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Kitsune no kokoro por Takaita Hiwatari

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KITSUNE NO KOKORO:

Takaita Hiwatari

Capítulo 27: "La angustia de Sasuke. Preparado para ser odiado":

 

En Ichiraku, Naruto se comía el quinto tazón de ramen con la misma desesperación con la que se comió el primero. No había terminado de tragar cuando ya se llevaba más fideos a la boca, y de vez en cuando daba un sorbo a su vaso de agua.

 

-Come con calma, Naruto -dijo Teuchi, temiendo que el rubio se atragantara.

 

Pero Uzumaki no le hizo ni caso y no se detuvo hasta vaciar completamente el tazón. Soltó un suspiro satisfecho al terminar y sonrió lleno de felicidad. Estaba por decirle algo a Teuchi, pero unas voces a su lado le llamaron la atención. Miró a su derecha, encontrando a un chico y una chica. Naruto calculó que probablemente tendrían la edad de Sasuke, o quizá algo más grandes. El chico tenía vendado el brazo derecho y torpemente intentaba sujetar los palillos con la mano izquierda para poder comer. De pronto ella le arrebató los palillos y se ofreció a darle de comer con una sonrisa.

 

-Déjame a mí -dijo la chica. -Tu brazo resultó herido en la última misión.

 

Naruto casi grita con un sonrojo en el rostro cuando los vio unir sus labios de forma rápida y muy breve. Era la primera vez que veía de tan cerca a alguien besarse. Pero paulatinamente su vergüenza fue disminuyendo para darle paso a los celos. La complicidad de esos dos le causó envidia, además, se habían besado en la calle y parecía no incomodarle a ninguno de los dos. La forma en que se observaban y sonreían, le recordó a la manera en que sus padres lo hacían. Se veían tan felices juntos que no podía evitar los celos.

 

Estaba celoso, sentía envidia... porque sabía que Sasuke y él nunca harían algo así. Nunca se darían un beso fuera de casa, si incluso dentro de ésta a veces era rechazado; nunca tendrían esa complicidad, ni se sentarían tan cerca hablando entre susurros confidentes y sonrisas.

 

Porque todo lo que hacían tenía que ser un secreto.

 

A Naruto ya no le gustaban los secretos, aunque estos fueran un símbolo de amistad.

 

Cuando aquella pareja terminó de comer y pagaron, se tomaron de la mano y se alejaron caminando con calma. En un gesto infantil de berrinche, Naruto le sacó la lengua a las espaldas de aquellos jóvenes y después se dispuso a pagar. Despidió a Teuchi y Ayame con una ligera sonrisa que desapareció en cuanto se marchó de allí.

 

-No me dais envidia -masculló, como si aquella pareja que ya se había perdido de vista pudiera escucharle.

-Naruto.

 

El nombrado respingó y rápido giró a encarar al pelinegro que le observaba con una mano en la cintura.

 

-¡Sasuke! -sonrió nada más verle. -No te había olido. ¿Ya has terminado lo que tenías que hacer?

-Sí.

-¡Genial! ¿Vamos al bosque? -sin siquiera darle tiempo de responder, agregó. -¡Vamos! ¡Vamos! ¡Nos bañaremos en el río y jugaremos!

-No -fue todo lo que dijo.

 

El kitsune se irritó. Cruzándose de brazos, cerró los ojos y se dispuso a imitar a su amigo.

 

-No -se burló Naruto con una voz algo rara. No estaba de humor para suplicarle a Sasuke por hacer algo juntos, menos aun después de recordar a aquella pareja de enamorados. -Haz lo que quieras. Volveré a casa en un rato. -sin decir nada más se marchó.

-Ese dobe... -se susurró.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

Cuando Naruto estaba próximo a llegar a su adorado río, percibió dos aromas familiares y odiados que se acercaban. Al instante adoptó su apariencia animal y se escondió en unos arbustos lo mejor que pudo, concentrándose para poder ocultar su chakra. No pasó mucho tiempo cuando escuchó a los hermanos Takahashi hablar mientras se acercaban.

 

-¿De dónde vamos a sacar una jaula? -cuestionó el rubio a su hermano.

-No lo sé. Pero sería interesante encerrarle en una. Cuando un zorro pasa ciertas horas encerrado en un espacio pequeño, su desesperación es tal que acaba atacándose a sí mismo, destrozándose la cola hasta casi dejarla en el hueso.

-¿En serio?

-Sí. ¿Por qué no probamos a encerrarle en un lugar estrecho a ver qué pasa? -propuso Ukon con una sonrisa torcida.

-Eso sería interesante, pero dijiste que lo querías muerto.

-Torturarlo antes de matarle estaría bien, ¿no crees?

 

Naruto movió las anaranjadas orejas para intentar escuchar mejor. ¿Acaso esos dos estaban hablando de cazar zorros? ¡Malditos humanos! Quiso seguirles para continuar escuchando, pero no quería arriesgarse a ser encontrado. Así que sólo formó una mueca de frustración cuando no pudo seguir escuchándoles.

 

-Pero si el niño rubio no es un zorro, no se atacará a sí mismo. No conseguirás torturarle y les darás tiempo a sus amigos para poder encontrarle -comentó Sakon, pensativo.

-Eso es cierto.

-Pienso que sería mejor seguir con el plan inicial. Una muerte rápida y adiós Naruto.

 

Continuaron hablando por varios minutos, pero de pronto callaron cuando a unos metros vieron que Sasuke se acercaba con paso algo rápido. Los hermanos sonrieron y hablaron al mismo tiempo.

 

-Hola, Uchiha -dijeron.

 

Sasuke se detuvo y los observó ceñudo. Pero abandonó su actitud defensiva al pensar que tal vez esos dos se habían encontrado con Naruto.

 

-¿Qué hacéis vosotros aquí? -preguntó sin rodeos.

 

El castaño dejó de sonreír, odiando profundamente la actitud engreída del adolescente.

 

-¿Y tú? -le devolvió la pregunta.

 

El pelinegro no contestó, estando más ocupado en ese momento en preocuparse por Naruto. Quizá esos dos se lo habían encontrado por el camino y le habían hecho algo. Y si así fuera, estaba claro que no le dirían nada. ¡Maldición! ¡No tenía que haber dejado solo a Naruto!

 

-Si le habéis hecho algo, lo pagaréis caro -amenazó antes de pasarles de largo corriendo, alejándose de allí.

 

Sakon y Ukon se observaron sin entender aquella amenaza, pero no le dieron mayor importancia y continuaron caminando mientras hablaban sobre su plan.

