Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kitsune no kokoro por Takaita Hiwatari

[Reviews - 532]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

KITSUNE NO KOKORO:

Takaita Hiwatari

Capítulo 28: "Un plan de última hora":

 

En la cocina todo estaba en silencio. Itachi terminaba de fregar los platos y Naruto los secaba y colocaba en su correspondiente lugar con movimientos mecánicos. No podía sacarse de la cabeza a Sasuke, estaba preocupado por él. Era muy extraña la forma en que había salido casi corriendo de allí, y por más que pensaba no se le ocurría qué podía haber dicho para que su amigo se hubiese marchado así.

 

Tan concentrado estaba pensando eso, que un vaso se le resbaló de las manos y cayó al suelo. El sonido del cristal haciéndose añicos sacó a Naruto de su burbuja de pensamientos y preocupaciones. Al instante se agachó a recogerlo, pero nada más tocar uno de los trozos, se cortó la yema del dedo índice derecho.

 

-Naruto-kun, debes ser más cuidadoso -habló el otro, agachándose a su altura. -Déjame ver -tomó la mano herida del rubio, observando el corte que era algo profundo.

-Estoy bien, Itachi. Curará pronto.

 

El pelinegro asintió y recogió los trozos de cristal esparcidos por el suelo. Cuando terminó, vio que Naruto se pasaba la lengua por el dedo para retirar la sangre, dejando visible que la herida había desaparecido completamente.

 

-Has estado muy callado de pronto. Estás preocupado por mi tonto hermano menor, ¿no es así?

-Sí -confesó, aunque en realidad no tenía intención de ocultarlo. -Quiero ir con él y saber qué le pasa.

 

Itachi se mostró algo serio de pronto y alzó la mirada, buscando ver la hora en el reloj de pared que había en la cocina. Todavía tenía tiempo antes de irse a la misión.

 

-Naruto-kun, hay algo que me gustaría saber. ¿Realmente es mi hermano tan importante para ti?

-Sí -contestó casi de inmediato, con voz suave pero segura.

-¿Por qué?

-Ya lo he dicho antes, gracias a él estoy aquí y soy feliz de nuevo. Ya no odio a los humanos, en realidad no todos me agradan, pero puedo convivir con ellos sin problema, y todo es gracias a Sasuke. Aunque en el clan Uchiha todavía no me aceptan del todo, ¡pero es cuestión de tiempo! -finalizó con una sonrisa animada.

 

Itachi se mantuvo en silencio, pensando que próximamente era seguro que Naruto volvería a odiar a los humanos, y que tal vez volvería a convertirse en esa criatura arisca y reacia a cualquier tipo de contacto físico como era en un principio. Sería una lástima ver a alguien tan alegre como lo era ahora Naruto, convertido en un ser desconfiado, amargado y solitario.

 

-Naruto-kun, a veces los humanos hacemos cosas egoístas, sólo pensamos en nosotros mismos. A lo largo de tu vida encontrarás a muchas personas así, pero no permitas que eso te haga odiar de nuevo a los humanos.

 

El rubio asintió con un enérgico movimiento de cabeza, sin borrar su sonrisa.

 

-Sí, entiendo. Hay humanos buenos y malos -retrocedió un par de pasos. -Y ahora quiero ir con Sasuke...

-¿El chico que me dijiste que te gusta es Sasuke?

 

La pregunta fue tan repentina y directa que el rubio se quedó paralizado en su lugar, con los ojos ligeramente abiertos por la sorpresa. Sus mejillas se sonrojaron un poco, y aunque intentó no mostrarse alterado, su sonrisa nerviosa le delató. No sabía si debía decir la verdad, quizá eso le traería problemas. No quería decírselo a nadie hasta poder hacérselo saber claramente a Sasuke él mismo. Quería que Sasuke fuese el primero en saberlo.

 

-¿Sasuke teme? -reiteró tontamente, pues estaba claro a qué Sasuke se referían. Se rascó la nuca mientras dejaba escapar una boba risita desganada. -Claro que no. Sasuke es mi mejor amigo.

 

Para Itachi no pudo ser más obvio que Naruto estaba mintiendo, o al menos eso intentaba.

 

-No te obsesiones con mi hermano, Naruto-kun. Te digo esto por tu bien.

-N-no estoy obsesionado -discutió.

-Tú mismo me confesaste ayer que "ese chico" te dijo que nunca le gustarás porque eres un kitsune y un chico. Por eso, mejor olvídalo.

 

Naruto bajó la mirada con un brillo de tristeza. Si siendo un kitsune y un chico nunca le gustaría a Sasuke, y siendo una chica le gustaría menos todavía... ¿entonces qué demonios tenía que ser para gustarle? Alzó la cabeza al sentir una mano posarse en su hombro derecho, topándose con unos tranquilos ojos negros.

 

-Ahora quizá sientas que el mundo se te viene encima porque "ese chico" que según tú no es Sasuke no te corresponde, pero con el tiempo encontrarás a otra persona que capte tu atención nuevamente -esperó algún tipo de respuesta de parte del rubio, pero éste solamente le observaba en silencio, viéndose de pronto decaído. Se sintió cruel al arrebatarle la ilusión a un niño de forma tan directa, pero en el fondo sabía que era mejor así. Suspiró, soltándole. -¿Podrías ir a llamar a Sasuke mientras yo busco mi mochila y el resto de mis cosas? Me tengo que marchar en unos minutos.

 

Con sólo mencionar aquel nombre la sonrisa volvió a los labios de Uzumaki, el cual salió corriendo de allí para llamar a su amigo, a pesar de que la yukata no le dejaba hacerlo con la rapidez que le gustaría. Abrió la puerta de la habitación de un firme movimiento y cerró con la misma energía. De pronto se le ocurrió algo que hasta ahora no había pasado por su cabeza. ¿Y si se mostraba como un adolescente de la edad de Sasuke? Así no sería un niño, ni una chica. Aunque tal y como ya le había explicado una vez hace tiempo a su amigo, seguiría siendo un kitsune, eso no podía cambiarlo de ningún modo, y su mentalidad seguiría siendo la de un niño. Se llevó una mano a la barbilla, preguntándose cómo debería verse para gustarle a su amigo. Buscó con la mirada un espejo, pero al instante supo que sería inútil, pues lo único que se vería reflejado sería un pequeño zorrito de tamaño mediano. Pero en la búsqueda del espejo encontró al pelinegro sentado en la cama, totalmente inmóvil y cabizbajo, con las manos apoyadas en el colchón. ¿Se habría dormido?

 

-¿Sasuke? -al no recibir respuesta, se acercó con pasos sigilosos y se acuclilló frente a su amigo para así poder verle el rostro, descubriendo que estaba despierto. -¿Estás bien?

 

Los ojos negros estudiaron el bronceado rostro aniñado con detalle y en total silencio. ¿Qué si estaba bien? ¡Claro que no! Ni siquiera podía hablar porque sentía un asfixiante nudo en la garganta.

 

Naruto se sintió preocupado al percibir que la mirada de Sasuke lucía apagada y triste. No le gustaba verlo así. Alzó una mano y apartó un poco uno de los negros mechones a ambos lados de la cara de su amigo para poder observarle mejor.

 

-Sasuke... -murmuró. -Estás así por algo que he dicho, ¿verdad? -dejó escapar un suspiro antes de continuar. -Anoche ocurrió lo mismo. Últimamente meto mucho la pata. Lo siento.

 

Los ojos negros se ocultaron tras los párpados breves segundos, en un intento de serenarse antes de hablar.

