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Kitsune no kokoro por Takaita Hiwatari

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KITSUNE NO KOKORO:

Takaita Hiwatari

Capítulo 25: "La inocencia del kitsune":

 

Cuatro días habían pasado desde que Uchiha se fue de misión, y Naruto no echaba de menos a Sasuke. No, ¡claro que no!

 

Durante esos días, había podido comer ramen, dormir sobre su adorado cobertor otra vez, caminó desnudo por la habitación sin nadie gritándole que se vistiera, no había nadie regañándole u ordenándole cosas. Con Itachi todo era más tranquilo.

 

Por otra parte, el mayor de los Uchiha se conformaba con saber a dónde iba Naruto cada vez que salía; y si después el rubio llegaba a casa a la hora de comer, e intacto, todo estaba bien. Por lo demás, a Itachi le daba igual si Naruto dormía en un futón o un cobertor, o incluso si comía ramen una vez o cinco veces al día.

 

También sabía que si era paciente con Naruto-kun, podría conseguir hasta que le ayudara casi por voluntad propia en las tareas del hogar.

 

Cuando Itachi notó que el sol empezaba a ocultarse, se encaminó a la cocina para hacer la cena. Naruto se había marchado hacía horas al bosque, así que no tardaría mucho en volver.

 

Casi una hora y media más tarde, Naruto corría por las calles de Konoha en dirección a su hogar. Su estómago rugía impaciente por algo de comida, pero no era ese el verdadero motivo de su carrera. Ya habían pasado cuatro días desde que Sasuke salió de misión, y tenía el presentimiento de que al llegar a casa le encontraría allí. Se sentía tontamente emocionado, como si hubiese estado meses sin ver a su amigo. Ya quería escucharlo llamándole "usuratonkachi", o cualquier otra cosa.

 

Los cuatro días anteriores habían sido algo aburridos para Naruto, a pesar de haber aprovechado bien el tiempo y haber hecho prácticamente de todo, sobre todo entrenar. Había pasado más tiempo con sus otros amigos, visitó a sus padres cada día, contándoles sobre sus progresos en el entrenamiento. También ayudó a una anciana a llevar un equipaje demasiado pasado para alguien de su edad, recibiendo como recompensa unas cuantas verduras que ella cargaba mientras el rubio llevaba todo lo demás. Naruto casi tira las verduras al suelo, pero finalmente se las dio a Itachi. También ayudó a bajar de un árbol el gato de una chiquilla que se negaba a moverse de ahí, recibiendo una tanda de arañazos en pleno rostro por parte del asustado animal. Suerte que las heridas sanaron por completo en menos de cinco minutos. Pero Naruto declaró como sus enemigos a todos los gatos, sobre todo los que estuvieran asustados y subidos a un árbol.

 

Ese tal Konohamaru no dejó de seguirle por todos lados, llamándole "¡Líder, esto!", "¡Líder, aquello!"

 

¡Era tan molesto!

 

Y no sólo Konohamaru le seguía, dos amigos de éste último estaban con él. Un niño con cara de simplón y una niña con dos coletas, de los cuales ni quería conocer sus nombres. Aunque Sarutobi y sus amigos dejaron de resultarles molestos cuando ayer cada uno le regaló un vale de una comida gratis en Ichiraku ramen. Así, sumando esas tres comidas con el ramen que tenía en casa, que era bastante poco, se sintió inmensamente feliz. Además que, el día anterior Teuchi-san le invitó amablemente a un tazón de ramen, como ya había hecho en otras ocasiones.

 

Sí, había estado bastante ocupado. A pesar de eso, cuando menos lo esperaba tenía a Sasuke en su mente, y empezaba a preguntarse si estaría bien, si su misión sería aburrida o peligrosa, y si volvería pronto.

 

En cuanto llegó a casa, abrió y cerró la puerta con increíble velocidad, saltó los dos escalones que daban inicio al pasillo y corrió veloz a la sala.

 

-¡Estoy en casa! -casi gritó. -¡Sasu...!

 

Pero Naruto enmudeció y su sonrisa desapareció al ver que en la sala solamente se encontraba Itachi, con la cena preparada sobre la mesa. Olfateó el ambiente, percibiendo únicamente el olor de Itachi y la comida. Nada más.

 

No pudo esconder la decepción que sus ojos azules mostraron, aunque tampoco intentó hacerlo.

 

-Bienvenido -el pelinegro rompió el silencio. Con un sutil movimiento de mano, le indicó a Uzumaki que se acercara. -Sasuke no ha regresado todavía -agregó por si el otro todavía tenía dudas al respecto.

 

El rubio obedeció y se sentó junto al otro, algo cabizbajo.

 

-Pero Sasuke dijo que estaría fuera entre tres o cuatro días. ¡Tenía que volver hoy!

-Hay veces en que las misiones se alargan más de lo acordado, Naruto-kun -comentó con calma, empezando a comer. Lo observó con brevedad de soslayo, antes de añadir algo más. -No deberías impacientarte, se supone que no extrañabas a mi tonto hermano menor.

 

Naruto infló las mejillas en un mohín avergonzado. Con rapidez y movimientos violentos, tomó gran cantidad de comida con los palillos y se lo llevó todo a la boca, haciendo gala de sus escasos buenos modales a pesar de los esfuerzos de Sasuke.

 

-¡Y no le extraño! Es sólo que... ¡Es sólo que se está terminando el ramen que Sasuke me compró!

 

Itachi observó en total silencio al otro, haciéndosele algo entretenido lo mal que mentía Naruto. ¿Por qué simplemente no admitía que echaba de menos a Sasuke? ¿Le daba vergüenza?

 

-¡Es por el ramen! -reiteró Naruto ante el silencio del otro.

-Si ese es todo el problema, yo puedo comprarlo.

-¡No! -contestó al instante. -Sasuke se enojará si lo haces.

 

Itachi no entendió porqué su hermano se enojaría si le compraba ramen al rubio, aunque sospechó que era una excusa de Naruto. Pero no le dio importancia al asunto y ambos continuaron comiendo.

 

Vieron la televisión un rato y después recogieron todo y fregaron los platos. Mientras todo esto ocurría, el pelinegro notaba cómo Naruto miraba cada cierto tiempo hacia la puerta, como si esperara ver aparecer a alguien en cualquier momento.

 

Más tarde, Naruto se fue a darse una ducha rápida y a dormir. Pero una vez que se halló recostado sobre su adorado cobertor, no pudo conciliar el sueño por más que lo intentaba. Observó fijamente la cama de Sasuke, como si fuese la primera vez que la veía. Sin meditarlo más, se puso de pie y se sentó en ella. Agitó la cola y sonrió un poco al percibir que ahí, casi extinto, estaba el aroma de Sasuke. Con efusividad se dejó caer recostado bocabajo, hundiendo la nariz con cierta desesperación en el edredón.

 

Aunque... ¡si se metía en la cama quizá percibiría mejor el olor de Sasuke!

 

Con la misma desesperación retiró las sábanas y se metió en la cama, volviendo a estar boca abajo y esbozando una tonta sonrisa de felicidad mezclada con emoción.

 

Ya quería ver la cara que pondría Sasuke cuando le viese dentro de su cama, seguramente le gritaría algo como "¡Sal de mi cama, usuratonkachi! ¡Lo estás llenando todo de pelos!"

 

Pero los minutos pasaron, y por más que esperaba Sasuke no aparecía, dando paso al aburrimiento y a un ligero sopor. ¡Pero no quería dormirse! Estaba convencido de que su amigo regresaría hoy. ¡Debía regresar hoy! Y quería estar despierto para recibirle y quejarse por hacerle esperar.

 

O quizá la misión de Sasuke se había alargado, tal y como Itachi dijo. Ante aquel pensamiento, torció los labios en una ligera mueca de disgusto. Si para mañana por la mañana el teme no había vuelto, iría a buscarlo a dónde hiciera falta.

 

Ese tonto de Sasuke... ¿Por qué tardaba tanto?

 

-Puede... que sí te eche de menos -balbuceó.

 

Sacudió la cabeza para librarse de la repentina sensación de sueño. Con parsimonia observó la habitación, buscando algo con lo que mantenerse despierto. En la mesita de noche encontró un libro que anteriormente había visto, ese que se llamaba: "Conocer la mente y el corazón".

 

Sí. ¡Quizá leyendo se mantendría despierto!

 

Todavía recostado boca abajo, estiró un brazo y tomó el libro, dejándolo sobre la almohada y abriéndolo en las primeras páginas. Encontró un título al inicio de la página izquierda.

