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Kitsune no kokoro por Takaita Hiwatari

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KITSUNE NO KOKORO:

Takaita Hiwatari

Capítulo 21: "Una confesión inesperada":

 

 

En la torre Hokage, sentada en su silla tras el escritorio, se encontraba Tsunade con una mueca sería y un tinte de preocupación que apenas se permitía mostrar.

 

Jiraiya estaba de pie frente a ella, devolviéndole la mirada con un rostro tranquilo. Había ido a hablar con ella sobre el asunto de los dos espías de Konoha infiltrados en la aldea del sonido y de los cuales no sabían nada desde hacía tiempo.

 

-¿Estás seguro de que quieres hacer esto, Jiraiya? Podría enviar a un par de ANBU a rastrear la zona.

 

El sannin negó con la cabeza.

 

-Quiero encargarme personalmente de ese asunto -contestó. -Si nuestros espías han sido descubiertos, probablemente estén muertos. Además en la aldea del sonido sabrán que estamos al tanto de sus planes y seguramente estarán cambiando de estrategia.

 

La rubia entrelazó sus manos sobre la mesa, sin apartar la mirada del hombre.

 

-Eso explicaría porqué desde que estamos al tanto de la invasión gracias a nuestros espías, no ha ocurrido nada todavía. Seguramente estarán cambiando de estrategia, o esperando a que nos confiemos en que no harán nada y pillarnos con las defensas bajas.

-Sí. Lo mismo creo yo.

 

Tsunade frunció el ceño y chasqueó la lengua con evidente molestia.

 

-Desde hace meses la actividad de la villa es casi nula, apenas acepto misiones, y eso significa una pérdida de dinero importante para Konoha -explicó sin mirar al otro. -Sólo envío de misión a algunos grupos de gennin. Quiero que la aldea tenga todo el tiempo el mayor número de shinobi por si se presenta el ataque en cualquier momento, así estaremos preparados.

-Entiendo tu plan, Tsunade, pero no puedes tener a la aldea sin actividad eternamente. Cada misión que rechazas, se la ofrecerán a otra aldea, y la reputación de Konoha se verá mermada.

-Lo sé -dejó escapar un corto suspiro resignado. -¿Cuándo vas a salir?

-Lo antes posible. Entre hoy y mañana.

 

La habitación quedo en total silencio después de aquella contestación, ambos observándose fijamente. Después, Tsunade soltó otro suspiro, intentando liberarse de la tensión que estaba empezando a sentir.

 

-...ten cuidado.

 

Jiraiya esbozó una amplia sonrisa algo infantil para su edad, y después hizo un leve ademán con una mano, como restándole importancia al asunto.

 

-No lo dudes, Tsunade. Además, soy uno de los sannin legendarios. ¿Por quién me tomas?

-Idiota... -comentó casi en voz baja. -Si hay algún problema, envía una rana mensajera e iremos cuanto antes.

-Tú no tienes que ir a ningún lado. Eres la Hokage, tu deber es quedarte aquí y proteger la aldea -de pronto formó una sonrisita burlona, alzando levemente las cejas repetidas veces. -¿Y a qué se debe esa excesiva preocupación? ¿Por fin te has rendido a mi encanto?

 

La mujer frunció profundamente el ceño y un tenue rubor apenas visible apareció en sus mejillas, aunque Jiraiya no supo decir si era de vergüenza o enojo.

 

-¿¡Qué encanto!? -gritó. -¡Sólo estoy preocupada porque en la aldea del sonido está Orochimaru! ¡No estamos hablando de un cualquiera!

 

La sonrisa se esfumó al instante de los labios del hombre, formando una expresión seria que no era común en él.

 

-Lo sé, Tsunade. Sé perfectamente cuales son las capacidades de Orochimaru, no por nada fuimos amigos una vez.

 

En ese momento la puerta se abrió con fuerza, dando paso a un borrón naranja y amarillo.

 

-¡Tsunade no baa-chan! -exclamó Naruto en tono cantarín y una sonrisa que se amplió al notar que Jiraiya también estaba ahí. -¡Oh, ero sennin! -corrió hacia él.

-¿Cómo te va todo, chico?

-Creo que bien -a pesar de su respuesta, no dejó de sonreír con verdadera alegría.

-¿Crees? -reiteró el hombre. -¿Qué pasa? -antes de recibir respuesta, volvió a hablar. -No encuentras una chica, ¿es eso?

-¿Ah?

-No te preocupes, soy un experto en el tema -Jiraiya se llevó ambas manos a la cintura, alzando la cabeza lleno de orgullo. -Te enseñaré la manera correcta para que puedas encontrar una chica hermosa de grandes pechos.

 

Naruto ladeó ligeramente la cabeza, sin poder entender en qué momento habían empezado a hablar de mujeres hermosas.

 

-¿...grandes pechos? -reiteró.

-Exacto. Las mujeres de grandes pechos son el deseo de cualquier hombre. Si pudieras encontrar una mujer con el cuerpo de Tsunade pero con un mejor carácter, sería estupendo -con una sonrisa pervertida, movió ambas manos sobre su propio pecho, como si estuviera manoseando los curveados senos de una mujer. -¡Aunque eso sería imposible!

 

El rubio cerró los ojos sin entender nada de lo que el hombre le decía, aunque no fuera la primera vez que tuvieran una conversación similar. Pero fingiendo que lo comprendía, empezó a reír con él, hasta que Tsunade estampó ambas manos sobre el escritorio en un ruido seco que dejó mudos a ambos.

 

El sannin notó su error al hablar de más y se llevó una mano a la nuca con una sonrisa nerviosa.

 

-Tsunade... en realidad quería decir...

 

Pero Naruto no entendía la situación y empezó a hablarle a la rubia con total tranquilidad.

 

-Baa-chan, quiero hablar contigo.

 

Segundos después, Jiraiya tenía en una mejilla la notable marca roja de una mano. Mientras que Naruto estaba tirado en el suelo del pasillo después de haber sido lanzado por la mujer sin delicadeza alguna con un: "¡¡Ahora estoy ocupada!!".

 

-¡Ouch...! Duele -masculló Uzumaki poniéndose de pie sin comprender porqué Tsunade la había echado del despacho con esa agresividad. -¡Esa vieja...! -exclamó bajito.

 

Y sintió un notable escalofrío cuando la voz de la rubia se escuchó a través de la puerta cerrada.

 

-¿Has dicho algo, Naruto? -cuestionó con voz grave.

-N-no. Nada -respondió al instante con una sonrisa nerviosa.

 

El kitsune empezó a caminar con cierta prisa, observando a su alrededor por primera vez con calma. Había otras puertas en aquel pasillo, y al no tener nada que hacer, empezó a preguntarse con verdadera curiosidad qué habría tras ellas.

 

Intentó abrir una, pero estaba cerrada con llave. Pensó en desistir e intentar con otra, pero recapacitó en que si estaba así era porque había algo importante tras ella. Observó a ambos lados del pasillo para asegurarse de que no había nadie. Vio a un chuunin al fondo del pasillo, a la derecha, pero éste caminaba alejándose y le daba la espalda.

 

Empujó la puerta, tiró del pomo, pateó la madera... pero la puerta no se abría. Bufó frustrado. Sin meditarlo demasiado, el azul de sus ojos fue sustituido por una sombra rojiza y sus uñas crecieron hasta asemejarse a unas garras. Entonces dio un contundente zarpazo al pomo, arrancándolo de la puerta y dejando cuatro visibles rayas en la madera.

