Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Duelo por zion no bara

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es una historia corta, espero que les guste.

Notas del capitulo:

 


Dedicado a MaryCapri y a Lucyyagami quienes querían algo de esta pareja, espero que les guste.


 

 

La pelea estaba en su punto más álgido, se veía ambas armas cruzarse, a los duelistas avanzar y retroceder, atacar y defenderse, sin duda estaban dando lo mejor de si mismos en ese encuentro del que dependía tanto para su futuro, los que observaban no perdían un segundo ni uno sólo de los movimientos, dudaban que en poco tiempo pudieran observar otro enfrentamiento como ese.

Entre quienes observaban se encontraba un niño que apenas si respiraba siguiendo la escena con sus atentos ojos verdes, los latidos de su corazón se sucedían mientras seguía a la esbelta figura que con total seguridad se estaba apoderando del lugar sin que apenas se dieran cuenta de ello los demás, él estaba convencido que sería ese joven quien ganara pero a los ojos de los demás aún no estaba en claro quien triunfaría.

De repente el joven hizo un movimiento, fue directo y decidido, desarmó a su oponente y lo tocó con su arma. Había triunfado.

Una ola de aplausos se escuchó en ese instante, los dos duelistas se dieron la mano en señal de respeto y reconocimiento, diciendo sin palabras cuanto respetaban a su oponente. De inmediato se hizo lo suficiente para terminar con la escena y eso era una ceremonia en la que se premiaría a cada uno de los participantes que mereciera el honor. En ese momento un joven de cabellos y ojos oscuros aún vistiendo su ropa de duelo se inclinó respetuosamente para recibir su medalla por ganar el primer lugar en esgrima para hombres de manera individual. Sin duda estaba orgulloso pues era el campeón más joven en su historia hasta ese momento y los demás lo aplaudían con fervor por ello. Entre quienes lo aplaudían estaba ese pequeño de ojos verdes que se decidió desde ese momento a que deseaba ser como él, sería un esgrimista y sería el mejor.

El de los cabellos oscuros subió al podio y no era para menos que se le admirase aún entre aquellos a los que había derrotado pues su edad era una ventaja ya que él podría tener muchos años delante para continuar, entrenar y perfeccionarse, si ya había logrado tanto hasta ese momento no dudaban que con los años lograría mucho más. Se elevó la bandera de España y se dejaron escuchar las notas de su himno que fue orgullosamente entonado por el que había triunfado. Unos momentos después les fueron colocando sus medallas, bronce al tercer lugar, plata para el segundo y oro para el primero; el de los ojos oscuros sintió el contacto con el metal a pesar de la ropa, nunca se conformaría con menos.

Saludaron a los presentes con sonrisas y agitando sus manos, sin duda había sido una gran competencia y los más entendidos en el tema estaban seguros que contemplaban el inicio de una gran carrera.

--¿Te gustó?-preguntaba un caballero llevando de la mano a su hijo.

--Fue increíble-respondió el niño.

--Que bueno que lo disfrutaste.

--Papá.

--¿Si hijo?

--Quiero aprender a pelear con la espada.

--¿Quieres estudiar esgrima?

--Si ¿puedo hacerlo?

--Pues...veremos.

El señor sonrió y su hijo se mostró dispuesto a seguir con lo que se había propuesto, estaba seguro que sería un gran espadachín, como ese joven que había visto ese día y cuyo nombre no iba a olvidar: Shura Montero de Espinosa (1). De la misma manera que el joven de cabellos oscuros no tenía ni idea de lo que pasaría con los años entre ellos dos pero en ese momento nadie lo hubiera podido adivinar.

 

 

La academia de esgrima Zodiaco era sin duda prestigiosa, como no serlo cuando sus estudiantes y miembros eran simplemente los mejores, había estudiantes de diferentes partes del mundo que recurrían a sus puertas simplemente para validar sus habilidades y mejorar, hacerse de un nivel verdaderamente competitivo y seguir mostrando su formación de campeones internacionales. No era uno de esos sitios que admitía gente que simplemente deseaba aprender, no, era el tipo de lugar que sólo enseñaba a los que consideraba eran adecuados para aprender con ellos.

Era bien sabido que el que era considerado el mejor esgrimista del mundo estaba en ese sitio. Se trataba de Shura Montero de Espinosa, español de origen (2) a quien nadie había derrotado desde su primera competencia internacional, desde esa primera medalla de oro en esgrima el de los cabellos oscuros no había conocido otro galardón que no fuera el de primer lugar; tal y como había sido pronosticado con él había dado mucho de que hablar en su medio y nadie lo superaba, tenía una edad perfecta para continuar en el medio y aún podría lograr muchas cosas más, los que lo conocían estaban seguros de ello.

Los demás que estudiaban en Zodiaco lo respetaban como al sol y nadie tenía duda de sus capacidades, con los años hubo quienes quisieron derrotarlo, competir contra él pero todos fueron vencidos. Todos lo sabían, sobre todo sus compañeros que aunque excelentes esgrimistas no eran tan buenos como él. Un claro ejemplo de ello era lo que estaba sucediendo esa mañana de entrenamiento aparentemente normal, lo normal en ese caso era que ya estaban derrotados los demás.

--Nadie puede contigo-decía un hombre de ojos verdes, Saga, quitándose la careta.

--Vamos-le dijo Shura-necesito entrenar con ustedes.

--Creo que es mejor saber cuando retirarse-comentó alguien más de ojos azules, Camus.

--¿Entonces es verdad?-preguntó el de cabellos oscuros.

--Si-respondieron los dos que tenían cabellos azules.

--Pensé que eran sólo rumores.

--No lo son Shura-le respondió Saga-Es lo mejor.

--Ya no nos sentimos en la misma capacidad de competencia-dijo Camus.

--Pero ¿Qué piensan hacer?-indagó Shura.

--Lo que varios a los que ya retiraste, enseñaremos.

--No me los imagino de maestros.

--Seremos buenos Shura, ten confianza en eso-aseguró Saga.

--Sigo creyendo que aún tienen tiempo.

--Tal vez-dijo Camus-Pero en todos estos años no hemos podido vencerte, es mejor irnos ya.

--Además tú no debes preocuparte-agregó Saga-Lo mejor es que te prepares para el siguiente torneo.

--Haré lo mejor-dijo definitivamente Shura.

