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Eminencia por zion no bara

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Notas del fanfic:

Pues esta trama es la segunda que se desarrolla en Francia, además es la más larga de todas las que escribí pero no pude evitarlo, me gustó mucho hacerla.

Notas del capitulo: Espero que les guste pues a mi me gustó hacerla.
La regin de Avignon estaba tranquila, lo cierto es que no se poda pensar que algo pasara en un sitio que se consideraba casi un destierro y para una persona en especial lo era aunque procuraba tomarlo de la mejor forma posible, trabajaba y esperaba, era una persona especial y para quienes lo conocan saban que no se dara por vencido, eso era simplemente un intervalo, por el momento seguira con su cargo y an se mantendra como obispo de Luon.
De todas formas y aprovechando que estaba disponible el que estaba desterrado se tom un da para cumplir con una misin especial, era para un viejo camarada de antao, de sus das en los que estudiaba y se preparaba para la carrera militar y le daba gusto hacerlo. Le haban pedido formalmente que fuera el padrino de un pequeo nacido a principios de mes y haba aceptado con gusto no slo por ser hijo de un buen compaero, tambin lo haba hecho porque era del mismo da que l.
--Gracias de nuevo por aceptar—deca el padre de la criatura.
--Es un honor—responda el futuro padrino.
--Todos listos?—pregunt el sacerdote.
Asintieron, tambin el sacerdote que ofici era amigo de ambos y le daba gusto poder reunirse a pesar de las cosas sucedidas en los aos anteriores, sin duda era bueno estar en calma un tiempo. Siendo as se celebr la breve ceremonia religiosa, cuando toc el turno al padrino de presentar al beb se sinti a gusto de sostenerlo, de estar ah y escuchar su nombre, cuando el agua cay en el pequeo ste se incomodo un poco pero pas y unos momentos despus era cargado con entusiasmo.
--Ahora eres mi ahijado—deca el caballero—Tenemos incluso el mismo cumpleaos.
Era verdad, el pequeo Shun de la familia Chane dAndromeda (1) haba nacido el mismo da del que ahora era su padrino, el nueve de septiembre, como Armand Jean du Plessis, de la familia de Richelieu.
Corra el ao de mil seiscientos dieciocho y muchas cosas haban sucedido en muy poco tiempo, de hecho el pequeo Shun haba nacido en Pars pero haba hecho el viaje con su padre para visitar al camarada de antao y pedirle que fuera su padrino y aprovechar as salir de la capital, Avignon estaba lejos y pareca mejor no hacerse notar demasiado en esos das, sobre todo si se estaba ligado a la regencia que haba encabezado la reina madre Maria de Medici y que tan terriblemente haba terminado a manos de su propio hijo, Louis XIII, con la muerte de Concini en mil seiscientos diecisis.
De todas maneras los primeros tiempos fueron no tan malos, aunque a unos das de haber nacido Shun su madre falleci a causa de la fiebre puerperal que no era difcil de contraer en esos das, siendo as creci rpido sin el cario materno pero cont con el paterno y el de su padrino, quien velaba por l y por su bienestar. Por su corta edad el pequeo no se dio cuenta de las muchas cosas que cambiaron en sus primeros aos.
A un ao de vida la reina madre Maria de Medici escap del destierro en que la tena su propio hijo en Blois para encabezar una revuelta aristocrtica contra el rey, las cosas terminaron favorablemente ya que el mismo Louis XIII tuvo que llamar al obispo de Luon, a Richelieu, para que fuera el mediador y el caballero logr reconciliarlos favorablemente con el tratado de Angulema. Fue una buena labor y se fortaleci su posicin an ms cuando al ao siguiente falleci Luynes, favorito del rey, quien no le tena simpata alguna, gracias a eso la reina madre tuvo ms influencia sobre su hijo y logr convencerlo para que el obispo volviera como su consejero e incluso que le pidiera al papa Gregorio XV que lo hiciera cardenal, lo cual sucedi el cinco de septiembre de mil seiscientos veintids. Su labor se distingui tambin en manejar las primeras crisis de los hugonotes que se le presentaron.
Sin embargo lo que si recordaba el pequeo Shun de su infancia fue cuando su padre falleci, tena cinco aos, su padre enferm de tuberculosis, dejando a un nio que no fue olvidado por su padrino, lo hizo llevar desde Avignon a Paris por alguien en quien confiaba y con quien tena una sincera amistad, el mismo hombre que oficiara su ceremonia de bautizo, el capuchino Franois le Clerc du Tremblay, mejor conocido con su nombre de religioso, el padre Joseph.
El pequeo Shun entr de la mano de este caballero a la entonces residencia del ya cardenal, su padrino lo esperaba.
--Gracias padre Joseph—dijo Richelieu.
El fraile se retir dejando a ambos hablar a solas.
--S lo difcil que es perder a tu padre Shun, yo mismo perd al mo a tu edad pero la vida continua y debes seguir adelante, eres quien lleva su nombre ahora, ten eso en mente. Te quedars aqu, conmigo, eres mi ahijado y no dejar de velar por tu bienestar.
Pero el nio no deca nada.
--Ven Shun.
Entonces se acerc y su padrino le dio un abrazo con afecto, el nio empez a llorar y le permiti hacerlo, haba mucho que hacer y por lo cual ocuparse pero no por eso dejara de ocuparse de su ahijado.
Siendo as Shun se qued en Pars bajo el cuidado y proteccin de su padrino y su vida era estudiar y corretear por el jardn y jugar en las fuentes, vea en esos das que a casa del cardenal empez a llegar gente de diversas ocupaciones y rangos pero unos caballeros en especial le llamaban la atencin porque vestan de rojo y todos eran buenos con la espada, no saba lo que hacan pero le demostraban mucho respeto al cardenal (2).
En un principio Richelieu pens en enviar a Shun a estudiar al colegio de Navarra, en el que l mismo haba estudiado, pero prefiri mantenerlo cerca y educarlo con el rigor comn de la poca aunque en su caso templado con gentileza pues no se poda ser brusco con un nio as. Adems estaba ocupado con muchas otras labores, el veintinueve de abril de mil seiscientos veinticuatro el cardenal era nombrado ministro consejero del rey y para el trece de agosto ya haba hecho a un lado a su mximo oponente, Charles duque de Vieuville quien fue arrestado por corrupcin, y se convirti en presidente del consejo.
Ese mismo ao estall la crisis en Valtenille pero todo se solucion favorablemente para la corona aunque qued demostrado que por vez primera un cardenal prefera servir a los intereses de su rey y no a los del papa al apoyar a los grisones (3) mandando soldados franceses para mantener un punto estratgico de sostn. De manera ms personal ese mismo ao planeaba hacer el cardenal algunos cambios a su forma de vida.
--Qu es esto?—preguntaba Shun.
--Algo en lo que trabaja el caballero Jacques Le Mercier (4)—responda su padrino—Ser nuestra nueva casa.
--A m me gusta esta.
--Falta para que est terminada, cuando lo est te gustar ms la otra Shun. Ahora dime Cmo van esos estudios?
--Bien, me gusta aprender otros idiomas.
--Tus maestros dicen que eres un chico listo y que lees mucho.
--Me gusta leer.
--Es bueno eso, saber siempre ser algo bueno. Ahora vete a tu habitacin Shun, tengo asuntos que atender.
Cuando le hablaba de esa manera jams protestaba, aunque era un nio le pareca que su padrino era una persona importante y que trabajaba mucho, por eso no discuta, le gustaba sentir que haca bien las cosas y no darle preocupaciones de ninguna clase a su protector que por dems estaba enfrascndose en una pelea muy complicada. Pareca que al haber logrado el matrimonio entre Charles el heredero al trono de Inglaterra con Henriette-Marie, la hermana del rey, demostraba claramente el tipo de ministro que poda tenerse del cardenal pero no era suficiente.
Cierto que Richelieu era ministro pero no tena un poder absoluto, cuando el escndalo con el duque de Buckingham por el encuentro en Amiens con la reina Ana las cosas se pusieron muy difciles, sin embargo se supo manejar y las cosas terminaron en una separacin mayor entre los reyes y que se prohibiera al duque poner un pie en Francia de nuevo, algo muy conveniente para l. Pero las cosas en una corte en la que siempre se jugaban intrigas y guerras palaciegas no se podan estar quietas mucho tiempo.


La vida de Shun cambi un poco en esos das, corra el ao de mil seiscientos veintisis y se encomend un cargo al de ojos verdes.
--Pero Qu es lo que voy a hacer?—preguntaba el nio.
--No es mucho Shun—le deca su padrino—Todo lo que debes hacer es acompaar a la reina cuando tome misa y estar a su lado.
--Al lado de la reina?—preguntaba el de cabello verde impresionado con la comisin.
--As es, sostendrs su misal No te agrada?
--Por supuesto que si.
--Mantente atento a todo Shun y nunca hables de m De acuerdo?
--Si.
Al pequeo slo le brillaban los ojos, apenas si poda creer que estara tan cerca de la reina, Ana de Austria (5), era un nio y ese tipo de cosas lo emocionaban pero no tena ni la menor idea de lo que sera estar cerca de tan elevados personajes como lo eran la reina y sus damas. En sus primeros das en calidad de paje el pequeo Shun no haca mucho en realidad, sus deberes eran mnimos y tena mucho tiempo libre y siendo que era un nio no se molestaban demasiado en tomarlo en cuenta, as pues no era difcil que escuchara algunas cosas que si bien no comprenda se limitaba a or pues parecan importantes por alguna razn. Si alguna llam su atencin y en su momento le entristeci escuchar era la forma en que la reina Ana y una de sus ms cercanas damas, la duquesa de Chevreuse, llamaban a su padrino: le farceur (6).
Por qu hacan eso? Pareca que entre esas personas no importaba nada de lo que trabajaba el cardenal, ms bien era visto como un advenedizo que empezaba a molestarles ya que el rey lo escuchaba. As que el pequeo escuchaba por una parte en casa esos planes como eliminar la posicin de condestable de Francia, desmantelar los castillos y fuertes exceptuando a los que sirvieran de defensa contra invasiones extranjeras para escuchar en el crculo de la reina y otros nobles que eso haca detestable al cardenal pues les quitaba un poder de hacerse fuertes por su cuenta.
Aparentemente mucha gente estaba en contra del cardenal porque haban puesto en l sus esperanzas para hacer que sus propios planes se llevaran a cabo pero se equivocaron cruelmente ya que Richelieu no era el tipo de hombre que se prestara para ser de un partido o de una faccin, no era nada de eso, lo que si era el cardenal era el ministro del rey de Francia y no tardaran demasiado en darse cuenta de ello llegado el momento. Hasta entonces slo restaba esperar.
Un buen da las cosas se hicieron claras y de manera bastante violenta.
--Por qu tenemos que irnos?—preguntaba Shun.
--Tienes que hacerlo—respondi su padrino—Porque es lo que necesito que hagas.
El de cabellos verdes no dijo ni una palabra ms, no tard en saber que su viaje a Vendme era compartido tambin por el rey. A la distancia lo que llegaban eran noticias alarmantes, en la tranquilidad de la lejana el de ojos verdes escuch que se haba descubierto un gran plan para eliminar al rey y que la reina Ana pudiera as casarse con su cuado, el duque de Orlens, muchos grandes seores de la corte estaban implicados; se dijo tambin que el mismo cardenal sera eliminado en el complot. Pero con lo que no contaban los conjurados era con que el cardenal ya tena su sistema de espionaje en funcionamiento y bast un movimiento para que todo se viniera abajo.
El resultado fue que Richelieu tena todas las pruebas para condenar a los conjurados, encabezados por el mismsimo hermano del rey, el duque Orlens, entre muchos otros seores importantes de la nobleza como los Vendme, que eran hermanos naturales del rey, y muchos cayeron en desgracia; no se poda ajusticiar a los ms elevados pero si a los menos y se ejecut al conde de Chalais (quien estara encargado de eliminar a Richelieu) adems de que el mariscal de Ornano fue enviado a la Bastilla (7), mientras que madame de Chevreuse apenas si pudo lograr que la dejaran libre pues todo sealaba que ella haba sido la impulsora de la conjura.
La misma reina Ana y el duque de Orlens tuvieron que justificarse delante de Louis XIII pues se sospechaba que detrs del plan estaba la mano de Espaa, incluso se comentaba que la reina era informante de su hermano, Felipe IV, de los movimientos que se hicieran en la corte francesa. Era la primera vez desde que el rey Louis tomara el poder que se castigaba con tanta dureza una conjura de aristcratas y quedaba indeleblemente marcado el proceder del nuevo jefe de ministros para resolver las cosas.
El pequeo Shun escuch solamente de los siguientes acontecimientos que fueron graves e importantes mientras segua en su papel de paje, lo ms sobresaliente en el ao de mil seiscientos veintisiete fue que dio inicio el conflicto de La Rochelle.
--Debes comportarte adecuadamente Shun—le deca su padrino—Mientras est lejos debers ser ms prudente que nunca.
--Si—responda con tristeza.
--Estars bien, te cuidar mi sobrina, Marie, madame Combalet, se obediente y respetuoso con ella.
--Si.
--Escchame bien Shun: pase lo que pase debes ser valiente y firme, deja de actuar como si sufrieras por todo—le dijo con firmeza el cardenal—Levanta la frente y avanza con dignidad, cuando seas un hombre te servir haber aprendido a hacerlo desde ahora.
El nio levant el rostro con toda la seriedad que pudo.
--As est mejor y sin importar cuan ocupado est te aseguro que me enterar de tu comportamiento Shun te queda claro?
--Si.
--Muy bien.
--Por qu atacan a los hugonotes (8)?—pregunt el nio.
--Es un asunto que no corresponde a los nios juzgar—dijo el cardenal.
--Pero padrino siempre hablabas de la tolerancia, que eran libres de su culto.
--Y lo son pero si ese culto es un escudo para desafiar la autoridad del rey debern ser sometidos, recuerda la escritura: Ama a tu hermano, teme a Dios, honra al rey (9). Es lo que debe hacerse: honrar al rey.
Le dio un abrazo y lo dej completamente bajo el cuidado de su sobrina, confiaba en ella y probablemente era la persona ms querida para el cardenal, pero tambin quera a ese pequeo de ojos verdes y los recomendara bajo la custodia de la reina madre, Mara de Medici. Ambos residiran en la mansin del Petit-Luxembourg, que lindaba con el propio Luxembourg de la reina Mara pues ella se lo haba dado al cardenal como muestra de confianza y reconocimiento.
La cuestin entra Inglaterra y Francia por apoyar o suprimir a los hugonotes apenas comenzaba.
Sin embargo y a pesar de que el de cabellos verdes se mantena atento a todo lo que fueran noticias sobre el asedio tambin deba atender sus obligaciones y estudios, estaba bien en eso; por otra parte senta claramente en esos das que a la reina Ana no le agradaba en lo ms mnimo tenerlo cerca, ya era sabido que era ahijado del cardenal y no haba simpata en ese crculo por el ministro no slo por la conjura descubierta, tambin porque para la reina Ana Richelieu era hechura de su suegra (nunca se agradaron ambas mujeres) y de la misma manera ese nio de cabello verde deba ser hechura del cardenal; esa situacin no dur demasiado afortunadamente pues gracias a la intervencin de madame Combalet la reina madre pidi que fuera su paje y como Shun era un nio lindo y saba tocar el lad no hubo problemas en que dejara el Louvre y fuera al Luxembourg. En su momento fue algo que Shun agradeci.
Sus deberes eran pocos igualmente al servicio de Mara de Medici y poda disfrutar de la compaa de madame Combalet que era dama de la reina madre, estaba mucho tiempo en el Luxembourg y en general no tena mucho de que preocuparse, solamente de estar atento a lo que sucediera en ese sitio de La Rochelle para saber como se encontraba su padrino.


