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Kitsune no kokoro por Takaita Hiwatari

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Notas del capitulo:

Bueno, para empezar, solo quería decir que por accidente borré los dos primeros reviews que recibí en el capitulo 7 y no podré contestarlos ¡Lo siento! T.T

Como la página estaba mal, me publicó el cap. 7 por dos veces, y por accidente borré en el que me habían dejado los reviews u.ùU

 

KITSUNE NO KOKORO:

Takaita Hiwatari

Capítulo 8: "Un kitsune. Un arma.":

 

A la mañana siguiente, Itachi se dirigía a la cocina para desayunar algo después de haberse aseado. Un olor conocido, pero poco usual en su casa, le llamó la atención. Al entrar en la cocina, descubrió a Sasuke con un humeante tazón de ramen en las manos. Parpadeó confuso ante semejante escena.

 

¿Sasuke había preparado ramen? ¿Sasuke desayunando ramen?

 

-No sabía que te gustara tanto el ramen como para comerlo en el desayuno -comentó.

-No es para mí, es para Naruto. Le fascina esta cosa.

-¿En serio?

 

La voz de Itachi se escuchó tranquila, aunque muy interesada, y eso no pasó por alto para Sasuke que entrecerró la mirada, observándole fijamente.

 

-¿Qué estás pensando, hermano?

-¿Puedo llevárselo yo?

-Ni hablar -negó rotundo. -Necesito dárselo yo para sacarle cierta información a la bola de pelos.

-¿Información? -repitió. -Así que piensas comprar información con comida. ¿Hay algún problema con Naruto-kun?

-Eso no es asunto tuyo.

 

Sasuke frunció levemente el ceño al ver cómo de forma disimulada su hermano se iba acercando cada vez más a él. Se giró un poco para quedar de perfil y estiró los brazos lo más lejos posible de Itachi, enviándole una mirada de advertencia.

 

-¿Por qué la insistencia en llevárselo tú?

-Naruto-kun no quiere ni que le mire -fue todo lo que dijo.

-O sea, que quieres comprar su... confianza con comida.

-¿Se te ocurre algo mejor? -preguntó con rostro inexpresivo.

-¿Para qué quieres ser amigo de la bola de pelos?

-¿Estás celoso, tonto hermano menor? -preguntó ocultando su diversión todavía con ese rostro inexpresivo.

 

Al instante recibió una mirada fulminante de Sasuke acompañada de un grito irritado.

 

-¿¡Por qué debería!?

-Vamos, vamos... -se acercó otro poco. -Tú ya eres amigo de Naruto-kun, seguro que te dice por las buenas todo lo que quieras saber. Necesito tener su confianza para que así al menos tenga interés en luchar conmigo cuando consiga las nueve colas.

 

Sasuke dejó escapar un largo y sonoro suspiro, quedando en silencio varios segundos. Le molestaba la absurda obsesión de Itachi de medir fuerzas luchando con un nueve colas. Después de meditarlo brevemente, extendió un brazo hacia su hermano, acercándole el tazón con los palillos sobre él.

 

Itachi no tardó en tomar lo que su hermano le daba.

 

-Sólo déjame decirte algo, Itachi. Naruto odia el contacto con los humanos, así que no lo toques -advirtió. -Tiene cara de idiota, pero puede ser bastante agresivo si se enfada.

-Yo te vi tocarle anoche cuando ibais a dormir, y no se quejó -le recordó.

-Sólo no lo toques -insistió.

-No entiendo porqué tú sí lo puedes tocar así como así, y los demás no. ¿Por qué?

-No siempre me deja que le toque. Y ya ve a darle eso.

-¿No será que no quieres que lo toque porque...? -dejó la pregunta al aire, sin terminarla.

-¿Mn?

-No te voy a quitar a Naruto-kun -esbozó una apenas perceptible sonrisa, girando para salir de la cocina.

 

Un tic se apoderó de la ceja derecha de Sasuke. ¿Quitar? ¿¡Cómo que "quitar"!? No habría pensado mal si no fuese por la maldita sonrisa con la que Itachi dijo aquello. ¿¡Qué demonios les ocurría a todos!? ¡¡No dejaban de joderle la vida insinuando, o afirmando cosas sobre él!! ¡Que si era gay! ¡Que si era zoofílico! ¡Que si Naruto era suyo!

 

Itachi encaró despacio a su hermano al escuchar como éste azotaba con fuerza la palma de la mano contra la mesa. Se encontró con el sharingan brillando con intensidad, pero no se inmutó ante eso.

 

-¿Qué pasa, Sasuke? -preguntó con tranquilidad.

 

La voz del menor sonó fría, aunque intentaba controlarse y hablar despacio y calmado.

 

-Naruto no es mío.-

-¿Y por eso te pones así? Me parece que alguien ha pasado una mala noche. Tienes un carácter peor que de costumbre. Deberías calmarte.

-¡Yo te estoy advirtiendo, y tú te pones a afirmar estupideces! -masculló con los dientes apretados, casi rechinando por la presión. -¡Sólo te he dicho que no lo toques! ¡Pero haz lo que quieras! ¡Si después quiere arrancarte los ojos, no es mi problema!

-¿...a ti también ha intentado arrancarte los ojos? -por unos segundos su rostro mostró sorpresa.

 

Sasuke solamente alzó una mano en total silencio y se señaló el protector con el pulgar, donde entre los negros mechones del flequillo se hallaba el arañazo horizontal que cortaba el símbolo de la hoja por la mitad. Sus ojos se volvieron negros nuevamente al sentirse algo más tranquilo.

 

-Ve ya, Itachi. El ramen se enfría.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Itachi entró con cierta cautela en la habitación de su hermano menor. Debía ser prudente, no sabía cómo reaccionaría el kitsune al verle. Parpadeó al encontrar al rubio arrodillado en la cama de Sasuke, con las sábanas totalmente revueltas y agitando la cola con energía. Parecía alegre por algo. Le daba la espalda, así que se movió un poco hasta que pudo verle el perfil, descubriendo a Naruto oliendo las sábanas de la cama y pasándoselas de vez en cuando por la mejilla.