 

Mientras corría, Sasuke dudó sobre qué camino tomar. Notó que estaba más cerca del río que de la cueva donde una vez vivió Naruto, así que tomó aquella dirección. Apenas salió de la espesura de los árboles, notó las ropas de Uzumaki tiradas por el suelo, y aquello le causó una sensación desagradable. Pero desapareció al escuchar la inconfundible risa de Naruto acompañada de chapoteos.

 

Encontró a Naruto dentro del río en su forma semihumana, arrojando agua con ambas manos a un pequeño zorrito que jugueteaba en la orilla, intentando no mojarse huyendo de los "ataques" del rubio.

 

-Naruto... -pronunció en un susurro de gran alivio. Por un momento le preocupó el hecho de que aquellos hermanos le hubieran podido hacer algo malo.

 

Los otros dos movieron las peludas orejas y observaron al pelinegro a varios pasos de ellos.

 

-¿Sasuke? -cuestionó confundido, viéndolo acercarse. -¿Qué haces aquí?

-Los hermanos Takahashi estaban aquí. ¿Estás bien? -preguntó para asegurarse.

 

El rubio asintió en un movimiento de cabeza antes de hablar.

 

-Los he visto, pero ellos a mí no. Me escondí.

 

A Sasuke le invadió tal tranquilidad, que prácticamente se dejó caer sentado en la hierba de la orilla.

 

-¿Qué haces aquí? -repitió Uzumaki.

 

Uchiha no quería admitir que había ido ahí por la preocupación de dejarlo solo y porque deseaba pasar tiempo con él.

 

-Recuerda que la quinta te prohibió estar solo, tengo que vigilarte... -pero dejó de hablar al ver que de pronto Naruto se intentaba ocultar la boca con una mano y empezaba a susurrarle cosas al zorrito, el cual le contestaba con suaves ruidos extraños.

-Sí, así es -susurraba el rubio. -Este es el teme con cara de amargado.

-Usuratonkachi... te escucho perfectamente.

 

El kitsune mostró una ligera sonrisa nerviosa y rápido cambió de tema.

 

-¿Nos bañamos juntos? -su sonrisa se volvió una sincera.

-¿No te cansas de preguntarlo?

-¿Y tú no te cansas de negarte?

-No -respondió escueto y tranquilo.

-Amargado -susurró ceñudo.

-Dobe -respondió de forma audible.

 

Naruto se sumergió completamente en el agua y emergió frente a Sasuke. Se observaron fijamente, en silencio, hasta que de pronto el rubio escupió una gran cantidad de agua retenida en su boca en el rostro de su amigo. Después sólo se escucharon unas exageradas carcajadas de parte de Uzumaki, mientras que el zorrito Naruto movía la cola ante la divertida escena.

 

Con una expresión de enojo, el pelinegro estiró un brazo para atraparle, pero Naruto fue más rápido y volvió a hundirse completamente, apareciendo segundos después en la orilla de enfrente.

 

-¡Vuelve aquí! -casi gritó, retirándose los restos de agua con una mano.

-¡Atrápame si puedes! -exclamó, casi con voz cantarina.

 

Sasuke intentó calmarse, definitivamente notó que Naruto intentaba provocarle para que entrara en sus juegos infantiles, cosa que no iba a hacer. Así que permaneció tranquilo en su lugar, relajando su expresión. Parpadeó al sentir un ligero toque en la pierna derecha, y al bajar la mirada vio al zorrito Naruto apoyando una pata en él, intentando captar su atención con ese suave toque y con ruiditos suaves.

 

-¿Mn? -murmuró.

-Naruto quiere que le acaricies -explicó el rubio desde su lugar.

 

En silencio, Uchiha posó una mano sobre la cabeza del animal. Enseguida comenzó a rascarle detrás de una de las orejas, sintiendo curiosidad por ver si reaccionaría igual que Uzumaki. El zorrito ladeó la cabeza y movió un poco la cola, pero no ronroneó como acostumbraba a hacer el de ojos azules.

 

El kitsune observaba la escena con una sonrisa que paulatinamente se fue desvaneciendo, hasta que sus labios se curvaron hacia abajo al notar que el tiempo pasaba y Sasuke no dejaba de acariciar al animal. El teme nunca le había acariciado a él durante tanto tiempo seguido. Y sin esperarlo la molesta punzada de los celos le atravesó. Su cuerpo se movió solo y con rapidez nadó a la otra orilla, salió del río, y sin importarle estar escurriendo agua se dejó caer arrodillado en el suelo y envolvió a Sasuke en un abrazo posesivo.

 

Antes de que Uchiha pudiera decir algo o quejarse por el repentino acto, el kitsune le susurró algo al oído.

 

-Acaríciame.

 

El pelinegro se tensó de forma fugaz y casi exhala un breve suspiro ante aquel susurro incitante. Pero recordando lo ocurrido la noche anterior, no quiso obedecer al kitsune ni a sus propios deseos.

 

-Naruto...

-¡Por favor! -interrumpió, estando seguro de que el otro se negaría. -Sólo un poco -cerró los ojos, esperando sentir las manos blancas acariciándole la cabeza o rascando detrás de sus orejas, pero nada ocurrió. Aquello le hizo sentir frustrado. -¡No es justo! ¿Por qué a Naruto sí y a mí no?

 

Sasuke no entendió en un principio, pero enseguida comprendió que se refería a Naruto el zorrito.

 

-Dobe... ¿no me digas que estás celoso otra vez?

 

Con su frustración aumentando por momentos, el rubio arrugó el entrecejo y se mantuvo en silencio. Eso se le hizo raro a Sasuke. Naruto no quería reconocer en voz alta que sentía celos porque no quería que su amigo volviera a mostrar aquella sonrisa que le hizo enojar cuando se puso celoso de Sakura.

 

Sólo quería ser acariciado. ¿Acaso era mucho pedir? No pudo evitar preguntarse de pronto si se había enamorado de la persona equivocada. Sasuke y él eran muy diferentes, su amigo pelinegro no era nada afectuoso, las pocas muestras de afecto que le había dado habían sido a regañadientes. Sasuke tenía razón, leyendo un libro no podía saber que estaba enamorado. Quizá era un amigo tan especial que se había confundido. Pero el concepto del enamoramiento era tan igual a lo que él sentía por Sasuke... No podía estar equivocado, estaba enamorado de él. Con sólo percibir su aroma, estando ambos tan cerca, su corazón se aceleraba. Pero tenía un gran problema, su amigo parecía no estar interesado en él, y aquello le causó una sensación desagradable. ¿Qué podría hacer para gustarle?

