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"Deseo Inexplicable" por Chaotic Kittie

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Notas del capitulo:

Deseo que despierta
Deseo que aumenta
Deseo que se vuelve incontrolable...

Conociendose mejor, uno al otro, haciendo que a cada minuto, la cautividad y el canto; hagan de las suyas, haciendolo mágico... ¿Hatsa cuando?

Capitulo dos:

 

“Primer Indicio"

 

 

"Todo deseo estancado es un veneno,
Suficiente como para desgastar todo a su paso"

By Chaotic Kittie

 


Todo comenzó perfectamente, no fue difícil ser afables entre sí, y cada vez que se rozaban a través de palabras y gestos; la simpatía iba creciendo, como agua que chorrea por una vertiente. Cualquiera hubiese pensado que aquel encuentro era cosa del destino. Habían entablado solo escuetas palabras, mientras Evan se sentaba a un lado sacando sus lentes oscuros, mostrando al fin aquella mirada color negro oscuro al igual que la noche, que estaba por presentarse.

 

—Soy Evan Miller —Extendió su mano, atrapando la atención de los ojos marrones, sus manos largas de color blanco mostraban su gesto de respeto.

 

—Llámame Andy —asintió de forma informal, mostrando que su carácter era tan impredecible como un velo lleno de colores distintos, aún a pesar de eso, devolvió el modismo y le tomó la mano.

 

Suaves como seda, así sintió el rose aquel chico de pelo largo, anonadado por la belleza y cautivado por esa simple pero salvaje, forma de ser. Quiso saber todo, ambicionó atraparlo, añorando que ese momento no se dispersara, desde aquel momento el capricho de tenerle cerca se hacía una significante necesidad. Mientras que su acompañante de forma sencilla, trataba de ser afable con esa persona tan misteriosa y seria; pero comenzó a sentirse perturbado cuando el contacto seguía tan fijo como al comienzo.

 

Volviéndose a mirar el paisaje; Andy trató de mantenerse como hasta ahora, esa persona le causaba algo de nerviosismo, aún así no se sentía del todo incomodo, le era difícil explicar aquello con palabras simples.

 

— ¿Desde cuando vive aquí? —dijo llamando la atención del mayor, pudiendo alejar su mano al sentir que la tensión era disipada por el otro.

 

—Hace poco me mude, pero guardo muchos recuerdos de este lugar, que simplemente, no puedo dejar atrás —le contestó de forma sincera acercándose un poco más, le estaba dando miedo su forma de actuar, normalmente el no era de aquellas personas pero sentía como si en el momento que alejará la vista, se escaparía nuevamente, sin dejarle saber, como tan ferviente criatura había llegado hasta sus manos.

 

—Vale… —cerró los ojos mostrando sus enormes pestañas.

 

Entendiendo a lo que se refería, las palabras estaban demás nuevamente, y a medida que se conocían, casi sin comunicarse; la ferviente atracción por saber más sobre el otro, crecía expandiéndose sin explicación. En un adolescente aquella situación se mostraba de forma curiosa, haciendo que de forma natural quisiese saber más de aquel personaje que apareció de la nada, “el dueño de la casa blanquecina”; mientras tanto con una diferencia de casi siete años, el adulto a su lado, comenzaba a despertar cosas intensamente diferentes, que para alguien inocente son difíciles de comprender. Entonces él se paró de golpe  exaltando a su acompañante, de un momento a otro se vio casi encima de él, pero pudo controlarlo, sin que el que menor lo notase.

 

—Es hora de irme, se me ha hecho tarde —dijo apesumbrado ya que conocía a su hermano y el haberse pasado la cena le llevaría un gran sermón.

 

—Te voy a dejar —se sorprendió de él mismo, porque había reaccionado antes que el otro se moviese de donde estaba, limpió su pantalón, y le ofreció acompañarle.

 

—No es necesario.

 

Su hermano siempre le había dicho que tuviese cuidado, con las personas que recién conocía, pero el era demasiado confiado; como para dudar de la gente, esa misma forma de ser le hacía afable con todo el mundo. Al final terminó aceptando; el camino era largo, de igual manera, su paso era lento y acompasado, el chico de cabellos rizados reía por algún comentario gracioso, que contaba su interlocutor, pasando el tiempo de manera amena mientras se contaban anécdotas; hablando de la vida, de las familia, de los amigos, cosas superficiales, pero que tenían que ser sabidas.