 

-Qué suave, y qué bien huele -susurró por enésima vez el de ojos azules con una sonrisa. Alzó un poco la cabeza y olfateó el aire. Olía a... -¡Ramen! -exclamó contento, mirando a la puerta. -¡Itachi! -y como ya venía siendo costumbre, se cubrió la nariz con una mano.

-Me voy a ofender si sigues haciendo eso cada vez que me ves, Naruto-kun.

-¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? ¡No te acerques! -hablaba acelerado.

-Te recuerdo que es mi casa. Vengo en son de paz -habló tranquilo, alzando el tazón con una mano. -Te traigo esto.

-¡No quiero nada de ti! -desvió el rostro, pero se sonrojó levemente cuando su estomago rugió impaciente por comida.

-Tienes hambre, claro que quieres.

 

Sin decir nada más se acercó a la cama, viendo cómo a cada paso que daba, Naruto se apegaba cada vez más al cabezal de la cama mientras le fulminaba con la mirada. Pero no hizo caso a los ojos azules y dejó el tazón en la mesa de noche junto a la cama, para después alejarse unos pasos. No demasiado.

 

Era obvio que Naruto deseaba comer ese tazón de ramen, su mirada ansiosa le delataba. Sólo era cuestión de tiempo.

 

Y efectivamente, no había pasado ni un minuto cuando Naruto cogió el tazón tan rápido como un rayo y empezó a comerlo. Uchiha observó en silencio durante un momento.

 

-Sasuke me ha dicho que no te gusta que te toquen. ¿Por qué? -preguntó directamente.

-¿Dónde está el teme? -preguntó sin mirarle, dejando nuevamente el tazón sobre la mesita de noche. Ésta vez vacío.

-¿Teme? -repitió. -¿Te refieres a mi hermano? -preguntó, ya que la noche anterior creyó escuchar al rubio llamar así a Sasuke un par de veces. Al ver la afirmación silenciosa de Naruto, contestó. -Está en la cocina. Y ahora dime porqué no te gusta que te toquen.

-Iré con el teme.

 

Naruto se puso de pie y avanzó por la habitación, muy cerca de la pared para estar lo más alejado posible del pelinegro, hasta llegar a la puerta.

 

-Espera.

 

No fue su intención obedecer a Itachi, pero por inercia se detuvo y volteó a verle de forma fría pero interrogante.

 

-¿Puedo tocarlas? -preguntó acercándose despacio. -Me refiero a tus orejas -aclaró.

-¡No! -lo fulminó con la mirada. -¡No te acerques más!

-Si dejaras que los demás te tocaran, descubrirías que no es desagradable.

 

El rubio sintió el cuerpo totalmente rígido cuando aquella mano empezó a tocarle la oreja izquierda con insistencia.

 

-Hemos empezado con mal pie, Naruto-kun. Sé que aquella vez en el bosque te asusté, pero aunque no era mi intención matarte, no me dejaste otra opción más que usar mi sharingan. Te pusiste muy agresivo después de que te dije mi nombre, y además, recuerdo que me llamaste asesino a pesar de que yo nunca te había visto antes.

 

Al escuchar lo que Itachi dijo, volvió a recordar aquello. Por culpa de ese humano era que había tenido que salir huyendo de Konoha sin poder comprobar con certeza que había ocultado sus rasgos animales, también era su culpa que el bosque estuviese lleno de trampas desde entonces, y por supuesto también era su culpa que ahora no pudiese vivir en paz en su adorado bosque como siempre había estado.

 

No pensaba explicarle a Itachi porqué le llamó asesino. Ese humano no merecía saber nada sobre él, al igual que a él no le interesaba saber nada sobre Itachi.

 

Apartó un poco la cabeza hacia atrás, pero aquella mano volvió a buscarle y continuó tocando su peluda oreja como si fuese lo más interesante del mundo.

 

Pero él se sentía terriblemente incómodo.

 

-Deja de tocarme -ordenó serio. Ésta vez no demostraría que Itachi le daba miedo.

-Naruto-kun, ¿es cierto lo que cuentan las leyendas? -preguntó ignorando completamente la orden. -Que los kitsune eran utilizados como sirvientes, o como amantes, y que si bebes la sangre de uno, te vuelves muy poderoso.

 

Como respuesta recibió un inesperado, pero fuerte y contundente mordisco en el brazo que acariciaba la oreja. Apretó los labios y frunció el ceño ante el dolor, pero no dejó escapar ninguna queja. Con su mano libre tomó a Naruto del hombro con firmeza, provocando que al instante éste le soltara y le observara con furia.

 

-¿Por qué me atacas? -afiló la mirada, sin soltarle. -No te he hecho nada.

-Yo... yo... -balbuceó. Itachi no tenía esa tranquila mirada de siempre, y empezaba a sentir miedo ante la posibilidad de ver esos ojos rojos de nuevo. -¡Te dije que no me tocaras!

-Recuerdo que la primera vez que te vi, me dijiste que la misión de los kitsune era proteger, entre otras cosas, a los humanos. Y que teníais prohibido dañarlos.

-Los humanos no merecen ser protegidos -masculló con un palpable rencor en su tono de voz.

 

Itachi se confundió y sorprendió por igual. Abrió la boca para decir algo, pero con sorpresa vio a Naruto desaparecer de su vista. Parpadeó totalmente contrariado, y al mirar abajo se encontró con un zorro de tamaño mediano y pelaje anaranjado que se marchaba corriendo por el pasillo.

 

-Sorprendente -comentó para sí mismo. -Es cierto que pueden transformarse.

 

Estuvo a punto de ir tras él, totalmente fascinado, pero pensó que su hermano sería más adecuado para tranquilizar a Naruto, ya que le tenía más confianza.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Sasuke degustaba una bola de arroz arrodillado en el suelo de la cocina, frente a la mesa, disfrutando del silencio que reinaba en esos momentos. Con cierta pereza, apoyó un codo en la mesa y recargó la mejilla en la mano.