 

Debía insistir, y tal vez podría...

 

Su mente quedó en blanco al sentir que rascaban detrás de su oreja derecha, y no pudo evitar emitir suaves ronroneos breves. Olvidó todo durante el corto momento que aquello duró. Torció los labios en un mohín de disgusto cuando dejó de sentir el agradable contacto. Se removió un poco, queriendo darle a entender que quería más, pero Sasuke no le entendía o no quería hacerle caso.

 

-Más -pronunció en un susurro. Sujetó una de las manos de Sasuke y lo obligó a posar la palma en su costado, cerca de la cintura, para que empezara de una vez.

 

Uchiha se sentía abrumado, dudando entre ceder o negarse por infinita vez y alejarle. Tener a Naruto tan cerca siempre era un problema porque mantenía a su cuerpo y su mente en una larga batalla que sólo lograba confundirle más, y al final sólo atinaba a decir "no" y prometerse a sí mismo que no volvería a sucumbir a Naruto. Pero cuando menos lo esperaba, ese rubio cabeza hueca lograba hacerle ceder con su insistencia. Igual que en ese momento.

 

Cuando el kitsune alzó la cabeza para mirarle de frente sin soltarle del abrazo, él cerró los ojos para no ver los contrarios. Temía que Naruto pudiera hacerle ceder con sólo mirarle. Estuvo por abrirlos cuando sintió las bronceadas manos acariciarle ligeramente el rostro y después apartarle un poco el flequillo.

 

¿Por qué diablos Naruto tenía que ser tan afectivo? Prefería a aquella bola de pelos arisca que odiaba cualquier contacto físico, eso le traería menos problemas.

 

-Sasuke, ahora que me fijo bien... no tienes la venda de la frente. ¿No tenías una herida?

-Sakura se encargó de curarla hace un rato.

 

Sasuke se dio cuenta de que no debió de haber dicho eso cuando sintió al rubio tensarse ligeramente. Abrió los ojos, encontrando que el otro se mostraba repentinamente enfadado.

 

-Sakura-chan... -pronunció en un balbuceo, conteniendo el enojo. -¿Venías de estar con ella cuando nos encontramos en Ichiraku? -afirmó en una pregunta. Tal y como esperaba no recibió respuesta, lo que tomó como una afirmación. -¿Por qué no querías que fuera contigo? Querías estar a solas con ella -se respondió él mismo, sin esperar a que su amigo dijera algo.

 

Nuevamente hubo silencio, siendo roto únicamente por el agradable sonido del agua al correr y el trinar de algunos pájaros. Con desgano, Naruto apartó las manos del blanco rostro y bajó la mirada.

 

-Sasuke...

-Fui a verla para que me curara el corte de la frente -fue todo lo que dijo.

 

Uzumaki apretó los labios y arrugó profundamente el entrecejo, respirando con calma forzada en un intento de no alterarse.

 

-¿Por qué ella? -cuestionó con voz suave, pero con un claro tono resentido. -¿Por qué no me lo pides a mí? Yo también puedo curarte. Mi sangre...

-No quiero tu sangre -interrumpió.

 

La expresión de Sasuke se volvió seria cuando los ojos azules le observaron. No quería la sangre de Naruto, no quería que ese tonto le ayudara, no quería deberle nada. No lo merecía, y menos después de lo que haría próximamente, revelarle una cruel verdad para mantenerlo alejado definitivamente. Por eso no aceptaría su ayuda por más que éste insistiera.

 

El kitsune volvió a bajar la mirada, esta vez con tristeza. El concepto del enamoramiento tenía razón, podía oscilar entre una felicidad extrema y una tristeza profundamente dolorosa. Apenas se había percatado por completo y sin dudas de sus sentimientos hacía Sasuke, y se sentía muy contento a pesar de no saber expresarlo correctamente; pero ahora se sentía frustrado y decepcionado de sí mismo. ¿Por qué ese tonto teme no quería su ayuda? Cualquier humano daría lo que fuera por probar un poco de su sangre, pero Sasuke la rechazaba de forma tajante, como si su sangre no fuera nada poderosa. Se sentía menospreciado.

 

-Naruto.

 

Apenas alzó la cabeza para ver al pelinegro, esperando en silencio lo que tenía que decirle.

 

-No merezco que gastes ni una gota de tu sangre en mí. No insistas.

 

El rubio levantó por completo la cabeza, encarando al otro con una expresión de confusión. ¿Qué no lo merecía? Desde su punto de vista eso no era cierto.

 

-Y deja esos celos de una vez, dobe -agregó.

 

Las morenas mejillas se ruborizaron un poco. Era fácil decirlo, pero difícil hacerlo. A él también le gustaría dejar de sentir esa molesta punzada de celos. Pero no podía evitarlo. Quería que los ojos negros sólo le miraran a él, que Sasuke únicamente le hablara a él, quería ser la única persona a la que Sasuke bese y toque; deseaba ser el centro de atención de Sasuke, que le perteneciera sólo a él.

 

Se sorprendió al notar sus deseos y pensamientos excesivamente egoístas. Él nunca había sido así con nadie.

 

¿Sakura-chan también se sentiría así con respecto a Sasuke? ¿Cómo dominaba ella esos intensos y egoístas sentimientos? Porque a él le resultaba difícil.

 

-...Sasuke, ¿alguna vez te has sentido egoísta?

 

El mencionado se desconcertó un poco por el cambio de tema que había hecho Naruto de forma tan calmada, pero era mejor así. No quería seguir escuchando reproches. No tuvo que meditar mucho la pregunta, pues el motivo de sus pensamientos y deseos egoístas estaba a unos centímetros de distancia. Estaba claro que alguna vez se había sentido egoísta, y no podía evitarlo.

 

-¿Por qué lo preguntas?

-Acabo de notar que de pronto tengo pensamientos muy egoístas y me siento un poco preocupado por eso. A papá y a mamá no les gustaría.

 

Sasuke no le dio mucha importancia. Seguro que ese tonto se estaba preocupando por nada.

 

-¿Qué pensamientos?

 

El kitsune no se atrevió ni siquiera a abrir la boca para explicar lo que pensaba. Era muy vergonzoso decir algo así, y no sabía cómo reaccionaría Sasuke al saberlo. Negó con la cabeza como respuesta, cambiando nuevamente de tema con la naturalidad anterior.