 

-No es tu culpa -pronunció casi en voz baja.

-¿Entonces por qué te has ido casi corriendo cuándo he dicho eso en la cocina?

-¿...quién ha salido corriendo, dobe? -preguntó intentando sonar disgustado. -Sólo recordé de pronto que tenía algo que hacer.

 

Sasuke casi siente deseos de aplaudirse a sí mismo con evidente sarcasmo por tan patética excusa. Estaba seguro de que ni siquiera alguien tan inocente como Naruto le creería. Pero atinó a parpadear ligeramente sorprendido al ver al kitsune ladear un poco la cabeza con el ceño fruncido y los ojos cerrados en ese conocido gesto que hacía éste cuando no entendía algo. ¿Le había creído esa absurda excusa?

 

-¿De verdad? ¡Y yo preocupándome por nada! -su voz sonó como una queja mezclada con alivio. -Desde el principio podía haber venido detrás de ti en vez de estar en la cocina hablando cosas raras con Itachi.

 

El pelinegro sintió su cuerpo rígido en un segundo. ¿Hablando cosas raras con Itachi? ¿Le habría insinuado la verdad? No. Tenía que calmarse. Si Naruto sospechara la verdad, no estaría ahí preocupándose por él con esa tonta expresión infantil de inquietud.

 

-¿Qué... cosas raras? -se atrevió a preguntar, molestándole el hecho de que su voz sonara algo insegura.

 

Uzumaki permaneció callado, meditando. Itachi le confundía mucho, sentía que cada vez le comprendía menos. Hacía un tiempo, Itachi no paraba de decirle cosas buenas sobre Sasuke, como en aquella ocasión donde se enfadó con su amigo porque éste le había desnudado y manoseado demasiado:

 

-Te escuché gritar -comentó. -Supongo que has peleado con Sasuke -un leve gruñido de Naruto fue la respuesta que recibió. -El carácter de mi hermano a veces es algo complicado, pero fuera de lo que pretende aparentar, sé que él te aprecia demasiado, Naruto-kun. Sea lo que sea lo que ha ocurrido, no se lo tengas en cuenta. Sasuke nunca te haría daño, no al menos intencionadamente.

 

Pero últimamente las cosas habían cambiado, y ahora Itachi sólo le insinuaba cosas malas sobre Sasuke. Eso le inquietaba:

 

-No deberías ir tan lejos por alguien como mi hermano, o saldrás herido.

 

-No te obsesiones con mi hermano, Naruto-kun. Te digo esto por tu bien.

 

Pero en vez de responder la duda de Sasuke, de la cual Naruto ya ni se acordaba, preguntó algo.

 

-Sasuke, tú nunca me harías daño, ¿verdad?

 

El pelinegro se mantuvo en silencio, aunque eso no quería decir que no estuviese sorprendido. ¿A qué venía una pregunta como esa de repente? Anteriormente había escuchado a Naruto afirmar con total calma y seguridad que él nunca le haría daño. ¿Por qué ahora lo dudaba?

 

Mientras que Uzumaki se arrepintió al instante de haber preguntado algo así, pero ahora quería conocer la respuesta.

 

-No es que desconfíe de ti. Es sólo que... Es que... -habló de forma atropellada. -Si tú lo dices, me sentiré más tranquilo.

 

Sasuke reprimió un suspiro, notando que a pesar de que Naruto acababa de decir que no desconfiaba de él, en el fondo era apreciable su inquietud. Pero no pensaba responder una mentira. No quería más mentiras que cargar. Pero mucho menos quería decir la verdad. Apenas llevaba tres segundos de silencio cuando el rubio volvió a hablar.

 

-N-no hace falta que contestes. Yo sé que no -se apresuró a decir. -Somos amigos, y cuando te dije que solamente confiaría en ti, no mentía.

-Naruto... -pronunció casi interrumpiendo al nombrado.

-¿Qué?

-Quiero estar solo -fue todo lo que dijo, casi sin voz.

 

Si Naruto continuaba diciendo cosas de ese tipo, no podría soportarlo. Nunca en toda su vida le había remordido tanto la conciencia como en ese momento. Apartó la mirada para no seguir viendo los ojos azules.

 

Con total desgano, el rubio se puso de pie para marcharse, pero en el fondo no quería hacerlo. Estaba preocupado por la actitud de su amigo. Permaneció ahí, frente al otro, de pie y quieto.

 

-Eh, Sasuke -y aunque esperó respuesta, no la recibió -¿Estás triste? -de nuevo todo fue silencio, lo que provocó que la anaranjada cola se ondeara ligeramente en un gesto inquieto -Es que tu cara... se ve triste. Yo... quiero ayudarte -balbuceó.

 

Los segundos pasaron de forma extremadamente lenta y silenciosa para el kitsune que no recibió respuesta alguna nuevamente. Es más, Sasuke ni siquiera había movido un milímetro la cabeza para afirmar o negar. Pero desde su punto de vista, estaba casi completamente seguro de que Sasuke estaba triste, aunque no supiera el porqué. Igualmente quería ayudarle y hacerle sentir mejor.

 

Y de pronto sonrió al recordar como aquella vez cuando se encontraba llorando solo en su cueva, un abrazo de Sasuke le calmó de forma increíble. ¡Un abrazo era la solución! Sólo esperaba que su amigo no le apartara tan rápido como de costumbre. Procurando no ser brusco, pasó un brazo por los hombros contrarios y la otra mano la posó en los negros cabellos para finalmente atraer a su amigo hacia él, quedando la cabeza de Sasuke contra su estómago.

 

-Si quieres llorar, hazlo -dijo, recordando que esas fueron las mismas palabras que le dijo Sasuke aquella vez.

 

Sasuke se removió un poco en un pobre intento por separarse, pero los bronceados brazos no se lo permitieron. Finalmente suspiró y levemente se acomodó.

 

-Usuratonkachi, no quiero llorar.

 

El rubio hizo un mohín de disgusto, frunciendo los labios y arrugando el entrecejo al sentirse ofendido con el típico insulto. Pero no protestó por ello, si no que siguió en su tarea de hacer sentir mejor a su amigo.

 

-Hasta los más fuertes necesitan llorar de vez en cuando -volvió a pronunciar las palabras que el pelinegro le dijo ese día.

 

Naruto esperó cualquier tipo de reacción, pero otra vez todo fue un silencio pesado, ignorando totalmente el nudo que nuevamente sentía Sasuke en la garganta. El kitsune pensó que no era bueno consolando a los demás, por lo que finalmente optó por complacer la petición de Sasuke y dejarle solo. Pero apenas le soltó del abrazo cuando sintió las manos blancas posarse en su cintura para detenerle en su intento de alejarse.

 

-¿Sasuke? -susurró desconcertado. Y un rubor apareció en sus mejillas cuando aquellas manos se deslizaron hacia la espalda hasta formar un abrazo. Pero lo sentía diferente, su amigo nunca le había abrazado de esa forma tan... necesitada. Sin dudar un segundo, correspondió aquel gesto con la misma intensidad -Aquí estoy.

 

El pelinegro cerró los ojos, agradecido y saboreando el momento, disfrutando el agradable calor reconfortante que emanaba del cuerpo contrario.

 

-Naruto.

-¿Qué?

-¿Ya no sientes deseos de buscar los tuyos? Hace un tiempo dijiste que sí.

-En realidad no. Ya no.

