada, por unos momentos permanecieron de esa manera hasta que Saga supo que era su turno de preguntar.
--De acuerdo Kanon ¿Qué sucede?
--Te traigo noticias Saga.
--De verdad que no estoy de humor para adivinanzas.
--Inténtalo.
--Me rindo.
Kanon sonrió y le mostró que llevaba unos sobres en las manos, el gemelo sintió súbitamente la agitación de saber que eran sus respuestas, las solicitudes finalmente tenían respuesta.
--Anda Saga, ábrelas.
La verdad era que su gemelo estaba ansioso por saber los resultados pues había visto a su hermano cabizbajo, de verdad esperaba que las respuestas a sus aplicaciones fueran favorables.
--Tengo solo que abrirlas—Saga tomó los sobres.
Eran tres y no estaba seguro de que sentir, los abrió y los leyó detenidamente pero no le dijo nada a Kanon que permanecía a su lado muy inquieto por saber lo que sucedía, lo seguía atentamente con la mirada y esperaba que le dijera lo que le decía de las universidades que había solicitado para ingresar.
--¿Qué sucede Saga?
Pero el otro no le respondía.
--¿Qué te dijeron?—preguntó de nuevo Kanon.
--Me aceptaron.
--¿De verdad? ¿En cuál?
--En las tres Kanon, puedo ir a cualquiera de las tres, solo debo elegir cual y podré presentarme para el curso que va a empezar.
--Sabía que lo lograrías.
Los hermanos se dieron un abrazo fraternal, no podían ser mejores noticias pero parecía que Saga no terminaba de estar convencido, finalmente después de tanta espera podía llevar a cabo sus planes.
El gemelo se puso de pie y de inmediato le comunicó al resto de su familia que había sido aceptado en las tres universidades y que solo restaba que eligiera una para iniciar los trámites de inmediato para su inscripción. Sus padres lo felicitaron de inmediato con un abrazo, las noticias no podían ser mejores para su hijo, de hecho para sus dos hijos, les daba gusto que sus planes para el futuro se cumplieran; era cierto que estarían lejos de ellos pero así era la vida, necesitaban dejarlos forjar sus propios destinos para que se hicieran una existencia propia. Y se veían tan felices de sus proyectos que ellos mismos estaban felices.


Como el tiempo corría los hermanos gemelos se dieron prisa para llevar a cabo sus planes, los de Kanon estaban adelantados ya así que fueron los de Saga los que terminaban de alistarse. Se preparó para su ingreso en la universidad de inmediato y cuando todo estaba listo tan solo faltaba que llegara la fecha para partir. Siendo así los gemelos se decidieron por hacer algo más ya que por un tiempo estarían separados, sus planes fueron sencillos y se decidieron por una actividad que compartían de niños y que tenían años de no realizar: ir a acampar.
Prepararon sus equipajes y se marcharon a una apartada zona montañosa que conocían bastante bien. Además de todo estar en ese sitio les permitiría una excelente vista del cielo ya que no estaría contaminado por la luz de la ciudad. Las estrellas brillaban hermosas por la noche y a los hermanos les dio la oportunidad de convivir un poco pues no estaban seguros de cuando podrían volver a hacerlo.
--¿Ya tienes la fogata Kanon?
--Ya está lista ¿Y la tienda Saga?
--Ya está.
Diciendo eso los gemelos tan solo atestiguaron que la tienda se caía, el menor tan solo observaba al mayor y con un suspiro resignado tuvo que levantarse para ayudar al otro de nuevo a levantar la tienda, prefería hacerlo mientras hubiera algo de luz por el atardecer a tener que hacerlo de noche cuando hiciera más frío.
--¿Cómo puedes hacer tanto desastre tú solo Saga?
--Es una habilidad muy complicada Kanon, no la menosprecies.
--No entiendo como fuiste aceptado en tres universidades para estudiar ingeniería si no puedes con una simple tienda.
--Porque en los requisitos no piden que armes una.
--¿Siempre tienes respuestas para todo Saga?
--Parece que si. Mira, ya está la tienda.
--Porque te ayude.
--Pero ya esta.
--Pero te ayude.
--Pero ya está.
Podrían seguir así por horas, los dos lo sabían, así que era mejor dejar el tema por la paz para disfrutar de su salida a campo abierto; tan solo preferían que el tiempo pasara despacio entre los dos y sin poderlo evitar lo primero que vino a su mente fueron los recuerdos de su infancia, de esos primeros años en los que hicieron ese tipo de salidas como familia.
--Recuerdo la primera vez que papá nos trajo aquí—dijo Kanon.
--Yo también—respondió Saga.
--Yo tan solo estaba emocionado con la idea de venir pero tú por poco lo vuelves loco con tus preguntas.
--Solo era un niño, tenía curiosidad.
--Te la pasaste preguntándole de las estrellas.
--…l empezó, me dijo que esa—y señaló una estrella—era Venus y que aquella—señaló otra—era Marte.
--Y después no lo dejabas en paz para saber el nombre de las demás Saga.
--Quería saber más de las estrellas Kanon.