 

-¿Ahora sí me vas a decir de qué tenías que hablar conmigo? Itachi me ha dejado con la curiosidad.

 

Ahora fue el pelinegro quien ni se atrevió a abrir la boca y sintió deseos de cambiar de tema. ¡Joder! ¿Desde cuándo era tan cobarde, o considerado con alguien? No debería serlo, tenía que hablar ahora. O quizá podía esperar unos tres días más para hacerlo. No, tres días era mucho, tal vez mañana.

 

¡Maldición! ¡Sólo quería estar un poco más junto a Naruto!

 

Pero el ceder demasiado tiempo a sus deseos egoístas, podría traerle problemas a Naruto. La invasión podría ocurrir en cualquier momento, y sabía que lo que tenía que hacer era dejar de exponer a ese cabeza hueca al peligro y enviarlo a un lugar seguro. ¿Dónde podría estar mejor que con los demás kitsune viviendo pacíficamente en algún bosque lejos de Konoha? Pero cuanto más pensaba en alejarlo, su cuerpo ansiaba doblemente tenerlo cerca y no dejarlo ir bajo ningún concepto.

 

Y Naruto preocupándose tontamente por ser egoísta, sin sospechar siquiera la clase de pensamientos probablemente muchísimo más egoístas que él tenía. De los dos, el único egoísta ahí era él, Naruto solamente era un chiquillo inocente y majadero.

 

-Sasuke -le llamó, pero fue totalmente ignorado. Notó que su amigo tenía la mirada algo perdida, como si estuviera inmerso en sus pensamientos. Lo que le confundió fue notar que de pronto tenía una expresión que no sabía decir si era de tristeza o preocupación. Apoyó las manos en la hierba y se acercó un poco, llamándole más fuerte. -Sasuke.

 

Uchiha parpadeó y prestó atención al rubio, percibiendo que estaba tan cerca que si se movía hacia delante y se inclinaba un poco, podría besarle. Pero no lo hizo. Finalmente optó por complacer el anterior deseo del kitsune y alzó una mano para rascarle detrás de una de las orejas peludas. Además, era consciente de que cuando hacía eso, Naruto olvidaba hasta su nombre, y así quizá dejaría de insistirle con lo de Itachi. Al menos por el momento. En menos de tres segundos tuvo al rubio totalmente rendido, medio acurrucado en su pecho y moviendo ligeramente la cola todavía algo húmeda. Llevó la otra mano a la bronceada espalda, y tocando apenas con las puntas de los dedos descendió en una caricia hasta llegar al final, donde dejó de sentir la suave piel para percibir el inicio de la anaranjada y peluda cola. Con cierta curiosidad la tocó un poco, escuchando a Naruto emitir un suave sonido de complacencia. Al parecer no sólo era sensible al tacto en las orejas, también en la cola.

 

El ambiente se había vuelto muy relajado entre ellos, y Sasuke quiso permitirse dejar de pensar y de preocuparse al menos un momento. Sólo vivir aquel momento con ese tonto rubio.

 

-¿Hueles eso? -cuestionó en voz baja contra el pecho de su amigo, totalmente relajado.

 

La voz de Uzumaki le llamó la atención. Dejó de palpar la cola, pero no de rascar detrás de la oreja.

 

-¿El qué?

-Tierra mojada, huelo a humedad en el ambiente. Va a llover pronto.

 

Sasuke alzó la mirada, descubriendo varias nubes blancas y esponjosas que la brisa fresca traía. Pero no tenía aspecto de ponerse a llover. Disimuladamente olisqueó un poco, tal y como hacía Naruto, pero no olió nada.

 

-¿Cómo lo sabes? ¿Instinto animal?

-Sí -aunque no lo deseaba, se irguió, provocando que el agradable contacto con la blanca mano desapareciera. -Iré a ver a mis padres. ¿Quieres venir?

 

El pelinegro tardó unos segundos en responder.

 

-Si no queda más remedio... -se encogió de hombros en un gesto despreocupado para no dejar en evidencia que en realidad sí quería ir.

 

El kitsune se puso de pie para recoger su ropa esparcida. En ese momento se dio cuenta de que el pequeño Naruto en algún momento se había marchado y estaba bien lejos, pues apenas percibía su olor. Adoptó su apariencia humana antes de comenzar a vestirse. Sus mejillas se sonrojaron un poco al notar los ojos negros clavados en él, hasta que de pronto Sasuke pareció encontrar algo realmente interesante en el suelo porque no despegaba la mirada de ahí. Se le hacía muy tonto avergonzarse ahora, se había mostrado desnudo frente a su amigo muchísimas veces y siempre le había resultado de lo más normal.

 

-Ya estoy -avisó.

 

Y sólo entonces Uchiha volvió a levantar la mirada, poniéndose de pie. El trayecto hasta llegar a aquella parte de la montaña repleta de árboles de cerezo fue bastante silencioso. Una vez parados frente a un árbol en concreto con nombres tallados en el tronco, Sasuke observó de vez en cuando al rubio con cierto disimulo. En el momento en que viera una expresión triste o nostálgica en su rostro, se lo llevaría de allí

 

-Sasuke -el nombrado sólo le miró, dándole a entender que le escuchaba. -¿Tú nunca visitas a tus padres?

-No -respondió sin ningún tono en concreto, volviendo la mirada al frente.

-Entiendo. Es doloroso. Yo a veces he pensado en no venir más, pero no puedo evitarlo.

 

En cuanto el pelinegro vio una diminuta sonrisa nostálgica adornar los labios del kitsune, hizo un movimiento de cabeza, señalando el camino por donde habían venido.

 

-Vámonos.

-¿Eh? -balbuceó sorprendido. -¡Pero si acabamos de llegar! Sólo un poco más.

 

El más alto accedió y asintió con la cabeza, manteniéndose en silencio.

 

Naruto sonrió agradecido cuando su amigo accedió a quedarse. Después bajó un poco la mirada, observando fijamente la mano izquierda de Uchiha. ¿Cómo sería caminar de la mano con Sasuke? Todavía recordaba a aquella pareja de adolescentes que vio en Ichiraku, y el sentimiento de envidia seguía ahí. Sin meditarlo más, pasó saliva de forma sonora y despacio acercó su mano a la otra. La tomó con suavidad, y a pesar de eso sintió perfectamente cómo Sasuke se tensó y al instante giraba a verle bastante desconcertado. Los ojos negros estudiándole en silencio en busca de un motivo por su acto le pusieron notablemente nervioso. En décimas de segundo toda su cara se volvió roja por la vergüenza, y alzó ambas manos unidas a la altura de su rostro.