 

"¿QUÉ SON LOS SENTIMIENTOS? ¿QUÉ SON LAS EMOCIONES?:"

 

Sin sentir curiosidad, se saltó unos cuantos párrafos.

 

"Las emociones son un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que..."

 

Aburrido. No estaba entendiendo nada. Saltó más párrafos y continuó leyendo.

 

"Los sentimientos, en cambio, son la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional. Los sentimientos son..."

 

Más aburrido. Naruto se estaba quedando dormido de no entender absolutamente nada. ¿Por qué tenía Sasuke un libro tan raro? Se parecía a los que Sai le había leído en voz alta hace tiempo.

 

Pasó varias páginas y volvió a la lectura al encontrar un título que le llamó la atención:

 

"¿QUÉ SON LOS CELOS?:

 

Son una respuesta emocional que surgen cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera suyo. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra. También se le conoce así, al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona."

 

Naruto tuvo que releerlo más de seis veces para comenzar a comprenderlo. Sería más sencillo si alguien se lo explicara. Pero las palabras "persona amada" parecían estar escritas en mayúscula y en negrita para él, ya que resaltaban demasiado y captaban su total atención.

 

Él se había sentido celoso anteriormente. Cuando sus padres jugaban con los niños humanos que iban al bosque, sentía celos. Y hace poco, sintió celos cuando vio a Sakura tan cerca de Sasuke.

 

"-¿¡Qué es tan gracioso!? -exigió saber el rubio con un creciente mal humor. -Tú... ¡Teme!

 

Sasuke ya no se pudo resistir y alzó una de las comisuras de los labios en una sonrisita que provocó en Naruto ganas de darle un puñetazo para borrarla.

 

-Estás celoso -afirmó con una tranquilidad aplastante."

 

Y de sólo recordarlo, volvía a sentir ese fuego en el estómago. ¡Era tan molesta aquella sensación...!

 

Retrocedió varias páginas al azar, intentando encontrar algo que llamara su atención, y vaya si lo encontró:

 

"CONCEPTO DE ENAMORAMIENTO:

 

El concepto de enamoramiento, se trata de una experiencia con una gran carga emocional que podría oscilar entre una felicidad extrema y una tristeza profundamente dolorosa.

Nos encontraríamos ante dos estados, el de la unión, que seria un amor correspondido que llevaría consigo una sensación de éxtasis y totalidad, y el de la separación, que se trataría de aquel amor no correspondido que viene acompañado de ansiedad, desesperación y un sentimiento intenso de vacío. En todo caso se puede apreciar tanto en un caso como en otro, que estamos ante un estado de activación fisiológica muy importante.

Cuando nos enamoramos podemos estar horas y horas pensando en la otra persona, preocupándonos de cómo esté o qué estará pasando, tenemos deseos de conocerla y de que nos conozca, incluso podemos llegar a idealizar la relación o directamente a la persona. Aparecerá una gran atracción sexual y tendremos sentimientos positivos y gratificantes cuando todo va bien, pero se transformarán en negativos si no todo va bien. En nuestra cabeza existirá el deseo de una unión completa y permanente.

Nuestra forma de comportarnos cambia, haremos todo lo posible por saber a ciencia cierta lo que la otra persona siente por nosotros, haremos cosas por ella, querremos estar juntos el mayor tiempo posible, saber cómo es, e incluso con tantas emociones juntas podremos tener comportamientos ilógicos y un poco irracionales."

 

Uzumaki no entendió algunas cosas, pero los dos últimos párrafos sí que los entendió. Perfectamente. Y se sintió algo abatido al comprender que la mayoría de aquellas cosas le habían ocurrido a él... con Sasuke.

 

Frente al zorrito Naruto no quiso reconocerlo, pero en el fondo era consciente de que siempre pensaba en su amigo pelinegro. Sasuke le preocupaba, por supuesto también sentía deseos de conocer todo de él; y desde hace un tiempo había ansiado que el interés que él tenía en Sasuke fuese recíproco. Haría cualquier cosa por él, ¡lo que fuera! Lo haría sin dudar.

 

También tenía claro que por Sasuke sentía un aprecio más intenso que por sus otros amigos. Un aprecio más fuerte que el que sentía también por Itachi, Iruka, Jiraiya, o cualquier otra persona que le agradaba.

 

Y el constante deseo de besar o ser besado únicamente por Sasuke...

 

Su amigo le había dicho aquella vez que se besaron en la bañera, que solamente debía hacer eso con su persona especial.

 

Y de pronto, una conversación que tuvo con Sakura hace tiempo le llegó de forma fugaz:

 

-Sakura-chan... ¿cómo sabes cuándo alguien te gusta como compañero?

-¿Um? -le miró. -Pues... supongo que siempre tienes en mente a esa persona, y lo único que deseas es verla feliz. Y con sólo sentir una mirada de esa persona, tu corazón parece querer salirse del pecho de lo fuerte que late. Sientes nervios, pero a la vez es como si flotaras. Y te ruborizas, por más que intentes evitarlo. Y si sientes que tu día es gris, con sólo tener a tu persona especial cerca, ese día se vuelve el mejor -rió levemente. -Sientes mariposas en el estómago.

-¿Mariposas... en el estómago? -preguntó con un tic en una ceja.

-No lo vayas a tomar en sentido literal, tonto -le avisó. -Quiero decir que se siente un cosquilleo cálido y agradable -explicó.

-Ah, eso -contestó. -Nunca he sentido nada parecido -confesó encogiéndose de hombros.

 

Actualmente entendía perfectamente aquello de "mariposas en el estómago", y también aquella sensación donde el corazón parecía querer salirse del pecho de lo fuerte que latía. ¡Lo entendía completamente todo!

 

Naruto cerró el libro con cierta brusquedad y lo dejó nuevamente donde estaba, sin sentir deseos de terminar de leer el concepto del enamoramiento. No, ya había leído demasiado.

 

Se giró en la cama, quedando de lado. La ansiedad y los nervios se adueñaron de él en segundos.

 

Lo que sentía por Sasuke...

 

Todo aquello que sentía de forma tan intensa y de forma cada vez más constante...

 

Todo era más profundo que una amistad cualquiera, más fuerte que lo que sentiría por un "mejor amigo"; y no, no se trataba de un simple gusto. Sasuke no sólo le gustaba. Y podía afirmarlo con total seguridad, porque ahora entendía el significado de "gustar de otra persona".

 

Tragó saliva de forma sonora, reteniendo el aire un momento antes de hablar en un susurro para sí mismo. Sintiéndose algo incrédulo, pero a la vez tonto por no haberlo entendido antes:

 

-Yo... estoy... ¿enamorado de Sasuke?

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Pasada la media noche, se escuchaba el murmullo de unas suaves pisadas sigilosas en el pasillo de la casa de los hermanos Uchiha.

 

Sasuke avanzaba tranquilo, llevando la mochila a la espalda, sin dar la luz al conocer cada rincón de su hogar de memoria. Se detuvo al escuchar una puerta abrirse, y el pasillo se llenó de una ligera luz por un momento. Itachi quedó bajo el marco de la puerta de su propia habitación, observándole. Sasuke resopló ligeramente, pues a pesar de ser sigiloso, Itachi siempre le escuchaba.

 

-Bienvenido, Sasuke -habló sereno y casi en voz baja.

 

El menor hizo un ligero movimiento de cabeza y pretendió seguir su camino, pero la voz de Itachi le detuvo nuevamente.

 

-Al final Naruto-kun no se equivocó del todo -comentó. -Estaba convencido de que volverías hoy. Aunque ya son más de las doce, así que estaría mejor decir que lo dijo ayer -reparó mejor en el aspecto de Sasuke, y señaló los vendajes que éste lucía en la frente. -¿Y eso? -realmente se le hizo raro que su hermano hubiese sido herido en misión.

-Un arañazo sin importancia.

 

Fue todo lo que dijo antes de continuar caminando. Cuando pasó al mayor de largo, nuevamente le escuchó hablar.

 

-Naruto-kun se alegrará mucho de verte. Te ha extrañado.

 

Itachi esperó paciente la reacción que tendría Sasuke ante sus palabras, en el caso de que tuviera alguna. Quería hacerle ver al otro que Naruto-kun realmente le estimaba. Únicamente vio a su tonto hermano menor detenerse escasos segundos, en total silencio, para después continuar caminando como si nada hasta entrar en su habitación.

 

A Sasuke le extrañó encontrar la luz de su habitación encendida. Por un momento pensó que la bola de pelos todavía estaría despierto. Cerró la puerta sin hacer ruido al encontrar al rubio acurrucado en la cama, recostado de lado, abrazando la almohada y casi enrollado entre las sábanas.

