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En Aniversario de Lago por liqe_lishee

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Notas del capitulo:

Bien el capitulo 3 y final. Una disculpa porque me atrase una semana en subir la continuación pero… en estos días estuve incapacitada tecnológicamente lo que me impidió cumplir  no volverá a pasar puesto que no me gusta ser incumplida.

 

Bueno el punto es que aquí te dejo el capitulo que concluye esta historia y que espero te guste mucho, mucho, mucho… personalmente me encanto y me dejo con un rico sabor de boca. 

El viento soplaba haciendo volar los mechones de cabello azul profundo que parecían bailar sobre su rostro que estaba desfigurado por la sensación de inconformidad que lo llenaba por completo. El sol aún no pintaba el horizonte pero él estaba fresco y con toda la intensión de atacar. Se podía percibir un fuerte aumento en el poder espiritual del shaman de ojos dorados, a pesar de que no había un objetivo preciso o un encuentro entre shamanes que se aproximara, su entrenamiento se había vuelto realmente riguroso, era una forma de liberar sus preocupaciones, ahogar sus dudas, enfrentar sus temores y llenarse de fuerza. Aunque se tratara de una fuerza incorrecta, pues en ese momento necesitaba la fortaleza para enfrentarse a una serie de cambios que marcarían su vida en adelante, lo que representaría aprender a valorar las cosas realmente importantes de las personas, conocer los sentimientos ajenos y  propios para poder dejarse llevar por sus instintos dejando de lado todas las expectativas ajenas que siempre le habían impuesto a cumplir reprimiendo su verdadero ser y limitando sus experiencias, creando a un ser mecánico , frío, cerrado al mundo.

 

Los golpes hacía la nada caían con desesperación en aquella batalla contra el oponente más poderoso jamás enfrentado, incluso más fuerte que Hen Tao e incluso que el mismo Hao Asakura. Se enfrentaba a sí mismo, a sus prejuicios, a su propia inseguridad, al temor y al remolino de sentimientos que se desbocaba en su interior, a toda aquella confusión que representaba la barrera que le impedía ser libre como persona.

 

Tal vez la solución no era la correcta, tal vez de aquella forma no conseguiría nada pero en la vida esa era la única manera en que había aprendido a afrontar las cosas que le significaban un conflicto, por la fuerza. El sudor le recorría la frente  deslizándose hasta recorrer por completo su pecho desnudo, su piel estaba erizada a consecuencia de la furia que contenía en su interior; su rostro estaba sonrojado por el esfuerzo físico y en parte por la "tonta" imagen que no podía sacar de su mente.  Cada que se veía a si mismo se sentía débil, estúpido y ridículo por lo que había echo en aquel momento, se veía a sí mismo prendado del brazo derecho del shaman de hielo agachando la cabeza para poder ocultar el rubor que invadía su rostro y los surcos de lagrimas que emanaban de sus ojos apretado. <<Esto… fue un error. Y no volverá a suceder>> se escuchaba decir una y otra vez sintiendo como filosas dagas cada una de las palabras que perforaban su alma. En esos momentos solo recurría a su mente la idea de cuanto pudo haber herido al otro shaman con esas mismas palabras aquella noche, la preocupación y el rostro de Horo-Horo se hacían cada vez más intensas en su mente haciéndolo perder completamente la razón.

 

- ¡Aaaah! Maldición-

 

Trataba de auto frenar sus propios pensamientos, como cada vez se había vuelto a centrar en aquel chico dejando de lado su "entrenamiento". Sus golpes tomaron más fuerza y continuó así por varios minutos más hasta que su cuerpo ya no parecía tener nada más que dar.