 

Vio a Itachi pasar frente a él y dejar el tazón en el fregadero.

 

-Parece que lo has conseguido -comentó el menor al ver que su hermano había vuelto con el tazón vacío. -¿Ya eres amigo de la bola de pelos?

-Sasuke... -giró, mirándole de brazos cruzados y con expresión sumamente seria. -Creo que Naruto-kun tiene afefobia.

-¿Afequé? -le miró con el ceño levemente fruncido por el desconcierto.

-Fobia al contacto físico -explicó. -Esa insistencia en no querer ser tocado no debe de ser normal.

-No me lo digas... le tocaste y te atacó -afirmó.

 

Como toda respuesta, Itachi se alzó un poco la manga derecha, dejando ver la mordida que levemente sangraba.

 

Sasuke sintió un tic en una ceja por haber sido desobedecido en su insistente advertencia.

 

Itachi no sabía nada. Naruto tenía un motivo para odiar a los humanos, y además, había estado solo muchísimos años, sin tener contacto con nadie. Aunque él no se iba a molestar en poner a su hermano al día en la historia de Naruto.

 

-Bueno, la próxima vez seguro me haces caso cuando te advierta algo -su tono de voz era tranquilo, pero le reprendía con la mirada.

-Sólo quería tocarle la oreja. Además, le pedí permiso.

-Que educado -susurró para sí mismo, sarcástico. Pero recapacitó en lo dicho por su hermano. -¿No te dejó tocarle la oreja?

-¿No es obvio?

 

Sasuke se mantuvo pensativo. A Naruto le encantaba que le tocaran las orejas, siempre estaba molestándole con eso.

 

-Entonces... -comenzó a decir.

-¿Qué?

-La bola de pelos te odia demasiado -se puso de pie cuando terminó de comerse la bola de arroz. -A mí siempre me está diciendo que le toque ahí, y es realmente molesto -miró al mayor. -Dale algo de tiempo. Si aceptó al idiota de Sai, sólo es cuestión de tiempo que te acepte a ti también.

-¿Me estás comparando...? -no terminó de hablar cuando le vio salir de ahí.

 

Sasuke se dirigió a su habitación con pasos tranquilos. Tenía que hablar con Naruto para conseguir sacarle de una vez de quién demonios era la sangre que tenía en el rostro y los brazos la noche anterior.

 

-Dobe -le llamó ingresando, pero encontró la habitación totalmente vacía. -¿Dónde se ha metido ahora? -se preguntó.

 

Estaba por irse, pero revisó la habitación una vez más, en ésta ocasión con enojo. Su cama estaba totalmente deshecha, y él recordaba haberla hecho antes de ir a la cocina a preparar el ramen. Y casi nada estaba en su sitio, clara señal de que aquel kitsune manazas había estado tocándolo todo.

 

-Ya verá cuando lo encuentre -masculló.

 

Buscó en otras habitaciones, excepto en la de Itachi porque era obvio que allí no estaría, hasta que al entrar en el baño encontró a Naruto con su apariencia animal sentado en una esquina, dándole la espalda.

 

-Oi, Naruto. ¿Qué haces ahí? -caminó hasta detenerse tras él. -¿Por qué estás en tu apariencia animal? -como toda respuesta tan sólo vio al zorro girar un poco la cabeza, observándole de soslayo. -Oye, contéstame -ordenó agachándose.

 

Naruto se puso de pie y encaró el pelinegro. Se alzó sobre sus patas traseras, apoyando las delanteras en las piernas de Sasuke.

 

-¿No me quieres contestar? ¿O no puedes hablar en tu apariencia animal?

 

Casi pierde el equilibrio cuando el zorro tomó impulso y se subió en sus piernas, apoyando ésta vez las patas delanteras en su pecho. Cerró un ojo al sentir cosquillas húmedas en la mejilla. Naruto le lamía con insistencia.

 

-¡Oe, para! -lo sostuvo con ambas manos para alejarlo un poco de sí, cogiéndolo en brazos. -¡Me estás babeando la cara! -le riñó mientras se ponía de pie.

 

Todo ocurrió muy rápido para el gusto de Sasuke. Estaba pensando en dejar a Naruto en el suelo, cuando éste sin previo aviso tomó su apariencia semihumana entre sus brazos. Quiso soltarle, pero sintió como el kitsune le abrazaba con sus brazos y piernas. Por inercia estampó al rubio contra la pared junto a ellos para evitar que ambos cayeran al suelo por el brusco cambio de peso.

 

-Avisa cuando vayas a hacer eso, usuratonkachi -le miró ceñudo. -Ahora, suéltame.

 

El rubio bajó levemente el rostro, sin obedecer la orden de Sasuke y sin protestar por el brusco golpe en la espalda. Estaba inmerso en sus pensamientos.

 

-...quiero irme -murmuró.

-Pues no se nota mucho porque no me sueltas, idiota -contestó levemente malhumorado.

-Quiero irme de la aldea, del bosque, y buscar a los demás kitsune. Aquí me siento asfixiado y solo.

 

La expresión de Sasuke cambió completamente. Mostró una breve sorpresa al notar la tristeza en los ojos azules. No dijo nada al ver que el otro iba a seguir hablando.

 

-Pero no sé a dónde ir. Seguro me perdería, je... -esbozó un intento de sonrisa. -Además, no me gustan los desiertos, y tengo miedo de estar vagando por todos lados sin poder encontrar a otro kitsune. Pero no quiero estar solo para siempre -finalizó casi en un susurro.

 

Sasuke no supo cómo reaccionar ante la repentina depresión del kitsune. Esa mañana, cuando despertaron, Naruto estaba con su estúpida sonrisa de siempre plasmada en la cara y hablando sin parar de cosas que a él ni le importaban.

 

Pero su hermano no le había mencionado nada más en la cocina aparte de que el kitsune le había mordido por querer tocarle la oreja.