El veinte de septiembre de mil seiscientos veintisiete dio inicio un captulo que marcara el futuro de una nacin en buena parte, la provocacin de Buckingham al atacar la isla de Rh llev a que las fuerzas de Francia se replegaran en el fuerte de San Martn de Rh y se mantuviera una resistencia contra los ingleses y casi milagrosamente se recibieran provisiones pero gracias a eso aguantaran ms pero las cosas an tardaran en resolverse sobre todo cuando los rocheleses mostraban que no iban a rendirse ante su rey pues esperaban el apoyo de Inglaterra que era protestante. Sin embargo ese evento probablemente fue lo que logr que el rey y el cardenal se acercaran un poco ms pues ambos compartan en el fondo un corazn de militares.
Pero para un nio de ojos verdes lo ms prximo era lo ms importante y sin duda nada era ms importante que escuchar lo que se deca en la corte de Mara de Medici y no era favorable. El rey Louis haba enfermado y eso lo obligaba a abandonar el sitio de La Rochelle ante lo cual el cardenal qued completamente al frente el diez de febrero de mil seiscientos veintiocho, el encuentro tomaba otro curso cuando Richelieu orden la construccin del dique que rode a la ciudad y les impeda a los rebeldes protestantes obtener suministros o cualquier otra ayuda de los ingleses; de acuerdo a como vean las cosas la camarilla del Luxembourg eso no traera nada bueno y la hostilidad a Richelieu empezaba a hacerse notar.
Hablaban del cardenal en trminos de ingrato y el de cabello verde no saba de que manera actuar ante eso pero eran grandes seores quienes lo hacan y tambin eran cercanos a la reina Mara, estaban como devotos y fieles a acabar con los protestantes y reformar el culto catlico en Europa pero si el cardenal triunfaba sin duda su crdito aumentara ante el rey y no le interesaba quedar en manos de los Habsburgo y si estaba castigando a los protestantes de la Rochelle era solamente porque se oponan a la corona, en cuestiones de culto el cardenal siempre haba sido muy flexible con los protestantes, por eso lleg a llamrsele Cardenal de los Hugonotes.
Cuando el rey estuvo mejor y regres al sitio en la Rochelle no parecan dudar que la cada de los rebeldes fuera un hecho, incluso Malherbe (10) escribi su oda y como muchos Shun la cantaba en esa poca.
--Toma tu rayo, Louis, y como un len.
Dale el ltimo golpe a la ltima testa
De la rebelin.
Fue un triunfo lo sucedido, el da veintiocho de octubre la ciudad se renda, el veintinueve el cardenal entraba al lugar pero fue hasta el uno de noviembre que el rey hizo su entrada triunfal y el propio Richelieu ofici una misa en el lugar; permanecieron ah hasta el da dieciocho pero no sera sino hasta el veintitrs de diciembre que regresaran a Pars pues se hizo una campaa relmpago en el Piemonte y se redujo en Languedoc las ltimas resistencias protestantes del duque de Rohan.
Pero la vuelta a Pars solamente era para seguir trabajando, quedaba por resolver el conflicto por la sucesin de Mantua, al fallecer Vicente II quien leg la regin a su pariente masculino ms prximo que era un francs, su primo el duque de Nevers pero el imperio Habsburgo tena una especie de tradicin para decidir el asunto de quien heredaba y reconocerlo y apoyaran a una sobrina del fallecido seor de Mantua para que esa regin no quedar en manos de los franceses. Las cosas podan complicarse pues no se vea sencillo que Francia pudiera ponerse contra el imperio de Espaa y Austria. An as el cardenal fue firme y sostuvo ante el consejo que deba ayudarse a Nevers, eso significaba de nuevo guerra.
--De nuevo vas a irte padrino—deca Shun cuando pudo verlo.
--As es, se debe guiar a los hombres, es la forma de triunfar.
--No puedes llevarme?
--Los nios no van en una batalla, debes quedarte y seguir atento a todo lo que suceda.
--Bueno.
--Dime Conoces bien todo el palacio de Luxembourg?
--Si Por qu?
--Por nada, tal vez sea bueno que lo conozcas Cmo se encuentra la reina madre?
--Est bien pero creo que a veces est enojada.
--Qu te hace pensar eso?
--No s, parece que a veces est enojada con todos, incluso contigo, tambin sus ms allegados.
La verdad era que Shun sera un nio pero hasta l se haba dado cuenta en poco tiempo que Mara de Medici era una mujer demasiado complicada, le faltaba carcter y era exaltada, holgazana y demandante, exiga poder y no saba como usarlo, no era muy lista, ms bien era incompetente y muy voluble adems de no saber distinguir entre un buen consejo y meras instigaciones de quienes le rodeaban.
--No te preocupes por eso Shun, no por ahora.
--De verdad padrino? No te preocupa que la reina Mara est molesta?
--“Temer siempre, con razn, incurrir en las sospechas del Rey o de la Reina Madre, chocar contra alguna de sus inclinaciones. Pero en materia de Estado, es necesario que los prncipes acepten buenos criterios que no sean los suyos, y que pospongan sus sentimientos a favor de sus intereses”.*
--Espero que regreses con bien padrino—dijo el pequeo abrazndolo.
Y no era para menos pues lo que vena no era sencillo. La hostilidad de la reina madre se hizo abierta contra ese ministro que se negaba a apoyar su partido y sus planes; mientras tanto el ejrcito francs deba avanzar sobre los Alpes en condiciones extremas pues el paso de Susa estaba cubierto de nieve pero el rey se mostraba como un verdadero lder mandando a sus soldados y haciendo a su lado todo el recorrido a pie en varios tramos (pues la nieve se pegaba a los cascos de los caballos y haca complicado avanzar) pero vali la pena cuando se pele por Casale que haba resistido tan valientemente y todo concluy con la Paz de Alais, gracias a eso se aseguraba un punto favorable en los frentes italianos y se evitaba que Francia quedara rodeada por los aliados de Espaa, adems de ser un punto propicio para ir en apoyo de Mantua.
Siendo que pareca que las cosas estaban ms seguras los planes del cardenal autorizados por el rey continuaban, se abolieron los derechos polticos y proteccin a los rebeldes hugonotes y se les someti, adems comenz la guerra encubierta contra el imperio pues Francia ayudaba a Suecia en su pelea contra Fernando II, emperador de Alemania, quien estaba logrando importantes victorias sobre estos y aumentaba as su podero, aunque claro est, slo Louis XIII poda aceptar que todo eso sucediera, el mismo cardenal deba someterse a esa voluntad.
--“Je soumets cette pense comme toutes les autres votre majest” (11)
Esas eran las palabras que generalmente usaba Richelieu pues saba perfectamente que el rey no era a alguien a quien se le pudiera imponer nada.
A finales de mil seiscientos veintinueve pareca que las cosas estaban bien, incluso el rey que le llamaba querido primo le haba escrito:
--“Est seguro de mi afecto, que perdurara eternamente”.
El da veintinueve de diciembre el cardenal fue designado teniente general de Su Majestad, siendo as Richelieu dej la corte para comandar el ejrcito en Italia y asegurar la separacin entre Alemania y Espaa evitando el paso de comunicaciones al mismo tiempo que se evitaba que Francia quedara rodeada por aliados al imperio.


Pero para mil seiscientos treinta las diferencias entre el ministro y la reina madre eran graves, sobre todo cuando el cardenal segua ganando prestigio, tom Pignerol el veintids de marzo, Louis XIII se decidi por comprometerse sin reservas con las acciones del otro lado de los Alpes, el quince de junio el muy cristiano rey de Francia pactaba una alianza con las Provincias Unidas que eran una repblica protestante.
Lo que vena era verdaderamente un duelo entre Richelieu y sus opositores y el pequeo Shun no tena la menor idea del papel que jugara en ese encuentro.
El rey haba enfermado de disentera durante la campaa en Saboya en el mes de julio, por ello era mejor que regresara a Pars pero su estado era bastante grave, al grado que en el camino, en Lyn, estuvo al grado de crersele moribundo. En los das del veintisiete al treinta de septiembre se le administr la extremauncin pero sobrevivi; sin embargo en esa etapa de su enfermedad Louis XIII qued al cuidado de su madre y su esposa por completo. Si bien ambas mujeres nunca se haban entendido lograron que el carcter naturalmente desconfiado del enfermo se dulcificara y valindose de eso le sugeran que deba terminar con esa influencia tan negativa que era el cardenal, tena que deshacerse de l.
Cuando Richelieu regres a Lyn tuvo noticias de primera mano al respecto, fueron informes que lo preocuparon pues ya haba notado que el rey lo eluda.
--Qu ha estado sucediendo Shun?—preguntaba el cardenal a su ahijado.
Le preguntaba porque como paje de la reina madre estaba cerca de los acontecimientos.
--El rey est mucho mejor—respondi Shun—Aunque estuvo muy grave. A la reina Ana y la reina Mara les alegra su mejora, lo han cuidado mucho.
--Qu le han dicho?
--Pues…--pero el nio dudaba en hablar.
--Dime qu sucede Shun.
--Pues es que…le han dicho al rey que no debe mantenerte en el consejo padrino, que atacas a la familia del rey y a la iglesia, es lo que dicen.
No estaba tan errado ese punto, Mara de Medici opinaba que se sustraa a su hijo de su influencia, de sus tres hijas casadas con Inglaterra, Saboya y Espaa el cardenal estaba haciendo la guerra a las dos ltimas, adems ella llevaba en las venas sangre de los Habsburgo quienes eran la familia de la reina Ana y era contra quienes se estaba combatiendo solapadamente.
--Qu has escuchado decir a la reina Mara?—preguntaba el cardenal a su ahijado.
--Lo mismo de siempre, no quiere ni escuchar de ruptura con Espaa—respondi Shun.
A esas palabras el cardenal se mostr nervioso, era algo que debi prevenir pero no tena manera alguna de hacerlo.
--“As que el tiempo de fidelidad, valor y virtud que he empleado tan afortunadamente a la mayor gloria de mi seor, ha sido empleado igualmente por la envidia, los celos y la malignidad de mis enemigos para hacerme odioso a la reina; a riesgo de perder todo el fruto de mis trabajos”.*
--Pero el rey te estima padrino.
--El rey es el rey Shun, l acta en beneficio de la corona, no por simpatas personales.
Era un momento decisivo, el rey era un hombre de un carcter complicado y no se saba con certeza lo que hara.
Era realmente un instante de decisin pues Louis XIII slo tena dos opciones: tomaba el partido de los buenos franceses, es decir de los que estaban dispuestos a romper con los Habsburgo, o el de los devotos, quienes deseaban que se aplastara por completo a los hugonotes y se pactara la paz completa con los Habsburgo. No haba otra posible solucin ni punto medio, en cierta forma era como decidir si el rey mantena a Richelieu a su lado o lo apartaba por completo. Sinceramente el cardenal tena motivos sobrados para temer por la eleccin pues no era un ministro todopoderoso, slo restaba aguardar.