 

-¡Só-sólo quería ver la diferencia de tamaño entre nuestras manos! -habló con tal velocidad que el otro pudo entenderle de milagro. -¡Woah! ¡Tu mano es... más grande! -casi gritó.

 

El pelinegro le miró en silencio durante breves segundos que a Naruto le parecieron eternos. ¿Y si Sasuke se enfadaba? ¿Y si no le había gustado que le tomara la mano?

 

-Siendo que te saco una cabeza es normal que mi mano sea más grande, usuratonkachi.

 

Al escuchar la voz calmada con la que Uchiha contestó, Naruto dejó escapar el aire retenido en un intento de suspiro aliviado. Por un momento pensó que se le saldría el corazón de lo rápido que había empezado a latir de pronto. Pero al comprobar que Sasuke no se había enojado, se sintió con confianza para sonreír y hablar.

 

-Pero creo que últimamente he crecido un poco -soltó la blanca mano y sujetó a Sasuke por los hombros para poder medirse con él. -Juraría que la yukata me queda un poco más corta.

 

El más alto arqueó una ceja, observando la rubia cabellera que le hacía cosquillas en la barbilla. Él no veía a Naruto más alto, al contrario, tal vez él había crecido un poco más. Lo notaba en su ropa, la cual amenazaba con quedarse algo corta.

 

-Yo te veo un poco más pequeño, dobe.

 

El kitsune levantó la cabeza, alarmado al escuchar aquello. Los ojos azules se habían contraído de golpe.

 

-¿¡Me estoy encogiendo!? -casi gritó, asustado.

-Claro que no idiota. Yo he crecido.

-¿¡Más!? -aunque sintió alivio al saber que no estaba encogiendo, le sorprendió totalmente el saber que su amigo todavía estaba creciendo.

-Todavía estoy en la edad.

 

Naruto se mantuvo en silencio un instante, meditando algo.

 

-Si sigues creciendo más, no podré besarte. ¡Incluso ahora me tengo que poner de puntillas! -y para reafirmar sus palabras, se apoyó sobre la punta de sus pies en un intento de estar a la altura del otro y afirmó el agarre en los hombros contrarios. -¿Ves?

 

Y al estar tan cerca, el rubio no pudo evitar caer en tentación de querer robarle al menos un fugaz beso. Pero Sasuke le había apartado suavemente tomándole también de los hombros.

 

-Aquí no. Es una falta de respeto -con la mirada señaló aquel árbol de cerezo en específico.

-¿Falta de respeto? -reiteró. Y al comprenderlo se alejó de un salto, cerró los ojos con fuerza y juntó ambas manos a la altura de su rostro, como si fuese a empezar a rezar. -¡Woah! Papá, mamá... lo siento. ¡Lo siento mucho!

-Deja de dramatizar y volvamos a casa.

 

Naruto asintió y tras despedirse de sus padres se marchó caminando detrás de su amigo rumbo a Konoha.

 

.:KITSUNE no KOKORO SasukexNaruto KITSUNE no KOKORO:.

 

El bosque estaba extrañamente silencioso, no se escuchaba ni el miserable trinar de un pájaro, y eso volvía el ambiente horrorosamente tenso. Ni siquiera el viento se atrevía a soplar.

 

Los ojos negros observaban inmutables a los azules, permaneciendo en completo silencio. Por fin, finalmente se había armado de valor y le había confesado la verdad a Naruto. No fue fácil, pero lo hizo. Lo mejor era marcharse, pero tontamente permaneció ahí, de pie y quieto, esperando ver la reacción del rubio. A pesar de estar a varios pasos de distancia, percibía claramente lo tenso que estaba Naruto, incluso distinguía el temblor de los ojos azules. La forma incrédula y sorprendida en que le observaba.

 

-¿E-es una... broma? -logró balbucear, casi sin voz.

 

Y Sasuke siguió tan impávido como había estado desde que la verdad fue revelada.

 

-Absolutamente todo es cierto.

 

El bosque volvió a sumirse en el tenso silencio de hace un momento. El rubio sintió de pronto que respirar por la nariz no era suficiente, le comenzaba a faltar el aire, así que separó los labios, respirando a bocanadas. Negó con la cabeza, negándose a creer todo lo que Sasuke le había dicho.

 

¿Un arma? ¿Sólo había sido un arma? ¿Acaso no eran amigos?

 

La frustración y la furia le invadieron como un latigazo, haciéndole apretar los puños y entrecerrar los ojos mientras fruncía profundamente el ceño.

 

-¿Cómo has podido...? -comenzó a susurrar, hasta que de pronto tomó aire de forma sonora y su voz sonó como un grito casi desgarrador. -¡Te odio! ¡¡Te odio, Sasuke!!

 

Varios pájaros salieron de entre los árboles y emprendieron el vuelo, aleteando desesperados y asustados.

 

En el momento en que Sasuke vio a Naruto alejarse corriendo, se obligó a cerrar los ojos para no sucumbir a la tentación de ir tras él. Aquello era lo mejor, no volver a verse nunca más y ser odiado por Naruto para siempre.

 

Los ojos negros se abrieron de golpe al tiempo que el dueño de estos respiraba con desesperación por la boca. Enfocó entre la penumbra y bastante borroso el techo de su habitación. Le tomó unos segundos ubicarse y comprender que estaba en su habitación, recostado en su cama, y que por la casi nula luminosidad del lugar debía de ser de madrugada.

 

-Un sueño -su voz fue un susurro notablemente aliviado, pero su corazón seguía latiendo con desesperación. Alzó la mano izquierda, cubriéndose los ojos; se sentía angustiado. -Naruto... -murmuró.

 

-¡Te odio! ¡¡Te odio, Sasuke!!

 

Tuvo la apremiante necesidad de ver a Naruto, tocarle, besarle... Lo que fuera para confirmar que el rubio todavía seguía ahí con él, que aún no le odiaba. Con prisa alejó la mano al notar movimiento y calidez a su derecha. Giró la cabeza, pudiendo apenas distinguir la silueta de Naruto durmiendo a su lado. En algún momento la bola de pelos se había colado en su cama sin permiso. Pero no le importó en absoluto. Con cuidado se giró para poder tenerle de frente, y aunque sintió molestia al apoyar su peso sobre su brazo lastimado, se aguantó. Cuando su visión se acostumbró a la oscuridad, pudo ver de forma ligeramente más nítida. A tientas alzó una mano y la posó con suma delicadeza en el rostro del que dormía, procurando no despertarle. Tanteó los mechones del flequillo y una de las peludas orejas, esperando que con ese mísero contacto se desvaneciera la angustia que todavía sentía por esa pesadilla.