 

Su aspecto volvió a la normalidad cuando vio la puerta abrirse, y sonrió.

 

De repente le recorrió una especie de tensión mezclada con diversión al saber que estaba haciendo a escondidas algo que no estaba bien. Hacer travesuras siempre era divertido.

 

Palpó la pared hasta encontrar un interruptor, el cual pulsó. Estaba en un pequeño cuarto, con una estantería en la pared izquierda, otra en la del frente y otra en el lado derecho. Todas ellas repletas de libros empolvados, sobres, pergaminos de diferentes tamaños...

 

Al dar un vistazo al suelo, no encontró algo muy diferente: más libros, pergaminos y sobres, además de algunas cajas cerradas.

 

Frunció ligeramente los labios en una mueca de decepción al no encontrar nada interesante.

 

Con bastante menos energía de la que tenía al ingresar ahí, se acercó a un pergamino que llamó su atención por su gran tamaño. Era casi tan grande como él. Lo abrió, intentando leer rápidamente su contenido, pero todavía no tenía ese nivel de lectura.

 

Al parecer ese gran pergamino estaba repleto de técnicas, y ante ese descubrimiento su desánimo empezó a desaparecer. De pronto, dos palabras llamaron totalmente su atención: kage bunshin.

 

Una amplia sonrisa adornó su rostro.

 

Después de todo había hecho un gran hallazgo. De repente sintió el impulso de llevarse ese pergamino para él, pero no sabía cómo hacerlo sin ser descubierto. Además, sabía que si hacía eso le causaría problemas a Sasuke, y no quería eso. Así que manteniendo el rollo abierto, se sentó en el suelo y comenzó a memorizar los sellos para la técnica.

 

Tan concentrado estaba leyendo, que no percibió el olor de un ANBU que sigiloso se acercaba a él por detrás, hasta que notó como de la nada una sombra tapaba las letras. Alzó la cabeza para comprobar si la bombilla se había fundido, pero lo que encontró fue una máscara que asemejaba el rostro de un gato.

 

No tuvo tiempo ni de pensar en gritar por la sorpresa o alejarse, cuando una mano le tapó la boca y un brazo le rodeó por el pecho obligándole a ponerse de pie.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Tsunade conversaba con Jiraiya, cuando escuchó unos toques en la puerta acompañados de unos quejidos ahogados. Embargada por la curiosidad, dio permiso al instante de entrar a aquella persona.

 

Quien abrió la puerta fue un ANBU con una máscara de gato que vestía una especie de túnica larga hasta el suelo, con capucha. En sus manos llevaba a Naruto, el cual parecía estar maniatado porque le veía los brazos tras la espalda y cómo forcejeaba.

 

-¡Suéltame, bastardo! -gruñó el rubio.

 

Pero fue totalmente ignorado por el otro que comenzó a hablar con total tranquilidad.

 

-Hokage-sama, siento interrumpirla. Pero he encontrado al chico del chakra siniestro leyendo un pergamino de técnicas prohibidas. Ha destrozado la cerradura de la puerta.

 

Jiraiya y Tsunade parpadearon un par de veces. ¿Chico del chakra siniestro? ¿Leyendo un pergamino de técnicas prohibidas?

 

Un nuevo grito de Naruto se escuchó en el despacho.

 

-¡He dicho que me sueltes, maldito! ¡No me toques!

 

La rubia se puso de pie al instante, hablando con un tono bastante serio.

 

-Suéltalo -instruyó.

 

El ANBU obedeció tras asentir con la cabeza. Aunque no despegó la mirada de Uzumaki cuando éste fue rápidamente a refugiarse en Jiraiya.

 

-Hokage-sama, he intentado interrogarle para saber sus propósitos, pero no ha dicho nada al respecto. Tal vez esté planeando algo contra Konoha.

-Está bien, puedes retirarte -fue todo lo que dijo la quinta. -Yo me encargaré.

 

Después de que el ANBU se marchara y cerrara la puerta, la mirada de la mujer recayó en los ojos azules de Naruto, el cual estaba medio escondido tras Jiraiya y forcejeando con las cuerdas que le tenían atados los brazos tras la espalda.

 

-Naruto -le llamó con voz grave, consiguiendo la atención de éste al instante. -¿Es cierto?

 

El mencionado dejó de forcejear y apartó la mirada unos segundos, frunciendo el ceño.

 

-Sólo sentía curiosidad por saber qué había en esa habitación, y uno de los pergaminos llamó mi atención. ¡Pero no planeo nada contra la aldea! -afirmó tajante.

-Lo sé -respondió con un tono tranquilo.

 

Jiraiya se agachó y desató a Naruto, el cual se lo agradeció con una pequeña sonrisa. Después el adulto se enderezó y observó a la mujer para hablarle.

 

-Parece ser que Naruto no es muy bien visto en la villa. Ya antes había escuchado a los aldeanos hablar sobre "el chico del chakra siniestro"

 

Tsunade asintió con la cabeza. Ella también había escuchado ese apodo alguna vez, y le molestaba demasiado. Naruto estaba ahí para ayudar a Konoha, gracias a su poder se salvarían muchas vidas. Pero claro, eso los aldeanos no lo sabían. Y no se le ocurría algún modo de hacérselo saber a los habitantes de la villa sin tener que mencionar que Naruto era un kitsune. Si confirmaba las sospechas de muchos y decía que el rubio era una de esas criaturas milenarias, le causaría problemas a Naruto.

 

Así que sólo le quedaba esperar. Cuando todos vieran que Uzumaki luchaba para ayudarles, seguro que sería bien visto ante los ojos de todos.

 

-Naruto, te agradezco mucho que estés dispuesto a ayudar a nuestra aldea, por eso no tomaré medidas ésta vez -comenzó a decir, frunciendo un poco ceño. -Pero si algo así se vuelve a repetir, tendrás un castigo.

 

El rubio asintió en un movimiento mecánico de cabeza y un escalofrió fugaz le recorrió la espalda, preguntándose qué clase de castigo le pondría Tsunade si volvía a causar problemas. Quizá le guardaría rencor durante mucho tiempo, como ocurría con Sasuke. Y ahora que pensaba en su amigo, recordó el motivo por el que había ido a la torre Hokage.

 

-¡Baa-chan, quería hablar contigo sobre Sasuke! -exclamó al recordarlo de pronto.

 

Ella se fue a sentarse nuevamente tras el escritorio y observó fijamente a Uzumaki.

 

-¿Algún problema? -cuestionó directamente.

-No, no es eso -negó varias veces con la cabeza. -Es sólo que ya no quiero que Sasuke sea mi maestro.

 

Tsunade se sorprendió al escuchar eso, pero pronto arrugó el entrecejo.

 

-¿Se puede saber qué pasa contigo? Primero no quieres que Iruka sea tu maestro, y ahora no quieres que Sasuke lo sea.

-Es que... -fue todo lo que susurró.

-No me quisiste decir porqué no querías que Iruka fuera tu maestro, y lo dejé pasar porque en aquel momento eras un manojo de nervios, pero ahora no pienses que cederé tan fácilmente. Si no me das una buena razón, Sasuke seguirá siendo tu maestro.

