// Pensamientos //
+++++++++ Separación de Escenas ++++++++++
----------- Flash Back----------
03.- CONOCIENDONOS…
-¿Potter? – Pregunto el rubio extrañado ¿Acaso Potter había ido a salvarlo? Era tan embriagante la visión, sin querer se le llenaron los ojos de lágrimas, maldijo su debilidad, pero en verdad estaba harto de todo y verlo delante de él, lo llenaba de esperanzas.
Al escuchar el nombre el otro tipo dejo de pelear y se alejó rápidamente, supuestamente Harry Potter no quería a Draco Malfoy y este último se estaba aprovechando de la buena voluntad del primero, entonces ¿Porque lo defendía? Esas fueron las preguntas que se hizo el atacante. Y era la misma pregunta que se hacía cierto rubio.
-¿Estas bien? – Dijo Harry preocupado, iba a salir detrás del maldito pero los brazos del rubio se apretaron a los suyos en un acto casi de reflejo, podía sentir el miedo por parte de Draco, se volteo a verlo y trato de levantarle la barbilla para que lo mirara, llevaba días viéndolo llegar magullado, y no ayuda mucho que el rubio siempre desviara el tema. Esa noche lo había esperado en una esquina cerca de la casa, ya que desconocía realmente por donde se venía, y cuando lo vio corriendo asustado y un tipo que lo perseguía, que lo agarraba y empujaba, se llenó de furia. Esa era la causa de sus golpes, lo estaban golpeando y acosando deliberadamente, y para colmo eran magos, conocía la situación del rubio en el mundo mágico, sabía que lo odiaban, pero nunca creyó que fuera hasta ese punto. Había luchado contra Voldemort para defender la discriminación de sangre y ahora hacían todo lo contrario por lo que él se había sacrificado. Era inaudito, y Harry no iba a permitir más eso ¿Qué lo llevaba a defenderlo? Ni el mismo lo sabía, pero había algo en el rubio que lo atraía en sobre manera, pero él no estaba muy dispuesto a asumirlo.
Malfoy había sido un chico odioso en el colegio, pero él no lo odiaba y eso que había tenido varios puntos en contra del rubio por como lo trataba en el colegio. Pero ambos habían cambiado, Harry ya no era un niño debilucho y miedoso, la perdida de sus seres queridos por la guerra, le habían enseñado a atesorar lo momentos presentes y no vivir o dejarse guiar por el pasado. No quería problemas, estaba cansado de ser un maldito héroe, solo quería estar tranquilo. La promesa hecha a Narcisa había cambiado un poco las cosas, Draco había llegado a su vida justo en el momento menos indicado, donde recién se estaba encontrando consigo mismo y pensaba que hacer con su vida, había sido una bestia con él en la noche de bodas, digamos que se había vengado de los dolores pasado, pero eso en vez de hacerlo sentirse bien, fue peor. Ayudo sí que el rubio no le dijera nada, pero eso no quitaba lo mal que se sentía.
Sus amigos habían sido su punto de salvación, desconectándose del mundo y mirándolo casi a través de ellos. Pero ese día que el compañero de Draco lo llamo, una alarma sonó en su cerebro. No tenía idea de lo que pasaba con la persona que tenía al lado de él, él sabía perfectamente cómo se siente estar solo en el mundo, y ese sentimiento no se lo desearía ni a su peor enemigo, pero lo más ilógico de todo, era que el mismo lo estaba haciendo, la persona que tenía al lado estaba solo, completamente solo y él estaba aportando en ello, ignorándolo.
-Déjame Potter… estoy bien – Quiso arrancar de Draco, pero el moreno no lo dejo, lo tomo fuerte entre sus brazos y lo abrazo, con cariño, trasmitiéndole calor.
-No estás bien… esto no está bien – Harry le susurro en el oído y vio como el rubio se desarmo, su careta de frialdad se había ido al carajo y Draco no pudo aguantar más, comenzando a llorar en el hombro de Harry, el moreno aguardo en silencio a que se calmara, de vez en cuando le acariciaba la cabeza, pero nunca lo soltó del abrazo. Y Harry volvió a sentir calidez en su corazón, el rubio estaba trasmitiendo inconscientemente calidez, ambos eran heridos de guerra, ambos habían sufrido y vivido perdidas de familiares importantes, ambos eran víctimas inocentes, deberían entenderse mejor que nadie, deberían… pero no lo hacían, por lo menos, nunca habían intentado acercarse, y Harry creyó que era el momento de cambiar las cosas, a lo mejor era el momento de darse una oportunidad, de conocerse y ver que podía pasar.
Harry era bisexual, le gustaban tanto los chicos como las chicas, por algo se acostaba con Ginny, pero cuando se acostó con el rubio no le desagrado para nada, hubiera preferido hacer algo más tierno, pero se dio así.