 

Presa del agotamiento dejo caer su cuerpo sobre el pasto frío, su mirada comenzó a pasear en la infinita extensión del cielo azul hipnotizado por el paso de las nubes que avanzaban velozmente empujadas por el viento que al contacto con su piel secaba el sudor que le inundaba completamente el cuerpo, aunque aquella sensación fuese incomoda no le importaba, se dejaba llenar por el dolor y el cansancio que cubría cada parte de su ser llenándolo de una sensación muy parecida a la paz. Después de un largo rato  inconscientemente se dirigió a los baños entro automáticamente te sin preocuparse de que alguien más estuviese allí dentro, en ese momento quería sentir el calor del agua bañar su cuerpo, relajar sus músculos y purificar su alma, se desvistió a medida que avanzaba al llegar a la orilla de piedra dedico unos breves momentos a apreciar el tono verdoso opaco de las aguas que permanecían impasibles. Lentamente introdujo su cuerpo sintiendo como el calor invadía cada rincón de su ser, siguió bajando hasta dejar por fuera únicamente su nariz y sus ojos  que no tenían un punto fijo de mira.

 

Unos cuantos suspiros brotaron de su pecho provocando burbujas en la superficie  del agua. Tenia muy claros sus sentimientos hacia su amigo, sabia que todo aquello que sentía podía resultar extraño para cualquiera pero no por ello se trataba de algo malo, algo  que pudiese llenar su corazón en un solo segundo al punto de sentirlo reventar y al siguiente mantenerlo en un estado completo de armonía no podía ser algo malo, en especial cuando se trataba de algo que no afectaba a nadie y además se trataba de un sentimiento que sabía perfectamente era correspondido. Lo que lo mantenía preocupado era el hecho de no saber que hacer a partir de ese momento ¿Cuál debía ser su siguiente paso a dar? Era consiente de que actuar precipitadamente lo había llevado a la terrible situación en que se encontraba en ese momento, no tenia la mínima idea de que hacer para solucionar el gran error que había cometido para alejar al joven de Hokkaido. Cerro los ojos con la esperanza de ahogar sus inquietudes con el calor del agua, se dejo envolver por la deliciosa sensación del vaivén a su alrededor y el cálido roce del vapor cubriendo el resto de su ser, perdió completamente la noción del tiempo sumergido en aquella perfecta atmosfera de tranquilidad.

 

El ruido provocado por la puerta al abrirse lo trajo de regreso a la realidad, su cabeza le daba vueltas y su cuerpo se sentía extraordinariamente agotado, mucho más que antes de entrar a "descansar" en las aguas. Aunque quiso voltear a ver al recién llegado sus músculos parecían no responder a las ordenes de su cerebro, seguramente era el efecto de tanto calor. Sin poder averiguar quién era su acompañante se rindió dejándose absorber de nuevo por el sofocante vapor, mientras sus pensamientos se comenzaban a hundir nuevamente una voz proveniente de sus espaldas consiguió casi espabilarlo, ese timbre de voz que minutos atrás ansiaba escuchar más que otra cosa.

 

- Disculpa, disculpa. Un chico muy cansado va llegando a destruir tu momento de tranquilidad - dijo el chico peli azul mientras se introducía descuidadamente en el agua sin tomar la menor molestia a ver quién era su "acompañante", cuando abrió sus ojos se encontró con el rostro prácticamente embelesado del joven Ren, justo cuando se percato de él una sensación muy parecida al frío le recorrió el cuerpo desde la pinta de sus dedos hasta la raíz del cabello.  Ambos permanecieron lo que pareció un eterno segundo congelados uno frente del otro.

 

"Rayos ¿Quién iba a saber que me lo encontraría aquí?... Mis esfuerzos por evitarlo simplemente han sido en vano"

 

<< No puede ser  justo cuando necesitaba verlo, simplemente él vino a mi>>

 

" Lo único que quería era alejarme de él. Olvidarme de él. Dejar de necesitarlo para no hacerle más daño"

 

<< Esta realmente aquí y puedo… puedo reparar lo que fracture>>

 

"No quiero que me mires con esos ojos Ren… Así no podré… no podré olvidarme de ti"

 

<< Sigue mirándome de esa manera que llena todo mi ser…>>

 