 

El kitsune se mantuvo pensativo, dudando entre decirle o no a la quinta que en realidad era Uchiha quien no quería ser su maestro y que él lo había aceptado de buena gana para no causarle problemas a su amigo.

 

-Bueno... -paseó la mirada a su alrededor, y de pronto agarró a Jiraiya de un brazo. -¡Es que prefiero que ero sennin vuelva a enseñarme! -exclamó con una falsa sonrisa entusiasmada que le salió a la perfección.

 

Aquello no era del todo mentira. Le gustaría que Jiraiya le volviera a enseñar, pero prefería mil veces más la compañía de Sasuke. Alzó la cabeza cuando escuchó al hombre hablarle.

 

-Lo siento, Naruto. Me es imposible, no estaré en Konoha durante un tiempo.

 

El rubio se sintió algo decepcionado al saber que no vería a Jiraiya tan seguido. Después volvió a observar a Tsunade.

 

-Pues entonces entrenaré solo. Ya he aprendido varias cosas y no necesito que el teme esté conmigo todo el tiempo. ¡Es tan agobiante...! -mintió, y se sorprendió interiormente de haberlo hecho tan bien. Su tono había sonado muy convincente, al menos para él mismo.

 

Segundos después, la mujer asintió en un movimiento suave de cabeza, con una expresión que a Uzumaki repentinamente le transmitió comprensión.

 

-Si ese es el caso.... Supongo que tienes razón. Debe de ser agobiante tener todo el tiempo a Sasuke contigo, y más con ese carácter tan exasperante que posee -se inclinó un poco y sacó un archivador de uno de los cajones, empezando a hojearlo con cierta prisa.

-¿Qué estás mirando, baa-chan?

-Si Sasuke no va a ser tu maestro, lo mandaré de misión.

 

Naruto sonrió al instante y se acercó al escritorio, apoyando las manos en éste y observando el archivador que la mujer tenía en las manos a pesar de que desde su lugar lo veía todo del revés.

 

-¡Me parece perfecto! A Sasuke le gustará saberlo.

 

Ella dejó de pasar las páginas y se detuvo casi al final, señalando la página de la derecha y esbozando una sonrisita siniestra de satisfacción.

 

-He encontrado la misión ideal para él.

-¿De verdad? ¿Cuál es? ¿Cuál es? -preguntó con impaciencia.

-Una misión de rango C: Custodiar el tesoro de un señor feudal. Duración: cuatro días aproximadamente.

-¡Woah! ¡Un tesoro! -celebró Uzumaki con una sonrisa.

 

Jiraiya se acercó también al escritorio con la duda reflejada en su rostro.

 

-¿Una misión de rango C? ¿No estás en un error? Estamos hablando de Uchiha Sasuke. El chico está bastante capacitado, más que cualquier otro chuunin.

 

Naruto miró a ambos adultos sin comprender la conversación. Hablaban como si una misión de rango C fuese algo malo. Y tal vez lo era, pero él no tenía ni idea de esas cosas.

 

-¿Qué pasa? ¿Una misión de rango C es algo malo? -preguntó en voz alta lo que pensaba.

 

Pero la duda de Naruto fue ignorada y la quinta le contestó a Jiraiya su pregunta anterior.

 

-No, Jiraiya. No estoy en un error, sé perfectamente lo que hago. Sasuke tiene un castigo pendiente, y Naruto necesita perderle de vista durante unos días. ¡Es perfecto! Todos salimos ganando.

-¿Castigo? -preguntó el hombre bastante confundido por el hecho de que un chico tan sereno como Uchiha Sasuke mereciese un castigo.

 

Naruto mostró una mueca de enojo ante las palabras de la mujer y protestó al instante.

 

-¿¡Todavía vas a castigar al teme!? ¡Y además, yo no he dicho que quiera perderle de vista!

 

Una venita palpitante saltó en la frente de la quinta, pero prefirió ignorar a Naruto y hablar como si nada.

 

-Hazle saber a Sasuke cuanto antes que quiero verle. La misión debe iniciarse mañana mismo.

-Está bien, baa-chan -tras decir aquello sin ningún tono en particular, observó al hombre. -¡Espero verte pronto, ero sennin! -le despidió con un movimiento de mano acompañado de una amplia sonrisa y salió corriendo de allí, dejando la puerta abierta.

 

La mujer reaccionó tarde al insulto insistente de Naruto y gruñó de forma sonora con evidente enojo. Y de repente notó algo.

 

-¿Naruto ha venido solo?

-Parece ser que sí. ¿Por qué?

-Tsk, ese idiota... Le ordené que no saliera solo.

-Entiendo tu preocupación, Tsunade. Pero comprende que Naruto ha estado muchísimo tiempo solo, y siempre ha sido libre de hacer lo que ha querido. No esperes que cambie eso de un día para otro -tras decir aquello, caminó hacia la puerta. -Iré a prepararlo todo para partir cuanto antes.

-...está bien. Te cuidado -insistió sin poder ocultar su preocupación.

 

Jiraiya giró un poco la cabeza, dedicándole una leve sonrisa a la rubia para inspirarle confianza, y asintió con la cabeza antes de salir del despacho.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Unas horas más tarde, Sakura caminaba bastante pensativa hacia la floristería de Ino para comprar unas flores que su madre le había encargado. No paraba de recordar lo ocurrido cuando fue a curar a Sasuke-kun.

 

Él... la había abrazado.

 

Aunque por culpa del drama que hizo Naruto, alegando que se podía contagiar si se quedaba junto a Sasuke y la echó de allí, no pudo terminar de confesarle sus sentimientos. Aunque en realidad no eran ningún secreto, pues el día que ambos conocieron a Naruto, se le escapó decir que le gustaba el pelinegro.

 

En cuanto llegara a la floristería, se lo diría a Ino para que viera que ella también tenía oportunidad con Sasuke-kun. ¡Oh, sí!

 

Detuvo sus pasos al escuchar varias exclamaciones sorprendidas de unos chiquillos junto a la voz inconfundible de Naruto. Curiosa miró a su alrededor, encontrando al final de la calle a Uzumaki con las manos tras la cabeza y esbozando una sonrisita presumida mientras hablaba de algo que desde la distancia no podía entender pero que a los niños parecía fascinarle.

 

Conforme se iba acercando, pudo escuchar lo que decía el rubio.

 

-Y ahora que tengo en mi poder una nueva técnica, ¡seré invencible! -presumía Naruto.

 

Un niño de cabellos marrones y ojos negros de unos ocho años tironeó un par de veces de la chaqueta de Uzumaki para llamarle la atención.

 

-¿Nos enseñas tu nueva técnica, Naruto nii-chan?

 

La sonrisa presuntuosa de Naruto se esfumó al instante y bajó la cabeza, notando que todos los niños le observaban con un brillo especial en los ojos, totalmente interesados en ver su nueva técnica... la cual no dominaba y de la que solamente sabía los sellos de memoria.

 

Se apresuró en mostrar una falsa sonrisita.

