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Celebrar por zion no bara

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Notas del fanfic:

Ya he utilizado a la pareja pero me animé a hacer este fic corto, espero que les guste.

 

En la oficina todos se movían para revisar que los detalles no estuvieran fuera de lugar, tenía que salir bien todo pues no había una segunda oportunidad, se trataba de una esas ocasiones de una sola vez. Un alto joven de cabellos y ojos dorados observaba y terminó por acercarse a otro de cabellos platinados pero mirada similar a la suya, dorada.

-¿Todo esta listo?-preguntaba Radamanthys a su compañero.

-Todo listo-le respondió Minos-No dejamos que nada se nos olvidara.

-Muy bien, entonces solo falta que llegue.

En su trabajo generalmente todos eran responsables, trabajadores y animosos para continuar pero a veces encontraban una forma de darse unos momentos de esparcimiento y pasar un rato agradable y convivir, su negocio después de todo se basaba en ser buenos colaboradores y mostrarse creativos, ante lo cual no era poco usual que supieran también ser sigilosos y mantener un secreto cuando fuera necesario y ese era un momento en el que debían tener cuidado de no ser descubiertos si querían que las cosas les salieran bien.

-Ahí viene Hades-dijo una joven de cabello rubio.

-Todos callados-dijo Aiocos-¿Listos?

Al que le hablaban de cabellos morados hizo un gesto de asentimiento y apagó las luces, todo era cuestión de esperar.

Cuando las puertas se abrieron entró un hombre joven de cabellos negros y ojos violáceos que parecía preguntarse donde estaban todos pero no tardó en saber de qué se trataba ese silencio y la aparente desaparición de sus colaboradores.

-¡Sorpresa!-gritaron al mismo tiempo los demás jóvenes apareciendo frente al recién llegado.

-No lo olvidaron-dijo Hades.

-¿Cómo olvidaríamos el cumpleaños del jefe?-dijo Aiocos acercándose.

-Muchas gracias.

En ese momento se percataron de que Hades no había llegado solo al lugar, estaba acompañado de un joven de cabello azul y profunda mirada verde, vestido con un sencillo conjunto de pantalón y saco. Los demás lo miraban como esperando por una explicación y de inmediato el festejado se decidió a decirles lo que esperaban.

-Deseo presentarles a un nuevo miembro del equipo, su nombre es Kanon de Géminis, empezara a colaborar con nosotros desde hoy...más bien desde mañana.

-Mucho gusto-dijo el joven amablemente.

En un primer momento los demás no estuvieron seguros de que decir, en realidad el trabajo en el que estaban era dominado por ellos perfectamente, sin embargo si el jefe contrataba a alguien más nadie iba a oponerse, aparte de eso el joven parecía amable así que dejaron de lado ese asunto.

De inmediato empezaron a presentarse y se saludaron amablemente pero algo particular sucedió cuando Radamanthys se acercó a presentarse y saludar al recién llegado, tomó la mano que le tendían cordialmente y la estrechó pero le llegó ligeramente un aroma especial, algo muy particular para dejarlo a un lado, en ese instante no dijo nada pero tuvo la idea de que conocía a ese joven, solo que no podía definir en un primer momento el lugar en el que lo había conocido.

Como estaban en plan de festejar siguieron adelante con la celebración, no iba a ser mucho en realidad así que no dieron más vueltas en sacar el pastel y mostrárselo a Hades que se los agradeció con una sonrisa.

-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Hades, feliz cumpleaños a ti-cantaron todos los presentes. 

Al terminar la canción no se necesitó de mucho tiempo para que el festejado apagara las velas y de inmediato cortara el delicioso postre, le entregaron sus obsequios y todos lo felicitaron y se dispusieron a pasar un buen rato. De todas maneras eso no evitó que cierto joven de cabello dorado siguiera pensando en que conocía al recién llegado Kanon que conversaba con Hades.

Seguía mirando al joven en su traje que le quedaba muy bien, el cabello azulado, la esbelta figura, los ojos verdes, estaba convencido de que lo conocía de alguna parte pero no estaba seguro de nada, sin embargo ese aroma que le había llegado cuando se saludaron era familiar, cerró los ojos por unos momentos y se concentró tan solo en ese perfume, le bastaron unos segundos para saber de quien se trataba y abrió los ojos de la sorpresa, lo recordaba.