Una vez ya calmado el rubio, caminaron en silencio a la casa como dándose una tregua, Draco estaba tan avergonzado que mantenía la vista baja, mirando al suelo. Harry iba mirando de frente perdido en sus pensamientos.
Al llegar a la casa, el rubio intento subir inmediatamente a la habitación.
-Draco hoy cenaremos juntos – El rubio no sabía de qué estaba más sorprendido, de que el moreno lo llamara por su nombre o que le pidiera que cenaran.
-Potter ¿En verdad eres tú?
-Sí, que yo sepa soy el mismo ¿Por qué?- Sabia porque se lo preguntaba, pero prefería hacerse el desentendido, era más divertido. Malfoy muchas veces le parecía un cachorrito perdido, era tierno e indomable a la vez.
-Por… - El rubio iba a decir algo pero se contuvo – No tengo hambre, mejor voy a acostarme.
-No Draco, desde hoy en adelante cenaremos juntos ¿Somos un matrimonio no? – El rubio le iba a rebatir, pero Harry no lo dejo – Conozco perfectamente tu respuesta, pero eso no quiere decir que no podamos convivir como personas adultas que somos. Además, tengo que curar tus heridas – El rubio iba a volver a rebatir y nuevamente no lo dejaron – No te lo estoy pidiendo por favor Draco, te lo estoy ordenando, como tu marido que soy – No quería tratarlo de esa manera, pero el rubio era tan difícil que tenía que implantar algo como una orden, en el mundo mágico, el marido mandaba. Y todo el mundo sabía que en esa casa, lo hacía Harry.
Comieron en silencio, más bien Harry, Draco solo revolvía su comida, de verdad que no tenía hambre y tener a Potter al lado de él mirándolo de vez en cuando lo ponía nervioso, también se había acostumbrado a comer poco, su antigua situación no era la mejor, había aprendido a la fuerza a racionar la comida y sus tiempos.
-Si no te lo comes todo no te moverás de la mesa – Le hablo el moreno seriamente, pero sin ser agresivo, Draco de primera lo miro con odio y después empezó a comer rápido, Harry sonrió, sin lugar a dudas, el rubio muchas veces parecía un niño chico.
Y así Harry lo esperaba todas las noches cerca de la casa y cenaban juntos, muchas veces le trataba de conversar de algún tema trivial, pero solo recibía monosílabos de parte del rubio… “Si… no… a veces… bueno” la verdad es que no podía esperar mucho por parte de él y lo entendía, de seguro para el rubio era difícil tener un cambio de la noche a la mañana, pero de verdad que Harry quería cambiar las cosas, quería conocerlo y por lo menos en lo que les quedaba de vida, llevarse mejor.
Un día que salió temprano del trabajo, fue al instituto a ver al rubio, lo que vio no le gustó mucho. La verdad, es que ni siquiera se acercó a hablar con él, lo miro desde lejos, pudo notar que Draco hablaba y sonreía a su compañero de clases, ese tal David. Draco parecía tan natural con él, hasta parlanchín, ¿Y entonces porque con el no? ¿Qué tenía ese tipo que él no? Después se dio cuenta las estupideces que estaba pensando, quien era él para recriminarle al rubio, debería tener más que claro porque Draco no le hablaba y sonreía de esa manera, su matrimonio era solo una obligación de su madre, nada más. Y entonces ¿Por qué le molestaba tanto?
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Draco como casi por primera vez en su nueva vida, se había retirado temprano del instituto, ese día era 31 de julio, cumpleaños de Harry Potter. Había juntado unos ahorros y ahora precisamente estaba saliendo de una pastelería, había mandado a hacer una torta con los sabores que más le gustaban al moreno. También se había tomado su tiempo para comprarle un regalo. Esa era la forma que tenía para agradecerle las atenciones que le estaba dando. A Draco, Harry le gustaba, y mucho. Y producto del cambio repentino que había tenido el moreno con él, cada día le gustaba más y más. Eso muchas veces le asustaba, no era bueno tentar a su suerte, sabía perfectamente que Harry jamás le correspondería y tarde o temprano todo esto acabaría y al rubio solo le esperaba tener el corazón roto una vez más… pero…¿Acaso era tan malo sentirse alguna vez querido e ilusionado? Desde que Harry lo iba a buscar cerca de la casa se habían acabado los ataques hacia su persona y también Ginny había dejado de ir, a lo mejor eso no decía nada, pero, Draco se sentía tan necesitado de afecto que se dejaba llevar, también como una forma de olvidar el frio que lo invadía día a día.