 

-L-lo que pasa es que el kage bunshin es una técnica tan poderosa que no puedo hacerla dentro de la aldea -inventó, consiguiendo como respuesta otra exclamación sorprendida de varios chiquillos. Al ver que el niño que anteriormente le hizo una pregunta tenía en sus manos unos shuriken de cartón, cambió de tema. -Pero os puedo mostrar cómo lanzar una estrella ninja -sin esperar respuesta, comenzó a recitar las palabras que una vez le dijo Sasuke en el bosque. -Siempre debéis recoger las estrellas con la mano izquierda, y sólo sujetarlas con la mano derecha cuando vayáis a lanzar. Sujetar el shuriken con la mano derecha os dará un aire ofensivo aunque en realidad no pretendáis atacar -explicó, como si fuese todo un experto en el tema. Estuvo por seguir hablando, pero la voz de Sakura le interrumpió.

-Naruto.

 

El rubio miró a la izquierda, viendo a Haruno a unos pasos acercarse con una sonrisa. Al instante le devolvió la sonrisa, y olvidando completamente a los niños, se acercó a ella.

 

-¡Sakura-chan!

-¿Cómo está Sasuke-kun? ¿Le ha bajado la fiebre?

 

La sonrisa de Naruto se desvaneció en el momento en que mencionó a Sasuke, recordando que se sentía molesto con ella. Apartó la mirada, frunciendo un poco el ceño.

 

-Está perfectamente, ya no tienes que ir más a curarle.

-Me alegro.

 

El tono alegre que la chica empleó le llamó la atención. Volvió a mirarla, ésta vez detalladamente. Sakura le parecía bastante guapa, aunque no tuviese grandes senos como las mujeres perfectas que suele mencionar Jiraiya, la chica tenía su encanto. Y se preguntó, con una repentina sensación amarga, si de verdad a Sasuke no le gustaba Sakura.

 

-¿Eh? ¿Pasa algo, Naruto? -cuestionó al notar la fija mirada sobre ella.

-Sakura-chan... -la llamó, ignorando la pregunta anterior. -A ti te gusta Sasuke, ¿verdad? Lo dijiste el día que os conocí a los dos.

 

Haruno sintió un tenue calor en las mejillas. Sin mediar palabra, tomó a Naruto de la muñeca y le instó a caminar con ella, llevándoselo lejos de los niños para que no escucharan lo que diría después.

 

-Naruto, si te soy sincera, nunca he creído ese rumor que afirmaba que Sasuke-kun y tú erais amantes.

-¿Ah...? -atinó a decir el rubio sin comprender el repentino cambio de tema.

-Es más... ni siquiera creo que sea gay. Pero a pesar de eso, necesito que tú me confirmes lo que yo sé para sentirme más tranquila.

-¿Que te confirme qué?

-Sasuke-kun y tú no habéis sido, ni sois amantes, ¿cierto? Entre vosotros no ha habido besos, ni nada por el estilo, ¿verdad? -preguntó con premura, ansiando escuchar la respuesta negativa para después ir lo más rápido posible a decírselo a Ino.

 

El kitsune ladeó ligeramente la cabeza, frunció el ceño y cerró los ojos ante aquellas dudas. Pero recordando que los besos entre Sasuke y él eran secreto, solamente negó con la cabeza.

 

-¡Ja! ¡Lo sabía! -celebró ella con una gran sonrisa.

 

Naruto arrugó ligeramente el ceño, sintiendo por primera vez deseos de romper el secreto y hablar en voz alta sobre sus besos con Sasuke.

 

-Sakura-chan, ¿tú todavía quieres besar a Sasuke?

 

La kunoichi formó una sonrisa tímida, pero todavía conservando su alegría.

 

-Claro que sí -se llevó un dedo índice a la barbilla, repentinamente pensativa. -Me pregunto cómo besará Sasuke-kun. ¿Será gentil? ¿O tal vez apasionado? -se preguntó para sí misma con una suave risita, aunque fue escuchada por el otro debido a la cercanía entre ambos. -Seguro que en nuestro primer beso será delicado.

 

Uzumaki sintió un vuelco desagradable en el estómago, semejante a unas fugaces nauseas, y fulminó a la chica con la mirada. De nuevo esa sensación... celos. Su respiración se agitó un poco, y antes de pensarlo siquiera, las palabras empezaron a escapar de sus labios.

 

-¡El teme no es delicado! -exclamó, recordando aquel primer beso accidental que le causó un gran dolor de dientes. -¡A mí me estuvo doliendo durante horas! -exageró debido al enojo, pues gracias a su poder de sanación el dolor no le duró ni quince minutos.

 

Sakura bajó de su nube de felicidad al escuchar lo que el otro casi gritó. Totalmente incrédula le miró, apenas parpadeando.

 

-¿Te... dolió? -atinó a repetir en un balbuceo.

 

Naruto asintió en un movimiento brusco de cabeza, casi echando humo por la nariz por la irritación que sentía.

 

-¡Es un bruto! ¡Y cuando menos lo esperas, ya estás desnudo y el teme te está tocando con sus manos largas! -casi gritó, en ésta ocasión recordando aquella vez en la que tuvo que patear a Sasuke debido al miedo que sintió.

 

Ahora Sakura sintió que se caía al suelo con lo escuchado. Suerte que la pared estaba cerca y quedó apoyada en ella. Su cara se volvió totalmente pálida. ¿Sasuke un bruto? ¿A Naruto le dolió durante horas? ¿Naruto desnudo? ¿Sasuke con sus manos largas?

 

¿Seguro que Naruto hablaba de un beso?

 

Al ver la palidez anormal en la chica, Uzumaki salió de su burbuja de enojo y parpadeó confundido. Sakura de repente se veía muy mal, y no pudo evitar preocuparse por ella.

 

-¿Estás bien, Sakura-chan? No quería gritarte, lo siento.

 

Bastante ausente, Haruno asintió con un leve movimiento de cabeza. Quiso alejarse de allí cuanto antes, pero las piernas parecían no reaccionarle.

 

-Sakura-chan... -la llamó de nuevo, ésta vez dubitativo. Se sintió algo nervioso al recapacitar en que había confesado algo que no debía. Había roto el secreto que mantenía con Sasuke. -Lo que he dicho ahora... ¿me guardarías el secreto?

 

Otro asentimiento más de cabeza por parte de ella dejó a Naruto tranquilo y con una sonrisa en los labios.

 

-Entonces me voy, Sakura-chan -se dio la vuelta y salió a correr. -¡Tengo que decirle algo importante a Sasuke! -le gritó.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Sai permanecía con la espalda cómodamente apoyada en el tronco de un árbol, con un libro entre las manos del que por primera vez no conseguía la información que quería.

 

Deseaba averiguar si por Naruto sentía algo especial, y si ese era el caso, la forma correcta de hacerle saber sus sentimientos recién conocidos. Pero no encontraba nada de eso.

 

Con decepción, aunque sin demostrarlo en su expresión, alzó la mirada de las páginas y observó a la gente que caminaba de aquí para allá. Vio alguna que otra pareja, y estudió sus comportamientos. Se sonreían mutuamente, caminaban muy juntos o tomados de las manos.

 

Logró divisar a Iruka y Kakashi, caminando juntos, pero no tanto como otras parejas. Cerró los ojos en su acostumbrada sonrisa leve y alzó un brazo a modo de saludo cuando estos le vieron y le saludaron.

 

Hatake se acercó a él con las manos metidas en los bolsillos. Mientras que Iruka continuó su camino.

 

-Sai, ¿qué tal todo?

-Bien -fue su escueta respuesta.

 

El adulto, al ver que Sai no dejaba de observarle fijamente, arqueó ligeramente una ceja.