 

¿Tan mal le había ido con Itachi?

 

Aunque en el fondo se sintió mal al saber que una de las razones por las que el rubio no se había marchado ya, era por la mentira que él inventó hace tiempo, cuando le dijo que sólo encontraría desierto al salir del bosque en el que vivía. Y sí, sabía que era un egoísta, porque prefería tener allí a Naruto a la fuerza y engañado para que protegiera a Konoha, aunque estuviera triste.

 

-¿Tú qué harías en mi lugar, teme? -preguntó decaído. -Si tú vivieses rodeado de kitsunes, ¿no te gustaría ir a buscar por lo menos a un humano?

 

Uchiha nuevamente guardó silencio.

 

¡Claro que le gustaría, y sin duda lo haría!

 

La necesidad de decirle la verdad al kitsune se agolpó en su pecho. Aunque Naruto fuese un zorro, era obvio que también tenía sentimientos y que estaba sufriendo. Y él lo estaba viendo y tratando simplemente con un arma, cegado por proteger la aldea.

 

No podía decirle la verdad ahora, pero estaba decidido a que se la diría. Cuando todo ese asunto con la aldea del Sonido finalizara, le diría la verdad. Naruto le odiaría después por haberle engañado, pero se lo merecía.

 

-...no estás solo, dobe -atinó a decir finalmente. -Es absurdo que te sientas así. Tienes amigos aquí, ¿o no?

-¡Pero quiero tener amigos de mi especie! ¡Quiero tener una compañera de mi especie! -exclamó angustiado, afirmando el abrazo que mantenía con sus brazos y piernas en el pelinegro. -Pero si me fuese, te echaría mucho de menos, y seguro que tú a mí también, ¿verdad?

-...hum -"contestó", sin tener intenciones de que fuese una afirmación, o negación. Que el kitsune lo interpretara como quisiera. -Oi, Naruto, no es tu estilo estar tan... deprimido. Deja de angustiarte así, sólo te sentirás mal y no lograrás nada con eso.

 

Naruto le sonrió levemente, aunque obviamente no era una sincera. No podía sentirse bien de un segundo a otro. Se sentía demasiado abrumado desde hacía tiempo, y después de lo de Itachi había explotado.

 

-Naruto... -volvió a hablar, dubitativo. -No sé qué ha pasado entre Itachi y tú, pero... mi hermano no es malo. Su problema es que es idiota -aclaró. -Está obsesionado con la idea de luchar con un kyuubi para medir su capacidad, pero no quiere matarte.

 

Vio a Naruto desviar la mirada como toda respuesta.

 

Cerró los ojos con resignación, dejando el tema en paz de momento. Le exasperaba la insistente desconfianza de Naruto. Pero si se paraba a pensarlo detenidamente, no le extrañaba. Naruto había estado solo durante 100 años, y también estaba el hecho de que un humano asesinó a sus progenitores. Y no cualquier humano, sino precisamente un Uchiha.

 

-Suficiente cháchara. Bájate.

-¡No! -protestó, sin querer deshacer el firme abrazo.

-¿Cómo que no? -preguntó repentinamente ceñudo. -¡Oe! Pesas. Así que bájate.

 

El ojiazul negó agitando la cabeza, y después ocultó el rostro en la curvatura del blanco cuello. Hacía tantísimo tiempo que no le abrazaban... que había olvidado lo bien que se sentía aquello.

 

-Un momento, teme. Me siento muy tranquilo estando así -susurró con voz apenas audible.

 

¿Tranquilo?... ¿¡Había dicho tranquilo!? Tal vez había escuchado mal, porque él sentía todo el cuerpo totalmente rígido, y su corazón parecía haberse detenido durante unos segundos, sintiendo la tibia respiración golpear en su cuello de forma insistente.

 

En un arrebato, sintiendo prisa por quitarse a Naruto de encima, llevó una mano a una de las piernas enrolladas en su cintura. Un estremecimiento le recorrió cuando la palma de su mano hizo contacto de lleno con la piel del moreno muslo, cerca de la rodilla, pero no la apartó. Y recapacitó en que su otra mano ahora estaba en el trasero del rubio, sosteniéndolo de ahí.

 

Tragó duro, sintiendo la garganta algo reseca.

 

De repente era como si su cuerpo hubiese perdido la rigidez y se hubiese vuelto más receptivo. Notaba claramente los brazos contrarios rodeándole el cuello, con intenciones claras de no soltarle de momento. La pausada respiración golpeando todavía en su cuello. Las piernas rodeándole la cintura con tal firmeza, que incluso juraría sentir el calor de aquellos muslos que parecía estar quemándole a través de la ropa. Y la pelvis contraria haciendo firme contacto con su bajo vientre, provocándole un suave cosquilleo en esa zona.

 

Apretó los labios y frunció el ceño de forma apenas perceptible, respirando algo agitado por la nariz.

 

Su mente empezaba a llenarse de pensamientos oscuros, y vagamente empezó a preguntarse cómo sería la voz de Naruto gimiendo de puro placer bajo su cuerpo mientras se retorcía gustoso y suplicaba por más.

 

Se imaginó a sí mismo embistiendo contra el moreno cuerpo sin descanso, cada vez más fuerte, más intenso, hasta llegar a lo más profundo de su ser y marcarlo.

 

Con la razón nublada y bastante lejos, la mano empezó a ascender lenta pero firme por el muslo, apretándolo levemente, hasta perderse bajo la yukata. Movió lentamente la cadera, rozándose con el otro cuerpo de forma inconsciente en busca de mayor contacto.

 

Naruto pareció despertar de la ensoñación en la que se había sumido al sentir los movimientos de Sasuke. Alzó la cabeza, mirándole confuso por tener la mano del pelinegro dentro de la yukata y sin dejar de palparle, como si quisiera encontrar algo.

 

-Na, teme... ¿Qué haces?