-Pero, ¿y si los demás kitsune volvieran aquí a buscarte? ¿Te marcharías con ellos? -procuró que su voz no mostrara emoción alguna al formular aquellas preguntas.

-Lo dudo -se encogió de hombros. -Estoy seguro de que ellos me dan por muerto a manos de Uchiha Madara desde hace muchos años, así que dudo que me extrañen. De lo contrario habrían venido a buscarme. De cualquier forma, es imposible que ellos regresen, odian tanto Konoha que no se acercarían por aquí.

-¿Pero y si aún así los kitsune volviesen algún día? ¿Te irías con ellos?

 

Naruto soltó un largo suspiro, y al hacerlo él mismo se recordó a Sakura cuando soltaba aquellos suspiros enamorados. Sí, sin duda acababa de suspirar como Sakura-chan lo hacía cuando veía a Sasuke.

 

-No podría hacerlo -con una mano, empezó a toquetear los negros cabellos de forma distraída -Me desagrada la idea de estar lejos de ti. Te extrañaría demasiado. Sólo iría si tú quisieras venir conmigo -confesó.

 

Sasuke se removió incómodo al sentir las molestas mariposas aleteando desesperadas en su estómago, pero no rompió el abrazo que mantenían.

 

-¿Ir contigo? -reiteró. Se imaginó a sí mismo conviviendo entre todos aquellos kitsune que evidentemente odiaban cualquier cosa referente a Konoha. No sería agradable estar con ellos. Igual que le había ocurrido a Naruto al estar con los humanos -Se me lanzarían encima nada más saber que soy de Konoha, y más aún un Uchiha.

-Yo no dejaría que te hicieran daño, pelearía con todo lo que tengo para protegerte.

 

El pelinegro esbozó una muy sutil sonrisa alzando una de las comisuras de los labios, pensando en decir algo para molestar a Naruto como "Seguro que al final tendría que protegerme yo mismo, dobe", pero el otro continuó hablando antes de que siquiera pudiera abrir la boca.

 

-Odiaría a quien te haga daño o intente hacerlo. Eres lo más importante para mí.

 

Sasuke agradeció tener el rostro oculto, porque estaba seguro de que el ligero calor que sentía en las mejillas era porque estaba algo sonrojado. Ese dobe... ¿por qué decía tan tranquilo ese tipo de cosas? Y peor aún, ¿por qué él se ruborizaba como una tonta chiquilla de academia enamorada?

 

El rubio se liberó del abrazo para agacharse un poco, buscando ver el rostro de su amigo para hablarle de frente.

 

-Por eso no me gusta verte así. Si tú estás triste, yo también lo estaré.

 

Uchiha deseó enormemente no seguir estando sonrojado en ese momento para que el usuratonkachi no le viera. ¿Qué era eso? ¿Una especie de declaración o algo así? Naruto estaba diciendo sus sentimientos de frente; sólo le faltaba finalizar con un broche de oro pronunciando un "Te quiero, Sasuke". Y al pensar en eso su corazón palpitó ansioso, esperando escuchar esas palabras, pero al mismo tiempo reprochándose por ello. Salió de sus pensamientos al sentir la nariz de Naruto rozándose con la suya, acercándose lentamente, y la respiración contraria golpeando su rostro.

 

-Eres especial, Sasuke.

 

Debido a la cercanía, el pelinegro no pudo ver la boba sonrisa enamorada que se formó en los labios de Naruto cuando le susurró eso último, ni el tenue rubor en las morenas mejillas, y mucho menos vio cómo se agitaba la peluda cola de un lado a otro. Pero sí pudo percibir el brillo atrayente en los ojos azules.

 

Estaba paralizado, pero a pesar de eso, esperaba mucho más ansioso que de costumbre sentir los labios de Naruto tocando los suyos. Aunque fuera por unos miserables segundos. Finalmente pudo sentir los labios contrarios en un efímero roce que no duró más de tres segundos. Y después, vio con total desconcierto cómo el rubio se sentaba a su lado en la cama.

 

¿Ya está? ¿Ese beso era todo? En el fondo esperaba y deseaba uno algo más prolongado. Y más después de que Naruto dijera todo aquello.

 

Arqueó una ceja de forma sutil al ver al rubio juguetear con sus manos en un gesto tímido, tal y como haría Hinata. Y la anaranjada cola no dejaba de moverse arriba y abajo, golpeando constantemente en la cama con un ruido acolchado. Seguramente estaba avergonzado por lo que acababa de decirle.

 

-Sasuke, ¿todavía quieres que te deje solo? -casi musitó.

 

Estaba terriblemente avergonzado por haber dicho sus sentimientos, y en el fondo le habría gustado ser correspondido con un "Tú también eres especial" o algo parecido. Pero no se sintió desanimado por ello.

 

El nombrado negó con la cabeza. Estando solo únicamente volvería a pensar estupideces. Al menos teniendo a Naruto cerca, su angustia se aliviaba un poco. No estuvieron en silencio por mucho tiempo, ya que Uzumaki volvió a hablar.

 

-¿Cuando nos conocimos alguna vez imaginaste que con el tiempo terminaríamos así?

-¿Así? -reiteró al no entender a qué se refería exactamente.

-Sí, así. Siendo amigos, viviendo juntos y... besándonos a escondidas -alzó una mano, rascándose una mejilla con un dedo -Yo nunca lo imaginé.

-Yo tampoco.

-Todos esos años que estuve solo, pensaba que mi vida se resumiría a matar a Uchiha Madara, buscar a los demás kitsune y convertirme en un kyuubi tan fuerte como mi padre. ¡Pero al final nada salió como lo planeé! -exclamó. -La vida está llena de sorpresas, ¿verdad? -finalizó dedicándole una sonrisa.

-Sí -concordó.

-Pero no importa, está bien así. Ahora estoy contigo -dijo, y dejó escapar una suave risa alegre. Sin borrar su sonrisa, observó los ojos negros -¡Me alegro un montón de haberte conocido, Sasuke!

 

Definitivamente Naruto estaba empeñado en hacerle sentir incómodo y avergonzado con sus palabras. ¡Era demasiado directo para su gusto! Era como si en el fondo Naruto sospechara la separación inminente y quisiera confesarle todo lo que sentía antes de que eso ocurriera. Pero era imposible que Naruto sospechara nada; Itachi le había prometido tiempo para hablar con la bola de pelos, así que dudaba que le traicionara. Con cierta preocupación, apartó la mirada.

 

-¿No puedes quedarte callado un momento? -masculló, arrugando ligeramente el ceño.

-¿Eh? -ladeó la cabeza, confundido. -¿Te estoy molestando? -medio afirmó en una pregunta, agachando un poco las orejas. -Ya no te ves triste, así que mejor sí te dejo solo...

 

No pudo terminar y apenas se puso de pie cuando una mano se cerró en torno a su muñeca izquierda y tiró de él. En un parpadeo se vio recostado en la cama, boca arriba, teniendo a su amigo casi a cuatro patas sobre él.

 

-No es eso -habló con cierta seriedad palpable en su voz. -Necesito pensar, pero no me dejas concentrarme -se excusó.

-¿Pensar sobre qué? -preguntó con curiosidad.

 

Los ojos negros observaron a los azules durante un breve momento de silencio, antes de decidirse a hablar.

 

-No quiero que protejas Konoha.

-¿Qué? -atinó a decir, sorprendido. -¿Por qué no?

-No sabes dónde te estás metiendo. Esto es demasiado peligroso.

-¿Me estás diciendo... que huya o algo así? -se atrevió a preguntar para salir de dudas.