 

Despacio se retiró la mochila y el chaleco chuunin, y sin apartar la mirada del que dormía, se acercó hasta sentarse en la cama. Contempló el rostro aniñado por tanto rato, que perdió la noción del tiempo por un momento, y cuando fue consciente de lo que hacía, apartó la mirada. Pero no pasaron ni tres segundos cuando los ojos negros nuevamente estaban puestos sobre Naruto, observándole de forma minuciosa. No muy seguro al principio, alzó una mano y la posó de forma sutil en los rubios cabellos, descendiendo en una caricia hasta toparse con la peluda oreja que inconscientemente se movía en un tic nervioso por el agradable contacto. Pero pronto apartó la mano para no despertarle. Estaba algo cansado, y lo único que deseaba era dormir. Pero esa bola de pelos estaba justamente recostado en el centro de la cama.

 

Y mientras Sasuke pensaba en silencio cómo hacer al kitsune a un lado sin despertarlo para poder acomodarse en la cama, Naruto percibió el olor de Sasuke entre sueños. Con pereza entreabrió los ojos azules mientras olfateaba el aire, confirmando que sí, el olor de Sasuke se sentía fuerte, y muy cerca.

 

¿Podría ser que...?

 

Con prisa giró la cabeza, encontrándose con su mejor amigo sentado en la cama, devolviéndole la mirada con un rostro inexpresivo. Al instante se formó una sonrisa en sus labios y sus orejas se alzaron de completa felicidad.

 

-Sasuke... -murmuró apartando las sábanas y arrodillándose con prisa en el colchón, para después abalanzarse sobre su amigo. -¡Sasuke!

 

El pelinegro consiguió guardar el equilibrio y no caer de espaldas en la cama ante el brusco abrazo. Naruto le abrazaba por el cuello con fuerza, como si quisiera ahogarle en vez de recibirle. Pero el efusivo movimiento de la esponjosa cola, delataba que el dueño de ésta se sentía muy contento y entusiasmado. Y cuando pensó que el rubio le soltaría, sintió los labios de éste presionando los suyos con una torpe vehemencia, besándole de forma superficial, únicamente friccionando sus labios de forma insistente y con ritmo descompasado.

 

Ese usuratonkachi... podrían estar besándose toda la vida y ese tonto rubio nunca aprendería a besar de forma mínimamente decente. Aunque en el fondo a él no le importaba enseñarle cómo besar. Sasuke alzó las manos, dispuesto a sujetar el moreno rostro por las mejillas y tomar el control de aquello con un ritmo más tranquilo, pero no llegó ni a tocarle cuando Naruto dio por terminado el beso, aunque no el abrazo.

 

Uzumaki le observaba algo ceñudo, fingiendo una mueca de enojo, y con las mejillas ligeramente ruborizadas.

 

-Sasuke teme, has tardado mucho en volver -protestó.

 

Con calma, el mencionado alejó de sí los brazos que le rodeaban el cuello de forma casi asfixiante, y en total silencio se subió en la cama completamente, dejándose caer recostado boca arriba. Soltó un breve suspiro ante la comodidad que le invitaba a cerrar los ojos y dormir, pero el casi grito de Naruto no le permitió hacerlo.

 

-¿¡Qué te ha pasado!?

 

Los ojos negros captaron el momento en que el rubio le señalaba la frente con una expresión de preocupación.

 

-Es sólo un arañazo. Nada importante -le restó total importancia. Kakashi había sido un exagerado al vendarle así. Con un parche habría sido suficiente, pero su sensei insistía en que el vendaje se sujetaría mejor y no se desprendería ante movimientos bruscos como una pelea.

-¿Quién te lo ha hecho? -cuestionó al instante.

-El que me lo hizo ya recibió su merecido.

 

Naruto dejó escapar un suave suspiro y acto seguido reprendió a su amigo con la mirada.

 

-Sasuke teme, no puedo dejarte solo unos días. Te hieren.

 

El rostro blanco no dejó ver expresión alguna, pero una venita saltó en la frente del pelinegro ante el estúpido comentario del otro. Como si él fuese el débil y Naruto el que siempre le estaba protegiendo, cuando la realidad era totalmente al revés.

 

Naruto no recibió respuesta alguna, aunque tampoco la esperaba. Después no dijo nada más, y sus ojos azules recorrieron a su amigo con detalle, empezando por el rostro y pasando después al cuerpo. Su cola no había dejado de moverse desde el momento en que despertó, demostrando que todavía se sentía muy feliz por ver a Uchiha. Quería hacer y decirle muchas cosas, pero no sabía por dónde empezar, únicamente podía observar a Sasuke y sonreír. Se sentía nervioso por sus sentimientos recién descubiertos, pero intentaba comportarse como siempre para no causar sospechas. ¿Debería decirle a Sasuke lo que había descubierto sobre sí mismo? De cualquier forma, ¿cuál sería la manera correcta de decírselo?

 

Quizá algo así:

 

"¡Woah! ¡Sasuke, acabo de darme cuenta de que estoy enamorado de ti!"

 

O a lo mejor así:

 

"¡Sasuke! ¡No te vas a creer esto! ¡Leyendo un libro me he dado cuenta de que estoy enamorado de ti desde no sé cuándo!"

 

¡No! Eso era demasiado embarazoso, decirlo así como así, de frente, como si hablaran del clima. Haría el ridículo. Y además, ¿era así cómo debía decirlo? ¿Cómo demonios lo hacían los humanos? Pero tenía otra duda mucho más importante, ¿a Sasuke le gustaba alguien?

 

Tomó aire, comenzando a hablar con decisión, pero un segundo después su voz sonó dubitativa.

 

-¡Oe! ...Sasuke -el silencio fue su respuesta, y armándose nuevamente de valor, continuó hablando. -¿A ti te gusta alguien?

 

Al pelinegro le tomó por sorpresa una duda como aquella. ¿Y era su imaginación, o Naruto se mostraba más tímido y nervioso que de costumbre? Las peludas orejas estaban gachas y el movimiento de la cola había cesado completamente de pronto, mientras que los ojos azules no dejaban de observarle con inquietud. Se limitó a negar suavemente con la cabeza, y aquella respuesta pareció ser el detonante para que el buen humor que hace un momento poseía el rubio, volviera. La cola otra vez se agitaba frenética, las orejas de nuevo estaban alzadas, y los ojos azules brillaban junto con una amplia sonrisa en el moreno rostro.

 

Sasuke no quiso darle importancia al raro comportamiento repentino de la bola de pelos y desvió la mirada al techo mientras hablaba, cambiando de tema tranquilamente.

 

-Por tu bien espero que no le hayas causado problemas a Itachi en mi ausencia.

 

Uzumaki se arrodilló más cómodamente en el colchón y se cruzó de brazos con un mohín de disgusto adornando su rostro.

 

-¿Por quién me tomas? ¡No soy una molestia! Además, apenas he estado en casa, me he pasado los días en el bosque, entrenando. ¿Y adivina qué? ¡Ya domino mi nueva técnica! -exclamó, sustituyendo su expresión anterior por una nueva sonrisa. -¡Ya no puedo esperar para ver cómo te mueres de envidia, Sasuke teme! -alzó la cabeza, cerrando los ojos y esbozando una sonrisa de suficiencia. -Alguien de tu nivel no podría hacer ese jutsu. ¡Es una técnica de alto rango! -esperó unos segundos, y al no escuchar nada abrió un ojo, encontrando que Sasuke tenía los ojos entrecerrados, a punto de dormirse sin despegar la mirada del techo. -¡Woah! ¡Maldito teme, no te duermas! -protestó moviéndolo un poco.

 

Sasuke se espabiló un poco y reprendió al otro con una seria mirada. Estaba molido, necesitaba dormir. En la misión, desde aquella noche que habló con Kakashi no había podido dormir bien. Todo el tiempo había estado pensando y preocupándose por estupideces. Especialmente preguntándose si realmente Sai y Naruto eran pareja, y aunque sabía que él mismo no podría responderse aquella duda, no dejaba de cuestionarse aquello una y otra vez.

 

A pesar de que ahora tenía al lado a la persona que le resolvería su duda, no se atrevía a preguntarle. Existía la posibilidad de que la respuesta fuera afirmativa. Y a pesar de que Naruto le había dado un intento de beso como recibimiento, aquello no le aclaraba nada, pues ese tonto siempre se había tomado la libertad de besarle cada vez que se le antojaba.

 

-Naruto.

-¿Qué?

