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Final por zion no bara

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Notas del fanfic:

Espero que les guste esta nueva historia.

Notas del capitulo:

Es solo algo nuevo con esta pareja.

Lo que la oruga llama el final, el resto del mundo lo llama mariposa.

Lao Tze

 

Capítulo I

 

Estar en lados diferentes de la ciudad no ayudaba a que ambos se conocieron, más bien parecía apartarlos, hasta ese momento sus vidas no habían tenido puntos comunes ni actividades similares que les permitieran conocerse pero en cada vida sucede que se conoce a una persona que debe estar en ella para marcarla de manera definitiva. En una de esas historias los protagonistas eran dos hombres jóvenes aunque no parecía que hubiera nada en común para que pudieran compartir, uno de ellos era un guapo de cabellos rubios cenizos y ojos verdes de nombre Aioria de Leo y el otro era un rubio dorado de ojos azules que se llamaba Shaka de Virgo ¿Cómo era que una historia entre ellos dos se dio? Pues de manera bastante singular.

Aioria vivía en la parte alta de un bar, trabajaba diariamente en el lugar empezando por las noches y cerrando hasta las madrugadas, era un poco pesado a veces pero el joven no se quejaba, por eso no era inusual que ya entrada la mañana siguiera dormido, aunque a veces no podía dormir mucho. Resultaba que tenía unos vecinos al lado y cuya recámara parecía dar justamente contra la suya y eran muy mañaneros para algo en especial.

El joven de ojos verdes los abrió cuando un insistente sonido, semejante a un golpeteo, se dejaba escuchar y después de eso los inconfundibles gemidos apasionados de dos personas que debían estar pasándola muy bien. No otra vez, ese tipo que vivía al lado debería dedicarse a correr maratones con tanta energía. Pero el de los Leo no se sentía demasiado a  gusto con ese despertador ¿acaso la ahorcaba? Porque no entendía que podían hacer para que cada vez que estaban juntos todos terminaran enterándose.  En esas ocasiones prefería levantarse y terminar sus horas de sueño en el sofá, no necesitaba  a nadie restregándole que tenía a una persona importante en su vida y que la pasaban muy bien.

Después de unas horas de sueño se levantaba y atendía todo lo que debía atender y la lista la encabezaba una persona.

—     Buenos días papá—saludaba el  joven de ojos verdes.

—     Buenos días hijo—respondía el caballero.

Se parecían bastante, lo cual era un halago cuando Régulo de Leo había sido un hombre muy guapo en su juventud, cualquier fotografía lo comprobaba, aunque a la muerte de su esposa años atrás todo había cambiado de manera muy drástica. La bebida ocupaba demasiado de su existencia. Aún así su hijo siempre estaba ahí velando porque las cosas se hicieran y él estuviera bien. Los dos desayunaban juntos y después de eso el muchacho rubio repasaba todo lo necesario para que el negocio, la casa, sus vidas, marcharan.

—     Tengo que ver lo de la cerveza—decía Aioria comiendo con velocidad—No quiero que vuelvan a retrasarse.

—     Desayuna bien antes, el bar no se caerá por cerveza atrasada—respondía su padre.

—     Solo no me gusta dejar las cosas para después.

—     Si vendieras este sitio…

—     Ya lo discutimos papá, no lo voy a vender—decía con determinación.

Y para él la discusión terminaba ahí.

Shaka tenía un buen trabajo como parte de una firma de mercadeo, su vida en el aspecto material no tenía nada de inestable, por el contrario, era muy bueno en su labor y estaba plenamente reconocido por sus compañeros. Así que generalmente para él su día daba inicio con una sesión de ejercicios en su casa y después un baño, se arreglaba para salir al trabajo con un café comprado y llegaba a su oficina. Ahí debía hacerse cargo de tratar con clientes, cuentas, pero le agradaba hacerlo. Si había compromisos de algún tipo los atendía y nadie tenía quejas de su labor.

Pero una vez que esa parte de su vida estaba arreglada, cuando tenía tiempo para encargarse de asuntos personales, las cosas marchaban de otra manera, una muy diferente a como salían sus negocios, o sea que resultaba cuestionable. Y eso era por su compañero, definitivamente.

—     ¿Bueno?—se escuchaba del otro lado de la línea.

—     Te sigo esperando Saga—decía el rubio.

—     Lo siento…surgió algo en el trabajo.