 

-¿Ocurre algo?

-...me estaba preguntando algo, y por más que busco en libros no sé la respuesta.

-¿Qué cosa?

 

Sai lo meditó brevemente, y pronto recordó que Kakashi era amante de Iruka, otro hombre, y de repente el adulto le pareció la persona ideal para responder su duda. Después de todo, al parecer supuestamente él estaba enamorado de otro hombre, así que Kakashi le sabría aconsejar a la perfección.

 

-Estoy enamorado de Naruto -dijo sin tapujos, como era su costumbre. -Pero no sé cuál sería la forma correcta para confesarle mis sentimientos.

 

El jounin tenía su ojo visible muy abierto por la sorpresa ante semejante noticia. Tal vez se trataba de una broma, pero Sai no era bromista. Por otra parte, el pelinegro se había caracterizado siempre por ser un chico que no conocía los sentimientos, y escucharlo asegurar con esa calma que estaba enamorado era desconcertante. Además que decía estar enamorado ni más ni menos que de Naruto, otro chico, que en realidad era un zorro y además se caracteriza por ser poco afectivo. O eso le parecía a él.

 

Ante el silencio del hombre, Sai siguió hablando.

 

-Tal vez me podrías ayudar, Kakashi sensei.

-A-ah... -balbuceó parpadeando. -¿Entonces es en serio?

 

Sai solamente guardó silencio, sin apartar la mirada de los ojos contrarios. Kakashi salió de su estupefacción y finalmente creyó al pelinegro, decidiendo prestarle su ayuda con consejos. Aunque aquello seguía pareciéndole realmente desconcertante.

 

-Bueno, antes que nada... ¿has notado que Naruto tenga algún comportamiento especial contigo?

-¿Especial?

-Sí. Que busque tu compañía antes que la de cualquier otra persona, que te preste más atención a ti... En fin, algo que te haga sentir que eres especial para él.

 

Sai se llevó una mano a la barbilla y frunció las cejas ligeramente en una verdadera expresión pensativa, haciendo memoria.

 

-Cuando Naruto empezó a volverse un poco más sociable, constantemente me buscaba y se sentaba a mi lado para que le leyera en voz alta. A cada momento interrumpía mi lectura para preguntarme cosas que no entendía.

-¿Algo más?

-Mn... un día se quedó dormido sobre mi hombro.

-¡Eso es! -exclamó Hatake, repentinamente contento. -¿Qué hiciste tú entonces?

-Como no me dejaba leer bien, coloqué su cabeza sobre mi regazo y seguí leyendo.

-¿Algo más? -insistió.

-No. Cada vez Naruto pasa más tiempo con Sasuke-kun -hizo una breve pausa, meditando algo. -¿Debería sentirme celoso? -preguntó realmente intrigado, aunque en su tono de voz no se notó mucho. -Hace poco leí en un libro que los celos son un sentimiento de temor a perder...

-¡Olvida eso! -exclamó con premura. -Si realmente estás enamorado de Naruto, debes lanzarte a por él. Confesarle tus sentimientos es la decisión acertada. No conozco mucho sobre Naruto, pero Iruka me ha hablado bastante de él y dice que es un niño alegre, despistado y bastante inocente. Por eso pienso que no deberías ir muy rápido o lo podrías asustar.

-Oh... ¿Qué debería hacer?

-Ve despacio, pero ve al grano. Tómale de la mano, y en todo momento mírale a los ojos para que entienda que tus palabras son sinceras. Y entonces, cuando llegue el momento oportuno, bésale.

 

En total silencio, Sai se colocó el libro bajo el brazo, sacó un pergamino de entre sus ropas con su correspondiente pincel y tinta, y empezó a anotar lo dicho por el adulto.

 

Una gotita de sudor se deslizó por el rostro de Kakashi al ver lo que hacía el pelinegro, pero no dijo nada.

 

-¿Y besarle le convierte en mi pareja?

-Si te corresponde, le convierte en tu pareja -le corrigió.

 

El ANBU asintió con la cabeza mientras enrollaba el pergamino y guardaba todo nuevamente.

 

-Gracias por la información productiva, Kakashi sensei.

 

El aludido se llevó una mano a la nuca mientras reía levemente, cerrando su ojo visible. Sonrisa que le devolvió el otro simplemente cerrando ambos ojos y sonriendo de forma tan leve que ni se notó.

 

-No ha sido nada.

-¿Así es como conquistaste a Iru...?

 

Pero un rayo amarillo corriendo les llamó la atención a ambos. Kakashi al instante alzó un brazo, agitándolo para llamar la atención de Uzumaki.

 

-¡Oe! ¡Naruto!

 

El mencionado se detuvo al instante y sonrió al ver a los otros dos bajo la sombra de un árbol. Se acercó a ellos.

 

Hatake rápidamente se inclinó un poco para hablarle a Sai en susurros.

 

-Ahora es tú oportunidad. Después me cuentas como te fue.

-¡Hola! -saludó el rubio nada más llegar.

-Hola, hola... -saludó con cierta prisa el adulto. -Bueno, yo ya me tengo que ir, llego tarde.

 

Sin más se marchó, dejando al rubio algo desconcertado pues no había podido hablar con él siquiera. No pensó demasiado en eso y se encogió de hombros, dejándose caer sentado sin mucho cuidado en el suelo mientras se cruzaba de brazos y apoyando la espalda en el tronco tras él.

 

-Hace un momento me encontré con Iruka sensei. Tal vez Kakashi va a buscarle, ¿no te parece, Sai?

 

Pero el ANBU no contestó y en silencio se sentó junto a Naruto, observándole fijamente. El otro, al sentir esa mirada permanente sobre él, le encaró con cierta confusión.

 

-¿Ocurre algo, Sai?

 

-Tómale de la mano, y en todo momento mírale a los ojos para que entienda que tus palabras son sinceras.

 

El pelinegro quiso tomar una de las bronceadas manos, tal y como le había dicho Kakashi, pero Naruto estaba de brazos cruzados. Entonces alzó un brazo y de forma algo tosca y mecánica se lo pasó por los hombros y le atrajo hacia él.

 

Uzumaki cerró un ojo y chasqueó la lengua ante la brusquedad de aquel abrazo tan sorpresivo, pues Sai nunca en la vida le había abrazado. Frunció ligeramente el ceño, encarándole.

 

-¿Se puede saber qué haces tan de repente?

 

Y si Naruto tuvo intención de decir algo más, lo olvidó en el instante en que notó los ojos negros fijos en los suyos, causándole un escalofrío a lo largo de la espalda. ¿Y era su imaginación, o el rostro de Sai se acercaba lentamente al suyo? Sintió todo el vello de su cuerpo erizarse de golpe y abrió los ojos de par en par.

 

¿¡Sai iba a besarle en los labios!?

 

Totalmente horrorizado con aquel descubrimiento, comenzó negar de forma frenética con la cabeza e intentó alejarse, pero aquel brazo sobre sus hombros le acercó un poco más. Dejó de respirar de pronto y un par de lagrimones de puro horror adornaron sus ojos cuando sintió el aliento del pelinegro chocar en sus labios.

 

Y reaccionando a tiempo, empujó al ANBU por el pecho y a continuación le dio un contundente puñetazo que lo hizo caer de espaldas al suelo junto con el libro. Tan rápido como pudo, el rubio se puso de pie y señaló al otro de forma acusadora, con aquellos grandes lagrimones todavía en sus ojos.