--Si, creo que es lo único en tu vida en lo que has sido constante hermano, en las estrellas.
--Parece que si.
Los dos guardaron silencio por unos momentos pero no muy largos, simplemente se recostaron sobre unas mantas para ver el cielo con más tranquilidad ya que la noche había caído en silencio y parecía lanzar un manto brillante delante de sus ojos; los dos jóvenes ni siquiera parpadeaban pero llegó el momento en el que el gemelo mayor supo que debía hacer una pregunta.
--Dime algo Kanon.
--¿Qué Saga?
--¿Por qué elegiste el mar? Nunca me habías dicho nada al respecto.
--Me gusta el mar Saga, me gusta su enormidad y su libertad y la idea de que algún día pueda surcarlo por completo, me agrada tan solo imaginar que puedo dedicar mi vida a estar en él.
--Se escucha bien.
--Supongo que para mí el mar es como para ti el infinito Saga, es tu aventura, tu vida, lo es todo.
--Si—dijo Saga pero sin mirarlo—Mi destino está en las estrellas Kanon, se que lo lograré, se que seré un caballero que surcará el infinito.
--Te has dedicado tanto que no puedo dudar que lo logres Saga.
--Tampoco dudo que tú lo lograrás Kanon.
Permanecieron toda la noche en el lugar, no hacía mucho frío así que se quedaron a la intemperie y siguieron hablando hasta quedarse dormidos.


La luz del sol los despertó a la mañana siguiente y se alistaron para regresar a su casa, una vez que estuvieran ahí solo les quedaba preparar sus equipajes para marcharse.
Esa tarea fue realizada con velocidad pues su madre los ayudó a ambos. Si algo admiraban de ella era que nunca trataba de atar a las personas a las que quería a su lado pero tampoco permitía que se alejaran demasiado, sin duda la casa estaría muy sola para ella ahora que también los gemelos estarían lejos pero no les reprochaba nada, sabía bien que sus hijos se marchaban para formar su propia vida.
Con el equipaje listo y los boletos para marcharse los hermanos pasaron una última noche en su casa. Ambos miraban el techo sin decir nada pero les parecía un poco extraño el saber que a la siguiente noche ya no estarían ahí y que ni siquiera estarían al lado de su hermano gemelo. Toda su vida habían estado juntos compartiéndolo todo pero era el momento de que se separaran.
--Saga ¿estás despierto?
--Si Kanon ¿Qué pasa?
--Pensaba.
--¿En qué?
--En que mañana cada uno estará en un destino diferente.
--Si, así es.
--Creo que nunca desde que nacimos nos hemos separado.
--Es verdad.
--Dime Saga ¿no te dan nervios?
--¿Qué?
--Esto de irte, de la universidad, estar lejos de casa, todo eso ¿No te da nervios saber que nuestra vida va a cambiar?
--Un poco Kanon.
--También a mí.
--Pero pienso que es lo que decidimos Kanon, esto es lo que queremos de la vida así que no me da tanto miedo irme.
--Tienes razón.
--Cuando vea el espacio sabré que todo lo que hice en este momento habrá valido la pena.
--Tienes razón Saga, esto es lo que tenemos que hacer para lograr nuestros sueños.
--Se que lo lograrás Kanon, se que surcarás el mar.
--También tú lo lograrás Saga, serás un Caballero de las estrellas.
Aunque no pudieron verlo sabían que su gemelo sonreía y ellos mismos estaban contentos, es un poco complicado dejar el hogar pero a todos llega el momento de abrir las alas y echar a volar. Con esas ideas en la mente se durmieron profundamente para estar listos a la mañana siguiente.


En su casa una alarma empezó a sonar por la mañana, se levantaron los dos jóvenes de cabello azul e hicieron todas esas cosas que generalmente hacían, arreglar sus camas, ver que no quedara ropa en el suelo, darse una ducha y desayunar pero sabían bien que esa mañana no era como todas las mañanas, esa era diferente porque era el día en que se marcharían del hogar. Tan solo esperaron a que fuera la hora exacta y salieron, su padre estaba en la casa y su madre y él los llevaron al aeropuerto sin perder el tiempo afortunadamente pues el tránsito estaba muy fluido.
Esperaron pacientemente en la sala para que los llamaran y pudieran abordar su vuelo, después de veinte minutos el primer vuelo fue el de Saga, el gemelo mayor estaba listo para irse. Primero lo despidió su padre con afecto, después su madre dándole un abrazo y un beso. Tan solo faltaba su hermano.
Era el momento de marcharse, los gemelos lo sabían, no se habían separado desde pequeños y ahora estaban por emprender caminos diferentes; a pesar de que era lo que querían sabían que no era sencillo el separarse.
--Parece que es el momento de irse Saga.
--Así es Kanon.
--Pero nos veremos en vacaciones.
--Si, al menos eso nos queda.
--Ya tenemos que irnos.
--Entonces…hay que irnos.
Se miraron por unos momentos y se dieron un abrazo, era el momento de partir y empezar sus caminos, el de Kanon era el mar y Saga seguía pensando en las estrellas.