El rey regres a Pars el nueve de noviembre, estaba recuperado y tena que decidirse definitivamente por las acciones a tomar, fue a tomar misa y despus se dirigi a ver a su madre al Luxembourg, el pequeo Shun trat de ver a la distancia como pasaba el rey, era la primera vez que estaba tan cerca pero no le fue posible, a los nios no se les tomaba en cuenta. En privado Louis XIII habl con su madre sobre el programa que se tena a seguir, cuando el cardenal se present tuvo que mostrarse conforme con las nuevas disposiciones: reconciliarse con Gastn de Orlens por oponerse a que fuera nombrado gobernador y que Louis de Marillac sera el nuevo comandante en jefe del ejrcito de Italia. No pudo oponerse a nada y an faltaba algo.
La reina Mara detuvo un poco ms al cardenal y cuando ste sali de su presencia las cosas se mostraban completamente desfavorables, Shun aguardaba en las cercanas de la puerta en su lugar como paje y por eso supo algunas cosas de primera mano: la reina madre le haba retirado el cargo de superintendente de su casa y cualquier miembro de su familia sera despedido tambin. Eso inclua por supuesto a madame Combalet y al de ojos verdes. Cuando Richelieu estaba abandonando la estancia la puerta qued entreabierta y dej al descubierto algo ms.
El rey pareca tratar de calmar a su madre que se mostraba bastante furiosa pero siempre haba sido una mujer temperamental, eso no era extrao, mientras tanto el cardenal se vea alterado con lo ocurrido. Fue por eso quiz que Louis XIII tuvo algo ms que decir.
--Vuelva maana a despedirse—orden el rey.
Pero sin duda el cardenal no esperaba demasiado de esa entrevista, la puerta fue cerrada y el de ojos verdes se acerc de inmediato a su padrino, ambos se marcharon del palacio pero las noticias volaron por el lugar y la capital.
El da diez las cosas parecan claras, daban las once de la maana cuando el rey llegaba nuevamente al Luxembourg para entrevistarse con su madre, la reina Mara por su parte haba dado rdenes de que al llegar el cardenal no se le permitiera el paso a sus habitaciones, siendo as los dos estaban solos en la salita florentina, el sitio en el que la reina Mara acostumbraba dar audiencias. Cuando el cardenal lleg al palacio no tard en darse cuenta que haba una celada y si no encontraba una manera de ponerla a su favor su ltima oportunidad de lograr permanecer se desvanecera.
Mientras tanto haba un curioso paje en el sitio que tan slo deseaba ver al rey una vez al menos, verlo de cerca solamente, nunca lo haba hecho y para lograrlo se escabull al Luxembourg, saba bien como era y de verdad deseaba ver a Louis XIII. Siendo de esa forma deba haber un camino y de hecho saba cual era. Se dirigi a la capilla del palacio y encontr una figura que pareca pasear nerviosamente por el lugar.
--Padrino.
--Shun Qu haces aqu?
--Quera ver al rey—dijo el nio bajando la vista como si lo estuvieran regaando.
--Yo tambin quisiera verlo—por unos momentos el cardenal guard silencio.
--Deben estar en la salita florentina, se puede entrar por la escalera de servicio.
--Sabes si la puerta de la sala florentina est cerrada?
--Supongo que no, la reina Mara nunca la cierra aunque ya le han advertido que debera hacerlo.
--Es una posibilidad…
Dirigi sus pasos de inmediato a las escaleras que comunicaban justamente la capilla con las habitaciones, directamente a la sala en la que la reina madre daba audiencias. Era momento de hacer su movimiento y el de ojos verdes no dud en seguirlo de cerca.
La sala en la que hablaban el rey y la reina madre tena tres puertas, una daba a la gran galera donde estaban los cuadros de Rubens (12), la segunda comunicaba con el dormitorio de gala de la reina Mara y la tercera daba a una especie de corredor de servicio, ah haba una escalera desde la que se poda ir a las habitaciones de la servidumbre o bajar a la capilla de la planta baja. Claro est que una escalera sirve para bajar y tambin para subir, as pues el cardenal tom la escalera y se dirigi a la sala en la que hablaba el rey con su madre.
Se podan escuchar las voces de ambos personajes o ms bien se poda escuchar a Mara de Medici dicindole a su hijo que deba despedir al cardenal, que ella ya no poda trabajar con l, que no lo toleraba y no soportara su presencia bajo el mismo techo, aseguraba que prefera dejar el consejo a hablarle. Incluso estaba proponiendo a su muy devoto servidor Marillac, quien era guardasellos, como su sucesor en el cargo de ministro. El cardenal lleg a la puerta, era el momento de la verdad, la puerta no estaba cerrada con broche, siendo as entr.
Tanto el rey como la reina vieron al cardenal entrar y saludarlos con total sumisin.
--“Sus majestades hablan de m?”—pregunt el cardenal simplemente.
El pequeo Shun se mantuvo junto a la puerta entreabierta, saba que espiar no estaba bien pero no saba cmo terminaran las cosas para su padrino en esa discusin. Lo que vino fue una escena desagradable. Al ver a Richelieu en el lugar la reina Mara se enfureci, y el cardenal fue el blanco de todo su enojo, con gritos y acusaciones del peor gusto le estaba exigiendo al rey que se deshiciera del cardenal.
--“Es el ms ingrato de los hombres! Soy la autora de su grandeza. Era de m casa. Le solicit al rey que le hiciera cardenal y hoy falta al deber de fidelidad…”
Louis XIII era un hombre que estaba orgulloso de decirse el rey y de toda la dignidad que conllevaba ese ttulo y sin duda lo estaba dejando atnito que su propia madre se comportara de esa manera, lo estaba haciendo escoger entre ella y un sirviente. Richelieu tan slo guardaba silencio mientras se inclinaba delante de la furiosa mujer. Al final el rey se retir del lugar de muy mal humor pero sin dar una respuesta sobre el destino de su ministro, ni siquiera lo mir; el cardenal se retir, pareca cosa hecha su cada. El de ojos verdes se retir tambin sin que nadie lo notara. Las horas siguientes fueron totalmente en contra de Richelieu, quienes lo haban visto dejar la estancia de la reina madre notaron su rostro descompuesto pues saba bien que no tena poder alguno en el cual apoyarse para sostenerse en su posicin. El rumor corri por Pars con velocidad, la masa del partido devoto o quienes detestaban al cardenal crean que la reina madre haba recobrado el favor de su hijo, era un triunfo completo para su causa. Por su parte el cardenal lleg a pensar en retirarse voluntariamente antes de que lo obligaran a hacerlo, Shun aguardaba callado, sin saber lo que ocurrira.
Era la maana del once de noviembre de mil seiscientos treinta, el pequeo Shun estaba en las afueras del Petit-Luxembourg sentado en las escalinatas, en eso lleg un jinete a toda velocidad, crea reconocerlo pero no estaba del todo seguro; el caballero saba que ese nio era ahijado de Richelieu y se dirigi a l.
--Debo ver a su eminencia—dijo el caballero.
El de los cabellos verdes lo llev con su padrino y record quien era, se trataba del duque Claude de Saint-Simon, el favorito del rey en esos das. Al quedar delante del cardenal el caballero le inform su comisin.
--El rey me ha enviado a buscarle—dijo el duque—Se encuentra en su pabelln de caza de Versalles (13).
Las cosas no estaban en claro, eso lo saba Shun cuando vio partir a su padrino pues el cardenal no estaba ni despedido ni exiliado, fuera cual fuera su destino estaba completamente en manos del rey Louis XIII. Las horas pasaron y fue hasta el anochecer que todo qued decidido. Lo que se supo despus, a la maana siguiente, dej a todos sorprendidos: el rey haba estrechado la mano de su ministro declarando lo mucho que lo estimaba. Louis XIII no cambiara su poltica, se quedaba con los buenos franceses, no despedira al cardenal ni se aliara a los devotos. El rey estaba muy conciente de que su madre permita que sus afectos y odios dirigieran sus acciones y no poda confiarse en ella para su poltica, prefera quedarse con su ministro.
La noticia corri por Pars desde Versalles, los cortesanos estaban sorprendidos, el pueblo de inmediato llam de una forma jocosa al evento: Le Journe des Dupes (14). Y sus resultados no tardaron en hacerse sentir pues gracias a lo sucedido Richelieu pudo despejar el terreno de oponentes. El da doce fue arrestado el guardasellos Marillac que ya se vea como su sucesor; el confesor del rey que abogara por la reina madre fue expulsado de la corte; de la misma manera perdieron su lugar e influencia el mdico de Mara de Medici, la viuda de Lesdiguires y tambin se pudo librar el cardenal de una buena parte de intrigantes del sexo femenino. El duque de Guisa se alej por cuenta propia; Basompierre fue a dar a la Bastilla, el mariscal de Marillac fue arrestado diez das despus para ser juzgado y ejecutado.
Los vencidos de esos das sobrellevaron mal la derrota, el rey dio a su madre el gobierno de Bourbonrais pero ella se neg y se fue a su palacio de Compigne, con el tiempo escapara y se refugiara en los pases bajos espaoles que eran enemigos de Francia. Gastn de Orlens se le reunira despus de haber presentado una escena muy desagradable al cardenal, en la que lo insult y lo acus ante el rey de mltiples crmenes y delitos pero no obtuvo nada con eso.
Pero lo ms importante ya estaba resuelto, finalmente el cardenal de Richelieu estaba como la segunda figura ms importante del reino y su poder estaba sometido nicamente a la voluntad del rey, un rey que le nombr duque y Par de Francia, adems de decir abiertamente lo que segn l lo haba hecho conservarlo an por encima de su propia familia.
--“He hecho todos los esfuerzos posibles por apaciguar a la reina, mi madre, pero como nada he podido obtener de ella, le dije a ella y a todos los dems que yo respaldara al cardenal contra todos, pues tanto sus males como los mos vienen de los espaoles”.


Para el ao de mil seiscientos treinta y uno las cosas tomaran nuevos rumbos en Francia, la reina madre se haba marchado, su hijo predilecto la seguira y seguiran conjurando contra el rey y el cardenal pero ms importante consideraban en esos momentos el seguir la guerra oculta contra los Habsburgo, siendo as necesitaban de alguien que fuera una especie de campen que luchara contra el imperio en su faccin austriaca y evitara la hegemona que buscaban reestablecer, un protestante que evitara que el ideal catlico se diera y por lo mismo que el imperio se uniera de nuevo.
El hombre para esa labor fue el Len de Medianoche, Gustavo Adolfo de Suecia, hombre valiente y con un ejrcito disciplinado y eficaz; cierto que haba dicho que no peleara ni por tres toneles de oro por un rey catlico, en este caso Louis XIII, pero el veintitrs de enero acept hacerlo por cinco, haciendo que las fuerzas armadas del catolicismos germnico sucumbieran ante su poder.
Sin embargo eso para Shun era un evento lejano, muy lejano, su vida en la corte haba cambiado, primero haba sido paje de la reina Ana, despus de la reina madre Mara y ahora lo sera de la figura ms importante del reino. No terminaba de creerlo mientras su padrino le explicaba su nueva posicin.
--Estars como paje de su majestad No dices nada Shun?
El de ojos verdes no saba siquiera que decir.
--El rey es un hombre al que es un honor servir Shun, deberas sentirte agradecido.
--Lo estoy.
--No lo parece.
--Qu es lo que har?
--Tus deberes son relativos a la actividad de caza de su majestad, como bien sabrs el rey es un gran apasionado de la cacera, tu deber estar ligado a tener listo su caballo.
--Cul?
--El que el rey decida que usar. Debes aprender de cacera y cetrera Shun, es importante si quieres permanecer en la corte.
--Pero…
--Pero qu?—pregunt el cardenal con tono fro.
--A m no me gusta cazar, pobres animalitos.
--Supondr entonces Shun que prefieres ser un don nadie.
--No he dicho eso padrino pero no me gusta lastimar a un animal.
La figura del ministro se recarg contra el amplio silln golpeando la punta de sus dedos observando fijamente a ese jovencito, tena que hacer algo con l y pronto, ese carcter suyo no sera de ayuda en forma alguna si continuaba con sus formas de nio cuando ya no lo era. Necesitaba que hiciera un buen papel en la corte para que estuviera cerca del rey, que fuera una compaa agradable para un soberano que no era tan sencillo comprender y que se mostraba siempre receloso de todos, muy pocos haban logrado obtener el afecto de Louis XIII y l no pensaba permitir que fuera alguien que pudiera influenciar al rey en su contra.
--Alstate Shun—termin por decir el cardenal—Estars al servicio del rey.
Al de ojos verdes ya no lo entusiasmaba realmente eso, haba estado al servicio de dos reinas y haba sido testigo de lo que eran dos cortes, no crea que la del rey fuera tan diferente, adems se decan tantas cosas de Louis XIII que no estaba seguro de querer estar tan cerca. Pero como no se trataba de l sino de intereses mayores al cumplir los trece aos entr al servicio de su majestad.
Aunque el nombramiento era ya casi oficial el de ojos verdes no entr en funciones de inmediato sino que se retras un poco, el rey tena un par de objeciones que el cardenal deba sortear para que fuera un hecho el servicio. Siendo as Shun pudo estar ms tiempo lejos de la corte, para el ao de mil seiscientos treinta y dos nada era oficial y debido a eso pudo el jovencito presenciar el mudarse a ese nuevo hogar que como bien haba dicho su padrino aos atrs le gustara ms. El Palais-Cardenal qued terminado, un hermoso sitio que segn varios era ms fastuoso que el mismsimo Louvre (15).
Tambin en esa fechas y debido a una dolencia el cardenal dio inicio a un proyecto personal, escribir una especie de memorias, en esos das su ahijado lo apoyaba para acomodar, transcribir, reordenar, todo lo que fuera necesario para que tomara forma el proyecto, una especie de testamento en el que las ideas del ministro quedaran plasmadas (16). Pero no fue posible seguir as para el de ojos verdes, un da sin ms tuvo que presentarse como paje del rey, todo estaba solucionado.
Sin embargo no era sencillo para el de ojos verdes comprender a alguien como lo era el rey, de hecho no tard en darse cuenta que cualquier cosa que creyera de Louis XIII estaba por dems injustificada. Hasta ese momento como muchos haba escuchado que el rey era un hombre desconfiado y receloso, dado al disimulo y de un comportamiento muy piadoso, entendindose con eso que era estrictamente catlico, no parecan agradarle los aduladores y lo que ms le inquietaba era que Louis XIII haba sido capaz de desterrar a su propia madre y hermano Qu ms sera capaz de hacer con alguien que ni siquiera era de su familia?