 

Con bastante paciencia que no solía poseer, Naruto esperó casi un minuto completo para escuchar qué quería Sasuke, pero éste no dijo nada más.

 

-¿Qué quieres? -insistió, ahora con impaciencia.

 

Sasuke cerró los ojos, pero no con intención de dormirse, sino de pensar con más calma. ¿Qué importaba si Naruto y Sai eran novios? No tenía nada que ver con él. Naruto podía hacer lo que le diera la gana con quién quisiera, y a él no debía importarle.

 

-Sólo me estaba preguntando si has visto a esos tipos en mi ausencia. Los hermanos Takahashi -aclaró antes de que el otro dijera algo.

-No. Es como si hubiesen desaparecido de repente. ¡Pero mejor así! ¿Verdad? -asintió.

 

El pelinegro no tuvo más remedio que darle la razón asintiendo ligeramente con la cabeza.

 

-Sasuke, ¿por qué tienes un libro tan raro como ese? -señaló el que estaba sobre la mesa de noche, junto con el otro libro que hablaba sobre los zorros. -Me recuerda a los libros que Sai me leía antes.

 

Ante la mención del nombre del pelinegro, Uchiha sintió una fugaz punzada en su interior. Y no quiso siquiera admitirse a sí mismo que aquello eran celos, recordando que ese libro fue el que le quitó de las manos a Sai el día que éste le afirmó tan tranquilo que estaba enamorado de Naruto.

 

-Se lo pedí prestado -masculló, aun así el otro le entendió claramente gracias a sus orejas animales.

-¿Lo has leído? ¡Se descubren cosas interesantes!

 

El más alto abrió los ojos, mostrando una mirada ligeramente burlona al tiempo que alzaba de forma apenas perceptible una de las comisuras de los labios, mostrando una mueca tensa en lugar de una sonrisita.

 

-¿Cómo por ejemplo que estás enamorado? -cuestionó con evidente sarcasmo.

 

Naruto se sintió descubierto, y no pudo evitar sonrojarse por completo y abrir los ojos de par en par. ¿Tan obvio era? Abrió la boca para decir algo, pero no salió el más mínimo sonido, sintiéndose algo incómodo por el tono burlón en que Sasuke había preguntado aquello.

 

El de ojos negros alzó una mano, dándole un ligero golpe en la nuca al otro al tiempo que nuevamente hablaba.

 

-De verdad que eres idiota, bola de pelos. ¿Cómo has podido creerle?

 

El rubio ni siquiera se atrevió a parpadear, mirando expectante y en silencio a su amigo para saber con claridad a qué se refería.

 

-Sai sólo dice estar enamorado de ti porque Sakura se lo dijo y porque leyó esto -señaló el condenado libro con desgano, volviendo a hablar. -Piensa un poco, dobe, solamente por leer un libro no puedes saber lo que sientes. Es absurdo.

 

El kitsune se sintió totalmente desconcertado en esta ocasión. ¿No se suponía que Sasuke hablaba de él? ¿Qué tenía que ver Sai ahí? Cerró los ojos al tiempo que arrugaba el entrecejo y ladeaba la cabeza.

 

-¿Lo es?

-Claro que sí, idiota. ¿No es obvio? -le dedicó una severa mirada. -El estúpido ANBU sólo está confundido porque leyó ese libro, pero no está enamorado de ti. Lo mejor sería que lo dejaras.

-¿Dejarle? -reiteró, más confundido a cada momento. -No entiendo, Sasuke. Bueno... estos días he estado evitando a Sai, no me siento cómodo con él desde que quiso hacerme aquello.

 

Las alertas de Sasuke se activaron por completo, y al instante apoyó el codo del brazo sano en el colchón para incorporarse un poco.

 

-¿Hacerte qué? -preguntó, sin siquiera acordarse de fingir un tono desinteresado.

-Quiso besarme. ¡Así como así! -frunció el ceño de sólo recordarlo. -¡Pero no le dejé! ¡Le di un puñetazo!

 

Y ahora fue Sasuke quién se sintió confundido. Naruto siempre haría querido besar a alguien más para saber qué sentiría. ¿Por qué había rechazado aquella oportunidad?

 

-¿Un puñetazo? -casi susurró. -¿No sois novios?

-¿¡Qué!? -casi gritó Naruto, olvidando que Itachi dormía. -¡Claro que no! Y si intenta besarme de nuevo, ¡le daré una paliza con mi nueva técnica!

 

Sasuke no pudo evitarlo, se sintió tan aliviado que esbozó una sutil y fugaz sonrisita; y Naruto, pensando que el pelinegro sonreía por su último comentario, le respondió el gesto con una más amplia.

 

El más alto se dejó caer en el colchón, suspirando de forma sonora y sintiendo que los molestos celos se habían evaporado. Aunque en el fondo se sentía idiota, diciéndole a Naruto que dejara a su "novio". Agradecía que el dobe fuese tan inocente y despistado, sino seguramente habría notado sus celos.

 

Por otra parte, el de ojos azules observaba a su amigo fijamente, esperando algo. Todavía recordaba que Ino y Sakura-chan le dijeron que Sasuke sería más afectivo cuando regresara de la misión, pero su amigo se comportaba como siempre, siendo reacio al contacto físico hasta que él iniciaba todo con algún beso. Naruto lo había notado; Sasuke nunca empezaba un beso, a excepción del que le dio en la bañera porque él mismo se lo pidió, y el que le dio aquella vez que le desnudó y le manoseó demasiado.

 

¿Sería que Sasuke era extremadamente tímido para ese tipo de cosas?

 

Si ese era el caso, entonces él tendría que dar el primer paso como había hecho en todas las ocasiones anteriores. Quizá Sasuke sí quería ser más afectivo con él, pero la timidez le ganaba.

 

Y no es que él no sintiera vergüenza también, pero de sólo visualizar sus labios unidos con los contrarios, podía soportar aquello.

 

Buscando estar más cómodo, Naruto se movió un poco hasta quedar sentado sobre Sasuke, específicamente en el vientre de éste. Sintió claramente tenso el cuerpo de su amigo al contacto entre ellos, y entonces pensó que sí, efectivamente Sasuke era muy tímido. Más que él mismo. Cuando apenas se inclinó un poco para poder besarle, la mano izquierda del pelinegro se posó en su pecho deteniéndole.

 

-¿Qué haces? -cuestionó Uzumaki con confusión.

-Eso debería preguntarlo yo.

 

Naruto sonrió, intentando disipar la supuesta timidez en el otro antes de responderle.

 

-Te ayudo para que seas más afectivo.

-¿...eh? -balbuceó, reprendiéndose al instante por lo tonta que había sonado su voz.

-Vamos a tener sexo, ¿no?

 

La seguridad con la que Naruto afirmó aquello, dejó pasmado a Sasuke. Y además, ¿cómo demonios conocía el dobe la palabra "sexo"? Uchiha estuvo seguro en ese instante de que ese rubio sentado sobre él, no era la misma bola de pelos que le despidió con un casto beso en los labios y una sonrisa avergonzada antes de marcharse a la misión.

 

¡Ese no era Naruto!

 

Alzó los brazos para empujarle y quitárselo de encima, pero como si el rubio hubiese prevenido que iba a hacerlo, le había sujetado por los hombros antes de que pudiera hacerlo.

 

-Oe, tranquilo, teme. A mí también me da vergüenza todo esto. No tengo idea de qué hacer -confesó con cierto nerviosismo. -Iruka sensei y Kakashi estaban contra la pared aquella vez. ¿Por qué no te pones contra la pared y yo detrás de ti?

 

Sasuke parpadeó, casi sintiéndose sudar frío. ¿Iba en serio? ¿¡La bola de pelos iba en serio!? Pero mucho peor que eso... ¿¡Naruto pretendía dejarle como el pasivo!? ¡De ninguna manera! Además, hacerlo de pie sería imposible. ¿Cómo pretendía embestirle el dobe? ¿Subiéndose en una silla para alcanzarle?

 

-No pienso hacerlo. ¡Bájate! -ordenó.

 

Pero Naruto no le hizo ni caso y se llevó las manos a la espalda, comenzando a soltar el nudo del cinturón de la yukata. Apenas empezó a deslizar la prenda por sus hombros, cuando las manos blancas apresaron sus muñecas, impidiéndole continuar. Confundido vio cómo Sasuke se intentaba sentar en la cama, pero con él encima no pudo, así que después el pelinegro estiró los brazos, cogiendo el cinturón del kitsune y atándolo a la espalda de éste a tientas, apretando con fuerza en el nudo final y casi sacándole el aire a Naruto.

 

-¡Teme! -protestó, apresurándose a aflojar el cinturón apretado, pero no lo logró.