 

Parpadeó un par de veces cuando los ojos negros le enfocaron. Se veían... diferentes. No sabía explicarlo. Como si hubiese un fuego ardiendo dentro de ellos, pero no se veía enojado.

 

Sasuke inclinó el rostro, dispuesto a dejar una llamativa marca en el cuello contrario ahora expuesto. Pero se detuvo en seco al ver la peluda oreja frente a él alzarse en señal de alerta.

 

Y como un latigazo, su razón volvió.

 

-"¿Qué estaba... haciendo?" -no se atrevía ni a pestañear siquiera. Repentinamente su respiración se había vuelto pesada. -"¿¡Qué demonios estaba haciendo!?" -se gritó mentalmente.

 

No podía creerlo. Todo eso no tenía sentido. Seguro la falta de sueño de la noche anterior le estaba pasando factura ahora. ¡No tenía que haberse quedado viendo estúpidas estrellas fugaces con el dobe!

 

Él había... deseado...

 

Sintiéndose repentinamente asqueado con sus pensamientos anteriores, soltó a Naruto con una rapidez increíble y se alejó varios pasos de él, ignorando la queja de dolor que emitió el rubio al caer de sentón en el suelo.

 

Naruto... ¡Naruto era un chico! ¡Y él definitivamente no era gay! No, peor que eso... ¡Naruto podía ser su bisabuelo! ¡O su tatarabuelo! No, no, no... Mucho peor que eso. ¡¡Naruto era un zorro!! ¡Y él sin duda alguna no era zoofílico!

 

-¡Ouch! -se quejaba todavía el kitsune, sentado en el suelo. -¡Teme! ¿¡Por qué has hecho eso!? -protestó enojado, pero su expresión se suavizó al ver la cara del otro. -Sasuke... estás muy pálido. ¿Estás bien?

 

Ambos se miraron fijamente, recapacitando al mismo tiempo en que Naruto le había llamado solamente por su nombre por primera vez.

 

-Quiero decir... -agregó de inmediato el rubio. -Sasuke teme -se corrigió, desviando la mirada.

 

En ese momento Sasuke fue consciente de hasta que punto Naruto era inocente. Se veía tan tranquilo, es más, estaba preocupado por él.

 

Resulta que ahora no se conformaba con verle y tratarle como un arma, también le metía mano y se imaginaba cosas "raras" con él.

 

Eso le hizo sentirse bastante... miserable.

 

¡Malditas hormonas!

 

Se acercó al kitsune, con caminar algo rígido, y le tendió una mano para ayudarle a incorporarse. Sintió arder la palma de la mano cuando entró en contacto con la otra, pero ignoró eso.

 

Naruto se arregló la yukata un poco y apretó el nudo una vez que se puso de pie.

 

-Todavía no me has contestado si estás bien.

-¿...por qué me lamías la cara? -fue lo que atinó a decir para no tener que contestarle.

 

Parpadeó confundido al ver a Naruto girar el rostro a un lado, obviamente avergonzado, ya que un suave rubor era perceptible en la mejilla que estaba a su vista.

 

-Ah, eso... -balbuceó el kitsune.

-¿Qué?

-Esto... -esbozó una ligera sonrisa nerviosa, queriendo encarar al pelinegro pero sin atreverse a hacerlo.

 

No entendía porqué Naruto estaba tan abochornado, como si hubiese hecho la cosa más vergonzosa del mundo. Y desde su punto de vista, sólo le había babeado la mejilla.

 

-Yo sólo... estaba...

 

Lo demás fueron murmullos in entendibles para Sasuke.

 

-¡Habla claro, usuratonkachi! -se exasperó.

-¡Sólo te estaba dando un beso! -confesó azorado.

 

Un largo, largo silencio quedó en el baño. Sasuke estaba tan descolocado que no sabía si reírse, aunque eso sería raro, o qué hacer.

 

-Un... ¿beso? -quiso asegurarse de que había escuchado bien.

-E-es que Sai leyó en un libro...

-Tsk...

-...que una buena forma de agradecer a alguien, era con un beso o un abrazo, o las dos cosas.

 

Sasuke se preguntó si sería bueno hacer arder la biblioteca de Konoha con un katon o dos para que Sai no pudiera tener contacto con los libros por una buena temporada.

 

-Eso se podría aplicar para agradecer a tus padres, no a todo el mundo -explicó con brevedad, no queriendo tocar mucho el tema de los padres. -Con un "gracias" sería suficiente -agregó.

-Oh -fue lo único que atinó a decir.

-¿...y qué se supone que me estabas agradeciendo?

-Por dejarme dormir anoche aquí -contestó más tranquilo. -Hablaba en serio cuando te dije que no quería volver al bosque.

 

Vaya, que oportuno. Naruto había sacado el tema de lo de anoche.

 

-Con respecto a eso.

-¿Mn?

-La sangre de ayer, dime de quién era.

 

La seria mirada de Sasuke no daba opción a un cambio de tema como acostumbraba a hacer. Así que finalmente contestó.

 

-Era mía, y de esos humanos que me molestaron.

-¿No podrías ser más específico? -habló serio, aunque algo impaciente. -No entiendo qué quieres decir con que te molestaron.

-Es tal como suena.

-¡Deja de dar rodeos para no contestar! No vas a salir de aquí hasta que hables -amenazó.

-No importa -repentinamente sonrió y agitó la cola. -Me siento cómodo aquí, contigo.

 

El pelinegro casi se va de espaldas por la inesperada respuesta. Tal vez debería probar con otra cosa.

 

-Si no sales de aquí, no comerás. Ni siquiera ramen.

-¿¡Qué!? -gritó, y el movimiento de su cola se detuvo en seco. -¡Eso no! -se lamentó.

-¡Sólo habla! ¡No tengo todo el día! -lo intentó una última vez.

 

El rubio suspiró quedo, pensando que Sasuke era un humano con una terquedad más grande que la suya propia.

 

-Bueno, vale -aceptó a regañadientes. Aunque lo explicaría rápido, no tenía ganas de rememorar eso de nuevo. -Eran dos hombres, pero nunca antes los había visto. Me atraparon en una cosa... que no sé cómo se llama.