Le agradaban esos dos hombres a su lado, se habían hecho esgrimistas prácticamente juntos pero él debutó antes y siendo sinceros si bien cada uno ganó torneos nacionales en sus respectivas patrias y buenas ubicaciones a nivel internacional nunca pudieron contra él. Aunque Shura tenía a su favor que aún no iba a retirarse, ese año tenía que refrendar su nombre de campeón.

No tenía ni idea de lo que estaba sucediendo esa misma mañana en otra área de la misma academia.

--Buenos días-saludaba un muchacho de ojos verdes y largos cabellos negros.

--Buenos días-respondía un instructor de cabellos azules.

--Es de quien te hablé-dijo un hombre de cabellos rojizos.

El de cabellos azules miraba atentamente al recién llegado, se veía muy joven, cierto que entrenaban a nivel medio pero no le gustaban los que llegaban después de iniciados los cursos.

--¿Qué opinas Death Mask?

--No tengo opinión Dohko, nunca lo he visto.

--Soy muy buen estudiante-dijo el muchacho de cabellos largos.

--Eso le decidiré yo. Veamos que puedes hacer.

De inmediato Death Mask se alistó y el joven hizo lo mismo, Dohko se limitó a observarlos pero convencido que su mirada experta no se había equivocado con ese chico. Un ligero y pequeño combate se dio entre los otros dos usando floretes pues el de cabellos azules sabía que era el arma de los novatos debido a ser ligera y flexible, aún así también era verdad que de las tres espadas en esgrima resultaba la más técnica de todas. Se miraron de frente y de inmediato se encontraron ambos, Dohko los observaba con sus ojos verdes sin perder el menor detalle y unos minutos después un asombrado Death Mask se quitaba su careta.

--¿Qué opinas Death Mask?

--Que una vez más sabes lo que haces Dohko.

El joven sentía que eso significaba algo positivo.

--Bienvenido-dijo el de cabellos azules estrechándole la mano--¿Cómo te llamas muchacho?

--Mi nombre es Shiryu Caballero Kenshin (3).

A los maestros les agradaba la idea de poder formarlo y el joven tenía una pregunta más.

--¿Shura Montero de Espinosa está aquí?

--Lo esta-dijo Death Mask-Pero no te preocupes por él por ahora, aún te falta para que puedas medirte contra él.

Sin embargo el de los cabellos oscuros sentía que estaba contento, se encontraba en el mismo sitio que su héroe de la espada.

 

 

Mientras Shura entrenaba duramente como siempre, pues sería el mejor pero no se dormía en sus laureles de triunfos pasados, no tenía ni idea de lo que el joven recién llegado estaba logrando. Entre las áreas de los recién llegados se hacía evidente que ese muchacho de cabellos oscuros no era un estudiante más, apenas a una semana de haber llegado ya había derrotado a todos sus compañeros y entre estos ya sabían que no podían ponerse contra él ni en serio ni en broma, fue justamente por notar cuan bueno era que su instructor, Death Mask, tuvo que hablar con Dohko.

--Creo que es mejor que no me encargue más de Shiryu.

--¿De qué hablas Death Mask?

--Mira Dohko, puedo con mis estudiantes, sabes que soy como el filtro depurador, los que en verdad tienen talento para esto se quedaran, a los demás los echaré pero Shiryu no es nada que hubiera visto antes.

--¿Es algo bueno?

--Creo que lo mejor es que lo prepare un instructor particular, en las clases aventaja a todos, le explico o le corrijo algo una sola vez cuando hace falta y no necesita más, se aburre entre los otros porque sus compañeros no van a su mismo paso, no quiero que se desperdicie.

--De acuerdo Death Mask, me encargaré personalmente.

--¿Aún podrás?-preguntó medio en burla el de cabellos azules.

--Ten por seguro que mi técnica sigue siendo impecable.

--Lo sé, lo sé muy bien, tu mismo entrenaste a Shura, eso lo sabemos todos.

--Manda a Shiryu conmigo después de la clase.

--Está bien.

Los dos caballeros se despidieron y ciertamente cuando se terminó la clase el de cabellos azules se dirigió al joven de los ojos verdes.

--Shiryu.

--¿Si maestro?

--Es tu último día de clases conmigo.

--¿Por qué? ¿Hay algún problema?

--No te preocupes, ahora debes ir con Dohko, él te lo explicara todo.

--Muy bien.

El joven se retiró y el de cabellos azules lo vio partir.

--"Ahí va una espada nata"-se dijo en sus pensamientos.

El de los cabellos largos fue donde le habían indicado y llamó delante de una puerta de madera.

--Adelante.

--El maestro Death Mask me envió.

--Así es Shiryu, pasa y siéntate por favor.

--¿Qué sucede señor?

--Nada malo, no te preocupes. Hablé con Death Mask y me dijo que lo mejor para ti es que tengas un instructor personal.

--¿Por qué?

--Shiryu, eres un joven con mucho talento, lo mejor que podemos hacer es pulirlo y sacar lo mejor de ti y para eso necesitas tener a alguien que te guíe a un paso adecuado a tus habilidades.

--Entonces...

--Quiero proponerte que me permitas entrenarte de manera personal Shiryu ¿Qué te parece?

--Sería magnifico-dijo el joven con los ojos verdes brillantes.

Sabía que ese hombre delante de él era quien había entrenado a Shura en sus primeros años.

--Entonces todo solucionado, iniciaremos mañana mismo Shiryu y te advierto que no soy un instructor sencillo.

--Me alistaré para no defraudarlo maestro-aseguró el muchacho.

--Puedes irte, mañana llega una hora antes.

--Muy bien.

El joven se fue muy sonriente y Dohko se quedó pensando un poco más, sin duda ese joven lograría llegar muy lejos y él estaría orgulloso de ser quien guiara sus pasos, después de todo el deber de los maestros era ser peldaños en la vida de sus estudiantes

(4).

 

 

Una mañana Shura estaba en su casa terminando de alistarse para partir a la academia y entrenar, estaba decidido a seguir siendo el mejor esgrimista y para eso se necesitaba de mucha disciplina y entrenamiento. Alrededor de él todo su hogar era una especie de muestra de lo que había logrado desde sus inicios, cuando siendo niño recibió su primera espada y empezó a entrenar.

En realidad siempre le había gustado la esgrima, siendo como era hijo de una antigua familia española que siempre la había practicado por generaciones no era de extrañarse, sus padres habían sido esgrimistas, igual sus abuelos y los anteriores a ellos, era como si su propio nombre estuviera ligado al uso de las espadas. En las paredes se veían cuadros y retratos además de títulos y emblemas que indicaban su calidad como la primera espada en su medio, siempre hubo campeones en su familia pero él era el mejor y nadie lo dudaba. Además estaban en el lugar las espadas de diversos miembros de la familia y las suyas que por diferentes motivos eran especiales, un lugar exclusivo también lo tenían los libros y las fotografías sobre esgrima.