Saga estaba emocionado con su nueva escuela, la universidad era emocionante para él, más de lo que hubiera podido imaginar y no era solo porque se encontraba en un nuevo ambiente, era más que eso, era todo lo nuevo que le parecía el mundo desde ese momento. El primer día que llegó se instaló de inmediato en el dormitorio para estudiantes y se puso a estudiar pero no sobre su carrera, lo que hizo fue releer toda la información que tenía sobre el proyecto Cosmos.
El de cabello azul no había dejado ni de estudiar ni de investigar todo lo que pudiera del tema, siempre estaba leyendo todo lo que tuviera que ver con el tema para sentirse listo, si de verdad quería dedicar a eso su vida, a llegar a las estrellas, sería lo mejor estar listo y preparado. Claro que eso también incluía el estar bien con su carrera de ingeniería, para eso era la universidad.
Convencido como estaba de que se trataba solamente de una cuestión de un paso a la vez se puso de inmediato al corriente de todo el sistema de la universidad y sus planes escolares, finalmente se había decidido por la que tenía más prestigio, Copérnico, pues de esa manera esperaba que fuera de ayuda para lograr aplicar al final de su carrera para el proyecto Cosmos.
Aunque había que reconocer que si bien se convirtió en uno de los mejores estudiantes no por eso descuidó otros aspectos de su vida, como su familia, llamaba a su casa una vez a la semana y se comunicaba por correos electrónicos con su hermano. Aparentemente las cosas iban bien para Kanon pues hablaba de que a veces las clases eran pesadas y también el entrenamiento pero no se desanimaba, le gustaba esa vida; a Saga también le gustaba su vida y le gustaba saber que su gemelo se encontraba bien.
No pasó mucho tiempo para que el de cabello azulado se encontrara en un buen camino para salir bien de su ambiente académico, además no todo eran las clases, también estaba en el equipo de natación para continuar con lo que había iniciado en la escuela media. Sus notas eran buenas, formaba parte de un equipo y era un muchacho atractivo, los demás se daban cuenta de eso perfectamente y por lo mismo no dudaban en acercársele.
Aunque en el terreno romántico Saga no era indiferente a otros jóvenes tampoco estuvo con alguien que de verdad fuera formal, eran más bien como aventuras que se permitía correr pero todos sus amigos estaban concientes que para el de ojos verdes lo más importante era su carrera y que no perdía el tiempo con nadie. Después de todo eso no era malo, todos estaban ahí por el mismo motivo y era obtener un título pero para el gemelo era mucho más pues ese título solamente lo acercaba a lo que en verdad deseaba hacer el resto de su vida.


En su último año de carrera Saga había cambiado un poco de panorama pues alguien se había presentado, se trataba de un joven rubio de ojos azules llamado Shaka. Lo conocía desde antes pero parecía que en los últimos meses se habían hecho muy cercanos y pasaban más tiempo juntos que con cualquiera de sus amistades. Hay que decir que
Shaka y Saga eran sumamente conocidos en la escuela aunque por diferentes razones, mientras Saga sobresalía por sus calificaciones Shaka sobresalía por que se le consideraba algo así como inalcanzable.
Varios habían pretendido al rubio pero él no le hacía caso a nadie.
A Saga le gustaba Shaka, habían tomado algunas clases juntos y su dormitorio estaba en el mismo piso, y al de cabello azul le daba la impresión de que ese muchacho rubio era una de las mejores razones para ser hombre y que le gustaran los hombres. Shaka no salía con nadie en especial, de hecho no salía dos veces seguidas con nadie y trataba a todos por igual, nunca demostraba que alguien le agradara más o alguien menos, simplemente era atento y gentil con todos pero a veces parecía que no le gustaba tener a nadie cerca. El de ojos verdes era una excepción a esas reglas.
Shaka se encontraba a gusto con Saga, esa era la verdad, sin duda lo había estado desde que se conocieran en la alberca de la casa de un amigo común que los había invitado a una fiesta. Al primer momento ninguno de los dos se había fijado en el otro pero en cuanto se vieron ya no se separaron.
El de cabello azul había estado entre un grupo de jóvenes que hablaban sobre hacer un salto desde el trampolín.
--Son solo cinco metros. No es complicado—decía Saga.
--Yo no lo creo—le decía uno de los presentes—aunque seas muy bueno no se puede hacer un salto del trampolín con un giro de 540 grados.
--Claro que se puede.
--¿Qué eres?—preguntó otro--¿Atleta olímpico?
--Casi igual de bueno—aseguró el gemelo.
Pero mientras ellos seguían en la discusión de si se podía o no se podía fue cuando alguien subió al trampolín y realizó un perfecto clavado con un giro de 360 grados, quienes lo vieron quedaron sorprendidos y el gemelo de cabello azul aún más cuando vio salir la esbelta figura del agua que lo había logrado. El joven se quedó sentado a la orilla de la alberca con los pies sumergidos pero dejando que su cabello dorado fuera acariciado por el sol.
Saga no desaprovechó el momento para acercarse y decirle algo.