 

-¿¡Qué crees que haces!?

 

Mientras que Sai, bajo la atención de algunas miradas, se volvió a sentar en el suelo mientras se acariciaba la mejilla golpeada. Con prisa sacó el pergamino donde acababa de apuntar las instrucciones de Kakashi, sintiéndose algo confundido por el resultado. Tal vez había hecho algo mal.

 

-¡Espera! Aquí dice que... -comenzó a decir sin despegar la mirada del papel.

-¡No vuelvas a hacer algo como eso, o conocerás mi furia! -amenazó entre alterado y asustado, para después salir corriendo todo lo rápido que pudo.

-¿Un golpe significa que he sido rechazado? -se preguntó con una curiosidad que no se notó en su voz.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Naruto corría sin un rumbo fijo, solamente quería alejarse de Sai lo antes posible por si a éste se le ocurría ir tras él. Cuando a lo lejos divisó el portón de la villa, sin pensarlo lo cruzó y se adentró en el bosque. No dejó de correr hasta que llegó a la zona del río donde solía bañarse, donde se detuvo apoyando la espalda en el tronco de uno de tantos árboles, y entonces se permitió pensar sobre lo ocurrido hace unos minutos. Con otra mueca de horror adornando su rostro, se dejó caer sentado en el suelo.

 

-Sa-Sai iba a... -balbuceó. Repentinamente alzó una mano y con el dorso se frotó los labios con brusquedad, sin importarle si se lastimaba. -¿Acaso se ha vuelto loco?

 

Sacudió con fuerza la cabeza a ambos lados, ansiando entretener su mente con cualquier cosa para olvidar eso.

 

-Oh, ¡ya sé!

 

De un salto se puso de pie, una sonrisa adornaba su rostro de pronto al pensar qué podía hacer. Entrenaría un poco e intentaría hacer el kage bunshin no jutsu. Se detuvo un par de segundos a recordar qué sellos debía hacer, y entonces se puso manos a la obra.

 

Gritando "kage bunshin no jutsu" a todo pulmón una vez tras otra, como si gritar sirviese de algo, e intentando hacer un clon miles de veces, se le pasaron tres horas como si hubieran sido minutos. El resultado no era muy diferente a cuando intentaba hacer el bunshin no jutsu, sólo lograba crear clones deformes que desaparecían segundos después.

 

Se sintió bastante frustrado, pero no por eso se dio por vencido. Si la técnica era difícil de dominar, significaba que era un jutsu poderoso.

 

A pesar de sentirse algo cansado por el desperdicio de chakra en los intentos de crear clones, no se paró a descansar. Acumulando chakra en los pies, subió por el tronco de un árbol y metió la mano en un gran agujero de éste.

 

Desde que se quedó solo en el bosque, Naruto había estado guardando armas y cuerdas que obtenía de desactivar trampas, en los agujeros de los troncos de los árboles y debajo de una piedra de considerable tamaño que había dentro de la cueva donde antes solía dormir.

 

Sacó un par de kunai y cinco shuriken, dejándolos caer al suelo. Ahora entrenaría un poco su lanzamiento de armas. Saltó al suelo, cayendo con agilidad a pesar de la altura. Recogió un kunai del suelo, e imitando lo que había visto en algunos chiquillos de la aldea, dibujó en la madera del tronco un círculo bastante deforme y otro circulo más pequeño dentro del anterior, en un intento de hacer una diana.

 

Varios minutos después, lo único clavado en el centro de aquella diana eran los dos kunai y un shuriken, las demás estrellas ninja estaban clavadas alrededor del circulo más grande, fuera de la diana. Sus lanzamientos con kunai eran buenos, pero todavía le faltada perfeccionar su lanzamiento de shuriken.

 

Al escuchar el chillido de un águila que sobrevolaba el cielo, dirigió la mirada hacia allí al tiempo que se pasaba una mano por la frente. Fue consciente de que llevaba bastante tiempo entrenando pues el sol estaba en todo lo alto, aunque algunas pequeñas nubes blancas amenazaban con ocultarlo.

 

Suspiró de forma sonora y caminó hacia el río, donde se arrodilló en la orilla y llenó ambas manos de agua para poder beber y saciar su sed. El agua estaba tan fresca, y él tenía tanto calor en ese momento a pesar de que el sol no calentara con la fuerza de los meses anteriores, que no pudo ignorar el impulso de darse un baño. Se puso de pie y se desprendió de sus ropas lo más rápido que pudo, dejándolas esparcidas por el suelo. Con una risita divertida de anticipación, corrió hacia el río y se lanzó de lleno en el agua. Cuando asomó la cabeza a la superficie, eran visibles sus orejas animales. La sacudió con fuerza para retirar el exceso de agua de su cabello. Nadó hacia la orilla y apoyó ahí los brazos, doblándolos para acomodar la cabeza entre ellos.

 

Cerró los ojos, no molestándole lo fría que estaba el agua. Estaba acostumbrado, ya que toda su vida se había bañado ahí.

 

Sin alzar los párpados y dejándose arrullar por el sonido suave de la corriente del río y el trinar de los pájaros, comenzó a recordar, retrocediendo en sus memorias hasta aquel día en que conoció a Sasuke y a Sakura-chan. Varios meses habían pasado ya desde entonces, y si la memoria no le fallaba, los conoció a últimos del mes de Abril, o a primeros de Mayo.

 

Recordaba que Sakura-chan le encantó por ser tan amable con él, mientras que a Sasuke lo odió a pesar de ser quien le había salvado la vida en aquel incendio, odio que creció cuando supo que era un Uchiha.

 

Sin duda había empezado con mal pie con Itachi y Sasuke, a quienes por un tiempo quiso matar con sus propias manos, hasta que descubrió que el asesino de sus padres había muerto hacía varios años. Y todo fue por no saber que los humanos milagrosamente llegaban a los cien años.

 

Realmente nunca había sabido nada de los humanos, ya que cuando los kitsune todavía habitaban en ese bosque y los niños humanos iban allí a jugar, él prefería mantenerse alejado de ellos y jugar con algún otro niño de su especie. Pero todos los kitsune más jóvenes preferían jugar con los humanos, por lo que muchas veces terminaba quedándose solo, sentado a los pies del tronco de algún árbol mientras observaba a los demás jugar. También estaban esas gemelas del clan Uchiha llamadas Aiko y Shizuka, las cuales iban a buscarle cada día para jugar, pero él las ignoraba completamente.

 

Después ocurrió el asesinato de sus padres frente a sus propios ojos, llenándose de un remolino de sensaciones amargas que se llevaron la sonrisa que siempre solía adornar su rostro, siendo sustituido por un constante ceño fruncido y alguna sonrisa perfectamente fingida.

 

La frustración de no tener el poder y la fuerza suficiente para salvar a sus padres, la desesperación que sintió al verlos morir sin poder hacer nada, pues Madara les había atravesado el corazón, el único punto vulnerable que puede matar a los kitsune, y el temor que le invadió al contemplar aquellos ojos rojos llenos de maldad. Todas esas sensaciones dieron paso al mayor odio y rencor que nunca había sentido, ansiando encontrar a aquel Uchiha y hacerle pagar por lo que hizo.