-No puede ser-se dijo a si mismo Radamanthys.

Veía al joven que conversaba con algunos miembros más del equipo y parecía que estaban llevándose bien con él, recordó una fiesta años atrás, no pudo sino sonreír ante la idea de que estaba presente  tan cerca de él.

 

 

Unos cuantos años atrás había sido el cumpleaños de Radamanthys de Wyvern, todavía no terminaba su carrera en la universidad pero no faltaba mucho y con sus mejores amigos, entre las que se contaban Minos de Grifo y Aiocos de Garuda estaban en planes de trabajar, en ese entonces, con una pequeña compañía que se dedicaba a la publicidad, había otras de sus amigos y compañeros con ellos pues era un buen momento para festejar. Por alguna razón que no comprendió en un primer momento el de cabellos dorados vio que todos los demás estaban muy sonrientes cuando lo llevaron al departamento del de cabellos morados, entraron y vio que en el lugar, en el centro de la habitación, estaba lo que parecía un pastel de gran tamaño pero que evidentemente era de utilería, no comprendía lo que pasaba y sus acompañantes comenzaron a cantarle de nuevo Feliz Cumpleaños.

-Pide un deseo Radamanthys-le dijeron entre risas los demás.

Cerró los ojos y espero unos segundos.

-¡¡Sorpresa!!-gritaron los demás.

Cuando los abrió nuevamente se encontró con la sorpresa que le habían preparado: Del interior del pastel salió un muchacho, su indumentaria era particular, usaba una especie de uniforme militar en color dorado, de igual manera usaba una especie de casco que daba la idea de ser metálico y el color de su cabello largo cabello azulado lo cautivó de inmediato aunque no estaba seguro en un primer momento de que fuera su cabello natural pues nunca había visto a un hombre con un cabello así. El joven en cuestión no llevaba guantes y lo supo cuando acarició su rostro y le sonrió de una manera muy particular a ese joven de mirada dorada que desde ese momento se encontró como  perdido ante él.

No pasó mucho para que la música empezara a sonar y el de Wyvern terminó en una silla mientras el joven ante sus ojos bailaba y se desvestía y fue también cuando llegó a sus sentidos ese aroma tan particular, era único y le fascinó pues le dio la impresión que nunca más encontraría a alguien así en su vida, ninguna hombre podría ser como el que tenía enfrente en esos momentos danzando de manera exótica delante de todos pero como si lo hiciera para él únicamente.

Conforme la fiesta avanzaba y sus compañeros de celebración estaban en otros asuntos Radamanthys se había acercado al joven bailarín que parecía que se preparaba para retirarse.

-¿No te gustaría quedarte un poco más?-preguntó Radamanthys.

-No, muchas gracias-respondió suavemente.

-Eres bienvenido si quieres quedarte, de verdad-dijo con los ojos brillantes y esperanzados.

-No me mezcló con los clientes-respondió el otro dejando ver una sutil sonrisa en sus labios.

-¿Por qué?-preguntó el rubio acercándose y más decidido cuando vio que el de cabello azul no retrocedía a su avance-Solo por unos momentos.

-Pues sucede de esta manera-respondió el que bailaba-Primero se trata solo de unos minutos para después solo conversar en privado unos minutos y después quieren que te quedes unos minutos a solas en la habitación. Bailo solamente, no hago ninguna otra cosa.

-Nunca creí eso-dijo el de ojos dorados comprendiendo a lo que se refería-De verdad, no es por lo que te pido que te quedes.

-Esta bien pero de todas formas no puedo quedarme.

-Si no nos hubiéramos conocido así ¿aceptarías que te invitara a algún lugar?-quiso saber.

-Depende-dijo el bailarín después de unos momentos de silencio-Tal vez hubiera aceptado.

-Quizás nos veamos de nuevo.

-No creo que me reconocieras si eso sucede.

-Lo haré, ten por seguro que podré reconocerte.

-Tengo que irme-dijo finalmente el que bailaba.

-Es una pena que debas marcharte.

-Tengo otra cita de trabajo, fue un placer estar aquí y bailar para ti-se dirigió a la puerta y antes de salir volteó a verlo-Feliz cumpleaños.