--Buen clavado.
--Gracias—respondió el rubio.
Se miraron por un instante y el gemelo se decidió por decir algo más.
--Mi nombre es Saga.
--Lo se.
--¿Cómo es que lo sabes?
--Hemos tomado clases juntos.
--Ah, ya veo ¿Cuál es tu nombre?
--Shaka.
--Es un placer Shaka.
--Igualmente Saga.
--No tenía idea de que pudieras ser tan hábil para los clavados.
--En casa tenía un trampolín, practicaba mucho.
--Yo también soy bueno para el trampolín.
--¿De verdad Saga?
--Claro y te lo puedo demostrar.
Antes de que el de ojos azules dijera nada el de ojos verdes ya se dirigía al trampolín y se preparó, varios dejaron lo que estaban haciendo para observarlo y no fueron defraudados, el de cabellos azules hizo un perfecto clavado demostrando también que si era posible lo del giro de 540 grados; una vez que salió del agua se colocó al lado del rubio pero sin abandonar la piscina.
--¿Qué te pareció Shaka?
--Lo haces muy bien Saga ¿Dónde aprendiste?
--Estuve en el equipo de natación en la escuela media, hacíamos un poco de clavados y aquí en la universidad sigo en el equipo.
--Debes ser bastante bueno.
--Lo soy.
Sonrieron y se quedaron juntos por el resto de ese día disfrutando de la reunión. Fue así también que cuando coincidían en algún lugar no dudaban en ponerse a charlar después de saludarse y como incluso coincidieron en otras clases no era fuera de lo común que pasaran tiempo juntos.


De esa manera fue que dio inicio una de las relaciones más importantes en la vida de Saga, era especial porque nunca había conocido a nadie como Shaka, era tan decidido, tan seguro de si mismo y de lo que quería hacer con su vida que parecía que nada era imposible para él y eso incluía que los muchachos no dudaran en ver lo hermoso que era y caer rendidos a sus pies.
Aunque en el caso del de cabello azul no fue de esa manera, fue más bien como un acuerdo entre los dos que querían estar juntos y les gustaba la idea de ser una pareja. Las cosas dieron inicio una tarde en que ambos estaban juntos afuera de la biblioteca pues terminaron con una tarea.
--De verdad eres bueno para la trigonometría Saga—decía el de cabellos dorados—Esos algoritmos no los hubiera podido resolver tan rápido como tú.
--No es complicado, llevé cursos avanzados de matemáticas antes de ingresar a la universidad.
--¿Qué estudiaste?
--Algebra, aritmética, trigonometría, cálculo diferencial e integral, todo eso. Pensaban que me ayudaría para ingresar a la universidad y de hecho me han sido de mucha ayuda hasta ahora.
--Así que cuando tenga dudas de algo ¿puedo consultare?
--No parece que tengas problemas con las matemáticas Shaka.
Y le decía eso directamente porque el de pupilas verdes sabía perfectamente que su rubio compañero era un verdadero experto para los números y no necesitaba ayuda de ninguna clase en ese aspecto.
--Está bien Saga ya veo que me descubriste.
--¿Por qué me pediste ayuda Shaka?
--Solo quería pasar la tarde contigo, eso es todo.
--Pudiste decirlo directamente, a mí me gusta cuando estamos juntos—y lo dijo con una sonrisa.
--A mí también Saga, me gusta estar contigo pero también quería hacer la tarea.
--Entonces fue como una ganancia doble esta tarde.
--Parece que así fue.
Se miraron muy sonrientes y aunque quizás no era el sitio más romántico del mundo para los dos fue especial, lo suficiente para que su primer beso se lo dieran ahí. Desde ese instante no se separaron y cada uno se convirtió en apoyo del otro para todos los planes que iniciaban y en los que pensaban llevar a cabo a futuro, uno no muy lejano o al menos eso les parecía.
Siendo que se convirtieron en una pareja no fue complicado que compartieran bastante información de sus vidas, de tal manera que Saga le dijo al de ojos azules que su padre era piloto aviador, que su madre se dedicaba al hogar, que tenía un hermano gemelo llamado Kanon y que estudiaba en la marina; por su parte Shaka le contó al de pupilas verdes que era hijo único de una acaudalada familia de medio oriente que se dedicaba a las telas pero le permitieron elegir su camino y por eso estudiaba ingeniería.
Y a los dos les gustaba saber más de su pareja pues les daba la impresión que su vida estaba completa por ellos.


También fue por ese sentimiento de unión y comprensión que el gemelo no dudó en contarle sus planes a su compañero sobre algún día formar parte de un proyecto para alcanzar las estrellas.
Una de esas tardes en las que se habían reunido después de clases Shaka fue directo con una pregunta para Saga.
--¿Ya has pensado en tu especialización Saga?
--Claro que lo he hecho Shaka.
--¿Qué has pensado?
--Aplicaré para el proyecto Cosmos.
--¿Ahí? Debes estar bromeando.
--¿Por qué haría una broma con eso? Voy a ser un Caballero del Espacio Shaka, al menos trataré de llegar a serlo.