 

Después de que los kitsune decidieran marcharse a un lugar más seguro y dejar a la aldea de la Hoja sin protección, se quedó solo, volviéndose con el paso del tiempo en un ser que tan sólo albergaba en su interior sentimientos negativos hacia los humanos y Konoha: odio, resentimiento y ansias de venganza.

 

Pero después recibió la noticia de que la persona que quería matar había muerto, haciéndole sentir frustrado y encorajado en un principio, pero ahora era como si se hubiese quitado un peso de encima.

 

Y fue a partir de ahí que empezó a tratar más a los humanos, descubrió gracias a Sai que Sasuke le llamaba "dobe" y "usuratonkachi" porque quería ser su amigo. Y conoció a Jiraiya, quien le ofreció un trato: protección a cambio de poder.

 

La idea de obtener poder y volverse fuerte le pareció atractiva y acabó aceptando, pero con el paso del tiempo se empezó a sentir vacío y solo, a pesar de haber iniciado una amistad con algunos ninjas de la aldea, pues su ambición siempre había sido volverse fuerte para matar a Madara. Pero después descubrió que no tenía un motivo por el que querer volverse fuerte. Solamente tenía que proteger a Konoha cuando la invadieran, y después nada.

 

Absolutamente nada.

 

Cuando se marchó para buscar a los demás kitsune y estuvo un mes desaparecido, la insistencia de Sasuke en que volviera a Konoha le hizo sentir necesitado por alguien, y aquello le alegró. Y aunque en ese momento realmente no quería volver a la aldea, no se arrepentía de haberlo hecho.

 

Aunque nunca lo imaginó, Sasuke había terminado siendo su mejor amigo y la persona más apreciada para él, a pesar de que a veces fuese un idiota y le ignorase durante días enteros sin ningún motivo aparente. A su lado había aprendido muchas cosas, incluso aprendió a adoptar su apariencia humana, y todo porque Sasuke le dijo que era pésimo en su transformación humana aquella vez que le llevó a Konoha para que Sakura-chan le tomara medidas para hacerle la yukata.

 

-Ya que eres pésimo en tu transformación humana, pensaré algo para que no seas descubierto.

-¿Pésimo? -repitió con acidez, siguiéndole.

-Eso he dicho.

-¡Practicaré por el camino, y ya verás que conseguiré mantener esa apariencia humana durante un rato! -aseguró.

-Claro... como digas -hizo un leve ademán con la mano.

 

Dejó escapar una suave risa divertida al recordar aquello, todavía manteniendo los ojos cerrados.

 

Recordó la confusión que le creó cuando los humanos hablaban sobre gustar de alguien. Siempre, cuando los humanos decían gustar de alguien, para él no era un sinónimo de amar, más bien era algo parecido a simpatizar. Y por ese motivo, una vez le dijo a Itachi que Sasuke le gustaba.

 

Pero ahora tenía bien definida esa condenada palabra, y no volvería a cometer errores de ese tipo.

 

Y ahora también entendía qué quería decir Sakura-chan cuando afirmaba que Sasuke le gustaba. Sakura-chan quería a Sasuke como su pareja, probablemente lo amaba. Y lo que no comprendía, es porqué tener conocimiento de aquello le causaba esas sensaciones tan desagradables, balanceándose constantemente entre la tristeza y el enojo. El sólo escucharla a ella mencionando el nombre del pelinegro, le hacía crisparse en un segundo. Le enfurecía el recordar que Sakura-chan quería besar a Sasuke, y le entristecía el pensar que Sasuke podría besarla de la misma forma en que le besaba a él.

 

Otra vez... De nuevo sentía ese vuelco en el estómago, como si algo ardiera en su interior y subiera por su garganta. Y como un eco, en su cabeza parecía escuchar de pronto la voz de Sasuke:

 

-Estás celoso -afirmó con una tranquilidad aplastante.

 

Se removió algo incomodo, agachó las peludas orejas y ocultó un poco más el rostro entre sus brazos. ¿Por qué se sentía así? Era tan molesto... No quería que Sakura estuviera cerca de Sasuke. Tal vez se estaba convirtiendo en un amigo demasiado posesivo, después de todo, Sasuke era su primer y mejor amigo, un verdadero lazo que habían ido formando con el paso del tiempo.

 

A lo mejor a Sasuke le molestaría si seguía comportándose así de celoso y posesivo con él, así que intentaría mantenerse más tranquilo de ahora en adelante, aunque sería difícil. Últimamente había notado algo, no sabía cómo descifrarlo, pero cada vez que tenía la mirada de su amigo sobre sí, algo en su interior parecía agitarse. Su corazón latía como loco, y algo dentro de él crecía. Más y más.

 

Algo... ese algo...

 

Ese algo parecía querer asfixiarle cuando sentía sus labios unidos a los de Sasuke, o cuando lo sentía muy cerca.

 

Todo el tiempo había ansiado besar a alguien más, fuera quien fuera, para probar si realmente sentiría lo mismo que Sasuke le provocaba. Y hoy le había surgido esa oportunidad, Sai había querido besarle, pero lo único que sintió a pesar de que no hubo contacto fue repulsión y unas increíbles ganas de golpearle y salir corriendo cuanto antes.

 

No, ya no quería comprobar si Sasuke tenía razón o no. Le daba igual. Ya no quería besar a alguien más.

 

Aunque no todos los humanos le agradaban, se sentía contento de estar en Konoha. Con frecuencia aprendía algo nuevo, sabía leer y escribir, había aprendido a caminar sobre el agua o subir el tronco de un árbol acumulando chakra en los pies, el lanzamiento de armas, tenía conocimiento sobre algunas técnicas aunque no supiese realizarlas, y también sabía ocultar su chakra aunque algunas veces no supiera hacerlo completamente, y ahora tenía en su poder una nueva técnica que juraba dominaría lo más pronto posible: kage bunshin no jutsu.

 

Había aprendido tanto... y quería seguir haciéndolo.

 

Ahora tenía otras ambiciones, quería convertirse en ninja, ser tan o más fuerte que Sasuke, y con el paso del tiempo se volvería el Hokage de Konoha, donde muchos dejarían de mirarle con malos ojos, señalarle y murmurar cosas cuando le veían. Todos le respetarían y reconocerían su fuerza.

 

Su buen ánimo volvió de pronto. Había permanecido quieto tanto tiempo, que incluso un par de pájaros se habían posado en su cabeza, y otro más en su hombro izquierdo. Levantó las orejas, abrió los ojos y alzó la cabeza, encontrándose con que su chaqueta se estaba moviendo sola. Todo el vello de su nuca se erizó por el susto, pero entonces notó una esponjosa cola sobresaliendo y ondulándose con gracia de un lado a otro. Era una cola igual a la suya, era un zorro lo que había debajo de su chaqueta. Olfateó ligeramente, reconociendo el olor de aquel animal.

 

De pronto vio una cara peluda asomarse por debajo de su chaqueta. Ese zorrito era el mismo que meses atrás salvó de aquella pareja de ancianos que lo tenían encerrado en una jaula creyendo que era un kitsune. Sonrió de pronto, señalándolo.

 

-¡Tú! -exclamó con alegría.

 

El animal salió de su escondite y se acercó al rubio dando graciosos saltos juguetones. Ante eso, los pájaros que todavía permanecían sobre Naruto alzaron el vuelo aleteando de forma escandalosa.