Shun entr al servicio del rey como paje en sus caceras y no fue poco tiempo el que tuvo el jovencito en tratar de comprender a ese monarca ya que Louis XIII no era precisamente una persona sencilla. No era fsicamente imponente, a veces se contradeca y otras tartamudeaba pero era estimado por su pueblo, adorado por sus soldados, respetado por el clero y se haca obedecer por los nobles. Era cierto tambin que haba sido querido muy poco por su madre y su hermano; nunca lleg a querer a su esposa con quien haca aos que haba cesado toda relacin aunque tambin era verdad que jams la enga ni tuvo amantes. Tena un pudor excesivo para todo, era obstinado, tena manas, algo cruel; sin embargo era un gran rey, no le faltaba carcter, poda ser cruel pero tambin sensible, dudaba pero saba elegir y elegir bien, no tena carisma pero serva al estado con todo fervor. Pareca un cmulo de contradicciones pero era el rey, el lugarteniente de Dios en el reino y se senta honrado de cumplir con esa labor.
El de ojos verdes haba escuchado que muchos suponan que su padrino se impona al rey pero eso era una completa mentira, Louis XIII no era un hombre que admitiera que nadie se le impusiera, la situacin no era tan complicada de explicar en ese sentido: el rey ordenaba y el cardenal ejecutaba. Nada de lo que pudiera planear Richelieu era hecho sin que el rey lo autorizara, esa era la verdad. Aunque tambin tuvo que reconocer Shun que el rey no pareca guardar simpata personal alguna por el cardenal-duque, era alguien que le serva pero de ah a considerarle un amigo haba distancia.
Sin embargo deba haber algo que una fuertemente a ambos hombres, quizs fuera que ninguno de los dos tuviera buena salud, tal vez el que ambos eran patriotas por encima de todo, lo ms probable era que su alianza se debiera a que cada uno saba cual era su lugar y lo representaba a la perfeccin: el de ser rey y el de ser segundo del rey. Pero tambin era verdad que ambos hombres se teman en cierta forma, el rey por los poderes y potencialidades del ministro y el cardenal por la impulsividad de su soberano; ambos hombres deban hacer su parte para que el estado continuara, el rey comprendiendo y apoyando los proyectos de Richelieu y este deba poner toda su voluntad nicamente al servicio de Louis XIII.
Definitivamente una manera de saber que ambos estaban del mismo lado fue debido a una nueva rebelin en el interior del reino.
Los problemas resurgieron pues las intrigas de parte de algunos nobles no cesaban, nuevamente Gastn de Orlens estaba al frente de una rebelin y para mal de la gente haba quien lo apoyaba. En ese ao de mil seiscientos treinta y dos fue el gobernador de Languedoc, Henry de Montmorency, un verdadero Grandseigneur (17) en el mejor sentido de la palabra y aristcrata de carcter encantador, quien se sublev. Descontento como estaba personalmente con Richelieu y adems pariente, aunque lejano, de Mara de Medici por parte de su esposa, tom el partido del duque de Orlens, que estaba a punto de cruzar la frontera de los Pases Bajos a la cabeza de un ejrcito.
Montmorency se alz en armas contando con el descontento que reinaba en sus tierras pero slo consigui ganar para su causa los Estados de Languedoc. La provincia, aunque quejosa por las cargas fiscales, se mantuvo en calma y el parlamento de Toulouse se pronunci contra el alzamiento. Sin apoyo alguno ni siquiera l poda conseguir nada. De modo que de antemano tena perdida la partida, mxime con un aliado como Gastn. En la batalla que luego se libr pareca que Montmorency buscaba temerariamente la muerte pero lo capturaron cubierto de heridas, se le sentenci a muerte aunque no dejaron de compadecerle y de abogar porque fuera otra su pena. Lo ejecutaron el treinta de octubre de ese mismo ao ante la indignacin general; sin lamentarse coloc su cabeza para la ejecucin, fue frente a la estatua de su padrino, el que fuera el rey Henry IV sin que Gastn hiciera algo para tratar de salvarlo, eso no era de extraarse. Esa ejecucin demostraba algo ms y eso era que sin importar cuan elevado fuera el personaje nadie quedaba a salvo si atacaba a la corona, con la muerte de Montmorency qued ms claro que nunca que los antiguos seores feudales nunca podran volver a intentar levantarse contra el rey. Y as lo hizo saber Louis XIII:
--“Estoy obligado a impartir justicia a mis sbditos”.
Sin embargo ms cosas se gestaban en ese tiempo y una que sucedi ese ao y que tendra una gran relevancia fue la muerte de Gustavo Adolfo de Suecia el diecisiete de noviembre de mil seiscientos treinta y dos, la guerra fra y cautelosa que hasta ese momento se haba sostenido contra Espaa no podra prolongarse demasiado pero an se ganaba tiempo, se necesitaban nuevos aliados y posiciones seguras.


Para Shun el tiempo pasaba ms o menos de la misma manera, era cierto que el rey saba que era ahijado del cardenal pero no por eso pareca que se le tuviera mucha consideracin de ninguna manera, no lo trataba mal, simplemente Louis XIII no tena ni simpata ni antipata por l, aunque eso estaba por cambiar. Corra el ao de mil seiscientos treinta y cinco y muchas cosas sucederan pero el impacto que tuvo el de ojos verdes fue particular por dos cosas: la primera porque vera los primeros pasos de su destino y la segunda porque conocera a alguien que estaba en ese destino.
Era una maana en la que el rey haba salido a cazar a su tan querido pabelln de Versalles, pareca ser casi como un refugio para l, como ya era costumbre entre los varios que estaban presentes se encontraba el de cabello verde, haba cumplido muy bien sus labores de paje y se presuma que siendo tan cercano y ms an siendo ahijado del cardenal no era tan difcil de creer que tendra un sitio en la corte, incluso de gran caballerizo, ya ostentaba el ttulo de marqus gracias a su padrino y se esperaba que alcanzara ms pero eso se termin esa fra maana.
En el grupo de esa maana haba una pequea adicin, se trataba de un caballero que no haca mucho se integrara a la corte pero el de ojos verdes no lo haba visto hasta ese momento; iba con los dems y por la manera en que lo rodeaban sin duda pareca que era una eminencia en la cacera y la cetrera, actividades que por dems disfrutaba el rey quien pareca sorprendido de los conocimientos del caballero en ese aspecto. Cuando el de ojos verdes estuvo un poco ms cerca lo observ un instante, tena el cabello azul y los ojos verdes, unos momentos bastaron para que escuchara su nombre.
--Monsieur Saga de Gmeaux (18)—deca el rey personalmente—Espero que este da nos muestre sus habilidades.
--Espero contar con ese placer su majestad—responda el de cabello azul.
Estaban por marcharse cuando Shun estornud, en ese momento el rey lo mir directamente.
--Se encuentra enfermo?—pregunt Louis XIII.
--No es nada su majestad—murmur el joven—Es slo un leve resfriado.
--Un resfriado? Yo mismo soy sensible al aire helado pero permanezco fuerte ante ello.
El de cabellos verdes no se atrevi a responder, ya saba que el rey haca ese tipo de cosas, sin importar que estuviera helando los tena a todos a su lado jactndose de lo delicado que era al fro pero que lo soportaba.
--Ser mejor que se quede—continu el rey—No es necesaria su presencia joven Chane dAndromeda, vuelva a esos libros que tanto le placen, la cacera al igual que la guerra es para hombres solamente.
Sin ms espole a su caballo y todos se fueron, dejndolo ah, el muchacho se senta un poco mal y prefiri descansar ese da pero no saba que apenas pasada una hora del incidente su padrino fue informado y el cardenal tuvo que convencerse de que Shun nunca llegara a favorito. Lo mejor era retirarlo mientras era honroso hacerlo y no hasta que fuera el mismo rey quien ordenara que se fuera, era una pena pero era la realidad, su ahijado no serva para la corte del rey, tendra que encontrar un nuevo sitio para l.
El nuevo sitio no fue muy lejano y fue gracias a la creacin de la Academia Francesa bajo el auspicio del cardenal que se encontr una ocupacin ideal para el joven Shun y su padrino se lo dijo en persona.
--Estars a cargo de mi biblioteca Shun.
--De verdad?—pregunt entusiasmado el muchacho.
--Si, parece que es algo que va mejor contigo que estar en la corte.
--Muchas gracias padrino.
Definitivamente ese entusiasmo le deca al cardenal que lo mejor era retirarlo cuanto antes, adems as estara cerca y no se prestara a intrigas de ninguna manera, las cuales no haban dejado de existir pero ninguna haba sido de temer hasta el momento, adems haba otras ocupaciones de las cuales encargarse pero Shun no estaba al tanto de ellas, prefera su labor como guardin de los libros de su padrino. Aunque antes de consagrarse por completo a esa actividad deba terminar con sus labores para el rey, era un formalismo pero deba hacerlo.