--Seguro que puedes lograrlo Saga—dijo el rubio—Solo que suponía que harías una carrera en la universidad.
El joven rubio no sabía mucho sobre ese tema pero si sabía que no era de enseñanza académica un proyecto como el que el de ojos verdes citaba.
--Si logras ingresar Shaka y aprobar para ser parte te dan un título de maestría, dependiendo de tu desempeño puedes lograr hasta un doctorado.
--No lo sabía.
Era verdad, el rubio ignoraba algunas cosas del joven delante de él pero no le parecían tan graves cuando estaban como en ese momento, los dos juntos.
--Se que es difícil entrar Shaka pero estoy seguro de que puedo lograrlo.
--No veo porqué no has de logarlo.
--¿Qué has pensado tú Shaka?
--Me gustaría ir a las fuerzas armadas, puedo hacer un posgrado ahí.
--Con tus notas sin duda puedes ir al sitio que quieras.
--Eso espero. De verdad me gustaría ingresar a las fuerzas armadas.
--No tenía idea de que eso te atraía.
--Las fuerzas armadas son quienes desarrollan más investigación Saga, estoy seguro de que puedo lograr trabajar ahí y ser un buen investigador.
--Si nos esforzamos podemos lograr lo que queramos Shaka.
Diciendo eso sonrieron y después se dieron un beso. Estaban completamente seguros de que podrían lograr cualquier cosa que se propusieran y hasta ese momento nada en esos planes había fallado pues ambos eran muy dedicados y estaban dispuestos a hacer lo que fuera para lograr sus metas.


Los dos estaban en la habitación de Shaka, aunque no tenían porque hacerlo ambos estudiaban para sus exámenes finales que empezaban al día siguiente, estaban más que calificados para lograr aprobarlos y con excelentes notas como siempre así que en realidad era más como un repaso que estudiar.
--Creo que no hay nada del manual que no conozcas Saga.
--No está por demás asegurarnos Shaka.
--En cuanto tenga mis resultados de esta unidad podré solicitar una copia de mi boleta y empezar con mis solicitudes.
--Tienes los mismos planes que yo.
--¿No es eso increíble Saga? Tenemos los mismos planes.
--En realidad creo que no es increíble Shaka.
--¿No?
--No, es muy natural de hecho, siendo tan unidos como somos no podría ser de otra manera.
--Creo que tienes razón.
Diciendo eso los dos se dieron un beso pero un tanto profundo, cuando se separaron la verdad era que Saga quería más pero no sabía si Shaka estaba del mismo ánimo.
--Es mejor seguir estudiando Saga o mañana no sabremos nada de las pruebas.
--No digas eso, hemos estudiado todo y muy bien.
--De todas maneras no me quiero confiar, siempre que voy a presentar exámenes me siento un poco nervioso, ya lo sabes.
--¿Qué tal si hago algo para relajarte Shaka?
--No debemos perder el tiempo.
--No sería perder el tiempo.
--Saga…
Antes de que pudiera decir una palabra más el rubio su compañero de ojos verdes buscó sus labios y le dio un beso apasionado y profundo abriendo ligeramente sus labios para invadirlo después con su lengua y probarlo sensualmente. El rubio se dejó guiar hasta que se separaron lentamente.
--¿Qué te parece Shaka? Podemos relajarnos un poco.
Y le dijo eso jugando con los botones de la camisa del rubio.
--No creo que sea un buen momento para eso Saga.
--¿Por qué no? Estamos solos y muy listos para hacer algo más.
Como si quisiera comprobar su punto el de cabello azul llevó la mano del rubio entre sus piernas para que lo frotara y de inmediato el joven de los ojos azules se dio cuenta de que su pareja estaba empezando a excitarse, también se lo decía esa mirada anhelante y ansiosa en las verdes pupilas que lo seguían fijamente.
--Terminemos de estudiar Saga.
--No—le respondió besándolo con ternura en los labios—Anda Shaka, se que también quieres.
--Está bien—dijo el rubio contra sus labios—Pero quiero cerrar la puerta.
El de cabellera dorada se levantó para ir a la puerta pero Saga no se separó de su lado ni un instante y no perdió la oportunidad apenas cerrada la puerta de aprisionarlo contra la entrada y besarlo con pasión que él de ojos azules no tardó en responder. Se etrecharon con fuerza contra la puerta mientras se acariciaban y se alejaron lentamente de ahí para alcanzar el dormitorio, más bien la cama pues la habitación no era tan grande.
Fue Shaka quien llegó primero a la cama pero eso sin duda gracias a que Saga lo arrojó prácticamente sobre el colchón para empezar a desvestirlo mientras lo besaba con pasión en el cuello y le abría la camisa para probar su pecho y no dudó en abrir sus pantalones y besarlo con efusividad en su sexo que comenzaba a erguirse por sus caricias. El de cabellos dorados trataba de seguir el paso de su compañero pero no era tan sencillo, aun así logró desabotonar su camisa y empezó a acariciar su espalda mientras disfrutaba de sus atenciones tan íntimas.