-Sólo hasta que todo este asunto con el Sonido termine. Después podrás regresar.

 

Naruto arrugó el entrecejo, sintiéndose ofendido y a la vez enojado.

 

-¡No soy un debilucho, teme!

 

Ahora fue el turno de Sasuke de enojarse con una rapidez impropia de él.

 

-¡No he dicho eso! -respiró de forma sonora por la nariz, intentando calmarse. -Orochimaru es demasiado peligroso, Naruto. Y su mano derecha, Kabuto, también.

-¿Después de todo el tiempo que llevo aquí, pretendes que ahora salga corriendo con la cola entre las piernas? Llevo aquí casi seis meses y nada ha pasado. ¿Por cuánto tiempo tendría que estar escondiéndome? Además, eso es de cobardes, ¡y yo no lo soy!

-Este tema no está a discusión. No protegerás Konoha, y no hay más que hablar.

-¡No te entiendo, Sasuke! Hace tiempo no parabas de insistirme con que ayudara a la aldea y me hiciste venir aquí a regañadientes; y ahora pretendes que me marche así como así. ¡No lo entiendo! -insistió. -¿Por qué antes sí me creías lo suficientemente fuerte para proteger Konoha y ahora no?

-¡No lo entiendes! ¡Yo sólo...!

-¡Claro que no lo entiendo! ¡Acabo de decírtelo! -se exasperó. Intentó incorporarse, pero las blancas manos se cerraron sobre sus muñecas con firmeza, obligándole a permanecer recostado -¿Por qué, Sasuke? ¿Por qué me dices esto precisamente ahora que me siento tan determinado? ¡Quiero y puedo proteger Konoha! -insistió. Apartó el rostro, formando una expresión de enfado -Yo pensaba que confiabas en mí, ¡pero no es así! -exclamó, y agachando las orejas murmuró. -Me siento decepcionado.

 

Sasuke chasqueó la lengua con evidente frustración marcada en su rostro. ¿Por qué Naruto le ponía las cosas tan difíciles? Aunque él mismo se lo había buscado por insistirle en el pasado que fuera a Konoha a ayudar.

 

-Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión -rebatió sereno.

-¡Y yo no pienso hacer lo que me digas! -exclamó encarándole. -No soy tu mascota para que me ordenes cosas.

 

El pelinegro bufó. ¿En qué momento habían pasado de un Naruto diciendo cosas hasta cierto punto melosas, a estar discutiendo? Su intento de mandar al rubio al bosque sin contarle la verdad estaba siendo un rotundo fracaso. Sólo había conseguido hacer sentir a Naruto enfadado, triste y decepcionado.

 

-Tú... ¡kitsune estúpido! ¿Por qué no te das cuenta de que...? -hizo una breve pausa. No era el momento de dejarse llevar por el orgullo que le impedía decir ese tipo de cosas. Quizá diciendo las palabras adecuadas podría convencer a Uzumaki. Lo intentó de nuevo, hablando con más calma, aunque eso no significaba que no le costara horrores decir aquello. -¿Por qué no te das cuenta de que estoy preocupado por ti? Independientemente de lo fuerte que seas ahora.

 

Los ojos azules temblaron, y cualquier rastro de enojo, tristeza o decepción desaparecieron de Naruto, quedando sustituidos por la sorpresa. Sasuke sólo quería alejarle para protegerle, no porque pensara que era débil o porque no confiase en él. Aquello le hizo sentir muy aliviado, tanto que esbozó una leve sonrisa significativa. Forcejeó un poco, y cuando logró por fin que el otro le liberara, sujetó el blanco rostro con ambas manos y le besó en los labios. No le molestó dejar que Sasuke tomara el control de aquello, ni le incomodó el notar de pronto el otro cuerpo sobre el suyo, acercándose lo suficiente para sentirse sin incomodarse el uno al otro. Estaba muy contento de saber que le importaba a su amigo tanto como para que éste quisiera alejarle del peligro, le hacía sentir especial.

 

Naruto rompió el contacto entre sus bocas cuando un delgado hilo de saliva deslizándose por una de las comisuras de sus labios le hizo cosquillas. Y al instante Sasuke lo eliminó con un lametón para pasar después a repartir sutiles besos efímeros por la barbilla y el cuello. Escuchó al kitsune emitir una breve risita tonta que le hizo suponer que le estaba haciendo cosquillas, pero no se detuvo.

 

-Gracias por preocuparte por mí, Sasuke -pronunció en voz baja, disfrutando el trato afectuoso que su cuello todavía recibía. -Me había enojado el pensar que no confiabas en mi fuerza, como Itachi.

 

Al momento el pelinegro se detuvo para alzar la cabeza y observar los ojos azules, lo que incitó a Uzumaki a seguir hablando.

 

-Itachi últimamente me pone nervioso.

-¿Por qué? -habló tan bajo como el otro lo hacía.

-Me insinúa cosas malas sobre ti, y no entiendo porqué lo hace. En un principio siempre hablaba bien de ti.

 

Los ojos negros temblaron brevemente al pensar que la mentira estaba pendiente de un hilo, y que el más mínimo movimiento en falso haría que ésta cayera al suelo y todo se descubriera.

 

-Me dijo que hablarías conmigo de algo serio, y que tú nunca habías sido así de manipulador. ¿Pero qué es manipulador?

 

Sasuke inclinó el rostro con pesar. Esa conversación ya la habían tenido antes, y la evadió tontamente preguntándole a Naruto qué día era. Sabía que no podía evitar el tema para siempre. Se lo contaría todo en ese momento, sería lo mejor. Quiso apartarse para sentarse correctamente en la cama, pero las manos contrarias se cerraron sobre sus brazos, impidiéndoselo.

 

-Puedes quedarte así, no me molesta -sonrió el rubio.

 

El más alto soltó un suspiro, repentinamente algo cansado.

 

-Naruto.

-¿Mn?

-Naruto... -después enmudeció, pensando desesperadamente las palabras correctas. Pero no las halló. Lo dijese como lo dijese, le haría daño al kitsune-Cuando nos conocimos...

-¿Qué? -cuestionó ante el silencio de su amigo, animándole a continuar.

-Al principio sí, pero después todo cambió -balbuceó. Se sentía idiota. -Y cuando desapareciste de Konoha...

 

Uchiha prefirió quedarse callado al notar que obviamente Naruto no estaba entendiendo nada. Si ni siquiera él mismo se estaba entendiendo, era imposible que el rubio lo hiciera. Chasqueó la lengua con frustración y apartó la mirada con cierto enojo hacia sí mismo.

 

-¿Qué es lo que cambió, Sasuke? -preguntó totalmente confundido. -Sé que vas a decir que soy un dobe, pero no entiendo nada de lo que estás diciendo.

-Todo -fue lo único que dijo para responder la anterior pregunta.

 

Uzumaki ladeó un poco la cabeza, completamente desconcertado. Sasuke siempre hablaba claro y sin rodeos, era muy raro escucharle balbucear o tartamudear. Y ahora no sólo balbuceaba, sino que decía cosas sin sentido.

 

Mientras que el enojo del pelinegro crecía. ¿Cómo demonios decirlo? No debería ser tan difícil decirle a Naruto que cuando le conoció, únicamente vio en él un arma que le sería útil a Konoha, que comenzó a tratarlo para ganarse su confianza y así poder utilizarle, que su empeño en que dejara de lado el odio hacia los humanos y Konoha era para que accediera a protegerles; decirle que durante bastante tiempo solamente pretendió utilizarle y después deshacerse de él cuando el peligro hubiera pasado. Que no le había importado en absoluto herirle para cumplir sus metas egoístas.