El de Virgo había escuchado más veces de las recomendadas para una relación ese tipo de excusas, siempre que surgían sospechaba solo una cosa: Saga, su pareja, estaba con alguien más.

—     ¿Estás con alguien?—preguntó directamente el rubio.

—     No seas absurdo.

—     Saga, yo…

—     Iré en cuanto pueda Shaka, no me esperes.

La llamada se terminó. El de ojos azules se preguntaba porqué ellos dos parecían tener tanto en común y sin embargo no parecían lograr comprenderse de verdad. En el pasado Saga siempre le había jurado que nadie era lo que él en su vida pero ¿Eso sería bueno o malo? Vio la cena que había ordenado y se dispuso a comerla, estaba demasiado acostumbrado a comer solo.

Era de esa manera más o menos cada día, ninguno de los dos pensaba en conocer a nadie y por eso tuvieron que dejar que sus caminos se encontraran una vez, con eso era bastante.

 

**********

 

Shaka había hecho las cosas que comúnmente hubiera hecho en su día, su trabajo marchaba bien y se esperaba la firma de un cliente importante en la empresa en la que laboraba, así que por esa parte estaba tranquilo pero era otro tema el que lo tenía algo inquieto.

—     Es un cliente importante—decía uno de los directivos—Así que debemos estar listos para todo, nada puede salir mal en esta reunión.

Todos decían que si de un movimiento, aunque Shaka solo aguardaba porque todo terminara para marcharse, cuando finalmente su jefe se quedó callado el de cabellos rubios se apresuró para salir.

—     ¿Dónde es el incendio Shaka?—le preguntó uno de sus compañeros.

—     Solo tengo un poco de prisa Milo.

—     De acuerdo, no te distraigo más.

Definitivamente el joven Virgo necesitaba apurarse, estaba decidido a comprobar si sus dudas sobre su compañero en los últimos días tenían fundamento o no, necesitaba saber la verdad.

Con esa idea en mente se subió a su automóvil y se dirigió al edificio donde trabajaba Saga, quien era abogado. Mientras manejaba pensaba en como se habían conocido, fue por amigos comunes que pensaron que los dos juntos se llevarían bien y así había sido al principio pero ya el rubio había tenido experiencias de infidelidades por parte del otro, solo había comprobado un caso pero no por eso dejaba de sospechar que habían sido más aunque no se atrevió a reclamarlas. Esas llamadas inexplicables, el olor de una colonia que él no usaba, pequeños mensajes en su teléfono y la negativa de Saga a verse.

Pero no iba a quedarse con la duda en esos momentos.

—     ¿Diga?—se escuchaba por el teléfono.

—     Hola Saga—dijo el rubio—Solo quiero saber si nos veremos esta noche.

—     Lo siento, tengo trabajo.

—     Comprendo.

—     Que bueno, nos veremos mañana.

Nada más, colgó. Pero ya el de Virgo estaba bajando de su vehículo, llevaba dos años en esa relación y hasta el momento no le había dado nada que no fuera disgustos y volatilidad, con su vida de sus primeros años tenía para no estar firme tampoco en una relación con alguien. Dirigió aprisa sus pasos a las oficinas donde trabajaba Saga, se veía en las elegantes y amplias puertas de cristal los nombres grabados de los socios, estaba el suyo, Saga de Géminis, bien, era el momento de saber que trabajo era tan importante.

Entró sin más, aparentemente lo creyeron un cliente pues no lo detuvieron demasiado, por eso mismo llegó hasta la oficina que necesitaba y sin ceremonias abrió la puerta, ahí estaba Saga, con sus cabellos azules y sus ojos verdes, el problema era que no estaba solo, tenía a un joven de cabellos y ojos verdes ahí, los dos muy abrazados y sonrientes, debía tratarse de un pasante del despacho.

—     No te preocupes por mí Saga—dijo Shaka con sarcasmo—Puedes seguir con tu trabajo.

De inmediato los otros dos se apartaron y era el momento de dar alguna clase de explicación.

—     Puedes retirarte Shun—dijo apresuradamente Saga.

Al otro no se lo repitieron pues apenas si perdió un segundo en marcharse.

—     ¿Este ha sido tu asunto de los últimos días Saga?

—     No hagas esto Shaka.

—     ¿Qué? ¿Molestarme por tus mentiras? ¿o venir a ver lo que estaba pasando en verdad?