El de cabellera azulada estaba emocionado de sentir tan dispuesto al otro y sin dejar de besarlo seguía buscando desvestirlo y desvestirse, así que después de unos momentos y unos besos intensos tenía al de ojos azules recostado en la cama solamente con la ropa interior mientras que él terminaba de sacarse los pantalones para quedar en las mismas condiciones. Se colocó sobre su pareja apoyándose en sus brazos al principio para no dejar caer su peso sobre él y disfrutar más de sentir como buscaba su cuerpo con el suyo.
Siguieron de esa forma hasta que una de las manos de Saga se deslizó por la ropa interior de Shaka y frotó con entusiasmo su sexo erguido y turgente para después empezar a bajar la tela de forma no muy delicada pero ya no resistía no tocarlo y el rubio ya no aguantaba que no lo tocara y ambos disfrutaban de algo en particular en la intimidad. Siendo así el de ojos verdes bajó lentamente a la entrepierna de su compañero y primero con la punta de sus dedos acarició la extremidad del pene hasta que escuchó gemir al otro joven, pasó su lengua sensualmente por la punta y una vez que la dejó húmeda sopló suavemente.
Shaka no dudaba ni por un segundo de que Saga era un compañero en la intimidad fenomenal, compartido e ingenioso y siempre lo demostraba, como en esos momentos, tan solo lo incitaba hasta que no podía contenerse y casi le suplicaba que le hiciera el amor; el de cabello azul ya sabía que su rubio compañero estaba excitado por completo así que no vaciló en hacer algo más para tenerlo completamente listo.
El gemelo alcanzó con una mano el lubricante que siempre colocaban debajo de las almohadas, el tubo fue abierto y con cuidado se colocó un poco del transparente contenido en uno de sus dedos y con calma mientras tomaba al de ojos azules con sus labios introdujo el dígito despacio, muy despacio para que Shaka no lo sintiera desde el principio sino hasta que tocó justamente en el sitio que el rubio poseía en su interior que lo hacía disfrutar como nada en el mundo estar a su lado.
El de ojos azules disfrutaba encantado de la forma en que su pareja lo llevaba en los encuentros íntimos, sin duda conocía bien su cuerpo y disfrutaba de sus caricias pero también sabía que no podían seguir así por mucho tiempo ya que el de cabello azul en realidad solo lo estaba excitando hasta que no pudiera detenerse. Y ciertamente fue de esa manera cuando un segundo dedo entró en Shaka y ambos hacían círculos en su intimidad para dilatarlo y estimularlo, acariciando lentamente su próstata y esos labios que no lo abandonaban; tan solo podía gemir y casi sin darse cuenta empezó a pedirle más al otro joven.
En cuanto escuchó los delicados labios de Shaka pedirle más Saga supo que no tenía sentido esperar para continuar. Se levantó y a un lado de la cama dejó que Shaka lo observara mientras se aplicaba el lubricante en su miembro con lentitud, una vez que estuvo listo acomodó al rubio sobre la cama para que quedara a un nivel adecuado, sus caderas casi al filo de la cama, y sin pensarlo ni decirle una palabra al otro simplemente le separó las piernas con fuerza apartando sus muslos todo lo que pudo y entró en él de inmediato pues no creía poder resistir más sin sentirse en su interior. Escuchó al de ojos azules dar un gemido pero sabía que era de placer y no se detuvo para empezar a embestirlo con ritmo y pasión.
Sobre la cama el joven de cabellos dorados estaba no solo gimiendo sino arqueando su espalda y buscando la manera de enredar sus piernas alrededor de las caderas del de ojos verdes pero no era posible pues el otro las sostenía manteniéndolas separadas para penetrarlo de forma más íntima; sin embargo no pudieron seguir de esa manera pues el mismo Saga sentía la necesidad de tocar más del cuerpo de su compañero, así que soltó sus piernas y colocó sus manos a la altura de los hombros del rubio para apoyarse y frotarse contra él al mismo tiempo que estimulaba su turgente miembro entre el abdomen de ambos.
Cuando Shaka sintió que sus piernas estaban libres de inmediato las enredó alrededor de su pareja y lo atrajo contra él con fuerza, frotando su sexo contra él y no dejaba de gemir pidiéndole que siguiera, que no se detuviera y el otro sin duda no pensaba en detenerse. Saga no tardó en ajustar sus movimientos para encontrar de nuevo el centro de placer de su compañero y lo hizo gemir con más fuerza, lo excitaba terriblemente cuando era de esa manera y más al sentir las manos del rubio en su cuerpo que parecían no poder dejar de tocarlo.
Entre la excitación y el frenesí sus cuerpos se aproximaban a cada segundo al clímax, cuando llegó ambos gritaron pero no pudieron dejar de moverse hasta que la esencia de los dos estuvo fuera de su cuerpo, solo entonces se tranquilizaron un poco y respiraron con suavidad, se separaron lentamente recobrando el aliento y sintiéndose satisfechos por completo.
--Me gusta cuando me ayudas a relajarme Saga.
--Sabía que los dos lo necesitábamos Shaka.
--De todas maneras fue increíble.