Le sonrió ampliamente y a pesar del casco que utilizaba y no se quitó ni un solo momento reconoció perfectamente la manera en la que le hacía un guiño con uno de sus ojos. Lo vio salir pero se dio cuenta de que aún estaba presente el aroma de su esencia en el lugar, tal vez fuera todo lo que podría saber de él.

En las siguientes semanas hizo algunas averiguaciones pero no obtuvo mucho, la agencia no daba detalles de sus bailarines y no encontró otra forma de contactarlo, cuando se le ocurrió contratarlo de nuevo le informaron que el muchacho que solicitaba había renunciado y no podían decirle nada más; hasta entonces eso había sido todo, de no ser porque aún tenía en sus sentidos ese aroma de él que lo inundaba todo y no pudo olvidarlo.

 

 

Ahora observaba al mismo joven, bueno, ya un hombre, tenía que ser él, nadie más hubiera tenido esa presencia, nadie podría volver a aparecer en su vida y traerle el recuerdo de lo que fue una especie de enamoramiento platónico que nunca olvidó. Tenía una posibilidad pero primero necesitaba estar convencido que se trataba de él, encontraría alguna manera de comprobarlo aunque no estaba seguro de cual podría ser pero ya lo haría, siempre había sido una persona llena de recursos, por eso era de la directiva en su compañía.

Finalmente la reunión terminó y todos tuvieron que regresar a sus trabajos, siendo así el recién llegado Kanon de Géminis estuvo hablando por un largo rato en privado con Hades en su oficina mientras que Radamanthys se mantuvo a la expectativa para poder hablar con él cuando estuviera desocupado. Al abrirse la puerta apareció primero su jefe y lo llamó.

-Dame unos momentos Radamanthys-llamó el hombre.

De inmediato el joven de cabello corto se acercó y fue a la oficina, entró al espacio privado, el de largo cabello azul salió por unos instantes quedándose a solas los dos amigos.

-¿Qué sucede Hades?

-Quiero darte una tarea especial Radamanthys.

-¿De que se trata?

-Como ya les dije Kanon de Géminis es el nuevo integrante de nuestro equipo, quiero que estés con él por los siguientes días y le ayudes en lo que sea necesario para que este al día con nuestro trabajo.

-¿Yo?-preguntó completamente sorprendido.

-¿Hay algún problema con esto?

-No, para nada Hades, me encantara ayudarte en esta nueva e importante tarea-dijo con una sonrisa.

-¿Te sientes bien Radamanthys?

-Claro.

-Ya que estás tan de acuerdo ponte a trabajar de inmediato con él, debe estar esperándote afuera.

Sin una palabra más la de cabello oscuro dejo la oficina y vio que el muchacho de cabello azul contemplaba una de las reproducciones de pinturas que lucía la pared, parecía interesarle bastante.

-¿Te agrada?-preguntó Radamanthys acercándose.

-Es interesante, Cézanne* fue uno de los mejores pintores que viera el siglo XIX y  XX-respondió él.

-Bueno, es mejor ponernos a trabajar.

-Te sigo.

Mientras caminaban hacia la oficina del de Wyvern lo miraba discretamente sin estar seguro de qué decirle, finalmente el de mirada verde sintió que tenía que preguntar.

-¿Ocurre algo?

-Nada-respondió el rubio.

-De acuerdo.

-Me parece que nos conocimos antes-dijo tentativamente como arriesgándose.

-¿En verdad? ¿Dónde?

Pero en ese momento las palabras no le salieron a Radamanthys, la idea de decirle "Bailaste para mi en mi cumpleaños hace unos años, te quitaste la ropa ¿lo recuerdas?" no le pareció lo mejor para iniciar su relación como compañeros de trabajo de una misma compañía.

-No lo recuerdo-dijo Radamanthys finalmente-Será mejor que empecemos con el trabajo.

-Bien-aceptó Kanon.

Eso fue todo por el primer día pero Radamanthys tenía planes para que en los días siguientes siguieran coincidiendo y pudieran tratarse más, deseaba conocerlo en realidad.