 

No debería ser tan difícil, pero para él era lo más complicado del mundo.

 

Aunque le dijera a Naruto que ya no era una simple arma para él y que todos esos sentimientos ruines habían cambiado completamente, no le evitaría una gran decepción al de ojos azules; y tampoco evitaría ser odiado por éste. Ni siquiera jurándole que realmente ansiaba su bienestar y que no quería que la sonrisa desapareciera de su aniñado rostro. Nada de eso cambiaría el enojo que causaría en el otro.

 

Alzó la mirada, enfocando los desconcertados ojos azules que le estudiaban con curiosidad. Con lentitud volvió a recostarse sobre el cuerpo más pequeño, cuidando no incomodarle, y pudo notar un sutil sonrojo en las bronceadas mejillas.

 

-Hey, Naruto -susurró.

-¿Qué?

-Quieres agradecerme cómo sea el que te salvara la vida aquella vez, ¿no?

-Sí -asintió decidido.

-¿Realmente harías lo que sea?

-¡Sí! -reiteró con energía.

-Entonces regresa a tu hogar.

-¿...qué? -musitó confuso.

-Y no vuelvas hasta que el peligro haya pasado completamente -agregó.

 

Sasuke acababa de tomar una decisión repentina. Le costaba aceptar los sentimientos que tenía hacia un zorro con apariencia humana, pero lo que sí aceptaba y sabía con certeza era que no quería alejarlo de él definitivamente, y mucho menos quería ser odiado por él.

 

Se tragaría aquella jodida verdad para que no viera nunca la luz. Aquello ya pertenecía al pasado, y era allí donde debía permanecer, enterrado en el pasado. Itachi no podía obligarle a contar aquello. Y aprovechando que éste se marchaba de misión, mentiría a su propio hermano. Su plan encajaba perfectamente. Cuando Itachi se marchara de misión, mandaría a Naruto al bosque, de ese modo cuando su hermano regresara y no encuentre a la bola de pelos en casa, asumiría que le contó la verdad. Podría visitar a Naruto en su cueva en secreto y a diario. Y cuando todo el peligro pasara, haría que el rubio volviera, y para que el tema de conversación tan odiado por él nunca volviera a mencionarse, podría decirle a Itachi algo como:

 

-Naruto me ha perdonado por lo que le hice y ha decidido regresar con nosotros a cambio de no hablar nunca sobre ello.

 

Itachi era astuto, pero puliendo algunos detalles de su plan, podría arreglarlo todo para que su hermano ni siquiera tuviera la posibilidad de sospechar nada.

 

Su plan no podía salir mal.

 

-Sasuke.

 

La voz de Naruto le sacó de sus pensamientos y le prestó atención para escuchar lo que tenía que decirle.

 

-Sé que estás preocupado por mí, y eso me hace feliz. Pero ya te he dicho que no pienso huir.

 

Un bufido se le escapó a Uchiha. Su plan era perfecto, pero no había contado con que la bola de pelos no colaboraría tan fácilmente, aunque era de esperarse.

 

-Entonces no digas cosas que no vas a cumplir. No harías lo que fuera para agradecerme -afirmó en voz baja. No había necesidad de hablar alto, pues sus rostros estaban bastante cerca.

 

Naruto frunció un poco el entrecejo y se removió inquieto.

 

-Eso no es cierto, Sasuke. Pero no quiero estar solo, quiero estar contigo.

-Idiota... -musitó intentando reunir paciencia. -No es algo definitivo, sólo temporal. Después podrás volver y continuar viviendo con nosotros.

-¿Hasta cuándo? -cuestionó con cierto enojo. -¿Hasta que quieran atacar la aldea de nuevo? ¿Me vas a echar de aquí cada vez que haya peligro?

 

Sasuke quiso responderle: "Sólo hasta que te vea capacitado para defenderte por ti mismo sin morir en el intento", pero supo que esa respuesta sería como una bomba y enfurecería a Naruto. No quería pelear con él, sólo convencerle por las buenas. ¡Pero era condenadamente difícil! ¡Además de usuratonkachi era terco!

 

Segundos después, unos toques en la puerta les hicieron reaccionar. Ambos sabían que se trataba de Itachi, y entonces Naruto recordó que tenía que haberle avisado a Sasuke que su hermano ya se iba a marchar, pero con todo lo ocurrido se le había olvidado por completo. Con un desgano que no mostró, Uchiha se levantó de la cama seguido del otro.

 

El kitsune corrió a abrir la puerta, mostrando una sonrisa avergonzada.

 

-Lo siento, Itachi. Se me olvidó completamente avisarle a Sasuke.

-Lo he notado -respondió tranquilo.

 

Itachi dedicó una breve mirada a su hermano menor para verificar cómo se encontraba. A simple vista parecía estar tranquilo y relajado, aunque sabía que probablemente sería una máscara. Se encaminó a la puerta de salida de la casa, seguido de los otros dos.

 

-¿Está todo bien? -preguntó Itachi observándolos una vez que se detuvo. -Hace rato escuché voces. ¿Estabais discutiendo? -afirmó en una pregunta.

-Todo está bien -se adelantó a responder Sasuke. -Es sólo que la bola de pelos siempre habla demasiado alto -dijo como excusa.

-¡Eso no es cierto! -protestó el mencionado. Y al notar que casi había gritado, bajó el rostro con un mohín infantil de berrinche y un sonrojo abochornado en las mejillas. -Teme -susurró.

-Naruto-kun, ¿podrías ir a mi habitación a coger mi protector? Acabo de notar que no lo llevo.

 

El rubio parpadeó algo sorprendido y después asintió.

 

-No conocía esa faceta tuya, Itachi. Después de todo tú también eres un despistado.

 

Sasuke no pudo evitar caer en la tentación de molestar a Uzumaki, aunque tampoco intento contenerse. Torció los labios en una sonrisita burlona.

 

-Conoces la palabra "faceta". Muy bien, dobe, no eres tan cabeza hueca como aparentas.

 

Un par de venitas palpitantes adornaron la frente de Naruto al tiempo que fulminaba a su amigo con la mirada. A veces realmente le daban ganas de borrar esa estúpida sonrisa burlona de los labios de Sasuke con un buen puñetazo.

 

-¡Idiota! -masculló antes de irse a hacer lo que Itachi le pidió.

 

En cuanto Naruto se perdió de vista en el pasillo, la leve sonrisa de Sasuke desapareció y encaró a su hermano.

 

-Dime, Itachi, no has olvidado el protector, ¿verdad?

-Siempre tan perspicaz, Sasuke. No, no lo he olvidado -señaló la mochila, indicándole dónde estaba el protector.

 

Sasuke supo entonces que Itachi había mandado allí a Naruto para hablar con él a solas un momento.

 

-Habla, Itachi.

 

El mayor asintió. No tenía mucho tiempo, así que debía ser claro.

 

-Buen intento, tonto hermano menor, pero pienso que decirle la verdad a Naruto-kun sería lo mejor.

 

El cuerpo contrario se tensó ligeramente al escuchar eso. ¿Buen intento de qué? ¿Acaso Itachi había escuchado toda la conversación que tuvieron Naruto y él?

 

-No sé de qué hablas -finalmente optó por hacerse el desentendido.

-Fui a buscaros y escuché que Naruto-kun y tú estabais discutiendo algo sobre que no protegería Konoha, y él te gritaba que no es un debilucho. Decidí dejaros solos un momento y más tarde regresé.