Pero Saga no tuvo una respuesta a eso, tan solo sonrió con alegría al escucharlo.


Saga y Shaka estaban sentados leyendo algunas de sus solicitudes, estaban listas y tan solo necesitaban enviarlas por correo electrónico, sus planes estaban en marcha y no había nada que los empañara.
--Esto ya está listo—decía Saga enviando por la computadora su archivo.
--Ya casi termino—le respondió Shaka.
Y así fue. Una vez sin ocupaciones parecía que tenían horas libres y eran buenos momentos para comentar planes.
--Que bueno que aceptaste hacerlo Shaka.
--Tú hiciste lo mismo Saga.
Esa conversación se refería a una especie de pacto que decidieron entre los dos y fue el de enviar sus solicitudes a los mismos lugares: al proyecto Cosmos y a las fuerzas armadas.
--Que bueno que aceptaste enviar tu solicitud también Shaka.
--Te he escuchado el último año hablar del proyecto Saga, no hacía falta mucho para convencerme.
--Es excelente, te lo aseguro, en los años pasados se ha ampliado y fortalecido y da muchas posibilidades a todos los que quieran participar.
--Dirás a quienes logran ingresar Saga, es un proyecto muy selecto.
--No tendrás problemas para ser aceptado, los dos estaremos ahí y seremos testigos del infinito.
El ideal era que se quedarían en el mismo lugar para no tener que separarse, después de todo estaban enamorados y no había motivos para que no permanecieran juntos.
--¿Ya pensaste en como te vas a vestir para el baile Saga?
--No, la verdad no pero te prometo que lo haré Shaka.
--Espero que no lo dejes para el último.
--Aún hay tiempo, es a fin de mes.
--Es nuestra graduación Saga, tan solo quiero que sea algo especial que los dos compartamos.
--Te juro que iré bien vestido y estaré a tu lado y que será una noche perfecta que no vamos a olvidar ¿Conforme?
--Tampoco es para tanto.
--Voy a estar a tu lado Shaka, eso es suficiente para que piense en que debe ser una noche perfecta la que compartamos.
--Eres todo un amor Saga.
--Lo se.
Sin cambiar más palabras se besaron con ternura en los labios y se abrazaron, era cierto, solo quedaba esperar un poco para que sus planes se consolidaran y a Saga le daba la impresión de que el cumplimiento de sus sueños estaba por realizarse. Además no podía estar más agradecido por su vida, estaba muy feliz por el amor de Shaka y porque casi estaba en camino de convertirse en un Caballero del Espacio.


El tiempo pasó sin darse cuenta y finalmente era el día del baile de graduación, más bien la noche pues no estaba contemplado que fuera temprano, los estudiantes que se graduaban estaban contentos por encima de todo pues había planes en todos para sus vidas. Entre ellos Saga seguía contento y sonriente, aún no sabía las respuestas a su solicitud pero se encontraba extrañamente tranquilo pues confiaba en que lo lograría, estaría en el proyecto Cosmos.
Justamente estaba terminando de arreglarse el de cabellos azules cuando escuchó el distintivo sonido de su computadora que indicaba que había recibido un mensaje, terminó de peinarse y fue ante la pantalla, vio el mensaje rápidamente: era de las fuerzas armadas. El mensaje era más como una carta en la que le decían que estaba aceptado y que podría presentarse a principios del mes siguiente con ellos y estaban complacidos con contar con su presencia.
El de ojos verdes sonrió, era bueno que lo tomaran en cuenta aunque no fuera su sueño estar ahí.
Siguió arreglándose y se vistió con el traje que había comprado especialmente para estar en el baile, se preguntaba como iría Shaka que no había querido decirle nada de su atuendo, esperaba sorprenderlo y él sabía que así sería. Estaba casi por salir de su habitación para ir a recoger a su compañero rubio cuando escucho que llegaba un nuevo mensaje, decidió echarle una mirada rápida pero en cuanto vio quien lo enviaba sintió su corazón latir aprisa: decía que era de Cosmos.
Abrió de inmediato el mensaje y notó que había un archivo adjunto. El mensaje era bastante conciso pero no importaba cuando leía las palabras.
--“Nos sentimos complacidos de su interés y esperamos su presencia…felicidades por ser aceptado…adjuntamos información…”
El de ojos verdes leyó tres veces el mensaje, no terminaba de creerlo y todo su ser se sintió feliz, tenía que ver a Shaka y decírselo, no cabía en si mismo de felicidad, esa misma noche sus sueños se cumplirían por completo o al menos una parte de ellos. Se dirigió a recoger a su pareja de inmediato con el rostro radiante.
Una vez que llegó al sitio acordado Saga se dio cuenta de que Shaka aún no llegaba pero estaba dispuesto a esperarlo, ni siquiera sentía que el tiempo transcurría hasta que vio que alguien se acercaba: era Shaka. Le daba la impresión que nunca había visto tan hermoso a su compañero como esa noche, el de ojos azules estaba sonriente y contento y en cuanto estuvieron cerca se dieron un beso con ternura en los labios.