 

 

Sin embargo hubo algo que no tomó en cuenta en ese proyecto: Kanon de Géminis. El joven de cabello rubio no tardó mucho no solo en aprender todo lo que debía del lugar también se mostró como una ávido y eficaz trabajador que no se detenía por cosas como cansancio, siempre estaba activo y sabía ya el funcionamiento del lugar, era creativo y entregaba de cinco a seis ideas de un solo proyecto y de todos daba sus razones para ser llevados a cabo.

Incluso fue parte importante en la extensión del negocio pues se contactó con clientes potenciales y lograba que llegaran nuevos por referencias de los de cartera, prácticamente cuando él aparecía solo se marchaba hasta tener un contrato, era incansable y parecía que nunca se mantenía quieto. Por otra parte todos presenciaban cuanto le gustaba su trabajo y por lo mismo lo vieron como un buen compañero...casi todos pues Radamanthys seguía teniendo en mente el asunto de que era el mismo joven que había bailado para él aunque aún no encontraba indicio alguno de que fuera cierta su suposición.

-¿Cómo va todo?-preguntó Radamanthys entrando una mañana a la oficina que le habían dado a Kanon.

El joven de largos cabellos azules estaba como siempre, trabajando en un nuevo proyecto mientras que estaba preparado para presentar otro a unos clientes.

-Ya estoy casi listo-respondió sin mirarlo-Tendré los colores definitivos en tres días, ya hablé con los impresores.

-Siempre adelante en tu trabajo Kanon.

-Me gusta trabajar.

Mientras siguieron hablando del proyecto Radamanthys lo observaba atentamente, estaba convencido de que era él pero hasta ese momento nunca había tratado de tocar el tema, no encontraba la manera de hacerlo, además había un asunto extra que aumentaba la confusión. Aún cuando fuera el mismo muchacho ¿lo recordaría? ¿No se ofendería? Tal vez a lo que se dedicaba no era precisamente un tema de conversación para él y podría incomodarlo.

-Esto ya esta-dijo Kanon-Lo único que hace falta por hacer es que impriman los carteles.

-Trabajas mucho-dijo Radamanthys.

-Para nada, tenemos que hablar con Hades y los demás, apúrate.

Mientras salían de la oficina a Radamanthys le llegó algo de inspiración y se dijo que era justamente lo que debía hacer, hablar con los demás, Aiocos y Minos debían recordarlo también, con una tenue sonrisa se dirigió a la oficina de su jefe y amigo donde ya los esperaban para ponerse en marcha los planes de una nueva campaña publicitaria, como siempre Hades se dedicó a llenar los espacios técnicos del trabajo y se mostró encantador mientras que Kanon era profesional y seguro y convencía a los demás del porque era un trabajo que les convenía.

Como esperaban el trato fue cerrado sin inconvenientes.

Una vez terminada esa parte de su trabajo Radamanthys se dispuso a hablar con sus amigos de la mejor manera posible sobre lo que estaba sucediendo.

-¿Tienen unos minutos?-le preguntó a Aiocos y Minos cuando tomaron un descanso para tomar café.

-¿De qué se trata Radamanthys?-preguntó Aiocos mientras se servía una taza.

-Andas algo extraño desde hace unos días-comentó Minos poniéndole crema a su bebida.

-Aiocos ¿Cómo es que Hades conoce a Kanon?-preguntó Radamanthys.

Si alguien podría decirle eso aparte del mismo Hades era sin duda Aiocos pues eran pareja sentimental desde hacia bastante tiempo y estaban convencidos quienes los conocían de que no había algo de uno que no supiera el otro.

-Por amigos comunes, se estaba estableciendo en la ciudad y le gusto lo que vio de su trabajo-respondió Aiocos-¿Sucede algo?

-¿Recuerdan cuando celebraron mi cumpleaños hace unos años?-les preguntó Radamanthys.

-¿Cuál de tus cumpleaños?-indagó Minos.

-Cuando me llevaron un bailarín-respondió la de cabello dorado.

Ambos hombres lo recordaron al mismo tiempo.

-Claro que lo recuerdo-dijo Aiocos.

-¿Recuerdan como se llamaba?-preguntó Radamanthys.

-Era... General, General algo-dijo Minos.

-General de Dragón de Mar-afirmó el de cabello morado con seguridad-¿Por qué preguntas eso?

-Creo que es el mismo que acaba de entrar a trabajar-respondió Radamanthys.