 

Uchiha todavía se encontraba estupefacto por lo que ocurría. No entendía cómo demonios habían pasado de una conversación normal, a "tener sexo". Mientras Naruto forcejeaba con el nudo del cinturón para poder aflojarlo, él se dedicó a pasear la mirada por la porción de pecho bronceado que dejaba ver la yukata mal colocada y por lo tanto más abierta de lo que debería estar en aquella parte. Sin rodeos descendió a la cintura y luego a las piernas.

 

Respiró hondo, resistiéndose con éxito al deseo de sujetar al rubio de la cintura y empujarlo un poco para que estuviera sentado sobre otra parte de su anatomía. Sintió un ligero y agradable escalofrío al imaginarlo.

 

¡Pero no! Él sabía controlarse perfectamente ante cualquier situación, y esta no iba a ser la excepción. Pero tenía una gran duda.

 

-Dobe, ¿de dónde has sacado que tú y yo vamos a...?

-¿Aparearnos? -interrumpió con una sonrisa, finalizando la pregunta.

 

Exactamente Sasuke iba a haber dicho "tener sexo", pero se limitó a asentir con un seco movimiento de cabeza. Todavía le sorprendía la sencillez con la que el rubio cabeza hueca estaba tratando ese tema.

 

-Bueno, se suponía que cuando regresaras de tu misión, serías más afectivo conmigo y después tendríamos sexo. Ya sabes, ¡aparearnos! -puntualizó, como si el que poseía el exceso de inocencia fuera Sasuke y no él.

 

Uchiha abrió un poco más los ojos y alzó ambas cejas, dejando ver en aquella expresión una parte de su desconcierto y sorpresa. No entendía cómo había llegado Naruto a semejante conclusión. Nunca le había insinuado a Uzumaki nada de lo que éste decía. De todas formas, intentó hablar con calma y no meter la pata como en aquella ocasión donde le dijo a Naruto que tener una cita con él sería asqueroso.

 

-Nada de eso va a pasar.

-¿¡Qué!? -cuestionó con bastante sorpresa. -¿Por qué? -pero antes de recibir respuesta, volvió a hablar. -¡Ah, ya sé! ¿No estás en celo? -pareciendo estar totalmente en desacuerdo con aquello, se cruzó de brazos. -¡Woah! ¡Ese es un gran contratiempo! ¿Cuándo será tu época de celo, teme?

 

Sasuke sintió un insistente tic en la ceja derecha ante la absurda palabrería del otro. Y se llevó otra sorpresa, el dobe de Naruto conocía una palabra como "contratiempo". Con lentitud se llevó la mano izquierda a la cabeza, masajeándose la sien. No sabía si era culpa del cansancio, o de Naruto, pero estaba empezando a sentir un ligero dolor de cabeza.

 

-Usuratonkachi... -suspiró, dejando de masajearse la sien. -Creo haberte dicho ya que los humanos no tenemos una época de celo.

 

El otro ladeó un poco la cabeza, arqueando una ceja y frunciendo la otra mientras respondía.

 

-No, nunca me lo has dicho.

-Sí lo hice -insistió con calma.

-¡Claro que no! Sino lo recordaría, teme.

 

El pelinegro rememoró la conversación que tuvieron hace varias noches atrás en el jardín interior de la casa, cuando tomó la decisión de que mandaría a Naruto al bosque para mantenerlo lejos de Konoha:

 

-¡Woah! ¿Los humanos también tenéis una época de celo? -preguntó de pronto con repentina sorpresa.

-¿Qué estupideces estás...?

-¡Estás en celo! -aseguró de forma aplastante.

 

De acuerdo, en ese momento no se lo dijo:

 

-¿Y...? -comenzó a preguntar Naruto.

-¿Qué?

-¿Estás en celo? ¿O no?

-¡Claro que no, idiota!

 

No, efectivamente la bola de pelos tenía razón. Solamente le dijo que él no estaba en celo, no que los humanos no tuvieran una época de celo.

 

-Pues escucha atentamente ahora, no estoy en celo porque los humanos no tenemos una época de celo como los animales, ¿entiendes?

-Claro -asintió. -¿Pero entonces cuándo os apareáis los humanos? -quiso saber, sintiéndose verdaderamente intrigado.

 

Sasuke hizo la cabeza un poco hacia atrás, cerrando los ojos y dejando escapar el aire por la nariz en un sonoro suspiro. Ese tema de conversación era raro, y porqué no decirlo, también incómodo.

 

-Naruto... mejor vamos a dormir -fue todo lo que dijo, queriendo zanjar aquel tema.

 

El nombrado arrugó el entrecejo, sintiéndose rechazado e ignorado. ¿Por qué no estaba pasando lo que Ino y Sakura-chan dijeron? Sasuke no estaba siendo afectivo, y tampoco se le veían ánimos de aparearse, o como decían ellas, de tener "sexo" o "relaciones sexuales".

 

¿Habría hecho algo mal? Tal vez tenía que ser más directo.

 

-¡No quiero dormir, Sasuke teme! ¡Quiero tener relaciones sexuales contigo!

 

No siendo poseedor de su lucidez mental en ese preciso momento, a Sasuke le llevó tres segundos procesar lo escuchado. Abrió de golpe los ojos y la boca para decir algo, pero Naruto había sido más rápido y en ese breve espacio de tiempo se había inclinado, y posando las manos en el pecho del pelinegro, había iniciado con breves lamidas en el blanco cuello expuesto.

 

En esa ocasión donde se mostró celoso de Sakura, Sasuke le había besado y lamido el cuello, y aquello fue agradable. Por eso, quería que su amigo sintiera lo mismo que él sintió aquella vez. Olisqueó brevemente aquel aroma, ahora más que nunca le gustaba. Alzó la cabeza y estrelló los labios de ambos en un tosco beso que casi les deja con dolor de dientes. Enfrentó los ojos negros al notar que Uchiha estaba tan quieto como una estatua y con una mueca tensa en los labios, medio apretándolos.

 

-No me lo dejes todo a mí solo -protestó Uzumaki, totalmente avergonzado. -¡No sé qué hacer!

 

Si estuviese en su época de celo, tal vez su instinto animal le habría dicho cómo hacerlo. Pero no estaba en celo, así que no tenía ni idea. Únicamente sabía que ambos debían desnudarse, ya que Iruka sensei y Kakashi estaban en esas condiciones; y otro requisito indispensable parecía ser estampar a tu persona querida contra la pared.

 

Naruto suspiró interiormente, agachando ligeramente las orejas, fugazmente deprimido por su ignorancia y la falta de colaboración del teme. Ero sennin era un gran pervertido, ¿por qué nunca le había enseñado algo así? Ahora le habría sido muy útil. Pero pronto alzó nuevamente las orejas, observando los ojos negros de cerca y con sospecha.

 

-¿Por qué tan quieto, Sasuke teme? -murmuró algo serio. -¿Tú tampoco te has apareado nunca? -afirmó en una pregunta.

 

Sasuke supo disimular la sorpresa que aquello le causó. Y se sintió ligeramente molesto, pensando que ya eran demasiadas sorpresas en la misma noche, en menos de una hora. Y a continuación la incomodidad le invadió al ser consciente de que Naruto había notado su inexperiencia. Aquello era un golpe bajo para su orgullo, porque... no, nunca había tenido relaciones con nadie. ¡Joder...! ¡Si ni siquiera había tenido pareja! Aunque tenía conocimiento sobre algunas cosas relacionadas con ese tema, era tan puro como el dobe de Naruto, ¡pero ni bajo amenaza de muerte lo reconocería!

 

De pronto vio al de ojos azules llevarse las manos a la cabeza, alarmado mientras volvía a hablar.

 

-¡Woah! ¡Que mala suerte! Espera, iré por ayuda.

 

Por supuesto que eso le causó un mal presentimiento a Sasuke, por lo que se apresuró a detener a Naruto, sujetándolo de la cintura antes de que éste siquiera pensara en ponerse de pie.

 

-¿Dónde vas? -exigió saber con una voz algo seria que no hizo inmutarse al otro.

-A buscar a Itachi para que nos explique cómo hacerlo -respondió con naturalidad, como si fuese algo obvio.

 

El pelinegro sintió su dolor de cabeza aumentar de forma considerable, y ahí estaba otra vez su tic en la ceja. Se imaginó a Itachi de pie, junto a la cama, explicando con una paciente voz neutra lo que debían de hacer paso por paso y cómo hacerlo correctamente. Como cuando un capitán de equipo explica una misión a sus subordinados para que todo sea un éxito:

 

"Bien, tonto hermano menor, ahora te colocas entre las piernas de Naruto y..."