—     ¿Nunca has pensado que necesito algo de tiempo?—preguntaba el de cabellos azules como si fuera el indignado.

—     ¿Así que tiempo?—preguntaba el rubio furioso—Pues no te preocupes Saga, a partir de este instante tienes todo el tiempo del mundo.

Diciendo eso se dio vuelta y azotó la puerta al salir, ya había tenido bastante de ese imbécil.

Llegó a su automóvil y sin más se puso en marcha de nuevo, sentía el enfado correr por sus venas, pero conforme avanzaba iba disminuyendo la adrenalina del enojo y daba paso a una furia distinta, una que lo hacía tener ganas de llorar.

 

**********

 

Shaka había estado manejando sin sentido, tan solo había puesto en marcha su automóvil sin ninguna dirección en especial intentando calmarse pero le quedó en claro que no lo hacía cuando casi chocó ganando el paso por una luz en una avenida, supo que tenía que calmarse antes de que lastimara a alguien. No supo bien cómo pero logró estacionarse, se quedó ahí, sentado tras el volante, respirando pesadamente ¿Cuál podía ser el problema? ¿Por qué Saga no quería estar a su lado? ¿Acaso había algo malo con él?

—     No, solo es un imbécil—se dijo en voz alta el de ojos azules.

Sentía el enfado correr por su cuerpo, más que nada se sentía molesto consigo mismo, por no darse cuenta de las cosas antes, por pretender que en verdad tenía algo especial con Saga de Géminis cuando estaba en claro que solo estaban unidos por motivos nocturnos.

—     Y ni siquiera es bueno en la cama—se dijo el rubio.

Apoyó la cabeza sobre el volante y se fue relajando un poco, seguía sin sentirse bien, necesitaba calmarse. Entonces levantó el rostro, ya estaba cayendo la noche y se dio cuenta que del otro lado de la calle había un bar. No estaba mal o por lo menos era tan buena salida como cualquiera. Así que bajó del vehículo y se dirigió al interior para tomarse un trago.

Aioria había estado ocupado con los envíos, necesitaba estar seguro que llegaba todo lo que había pedido y mientras tanto calculaba las ganancias y adeudos que debían ser liquidados.

—     En un promedio de veinte por ciento sacaremos las cuentas totales para el sábado—decía el joven de mirada verde.

—     ¿De verdad puedes calcular todo eso con la mente?

Quien le preguntaba era su asistente, suplente, compañero, amigo, y lo que hiciera falta, Shura de Capricornio, un hombre de cabellos y ojos negros, quien sabía que el otro llevaba muy bien el negocio del bar pero siempre que lo veía calcular los costos y los gastos se quedaba sin entender que lo hiciera todo bien y que las cifras correspondieran al final.

—     Solo es un poco de economía Shura.

—     Debiste ser muy bueno en clases Aioria.

—     Deberías volver a la universidad—le decía su padre quien iba en la cuarta cerveza de la noche.

—     Tengo mucho trabajo aquí—decía el joven de ojos verdes.

Justo en ese momento vieron entrar a un hombre rubio dorado de ojos azules que se sentó en la barra. Parte de su trabajo era saber distinguir en el carácter de la gente y ese joven llevaba las claras señales en el rostro de desear un trago para terminar con el mal rato que lo puso tan alterado.

El de Leo se acercó para saber que deseaba beber.

—     ¿Qué tomas?—le preguntó amablemente.

—     Lo que sea, fuerte y doble—pidió sin pensarlo Shaka.

—     Muy bien.

En pocos momentos estaba de nuevo Aioria ante él con un vaso largo en color claro en una mano y una caja de pañuelos desechables en la otra. El de ojos azules se le quedó mirando pero el rubio cenizo solo le sonrió con amabilidad y siguió con su trabajo, no tenía nada de malo seguir con lo que había empezado así que el de Virgo se bebió sin demasiada tardanza su trago para pedir otro.

—     El mismo por favor—decía.

Aioria no dijo nada y se lo llevó y le llevó un tercero y un cuarto, para el quinto estaba en claro que las cosas para ese bebedor ya estaban en un punto más emocional, se había gastado la mitad de la caja de pañuelos sin decir mucho, solo quejándose de un tema entre dientes pero no era demasiado expresivo.

—     Oye, chico sexy—llamó a Aioria—Quiero otro.