Se sintió satisfecho y listo para salir, con eso se dirigió directamente a la academia y no se mostró para él como un día diferente de cualquier otro pero lo cierto es que lo era.

Como el de cabellos oscuros quería estar al corriente que tal iban las cosas para el torneo sabía que lo mejor era hablar con Dohko, seguía guardándole respeto y un afecto especial a ese hombre pues nunca había olvidado que después de su propio padre había sido él quien lo guiará en el camino de la espada.

--Buenos días-dijo entrando a una oficina.

--Hola Shura, tan temprano como siempre.

--Me alegra encontrarte Dohko, tan sólo es para saber como van los preparativos para el torneo.

--Todavía falta para eso Shura.

--Aún así, sabes que no me gustan los imprevistos.

--Todo marcha bien, si algo surge te aseguro que te lo informaré.

--Gracias Dohko. Voy a practicar.

Con eso el de cabellos oscuros iba a retirarse pero el de los ojos verdes sintió que era momento para pedirle algo.

--Shura ¿tienes unos momentos?

--En realidad esperaba entrenar temprano.

--Sólo unos minutos, quisiera que vieras a alguien.

--¿Un nuevo? Eso no me interesa.

--Es especial Shura, te lo aseguro, yo mismo lo traje a la academia.

--Si tu me lo pides no puedo negarme.

--Vamos.

Los dos hombres se pusieron en camino y pasaron por los amplios pasillos pues en realidad la academia de esgrima Zodiaco había sido un palacio siglos atrás y conservaba esa hermosa arquitectura de herencia morisca que hacía lucir al lugar imponente. Mientras caminaban el de cabellos oscuros no creía que fuera la gran cosa ver a un novato, en su experiencia los nuevos no eran realmente buenos, eso sólo se sabía hasta que pasaba el tiempo.

--¿De dónde viene tu joven Dohko?

--Practicaba esgrima en su escuela Shura.

Eso dijo bastante al de ojos oscuros, escuelas significaba maestros de pacotilla que no sabían sino lo más rudimentario y que cuando creían ver algo bueno los hacían perder el tiempo a ellos, pero ya Death Mask se encargaría de ese principiante y no volvería a perder su tiempo.

 

 

Entraron a una de las salas de entrenamiento justo cuando dos tiradores (5) se encontraban enfrentados, no le hizo falta más que un movimiento a Shura para reconocer a uno de ellos, se trataba de Death Mask di Cancro (6), para él personalmente uno de sus mejores oponentes; el de cabellos azules poseía una esplendida técnica por sus raíces italianas (7) y que llegó a crearle serios problemas pues nunca se dejaba vencer, sin duda era uno de aquellos con los que en verdad había disfrutado enfrentarse. Del otro no tenía ni la menor idea quien era. Pero no tardó en darse cuenta que estaba sucediendo algo muy singlar en ese encuentro.

Shura sabía perfectamente que justamente por pertenecer a la escuela de esgrima italiana Death Mask era una excelente espada, con una fuerte particularidad por las guardias y su excelente atención al tempo durante el encuentro y su perfecta defensa que no se podía quebrantar pero quien lo enfrentaba no estaba haciéndole sencillo al de cabellos azules estar frente a él. Se movía con perfecta destreza, agilidad, equilibrio, no se dejaba engañar y parecía esperar por algo. Entonces sucedió. Ante un sorprendido Shura vio como Death Mask era vencido.

--¿Qué opinas ahora Shura?

--Es único Dohko ¿Quién es?

--¿Quieres conocerlo?

--Claro.

Los demás ya habían rodeado a los tiradores y los felicitaban pero en eso la voz de Dohko se impuso.

--Shiryu.

El joven volteó y mientras caminaba a los dos recién llegados se quitó la máscara, el de los ojos oscuros no podía creer lo que estaba viendo: era un chiquillo.

--Shiryu, él es...

--Sé quien es-dijo el de largo cabello oscuro interrumpiendo-Es Shura Montero de Espinosa.

--Así es-dijo Dohko-Shura, es el joven de quien te hablé.

--Shiryu Caballero Kenshin-dijo el joven presentándose.

Las emociones de ambos eran diferentes, para el mayor era una sorpresa ver a alguien tan joven ser tan hábil, para el menor era emocionante, estaba conociendo finalmente a la persona a la que había admirado por años.

--¿Así que es él Dohko?

--Así es Shura, creo que es excelente.

--Es muy pronto para decir eso, felicidades-le dijo a Shiryu-Es bueno.

--Entrenaré muy duro-aseguró Shiryu-Quiero ser un buen esgrimista.

Con eso los mayores se retiraron dejando a los jóvenes que siguieran felicitando al de cabellos largos pero en el camino Shura tenía algunas dudas que decidió comentar a Dohko.

--¿Qué planeas hacer con él?

--Lo estoy preparando Shura.

--¿Tú?

--Si, quiero que esté listo para el campeonato.

--Es muy joven Dohko, le falta madurez, en el circuito lo harán trizas.

--¿Por qué dices eso? Tú tenías su misma edad cuando ganaste tu primer campeonato internacional.

--No es lo mismo, tú me preparaste.

--Y ahora lo preparo a él Shura.

El de cabellos oscuros sintió que se quedaba sin argumentos y se limitó a decir algo más.

--Si es lo que quieres no me opondré.

--Ya verás que será un buen participante Shura.

Siguieron su día como si nada pero era diferente.

Los entrenamientos siguieron para ambos y no volvieron a verse en ese tiempo pero a nadie le pareció que hubiera motivos para que se encontraran, pero el destino no los sacaría tan pronto de la vida del otro.

 

 

Shura se estaba preparando duramente, nunca era menos con él, una mañana particularmente llegó temprano a entrenar, no era desacostumbrado en él como tampoco era extraordinario que nadie más estuviera entrenando o al menos no sabía que si estaba alguien ahí desde antes que él. Conforme se acercaba a su salón de entrenamiento escuchó un sonido particular y se dirigió a otro salón, la puerta no estaba del todo cerrada y entró discretamente, se encontró con quien estaba ahí.

Se trataba de Shiryu.