 

¡No! ¡Aquello sería tan condenadamente raro...! Sin duda le dejaría un trauma. ¿¡Y qué diantres hacía él imaginándose algo como eso!?

 

Salió de sus absurdos pensamientos al notar que el rubio se intentaba soltar para salir de ahí.

 

-¡Ng...! Sasuke, suéltame -reclamó entre el forcejeo.

 

Pero Sasuke no iba a soltarle ni loco. No para que Naruto fuera y le dijera a su hermano con una estúpida sonrisa inocente: "Itachi, ¿nos enseñas al teme y a mí a aparearnos?" ¡No! Afirmó con cierta brusquedad el agarre, sacando una suave queja del otro, y con la misma rudeza le atrajo hacia él al tiempo que le dedicaba una mirada severa.

 

-No vas a ir -sentenció, intentando ignorar el trasero que amenazaba con restregarse en su hombría.

 

Uzumaki dejó de removerse al comprobar que era imposible escapar, pues las manos de Sasuke se habían afianzado a su cintura de forma algo dolorosa e incómoda. Tal vez quedándose quieto le soltaría. Buscando comodidad una vez más, se recostó completamente sobre el pelinegro, apoyando los brazos en el pecho de éste y dejando una de sus piernas entre las otras.

 

Por otro lado, Sasuke pensaba que de ahora en adelante podría sentirse orgullosísimo de sí mismo, y jactarse de ser el adolescente con mayor autocontrol en toda la faz de la tierra. No sabía cuánto tiempo llevaba Naruto sobre él, pero se le estaba haciendo una eternidad, y aun así estaba soportando y logrando no sucumbir con total éxito. Desde el momento en que el rubio se había sentado sobre él, había iniciado una lucha interminable entre su cabeza y su cuerpo. La primera, y más sensata, obligándole a controlarse. Y su cuerpo, ansiando tener más contacto con el contrario, porque a pesar de tener al otro sobre él, no parecía suficiente. Quería más. Por eso todavía no había mandado lejos a Naruto de un firme empujón, porque en el fondo aquella cercanía le gustaba y provocaba una tensión hasta cierto punto agradable en su cuerpo.

 

Y si todavía seguía controlándose y no sucumbía a lo que Naruto quería que hicieran, no era por su inexperiencia en ese campo, era porque sabía que después se arrepentiría. Le corroería el hecho de recordar lo que había hecho con un niño; con un zorro. Además, estaba seguro de que Uzumaki no era consciente de lo que le estaba pidiendo. Todavía recordaba aquella ocasión en la que Naruto le confesó que él le gustaba más que Itachi, y como aquellas simples palabras provocaron que se dejara llevar, tocando al kitsune de una forma demasiado íntima que incomodo a éste a tal punto de recibir una patada en el estómago y un "¡Sasuke, idiota!"

 

Y de pronto se vio siendo sacado de sus pensamientos al notar una vez más los labios contrarios friccionándose con los suyos. Parecía estar condenado a ceder, por más que se resistiera. No quería que a la mañana siguiente los dos estuvieran con la misma estúpida expresión de arrepentimiento en sus rostros. Pero Naruto se movió un poco, provocando que el muslo derecho de éste se restregara por un momento contra su entrepierna. Y a pesar de estar totalmente seguro de que el dobe no había hecho con intención aquel movimiento que le provocó un agradable escalofrío a lo largo de la columna, derribó todo su autocontrol.

 

Se permitió de pronto relajarse y agudizar sus sentidos, percibiendo cómo estaba pegada a él cada parte del cuerpo del rubio. Notó que todavía lo estaba sujetando de la cintura, a pesar de que el kitsune ya no forcejeaba por marcharse. Movió las manos, sobando con las palmas aquella zona y los glúteos. Intentó responder el beso, pero los labios contrarios se movían de forma impredecible y la mayoría del tiempo sin ritmo. Sujetó las morenas mejillas con ambas manos, y apenas rompiendo el beso, habló en un susurro.

 

-Con calma, dobe.

 

Apenas pronunció aquello, lamió los labios del rubio, notando como estos se entreabrían en una petición inconsciente de un beso más profundo. Y él no se negó. Ladeando un poco la cabeza volvió a lamerle los labios, recibiendo a cambio un tenue suspiro apenas audible que le dejó notar la impaciencia de Naruto. Y sin hacerse más de rogar, encajó ambas bocas, guiando al rubio con movimientos lentos, e introduciendo de vez en cuando la punta de la lengua en aquella cavidad. Cuando Uzumaki le siguió sin problemas, aumentó el ritmo, iniciando por fin un juego con la lengua contraria que le esperaba tan ansiosa como su dueño.

 

Sasuke no sabría decir desde cuándo, pero era consciente de que había estado deseado un momento como ese con Naruto. Especialmente después de estar cuatro días sin verle, y siendo atormentado por los celos, imaginando que el rubio era pareja del estúpido ANBU.

 

Ignorando completamente las punzadas de dolor en el brazo herido, llevó ambas manos al nudo del cinturón de la yukata. En medio del beso, forcejeó un poco con el dichoso nudo, pero estaba muy apretado y le era imposible siquiera aflojarlo; menos todavía con un brazo bastante inútil. Y recordó que fue él quién hizo ese nudo odiosamente fuerte para evitar hace un momento que Naruto se desnudara. Se maldijo mentalmente varias veces.

 

Mientras que Uzumaki, sentía un remolino de emociones en su interior. Agitación, alegría, nerviosismo... Su rostro estaba completamente sonrojado, algo abochornado por escuchar los sonidos húmedos que hacían sus bocas cada vez que se separaban escasos segundos para volver a encontrarse con la misma intensidad. Sintió por un momento a Sasuke forcejear por retirarle el cinturón de la yukata, sin éxito, y al instante las manos blancas se colaron bajo la tela, acariciándole los muslos y más arriba. No entendía la insistencia del teme en manosearle el trasero, al parecer le gustaba.

 

Totalmente agitado con todas esas emociones arremolinándose en su interior, rompió el beso. Los ojos azules observaron de cerca los negros, notando un brillo diferente en ellos que no sabía explicar. Dejó escapar una risita divertida al ver que los labios estaban ligeramente rojizos y brillantes por los rastros de saliva compartida.

 

-Sasuke, tus labios están rojos.

 

El pelinegro alzó la mano izquierda, deslizando la tela de la yukata por el hombro del kitsune, dejándolo a la vista, mientras respondía.

 

-Idiota, tú estás igual.

 

Y al instante se lanzó a cazar aquel hombro con besos, rozando en ocasiones con los dientes, tentado a morder. Se le antojó dejar una llamativa marca en ese lugar, y abarcó una porción de piel con la boca, succionándola. Mientras que su otra mano continuaba acariciando al rubio bajo la yukata, a pesar del dolor en la herida del brazo. Sintió a Naruto tensarse un poco, pero no le escuchó quejarse, así que asumió que aquello no le molestaba. Cuando consideró que la bronceada piel estaría notablemente rojiza, se separó un poco. Torció los labios en una pequeña sonrisa de satisfacción, meditando que era la primera persona que conseguía marcar de esa forma al kitsune. Y mientras pensaba aquello, su sonrisa se borró, notando que paulatinamente la marca desaparecía hasta quedar el color original de piel. Aquello le sorprendió los primeros segundos, pero enseguida recordó el poder de sanación del otro.

 

Con cuidado apartó de sí a Naruto para poder sentarse, quedando éste sentado sobre sus muslos. Abrió la yukata por la parte de arriba, mostrando todo el pecho y parte del estómago mientras nuevamente se lanzaba a besarle en los labios. En esta ocasión no inició despacio para poder guiar al otro, sino que en cuanto se abrió paso con la lengua, le besó con ganas. Ya no quería contenerse más, ni negar algo que era consciente había estado deseando y ocultando desde tiempo indefinido. ¿Qué importaba si mañana se arrepentía? ¿Si se arrepentían ambos? ¡Daba igual! Ahora mismo eso no importaba. Solamente importaba sentir su mano derecha en la cintura de Naruto, su mano izquierda recorriendo el bronceado pecho con sutiles roces, y su boca saboreando la contraria. Imprevistamente fue alejado de un empujón en los hombros, y como otras veces, Uzumaki había terminado ocultando el rostro en la curvatura de su cuello, boqueando en busca de aliento.

 

Pero en esta ocasión no permitió que todo terminara ahí.