Fue justamente por eso que volvi a ver a alguien. Mientras estaba cepillando un caballo escuch unos pasos.
--Es el paje enfermo—escuch una voz.
Al mirarlo el de ojos verdes se dio cuenta que le hablaba aquel caballero de cabello azul que estaba al lado del rey.
--As es—respondi el de cabellos verdes.
--No se sienta mal por eso—continu el de ojos verdes—Al rey no le agradan mucho las personas a quienes considera dbiles, tampoco los intelectuales le son simpticos.
--Por qu me dice eso?
--Mi padre fue ayudante de cmara del rey, conoca todo eso.
--Su padre sirvi al rey?
--Si, era el jefe de su guardarropa y despus heraldo de su cuerpo de guardias.
Despus de esa breve referencia no fue tan difcil que el joven de cabellos verdes conversara con el hombre de cabellos azules, pareca agradarles a ambos el poder hablar un poco o al menos fue as hasta que llegaron a un punto en particular.
--Sin duda nuestro rey es un hombre con muchos talentos—dijo Shun.
--Lo es, pocas veces contamos en tiempos de guerra con un rey que es tambin un soldado—dijo Saga.
--Pero es muy hbil para otras cosas, yo mismo lo he visto trabajar con madera y es excelente carpintero, sabe herrar un caballo a la perfeccin y puede afeitar a otros y a si mismo mejor que un peluquero.
--Tambin es un excelente dibujante y le gusta la msica.
--Ya lo hemos dicho, un rey muy hbil sin duda.
--Lstima es que tenga tan cerca a Monsieur.
--A quin?—pregunt desconcertado el de cabellos verdes.
--A Monsieur—dijo con voz seca y algo de desden.
Y eso no pas desapercibido por el de ojos verdes.
--Es el cardenal duque de Richelieu—protest Shun comprendiendo de quien hablaba.
--Eso o Monsieur—dijo Saga—Como sea.
--Incluso usted debera entender y respetar su investidura.
--Cul? La de ministro o la de l'…minence rouge (19)?
Al de cabellos verdes le daba la impresin que ya no era tan agradable ese hombre, ese tono y la forma de expresarse de su padrino le estaban desagradando bastante y era mejor terminar con esa conversacin.
--Ambas envestiduras deben ser respetadas—dijo Shun con firmeza—Es momento de que me retire.
--Demasiado aprisa por lo que veo—dijo Saga--Tiene algn compromiso?
--No y no lo necesito para alejarme…Monsieur.
Y el tono de esa palabra y la manera en la que se march le indicaron al de cabellos azules que ese muchacho estaba ofendido aunque l no atinaba a descifrar el motivo pero no tard en obtener una respuesta ya que vio acercarse a un mozo de cuadra.
--Sabes quien es ese joven?—pregunt el de cabellos azules.
--Si, es el joven marqus Shun de la familia Chane dAndromeda—respondi el otro.
--Sabes donde reside?
--En Palais-Cardenal.
--Qu?
--Es ahijado del cardenal de Richelieu.
Con esas palabras el caballero de los ojos verdes se qued pensando, ya no le pareca tampoco que fuera un joven tan agradable, si era alguien cercano al cardenal no poda serlo. Las cosas no terminaran en ese punto pues haba mucho que decir entre los dos pero ninguno de los dos se enter del otro directamente sino ms bien por terceros. Siendo as Saga supo que Shun era un joven al que se tena por muy inteligente, se saba que hablaba varios idiomas, era una eminencia en herldica y lea con fervor, aparte de eso era poco lo que podan comentar los dems, lo ms notable aparentemente era que se trataba del ahijado del cardenal y era ese motivo por el que muchas opiniones estaban divididas con respecto a l, aunque eso si, nadie podra decir de ese muchacho que estuviera involucrado en intriga alguna en la corte ni en los planes del cardenal.
En cuanto a Shun tambin tuvo noticias de Saga, supo que vena de una buena familia de condes de Francia, era joven, culto, encantador, valiente y diestro, haba participado en las campaas en Italia con excelencia y tambin en el sitio de la Rochelle, su padre haba sido fiel a la corona toda su vida y asimismo lo era el hijo. Aunque no fue necesario mucho tiempo para que se supiera que no era alguien que sintiera devocin alguna por el cardenal y ese grupo no era pequeo pero no por eso se mezclaba en las intrigas que se seguan dando en la corte. Serva al rey y a la corona por encima de todo.
Sin embargo volvieron a verse aunque ninguno de los dos buscaba que eso sucediera.


Lo que los uni fue algo que a ambos apasionaba y se trataba de la literatura. La Academia Francesa estaba ya en marcha bajo la proteccin del cardenal, era algo que le gustaba hacer al ministro y para su ahijado era una buena forma de saber lo que suceda. En cierta ocasin el de ojos verdes fue a casa de Valentin Conrart, este burgus gentilhombre afable y cultivado en cuya mansin parisiense se reunan los integrantes de la academia. Como ya saban de quien se trataba el de ojos verdes era muy bien recibido pero ese da fue inusual pues estaba alguien ms en el lugar.
--No esperaba verlo en este sitio.
--Monsieur Gmeaux—dijo Shun.
--Veo que me recuerda.
--As es Qu hace aqu?
--Converso con algunos conocidos, me da gusto que finalmente se d un lugar a las letras en este reino.
--Es algo necesario, deba hacerse, pero tiene razn en que es algo grato.
--Supe que es ahijado de Monsieur—dijo directamente Saga.
--Sigue llamndolo de esa manera.
--Acaso le molesta a su padrino?
--Mi padrino est por encima de ese comportamiento pero eso no significa que los dems puedan referirse a l como si no contara quien es. Todo lo que tiene hasta el da de hoy lo ha logrado con su esfuerzo.
--Preferira no seguir hablando de l.
--Me parece bien—concluy Shun.
Definitivamente para los dos estuvo bien lo de dejar el tema del cardenal a un lado pues pudieron charlar de algo ms y aunque en un principio fue complicado y algo difcil los dos tuvieron que reconocer que esa persona a su lado no era tan desagradable como haban supuesto, adems ambos compartieron puntos de vista sobre el arte; el de cabellos azules se declaraba admirador del renacimiento italiano y Shun le coment de algunas adquisiciones que haba logrado: una coleccin de Esclavos (20) y tambin de obras de Rubens, Poussin y Tiziano. Despus de esa conversacin se despidieron de forma ms amigable y sin duda con menos recelos por lo que pudiera sentir cada uno sobre la opinin del otro con respecto al primer ministro de Francia.
Varias veces ms se dieron esas conversaciones entre los dos, eran plticas que de ser unos minutos solamente al principio se convirtieron en largas charlas y les gustaban a ambos; sin embargo a Saga le llamaba poderosamente la atencin el que ese muchacho de cabellos verdes fuera alguien tan cercano al cardenal y al mismo tiempo no crea posible que fuera diferente de todo lo que se hablaba del ministro. Desde antes de su regreso a la corte el de cabellos azules haba escuchado todo lo que se deca del cardenal duque, los espas, su altivez, que acumulaba riquezas, su despotismo y su nepotismo, sus celos hacia otros, incluso que supuestamente estuviera enamorado de la reina Ana.
Cierto que eso entraba ms bien en el nivel de habladuras pero de lo que si estaba seguro era de esas polticas contra los Habsburgo (los espaoles y los de Austria) y del sometimiento de los nobles, las cargas fiscales, no era alguien agradable a pesar de estar rodeado de aduladores. Era por esos motivos por los que le costaba trabajo terminar de creer que alguien como Shun haba sido educado y formado prcticamente por el cardenal, pues el joven de los cabellos verdes no tena la menor traza de todo aquello de lo que acusaban a su padrino. Se daba cuenta que era un joven honesto, abierto, franco, realmente no comprenda que pudiera estar tan cerca de Richelieu. Y eso no cambiaba en lo ms mnimo que a cada momento estuviera ms y ms interesado en ese jovencito que senta que Saga era un caballero agradable, buen conversador e incluso le pareca apuesto pero eso no saba como manejarlo.
Sin embargo los acontecimientos estaban por cambiar ese mismo ao para todos. Cuidadosamente preparada a nivel diplomtico y militar, Louis XIII consider que ya haban aguardado suficiente y se declar la guerra abierta contra Espaa. El rey envi un heraldo de armas a Bruselas el diecinueve de mayo a Fernando de Austria, el cardenal infante y hermano del rey de Espaa, que era el principal apoyo del emperador catlico; entonces las alianzas francesas con los prncipes protestantes alemanes y con Holanda y Suecia entraron en juego. Que todas las fuerzas con las que combatan los franceses fueran protestantes contra las fuerzas catlicas del imperio era algo que el cardenal, un prncipe de la iglesia, estaba bastante dispuesto a obviar siendo como era su principal objetivo la casa de los Habsbugo para terminar con su hegemona sobre Europa. Desde los Pirineos hasta Flandes pasando por Italia, el Franco Condado, Lorena y los estados vecinos, todas esas regiones fueron escenario de la guerra.


Las cosas no fueron sencillas al principio, no para Francia y sus aliados al menos, el ao de mil seiscientos treinta y seis atestigu la doble invasin de Borgoa y Picarda y la cada de Corbie; debido a la misma guerra los impuestos aumentaron y tuvieron que crearse otros para solventar los gastos, como fue el caso de la gabelle y la taille (21); para asegurarse que nadie quedara sin pagar y era absolutamente nadie, el cardenal haba creado el sistema de los intendentes que trabajaba con eficiencia, demasiada para el gusto de los que deban pagar, y eso origin revueltas en el interior que tuvieron que ser suprimidas de inmediato.
Pero eso no cambiaba que la guerra iba mal contra Francia, los aliados seguan cayendo, las tropas francesas eran derrotadas, se perdan ciudades ya ganadas. Todo se vea muy mal y la gente no tard en sealar al responsable de esos males: el cardenal. An fue peor cuando llegaron las noticias de tropas enemigas en territorio Francs, la gente estaba inquieta y conforme se acercaban a Pars empeoraba el ambiente y a cada instante la ira se diriga ms y ms contra el ministro del rey.
En esos das cuando Shun deba atender algn asunto fuera del Palais-Cardenal vea los manifiestos y cartelones que atacaban a su padrino, era demasiado abierto el encuentro para pretender que nada suceda. En otra ocasin que el de cabellos verdes acompaaba a su padrino en su carruaje por la capital escuch como la gente vociferaba a su paso en su contra; las cosas no mejoraban en la corte, el joven de ojos verdes se dio cuenta que el propio rey se estaba apartando del cardenal. Si continuaban de esa manera las cosas todos esos proyectos que pusiera en marcha Richelieu se vendran abajo.
Durante una tarde particularmente pesada el cardenal termin por retirarse a descansar, Shun se haba quedado preocupado con eso, vea a su padrino cansado y no saba lo que podra suceder. En medio de esos pensamientos le fue anunciada la llegada de una persona y se sinti contento de su presencia, de inmediato sali a recibirlo.
--Padre Joseph—dijo el joven de cabellos verdes abrazndolo.
--A m tambin me da gusto verte Shun—dijo el capuchino.
Se dieron un carioso abrazo por unos momentos, Shun senta un profundo cario por ese hombre, haba sido su maestro y un gentil caballero, que para la mayora fuera identificado como l'…minence grise (22) era algo que para el joven de ojos verdes no contaba en lo absoluto, tampoco que hasta ese momento fuera el ms hbil diplomtico del cardenal, para l segua siendo ese caballero gentil y amable a la par que devoto que conoci desde nio.
--Cmo se encuentran Shun?
--Pues las cosas han estado un poco tensas padre Joseph.
--Y tu padrino, el cardenal?
--Ha trabajado mucho, est cansado, le duele la cabeza con ms frecuencia que antes, la verdad he estado preocupado.
--Podra hablar con l?
--S que le alegrar verlo.
--Por cierto Shun, un joven caballero me hizo el favor de acompaarme, estando las cosas tan inquietas me vino bien la compaa, me preguntaba si podras encargarte de mi escolta.
--Con mucho placer padre Joseph.
Primero lo llev a la cmara en la que descansaba el cardenal para dejarlos a solas mientras que regresaba para encargarse de quien haba acompaado al fraile. Pero no esperaba a quien iba a ver.
--Hola Shun.
--Saga Qu hace aqu?
--Me ofrec a dar mi proteccin y compaa al padre Joseph, no tena idea de quien era hasta que me dijo que se diriga aqu.
--Gracias, fue amable de todas maneras por acompaarlo.
--Con las cosas como estn en Pars es mejor asegurarse que no habra contratiempos.
--Lo s.
--La gente est asustada por la cercana de los imperialistas (23) Shun, es normal eso.
--Esto es slo un contratiempo Saga, las cosas van a estar bien.
--Me gustara tener esa misma confianza. Debe saber que se culpa al cardenal de todo.
--Tambin lo s, s muy bien que hay muchos que esperan para verlo caer.
--No nos engaemos, no se le aprecia mucho.
--Lo ha dejado muy en claro desde que nos conocimos Saga.
El de cabello azul se qued observando con cuidado al de cabello verde, ese joven no estaba enfadado, era algo muy diferente lo que su rostro reflejaba en esos momentos, se vea lleno de dignidad y orgullo al hablar de nuevo.
--El cardenal ha buscado la gloria de Francia—dijo Shun con firmeza—Librarnos del yugo de los Habsburgo que slo quieren sometimiento, el enaltecimiento del rey Louis en el interior y el exterior Por qu se regodean los dems con la idea de que falle? Si el cardenal cae no ser simplemente un hombre en desgracia, ser Francia quien sea humillada Acaso le agrada la idea Saga?
Saga lo observaba, sin duda era un joven valiente y digno…como su padrino. Le gustara reconocerlo o no la verdad era que ese muchacho tena razn, Richelieu haba luchado por tres cosas todos esos aos: acabar con el podero de los Habsburgo, someter a los grandes seores de la nobleza y centralizar el poder en el rey. No haba nada que celebrar si ese hombre caa.
--Supongo que su eminencia encontrar la forma de seguir adelante—dijo Saga.
Shun ya no dijo nada pero se daba cuenta claramente que era la primera vez que el de cabellos azules llamaba Su Eminencia al cardenal.
El padre Joseph intervino afortunadamente, reconfort a su amigo y eso ayud a que el cardenal se recuperara y tomara nuevos nimos. El de cabellos verdes se dio cuenta que estaba mejor, incluso cuando se mostr de nuevo ante la gente lo hizo tan impasible como siempre lo haba hecho, como si pasara por encima de los gritos y los abucheos. Entonces tambin lleg el cambio.