El joven de los largos cabellos se movía en ese instante de una manera bastante particular, con gracia, elegancia, agilidad, con esa habilidad como innata en él que quizás fuera lo que lo aventajara pero a pesar de todo no lo creía listo para competir al mismo nivel de él. En medio de sus apreciaciones el joven de los ojos verdes se sintió observado y se detuvo para encontrarse con la otra persona en la habitación. Se acercó a él con tranquilidad y en ese momento habló el mayor.

--Lo haces bien Shiryu.

--Gracias, espero ser lo suficientemente bueno para la competencia.

--En realidad no sé que tan buen idea sea que vayas al torneo.

--¿Por qué?

--Eres muy joven Shiryu, te falta experiencia.

--Pero la ganaré si compito ¿verdad?

--Sólo no te emociones mucho con esto de que Dohko te entrene, mantén los pies en la tierra.

--Tengo la misma edad que tenías cuando competiste a nivel internacional, cuando ganaste tu primera medalla.

Pero el de ojos oscuros se rió, para él era una broma la comparación, sin embargo el otro joven continuó.

--Deseo aprender y demostrar lo que puedo hacer-insistió Shiryu.

--En serio tienes confianza en ti.

--Si.

--¿Crees estar preparado?

--Creo que si se me da la oportunidad puedo demostrar de lo que soy capaz.

--Muy bien Shiryu, veamos lo que eres capaz de hacer.

El muchacho de los ojos verdes no terminaba de comprender lo que le estaba diciendo así que el otro se lo aclaró.

--Tengamos un duelo Shiryu y veamos que puedes hacer desde este momento.

--¿Un duelo?

--Así es, eres novato y yo un profesional pero sin duda esto te dará una medida de lo que puedes esperar si en verdad vas a competir.

--Muy bien-dijo el de largo cabello sin vacilar--¿Qué eliges?

--Espada-dijo sin vacilar Shura--¿Conoces las reglas?

--Con la espada todo el cuerpo es zona válida de ataque.

--Muy bien.

Cada uno tomó una espada, las elegantes piezas quedaron en sus manos en poco tiempo y se estiraron un poco más pero mientras Shiryu se concentraba Shura se limitaba a seguirlo con la mirada, iba a mostrarle a ese joven de una vez que unos cuantos laureles de la academia no eran lo mismo que enfrentarse en una competencia, más valía que lo supiera desde ese momento.

--¿Listo?-preguntó Shura.

--Listo-dijo Shiryu.

Se colocaron en sus posiciones, firmes separaron un poco sus piernas girando ligeramente sus cabezas a su derecha, después la leve rotación de su pie formando un ángulo de noventa grados, la breve separación de un pie a otro, una flexión exacta de sus rodillas, formaron otro ángulo recto con su brazo en el que sostenían su espada, las armas estaban perfectamente paralelas al suelo apuntando al frente, levantaron el brazo desarmado dejándolo recto y la muñeca muerta, la espalda derecha, la guardia estaba lista y eso era inicio de todo ataque.

Se miraron, sus ojos brillaron, Shura sonreía con completa confianza y Shiryu anhelaba aprender y dieron inicio al duelo.

Pero algo inesperado sucedió.

 

 

Dohko llegó a su hora habitual, necesitaba terminar algunas cuestiones administrativas antes de seguir con el entrenamiento de Shiryu, le daba mucho gusto haberlo encontrado, sin duda era un talento natural y ayudarlo a pulir sus habilidades le agradaba, sería un magnifico esgrimista. Nunca creyó que encontraría en medio de un simple grupo de estudiantes a un joven con tanto talento. Aún con esas ideas vio a Shura salir aprisa de una de las salas de entrenamiento, parecía completamente contrariado por algo.

Al pasar por la puerta se encontró con que Shiryu estaba en medio del lugar sin moverse.

--Shiryu.

--Maestro Dohko.

--¿Qué sucedió aquí?

--Nada.

Pero a pesar de esa respuesta al de cabellos rojizos no se le escapó el que se veía molesto, frustrado, incluso dolido, sostenía la espada con fuerza, demasiada fuerza.

--Te preguntaré una vez más Shiryu, acabo de ver salir a Shura de esta misma habitación ¿Qué sucedió?

--Nada.

Con esa palabra unió sus labios que parecían fundidos en bronce, de inmediato Dohko se dio cuenta que no lograría nada sin importar cuanto preguntara y también reconocía que en ese estado lo mejor era no seguir.

--Hoy no entrenarás-dijo Dohko-Ve a  descansar a tu casa.

El muchacho no dijo nada, simplemente se fue.

Shura se fue de inmediato a su casa, no esperó para entrenar ni dio explicaciones de ninguna clase, simplemente se fue, llegó a su casa con velocidad y necesitaba calmarse para poder pensar. Daba vueltas por la estancia sintiéndose molesto aún y su vista llegó a una fotografía que ocupaba un sitio especial: la imagen era de cuando ganó su primer campeonato. Agachó la mirada sin dar crédito a lo que había sucedido esa mañana en la academia.

Shiryu también se fue a su casa para descansar o al menos se suponía que era lo que debía hacer pero no podía, Shura no era lo que él pensaba y eso lo había desconcertado en verdad; apenas llegó a su hogar tomó un álbum que él mismo había creado a lo largo de los años, hojeó las páginas con cuidado, todo eran fotografías, notas de periódicos y revistas, todo era de esos largos años de espera y sucedía eso, no podía creer lo ocurrido.

Los dos estaban enojados por lo sucedido.

Cuando ambos volvieron a la academia Dohko no los perdió de vista, se notaba la tensión en ambos y supo que necesitaba preguntar, esperaba que el tiempo para calmarse hubiera sido de ayuda.

--Shiryu.

--Maestro Dohko-dijo formalmente el joven.

--Shiryu, quiero que me digas que pasó entre Shura y tú esa mañana.

--No sucedió nada-dijo tajante.

--Shiryu...

--Maestro, cada vez que me pregunte le diré lo mismo.

Y ya que parecía que eso era definitivo pensó en dejar las cosas por la paz pero el de cabellos largos agregó algo.

--Shura no era lo que yo pensaba.

Esas palabras dejaron sin saber que pensar al de cabellos rojizos, era momento de preguntarle a la otra parte del conflicto.

Dohko llegó con Shura quien estaba entrenando en esos momentos, no quería ser duro pero estaba muy dispuesto a hacer valer su autoridad como maestro suyo que había sido en el pasado.

--Shura.

--Hola Dohko ¿Qué sucede?

--Es lo que quiero saber.