Los otros dos hombres lo miraron atentamente por unos segundos en completo silencio hasta que uno de ellos se animó a hablar nuevamente.

-¿Dices que Kanon de Géminis y General de Dragón del Mar son la misma persona?-preguntó Minos.

-Si, estoy seguro.

-Pero llevaba un casco-dijo Aiocos.

-Pero su cabello y sus ojos, los recuerdo, es él-aseguró Radamanthys.

-El chico en cuestión bailó semidesnudo para ti ¿y lo que recuerdas es su cabello?-preguntó Minos.

-¿Qué tiene eso de malo?-quiso saber Radamanthys.

-Malo nada-respondió Aiocos-Pero no es lo que yo recuerdo de él-y lo dijo con una sonrisita.

Los otros dos lo miraron muy significativamente y por eso les contestó.

-Estoy con Hades, en verdad estoy más que contento con él pero no por eso estoy ciego.

-Eso no importa-dijo Minos-Aún si es él ¿Qué piensas hacer Radamanthys?

-La verdad creo que es muy apuesto-dijo con sinceridad el de Wyvern-No sé, hace años quise salir con él y ahora trabajamos en el mismo sitio.

-¿Y?-preguntaron los otros dos al mismo tiempo.

-Pues...no sé...

Antes de que pudiera decir nada más hizo acto de presencia alguien más en la misma habitación.

-Buen día-saludó Kanon sin prestarles demasiada atención.

Simplemente se preparó un poco de café y se retiró pero el poco tiempo que necesitó para hacerlo fue seguido atentamente por los otros tres hombres con la mirada, cuando salió fue momento de retomar la conversación.

-Sigue siendo delicioso-dijo Aiocos.

-¿Vas a decirle algo Radamanthys?-preguntó Minos.

-Pues no se ¿Qué tal si se ofende?-dijo el rubio.

Y ciertamente esa era la máxima preocupación del de cabello dorado, no quería incomodarlo de ninguna manera, de verdad le agradaba y más cuando ya había tenido la oportunidad de tratarlo un poco en ese tiempo que llevaban trabajando juntos, no quería acercarse para perder la oportunidad definitivamente de lograr conocer más al de ojos verdes y eso lo mantenía bastante indeciso.

 

 

Un día en que Radamanthys y Kanon habían coincidido después de ver a un cliente el muchacho de cabello dorado escuchó como sonaba el teléfono celular del de Géminis y tomaba la llamada.

-¿Hola? Si, ya estoy listo, no te preocupes-hacía una breve pausa y continuaba-Nos vemos en la noche, sabes bien que también quiero verte-una breve pausa más-Ya te daré la bienvenida cuando nos veamos. Adiós.

Se terminó la llamada pero Radamanthys no dijo nada mientras llegaban a sus oficinas y eso inquietó un poco al de ojos verdes que finalmente se decidió a preguntarle algo ya casi al final del día.

-Me retiro Radamanthys-dijo Kanon- ¿No necesitas nada?

-Nada, gracias-respondió sin mirarlo.

-¿Te pasa algo?

-Nada.

-Ni siquiera me miras desde que regresamos Radamanthys ¿Qué pasa?

El rubio se quedo callado por unos momentos pero se decidió a que no tenía sentido prolongar más la situación, solo le quedaba ser directo.

-No tengo esperanzas contigo-dijo el de Wyvern.

-¿Esperanzas de qué?-preguntó Kanon.

-De conocernos, de ser más que dos personas que coinciden en un solo lugar.

-Hablas de ser más que compañeros de trabajo ¿Verdad? Porque si no es eso no te comprendo.

-He querido que hablemos sobre ello pero no encontraba la manera.

-Solo dime lo que piensas Radamanthys, no voy a molestarme y si eres directo yo también puedo serlo.

-Nos conocimos hace unos años Kanon.

-Si, ya me habías dicho algo de eso pero nunca recordaste dónde.

-Creí que te incomodaría.

-¿Incomodarme? A menos que nos conociéramos traficando drogas o planeando peleas de perros no veo porque...

Se detuvo y lo miró atentamente, era cierto, lo conocía.

-Ahora te recuerdo bien-dijo Kanon-Baile para ti hace unos años, te recuerdo... estabas con tus amigos... Si, fue tu cumpleaños y yo salí de un pastel ¿o me equivoco?