 

Sin duda alguna eso es lo que ocurriría cuando le contase la verdad a Naruto, sería odiado por él para siempre. Sentía que se iba a volver loco de un momento a otro por culpa de la maldita presión y sus constantes debates internos sobre sus pensamientos y sentimientos.

 

Tenía que estar preparado para ser odiado por Naruto. Debía de ocultarse tras una máscara de expresión inmutable, como en su sueño, y dejar marchar al rubio a un lugar mejor.

 

Incluso Tsunade y Kakashi estaban preocupados por ese dobe y querían protegerle:

 

-No hay problema. Aunque últimamente me estaba sintiendo algo preocupado, Naruto se ve todo un chiquillo ingenuo y algo torpe, me siento mal al tenerle aquí para que nos ayude con la aldea del Sonido.

 

La rubia estuvo a punto de bajar la mirada, pero finalmente la mantuvo alzada.

 

-Yo también he estado pensando lo mismo desde hace un tiempo. Ahora que sacas el tema, Kakashi, me he estado planteando el pedirle a Naruto que regrese a su hogar si así lo desea. No quiero que se vea involucrado en esto si no quiere. Además, Naruto no pertenece a Konoha, y me parece que le hemos hecho sentir obligado a protegerla. Pero no es porque tema que Naruto no sea fuerte, ese niño es más fuerte de lo que aparenta, y algunos aldeanos pueden confirmarlo.

 

Pero era consciente de que por mucho que Tsunade, Kakashi o Itachi le pidieran a Naruto por las buenas que regresara a su hogar en el bosque para estar a salvo y seguro, ese tonto kitsune no les haría caso. Siempre tan terco. El único que podría hacer que Naruto se marchara de la aldea, era él, contándole toda la verdad. Esa maldita verdad que se negaba a ser contada.

 

Sólo... Sólo quería estar un poco más junto a Naruto. Aunque a la larga fuese más doloroso.

 

-Sólo un poco más -musitó sintiendo la garganta cerrada. -Sólo un poco.

 

Sin poder evitarlo, con extrema lentitud se movió para buscar la boca contraria que en esos momentos se encontraba algo entreabierta. Rozó de forma sutil el labio inferior y al instante se separó, acomodándose donde antes estaba y retirando también la mano.

 

Unos suaves toques en la ventana le llamaron la atención, descubriendo que estaba empezando a llover de repente con cierta intensidad. Después de todo Naruto no se había equivocado cuando dijo que iba a llover pronto. Finalmente cerró los ojos, intentando volver a dormir.

 

Uzumaki agitó brevemente una de sus anaranjadas orejas y entreabrió los ojos al jurar sentir algo rozando sus labios. Pero todo estaba en calma. Quizá lo había soñado. Abrió los ojos por completo, sorprendido cuando la habitación fue iluminada por la intensa luz de un relámpago durante menos de un segundo, y al instante se escuchó un sonoro trueno. Estaba lloviendo con fuerza. Se sintió tentado a correr hacia la ventana y ver la tormenta, pero prefirió seguir disfrutando del calor que emanaba el cuerpo de Sasuke. Se preguntó si su amigo se había despertado con el sonido del trueno.

 

-¿...Sasuke? -preguntó tan bajo que apenas él mismo se escuchó. -¿Estás despierto?

 

El nombrado le escuchó perfectamente, pero prefirió fingir que dormía. No sabía si Naruto le estaba llamando porque había notado el mísero intento de beso que le había dado. Aunque la realidad era que Uzumaki le estaba llamando simplemente para confirmar si estaba dormido; y al no recibir respuesta, sonrió y se acercó más, acurrucándose a su lado y rodeándole con un brazo. El kitsune no sospechaba que interiormente Sasuke agradecía inmensamente aquel abrazo que le estaba dando. Lo necesitaba.

 

Cuando Naruto volvió a abrir los ojos, la luz del sol entraba por la ventana. Estaba cómodamente abrazado a Sasuke, casi recostado sobre éste que se encontraba boca arriba, ligeramente incorporado al estar apoyado en el cabezal de la cama. Al alzar la mirada, se encontró de lleno con unos inexpresivos ojos negros que le observaban fijamente y que le hicieron sonrojar ligeramente.

 

-Y bien, bola de pelos, espero que tengas una buena excusa para haberte colado anoche en mi cama y estar utilizándome como almohada -a pesar de su mirada, su voz había sonado sumamente tranquila, delatando lo cómodo que se sentía en ese momento.

 

El calor en el rostro de Uzumaki aumentó, sintiendo su corazón latir con fuerza; y todo porque había pensado que su vida sería perfecta si cada día pudiese amanecer de esa forma, abrazando así a Sasuke.

 

El pelinegro parpadeó al no escuchar respuesta. La bola de pelos le observaba fijamente, totalmente quieto.

 

-¿Por qué tan callado?

 

En ese instante el rubio juraba que comprendía perfectamente eso que los humanos llamaban "guapo" y "feo". Y también entendía porqué Sakura insistía en decir que Sasuke era guapo mientras soltaba largos suspiros. Era como si Sasuke brillara y le hipnotizara; sus ojos negros, su labios delgados, su cabello negro que a pesar de estar algo despeinado hacía que su dueño se siguiera viendo igual de atrayente ante sus ojos azules. Exhaló un sonoro suspiro, y su estómago pareció contraerse en un espasmo cuando sintió las mariposas aleteando en su interior.

 

-¿...Naruto? -frunció el ceño, intentando no mostrarse preocupado, pero el ver a ese dobe callado durante más de tres segundos era realmente alarmante.

 

Naruto no lo meditó ni un segundo y apoyó su propio peso sobre sus manos para poder acercarse a la boca ajena. No le sorprendió sentir una blanca mano cerrándose sobre uno de sus brazos para detenerle, lo esperaba.

 

-Quiero besarte -fue lo primero que dijo en toda la mañana. Su voz fue un susurro anhelante que estremeció de forma fugaz a Uchiha.

-Naruto... -y aunque intentó decir algo, fue interrumpido.

-¡Déjame hacerlo! Quiero besarte, ¡realmente quiero besarte!