--¿De qué hablas?

--De Shiryu.

A la mención de ese nombre el de cabellos oscuros se puso tenso, lo cual no escapó a la mirada del de ojos verdes.

--Dime que pasó entre ustedes dos Shura.

--No quiero hablar de ello.

--Shura...

--No es algo que quiera discutir contigo ¿de acuerdo?

Parecía por el tono de las palabras que era terminante pero el esgrimista deseaba preguntar algo a su vez.

--Necesito que me digas algo Dohko.

--¿Qué?

--¿Cómo es que Shiryu llegó aquí? ¿De dónde viene?

--¿Por qué quieres saber eso Shura?

--Sólo necesito saberlo.

--Shiryu es hijo de un matrimonio entre un empresario español y una joven japonesa por lo que sé, por eso su nombre y sus rasgos, me comentó que le gustaba el esgrima desde niño y lo ha practicado, un conocido me pidió que lo viera pues lo consideraba muy avanzado y cuando lo vi me convencí que así era, por eso le pedí que viniera aquí a entrenarse.

--¿Es todo?

--Es todo cuanto sé.

Pero al de cabellos oscuros no le parecía suficiente, necesitaba saber más.

 

 

En esos días tanto Shura como Shiryu pensaba en el otro pero la oportunidad para discutir lo sucedido se dio en un momento que no lo esperaban del todo.

Una vez ambos se presentaron temprano para entrenar con la casualidad que ese día llegaron al mismo tiempo. En un primer momento tan sólo se miraron para después guardar silencio, se sentía la tensión entre los dos pero comprendían que necesitaban aclarar las cosas entre ellos. Sobre todo a Shura le costaba trabajo reconocer lo que ocurría entre los dos, que ese muchacho lo hubiera vencido.

Cuando se enfrentaron Shura se apoyó en su experiencia y la verdad también en su nombre y título para combatir, nunca creyó que alguien podría contra él y mucho menos un novato pero resultó que ese fue el primero de sus dos errores vitales para que perdiera. Al encontrarse con las espadas Shura no contempló que Shiryu era zurdo (8), algo como eso hacía a cualquier rival terriblemente incómodo, además de complicado, provocaba una especie de error en la forma de combatir y defenderse pero el de ojos oscuros no le dio importancia, no hasta que ese joven de ojos verdes lo acorraló y lo desarmó pues nunca encontró el punto ciego por el cual atacarlo, quedándose ambos como si no pudieran creer lo ocurrido.

--¿Cómo has estado Shiryu?

--Molesto ¿Y tú?

Esas palabras no las esperaba el mayor pero sin duda el más joven tenía esas emociones aún sin domar. Mientras para Shura era imposible admitir que un jovencito lo venciera para el de largo cabello era diferente, no estaba orgulloso de su logro y era momento de dejarlo saber.

--Para mi era un sueño enfrentarte Shura, quería vivir el poder combatirte y medir mis habilidades contra las tuyas pero en lugar de eso ¿Qué obtuve? Me trataste como a un niño, no te importaba enfrentarme. En cuanto a mí respecta ese duelo no sucedió.

--Para mi no es sencillo esto Shiryu, he sido imbatible durante años, no me es sencillo aceptar que un novato me venció.

--Sé que eres imbatible, lo se, he seguido tu carrera por años, siempre esperé ser como tú, desde que te vi ganar tu primer campeonato quise ser esgrimista, llegué hasta este sitio para conocerte.

--Shiryu...

--Y ahora que te conozco y pude enfrentarte no me tomaste en serio.

A esas palabras el de ojos oscuros se quedó pensando, era la verdad.

--Lo lamento Shiryu, no debí tratarte así.

--No, no debiste.

--Pero puedo intentar compensarte por ello.

--¿Compensarme? ¿Cómo?

--Eres un buen esgrimista Shiryu, Dohko no se ha equivocado en eso, te propongo que adquieras experiencia a mi lado.

--¿Cómo dices?

--Si Shiryu, estoy seguro que si entrenamos juntos podrás llegar a lo más alto y sabremos hasta que punto tus habilidades están o no listas para la competencia.

El de cabellos largos lo pensaba, todo era muy rápido pero le estaban ofreciendo entrenar al lado de Shura Montero de Espinosa, esa no era una oferta de todos los días, tenía que responder.

--Acepto-respondió el joven emocionado.

--Bien.

Era cierto que seguía existiendo cierto grado de tensión pero ambos deseaban entrenar juntos y aprender del otro.

Dohko fue informado del convenio y no se opuso, por el contrario, le parecía que a ambos les haría bien el entrenar juntos pues Shiryu ganaría experiencia y Shura tendría la habilidad y viveza del joven que sin duda le ayudaría a prepararse. Con eso en mente los dos se encontraban en sus sitios cada día para enfrentarse y entrenar, aprendiendo y preparándose.

 

 

Pero al mismo tiempo que ambos ejercitaban, entrenaban y aprendían empezaron a notar más de esa persona delante de ellos, a ese hombre que en un principio era solamente un compañero pero se estaba convirtiendo en algo más, en alguien especial que casi sin darse cuenta estaba llenando espacios vacíos en sus vidas. Sin embargo enfrentaron de manera diferente eso.

Shura se decía a si mismo que le agradaba ese muchacho, posiblemente llegaría a ser un gran esgrimista pero el de largo cabello oscuro era más que eso, veía todo lo que era, su inteligencia, su destreza, su valor, su entereza...y su juventud. No era un anciano pero definitivamente le llevaba unos años. Para Shiryu tampoco era sencillo, en un principio trataba de obviarlo, se decía que era simplemente esa larga admiración que había tenido desde niño, hasta que no pudo sino reconocer que le gustaba ese hombre de ojos oscuros, aunque también sentía que no había nada que pudiera hacer acerca de ello, era un estudiante y el otro era un maestro. Ambos sentían que no había nada que hacer al respecto y por ello no se atrevían a decir ni hacer nada.

Pero Dohko, quien había estado supervisando sus entrenamientos, se había mantenido muy atento a los dos, no en vano eran sus discípulos, ya que los otros dos no se movían decidió que tal vez lo mejor era hablar un poco y saber realmente en que estado se encontraban las cosas entre ambos.

--Shiryu, sigues entrenando.

--Ya termine maestro Dohko.

--¿Te sientes listo para la competencia?

--Me siento mejor, he aprendido mucho de Shura.

--Si, ya dominas las tres armas, el florete, le espada y el sable, me sorprendes bastante.