A comienzos de agosto del mismo ao el rey y el cardenal movilizaron a los parisienses, las fuerzas imperialistas estaban cercanas al Louvre, la gente se comport como si fuera un solo hombre y se colocaron de inmediato al servicio de su rey; se daban rdenes, el consejo se hizo un consejo de guerra, cierto que los enemigos del cardenal seguan haciendo crticas pero lo que vino fue una sensacin de patriotismo sin precedentes, no slo en Paris se daban los voluntarios, tambin en Normandia y Sensils; el cardenal duque mostraba su prudencia, constancia y magnanimidad y cuando las batallas se dieron de nuevo fue cuando el triunfo empez a acompaarlos.
El rey nuevamente se mostraba confiado de su ministro, los aliados recuperaban fuerzas, el ejrcito francs avanzaba y no se detena, las tropas que haban resistido heroicamente a los ejrcitos formados por los imperiales, los espaoles y al duque Carlos de Lorena seguan en su avance, su triunfo fue grato cuando recuperaron Corbie el catorce de noviembre. La guerra no estaba ganada de ninguna manera pero la fortuna hara unas jugadas que seran benficas mientras el cardenal deba lidiar con muchas responsabilidades y problemas pero no decaa.
Tambin fue en esos nuevos das de la guerra que Shun, quien ya no era un nio, estaba ms cerca que nunca de su padrino, se mantena a su lado siendo una especie de ayudante de campo durante las contiendas adems de un secretario en todo aquello que requiriera de su atencin. En cierta manera fue tambin por esa lucha que el de cabellos verdes pudo mantenerse cerca de Saga ya que el de cabellos azules iba en la compaa del rey y se mostraba valiente en las campaas, ciertamente que segua sin agradarle el cardenal pero reconoca que todo haba sido por engrandecer el reino.
Incluso algunas ocasiones pudieron tener unos momentos para ellos solos y los aprovechaban para charlar, como esa maana en que ambos tenan unos momentos y comentaban algo en particular.
--Creo que se ofendieron por nada—deca Saga—Corneille es un seguidor de la verdad, por eso El Cid (24) es una obra que debe reconocerse. Segn s su eminencia est interesado en que se represente El Cid en su palacio y en el Louvre.
--As es, despus de todo la obra est dedicada a su sobrina madame Combalet.
--Es una buena obra.
--Es divertido y divierte a la gente—dijo Shun—Aunque prefiero dejar la risa en segundo trmino. He estado leyendo a Descartes (25).
--Su principio Cogito, ergo sum (26). Es interesante.
--Ya lo creo que si. No saba que tambin lo haba ledo.
--Lo hice pero por el momento me contento con estar a su lado.
--Gracias por el cumplido.
--Es la verdad, no un cumplido.
El de cabellos verdes lo mir desconcertado y Saga le acarici el rostro con suavidad.
--Debe saber que tiene los ojos ms dulces que haya visto en mi vida.
Pero Shun no tuvo ni la menor idea de cmo responder a eso, prefiri otro camino.
--Creo que debo seguir con mis deberes—murmur el de ojos verdes.
--Pero…
No dio tiempo a una palabra ms, el joven se alej con prisa pero sintiendo que su corazn lata velozmente, sin embargo no saba cmo manejar la presencia de Saga y que estuviera a un paso de declararse era algo que no poda manejar, no es ese momento, deba tener su mente atenta a todo lo que era apoyar a su padrino, era lo ms importante. Ese ao estaba dando muchas sorpresas y algunas eran benficas para Francia como la muerte de Fernando II y de Vctor Amadeo de Saboya. Sin embargo si hubo un evento que fue bastante grato y maravilloso: contra todas las expectativas y para asombro de todos el rey Louis XIII y la reina Ana seran padres.


Para el ao de mil seiscientos treinta y ocho Francia pareca entrar a un nuevo periodo de existencia, lo ms importante fue que el diez de febrero el rey tom una decisin que le resultaba vital: consagrara Francia a la Virgen Mara, los catlicos estaban complacidos, los protestantes no mucho pero era la voluntad del rey y eso era lo importante.
--“Hemos declarado y declaramos que, al tomar a la muy santa y muy gloriosa virgen como protectora especial de nuestro reino, le consagramos particularmente nuestra persona, nuestro Estado, nuestra corona y nuestros sbditos”.
Entre quienes haban escuchado ese voto estaban Shun y Saga.
--Es un momento importante para el reino—dijo Saga.
--El rey siempre ha sido muy devoto—coment Shun—Supongo que tambin lo hace por el embarazo de la reina.
--Si pero desde antes ya lo haba pensado, slo hasta ahora es oficial aunque no creo que a los protestantes les agrade.
--Cierto que algunos no estn convencidos pero estoy seguro que las cosas mejorarn.
--Por qu lo crees?
--Cuando nazca el delfn todo estar mejor.
A Saga no le pareci buen momento para comentar que la reina antes ya haba tenido abortos naturales y que justamente fue una de las causas que tuvo el rey para apartarla de su lado por aos, ni siquiera podran asegurar que sera un nio pero comprenda lo que deca Shun, deban esperar por lo mejor. Y haca falta para ser optimistas con una guerra que no pareca tener un final cercano.
La guerra segua con sus bajas y sus movimientos arriesgados, prcticamente se estaba creando el ejrcito en tierra y mar que se necesitaba sobre la marcha pero el cardenal no perda de vista los detalles para lograrlo, en ese momento resultaba vital evitar que los espaoles pudieran llegar hasta los pases bajos que eran sus aliados, si eso suceda seran una fuerza de mucho cuidado, resultaba vital que no lograran la alianza.
Pero mientras la guerra segua y los planes continuaban un feliz acontecimiento lleg al reino: el cinco de septiembre en Saint-Germain, naci el tan esperado delfn de Francia, se llamara como su padre y estaba destinado a ser Louis XIV. El nacimiento del heredero de la corona fue un acontecimiento sumamente festejado por todos, Shun acompa a su padrino a dar sus parabienes al rey, sin duda Louis XIII estaba feliz, algo que no era sencillo de ver en su monarca.
--“En verdad, creo que Dios, al drselo, se lo da al mundo para grandes cosas”—dijo el cardenal.
El propio Shun estaba feliz, ese pequeo sin duda alegraba a todos, incluso se le daba ese nombre que le quedaba a la perfeccin: Dieudonn (26). Francia por entero festejaba, si ese nio no era un milagro pues si haba hecho uno: la reina Ana y el cardenal hicieron las paces. Finalmente la reina dej de verse a si misma como espaola para ser ms una francesa, la relacin entre los reyes mejor y Gastn de Orlens qued totalmente excluido de la sucesin. Pareca que todo eran buenas noticias pero desafortunadamente no fue as.
--Los imperialistas resisten—le comentaba Saga a Shun.
--Si resisten ms tiempo los espaoles tendrn su paso a los pases bajos—responda el de cabellos verdes.
--Son persistentes, estn acorralados pero resisten el sitio con orgullo.
--Parece que todo se limita a Brisach ahora.
--Shun.
--Qu sucede Saga?
--Por qu cada vez que hablamos slo lo hacemos de acontecimientos?
--De que desea que hablemos?
--De nosotros tal vez.
--Debo volver con mi padrino—dijo el de cabellos verdes—Tengo que irme.
Al de cabellos azules ya saba que cada vez que trataba de hablar con Shun sobre algo ms personal el joven siempre sala ms bien aprisa sin permitirle explicarse, no comprenda el porqu, estaba seguro que el de cabello verde senta algo por l pero aparentemente la figura del cardenal se interpona entre ambos. Tendran que separarse por un tiempo pues l deba atender algunas cuestiones de tipo militar pero cuando volviera a ver a Shun no lo dejara irse como lo haba hecho todas las veces anteriores.


El conflicto continuaba, si bien Francia estaba mejor la guerra no estaba ganada, en cierta forma se estaba convirtiendo en un conflicto entre Richelieu y Olivares, consejero de estado de Felipe IV, se parecan en cierta manera y en ese momento se estaban jugando una especie de carrera contra el tiempo por un punto vital: Brisach. De que ese sitio continuara en pie o cayera dependa mucho para ambas partes del conflicto.
Sin embargo Shun para esos momentos no poda concentrarse pues pensaba en Saga, saba que deban aclarar las cosas pero no se animaba a hacerlo. Ese hombre de cabello azul era muy especial pero no poda siquiera reconocerse a si mismo cuando se trataba de l, le hubiera gustado aclarar sus sentimientos pero no fue posible en ese momento pues una tragedia se hizo presente.
El padre Joseph llevaba tiempo enfermo, era un hombre muy capaz y hbil pero ya era grande, su vida ambulante y de diplomtico del cardenal le haba debilitado, demasiado, permaneca recostado y sin moverse; en ese tiempo Shun se qued a su lado todo el tiempo, no lo haca por una orden de su padrino, lo haca porque le tena afecto a ese hombre. Sin embargo nadie se engaaba en que no haba forma de evitar lo inevitable. Ya estaba agonizante cuando el propio Richelieu se inclin a su lado para hablarle.
--“Padre Joseph, Brisach es nuestra!”
Pero no haba forma de saber si el padre Joseph escuch esa noticia que no estaba confirmada pero quizs le diera nimos.
Cuando Saga llev la importante noticia de la cada de Brisach personalmente al cardenal, haba capitulado el diecisiete de diciembre, busc a Shun, era el momento de aclarar las cosas definitivamente entre los dos; encontr al de cabellos verdes apartado de los dems y en ese momento le pareca lo mejor, se acerc a l y le habl.
--Tenemos que hablar Shun.
Pero al decirle esas palabras se dio cuenta de inmediato que el de cabellos verdes estaba decado y cabizbajo.
--Shun Qu sucede?
--El padre Joseph muri.
Pero el de cabello azul no supo que decir.
--Cuando era nio fue mi maestro—dijo Shun—Cuando mi padre muri fue l quien me trajo de la mano al lado de mi padrino, fue l quien me bautiz, todos estos aos fue mi gua y mentor…
Pero no pudo decir nada ms, empez a llorar; Saga se acerc de inmediato a su lado para abrazarlo, no se haba equivocado al ver que el propio Richelieu estaba desolado pero se sobrepona mejor que el joven ante la prdida.
--Yo, lo lamento Shun.
Pero el de cabellos verdes no dejaba de llorar, abrazaba a Saga como si buscara su fortaleza y el de cabellos azules lo reciba y lo acariciaba. Cuando el joven pareca haberse tranquilizado un poco trataba de limpiarse el rostro pero no lo lograba del todo, Saga lo hizo por l y quedaron mirndose de frente, no se dijeron nada, no aclararon ni sus motivos ni sus sentimientos pero no necesitaban hacerlo, todo fue un hecho cuando el de cabello azul tom entre sus manos el rostro del menor y empez a besarlo. Ms que aclarado lo respectivo a sus sentimientos cuando el de cabellos verdes le respondi.
--Me gustas Shun—dijo Saga sin dejar de mirarlo a los ojos—Me agradas, me encantas, eres como una joya, ms bien como una estrella.
--Saga—murmur el otro.
--Deseo estar en tu vida.
--Pero mi padrino…
--Eso no me importa, slo t cuentas en mi vida Shun.
--Eres especial Saga y te quiero, eres un caballero nico pero s bien que no aprecias a mi padrino.
--Por favor Shun…
--Para m l es importante, no podra dejarlo, no en este momento, te quiero pero entiende que por ahora debemos ser discretos.
Pero Saga haba dejado de escuchar desde el te quiero as que aceptara cualquier cosa que el de cabellos verdes le dijera desde ese instante.
--Te amo Shun—dijo para despus besarlo—quiero estar contigo, slo contigo.
Su vida sera distinta desde ese momento y ambos lo saban.
Siendo que estaban decididos no fue inusual verlos a ambos con frecuencia en el mismo sitio, parecan muy cercanos pero se explicaban esa compaa ya que ambos seguan muy interesados en el arte, no haban tardado mucho en darse cuenta que les gustaba tener al otro en su vida .
Unos das despus, a finales de ao, el joven de cabellos verdes tena planes, su padrino estaba de acuerdo en que se tomara unos das pues se haba dado cuenta que la muerte del padre Joseph lo haba dejado decado, antes de marcharse tuvo que encontrarse con alguien en la antecmara de su padrino. Se trataba del marqus de Cinq Mars, era un joven apuesto y culto, hijo de un hombre cercano y leal al cardenal y saba que pareca un prospecto favorable para favorito del rey pero haba algo en l, algo que a Shun no le gustaba, sin embargo no dira nada, su padrino saba lo que haca. Se limit a saludarlo y a marcharse, iba a reunirse con Saga…aunque su padrino no saba eso.