—     Tu admirador quiere que lo atiendas—decía sonriendo Shura en voz baja.

El de Leo solo sonrió y llevó el trago pero supo que era momento de hacer algo más. Se quedó ahí como si limpiara algo y decidió indicar algo.

—     Es tarde y ya casi estamos por cerrar.

—     Bien—decía Shaka inclinando la cabeza—Me quedaré.

—     No es el punto.

—     No, no lo es, el punto es que eres sexy—dijo riéndose para después tomar su bebida de un solo trago—Quiero otro.

—     De acuerdo pero necesito ver las llaves de tu auto.

—     ¿Para qué?

—     Solo necesito verlas.

Como si no tuviera sentido negarse el de cabellos rubios dorados sacó un poco torpemente las llaves de su bolsillo y las entregó, Aioria las tomó y sin más las alejó de él. Después de eso fue del otro lado de la barra y tomó al de Virgo con gentileza por el brazo para llevarlo hasta la puerta.

—     ¿Qué pasó con mi trago?—decía el de ojos azules.

—     Ya han sido bastantes tragos—explicaba el de Leo.

Detuvo un taxi y metió una servilleta con un mensaje en la chaqueta del otro.

—     ¿Recuerdas tu dirección?—preguntaba Aioria.

—     Claro—y se la recitó.

—     Muy bien.

El joven se la repitió al taxista y lo dejó marcharse, cada cosa que le tocaba hacer. Como fuera la noche se terminó y ninguno de los dos sabía lo que era haberse reunido por esa vez.

 

**********

 

Shaka había despertado en su casa con la boca seca y una sed indescriptible, la luz le molestaba y no se estaba llevando bien con el ruido de los alrededores, logró ponerse en pie y fue a la ducha, le hizo bastante bien quedarse bajo el agua sintiendo que su cabeza se despejaba, no estaba tan mal, pudo ser una resaca mucho peor. Al menos era fin de semana y no tenía que estar en su trabajo, de otra manera hubiera sido bastante catastrófico. Logró tomar bastantes líquidos y se quedó recostado por horas, así hubiera seguido de no ser por un sonido persistente.

El teléfono.

Se levantó y fue a su chaqueta para tomarlo y reconoció el número, era alguien agradable al menos.

—     ¿Hola?—logró decir.

—     ¿Qué sucede Shaka? Te estoy esperando desde hace veinte minutos—se escuchaba con cierta molestia.

—     Lo siento Mu, no me encuentro del todo bien.

—     ¿Ahora que te hizo el soquete de Saga?—preguntaba con el tono de no ser la primera vez que el de Géminis hacía algo que le molestaba—Pero si no sé porque sigues con ese…

—     Terminamos.

Se escucharon unos segundos de completo silencio y una animada voz se dejó escuchar de nuevo.

—     ¿Estás en tu casa?

—     Si—respondió Shaka.

—     Voy para allá.

El de Virgo se preguntó si no podía disimular al menos un poco que le agradaba la noticia pero todo indicaba que no. No era un secreto que a su amigo Mu de Aries jamás le había agradado Saga de Géminis, no para él en todo caso, así que una separación le parecía lo bastante importante para no recriminarle que no llegara a su compromiso y que incluso fuera a visitarlo sin perder el tiempo.

Cuando llamaron a su puerta Shaka sabía que no tenía sentido retrasar las cosas y abrió sin más, Mu estaba ante él, era un joven que siempre agradaba, tal vez por su aspecto, esos ojos verdes y los largos cabellos lavanda. Su amistad era uno de los pocos puntos constantes de su vida y la agradecía de todo corazón. Lo vio que llevaba una bolsa en las manos.

—     Tienes que decirme todo.

—     Hola Mu, también me da gusto verte.

Fueron a la cocina y el de Aries sacó comida china para colocarla en la mesa y tomó su sitio de confidente o algo similar.

—     ¿Terminaron o terminaste con él Shaka?

—     Fui a buscarlo y estaba dando asistencia personal a uno de los pasantes del despacho.

—     ¿Asistencia con qué? ¿Con la boca, las manos, su amiguito?—decía desaprobándolo y abriendo su primer paquete de comida.

—     Manual—respondió el de mirada azulada separando unos palillos y tomando su comida.

—     Al menos espero que está vez sea definitiva.