 

Sasuke no supo si fue por lo decidida que sonó la voz de Naruto o porque interiormente él también lo deseaba, pero segundos después soltó con lentitud el agarre y le esperó con los labios ligeramente entreabiertos. Cerró los ojos nada más sentir la boca más pequeña sobre la suya, iniciando un beso excesivamente lento donde sus labios se acariciaban con calma, tomándose su tiempo para reconocerse. Las blancas manos se posaron en las mejillas del kitsune, queriendo mantenerle ahí. No olvidaba que se había prometido a sí mismo no volver a sucumbir ante Naruto para no salir herido, pero no podía evitarlo; siempre terminaba cayendo ante él, y si ese era el precio por salir herido después, podría soportarlo.

 

Se dieron un par de besos cortos antes de separarse un poco.

 

Y Sasuke percibió que tras ese beso Naruto estaba indudablemente contento. Las peludas orejas estaban agachadas en un gesto de timidez, los ojos azules brillaban junto con una amplia sonrisa, y un bulto se movía bajo las sabanas, el cual identificó como la anaranjada cola que tendía a moverse frenética cuando su dueño estaba feliz.

 

Y de repente pensó que no estaría mal amanecer cada día al lado de ese kitsune revoltoso, compartiendo un beso como ese, o muchos más.

 

Pero se obligó a salir de su mundo de fantasías y volver a la realidad. Se movió un poco para darle a entender al otro que quería levantarse, pero Uzumaki le ignoró totalmente y se abrazó a él, quedando casi completamente recostado sobre su cuerpo.

 

-Oi, Naruto. Tengo que hacer el desayuno.

 

Bastante renuente el de ojos azules se alejó hasta ponerse de pie, en parte porque tenía hambre y quería comer ya.

 

-¡Yo te ayudaré! -se ofreció con una sonrisa animada. -Así terminarás antes.

 

Durante el desayuno, Naruto se sentía algo incómodo. Sentía de forma constante la mirada de Itachi sobre sí, y cuando dejaba de mirarle era para observar fijamente a Sasuke. Apenas habían hablado un poco sobre que el mayor saldría de misión ese día.

 

-Naruto-kun... -comenzó a decir Itachi con su típico tono sereno. -¿cuánto hace que te conocemos?

-Mn... no estoy seguro.

 

Sasuke intervino, aclarando aquella duda con aparente tono desinteresado.

 

-A finales de octubre hará seis meses.

 

El kitsune sonrió con alegría mientras ondeaba la anaranjada cola.

 

-Te acuerdas perfectamente, Sasuke. ¿Recuerdas que día fue con exactitud?

 

El pelinegro se sintió tontamente avergonzado al recapacitar que se había mostrado muy interesado a pesar de haberlo intentado ocultar.

 

-Sólo recuerdo que fue sobre las últimas semanas de abril cuando me encontré con un dobe que esperaba en medio del fuego para ser quemado vivo.

 

El rubio hizo un mohín de disgusto, frunciendo los labios de forma graciosa.

 

-Ya te dije que esperaba al asesino de mis padres -de forma súbita algo pasó por su cabeza al rememorar aquello. Estampó las palmas de las manos sobre la mesa, haciendo saltar ligeramente todos los palillos y platos. -¡Es cierto! Sasuke, nunca te he agradecido adecuadamente el haberme salvado la vida aquella vez.

 

A pesar de ser Itachi quien había iniciado la conversación, se sintió totalmente excluido de ella cuando los otros comenzaron a hablar entre ellos. Aunque no le importó, sino que se entretuvo en observar a su tonto hermano menor y a Naruto conversando. Deseaba ser ignorado para poder comprobar cómo se comportaban esos dos estando juntos.

 

-¿Qué dices? -atinó a decir el menor de los Uchiha.

-Antes odiaba a los humanos, y ni obligándome te lo habría agradecido correctamente. Pero ahora quiero hacer algo por ti, haré lo que quieras -aseguró.

 

El pelinegro apoyó un codo en la mesa y recargó la mejilla sobre esa mano, estudiando al otro con la mirada mientras recordaba aquel día que conoció a Naruto:

 

-Y tu salvador es Sasuke-kun. ¿Eso significa que te vas a convertir en su sirviente, Naruto?

-Ni hablar -negó. -Yo no le pedí a Sasuke-kun que me salvara -se excusó sin dignarse a mirar al de ojos negros.

 

Una gotita de sudor se deslizó por la sien de Sakura. Al parecer ese pequeño zorro era un convenenciero.

 

-No quiero ningún sirviente -habló por fin Uchiha, y después observó a Naruto. -Y tú, bola de pelos, no me llames Sasuke-kun. Para ti soy Sasuke.

 

-¿Lo que quiera? -reiteró con voz calmada. -¿Incluso ser mi sirviente?

 

Naruto no se sintió molesto, ya que había percibido el ligero tono burlón en la última pregunta y supo que su amigo no lo preguntaba en serio. Pero Itachi no entendió aquella situación a pesar de saber también que Sasuke no había preguntado aquello en serio, por lo que entrecerró la mirada, prestando más atención a aquella conversación. Quizá su hermano lo había preguntado por lo que decían las leyendas sobre los kitsune sirvientes.

 

-Si es lo que deseas... -respondió el rubio con calma.

-No. Serías un sirviente demasiado patoso, además, me gusta hacer las cosas por mí mismo.

-¿Entonces...?

 

El silencio reinó por el breve momento en que Sasuke meditó algo que realmente le gustaría, pero nunca lo diría:

 

"Quédate conmigo para siempre"

 

¡Joder! ¿Desde cuándo era tan cursi? Además, lo último que querría Naruto después de saber la verdad, sería quedarse con él.

 

-Nada -respondió finalmente. -Aunque si insistes, un "gracias" estaría bien.

 

El rubio no se sintió satisfecho. Un simple "gracias" no expresaba lo que sentía. Sasuke había hecho muchas cosas por él, la más importante de ellas fue salvarle la vida cuando cayó inconsciente entre las llamas por la inhalación de humo. Mientras que él, meditándolo con calma no había hecho nada por su amigo; quizá lo más significativo fue revivir aquella planta de tomates que estaba más muerta que viva. Pero nada más.

 

-¡Un "gracias" no es suficiente! -protestó, aunque sin gritar. -Sé que desde el principio te he causado muchos problemas. Quise arrancarte los ojos y matarte, cuando en realidad tú sólo querías ayudarme y hacer que dejase de odiar a los humanos.