 

-¡Woah! ¡Cómo has crecido! -celebró rascándole brevemente detrás de una oreja, justo donde a él le gustaba que Sasuke le rascara. El zorro solamente ladeó un poco la cabeza, delatando que aquello le gustaba, pero no ronroneó como él hacía normalmente. -¿Qué haces aquí tú solo?

 

Como respuesta recibió una especie de ladrido, y después lo vio acercarse a la orilla del río para beber agua con rápidos lametones.

 

-¡Oh! Tenías sed -comentó lo obvio.

 

Cuando el animal sació su sed, se acercó a Uzumaki, apoyó las patas delanteras en el hombro izquierdo de éste y empezó a mordisquearle la oreja y tironear de ella, aunque sin lastimarle. De hecho, a Naruto aquello le hacía cosquillas.

 

-Ahora no puedo jugar contigo. Tengo muchas cosas que pensar -se excusó, aunque el zorro pareció ignorarle pues seguía entretenido mordisqueándole la oreja. -Tengo que pensar sobre qué siento cuando estoy con Sasuke. ¿Te acuerdas de Sasuke? -recibió un suave gruñido como respuesta. -¡Sí, ese! El que tenía cara de amargado -respondió.

 

Al notar que Naruto no respondía a su juego, el pequeño zorro se sentó frente al rubio, mirándole expectante un momento antes de dejarse caer al suelo de costado y colocarse boca arriba, incitando una vez más al otro para que jugara con el.

 

Bastante pensativo, Naruto acercó una mano y rascó con suavidad la barriga del animal que al instante empezó a removerse lleno de júbilo.

 

-¿Sabes...? Los humanos son muy raros, aun así siento que me gusta estar con ellos. Tengo muchos amigos, ¡pero Sasuke es el mejor de todos! Me deja vivir en su casa, me alimenta y me deja dormir en un odioso pero cálido futón -tan concentrado estaba hablando, que paulatinamente dejó de rascar al animal. -¡Sasuke tiene un río en su casa! -exclamó de pronto, y un segundo después se llevó una mano a la cabeza, haciendo memoria. -No, espera, no se llamaba así. ¡Oh! ¡Estanque! Se llama estanque.

 

Ante el monologo del otro, el zorro se sentó en la hierba, rascándose el cuello con una de sus patas traseras y bostezando después del aburrimiento.

 

-¿Tú sabías que los humanos no suelen vivir más de cien años? ¡Yo no tenía ni idea! Si yo fuese un humano, hace tiempo que habría muerto. ¡Qué miedo! -sus orejas se alzaron, quedando completamente erguidas al sentir un escalofrío al pensar en la muerte. -Pero mi vida apenas comienza, y todavía tengo mucho que aprender al lado de Sasuke...

 

Su voz repentinamente se apagó al recapacitar en algo tremendamente importante. Tuvo la sensación de que el aire dejó de llegarle durante unos breves segundos. Y sus orejas que todavía seguían alzadas, se agacharon, abatido por su descubrimiento.

 

Sasuke... Sasuke también era humano, y eso no era ningún descubrimiento, pero el recapacitar con detenimiento que como tal no viviría más de cien años, fue peor que recibir un golpe. Con desesperación alzó ambas manos a la altura de su rostro y empezó a contar con los dedos.

 

-Sasuke tiene diecisiete años, ¿verdad? Entonces... ¿Entonces cuántos años le quedan? -empuñó ambas manos con repentina frustración. -¡No sé!

 

El animal ladeó ligeramente la cabeza, observando el semblante abatido de Uzumaki. Se volvió a acercar a él y le lamió un par de veces uno de los puños cerrados. Cuando los ojos azules le miraron, le ladró una vez y nuevamente inició con saltos juguetones. Pero antes de que el rubio siquiera pensara en hacer algo, escucharon otro ladrido semejante algo alejado. Ambos alzaron las peludas orejas y observaron en dirección de aquel sonido.

 

-¿Es tu madre?

 

La respuesta que obtuvo fue otro ladrido del pequeño, y después lo vio alejarse corriendo hasta que se perdió de vista tras unos arbustos.

 

De repente recordó que tenía que avisarle a Sasuke para que fuese a la torre Hokage. Con prisa, salió del agua al tiempo que ocultaba sus rasgos animales. Empezó a vestirse sin esperar a secarse, por lo que fue algo complicado colocarse la ropa, ya que se le pegaba a la húmeda piel.

 

Una vez estuvo vestido, se fue corriendo. Dejando los kunai y shuriken olvidados.

 

-¡Me olvidé por completo de avisar a Sasuke! ¡Tsunade no baa-chan se enojará!

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de dejarme un review, favorito, o alerta ^^

 

¡Estoy feliz! He superado los 300 reviews en Fanfiction con ésta historia, una cifra que nunca antes había alcanzado, ni esperaba nunca alcanzar.

 

He publicado en mi DA un extra de "Kitsune no kokoro" para S. Valentín. Algo así para representar como sería esa fecha entre ellos, y de paso agradecer los +300 reviews. Este dibujo es para todos los que me animan con sus comentarios, favoritos y alertas. Espero que os guste. Aquí está el link, me gustaría que me dijerais que os parece ^/^U

http://takaita.deviantart.com/art/Extra-de-San-Valentin-2011-197457813

 

¡Ah, el otro día vi un zorro! Es lo bueno que tiene vivir en una "aldea oculta", ves muchos. Y si no es porque estaba lloviendo a mares, hubiese saltado del coche para ir a perseguirlo, jajaja...

 

Adelanto del capítulo 22:

 

"-¿Sasuke? -ladeó la cabeza ligeramente, curioso por el mutismo de su amigo.

-No lo sé. No puedo imaginarte.

 

Sin más volvió la mirada al techo. No pensaba decirle a Naruto que lo imaginaba como un adolescente con tal vehemencia que casi podía palparlo. Sería vergonzoso.

 

El rubio frunció un poco el entrecejo y los labios, decepcionado. Pero al instante sonrió con cierta emoción mientras hablaba.

 

-¡Pues yo sí me imagino! Seguro seré alto como tú, ¡pero más fuerte! ¡Woah...! ¡Ya puedo verlo, hasta los demás hombres sentirán envidia al ver mi genial cuerpo! -cabeceó varias veces, convencido de sus palabras. -Y sumando mi increíble cuerpo con mi gran conocimiento sobre técnicas ninja, seré un Hokage perfecto.

 

Sasuke dejó escapar el aire por la nariz de forma seca en una ligera y breve risa burlona al escuchar tanta tontería.

 

-¡Hum! Lástima que no viviré para verlo, habría sido entretenido ver tu "perfección".

 

Naruto salió de su mundo de fantasía ante aquellas palabras y su sonrisa se evaporó al instante, quedando en un largo silencio. El movimiento de su cola se detuvo en seco, las peludas orejas se agacharon, inclinó ligeramente la cabeza y sus ojos reflejaron cierta tristeza repentina sin dejar de observar al más alto. Algo estaba haciendo presión en su pecho de forma incómoda, dificultándole un poco la respiración."

 

¿Sabías qué...?

El kitsune posee un carácter más bien travieso y tramposo, en contraposición de sus contrapartes del continente, el zorro chino de nueve colas llamado huli jing, y el kumiho coreano, que tienen un carácter más bien siniestro.

 

¡Se agradecerán reviews! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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