-"Qué buena explicación." -pensó con un serio sarcasmo, entrecerrando los ojos.

-Cuando me liberaron, empezaron a hablar cosas extrañas sobre mí. Y cuando me di cuenta, uno de ellos empezó a tocarme demasiado, ¡y no me gustaba! Yo... no pretendía hacer eso, pero me sentía tan asustado que sin querer perdí el control. Cuando me calmé... bueno... -finalizó en un susurro, sin querer seguir hablando.

 

Sasuke casi se atraganta con su propia saliva por todo lo escuchado. E inevitablemente se preguntó qué habría pasado de seguir tocando al kitsune tal y como lo estaba haciendo hace un momento. Seguramente Naruto le habría arrancado los ojos de un zarpazo, o tal vez otra parte de su anatomía situada más abajo.

 

Pero no era momento de estar pensando en eso.

 

Aunque también se preguntaba cuánto habría tocado ese tipo a Naruto. Sabía que el kitsune se enfurecía con el más mínimo roce, sobre todo si era alguien desconocido para él o que le desagradaba, así que tal vez el contacto no había sido para tanto. Pero el aspecto con el que llegó el rubio anoche, manchado de sangre...

 

Eso le provocó otra duda más importante.

 

-Naruto... ¿Ellos están... muertos?

-No lo sé. Después de eso vine aquí, no quería dormir en el bosque. Tenía mucho miedo -confesó. -¿Y si volvían para matarme? -preguntó, recordando el final de su progenitora después de que aquel Uchiha se encaprichara con ella. Las peludas orejas decayeron levemente en señal de tristeza. -Yo... realmente no tengo un motivo para estar aquí y seguir vivo, pero... no quiero morir todavía.

 

Al pelinegro le sorprendió lo último que escuchó. Al parecer el de ojos azules se sentía demasiado decaído.

 

-¿Pero qué estás diciendo, bola de pelos?

 

Naruto se sintió levemente frustrado de que el otro no le entendiera. Frunció el ceño y apretó los labios con enojo.

 

-Tú tienes una meta, ¿verdad? Ser un ANBU como Itachi. ¿¡Pero y yo qué!? ¡Ayudar a Konoha cuando el Sonido ataque! ¡Y después nada!

-Tu meta es proteger las cosas que debes como kitsune -habló totalmente calmado.

-No quiero hablar de eso de nuevo. Y no es una meta -le discutió.

-Bueno... querías ser un kyuubi, ¿no? Ser tan fuerte como tu padre. Dijiste que siempre habías soñado con ser como él.

 

Al escuchar lo que dijo Uchiha, enmudeció un momento, hasta que finalmente su expresión se suavizó y esbozó un intento de sonrisa.

 

-Dependo de ero sennin para mejorar, y él ya no me va a entrenar más.

-Pues entonces no empieces a lamentarte y busca a otra persona que lo haga.

-¿Lo harías tú? -preguntó esperanzado.

 

Sasuke estaba por negarse cuando escuchó a Itachi llamándole desde el pasillo. Al parecer había dicho algo sobre que había llegado una visita. Arqueó levemente una ceja, preguntándose quién sería.

 

-Huelo a Sakura-chan.

 

Ahora que su duda estaba resuelta gracias al comentario de Naruto, caminó fuera del baño con el ceño levemente fruncido por la duda. ¿Qué querría Sakura?

 

La kunoichi, sentada a la mesa con Itachi, sonrió nada más verle entrar en la sala.

 

-¡Sasuke-kun!

-Sakura -fue todo lo que dijo.

 

El silencio reinó durante unos segundos, hasta que ella volvió a hablar. Ésta vez algo apenada.

 

-He venido porque quería traerte algo.

 

La de ojos verdes llevó las manos a la mesa para coger un paquete envuelto en papel que había dejado ahí al llegar, pero cuál fue su sorpresa al ver que no estaba. Desconcertada, volteó en todas direcciones.

 

-¿Qué es esto, Sakura-chan?

 

Sakura giró, viendo a su espalda a Naruto sosteniendo el desaparecido paquete con ambas manos, y olfateándolo con insistencia.

 

-¿Naruto? -le sorprendió encontrarlo allí, pero rápido señaló lo que el kitsune tenía en las manos. -Dale eso a Sasuke-kun. No es para ti.

-¿Pero qué es? -insistió.

-No puedo decírtelo, sino no sería un regalo.

 

Sasuke entonces comprendió que ese era un regalo por su cumpleaños.

 

-Sakura, no...

 

Recibió una fija mirada de Itachi, como advirtiéndole, y eso le frenó para rechazar al instante el regalo. Además, Sakura era una amiga de la infancia, y aunque siempre negara su regalo en un principio, por pura cortesía e insistencia de la chica, terminaba aceptándolo.

 

-¡Toma, Sasuke teme! -se lo acercó el rubio con impaciencia, agitando levemente la cola. -¡Quiero ver qué es!

-Entonces ábrelo tú.

-¿Puedo?

 

Los ojos azules brillaron emocionados al ver el asentimiento de Sasuke, todo lo contrario a los ojos verdes de Sakura.

 

-Pero, Sasuke-kun...

 

Antes de que ella terminara de hablar, el rubio había hecho añicos el papel de regalo, descubriendo una tela azulada, bien doblada.

 

-¿Ah? ¿Qué es esto? -tomó la tela, alzándola, y descubrió que era una yukata. -¡Woah! ¿Lo has hecho tú también, Sakura-chan?

-Mn... realmente no -sonrió levemente. -He comprado la que he creído que era de la talla de Sasuke-kun, y he bordado detrás el símbolo del clan Uchiha -informó.

 

Como Sasuke estaba frente a Naruto, podía ver claramente el abanico blanco y rojo plasmado en la tela azul marino.