Despus de besarse ambos haban seguido vindose, haban hablado de sus sentimientos y estaban felices de que fueran los mismos; en un intento por hacer formales las cosas entre ambos era por lo que se haban decidido a ese viaje a las tierras de Saga ya que en ese sitio estaran tranquilos y lejos de miradas curiosas. Se queran, se gustaban, les atraa la persona que era el otro y pareca motivo suficiente para ser felices el poder estar juntos. Aprovechaban el tiempo para charlar pero tambin con frecuencia salan por los alrededores como esa maana que aunque fra les gust dar una vuelta a caballo, se detuvieron a descansar por unos momentos al llegar a un lago, ataron a los caballos y el de cabello azul le explicaba varias cosas sobre el lugar. Caminaron un poco ms hacia lo que pareca un cobertizo abandonado pero slo era que se empleaba unos aos antes para la cra de faisanes pero para esos das ya no se usaba para nada, as que los dos se instalaron cmodamente viendo el encantador medio que los rodeaba, Shun entre los brazos de Saga y estrechndose con ternura.
Ese sitio a pesar de estar algo fro era hermoso, era un lugar perfecto en su quietud y su silencio y sin duda lo ms hermoso para Saga era ese pequeo de cabello verde entre sus brazos, fue justamente por eso que empez a besarlo en el rostro sostenindolo dulcemente contra l, era tan tierno, tan perfecto, era como la msica que tocaba en su lad, suave y llegaba al corazn directamente.
--Shun.
--Saga.
--Te amo Shun.
Pero el de cabello verde no poda ni hablar ante esa declaracin con la que haba soado mientras que su compaero estaba seguro de sus sentimientos y tambin de que su compaero mereca saberlos. El de cabello verde tan slo volvi a estrecharlo entre sus brazos para besarlo, quera tanto a ese hombre de ojos verdes que no poda hacer otra cosa que besarlo y estrecharlo acercndose a su cuerpo con toda la fuerza de su inocencia, era muy difcil ignorarlo cuando estaban solos y se saban completamente enamorados.
--Espera…Shun…
--Qu sucede Saga?
--No puedo Shun, no an, t eres muy joven, no quiero que nos apresuremos.
--Quiero estar contigo Saga.
--Mi hermoso Shun yo tambin quiero estar contigo.
Le acarici el rostro con ternura, el de cabello verde le tom la mano y frot su rostro contra ella, al de cabello azul le pareci un gesto de lo ms ertico y sus ojos fueron justamente al pantaln del de cabello verde; casi como si tuviera vida propia su mano fue exactamente al broche y con cuidado lo separ, los broches no presentaron resistencia y se introdujo acariciando sobre la tela haciendo que el joven Shun se estremeciera.
--Saga.
El de los cabellos azules solamente poda seguir tocndolo y no pudo pensar sino en continuar y para eso necesitaba su ropa fuera del camino. Retir su mano porque la necesitaba para quitarse los pantalones y abrirse el jubn y la camisa que llevaba, despus le quit el chaleco a Shun y sus pantalones tampoco permanecieron, estaban slo parcialmente vestidos y no crean que durara mucho, ni siquiera sentan el fro del ambiente. Para que se calmara un poco y se sintiera cmodo Saga se quit su ropa interior primero quedando ante los ojos de Shun; el cabello verde lo mir por un instante y se ruboriz un poco pero el de cabello azul hizo que lo mirara y lo bes, llev una de las manos del menor a su sexo que se excit ms por el calor de su joven de cabello verde que no dud en acariciarlo aunque en un primer momento lo hizo con timidez pero se relaj y fue sencillo cuando vea el placer en el rostro del de cabellos azules.
Definitivamente Saga se estaba poniendo en manos de Shun sin contemplaciones, lo quera tanto, tanto que nicamente deseaba estar con l. Lo atrajo contra su cuerpo y lo estrech con fuerza mientras lo besaba con pasin, haciendo que el menor abriera sus labios y dejara pasar su lengua que no dudaba en juguetear con la del cabello azulado, casi al mismo tiempo sus erecciones se encontraron y los dos se estremecieron. Shun senta que no quera nada entre los dos y con algo de prisa y torpeza llev su mano a la ropa interior que an usaba para tratar de quitarla, al darse cuenta el mayor lo ayud, lo hizo recostarse sobre su ropa y quit la prenda, por un segundo se qued sin aliento tan slo admirando al de cabello verde que no se le resista a nada de lo que le pidiera.
Shun sinti la mirada de Saga sobre l y le dio la impresin de que no soportara otro instante sin que lo tocara.
--Saga—lo llam en un murmullo.
El de ojos verdes se acerc con cuidado, separando las delgadas y blancas piernas del de cabellos verdes, viendo su erguido sexo con deseo y ansiando tocarlo de nuevo, llev sus manos a la parte interna de los juveniles muslos y los separ para empezar a besar el erguido sexo de su compaero, slo besos suaves que encendan ms a Shun, pero no por mucho tiempo pues no demor en tomarlo en su boca de nuevo para presionar y succionar con energa y entusiasmo, fascinado de los gemidos que daba el de cabello verde que se le entregaba sin reservas. Shun no poda creer que estaba viviendo lo que viva en ese instante, quera tanto a Saga, saba que le entregara todo lo que era y no deseaba detenerse de lo que haban iniciado, de nuevo senta esa presin en su interior que buscaba liberarse y saba que estaba por terminar.
Pero Saga tambin se dio cuenta de eso y no quera que de nuevo fuera de esa manera, separ su boca del erguido miembro del ms joven pero no se alej demasiado, tan slo separ un poco ms sus piernas y levant sus caderas para llegar a la inexplorada y joven entrada que saba bien no le opondra resistencia de ninguna clase. La bes y acarici con su lengua tratando de relajar a Shun pero el de cabello verde solamente se mostraba ms ansioso a cada segundo, as que Saga no vacil en llevar sus dedos a su boca y humedecerlos para despus llevarlos a la estrecha intimidad de su joven compaero y haciendo crculos logr traspasar y dilatar a Shun quien slo gema por sentir lo que hacan con su cuerpo y a cada segundo deseaba ms.
El de cabellos azules no tard en sentirse igual, deseaba a Shun con todas sus fuerzas y no vacilara en tomarlo. Llev su erguido miembro a la estrecha entrada de Shun sujetndolo de las piernas y pasndolas por su cintura, dejando caer su peso sobre el joven de cabello verde pero guiando con su mano su propio sexo para penetrarlo; el de cabellos verdes sinti que algo se frotaba contra su intimidad, algo hmedo y tibio y slo deseaba rendrsele por completo, se esforz por ser complaciente y deseaba como nada en su vida sentirlo en su interior.
Saga empez a entrar en Shun con cuidado pero tambin con deseo, amaba a Shun con todo su corazn pero su cuerpo lo aoraba con necesidad, quera hacerle el amor y decirle de esa manera cuanto significaba en su vida; Shun simplemente senta como su cuerpo era abierto por Saga y se abandonaba por completo a sus caricias y se le entregaba en cuerpo y alma tan slo deseando demostrarle cuanto lo amaba. Por unos instantes trataron de recuperar el aliento pero sus sentimientos y sus deseos conspiraron juntos para no darles mucho tiempo y los dos buscaron moverse tratando de encontrar ms de su compaero al mismo tiempo que se entregaban.
Fueron momentos maravillosos en los que se entregaron a su compaero con amor, conociendo por vez primera lo que era el cuerpo de otra persona y fue mucho ms hermoso porque era alguien a quien amaban; sus caderas y sus cinturas parecan fundirse en sus movimientos y no queran separarse nunca, se besaban y se estrechaban con fuerza, se acariciaban y eran tan tiernos como lo permita la situacin pero tambin era un acto lleno de sensualidad para los dos que saban bien nunca olvidaran. Siguieron movindose entre exclamaciones de satisfaccin y placer y besndose con intensidad hasta que ambos supieron que el final se acercaba. Saga no dud en llevar una de sus manos entre los dos para encontrar el erguido miembro de Shun y lo frot con amor para que alcanzara la satisfaccin completa y l segua movindose en su interior disfrutando de hacerle el amor. Bastaron unos instantes ms para que fuera el jovencito de cabello verde el que lograra su satisfaccin entre suaves gemidos para despus dejarse escuchar los de Saga, ms fuertes e intensos pero igualmente complacidos cuando se esencia qued en el interior de su joven amor.
Se separaron lentamente y un tanto adormecidos por la pasin pero felices sin duda.
--Shun…amor mo…
--Saga…te amo Saga…
Pareca que no podan hablar mucho pero no les hizo falta pues se abrazaron y se quedaron muy quietos respirando el aroma de su compaero y sonrientes de saber que eran una pareja por completo y sobre todo seguros de que se amaban.


La llegada del ao de mil seiscientos treinta y nueve marcaba una especie de nueva poca, si bien la pareja de Saga y Shun segua siendo muy unida estaba muy en claro por parte del de cabello verde que no deseaba dar motivo alguno para que el cardenal lo supiera, el de cabellos azules estaba conforme pero tambin senta que para su compaero su padrino contaba demasiado. Sin embargo ninguna de esas inquietudes pesaba demasiado en Shun quien segua ayudando al cardenal duque en todo, aunque tambin le interesaba comentar algo en especial durante el mes de abril.
--Entonces es verdad?—preguntaba Shun.
--Lo es, el hermano corta coles (27) se naturaliza francs—dijo el cardenal.
Para Shun era importante saberlo, Giulio Mazarini era italiano y de clrigo no tena sino la profesin pero a Richelieu le pareca que era el hombre que necesitaba para continuar con sus planes despus de la muerte del padre Joseph, una vez que se hiciera francs sera su siguiente labor conseguir que fuera nombrado cardenal pues ya lo haban solicitado pero no haba respuesta an. Sin duda era muy singular que Richelieu hubiera convertido al enviado de los intereses del papa en un fiel y leal colaborador.
--Ocupar el sitio del padre Joseph?—pregunt Shun directamente.
--Nadie puede lograr eso Shun pero si puedo decirte que yo no soy eterno y llegado el momento debo tener un sucesor.
--Ser entonces l.
--Hasta ahora “slo se de un hombre que puede sucederme, pero es extranjero”. Aunque eso est por cambiar.
--Espero que sea para bien—se limit a decir el de cabello verde.
--Tambin es necesario ver que sucede con el nombramiento del joven Cinq Mars.
--Todo est en orden, sigue siendo jefe de guardarropas de su majestad.
--Ser Gran Caballerizo, al rey le agrada mucho y sin duda ser su favorito.
La verdad Shun no encontraba que eso fuera exactamente bueno, Louis XIII era un gran rey pero el cargo de favorito con l era bastante ingrato; adems ese Cinq Mars segua sin agradarle aunque no poda comprender porqu. De todas formas eso no importaba mucho, lo que contaba era seguir con los planes delimitados, sobre todo en la guerra.
Espaa tena serios problemas para mantenerse firme, las cosas se hicieron ms notables al ao siguiente en que Catalua se sublev abiertamente el siete de junio; los regimientos de Louis XIII se instalaron en Lorena y Alsacia, cortando as los enlaces del ejrcito enemigo; despus se trasladaron a Artois y tomaron Arras que capitul el nueve de agosto; llegaron hasta Barcelona donde el rey fue nombrado conde de la ciudad; adems la rebelin de Portugal contra Espaa dio inicio y esas rebeliones eran apoyadas por Francia. Todo eso debilitaba a los Habsburgo que tuvieron que reconocer que la unidad catlica no sera posible de la misma manera que su supremaca sobre Europa ya no se lograra, Francia estaba por tomar el lugar como el reino ms importante.
Ese mismo ao las noticias buenas continuaban en Francia pues naci Phillip de Orlens, segundo hijo de Louis XIII y Ana de Austria, la sucesin estaba ms que sustentada. Un poco ms discreta pero igualmente importante fue la reconciliacin con el papa Urbano VIII al ao siguiente y esa fue obra de Mazarini que sin duda demostraba porque haba sido distinguido entre cien por el cardenal. Pareca que marchando tan bien las cosas en el reino slo quedaba recoger los frutos del trabajo. Sin embargo no fue as.
De manera personal Shun estaba viviendo un momento tenso al lado de Saga quien estaba un tanto cansado de lo que ocurra.
--Slo digo que ya pasamos mucho tiempo as—deca Saga.
--Y estamos bien de esta forma—contest Shun.
--Creo que ya soporte bastante de esto, es momento de que dejes a su eminencia.
--Mi padrino est enfermo, no lo puedo dejar en ese estado.
--Siempre ha estado enfermo, Shun me he callado demasiado, lo que te pido es justo.
--No me pides, me exiges Saga, desde el principio te aclar las cosas y aceptaste.
--Es que no te importo?
--No voy a darle un disgusto a mi padrino—dijo Shun con firmeza y dignidad.
Con eso se dio vuelta y se march, a Saga le molestaba lo que pasaba, l amaba a Shun y estaba seguro que este lo amaba pero se daba cuenta que para su compaero estaba primero el cardenal y despus l y eso lo estaba desesperando. Por su parte el de cabello verde fue a Palais-Cardenal, la salud de Richelieu estaba debilitndose y era necesario que l lo ayudara en muchas cosas que su padrino ya no poda atender y no pensaba dejarlo en esos momentos que ms necesitaba de apoyo y afecto de los suyos, esperaba que se recobrara como tantas veces antes a esa y que pudiera estar tranquilo.