 

El menor se obligó a permanecer calmado mientras contestaba.

 

-Tranquilo, Itachi. Le contaré todo a Naruto, de hoy no pasa -aseguró.

 

El otro asintió. Aunque le sorprendió la repentina serenidad de su hermano, siendo que el día anterior Sasuke se mostró angustiado y le pidió tiempo para contarle todo a Naruto.

 

-Es lo mejor, Sasuke -tras una breve pausa, volvió a hablar. -Por cierto, la otra noche escuché a Naruto-kun gritar que quería tener relaciones sexuales contigo.

 

Sasuke casi se atraganta con su propia saliva por lo repentino del comentario. ¿Qué demonios...? ¿Había escuchado bien? No, no podía ser. Seguro que había escuchado mal. Se aclaró la garganta antes de hablar.

 

-¿Qué?

-¿Por qué Naruto-kun dijo algo como eso? -frunció el ceño levemente, preguntándose si entre ellos dos había pasado algo. -¿Ocurrió algo?

 

Con cierto nerviosismo que supo ocultar, Sasuke miró al pasillo para ver si Naruto venía mientras pensaba a toda velocidad una buena excusa.

 

-Tienes que dejar de escuchar conversaciones ajenas, hermano -pronunció con un ligero enojo.

-Entonces me confirmas que Naruto-kun dijo eso -comentó. -Y no estaba escuchando, estaba dormido y su grito me despertó, pero no estaba seguro de haber escuchado bien. Estuve tentado a ir, pero no sabía lo que podría encontrarme.

 

El menor reprimió un suspiro. Por suerte Itachi sólo escuchó eso.

 

-Lo que ocurrió en realidad fue que la bola de pelos escuchó eso por la calle, y el muy idiota me lo estaba proponiendo sin saber realmente lo que me estaba diciendo -inventó, aunque en realidad era una verdad a medias. No pensaba contar ciertos detalles.

 

Sin duda alguien debía premiarle por su velocidad en crear mentiras. ¡Joder...! En seis meses había mentido más que en sus diecisiete años de vida. Pero le alivió el comprobar que Itachi se mostró más tranquilo, señal de que le había creído.

 

-Naruto-kun siempre tan inocente -comentó negando con la cabeza. -A mí me ocurrió algo parecido con él una vez. Me pidió una cita sin ser consciente de lo que me estaba pidiendo.

-Ese idiota dice las cosas sin pensarlas antes.

 

A Itachi le alivió enormemente saber que todo solamente fue una confusión. Por un momento temió que Naruto hubiera gritado aquello siendo totalmente consciente de lo que estaba pidiéndole a Sasuke, y que su hermano hubiese accedido. Para él ahora estaba más claro que nunca que Naruto-kun sentía algo por Sasuke, pero su hermano al parecer no le correspondía. Aunque existía la posibilidad de que como mucho actualmente viera en el kitsune un amigo, o tal vez un hermano menor. Preguntaría para averiguarlo. Quizá los sentimientos de Sasuke habían cambiado; a lo mejor Naruto ya no era una simple arma.

 

-Sasuke, ¿Naruto-kun para ti es...?

 

Pero se vio obligado a guardar silencio al escuchar las sonoras pisadas del kitsune acercarse corriendo por el pasillo.

 

-Itachi, no lo encuentro -dijo deteniéndose frente al nombrado. -¿Dónde está? He mirado hasta debajo del colchón.

 

El pelinegro recogió la mochila recargada en una de las paredes y se la colgó.

 

-No importa, Naruto-kun. Debo irme ya, en diez minutos tengo que estar en el portón de la aldea.

-Bien -asintió. -¡Cuídate, Itachi!

-Tú también -respondió con un tono de voz sereno. Se sentó en una de las escaleras frente a la puerta para ponerse el calzado. Y meditando que probablemente esa sería la última vez que vería al rubio, agregó algo más mientras se ponía de pie. -Nunca te lo he dicho, pero en este tiempo te has convertido para mí en otro tonto hermano menor al que cuidar. Me alegra haberte conocido.

 

Una gran sonrisa de felicidad apareció al instante en el rostro de Uzumaki. Las peludas orejas se alzaron y la anaranjada cola se agitó con energía. Se llevó una mano a la nuca en un gesto tímido, con un sutil rubor en las mejillas. No supo qué decir, simplemente atinó a soltar una risita floja. Se sentía muy contento al saber que Itachi le consideraba como su familia.

 

-Espero que todo te vaya bien, Naruto-kun -llevó la mirada a su hermano. -Nos vemos, Sasuke.

 

El pelinegro menor asintió en un movimiento de cabeza, y arrugo el entrecejo al notar que ese último comentario de Itachi dejó confundido a Naruto.

 

Cuando Itachi salió de allí cerrando la puerta tras él, el kitsune giró para ver a su amigo.

 

-¿Por qué lo último que Itachi dijo sonaba como una despedida?

-Porque se está despidiendo, se va de misión.

-Es cierto -concedió sin estar muy convencido. -Pero otras veces ha salido de misión y nunca había dicho algo así.

-No seas pesado, dobe -dijo para zanjar aquel tema, encaminándose a la cocina. -Bien que te ha gustado que te dijera eso.

 

Naruto se mordió el labio inferior en un gesto ansioso. Alcanzó a su amigo en unas zancadas y se puso a caminar hacia atrás frente al otro.

 

-¡Me siento tan contento, Sasuke...! -exclamó eufórico, gesticulando de forma exagerada con los brazos. -Un hermano. ¡Tengo un hermano! Siempre he querido tener uno. ¡De nuevo tengo una familia! -rió emocionado.

 

Por un breve momento Sasuke se sintió contagiado de la alegría de Naruto y una sutil sonrisa se formó en sus labios. No comprendía cómo algo tan simple como ver a ese tonto sonreír podía hacerle feliz a él, aunque no lo expresara más que con una diminuta sonrisa.

 

Era poco más de las una, así que entre los dos prepararon la comida entre monólogos y risas de Naruto, y algún que otro comentario de Sasuke.

 

Durante la comida, justo en el momento en que Uchiha se llevó algo de arroz a la boca, Naruto llegó a ver una porción de venda en la muñeca de su amigo cuando la manga se bajó un poco. Y como un flash, recordó a aquella pareja en Ichiraku. Sin meditarlo le arrebató los palillos y el cuenco de arroz al pelinegro.

 

-Naruto, ¿qué...?

-Déjame a mí, tu brazo está herido.

 

Sasuke estuvo dispuesto a protestar, pero se vio obligado a abrir la boca por pura inercia cuando vio los palillos cargados de arroz dirigirse con demasiada velocidad a su boca, temiendo que si no la abría, Naruto le rompería algunos dientes con los palillos. Sin apenas masticar, tragó para poder hablar. Y pudo detener a tiempo otro cargamento de arroz que iba disparado a introducirse en su boca al sujetar al rubio de la muñeca.

 

-¿Se puede saber qué haces, dobe? -cuestionó con seriedad.

-Te doy de comer -respondió lo obvio con una sonrisa afable. -¡Abre la boca! -agregó, agitando la cola con entusiasmo.

-Puedo comer solo -al instante le arrebató el cuenco y los palillos al otro.

-Pero tu brazo...

-Nunca me ha molestado para poder comer por mí mismo -habló de inmediato. Aunque lo cierto era que varias veces el dolor del brazo sí fue un incordio, pero no se lo diría a Naruto.