--Pero el florete es la mejor.

--Y la más reconocida.

Por unos instantes guardaron silencio pero el de cabellos rojizos se dijo que era momento de ser más directo.

--¿Todo está bien con Shura?

Pero Shiryu se sintió sorprendido y no respondió.

--Te he estado observando Shiryu, he notado tu comportamiento y algunos cambios en ti, sutiles pero cambios, como tu mirada.

--No es nada-dijo el de cabellos oscuros-Es sólo un tonto enamoramiento.

--El amor tal vez pueda volvernos tontos pero no es una tontería.

--¿Quién habla de amor?-preguntó casi balbuceando el de cabello oscuro.

--Tus ojos.

El menor terminó ruborizándose.

--Sea lo que sea que suceda cuentas con mi apoyo Shiryu-le aseguró Dohko.

El joven asintió de un movimiento pero ya no pudo hablar, tan sólo pudo irse aprisa.

Dohko lo pensó un poco más, ese muchacho aún no estaba seguro de lo que sentía, incluso eso de hacerse esgrimista, el mejor esgrimista, tenía que ver con seguir al lado de Shura. Y justo en ese momento apareció el de ojos oscuros.

--¿Qué haces aquí Dohko?

--Me despedí de Shiryu, ya se fue. Creo que ese muchacho llegará a ser un gran esgrimista.

--Lo será.

--Y también es un buen muchacho ¿no crees?

--Es bueno Dohko.

--¿Qué te pasa con Shiryu?

--Nada.

--¿En verdad?

--Es sólo un muchacho, uno agradable.

El de los ojos verdes guardó silencio pero el de ojos oscuros como si fuera un reto agregó.

--No pasa nada con él Dohko.

--No dije que pasara Shura.

--Ya te dije que es agradable.

--Parece que estás a la defensiva.

--No me pasa nada.

Definitivamente algo ocurría entre esos dos pero el caballero de los cabellos rojizos se decidió por no intervenir. Si algo debería suceder sucedería.

 

 

El museo estaba en silencio, tal y como debe estar un museo, pero una de las piezas en particular era buscada con la mirada, dentro de la alta vitrina estaba suspendida una espada, una especial. Y justamente al estar observándola una mirada oscura y una verde se encontraron. Shura y Shiryu estaban ahí sin decirse nada en un principio, no hasta que se vieron frente a frente.

--Es una hermosa espada-comentó Shura.

--Es única-dijo Shiryu-Io soi Tisona fue hecha en la era de mile quarenta-dijo leyendo una de sus caras (9).

--Ave Maria gratia plena dominus tecum (10)-leyó la otra cara el de ojos oscuros.

--Las espadas antes eran muy hermosas.

--Pertenecían a una época distinta.

--Si, cuando la gente hablaba de la espada de la fe.

--Y de la espada de la religión.

--De la espada de la guerra.

--De la espada del estado.

Guardaron silencio de nuevo pero no dejaban de verse y tampoco pudieron evitar sonreír.

--¿Crees que será una competencia complicada Shura?

--Siempre lo es Shiryu pero estás bien preparado, no temas, sé que podrás con todo el que se enfrente a ti.

--Confío en eso.

--Eres un excelente esgrimista.

--He aprendido con el mejor.

--Shiryu.

--¿Si?

--¿Quisieras que fuéramos a tomar algo?

--Claro.

Salieron juntos de la sala sonriendo y dispuestos a saber hasta donde podían llegar uno al lado del otro, no estaban seguros de lo que pasaría pero si de que valía el riesgo, se tomaron de la mano y siguieron adelante.

Desde es día siguieron viéndose y frecuentándose y no sólo por su entrenamiento, no, deseaban verse y la inseguridad fue desapareciendo y se sintieron cómodos y firmes de seguir adelante con una relación.

En una ocasión los dos se habían encontrado en casa de Shura y habían practicado un largo rato pero valía la pena ya que comprobaban sus habilidades.

--Eres muy bueno con las tres espadas Shiryu.

--Si pero prefiero el florete, es la más técnica de las tres.

--No menosprecies al sable y a la espada.

--No lo hago Shura, pero el florete requiere de más destreza mental y física pues las paradas y respuestas requieren de mayor habilidad y rapidez.

--Quienes te enfrentes tendrán serios problemas.

--También los que te enfrenten a ti.

--Quiero mostrarte algo.

--¿Qué es?

Fueron a la sala y el de ojos oscuros le mostró una serie de fotografías de personas que el de cabellos largos no conocía.

--Son algunos de los participantes que irán a la competición este año Shiryu.

En poco tiempo el de ojos verdes escuchó quienes eran y cuales eran sus habilidades, procurando aprender de todo lo que le decía su compañero.

--¿Quién es él?-preguntó Shiryu.

--Un inglés, se llama Radamanthys de Wyvern, un maldito pero excepcional.

--Me parecía conocido, lo enfrentaste en la olimpiada.

--Así es, me costó trabajo vencerlo, sin duda quiere la revancha.

--Si lo enfrentas podrás contra él.

Se sonrieron y se dieron un beso en los labios sin dejar de sonreír. Al separarse el de cabellos cortos tenía algo más que decir.

--Te tengo un obsequio Shiryu.

--¿Por qué?

--No necesito un motivo.

Se apartó un poco pero regresó con una larga caja de madera que el de ojos verdes recibió y abrió un instante después.

--Shura-dijo sorprendido.

--Quiero que la uses.

El de ojos verdes sacó con cuidado un hermoso florete, sin duda era una pieza única.

--Me gustaría que la usaras en la competencia Shiryu.

--Claro que lo haré-dijo emocionado.

Tan emocionado estaba que prácticamente se arrojó a los brazos del de ojos oscuros para besarlo.

Fue por esos besos que pasaron a los más apasionados y a las caricias, hasta ese momento no habían llegado muy lejos pero quizás, estando en privado y seguros de lo que sentían uno por el otro, era el momento de hacerlo.

 

 

Siguieron besándose pero fueron las manos de Shura las que pasaron explorando las fuertes piernas de Shiryu, le gustaba que se sintieran como columnas a través de los pantalones del joven y no tardó en pasar sus labios por ese firme cuello ni en hacer que ese muchacho de largo cabello temblara suavemente contra su cuerpo. Un poco después la mano del de ojos oscuros llegó a la cintura de su compañero para jugar con el broche de los pantalones y abrirlo, tuvo que apartarse para hacer que cayeran por las largas piernas del otro pero entre los dos lo lograron sin inconvenientes.