Radamanthys solo lo miró felicitándose por estar seguro de que se trataba de la misma persona, era él realmente aunque era todo por lo que encontraba motivos para felicitarse.

-En ese entonces te invité a quedarte pero no aceptaste-dijo el rubio.

-Tenía otro compromiso-dijo el de cabellos azules-Me sorprendes.

-¿Por qué?

-¿Cómo es que me recuerdas Radamanthys? Iba con un casco, han pasado años y tú me reconociste, me parece sorprendente.

-Siempre te recordé, traté de saber más de ti para invitarte a salir un día pero no pude encontrarte Kanon.

-Fuiste uno de mis últimos compromisos, me cambie de ciudad y ya tenía lo suficiente para estudiar, me dediqué a la escuela por completo-explicó el de Géminis gentilmente-¿De verdad me buscaste?

-Si.

-¿Por qué?

-Quería conocerte, eso es todo.

-Eres una persona muy particular.

-Si pero no es suficiente Kanon.

-¿A qué te refieres?

-Tú ya tienes a alguien.

-No tengo pareja.

-Hablaste con ella por teléfono, estaba a tu lado ¿Lo olvidas?

-Estabas a mi lado cuando hablaba con alguien, para empezar es un él y en segundo lugar se trata de mi hermano, viene de visita.

-¿Tienes una hermano?

-Si, se llama Saga, es mi gemelo.

Radamanthys no estaba seguro ya de nada a partir de ese momento, primero que nada el de ojos verdes estaba disponible, segundo no se mostraba incómodo por recordar la manera en la que se conocieron y tercero lo estaba mirando de una forma por demás particular. Antes de que pudiera decir una sola palabra más se acercó el de cabellos azules y sin ningún tipo de aviso tomó su rostro entre sus manos y lo besó en los labios con intensidad.

Al separarse el de Wyvern tan solo podía mirarlo sin terminar de comprender nada de lo que terminaba de suceder, el de Géminis no le dijo nada tampoco, tan solo sonrió y le hizo un guiño con un ojo para después salir de la oficina con total naturalidad. Realmente lo recordaba, no estaba inventando eso, era el mismo joven...no, en realidad no era el mismo y de todas maneras le seguía gustando, quizás aún más que antes y le demostraba que estaba abierto a las posibilidades. Se quedó sentado un rato más dispuesto a intentar seguir con lo que había empezado esa noche aunque un tanto sorprendido de que Kanon sintiera algo similar.

 

 

Así fue como con el transcurso de los días un alegre Radamanthys de Wyvern se veía más contento que de costumbre y no tardaron los demás en darse cuenta que parte de ese cambio de ánimo se debía a su reciente relación con Kanon, aparentemente los dos se llevaban muy bien y se entendían perfectamente pues apenas tenían tiempo de algo los dos estaban juntos y compartían todo lo que les era posible.

Radamanthys y Kanon siguieron saliendo por un tiempo, se les veía alegres, eran una pareja como muchas otras pero para quienes los conocían más eran una pareja muy contenta de compartir sus vidas. De las cosas que más les gustaba hacer a ambos era bailar. Fue justamente en una de esas ocasiones que habían salido para bailar que se mostraban muy contentos y animados, tanto que prácticamente todo el tiempo lo pasaron besándose y tocándose de alguna manera, fue también por esa cercanía que ambos supieron que ya no deseaban esperar más y no porque hubieran esperado demasiado.

Cuando salieron del centro nocturno en el que habían estado se dirigieron al automóvil de Kanon y el de cabellos azules, mientras seguía hablando con su pareja, no tardó mucho en llevarlo a su departamento y se estacionó frente al edificio.

-Ya llegamos-dijo el de Géminis.

-Si-respondió el de ojos dorados, apretando los labios por unos segundos pero agregó-¿No te gustaría subir unos minutos?

-Me encantaría-dijo el otro sin pensarlo.

Siendo así subieron por el ascensor sin perder el tiempo y llegaron al departamento de Radamanthys, al entrar quedaron en un masculino y ordenado espacio en el que se sintieron a gusto. Durante los primeros momentos solo hablaron, nada de mucha importancia pero de alguna manera tocaron un punto en particular.

-La verdad me he preguntado algo Kanon-dijo el de Wyvern.