 

El kitsune bufó con molestia y decepción, disponiéndose él también a empezar a comer. A veces le resultaba realmente irritante recibir solamente negativas de Sasuke, pero desde el principio su amigo siempre había sido así. Tal vez sólo era cuestión de acostumbrarse a esa forma de ser de Sasuke.

 

-De acuerdo -accedió finalmente.

 

Uchiha se detuvo al escuchar aquello, sorprendiéndole la docilidad de Naruto. Por un momento había estado preparándose mentalmente para tener que pelear cuando éste le insistiera mil veces más que quería darle de comer. Incluso llegó a imaginar que el dobe intentaría arrebatarle otra vez el cuenco y los palillos para continuar. Normalmente Uzumaki resultaba molesto con sus insistencias; como cuando le pedía una y otra vez que se bañaran juntos en el río, que él le enjabonara, o cualquier otra cosa. ¿Y ahora aceptaba esa negativa tan tranquilo?

 

-Hey, hey, Sasuke -le llamó, sacando al otro de sus pensamientos. Cuando los ojos negros le enfocaron, continuó hablando. -De pronto me estaba preguntando... -se llevó los palillos a los labios, con expresión pensativa. -¿Yo podría aprender el sharingan?

 

El otro parpadeó confuso al escuchar aquello. ¿Acaso a Naruto no le aterraba ese doujutsu?

 

-El sharingan es una técnica de línea sucesoria.

-¿Y? -cuestionó, sin entender nada de la respuesta anterior.

-El sharingan es un rasgo distintivo del clan Uchiha. Si no eres un Uchiha, es imposible tener estos ojos -al decir aquello recordó a Kakashi como excepción a la regla, pero era una historia muy larga como para contársela ahora al rubio.

 

Y entonces Naruto pareció comprenderlo porque bajó la mirada con decepción.

 

-Ah...

-¿A qué viene esa duda? ¿No le temías al sharingan?

-No le temía, le temo -corrigió. -Pero pensé que aprendiéndolo dejaría de sentir miedo y además me volvería más fuerte.

-¿Acaso Iruka sensei no te habló sobre los doujutsus cuando te dio clase?

-Un poco -asintió. -Pero cuando me quiso explicar sobre el sharingan, no quise escucharle.

-¿Te gustaría saber sobre el ahora?

-Sí.

 

Sasuke asintió y se dispuso a comenzar con su explicación.

 

-El sharingan ofrece bastantes ventajas: con el puedes copiar otros jutsus, a excepción de las técnicas de línea sucesoria; también puedes prever movimientos...

-¡Woah! -exclamó sorprendido cuando la explicación del pelinegro apenas empezaba.

-También puedes crear genjutsus...

-¡Como los kitsune! -volvió a interrumpir, con un tono notablemente emocionado. -Podrías enseñarme, definitivamente no soy bueno con eso -reconoció. -El sharingan también provoca dolor de cabeza y debilidad, ¿verdad?

-¿De dónde sacas eso?

-Es que cuando conocí a Itachi y me miró con su sharingan, tuve recuerdos desagradables; me desmayé y cuando desperté me sentí débil durante horas y con dolor de cabeza.

 

Sasuke recordó aquella ocasión, cuando apenas conocía a Naruto, donde al verlo tan solo y deprimido después de descubrir que el asesino de sus padres había muerto, decidió quedarse a dormir con él por primera vez. Rememoró que el rubio se veía cansado, ojeroso y terriblemente desconfiado con todo a su alrededor:

 

-No sé qué fue lo que me hizo con esos ojos rojos, pero todavía no me recupero del todo.

-¿Qué...?

-No puedo utilizar mis poderes todavía. Apenas y puedo mantener mi apariencia humana. Así que... -todavía de rodillas, se giró para quedar frente al pelinegro. -Ahora es tu oportunidad para matarme, porque te aseguro que cuando me recupere no tendré piedad con vosotros. Si vas a matarme, hazlo ahora. Supongo que conoces mi único punto débil, ¿no?

-¿Punto... débil...?

 

Naruto tomó a Sasuke de la muñeca y colocó la pálida mano sobre su pecho, a la altura del corazón.

 

-Eso fue porque Itachi utilizó en ti otro nivel de sharingan. El mangekyou sharingan.

-¿El sharingan tiene niveles? -y cuando vio al otro asentir con la cabeza, arrugó ligeramente el entrecejo. -Ahora entiendo porqué todos los Uchiha sois tan creídos y os sentís superiores a todos.

 

Los ojos negros se entrecerraron al tiempo que el dueño de estos dejaba escapar un ligero gruñido de advertencia para el rubio. Pero éste ni se inmutó.

 

-Eh, Sasuke, ¿tú también tienes ese nivel de sharingan?

-No, yo no -respondió volviendo a estar calmado.

-¿Por qué no?

-Hace falta un requisito imprescindible para obtenerlo.

-¿Y cuál es? -su voz cada vez sonaba más curiosa, si es que se podía.

 

El pelinegro dudó bastante en hablar, pero la mirada insistente del otro le hizo responder al final.

 

-La muerte de alguien importante -pronunció escueto.

 

Las peludas orejas se alzaron junto con la esponjosa cola al escuchar semejante respuesta. Todo el pelaje anaranjado se había erizado.

 

-¿...muerte? -musitó consternado. Sacudió la cabeza para salir de la sorpresa. -Pero si Itachi lo tiene...

-Itachi no consiguió el mangekyou sharingan porque lo deseara. Hace varios años, en una misión, su mejor amigo resultó herido de gravedad. No tenía salvación y Shisui lo sabía, por eso le pidió a mi hermano que terminara con su vida para acabar con su sufrimiento.

 

Naruto permaneció en silencio hasta que asimiló la información recibida. De pronto encaró a Sasuke con una mueca de ligero espanto.

 

-Eso... ¿Eso quiere decir que...? ¿Si tú me matas puedes conseguir el mangekyou sharingan?

 

La única respuesta que recibió fue los ojos negros posados en los suyos y un largo silencio, pero aquello fue suficiente para hacerle tragar saliva de forma sonora. Aquello tenía sentido. Itachi lo consiguió después de verse obligado a matar a su mejor amigo, y Sasuke y él eran mejores amigos.

 

-Pero no me interesa conseguir el mangekyou -habló por fin el pelinegro.

-Ah, ¿no? -parpadeó confuso.

-Una vez que empiezas a usarlo, tus ojos van perdiendo su luz hasta quedar ciego. Estoy seguro de que podría entrenar mi sharingan lo suficiente y llevarlo a un nivel superior por mi cuenta.

-¿¡Ciego!? ¡Eso es terrible!

 

El más alto tuvo claro que no le iba a contar a Naruto la forma en la que se podía remediar la ceguera. Seguramente le daría un ataque. Y pensó dejar los detalles que le quedaban por explicar para otro momento.

 

-¡Los humanos sois raros!

-Y vuelta con eso -musitó el otro, rodando la mirada.

 

Naruto no insistió como de costumbre sobre las rarezas de los humanos, sino que se mantuvo pensativo y más calmado antes de volver a hablar.

 

-Realmente... los Uchiha sois poderosos -comentó de forma audible, aunque más bien lo hizo para sí mismo. Ignorando que había hinchado el ego de su amigo, continuó hablando. -Recuerdo que en una clase, Iruka sensei me dijo que enfrentarse a un usuario del sharingan en un uno contra uno sería como suicidio.

-Y más para un usuratonkachi como tú -aseguró, todavía con el orgullo inflado por las anteriores palabras del rubio.