Eso fue imposible, se descubri una conspiracin ms contra el cardenal pero esta era diferente de las anteriores pues tena los signos de alta traicin ya que contaba con vnculos en Espaa. Nuevamente se vean nombres importantes en la conjura pero quien pagara las consecuencias sera alguien que el mismo cardenal haba puesto cerca del rey: se trataba de ese joven Cinq Mars al que los dems llamaban Seor Grande y que fuera favorito del rey. Desafortunadamente para este joven el favor conseguido con Louis XIII se le subi a la cabeza y se tom demasiado en serio las quejas del rey sobre no soportar ms a su ministro.
Mientras el rey y el cardenal se preparaban para el asedio de Perpignan la conjura continuaba, tomaba forma, las cosas se estaban poniendo en marcha pero no era sencillo tomar desprevenido a alguien como el cardenal. Estaba enfermo, padeca de malaria, ya no caminaba por su cuenta y se le deba trasladar en una litera pero an era el primer ministro y tena el poder para castigar a sus enemigos; estaba listo para hablar con el rey y cuando lo hiciera terminara de una vez por todas con eso. Con las pruebas de una nueva traicin el rey y el cardenal se reunieron en el camino a Rousillon, teatro de la guerra contra Espaa, tuvieron que detenerse en Narbonne y fue ah donde el cardenal tuvo en sus manos el tratado secreto con Espaa y con esa prueba en las manos discuti con el rey lo que deba hacerse. Cinq Mars fue apresado y juzgado para ser condenado, no haba ms que discutir.
A la par de esa conjura muchas otras cosas sucedieron a gran velocidad: a mediados de ao, el tres de julio falleca Maria de Medici. Francia tomaba Sedan, ganaba su fuerza martima con Meill-Brez, en tierra con Kempen. El veintinueve de septiembre se renda Perpignan y el cardenal dict a su ahijado un mensaje.
--“Seor, sus armas estn en Perpignan y sus enemigos han perecido”.
El de cabello verde permaneca en Lyon al lado del cardenal, a cada momento su estado era ms grave y eso lo tena ms y ms angustiado. An as inform a Richelieu cuando el doce de octubre fue ejecutado Cinq Mars pero el estado del ministro no mejoraba y como nada pareca que fuera a cambiar eso las rdenes fueron inmediatas y en los das siguientes regresaron a Pars, al Palais-Cardenal. Todo ese tiempo Shun se mantuvo a su lado, no quera separarse de ah.
Sin embargo una maana lleg una visita inesperada pues Shun no crea que ira.
--He vuelto Shun—dijo Saga.
--Cre que permaneceras con las fuerzas en Perpignan.
--Logr un permiso, supe que su eminencia est enfermo.
--As es.
--Lo lamento pero comprende que es una persona mayor y enferma, esto es algo que…
--Tambin ests esperando que muera?
--No se trata de eso Shun.
--Es lo que todos esperan, que muera, pero pase lo que pase yo me quedar a su lado.
--Por qu te pones as? Antepones al cardenal para todo.
--No quiero ser hurfano de nuevo—dijo Shun con voz ahogada—Ya perd a mi padre, no quiero perderlo a l tambin, no quiero…
Pero no pudo seguir hablando, empez a llorar, era la primera vez que Saga entenda lo que realmente una a su joven amor a Richelieu, para todos haba sido ese odiado ministro de su rey pero para Shun haba sido como un padre, uno al que haba elegido amar y respetar como tal y sentir la proximidad de su muerte le dola profundamente. Se acerc a l y lo estrech en sus brazos con cario, buscando confortarlo pero en realidad no estaba seguro de lograrlo.
--Sin importar lo que suceda voy a quedarme a tu lado Shun.
El de cabello verde slo lo abraz con fuerza, no se resignaba a que su padrino muriera.
--Qu sucede Shun?—pregunt el cardenal al verlo de nuevo.
--Nada.
--Debes cuidar de ti mismo Shun, tienes que hacerlo cuanto antes. Ya no eres un nio, hace mucho que dejaste de serlo para que sigas actuando as.
--Lo lamento.
--De nuevo con eso, sufriendo por todo, a veces creo que nunca aprendiste lo que te dije cuando eras pequeo.
--Debo ser valiente y firme y avanzar con dignidad—dijo el de cabello verde.
--Lo recuerdas, que mejor, nunca lo olvides, cuando me vaya debes recordarlo cada da porque ya no estar para poder hacerlo.
Pero Shun ya no dijo nada, se sent a su lado en la cama tomando su mano, el joven llor y el cardenal permaneci impasible, su nico gesto fue secar una lgrima de su ahijado, lo quera y estaba convencido que estara bien sin l…tena quien lo cuidara pero era mejor no decirlo, si su ahijado no haba querido que se enterara era por algo.


El da veintiocho de noviembre la corte se enter: el cardenal duque de Richelieu, primer ministro del rey, estaba muriendo. Se saba que tena fiebres elevadas y dolor agudo en el costado, los das siguientes podan ser definitivos. Para el dos de diciembre el rey fue personalmente a verlo, los sntomas estaban ms avanzados, el cardenal se sofocaba y escupa sangre, charlaron mientras Shun observaba la escena. El joven de cabellos verdes no era capaz de definir el estado de nimo de Louis XIII pero nunca lo haba hecho de todas maneras, an as Richelieu sin duda poda hacerlo mejor que l, no en vano ambos hombres haban compartido los ltimos dieciocho aos de vida al servicio de Francia.
El cardenal segua en su papel de ministro a pesar de estar casi agonizando, le recomendaba conservar a sus mejores ministros, sobre todo a Mazarini, l era quien continuara con su obra; Louis XIII le sirvi y dio con sus propias manos dos yemas de huevo que era todo lo que el cardenal poda comer, era el momento del adis y pareca que ambos estaban de acuerdo en eso.
--“Al despedirme de su majestad”—dijo el cardenal—“Tengo el consuelo de dejar su reino en el ms elevado grado de gloria y reputacin que jams haya alcanzado, y a todos sus enemigos derrotados y humillados”.
Cuando el rey se retir nadie podra asegurar su estado de nimo, algunos diran que estaba conmovido, otros que se mostraba aliviado. Shun no lo supo pues no se apart del lado de su padrino ms que cuando este se lo pidi, fue para llamar al prroco de San Eustaquio quien le dio los ltimos sacramentos y lo convid a morir en paz.
--Ha perdonado de verdad a sus enemigos?—pregunt el prroco.
--“Nunca tuve otros enemigos que los del estado”—respondi el cardenal.
El cuatro de diciembre de mil seiscientos cuarenta y dos permanecan a su lado slo los ms cercanos, Shun acerc una vela a sus labios y la llama permaneci inmvil, el cardenal de Richelieu haba muerto a los cincuenta y siete aos. La noticia fue acogida por diferentes personas de diferente manera (28) pero una en especial aguardaba pacientemente; despus de que el cuerpo de Richelieu fue sepultado en la iglesia de la Sorbona, Shun abandon el lugar sin decir una sola palabra a nadie, se limit a caminar por los jardines del Palais-Cardenal hasta que alguien le habl.
--Shun—lo llam Saga.
El joven volte y un instante despus ya estaba el de cabello azul delante de l.
--Lo lamento Shun, s que t lo queras, de verdad lo lamento.
--No digas nada, slo abrzame—fue lo nico que dijo el joven de cabellos verdes.
Saga lo recibi entre sus brazos y lo estrech con ternura.
--An me quieres a tu lado Saga?
--Sabes que si.
--Entonces llvame lejos por favor, llvame contigo lejos, mi padrino ya no est, no hay nada ms que me retenga en este lugar. Slo mame Saga.
Lo tom gentilmente del brazo y se lo llev, cualquiera que fuera el camino que tomaran lo haran uno al lado del otro, en ese momento haba dolor pero eso pasara, tambin las lgrimas pasaran, pero esa nueva Francia, esa nueva Europa creada por Richelieu permanecera, los dos saban eso. El cardenal tambin lo haba sabido, de la misma forma que saba que su ahijado permanecera al lado del de cabellos azules, era a pesar de todo lo que haba deseado para l, paz y dicha pues Su Eminencia siempre vel por su felicidad.


FIN
Notas finales: Al igual que las otras tramas me permito indicar que no es mi intención dar clases de historia, solamente tomé a personajes reales con hechos verídicos para hacer una trama. Como ya comenté una vez me gusta la historia de Francia y esta fecha fue la primera que me vino a la mente cuando me la dijeron. Particularmente en este trabajo me gustó hacerlo porque Richelieu es uno de mis cinco personajes históricos favoritos y el saber que a pesar de la casi leyenda que heredamos de Dumas en sus novelas en realidad Richelieu no fue todopoderoso desde el principio ni el rey era un debilucho sometido a su voluntad, la verdad era que ambos fueron políticos hábiles.
Los nombres de lugares y personajes procuré dejarlos en sus versiones originales, por ejemplo el rey Luís que era Louis en francés o Giulio Mazarini que era italiano, o sea Julio Mazarino.
“Lo escrito entre comillas son palabras atribuidas realmente a los personajes que escribí que las dijeron”.
*Lo marcado con asterisco pertenece al Testamento Político de Richelieu.
Como los anteriores sólo algunos comentarios y puntos:
(1) Chaîne d´Andromeda está en francés y significa Cadena de Andrómeda.
(2) En el año de 1623 Richelieu creó su propio cuerpo de guardias, vestían de rojo mientras que los mosqueteros del rey vestían de azul, el color de la realeza.
(3) Los grisones eran los habitantes del cantón de Suiza que hacia frontera con Italia y Austria además del principado de Liechtenstein.
(4) Le Mercier fue un hábil arquitecto que además de estar bajo la protección de Richelieu realizó varias obras en Francia, como la nueva Sorbona y su iglesia, además del patio cuadrado del Louvre.
(5) Aunque se dijera que era de Austria en realidad era de España pero como era de los Habsburgo no importaba la rama, se llamaba de Austria por igual a todos.
(6) Le farceur significa el bufón en francés.
(7) La Bastilla era originalmente una fortaleza de París que le permitía defenderse del ataque inglés. Richelieu fue el primero en usarla como prisión de Estado.
(8) Se llamaba hugonotes a los protestantes calvinistas de Francia durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
(9) Ama a tu hermano, teme a Dios, honra al rey, se atribuye a San Pedro esta frase.
(10) Malherbe fue un poeta que realmente escribió La Oda para el Rey que fue a castigar la rebelión de los rocheleses, lo hizo en marzo de 1628.
(11) Je soumets cette pensée comme toutes les autres à votre majesté; quiere decir: Someto este pensamiento como todos los otros a su majestad, era una forma para decirle al rey que Richelieu no intentaría gobernar jamás en su lugar.
(12) Estos cuadros de Rubens están hasta el día de hoy en la sala Medicis en el museo del Louvre y relatan la vida de María de Medici.
(13) Lo que hoy conocemos como el palacio de Versalles no lo era en los días de Luís XIII, originalmente el rey lo hizo construir como un refugio de caza, fue Luís XIV quien lo convertiría en un espectacular palacio real.
(14) Le Journée des Dupes está en francés y su traducción más usada es La Jornada de los Incautos.
(15) El Louvre era la residencia real en aquellos días, hoy lo conocemos como un gran museo; de la misma manera el que fuera Palais-Cardenal ahora es la sede del Ministerio de Cultura y del Concilio de Estado de Francia.
(16) Estos escritos son lo que conocemos como el Testamento Político.
(17) Grandseigneur viene del francés y se refería a los Señores Grandes, los nobles con el poder suficiente para hacer casi sus propios reinos.
(18) Saga es de Gémeaux viene del francés y significa Géminis.
(19) L'…minence rouge fue el nombre que se le daba al cardenal, era La Eminencia Roja, probablemente por el color del hábito de los cardenales.
(20) Richelieu tuvo realmente una gran colección de arte entre pinturas y esculturas, destacaban los Esclavos que son una serie de estatuas de Miguel Ángel.
(21) Eran los impuestos a la sal y a la tierra respectivamente.
(22) L'…minence grise o La Eminencia Gris fue el nombre que le dieron al padre José y hasta el día de hoy es sinónimo de una persona que influye o inspira ocultamente la política de un gobernante. Hay un trabajo de Huxley que se llama así.
(23) Se llamaba imperialistas a las fuerzas de los Habsburgo durante la guerra.
(24) El Cid es una obra de cinco actos de Corneille que hasta el día de hoy se considera de sus mejores trabajos.
(25) Descartes publicó su trabajo Discurso del Método Para Dirigir Bien la Propia Razón y Buscar la Verdad en las Ciencias, de este trabajo se desprende la máxima: Cogito, ergo sum o sea Pienso, luego existo.
(26) Dieudonné fue el nombre de cariño que se dio a Luís XIV de pequeño y significa Regalo de Dios o Don de Dios.
(27) Ignoro el motivo pero sus más allegados llamaban así al cardenal Mazarino.
(28) Cuando Richelieu murió las reacciones fueron diversas, Luís XIII dijo: Ha muerto un gran político; se dice que el papa Urbano VIII dijo: Si Dios existe, las pagara; pero si no ¡que éxito!; mientras que Gastón de Orleáns no se anduvo con medias tintas: ¡Dios sea loado, mi enemigo ya se fue de este mundo!
Para esta trama pues me basé en trabajos como los de Hilarie Belloc, Burckhardt, Anthony Levi y François Bluche, además del Testamento Político, también se pueden ver algunos de sus cuadros, la mayoría hechos por Felipe de Champaigne, en lo personal me gusta la más moderna visión que tiene Henri Motte en el que hizo una imagen del sitio de la Rochela.
Espero que les gustara.
La siguiente historia da inicio a las tramas con los dorados y es la de Mu, se llama Soberanía.

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