—     No sé Mu, es solo que Saga y yo…

—     No son el uno para el otro, no entiendo que permitas que ese tarado te manipule como lo hace.

Definitivamente al de Aries no le gustaba en nada esa relación y no había sido discreto al respecto, lo que menos comprendía era que Shaka siempre había regresado con el de Géminis, quizás era por sus años de infancia pero aún así no le parecía suficiente. Su amigo era inteligente, guapo, divertido, podría salir con alguien mucho mejor pero al menos parecía que esa vez si era la definitiva, habían terminado. Siguieron comiendo y el de cabellos lavanda escuchaba, según parecía no estaba mal pero aún así el de ojos azules estaba algo desanimado.

—     Así que terminaste bebiendo en un bar—decía Mu que llegaba a su tercer paquete de comida.

—     Sé que no fue muy inteligente de mi parte pero necesitaba calmarme, solo eso se me ocurrió.

—     Al menos llegaste bien hasta aquí.

—     Si, tuve que llegar en taxi.

En ese momento el de ojos verdes se le quedó mirando.

—     ¿Llegaste en taxi?

—     Si—decía el rubio terminando su comida.

—     ¿Dónde está tu auto?

—     Pues….

El rubio lo pensó, se puso de pie y no lo vio en la entrada, sabía que no estaba en la cochera, debía estar en…

—     Creo que se quedó frente al bar—meditaba el rubio.

—     Bien, solo hay que recogerlo ¿Qué bar era?

—     Pues…

—     ¿Recuerdas donde estaba?

—     Pues…

—     ¿Hay algo que sepas de lo que pasó anoche?

—     Pues…

La misma respuesta y esa expresión le decían al de Aries que no tenía pistas de nada, vaya con ese rubio, bebía y no recordaba nada.

—     Me atendió un muchacho—decía intentando recordar el de ojos azules—Fue quien me subió al taxi.

—     Hay que buscar ese bar—decía Mu.

—     Debo tener algo.

Con eso el de Virgo fue a su chaqueta del día anterior y revisó los bolsillos, encontró una servilleta doblada en cuatro con un breve mensaje escrito de manera pulcra.

            “Tus llaves están aquí, ven por ellas después de las siete.”

La servilleta decía el nombre del lugar y contaba con un teléfono.

—     Necesito ir por mi automóvil—se dijo a si mismo el rubio.

 

**********

 

El joven Leo se movía con velocidad por el lugar, no era demasiado lo que debía hacerse antes de abrir pues él era muy ordenado y procuraba dejar todo en su sitio antes de irse a descansar, pero la mañana había tenido un inicio bastante conocido para él que lo hizo irse al sofá.

—     De nuevo ese par no me dejó descansar—decía el de ojos verdes.

—     Lo lamento—le respondía Shura quien terminaba de acomodar unas sillas—Pero al menos debe ser bueno lo que tienen.

—     Supongo que si pero no quiero escucharlo cada tres días.

En ese momento el de Capricornio iba detrás de la barra para dejar en la caja de objetos olvidados un teléfono celular, ya después llamarían por el, en eso vio unas llaves que sobresalían.

—     ¿Y estás llaves?—preguntaba mostrándolas.

—     Son de un automóvil—dijo Aioria apenas mirándolo—Del rubio de anoche, tuve que subirlo a un taxi para que se fuera, no quería que matara a nadie por el camino.

—     Era candente.

—     Andaba llorando por algo.

—     Si pero no le quita lo candente.

El de cabellos rubios no dijo nada, decidió seguir en lo suyo para estar listos a la hora de abrir, no estaba mal ese negocio, cuando él lo tomó estaba casi en la bancarrota, pero su trabajo lo hizo mantenerse a flote y pagar toda la deuda, incluso se veían ganancias, no había sido sencillo pero lo consiguió. A veces recordaba cuando era niño y ayudaba a sus padres, aún de joven, su madre siempre sonriente y su padre trabajando todo el tiempo pero…las cosas habían cambiado mucho.

—     Otra cerveza—llamaban.

—     Ahora te la doy papá.

El joven nunca había cuestionado el que su padre casi llevara a la ruina el negocio ni su gusto por beber de más, no tuvo reproches por lo ocurrido, sabía bien que el perder a su madre lo había destrozado.

—     Hora de abrir—anunció Aioria.