-¿Qué cosa?

-Cuando bailabas ¿Por qué te llamabas General de Dragón de Mar?

-Como ya somos pareja te diré. Era el personaje de una historieta que leía de niño y me gustó el nombre.

-¿De verdad?

-Si.

-No sabía que te gustaban las historietas.

-Ahora lo sabes, y ya que estamos en esto de preguntar dime ¿Por qué me pediste en esa ocasión  que me quedara?-preguntó Kanon-No parecía que tuvieras por costumbre hacer cosas de ese tipo.

-No, no lo hacía pero, no sé, me parecías especial de alguna manera.

-¿Especial? ¿Cómo?

-Solo sentía que eras especial, quería conocerte por eso.

-¿Aún crees que soy especial Radamanthys?

-Por supuesto.

El de ojos verdes sonrió y tomó con suavidad la barbilla del hombre de cabellos dorados y lo besó en los labios, el otro no tardó en responder, se gustaban mutuamente, demasiado en realidad, tal vez fue por ese motivo que no lo pensaron ni por un momento cuando se estrecharon con fuerza mientras se seguían besando; fueron las manos del de ojos verdes las primeras en buscar más pero el de mirada dorada no las detuvo, de hecho las animó a seguir en lo que hacían que en ese momento era levantar su camisa.

Llegados a ese punto los dos se detuvieron y se miraron por unos momentos directamente a los ojos, sintieron que debían decir algo pero lo único que hicieron fue sonreír mutuamente y volver a besarse con pasión; se separaron por unos segundos y los utilizaron para llegar a la recámara del rubio, en cuanto estuvieron dentro no se tomaron con calma desvestirse y Radamanthys quedó ante más de lo que recordaba y le encantaba; en cuanto a Kanon lo dejo sin aliento ver al varonil hombre que estaba frente a él. Fue el de cabello azul quien lo atrajo contra su cuerpo y lo acarició con pasión a la vez que lo besaba y lo guiaba con cuidado a la cama, unos instantes después los dos estaban recostados sobre las sábanas sin la menor duda de lo que estaban haciendo. El de ojos dotados no tardó en quedar recostado sobre su compañero y lo besó en el rostro y el cuello, sus manos recorrían ávidamente su cuerpo tratando de conocerlo y memorizarlo, por su parte el de cabello dorado tampoco perdía la oportunidad  de explorar la masculina fisonomía de su compañero, le gustaba ese hombre, le gustaba más de lo que le hubiera gustado ningún otro.

Y en ambos era común tener esos sentimientos que los hacían darse cuenta de que nunca habían querido tanto a nadie en toda su vida. Kanon lo estrechó en sus brazos besándolo con pasión, sintiendo como sus pezones se endurecían contra su pecho, deslizó una de sus varoniles manos para acariciar sus marcado abdomen, el de cabello rubio gimió pero no dejaron de besarse y a su vez guió una de sus fuertes manos al turgente miembro del de cabellos azules provocando una profunda sensación de placer por todo su cuerpo y siguió acariciándolo hasta que el otro se apartó un poco para disfrutarlo más. Se movía contra esa diestra mano que era capaz de lograr que se pusiera en sus manos por completo, viéndolo en ese estado el de ojos dorados se acercó a él para llevar sus labios hacia el rígido sexo que comenzaba a levantarse y lo besó en la punta para después pasar su lengua y humedecerlo, probar esas primeras gotas que lo cubrían y ayudaban en su labor y no tardar en llevar la cabeza al interior de su boca con cuidado.

El de cabellos azules no dejaba de moverse buscando más de su compañero, de sentir esa tibia humedad que lo cobijaba y parecía buscar que se excitara más pues no dejaba de estimularlo con bastante eficacia, sentía esa lengua juguetear alrededor de su sexo y esa mano que no se detenía por su base, llevó sus manos al dorado cabello del otro hombre para evitar que se apartara de su labor y comenzó a llamarlo por su nombre; sin embargo, dándose cuenta de su estado el de Wyvern se detuvo pues no deseaba terminar tan pronto.

-Radamanthys...-susurró.