Shiryu se apartó de sus pantalones  haciéndolos a un lado pero con sus ojos brillantes tenía algo más que decir.

--Quiero...quiero verte.

Apenas si podía creerlo cuando vio como Shura llevaba sus manos a su ropa para abrirla y aunque conservó la camisa si se quito los pantalones después de descalzarse, un segundo después estaba delante de él, arrodillado, acariciando con suma suavidad sus muslos para después besarlo en el abdomen y en poco tiempo el de los ojos verdes se sentía como aturdido por la forma en que sus deseos corrían en su interior, quería continuar, era eso lo que quería. Mientras su compañero se dedicaba a explorar por debajo de su camisa se decidió a apartarla.

Shura apenas si levantó la vista para ver como Shiryu se quitaba la prenda, eso lo hizo sonreír y se decidió por imitarlo quedando casi desnudo también. Cuando quedaron de esa manera por unos instantes tan sólo se miraron pero no querían que las cosas quedaran así, era mejor seguir. Fue el de cabello corto quien lo acarició por encima de su ropa interior y el otro respondió gimiendo suavemente, así que lo permitió, sentía esa masculina mano acariciándolo y excitándolo, frotando ligeramente la punta de su sexo y con sus ojos oscuros el otro pudo ver la forma en que la prenda parecía más un estorbo que algo que deseara ahí.

Con firmeza y cariño Shura hizo que la ropa interior de Shiryu bajara por sus fuertes muslos y cayera a los tobillos donde el joven la hizo a un lado y se quedó muy quieto en un primer segundo para después besarlo con suavidad, no veía la necesidad de apresurarse, así que buscó de nuevo el rostro de su compañero para besarlo permitiendo que sus cuerpos se sintieran y que se acostumbraran a la forma del otro, dejó que el más joven lo acariciara y lo sintiera, que le gustara su calor y su cercanía. Cuando le pareció suficiente ya que él mismo estaba excitado se las arregló para no dejar de besarse y quitarse la ropa que le restaba. Desnudos y deseosos uno del otro quedaron sobre el sofá de la habitación.

Fue el de ojos oscuros quien empezó a bajar por el juvenil cuerpo de su compañero para quedar de rodillas delante de él y separar suavemente sus piernas, tocó con la punta de sus dedos el firme miembro delante de sus ojos y tuvo que decirse a si mismo que si había alguna palabra que definiera a Shiryu era largo, tenía el cabello largo, largas pestañas, largas piernas, largas manos, largos dedos, largo...él todo lo notaba. Lentamente llevó sus labios al firme sexo sosteniéndolo así y dejando que fuera el joven quien se arqueara contra su cuerpo y buscara más.

Como no pensaba negarle nada Shura respiro y procuró relajar su garganta, tomó la firmeza en su boca tanto como pudo pero reconociendo sus limitantes, se trataba de disfrutarlo no de ahogarse, llevó sus dedos a la base del erecto sexo y lo acarició mientras su lengua jugueteaba con un sensible punto justo debajo del glande, retrocedía y avanzaba con lentitud buscando la posición más cómoda y sobre todo excitar a su compañero, lo cual por cierto estaba logrando. Unos instantes bastaron para que las manos del de cabellos largos quedaran en los hombros del otro y le indicaran con su presión lo intenso que le resultaban sus caricias.

Shura se sentía complacido de la respuesta del joven a su lado, por eso continuó con su labor más que dispuesto a llevarlo a la culminación pero parecía que el de cabellos largos se resistía; al final tuvo que separarse para respirar pero no dándose por vencido, volvió a su tarea respirando profundamente, cerró los ojos y volvió a tomarlo con su boca, con sus manos en las caderas de su compañero pero llevó uno de sus dedos a la masculina intimidad del de ojos verdes, lo acarició sin buscar más aunque eso bastó para que Shiryu gimiera abiertamente y fuera él mismo quien moviera sus caderas buscando más, vino un intenso gemido que declaraba la pasión completa pero no por eso satisfecha, estaban lejos de eso.

--Shura-lo llamó tiernamente.

Una vez más se buscaron los labios y no les importó si aún había un gusto de semen entre los dos, de hecho los excitó, tanto que no pasó mucho para que Shura tomara su sitio entre las piernas de Shiryu y se mostrara como si fuera el dueño del lugar, a lo que el de ojos verdes se mostraba complaciente. Siguieron besándose, lo hicieron con pasión y era realmente bueno lo que estaban compartiendo, se estrecharon con fuerza hasta que el de ojos oscuros aprovechó su posición y peso para hacer que el más joven quedara recostado sobre su espalda; sin embargo el de largos cabellos no esperó para ser quien probara el espacio entre el cuello y los hombros de su compañero quien se encontró gimiendo pues era una zona muy erógena para él, ni idea de cómo el otro lo había descubierto pero no por eso lo disfrutaba menos.

Sus manos seguían tocándose y estrechándose, fueron las del de cabello corto las que llegaron a la parte más alta de los muslos del de ojos verdes y lo acarició justamente ahí para después pasar con algo de ansiedad por su sexo que se estaba irguiendo de nuevo, se frotaba contra él, lo hizo separar más sus piernas y buscó con sus dedos la deliciosa estreches que más deseaba. La encontró y lo sintió estremecer, lo tocó suavemente y supo que sería muy incómodo de esa manera así que logró humedecerlos con su lengua para después llevarlos de nuevo al mismo sitio. Shiryu gemía y se arqueaba sin dejar de tocar el cuerpo del otro hombre, deseaba seguir sintiendo su viva sensualidad, lo quería casi con desesperación.

El de cabellos cortos sintió como él mismo no podía contenerse más, introdujo dos de sus dígitos haciéndolos casi danzar en el interior de ese joven que no se le negaba de ninguna manera, simplemente lo besaba con pasión y murmuraba su nombre con deseo, no podía resistir mucho a todo eso. Apartó sus dígitos y besando con sensualidad a Shiryu lo invadió con su lengua en la boca mientras su erecto miembro se abría paso por su cuerpo. El de los ojos verdes tan sólo atinó a quedarse quieto mientras el otro tomaba posesión de él, por unos instantes creyó que no podía respirar pero al sentir las caricias de su compañero se relajó y se permitió disfrutar de lo que Shura hacía en él.