Shura lo ayudó, estaban listos para una jornada más de trabajo, de hecho incluso había un pequeño grupo esperando por ese momento, contaban con que fuera una buena noche.

Al principio todo pasaba sin novedades, algunos de los visitantes eran conocidos y no tardaban en ordenar sus tragos de costumbre, otros eran nuevos y se sentían a gusto, el de cabellos rubios cenizos se movía con velocidad y eficacia por el lugar sirviendo y atendiendo, definitivamente era como cualquier otra noche.

—     Mira lo que acaba de llegar—le dijo el de Capricornio en la barra—El rubio candente.

Aioria volteó y se dio cuenta que era el joven de la noche anterior, debía ir por sus llaves.

Por su parte el de Virgo y el de Aries se acercaban a la barra primero para decir el motivo de su nueva entrada.

—     Parece un sitio entretenido—decía Mu.

—     Solo quiero mis llaves—respondió Shaka.

Habían tenido que llamar a información para saber la ubicación exacta del lugar pero no les costó demasiado llegar, aunque ninguno de los dos frecuentaba lugares de ese lado de la ciudad.

—     Hola—saludó Shaka a Aioria reconociéndolo como el muchacho de la noche anterior—No sé si me recuerdas, pero parece que dejé las llaves de mi automóvil aquí anoche.

—     Si, aquí están—decía el joven tomando la caja y entregándolas.

—     Gracias.

Parecía que sería todo pero ya que estaban ahí alguien más no vio motivo para no quedarse un poco.

—     ¿Por qué no tomamos algo?—preguntó Mu.

—     ¿Quieres?—dijo Shaka.

—     Ya estamos aquí.

—     Bien.

Ordenaron un par de tragos y tomaron una de las pequeñas mesas del sitio que estaban en la esquina, eran amigos y no veían nada de malo en permanecer un poco más en el lugar.

Conforme pasaba el tiempo Shaka y Mu parecían no querer irse ¿el motivo? Estaban a mitad de una discusión sobre ¿Cómo decirlo? Control de calidad.

—     Ese chico está como la fruta podrida—decía Mu.

—     ¿Cómo es eso?—quiso saber Shaka.

—     Se pasa de bueno.

Los dos miraban entre divertidos y discretos a Aioria quien por cierto justo en ese momento se encontraba inclinado sobre una mesa, los pantalones se le entallaban demasiado bien.

—     Deberías lanzarte Shaka.

—     ¿Qué?—preguntaba el rubio algo desconcertado.

—     ¿Por qué no? Solo es un poco de acción, nada más.

—     Creo que no—y el de Virgo bebió un poco más de su trago.

—     Bien, entonces me lanzó yo.

—     Yo lo vi primero—señaló el rubio de inmediato.

La mirada divertida de su amigo de cabellos lavanda le dijo que era justo lo que esperaba, así que Shaka solo suspiró, pero se acomodó el cabello, se abrió un par de botones del cuello de su camisa y sonriendo se dirigió a la barra donde estaba atendiendo Aioria.

 

**********

 

Sería mentira decir que Aioria no había notado a Shaka, solo que era más discreto que Shura, quien por cierto se encargó de decirle algo más mientras ambos servían unos tragos para un grupo que acababa de llegar.

—     Esos dos chicos no dejan de mirarte—decía el de cabellos negros—Creo que te están dando el visto bueno.

—     Solo están bebiendo Shura.

—     Si, claro, es todo lo que hacen—decía con una sonrisita peculiar.

En ese momento el de Leo se fue a la barra para ver que los que estaban sentados ahí estuvieran atendidos  y justo estaba  a mitad de eso cuando alguien se acercó muy sonriente y haciendo el largo y dorado cabello de su rostro a un lado de manera bastante abierta.

—     ¿Puedes darme la cuenta?—pedía Shaka sonriendo.

—     Claro.

Le dio lo que pedía pero el de Virgo necesitaba un poco más de conversación.

—     ¿Sabes? No recuerdo si pague mis tragos de ayer—decía el de ojos azules sin dejar de mirarlo.

—     Te veías mal, no te preocupes por esa cuenta—fue la amable respuesta del de Leo.

—     Quisiera pagarla, no me siento cómodo así.

—     Muy bien.

El de ojos verdes se dispuso a hacer su cuenta y el de Virgo volteó a ver a su amigo de Aries quien solo movía los labios dejando saber lo que pensaba.