Pero el de cabello dorado se recostó sobre las sábanas sin perderlo de vista como indicándole que lo acompañara, el de cabellos azules no se hizo del rogar, al momento siguiente ya estaba acompañándolo y siguieron besándose sobre las sábanas, rodando algunas veces pero el de mirada verde estaba decidido a obtener algo y por eso entre caricias y abrazos llevó sus manos al firme trasero del rubio y con sus dedos lo separaba y buscaba acariciarlo en su íntimo pasaje. Radamanthys sentía lo que hacía y entendía lo que buscaba pero siguió jugando un poco más hasta que él mismo se estiró a la mesita de noche al lado de la cama dándole la espalda al de mirada verde. Apenas estaba en esa posición, estirado sobre la cama casi boca abajo cuando el de cabello azul ya estaba sobre él.

-Dame un momento-le pedía el rubio.

No sin trabajo logró sacar un tubo de lubricante y lo puso en las manos del otro que por un instante se quedó mirándolo solamente pero ambos sabían que estaban seguros de lo que hacían, sus ojos brillaban aceptando.

No pudieron resistirlo más.

Kanon separó con suavidad las bien torneadas y fuertes piernas de Radamanthys, el rubio no dudó en permitirlo, unos dígitos cubiertos de lubricante se apoderaron del lugar rodeándolo primero y penetrándolo después, buscando dilatarlo y separando sus paredes íntimas para que estuviera listo cuanto antes, por su parte el de cabellos dorados hacía lo que podía para relajarse sin dejar de disfrutarlo. El de ojos verdes lo veía arquearse sobre la cama y se acariciaba buscando seguir, cuando le pareció que era suficiente no vaciló en frotar su sexo contra el de su compañero y en unos instantes solamente comenzó a entrar, los dos gimieron por el contacto; el de ojos verdes se movía con ímpetu y ternura al mismo tiempo, deseaba al de cabellos dorados pero también lo quería y buscaba que lo disfrutara tanto como él; el de Wyvern gemía abiertamente y estrechaba al hombre sobre él entre sus brazos sintiéndolo deslizarse en su interior sin dejar de acariciarlo ni de besarlo.

Continuaron entregados y abrazados disfrutando de la completa entrega de su pareja que parecía complaciente y dadivosa y les encantaba que fuera así, aunque los dos conocían sus propios límites y al sentir que los alcanzarían cuando la sensible próstata del rubio era frotada por ese firme sexo que entraba y se retiraba no quedaba duda que estaban cerca, así que el de mirada verde llevó su mano al rígido miembro entre los dos para complacerlo; se buscaron nuevamente para besarse apasionadamente y fue de esa manera que el clímax llegó para los dos al mismo tiempo gimiendo ambos de deleite hasta que se quedaron vacios y muy quietos y pudieron respirar tranquilamente, se separaron suavemente y se quedaron recostados por unos momentos más sin decirse nada.

 

 

Al sentirse un poco descansados Kanon se apoyó en uno de sus brazos sobre la cama y su mano libre la llevó al rostro de Radamanthys para acariciarlo con ternura, el rubio lo miró directamente y le sonrió.

-¿En qué piensas?-preguntó Radamanthys.

-Pensaba en lo que pudo haber sucedido si me hubiera quedado a tu lado en tu cumpleaños.

-Tal vez no hubiéramos llegado a nada.

-O tal vez estaríamos juntos desde entonces.

-Es cierto... de todas maneras me alegra que estés ahora aquí.

-También me alegra estar contigo Radamanthys.

Guardaron silencio de nuevo porque se besaban con cariño, cuando se separaron el de ojos dorados parecía pensar en algo muy importante.

-¿En qué piensas?-preguntó Kanon.

-Me preguntaba algo solamente.

-¿De qué se trata?

-Bien... me preguntaba si...

-¿Si?

-¿Aún tienes aquel traje con el que bailaste en mi cumpleaños?

-Eres una persona especial Radamanthys-dijo el de mirada verde sonriendo y agregó-Puedo conseguirlo.

Radamanthys solo le devolvió la sonrisa y lo besó con entusiasmo, estaba feliz y agradecido, de hecho los dos lo estaban, ya que esperaban que la vida siguiera dándoles motivos para celebrar, como el amor.

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

*Paul Cézanne fue un pintor francés y fue uno de los representantes del postimpresionismo que más influyó en el desarrollo del arte pictórico del siglo XIX y principios del XX.


 


 


 


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