Al principio trataron de llevar las cosas con calma, son suavidad, ajustándose uno al otro para evitar lastimarse o lastimar al otro pero conforme se agitaban y se buscaban de nuevo, con las ondas de placer y deseo corriendo en ellos fue más sencillo el permitirse continuar, con una lenta cadencia que aumentaba con prontitud se entregaron con fuerza e intensidad, no quedaba espacio para nada más entre los dos, decididos y arrojados se amaron con un dulce deseo y una exquisita pasión. Sintieron sus cuerpos encenderse y su cuerpo arder, se convirtieron en llamaradas y lanzaron exclamaciones de placer incontenibles, vino una intensa tensión que los hizo aferrarse con más fuerza pero no pudieron evitar cuando la culminación los cubrió, entregando lo que quedaba de ellos que era su esencia al otro hombre que los adoraba.

Shiryu permaneció recostado apoyando su cabeza en el hombro de Shura, al de ojos oscuros le dio la impresión que era muy bello permanecer así y lo disfrutaba.

 

 

Llegó el día de la competencia, siendo como era un evento internacional no era de extrañarse que algunas de las mejores espadas del mundo se presentaran, sin duda Shura era de los favoritos mientras que Shiryu era un joven novato y por lo mismo se esperaba de él que simplemente estuviera dando sus primeros pasos en las competencias.

--¿Cómo te sientes Shiryu?

--Estoy bien Shura.

--Haremos lo mejor en este encuentro.

--Si. Shura.

--¿Qué sucede?

--Es que he pensado ¿Qué sucederá si nos enfrentamos?

--Nos enfrentaremos y será un duelo único, no te facilitaré nada y te enfrentaré con todo.

--Haré lo mismo.

Se sonrieron y se sintieron completamente listos. El torneo dio inicio.

La categoría varonil parecía acaparar atención rápidamente, sin duda Shura estaba haciendo lo que se esperaba y nadie estaba decepcionado con su actuación, todos los oponentes que tuvo fueron vencidos, todos caían ante su espada; Shiryu por su parte era toda una revelación, siendo el más joven y novato parecía que nadie creía que se hiciera cargo de todos aquellos a los que combatió. De treinta y dos duelistas quedaron dieciséis, de esos pasaron ocho a la siguiente etapa, cuando quedaron cuatro se sabía que iba a ser una final muy emocionante.

Shura estaba delante de Radamanthys de Wyvern, el rubio sin duda se estaba esforzando para lograr derrotarlo y ninguno dejaba de dar pelea al otro, hacían sus guardias, marchaban, rompían, sus ataques eran en línea, fondo, fondo hacia la guardia, no dejaban de observarse y enfrentarse. Llegaron al momento en que el siguiente que lograra un punto ganaba. El rubio lanzó un ataque hacia delante pero el de cabello oscuro lo esquivó.

--Pas de touché (11)-declaró el juez.

Entonces el de ojos oscuros aprovechó para atacar con un ataque en línea.

--Touché (12)-dijo el juez.

Con eso Shura era uno de los finalistas, ambos tiradores se dieron las manos y con tanta prisa como pudo el de cabellos oscuros se dirigió a ver como estaba el encuentro de Shiryu pero no tardó en saber que había terminado con su oponente velozmente pues ya estaba descansando.

--Shura Montero de Espinosa y Shiryu Caballero Kenshin serán los tiradores para la final-se anunció.

De inmediato se hicieron los comentarios. Si ganaba Shura conservaría su titulo de invicto pero si ganaba Shiryu sería el más joven esgrimista en lograrlo pues por meses sería más joven que el record impuesto por el de ojos oscuros.

Se tomaron un descanso prudente pero fueron llamados y se encontraron frente a frente, uno de ellos dos sería el campeón. Antes de ponerse sus caretas sus ojos se encontraron y se sonrieron, combatirían pero debido a los sentimientos que los unían darían todo de ellos para ese encuentro. Se pusieron las máscaras y se mostraron listos, dando inicio el encuentro. Fuera quien fuera el vencedor los dos estaban seguros que sería el mejor.

Sin importar cuan bueno sea alguien con una espada un duelo contra el amor es imposible de ganar.

 

 

FIN

 

 

 

Notas finales:

Algunos comentarios solamente:


 


1-Shura se llama Montero de Espinosa porque los Monteros de Espinosa eran un cuerpo escolta del rey Fernando el Católico. Eran peculiares pues lo acompañaban en sus actos más íntimos y en las noches, eran de origen castellano y no usaban armaduras ni cotas de malla y usaban lo que se conoce como la espada ropera, o sea, una espada que era parte del vestir común de los caballeros o lo era en esa época.


2-Aparte que el personaje de Shura es español es importante porque la esgrima es de origen español, es el único deporte olímpico de raíces españolas.


3-Shiryu se llama Caballero Kenshin porque Kenshin en japonés quiere decir corazón de espada, así que se llama Caballero Corazón de Espada, me gustó así la verdad.


4-El deber de los maestros es ser peldaños en las vidas de sus estudiantes. Esta frase no es mía, se la escuché en una ocasión a un maestro de  aikido y hasta el día de hoy la recuerdo.


5-Se llama tiradores a los oponentes en la esgrima.


6-De Cancro quiere decir de Cáncer, está en italiano.


7-La escuela italiana de esgrima es importante y probablemente es la mejor después de la española, incluso se enseña en el extranjero.


8-Sé que en la historia de Saint Seiya Shiryu es diestro pero en la esgrima cuando uno de los participantes es zurdo hace todos los movimientos que un diestro pero como si se viera en un espejo. En casi todos los deportes el que un competidor sea zurdo complica la labor de sus oponentes pues su punto de apoyo y su punto ciego son contrarios.


9-La espada Tizona era junto a la Colada una de las espadas más importantes de El Cid, estas espadas se conservan hasta el día de hoy en España como parte de su patrimonio cultural aunque ha habido cierta polémica sobre su autenticidad.


10-La espada lleva escrita en sus caras Io soi Tisona fue hecha en la era de mile quarenta, o sea Yo soy Tizona hecha en la era de mil cuarenta y Ave Maria gratia plena dominus tecum o sea Ave maría llena eres de gracias el señor es contigo.


11-Pas de touché es No tocado y no se da punto. Está en francés.


12-Touché es tocado y equivale a un punto. Está en francés.


Del final pues simplemente no me pareció que fuera lo más importante decir quien ganaba sino que permanecerían juntos, dejo a su criterio quien cree que ganó.


Espero que les gustara la historia.


La semana siguiente si nada sucede subo otro de sugerencia que es también con Hypnos, se llama Gracias.


 


Atte. Zion no Bara


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).