--Estás bellísimo Shaka.
--Gracias Saga, tú también te ves muy apuesto.
--Que bueno que lo notes.
Sus trajes eran a la medida y se les veían muy bien, Saga iba vestido en negro y rojo mientras que Shaka iba de azul y blanco.
--Te traje algo—dijo el de cabello azul.
--Que bueno porque yo también te traje algo—dijo el rubio.
Los dos sonrieron y no tardaron en mostrar lo que llevaban, se trataba de un pequeño arreglo para la solapa, cada uno se lo puso a su compañero y sintieron que estaban listos.
--¿Vamos?—preguntó Saga.
--Vamos—respondió el rubio con una sonrisa.
Se daban cuenta perfectamente de que su compañero estaba muy feliz por algo y fuera lo que fuera ellos los disfrutarían. Entraron al salón tomados de la mano y sonrientes, algunos de sus compañeros al verlos los saludaron y ellos correspondieron a eso; no dudaron en hacer todo lo que se supone que se debe hacer en una noche de ese tipo, bailaron, disfrutaron del ambiente, tomaron un par de bebidas y de verdad sentían que era una de las noches más especiales de sus vidas.
Lo fue sin duda hasta que Saga sintió que era momento de hablar con su compañero directamente.
--¿Qué te parece si salimos un rato Shaka?
--Está bien Saga.
Seguían sonriendo al abandonar el salón y llegaron a las escaleras, unas amplias construcciones blancas como la luna y que justamente estaban siendo iluminadas por la luz del astro, las estrellas sobre ellos estaban espléndidas y a Saga le daba la impresión de que todo el universo estaba a su favor en ese momento.
--Creo que estoy demasiado emocionado Shaka—empezó el de cabello azul con una sonrisa—Estamos aquí los dos y las buenas noticias siguen.
--Yo también tengo buenas noticias Saga.
--Antes de venir al baile me llegaron las respuestas a mis solicitudes.
--También a mí Saga, ya tengo respuestas.
--Fui aceptado Shaka.
--¿Qué? ¿En dónde?
--En Cosmos, me informaron que me aceptaron. Seré un caballero del Espacio Shaka ¿no me dices nada?
--Es…estoy un poco sorprendido Saga…pero de verdad me alegra por ti.
--También me aceptaron en las fuerzas armadas pero eso lo dejaré pasar.
--Si, si es lo que quieres.
--¿Qué te pasa Shaka? Parece que no te entusiasma mucho que me aceptaran.
--Saga, fui aceptado en las fuerzas armadas.
--¿Qué sucedió con Cosmos? ¿No te han contestado?
--No y no lo harán.
--¿Qué dices?
--Saga…yo no envíe solicitud a Cosmos.
El de ojos verdes lo miró desconcertado y el rubio sabía que era momento de explicarse ante él.
--La verdad Saga es que no creía calificar para ese proyecto y desde el principio no envié una solicitud. Me aceptaron en un grupo de investigación de las fuerzas armadas y voy a ir.
--¿Por qué Shaka?—el gemelo no comprendía lo que sucedía.
--Nunca creí que calificaría Saga, nadie lo ha logrado de esta escuela, los lugares para ingresar son muy pocos.
El de ojos verdes guardaba silencio.
--Tú querías que estuviéramos juntos—continuó el de cabellera dorada—Piénsalo, aún puede ser así, podemos ir los dos a las fuerzas armadas.
--No—dijo con tristeza el de cabellos azules.
--Saga…
--Yo no te pediría que abandones tus sueños Shaka, no me pidas a mí que lo haga.
--¿Qué hacemos entonces Saga?—preguntó con melancolía el rubio.
El de ojos verdes lo miró directamente al rostro, se acercó a él y con ternura lo besó en los labios.
--Es el momento de despedirnos Shaka.
Diciendo eso el gemelo no esperó por más, simplemente se dio vuelta y se marchó, Shaka lo vio alejarse de él lentamente, sentía que debía decirle algo pero las palabras no salían de sus labios y a cada segundo el de cabello azul se marchaba por un camino que él no seguiría.
Como ya no tenía sentido que se quedara ahí el rubio se fue a su habitación, se quedó recostado en su cama pero sin dormir mucho, tan solo pensaba en que Saga se marcharía.
A la mañana siguiente el de ojos azules se levantó con una idea en mente, debía hablar con Saga, tan solo tenían que hablar y tratar de encontrar una solución a lo sucedido entre los dos. Fue de inmediato y de manera directa a la habitación del de ojos verdes pero al llamar nadie le respondió, llamó una segunda vez y de nuevo solo había silencio entonces abrió y no tardó en darse cuenta que el sitio estaba vacío.
--Saga.
Pero el gemelo se había marchado, tan solo dejó algo sobre la cama: el pequeño arreglo que le había dado para la solapa. Lo tomó en la mano sabiendo que Saga continuaría su camino al Cosmos, a las estrellas…y él no estaría a su lado.


Continuará…
Notas finales: Espero que les gustara, la siguiente semana si nada sucede subo la segunda y última parte, espro que les gustara.

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