 

-¿Símbolo del clan? -repitió Uzumaki sin entender a qué se refería exactamente. Movió un poco la prenda, y al instante escuchó el sonido metálico de algo cayendo al suelo. Cuando bajó la mirada, descubrió que era un protector completamente nuevo, ya que la zona metálica brillaba bastante, y la tela estaba impecable. -¿Eso también es para el teme?

-Sí, el de Sasuke-kun está rayado, así que se me ocurrió darle uno nuevo.

 

Naruto miró a Sakura, después a Sasuke, y finalmente dio un muy fugaz vistazo a Itachi, descubriendo que los tres tenían el protector. Es más, era raro que alguien en Konoha no lo portara, y se sintió un poco fuera de lugar.

 

Se echó la yukata al hombro y tomó el protector del suelo, colocándoselo en la frente, sin anudarlo. Se lo sujetaba con ambas manos por los extremos metálicos.

 

-¿Cómo me veo, Sasuke teme? -preguntó con una sonrisa alegre.

 

Sakura no dijo nada porque el rubio le daba la espalda y no podía verlo. Itachi tan solo dejó escapar un suave "jum", viendo raro a Naruto de perfil con el protector cuando tenía las orejas zorrunas visibles. Mientras que Sasuke tan sólo arqueó las dos cejas en una clara expresión de desconcierto.

 

-¿Me lo puedo quedar, Sakura-chan? -preguntó volteando a verla.

-Nada de eso. Esos regalos son para Sasuke-kun -contestó tajante.

-Pero el teme ya tiene uno -señaló el que el mencionado portaba en la frente.

-Si tanto deseas un protector, gradúate en la academia y hazte gennin -le aconsejó.

-¿Academia? -repitió. -Gen... ¿Qué?

-Aunque bueno... primero deberías aprender a leer y escribir -comentó, en esta ocasión sin mala intención.

-Mn... -la observó con los ojos entrecerrados, recordando aquella vez que se burló de él por no saber leer y escribir.

-No me mires así, baka. Sólo digo la verdad -se puso de pie. -Con respecto a eso... podríamos ir a preguntarle a Tsunade-sama si ya habló con Iruka sensei -se susurró lo último a sí misma. -Naruto, ¿por qué no vienes conmigo un momento?

-¿...adónde? -preguntó con desgano. No le apetecía ir a ningún lugar, se sentía muy a gusto allí ahora, a pesar de la presencia de Itachi.

-A ver a Tsunade-sama, y así podemos pasar un poco de tiempo juntos. Siempre estás con Sai, o con Sasuke-kun, pero tú y yo apenas hemos compartido algún momento juntos.

 

Naruto recapacitó en que la chica tenía razón en lo que dijo, pero no le contestó nada.

 

-Y después te invitaré a comer ramen -finalizó.

-¡Woah! ¿¡En serio, Sakura-chan!? -grito emocionado, dejando caer los regalos de la chica al suelo. En un flash, tenía ocultos sus rasgos animales y una camiseta negra que encontró en el armario de Sasuke, atada a la cintura. -¿A qué estamos esperando? ¡Vamos de una vez! -instó impaciente.

-Acaba de comer ramen... ¿y todavía quiere más? -le preguntó Itachi a su hermano.

-Parece que nunca se sacia cuando come esa cosa.

 

No había terminado de hablar cuando vieron cómo Naruto prácticamente sacaba a Sakura a rastras de allí y cerraba con un portazo al tiempo que se despedía, asegurando regresar más tarde.

 

Sasuke suspiró aliviado antes de hablar nuevamente.

 

-Por fin un momento de paz, espero que tarde horas en volver.

-No hables como si te molestara la presencia de Naruto-kun. Se ve que sois buenos amigos.

 

El menor quiso carcajearse al escuchar eso. ¿De verdad esa era la imagen que daban Naruto y él? Él no definía a Naruto como un amigo exactamente. Simplemente le soportaba todas sus tonterías a la bola de pelos porque sería necesario en un futuro cercano para Konoha. No era conveniente hacerle enojar y que por ello se marchara.

 

-Por cierto, Sasuke... Buen trabajo con los tomates.

 

El menor se sintió desconcertado al no escuchar burla en aquella felicitación. Aun así, él lo tomó como tal.

 

-¿Eh...? ¿Qué querías que hiciera? No he tenido tiempo para regarlos desde que Naruto apareció -se excusó.

-Pues para no haber tenido tiempo, la planta ha dado unos tomates fantásticos. Y muchos.

 

Parpadeó repetidas veces, con rostro serio, esperando que en cualquier momento su hermano mayor le dijera que estaba bromeando.

 

Itachi, al no escuchar a su hermano decir algo, continuó hablando.

 

-¿Los has probado ya? Jamás en mi vida había probado un tomate tan bueno.

 

Totalmente intrigado por lo que su hermano decía, aunque sin aparentarlo, se encaminó al jardín interior de la casa. Cuál fue su sorpresa al ver su supuestamente planta muerta de la noche anterior, con un color verde que denotaba su buen estado, sobretodo porque estaba rebosante de tomates de buen tamaño y un color rojo intenso. Incluso la planta ahora le llegaba al pecho, cuando la noche anterior no le llegaba ni a las rodillas.

 

Sasuke nunca había visto unos tomates tan... perfectos.

 

Casi corriendo se acercó y arrancó uno, frotándoselo un poco contra la camiseta antes de darle un impaciente bocado. El sabor era simplemente exquisito, tenía un punto exacto entre acidez y dulzura, un sabor suave.

 

-¡Itachi! -volvió con rapidez sobre sus pasos, yendo con el mencionado. -¿Qué significa esto? -exigió saber, mostrándole el tomate en su mano.

-¿Que significa de qué? Hemos tenido una buena cosecha de tomates, eso es todo.

-Anoche estuve en el jardín con el dobe, y la planta estaba... bueno, ¡ni siquiera era una planta!

 

Itachi miró a su hermano, obviamente sin creerle. Él no podía confirmar lo que Sasuke había dicho ya que últimamente había estado más en misiones que en casa, y ni siquiera se había acordado de la planta. Pero entonces una posible respuesta pasó por su cabeza. ¡Claro! Seguro se trataba de eso.