 

Con la mano derecha le alzó el rostro e intentó besarle otra vez, pero el rubio se negaba girando la cabeza para evadirle. Y pensó que seguramente había hecho algo que molestara al kitsune.

 

-Naruto... -apenas musitó eso, fue interrumpido por el nombrado.

-¡No! -exclamó, completamente sonrojado. -¿Pretendes asfixiarme, teme? ¡Déjame respirar!

 

Sasuke sólo atinó a fruncir levemente el ceño en señal de desconcierto, esperando que el otro dijera algo más.

 

-No lo entiendo. ¿Por qué tú te ves tan tranquilo, Sasuke? Casi muero asfixiado con ese beso, y tú te ves bien.

 

El pelinegro casi emite una suave risa, de esas que apenas mostraba, pero supo controlarse. Ahora entendía porqué cuando se habían besado anteriormente, Naruto tenía esa costumbre de refugiarse en su cuello, respirando agitado como si estuviese a punto de morir. Alzó una mano y pinzó la nariz de Uzumaki con los dedos índice y pulgar, soltándole tras unos segundos.

 

-Simplemente respira por la nariz, usuratonkachi.

 

El de ojos azules parpadeó, ignorando totalmente el insulto. Ya estaba más tranquilo, y el rubor de su rostro había desaparecido ligeramente.

 

-¿Por la nariz?

-Si tienes la boca ocupada, respira por la nariz -reiteró.

 

Naruto entonces alzó las peludas orejas al comprenderlo, esbozando una sonrisa y asintiendo con la cabeza.

 

-¡Ya entiendo! -celebró.

-Idiota... -susurró, con una sonrisa amenazando con curvar las comisuras de sus labios. Pero al final mostró una expresión afable.

 

Sujetó con cierta firmeza la cintura del kitsune con ambas manos, instándole a que se alzara para que dejara de estar sentado sobre él, pero todavía permaneciendo de rodillas. Si objetivo era tener aquel pecho a la altura del rostro. Y Naruto, dócilmente se dejó guiar, esperando ver qué haría Sasuke.

 

-Ahora entiendo porqué tú nunca parecías asfixiarte... -su voz se volvió cada vez menos audible, hasta ser un hilillo, cuando los labios del más alto iniciaron un recorrido en su pecho, cerca del pezón izquierdo. Cerró un ojo al tiempo que agachaba un poco las orejas y metía la cola entre las piernas al ser mordido con algo de fuerza. -Tú... ¡Sasuke teme! -protestó. -¡Se supone que debes ser afectivo! ¡Afectivo!

 

El pelinegro pronunció un breve "hn", más entretenido en seguir degustando el botoncillo ahora erecto; lamiéndolo, succionándolo y rozándolo con los dientes, sin llegar a morder de nuevo.

 

Naruto apretó los labios y entrecerró los ojos, no estando seguro de si aquello le resultaba agradable o incómodo. Aunque el calor que sentía estaba aumentando, y su respiración era ligeramente más agitada.

 

El pelinegro se alejó un poco con la intención de darle el mismo trato al otro pezón, pero en ese momento fue consciente de la inmovilidad del otro. Naruto solamente se dejaba hacer con suma docilidad, sin quejarse por el trato recibido, pero también sin participar. Aquello era cosa de dos; y haciéndolo así, tenía la sensación de estar forzando a Naruto, a pesar de que fue éste quién insistió en que hicieran aquello. ¿Acaso ese cabeza hueca no sentía deseos de tocarle? Aunque ahora que recordaba, desde hace un tiempo Uzumaki simplemente se dejaba hacer y únicamente respondía sus besos. Como mucho, al finalizar le abrazaba para esconderse en la curvatura de su cuello. Pero nada más. Alzó la mirada, enfrentando los ojos azules que le observaban con leve desconcierto.

 

-Puedes tocarme también -fue todo lo que dijo.

-¿Eh? -musitó.

 

Sasuke chasqueó suavemente la lengua antes de tomar las manos de Naruto y hacer que las colocara sobre sus hombros, incitándole a que le abrazara. Pero el kitsune se limitó a dedicarle una sonrisa y mover la anaranjada cola con energía, como si se sintiese completamente satisfecho con ese simple contacto. Sin darse por vencido, como pudo obligó a los bronceados brazos a rodearle, intentando no mover demasiado su propio brazo adolorido.

 

-Oye, Sasuke -le llamó al tiempo que con movimientos mecánicos medio abrazaba al mencionado por el cuello.

-¿Qué? -respondió sin ningún tono en particular, comenzando una vez más a acariciar el pecho del otro.

-¿Esto también tiene que ser un secreto?

 

Uchiha se detuvo en seco nada más escuchar aquella pregunta. Encaró al kitsune con rapidez, viéndose algo tenso; aunque su voz sonó tan tranquila como siempre al responder.

 

-"Esto", más que ninguna otra cosa, debe ser un secreto, Naruto.

 

El kitsune agachó las orejas y el movimiento de su cola se detuvo, quedando decaída, tal como la expresión que en ese momento se formó en su rostro.

 

-¿Por qué? -arrugó de forma fugaz el entrecejo, meditando. -Todo lo que hacemos siempre tiene que ser un secreto. ¡Me molesta eso! Ya no quiero tener más secretos.

 

El pelinegro emitió un breve suspiro; y mientras pensaba, inconscientemente la mano que acariciaba a Naruto descendió hasta posarse cómodamente en el muslo derecho de éste. Aunque ellos hubiesen sido una pareja normal, es decir, un chico y una chica; habría querido que aquello fuera un secreto. Sería incómodo ir ventilando ese tipo de cosas a los demás. Pero ese no era el caso, así que con mayor motivo deseaba que aquello fuera secreto. Le fastidiaba un poco que Naruto ya no sintiera el entusiasmo de un principio cuando hablaban sobre tener un secreto, eso le facilitaría mucho las cosas.

 

-Tú quisiste que mantuviera en secreto el lugar dónde están tus padres, y no me quejo.

-¡Pero es distinto!

-No lo es.

-¡Sí lo es! Yo lo dije para que nadie moleste el descanso de mis padres. Pero tú quieres que cada cosa que hacemos juntos sea un secreto, y me siento como si... ¡como si te avergonzaras de mí!

 

Después todo fue silencio, uno bastante pesado.

 

Naruto bajó la cabeza, pensando que tal vez sus sospechas no eran erróneas. Mientras que Sasuke giró la cabeza a un lado, a pesar de que los ojos azules no le miraban a la cara. No era que se avergonzara de Naruto, no era eso exactamente. Pero sabía que les causaría problemas a ambos el que los demás supieran qué tipo de cosas hacían cuando estaban a solas.

 

Pero es que... aunque lo explicara, Naruto no podría entenderle. Ese dobe no podría entender sus sentimientos, esos sentimientos que se forzaba a enterrar en el rincón más oscuro de su corazón, cada vez con menos éxito. No podría entender lo que era tener ciertos sentimientos que no quería mencionar por alguien tan diferente. Era como una tortura. Un completo imposible.

 

No, Naruto no lo entendería.

 

Esa bola de pelos sólo entendía de cosas infantiles, pues era un niño con unas enormes ganas de aprender cuánta cosa veía. Y ahora que recordaba, Naruto una vez vio a Kakashi sensei y a Iruka sensei haciendo... "eso". ¿No sería que ese cabeza hueca quería hacerlo por eso?

 

-No es eso, Naruto -respondió finalmente.

 

El rubio no alzó la cabeza, pero frunció el ceño con molestia al recibir una contestación tan tardía. Sasuke no lo había negado al instante como le habría gustado.

 

-¿Entonces qué es? -la molestia era notable en su voz.

-Eres un niño, no lo entenderías.

 

Los ojos azules enfrentaron los negros con enojo, y automáticamente deshizo el abrazo que hasta ahora había permanecido. Él que había estado deseando con tanta fuerza que Sasuke regresara pronto a casa, sano y salvo, y ahora se encontraba con que no sólo le provocaba vergüenza al pelinegro, sino que éste pensaba que por ser un niño era un estúpido que no entendía nada. Giró la cabeza con un gesto airado y trató de ponerse de pie, pero Uchiha se lo impidió sujetándole de la cintura.

 

-No es eso, Naruto. Créeme -insistió sin perder la calma.

 

Uzumaki no supo si fue culpa del tono sereno que utilizó Sasuke, o de los ojos negros clavados en los suyos, pero le creyó totalmente. Se sintió algo tonto; hace un segundo estaba terriblemente enojado, y ahora estaba calmado, confiando en él como siempre. ¿Sería por culpa de estar enamorado?