 

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Las calles eran solitarias, ningún alma de divisaba en aquellos lugares, eran alrededor de las diez de la noche, mientras que Adolf miraba hacía la ventana desde el departamento, jamás su hermano se había demorado tanto, y eso le daba mala espina; no podía dejar de preocuparse, después de todo, Andy lo era todo para él.

 

Llegaron a una esquina, falta de iluminación y bastante abandonada por la mano del hombre, y una fugaz idea se le pasó por la cabeza al hombre de cabello largo, que observaba con deseo escondido en su mirada. Se asustó de sus propios pensamientos, ya que sus ojos se desviaban por el cuerpo frágil y pequeño, que le acompañaba a su lado. Le tomó por el hombro haciendo algo de fuerza y lo giró; a lo que el otro respondió algo sorprendido echándose hacía atrás; lo tenía tan cerca; comenzó a dudar nuevamente en hacer que esa terrible idea, se hiciese realidad. Sus deseos comenzaban a dominarlo por completo, mientras el susto del menor se hacía más evidente; se acercaba más y más haciendo que sus cuerpos se rocen peligrosamente; pero pudo controlarse aquella vez, apoyándose en el hombro del menor hablo bajito, tratando de controlar sus obtusos pensamientos.

 

—Lo siento, estoy algo mareado…—mintió descaradamente, mientras aquel inocente personaje, lo dejaba quedarse apoyado unos momentos, algo preocupado y molesto con el mismo, por haber pensado mal, de aquel buen hombre, que amable le había ofrecido llevarlo hasta su casa.

 

— ¿Se encuentra mejor? —preocupado, se alejaba un poco para poder observar su rostro.

 

—Lo estaría, si dejaras de tratarme de usted —comentó tratando de estar más tranquilo, separándose de aquel cuerpo tan libido lo observó por unos segundos, temeroso de sus ideas de profanar aquel cuerpo.

 

—Lo siento —musitó riendo— Trataré de no hacerlo más —levantó su mano, en signo de promesa mientras sacaba la lengua.

 

Después de haber pasado ese extraño desliz; llegaron hasta el barrio del chico, Evan lo notó algo nervioso, pero no quiso preguntar nada, al final llegaron hasta unos departamentos, bastante pequeños, pero llenos de vida.Adornados por colores claros, que combinaban extrañamente con las flores de colores fuertes del jardín. Un parque bastante pequeño le hacía compañía, suponiendo, para que los pequeños se entretuvieran, mientras algunos de los hogares dispersaban luces, por los rincones de esa calle.

 

—Vivo allí —apuntando a uno de los tantos departamentos, mientras se veía la cara de un hombre joven, alumbrada por las luces artificiales del interior. —¿Seguro que estará bien? —le miro tratando de no preocuparse por todo lo que le diría su hermano.

 

—Todo esta bien, no te preocupes Andy —soltó algo molesto por el nerviosismo que notaba en su nuevo “amigo”, sin desviar la mirada de aquella ventana, el tan solo imaginárselo con otro hombre, provocaba un caos incesante en su interior.

 

Antes de irse, el chico le beso la mejilla y le agradeció con gran calidez, haciendo que eso le cautivara aún más, lo vio subir rápido y como un hombre mucho más alto, y un poco más joven que él, se extinguía junto a la figura de aquel chico.

 

Apretó el puño fuertemente mientras un dejó de enojo, se le notaba en las dicciones, si alguien hubiese visto aquella expresión, arrancaría despavorido, Evan, se estaba asustando de él mismo.

 

Solo creí que acercándome a ti, lograría dejar el encanto de lado, pero ahora que analizo, cada vez me siento más atrapado por este sentimiento que me está asustando”

 

 

“A veces,
 el deleite es sobre natural


El miedo un signo de alarma

 

El deseo,

 

Una simple forma de Envenenar

 Hasta lo más mínimo del ser humano”


Continuará
Notas finales: ¿Chan? ¿o.o? Realmente no se que decir, ya que nadie a comentado nada, pero en fín; espero que a quienes lean lo disfruten; eso es todo...

¡Nos vemos! en el próximo capítulo...

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