—     “Es sexy”.

Shaka sonrió y estaba de acuerdo con esa opinión. Tuvo ambas cuentas y pagó pero deseaba quedarse un poco más ahí. El de Aries se acercó velozmente para despedirse, no quería ser algo así como el que sobraba y acaso estorbara para algo más, aunque no sin antes darle una última recomendación.

—     No te vayas a dormir con el estómago vacío.

Los dos sabían que no se refería a comida, sonrieron y el de cabellos lavanda se fue rápidamente.

—     ¿Tu amigo no se queda?—preguntaba el rubio cenizo.

—     Tiene cosas que hacer—fue la respuesta del de ojos azules—Dame algo de beber, sin alcohol, tengo que manejar.

—     Bien.

El joven le sirvió algo que parecía soda de dieta y el otro no se quejó, tenía más interés en entablar algún tipo de charla.

—     Es un buen sitio—comentaba el de Virgo de manera abierta—Nunca antes había venido.

—     Se puede pasar el tiempo.

Aioria solo veía como el de Capricornio le hacía señales, parecía que le telegrafiaba que le deseaba suerte y que tenía que hacer algún movimiento para avanzar con ese muchacho ante él.

—     ¿Cuál es tu nombre?—preguntó directamente.

—     Shaka ¿y el tuyo?

—     Aioria.

—     Un placer.

—     Igualmente.

El de cabellos dorados se quedó cómodamente sentado en la barra el resto de la noche y de alguna manera hizo que su soda durara bastante tiempo mientras el de Leo atendía a sus clientes y no dejaba de mantener algo de conversación a su lado. No estuvo nada mal solo charlar un poco ya que no parecía que ninguno de los dos resultara indiferente al otro, más bien eran atractivos a la mirada de ese otro hombre que de alguna manera no lograba seguir con el encuentro como siempre, como si algo rodeara el ambiente y los intoxicara de maneras que no eran capaces de controlar pero tampoco querían hacerlo.

Encontrar atractiva a otra persona por su físico es sencillo, así que cuando Aioria y Shaka llegaban a las últimas horas de la noche se sentían bien dispuestos a intentar algo más, no se trataba de compromiso después de todo.

—     Ya estamos por cerrar—dijo el de ojos verdes en algún momento.

—     Si, tal vez deba irme.

—     Espero que te gustara estar aquí.

—     Es un buen lugar, tal vez regrese—comentaba el de ojos azules.

—     Eso espero.

El de Virgo se levantó lentamente de su lugar como si en verdad solo fuera a marcharse, iba a pagar pero el otro lo interrumpió.

—     Por cuenta de la casa—dijo Aioria.

—     Gracias—fue la respuesta de un sonriente Shaka.

Dio vuelta como si no quisiera marcharse y el de Leo supo que le tocaba hacer un movimiento más.

—     Te acompaño a tu automóvil.

—     Gracias—decía el de ojos azules sonriendo de manera abierta.

Salieron a la calle, la cruzaron y alcanzaron el vehículo del de cabellos dorados, quien parecía no decidirse a marcharse en realidad, volteó y seguía sonriéndole de manera abierta al de Leo quien lo miraba de manera penetrante. Era como si quisieran decirse algo pero no se decían nada, sus miradas hablaban con bastante elocuencia por los dos, casi como si tuvieran voluntad propia sus labios se buscaron y se encontraron para dar paso a una intensa y sensual sesión de besos en plena calle, no estaba nada mal, ambos lo pensaban mientras se estrechaban con necesidad. No era que generalmente actuaran de esa manera pero algo en ese hombre a su lado los estaba haciendo ir demasiado aprisa.

—     ¿Qué tal si te invito un trago?—murmuró Shaka.

—     ¿Un trago?—preguntaba Aioria.

—     En mi casa—concluía pasando su mano por el pecho del otro.

El de Leo sonrió, parecía que aceptaba, apoyando su cuerpo contra el de Virgo abrió la puerta del vehículo y ayudó al de ojos azules a subirse, el otro sonreía pero el joven de mirada verde se inclinó ante él y con una  encantadora sonrisa se despidió.

—     Que descanses—le deseó.

Shaka no supo que pensar, terminó por encender el automóvil y marcharse ¿Qué había sucedido?

 

**********

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Si nada sucede la semana entrante sigo con Trastorno, nos leemos.

Zion no Bara

 


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