 

-Dobe, respóndeme algo -volvió a hablar al notar que había tranquilizado al otro. -¿Por qué querías de forma tan repentina que tú y yo...? Ya sabes -al no recibir una rápida respuesta, añadió. -¿Es porque viste a Iruka sensei y Kakashi sensei en esa situación y quieres aprender? -medio afirmó en una pregunta.

-¡No! -exclamó veloz. -No es que fuera iniciativa mía. Se suponía que tú serías afectivo al regresar de la misión y tendríamos sexo.

 

Totalmente confundido, Sasuke arqueó una ceja sin dejar de estudiar al otro con la mirada. ¿Que no fue iniciativa suya? ¡Pero si fue él quien se lanzó así como así!

 

-¿Se supone? -reiteró. -¿Por qué pensaste algo como eso?

-Ino y Sakura-chan me lo dijeron. Mientras estabas fuera, me dijeron que al volver serías afectivo conmigo y nos aparearíamos.

 

Sasuke no pudo esconder la estupefacción que le causó la noticia. ¿Ino y Sakura? ¿Por qué ellas harían algo como eso? Sobre todo estaba sorprendido por Sakura, pues recordaba que su amiga de la infancia estaba interesada en él desde que eran unos críos. ¿Qué demonios pretendían esas dos contándole esas cosas a alguien tan ridículamente inocente como Naruto?

 

Y la voz del rubio le sacó de sus pensamientos.

 

-Ellas dos ya han tenido su primer apareamiento. ¿Puedes creerlo? -cuestionó sorprendido. -Siento envidia -admitió. -Pero me pregunto porqué no han tenido crías. Tiempo después del apareamiento, nacen las crías -explicó como si sólo él fuese conocedor de aquella información.

 

Sasuke tuvo una retorcida sensación de déjà vu. Era igual que aquella ocasión donde estaban en el baño y Naruto insistió en que él le besara, y después sólo fue porque había visto aquello en televisión y había sentido curiosidad por saber qué sentiría; no porque realmente lo deseara. Y ahora era exactamente lo mismo, Naruto sólo había querido tener sexo con él porque Ino y Sakura se lo dijeron, no porque él lo deseara.

 

Se sintió de pronto tan terriblemente frustrado y furioso a partes iguales, que no tardó ni dos segundos en empujar a Naruto a un lado, cayendo éste al suelo de forma aparatosa. ¿¡Es que esa bola de pelos no podía ser más usuratonkachi!? ¡Había insistido en hacer algo tan serio con él únicamente porque un par de tontas con falta de vida social se lo habían dicho!

 

Con movimientos un tanto violentos, se puso de pie, retiró las sábanas y se metió en la cama aun estando vestido. Se arropó y le dio la espalda al otro que se quejaba entre susurros por el golpe. En el fondo sabía que no era culpa de Naruto; ese tonto siempre se había creído cualquier cosa que alguien le hubiese dicho, aquello era parte de su tonta e inocente personalidad. Pero no podía evitar sentirse furioso, porque se había mostrado vulnerable y había estado a punto de ceder ante aquellos sentimientos asfixiantes que se negaban a continuar en el fondo de su corazón.

 

Entre quejas Naruto se puso de pie, acariciándose la parte baja de la espalda al sentirla adolorida. Aunque sabía que en minutos aquel dolor desaparecería. Fulminó a Uchiha con la mirada.

 

-¡Sasuke...! ¡Maldito! ¿Por qué me tiras al suelo?

-¡Cállate, usuratonkachi! ¡No quiero escuchar nada de alguien tan idiota que se cree a la ligera todo lo que escucha!

 

El enojo del rubio desapareció al notar que Uchiha estaba notablemente más enfadado que él; estaba furioso, y no entendía porqué. Él no había dicho nada ofensivo para que el otro reaccionara así.

 

-¿Sasuke? -susurró sorprendido. -Sasuke... -esta vez le llamó, pero no recibió respuesta. -¿Qué pasa? -preguntó algo exasperado. -No sé porqué de pronto estás tan enfadado. Mn, bueno... estoy seguro de que es por mi culpa, ¡pero no sé que he hecho! Así que sólo perdóname.

 

Los segundos de silencio dieron paso a los minutos. Naruto perdió la cuenta de cuánto había estado esperando que su amigo dijera algo, y se sintió algo ansioso. Se entretuvo mientras tanto en soltar por fin el apretado nudo de la yukata y atarlo más suave, pero el silencio continuaba. Apretó ligeramente los puños y avanzó un paso.

 

-Oe, Sasuke... ¿Estás dormido? -preguntó casi en voz baja.

 

Dudó los primeros segundos, pero después avanzó despacio hacia la cama y se metió en ella, arropándolos a ambos con cuidado para no despertar al otro. Con un brazo rodeó a Sasuke en un abrazo, deseando que su amigo se diera la vuelta y correspondiera su gesto. En realidad dudaba que en tan pocos minutos el pelinegro se hubiera dormido, por lo que habló en voz baja.

 

-De verdad no sé porqué estás enfadado, pero lo siento. Sólo déjame dormir contigo.

 

Uchiha permanecía con los ojos abiertos y el entrecejo fruncido. Bien, ahora ese tonto quería dormir abrazado a él. ¿Por qué sería? ¿Lo había visto en televisión? ¿Alguien se lo había dicho? ¿Lo había leído en algún libro? Quién sabe, y tampoco quería saberlo. Lo que sí sabía, es que Naruto no volvería tomarle con la guardia baja, no derribaría su defensa fácilmente nunca más. Porque mientras que él en contadas ocasiones mostraba sus odiosos sentimientos, Naruto solamente estaba experimentando cosas nuevas con él por curiosidad; era su conejillo de indias. Y eso provocaba que tuviera la sensación de que sus estúpidos sentimientos eran pisoteados, al igual que su orgullo. Además, el hecho de recordar que había estado a punto de olvidar todo y hacer aquello con Uzumaki, le enojaba más todavía.

 

¡Malditas hormonas!

 

Realmente, se sentía muy frustrado y enfadado ahora.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Este capítulo está especialmente dedicado a SeikaDragon. He querido dedicarte este capítulo porque me ha impresionado cómo has sabido ver a través de Sasuke en esta historia. Has entendido a la perfección cómo se siente él. Tienes razón en todo, absolutamente en todo lo que me dijiste en tu review del capítulo 23.

 

Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de dejarme un review, favorito, o alerta ^^ Y un agradecimiento especial a aquellas personas que me siguen aquí en Amor Yaoi, y por problemas en la página se han tomado la molestia de ir a Fanfiction y dejarme un review allí.

 

Mil perdones por el retraso, pero no he podido actualizar antes por mucho que quisiera. No estoy en mi mejor momento. Quizá para mi próxima actualización habré resurgido de mis cenizas -__-U

 

Adelanto del capítulo 26:

 

"-Le contarás toda la verdad a Naruto-kun, Sasuke, y lo harás hoy mismo.

-¿...la verdad?

-La verdad -reiteró con seriedad. -Le dirás que para ti solamente es un arma que ayudará en la invasión del Sonido.

 

Sasuke se tensó ligeramente. Itachi no podía estar hablando en serio.

 

-No puedo decírselo.

-No quieres decírselo -le corrigió.

-¡Si se lo cuento, él...!

 

Pero no terminó de hablar e intentó calmarse. Se sentía inseguro de contarle a su hermano sobre sus verdaderos planes, sus verdaderos y actuales sentimientos. Pero no quería que Itachi interfiriera en sus planes.

 

-Si se lo cuentas, él se marchará al bosque, a su hogar. Ese es el lugar donde Naruto-kun debe estar, donde siempre debió haber estado. No aquí, rodeado de gente que le miente, le desprecia y le utiliza.

 

Las palabras de Itachi fueron como una patada en el estómago. Y un segundo después, la conocida punzada de celos le invadió.

 

-¿A qué se debe tanta preocupación? La bola de pelos te gusta, ¿no?

-Esto no tiene nada que ver con mis sentimientos. Solamente se trata de proteger a Naruto-kun. Él no merece arriesgar su vida por ningún habitante de esta aldea, Sasuke, y sé que en el fondo lo sabes."

 

¿Sabías qué...?

Las famosas bodas de zorros (kitsune yomeiri): Una pareja sale vestida de boda con sendas máscaras de kitsune, suben en una jinrikisha (carritos de dos ruedas tirados por una persona) y son paseados por todo el lugar para beneficiar las cosechas. Es un matsuri con 250 años de tradición. La identidad de los que llevan la máscara es secreta, la chica que hace de novia se dice que conseguirá un buen matrimonio.

¡Se agradecerán reviews! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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