Llego a la casa y escucho voces, se suponía que el moreno no llegaría todavía, por eso él había preferido llegar temprano para prepararle algo rico, tenía pensado hacer algo simple. Abrió la puerta y se topó con todo el arsenal Weasley en la casa, preparando todo para esperar al moreno, rio con amargura para sus adentros ¡Que estúpido había sido! Era obvio que ellos no dejarían que su preciado amigo estuviera solo en un día como hoy y mucho menos que lo pasara con él.
Camino lentamente rumbo a la cocina, siendo ignorado por casi toda la familia, menos por Ron y Ginny.
-¿Qué haces aquí tan temprano hurón? – Le pregunto Ron molesto, ellos no se esperaban al rubio temprano, este siempre llegaba tarde, el otro día había aguantado que Harry lo retara por molestar al rubio y le había hecho jurar que ya no lo haría más, pero ahora Harry no estaba, así que podía decirle lo que quería – ¿Supongo que no vienes a fastidiarle el día a Harry no? Acaso no entiendes que eres una persona impuesta para él, un compromiso hecho por lastima.
-No Weasley, no te preocupes, tengo que estudiar, por eso llegue temprano, pero no me veras, estaré en la habitación – Draco no tenía ganas de pelear y mucho menos con los Weasley, su mediática paz la llevaba al no confrontarse con ellos, este sabía que ellos tendrían siempre las de ganar, y ya no estaba para peleas de niño chico. Pero eso no quería decir que no le doliera lo que le dijeran, aunque Draco sabía todo eso.
-Más te vale Malfoy – Dijo ahora la pelirroja con desprecio, Ginny siempre aprovechaba cualquier momento para fastidiarlo, Draco no sabía a quién odiaba más, si a Ginny o a Ron – Hoy es un día especial para Harry y tu presencia solo lo abrumaría, tienes claro que a Harry no le importas – Draco miro para otro lado, si, lo tenía claro, nunca sería importante para él, podía el moreno ser amable con él, y a veces tratarlo como persona, pero nunca lo querría, nunca.
-Tengo claro cuál es mi posición aquí Weasley, no te preocupes, ahora iré a la cocina y no me verán más por aquí – El rubio paso por al lado de ellos. Paso a la cocina, le dejo instrucciones al elfo para cuando sirviera la torta, se preparó un pan con jamón y se fue a su habitación.
Al rato después sintió unos vítores y el canto de Cumpleaños Feliz, de seguro había llegado el moreno y ahora estaba celebrando con “Su verdadera Familia”. Espero hasta bien tarde en la noche por si el moreno subía para entregarle su regalo, parecía niño chico esperando poder entregar el regalo. Pero el moreno esa noche no entro en la habitación, esa noche Harry durmió en otro lugar y con otra persona.
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Harry entro al otro día temprano a la habitación que compartía con Draco, no verlo en la celebración de su cumpleaños lo había entristecido, de primera pensó que al rubio no le importaba, tampoco tendría la forma para recriminarle, él no había averiguado el suyo y el rubio la había pasado solo, si no fuera por su amigo, se puso serio, no le gusto pensar en el amigo de Draco, últimamente le estaba cayendo mal.
Cuando Hermione le había comentado que el rubio había llegado temprano y al parecer con un paquete, se ilusiono, a lo mejor Draco le tenía algo, pero esa noche no había podido despegarse de Ginny, y Harry como una última oportunidad que le había dado a la chica, durmieron juntos, la verdad es que Harry quería comprobar que era lo que sentía realmente por ella y como todo hombre, la única forma de hacerlo era en la cama. Efectivamente Ginny ya no le gustaba, de hecho en el momento culmine del sexo Harry había nombrado a Draco, la verdad es que se estaba imaginando al rubio en sus brazos más que pensando en la pelirroja ¿Cuándo habían cambiado sus sentimientos? Ni el mismo lo sabía, pero Harry sabía que era fácil enamorarse del rubio, sobre todo ahora. Draco era más que un hombre atractivo, tenía un encanto único, algo inexplicable. Ginny al escuchar el nombre del rubio, se apartó de él con una patada y después de gritarle una y mil puteadas, se fue de la casa echando humo. Harry quedo tirado en la cama pensando, más bien impresionado de todo lo que estaba viviendo. No se dio ni cuenta cuando se había quedado dormido.
Despertó temprano y partió a ver al rubio, pero no lo encontró, al parecer Draco se había ido más temprano de lo habitual. Se encontró con la cama hecha y un sobre en el lado de su cama, lo tomo y lo abrió, sacando del una cadena de plata con la figura de un león, detrás del medallón había una escritura que decía “Feliz Cumpleaños Harry”, al moreno se le llenaron los ojos de lágrimas, sabia el significado del regalo, conocía la economía del rubio y el objeto parecía valioso. La había cagado, por no darse cuenta antes, de seguro ahora Draco pensaba que no le importaba.
********** Continuara *********