 

La expresión de Sasuke pasó de ser relajada a mostrarse seria. Era cierto que él quiso que Naruto dejase de odiar a los humanos, pero únicamente fue con el objetivo de llevarlo a Konoha para que la protegiera junto con los aldeanos. Sólo lo hizo en beneficio propio, no por ayudar realmente al rubio.

 

-Y cuándo me escapé de Konoha, cuando me sentía más solo que nunca, fuiste tú quién me encontró, Sasuke, junto con Sai y Sakura-chan. Gracias a ti regresé a la aldea, tengo amigos y personas que me aprecian, he aprendido muchísimas cosas; ahora me siento feliz de nuevo -sus manos que todavía permanecían sobre la mesa, se volvieron dos puños firmemente cerrados. -Eres demasiado importante para mí, por eso un tonto "gracias" no es suficiente.

 

Itachi parpadeó, sorprendido de escuchar todo aquello aunque sin mostrarlo abiertamente a través de la expresión de su rostro. Ante sus ojos, era como si de pronto Naruto hubiese madurado a pesar de continuar en el cuerpo de un niño que no mostraba más de trece o catorce años. Se veía totalmente decidido. Disimuladamente miró a Sasuke, descubriendo que éste también se encontraba sorprendido y que no había podido disimularlo.

 

Y ante el silencio, Naruto continuó hablando.

 

-Ahora más que nunca sé que lo que tengo que hacer es quedarme aquí, proteger Konoha, a sus aldeanos, todo lo que sea importante para ti, Sasuke. Viviré para protegerte -y la sonrisa de Naruto se desvaneció cuando su amigo se puso de pie con rapidez y salió de la cocina. Totalmente confundido, se puso de pie para ir tras él. -¡Sasuke! -pero un agarre en su muñeca derecha le detuvo. Curioso bajó la mirada, descubriendo que era Itachi quién le sujetaba. De pronto pareció salir de su burbuja, por un momento sólo habían existido Sasuke y él; Itachi había desaparecido completamente. Se sintió un poco avergonzado. -Pero Sasuke...

-Es mejor dejarle solo un momento.

 

Cuando Uzumaki sintió un suave tirón, accedió a volver a sentarse, aunque estaba preocupado. Y más cuando escuchó el portazo que dio su amigo al cerrar la puerta que seguramente sería la de su habitación.

 

-¿...he dicho algo malo? -quiso asegurarse.

-No, Naruto-kun. No has dicho nada malo.

 

A pesar de lo seguras que se escucharon las palabras de Itachi, por alguna razón Naruto sintió que era todo lo contrario.

 

En su habitación, tras haber azotado la puerta con furia, Sasuke permaneció de pie y estático junto a ésta. El entrecejo estaba profundamente fruncido y las manos empuñadas con tal fuerza que hasta se clavaba las uñas en las palmas de forma dolorosa, pero no le importó. Sólo deseaba que Naruto no le siguiera, quería estar solo. Necesitaba pensar.

 

Al escuchar las palabras de Naruto, un cúmulo de pensamientos, recuerdos y emociones le habían asaltado.

 

Se sentía furioso, pero a la vez la tristeza le embargaba. Le remordía la conciencia, la verdad que se negaba a ser contada se estaba volviendo una carga muy pesada. Y no había querido admitírselo a sí mismo, pero... tenía miedo. Tenía tanto miedo que se sentía como un inútil gennin en su primera misión de rango C, o incluso peor.

 

Temía ser odiado por Naruto, pero también temía que algo malo pudiera ocurrirle si se quedaba ahí. Orochimaru no era cualquier rival, era alguien bastante peligroso; y su mano derecha, Kabuto, también.

 

Estaba totalmente confundido. Desde hacía tiempo había notado que al parecer era especial para Naruto, pero no había querido prestarle atención a ese hecho. El kitsune no le había hablado claramente sobre eso, y alguna vez ese tonto rubio le había hecho sentir como si fuese su conejillo de indias. Y era ahí cuando se preguntaba si era algo más que un amigo para Naruto, y a pesar de que sentía deseos de preguntárselo directamente, no lo hizo nunca.

 

Porque en el fondo tenía miedo de saber con certeza que era correspondido.

 

Si eso ocurría, su plan fallaría completamente. No tendría la determinación para enviar a Uzumaki al bosque y de esa forma protegerle. Además, ellos dos eran demasiado diferentes, y sería complicado estar juntos. Una relación así no podría funcionar, al menos no mucho tiempo. Sería más doloroso tener que separarse después de haber estado juntos.

 

Al abrir las manos, sintió adoloridos los dedos al dejar de ejercer tanta fuerza. Con movimientos mecánicos caminó a la cama y se dejó caer sentado en ella.

 

No quería pensar más, sólo le traería un inmenso dolor de cabeza y no solucionaría nada.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de dejarme un review, favorito, o alerta. ¡Me animan muchísimo para continuar! ^^

 

Algunas personas me han dicho que no podían votar en la encuesta de mi profile en Fanfiction porque les daba error, podéis intentar votar de nuevo, espero haberlo solucionado.

 

¡Oh! Hablando de la encuesta de mi perfil en Fanfiction, al parecer ha habido algunos malentendidos con respecto a la encuesta anterior. La encuesta NO es para que los lectores decidan el final de KnK. El final del fanfic está escrito y únicamente pensado por mí desde el año pasado (2010) y no lo pienso cambiar. La encuesta es únicamente para saber qué final creen/piensan/imaginan los lectores que le daré yo a Kitsune no kokoro. El resultado de la encuesta no alterará el final que ya está escrito. Eso es todo, espero haber aclarado el malentendido ^^

 http://www.fanfiction.net/u/1063740/Takaita_Hiwatari

Adelanto del capítulo 28:

 

"Uchiha deseó enormemente no seguir estando sonrojado en ese momento para que el usuratonkachi no le viera. ¿Qué era eso? ¿Una especie de declaración o algo así? Naruto estaba diciendo sus sentimientos de frente; sólo le faltaba finalizar con un broche de oro pronunciando un "Te quiero, Sasuke". Y al pensar en eso su corazón palpitó ansioso, esperando escuchar esas palabras, pero al mismo tiempo reprochándose por ello. Salió de sus pensamientos al sentir la nariz de Naruto rozándose con la suya, acercándose lentamente, y la respiración contraria golpeando su rostro.

 

-Eres especial, Sasuke."

 

¿Sabías qué...?

Las familias con tradición de poderes mágicos tenían sirvientes zorros sometidos por un hechizo.

 

¡Se agradecerán reviews! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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