 

Uzumaki se puso de pie de un salto, apretando un puño a la altura de su cara y señalando con la otra mano al pelinegro de forma descarada.

 

-¡Eso no te lo crees ni tú! ¡Vamos a comprobarlo ahora mismo, teme creído! ¡Te patearé el trasero! -una venita palpitó en su frente al ver que el mencionado le ignoraba, sujetando el casi vacío cuenco de arroz con una mano, mientras con la otra se llevaba el alimento con calma a la boca. -¡No me ignores, cobarde!

 

Cuando Naruto vio a Sasuke ponerse de pie sin soltar el tazón y los palillos, se puso alerta y en posición de ataque, esperando alguna patada al ver que las manos estaban ocupadas. Pero no recibió ninguna patada, sino que de forma inesperada sintió uno de los pies contrarios meterse entre los suyos, haciéndole trastabillar y con un sutil empujoncito de ese mismo pie en el estómago, cayó de espaldas al suelo con una queja ahogada en la garganta. Notó uno de los pies descalzos de Sasuke posarse sobre su pecho, y al alzar la mirada, vio que éste le dedicaba una torcida sonrisita burlona.

 

-¿Qué decías que me ibas a hacer, bola de pelos?

-¡No juegues conmigo! ¡Quiero una pelea en serio! -exclamó frustrado.

-No voy a pelear dentro de casa -fue todo lo que dijo, volviendo a tomar asiento donde antes estaba y dejando el cuenco junto con los palillos en la mesa.

 

Uzumaki tomó impulso y se sentó nuevamente. Asintió con la cabeza, dándole la razón a Sasuke sobre lo de no pelear dentro de casa.

 

-Pero hablo en serio, Sasuke, quiero una pelea de verdad contigo.

-¿Um? -murmuró apenas girando la cabeza para mirarle, sin tomarle realmente en cuenta. La mayoría de sus peleas con Naruto siempre habían sido algo así como juegos, tal y como acababa de pasar en ese instante.

-Quiero ver cuánto he mejorado. Estoy dispuesto a sacar mis colas para ganarte.

 

Pero Sasuke no estaba convencido con aquella repentina petición.

 

-¿Y si tengo que usar mi sharingan qué harás? ¿Salir corriendo?

-¡Claro que no! -exclamó ruborizado por la vergüenza. -Me da miedo, ¡pero me lo aguantaré!

-Saldrás huyendo, como aquella vez -afirmó con calma.

 

La expresión decidida del kitsune desapareció tras escuchar eso, rememorando lo que ocurrió aquella vez cuando Sasuke le exigió que peleara contra él:

 

-¿¡Qué crees que haces, Naruto!? ¡Muéstrame tu poder!

 

-¿Esta es toda tu fuerza? -cuestionó Uchiha, serio y burlón. -Muéstrame tu poder -reiteró con un tono demandante.

 

-Eso... Bueno... -balbuceó.

-No insistas.

 

Al instante el rubio se exasperó y encaró a su amigo con el ceño fruncido.

 

-¡No fue mi culpa! Todo fue muy repentino, ¡no me sentía preparado!

-Excusas -fue todo lo que dijo.

-De repente te comportaste raro, me mirabas de forma extraña -continuó diciendo, como si no hubiese escuchado lo anterior. -¡No quería tener esa clase de pelea contra ti! Parecía que no eras tú, incluso después me estuviste evitando de repente.

 

Sasuke se mantuvo callado un breve instante, recordando de forma fugaz todo aquello. El momento justo en que tomó la decisión de apartar a Naruto de su lado, y sin embargo ahí lo tenía todavía. ¿Dónde demonios había quedado su firmeza para llevar a cabo sus decisiones?

 

-Está bien. Si tantas ganas tienes, tendremos una cuando surja el momento -dijo simplemente para dejar satisfecho al otro.

-¡Bien! -y Naruto quedó conforme con esa respuesta. Finalmente se dispuso a terminar su desayuno, llevándose grandes cantidades de comida a la boca para acabar pronto. -Más tarde iré al bosque, ¿quieres venir?

 

Sasuke quiso decir un "sí" claro y conciso, pero no quería mostrarse demasiado interesado. Sería vergonzoso para él.

 

-Qué remedio. Según palabras de la quinta, no puedes andar solo.

-¡Tsunade no baa-chan dijo eso hace tiempo, y siempre he estado solo! ¡No quiero que vengas conmigo por obligación!

-De acuerdo... iré.

 

Naruto mostró una sonrisa al escuchar la respuesta afirmativa, pensando que podría pasar más tiempo con Sasuke.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de dejarme un review, favorito, o alerta. Me siento afortunada por haber creado un fanfic con tan buena aceptación ^^

 

¡Feliz cumpleaños, Sasuke teme! Aquí está tu regalo de cumpleaños, igual que el año pasado, actualización y dibujo. Quién quiera verlo, que vaya a mi cuenta en DA.

 

Hablando de cumpleaños, el día cuatro de este mes, "Kitsune no kokoro" cumplió un año. Así que, ¡feliz cumpleaños también! XD ¡Afú, cómo pasa el tiempo!

 

Y pasando a otro tema, a pesar de la nota aclaratoria que dejé en el capítulo pasado, me han seguido llegando mensajes privados de personas que habían entendido mal la finalidad de la encuesta. Realmente no sé cómo explicarlo para que se entienda. Los lectores no van a elegir el final; el final de esta historia está escrito y pensado por mí desde el 2010.

 

Para evitar más malos entendidos, he borrado la encuesta.

 

Adelanto del capítulo 29:

"Y Sasuke pensó sin proponérselo que un excelente regalo de cumpleaños atrasado sería poder ver a un Naruto adolescente, vistiendo la yukata azul con el símbolo del clan a la espalda que Sakura le regaló. Para ser más específico, vistiendo únicamente esa prenda. Pudo visualizar a Naruto recostado en su cama, con las piernas un poco separadas, mostrando los muslos de forma sugerente; y los brazos estirados sobre su cabeza, revelando gracias a la apertura de la prenda el bronceado pecho hasta casi el ombligo. Los ojos azules entrecerrados y mostrando un brillo que seguramente le calentaría la sangre en segundos, en las mejillas un tenue rubor apenas perceptible, y la boca ligeramente abierta en espera de ser devorada en un apasionado beso que él muy gustoso estaba dispuesto a darle.

 

Salió abruptamente de su escabrosa imaginación cuando un fugaz cosquilleo le azotó en el bajo vientre y sintió un excesivo calor en las mejillas. Automáticamente inclinó el rostro con el entrecejo dolorosamente fruncido.

 

-Joder... No soy un pervertido -se masculló a sí mismo con cierto enojo."

 

¿Sabías qué...?

Otra de las manifestaciones de los kitsune son los llamados fuegos de zorro, kitsune-bi 狐火. Cuando un zorro lanza un poco de su aliento, éste se convierte en unas llamitas entre blancas y azules que flotan a su alrededor. Lo que nosotros diríamos que son "fuegos fatuos". En realidad es un fenómeno siempre relacionado con apariciones fantasmales o de fenómenos paranormales, ya sean fantasmas u o-bake (1)

 

(1) O-bake: Se denominan a una serie de animales capaces de cambiar de forma por sí mismos (tanuki, kitsune) u objetos poseídos por espíritus que buscan venganza, o simplemente han sido muy usados por los humanos y han cobrado vida (lámparas, libros..).

 

¡Se agradecerán reviews! ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).