 

-Si tú no has regado la planta, y yo tampoco... -comenzó a decir.

-¿Aja...?

-Entonces es cosa de Naruto-kun. Recuerda que los kitsunes atraen las buenas cosechas.

 

Sasuke recordó que después de que él se fuese a dormir, Naruto se había quedado un rato más en el jardín antes de seguirle a la habitación. Pero... realmente era sorprendente como en unas horas habían crecido tantísimos tomates. Más bien daba la sensación de que alguien había sustituido su vieja planta por una nueva.

 

-Seguro que eso fue mejor que cualquier regalo de cumpleaños que pudieran haberte dado -comentó con una muy leve sonrisa ladeada, sin perder de vista a su hermano frente a él. -Tengo la mesa de la cocina llena de tomates que recogí después de que fuiste a buscar a Naruto-kun, y la planta todavía está a rebosar.

 

El menor observó fijamente el tomate en su mano. Sin duda Naruto había hecho aquello porque él le dijo la noche anterior que le gustaban los tomates. ¿Por qué razón sino lo habría hecho?

 

Sintió una leve punzada de culpabilidad. Naruto realmente le consideraba un amigo.

 

-Itachi... -le llamó, algo indeciso. -Si es por el bien de la aldea, entonces... ¿está bien tratar a una... -no sabía si decir "persona", "criatura" o como calificarle. -... a alguien como una herramienta?

-¿Mn? Bueno... básicamente, los ninjas somos algo así como herramientas, ¿no? Aunque a algunos no les guste, o a otros simplemente les dé igual.

-¿...y si no estoy hablando de un ninja?

 

El otro permaneció en silencio durante unos segundos antes de contestar, esta vez con voz más seria.

 

-Naruto-kun -fue todo lo que dijo, viendo al instante como Sasuke desviaba levemente la mirada con cierto disimulo. -Pensaba que erais amigos, no que teníais ese tipo de... relación -agregó

 

-Pero si me fuese, te echaría mucho de menos, y seguro que tú a mí también, ¿verdad?

 

Él ni siquiera se acordaría de la bola de pelos cuando se marchara de Konoha, pero al parecer Naruto se había encariñado con él, como un verdadero amigo.

 

-Es que para él sí soy un amigo -afirmó. -Bueno, él simplemente se me acercó un día y dio por sentado que somos amigos. Pero yo no hice nada para que él pensara eso.

-...entiendo -se puso de pie. -No sé qué contestarte, o qué es lo que quieres oír, Sasuke. Esa respuesta sólo la posees tú. Aunque si quieres escuchar lo que pienso... no me parece bien que le des ilusiones si no quieres una amistad con él. ¿Qué harás cuando todo el asunto con el Sonido termine? ¿Lo ignorarás? -sin esperar una respuesta, siguió hablando. -Sólo haz lo que creas mejor -le dijo, antes de salir de la sala con caminar tranquilo.

 

Sasuke se mantuvo pensativo, observando nuevamente la hortaliza en su mano. Su fruta favorita: tan rojo, blando y brillante.

 

Al principio no había sentido ningún tipo de remordimiento cuando pensó en utilizar a Naruto como un arma que ayudara a Konoha. Sabía que la aldea disponía de muy buenos ninjas, pero una ayuda nunca viene mal, así se evitarían mayores daños y pérdidas, y el poder militar de Konoha no se vería muy reducido.

 

Habían pasado tres meses ya desde que conoció a la bola de pelos, y por aquel entonces todos estaban alertas por la inminente invasión del Sonido que todavía no llegaba. Seguramente planeaban que Konoha se confiara y relajara para entonces atacar. Le preocupó no poder retener a Naruto en la aldea el tiempo suficiente. Si el kitsune se cansaba de esperar y nada ocurría, era probable que se marchara, y no sabía qué inventaría entonces para retenerlo.

 

-Tsk...

 

Se sintió molesto al notar que sus pensamientos de nuevo tomaban un rumbo egoísta. Sólo pensando en Konoha, y no en Naruto y en cómo se sentía. A pesar de que era obvio que el kitsune se sentía solo y triste, por más que tratara de disimularlo con una de esas bobas sonrisas tan típicas de él, ahora lo veía claro.

 

La primera vez que vio a Naruto, cuando lo salvó del incendio y despertó en su habitación, recordaba que fugazmente pensó que tal vez las sonrisas del kitsune eran fingidas.

 

Ahora lo confirmaba.

 

-De acuerdo -se susurró. -Le diré la verdad... cuando todo acabe.

 

Estaba claro que Naruto le odiaría después por haberle mentido, pero se lo merecía. Además, después de eso el kitsune se iría y no se volverían a ver nunca más, así que no importaba.

 

CONTINUARÁ... 

Notas finales:

¡Hola a todos! Uf, intenté hacer el capítulo más corto, pero me salió igual que el anterior x__xU

 

Desde hace días quería actualizar, pero Agosto siempre absorbe todo mi tiempo, aunque bueno... como he recibido tantos reviews, aquí estoy, actualizando a las tres de la madrugada ^^Uu

 

¡Muchas gracias a todos por las alertas, favoritos y reviews! ^^ ¡Todos me hacen muy feliz y me animan a actualizar antes!

 

Bueno, como compensación pondré un trocito de lo que ocurrirá un poco más adelante. ¡Ojo, no en el siguiente capítulo, sino más adelante!:

 

"El castaño intentó formar una sonrisa para darle a entender a Sasuke que no le intimidaba. Aunque hablaba con dificultad por la falta de aire.

 

-¿Y qué pasa... si me acerco a Naruto?

 

Uchiha esbozó una sonrisa torcida y entrecerró levemente los ojos, provocando que su sharingan cobrara un brillo rojo intenso.

 

-No te gustará saberlo. Créeme."

 

Y como siempre... ¡Se agradecerán reviews! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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