Ren trató de levantarse para acercarse a los brazos que tanto ansiaba desde aquella noche. Su cuerpo aún parecía no querer responder y sus movimientos eran torpes, su rostro lucía extraordinariamente infantil inundado por un tono rojizo que confundió completamente a Horo-Horo, nunca en todo el tiempo que llevaban siendo amigos lo había visto con una extrusión tan tierna e indefensa a la vez; en ese momento al mente del mayor se sumió en un conflicto difícil de sobrellevar, todos sus esfuerzos por olvidarlo por disipar aquellos sentimientos prohibidos por aquel chico se desmoronaban con solo contemplar su perfecto cuerpo indefenso frente de él. Justo cuando Horo iba a decir algo el cuerpo de Ren se desplomo repentinamente cayendo de golpe y hundiéndose lentamente en las aguas, el peliazul se quedo tieso al presenciar ese momento. Cuando pudo reaccionar el cuerpo de su amigo estaba por debajo del agua, rápidamente se inclino para jalarlo con fuerza.

 

- ¡REN!... ¿Ren? ¡¡Estas bien!! … dime algo ¿Qué te sucede?-

 

Pero por más ímpetu que pusiera al llamarlo no recibía respuesta alguna el rostro del otro shaman estaba completamente apagado.  Lo tomo por el cuello y las piernas y lo cargo, corrió rápidamente a su habitación y lo recostó en la cama, el cuerpo del más pequeño se dejo caer sin oponer la mínima resistencia. Horo-Horo prendió la luz y con eso pudo darse cuenta que la mayor parte de su cuerpo estaba arrugado y enrojecido, era obvio que había pasado demasiado tiempo dentro del agua. Al ver la respiración suave proyectarse en el subir y bajar de su pecho consiguió tranquilizarse un poco. Vio aquel cuerpo sobre la cama e inconscientemente lo recorrió parte por parte bañándose de aquella hermosura,  dio un respingo y se auto reprimió, giro su rostro en busca de algo con que cubrirlo, lo tapo con una sabana blanca que estaba a un lado. Agacho la mirada al piso tratando de borrar aquella imagen que lo había conseguido confundir completamente.

 

"Seguramente… tu mirada y todo lo demás que creí ver, simplemente fue el reflejo de … el reflejo de la exposición al calor. Lo que me imagine no tiene nada que ver con lo que tu piensas. Simplemente aunque lo intente no puedo sacarte de mi"

 

Sus pensamientos trataban de calmarlo, de hacerlo entrar en razón nuevamente. Había decidido que olvidaría todo lo que había sucedido hasta ese momento, se esforzaría por volver a ganar su confianza y amistad, borraría ese hermoso recuerdo de cuando pudo ser uno con la persona que más amaba solo por poder permanecer a su lado de alguna forma, solo para no perderlo. Una lagrima broto de sus ojos resbalando hasta caer sobre el piso, desvaneciéndose en la madera. El rostro de Ren comenzó a moverse apretando sus facciones hasta abrir lentamente sus ojos que comenzaron a moverse algo nerviosos tratando de identificar en que lugar se encontraba. Se golpe se detuvieron en Horo que aún permanecía sentado a un lado.

 

- Horo… - Trato de decir, pero su voz aun temblaba.

 

El peliazul respiro profundamente frenando la felicidad que sentía al verlo abrir los ojos, al cruzar su mirada con la mirada dorada de su amado. Cerro los ojos cuidadosamente y al abrirlos toda la expresión que unos momentos atrás invadía su rostro se transformo de nuevo a la despreocupada que lo caracterizaba.

 

- Vaya que eres torpe Ren. Mira que caerte en medio del baño. Jaja espera a que se lo cuente al resto - Comento ingenuamente el de Hokkaido - Este… -

- Horokeu - a pesar de la fuerza con la que se manejaba el escuchar su nombre completo de labios de aquel shaman lo quebró por dentro - Yo….- Antes de que Ren pudiera decir algo lo interrumpió con una risa.

- Tu te viste muy estúpido en ese momento. Bueno será mejor que nos preparemos ya casi es hora de comer - Dijo dándole la espalda a Ren - si llegamos tarde nos van a dejar sin comida … - finalizo mientras avanzaba hacia la salida de la habitación y se marchaba.

 

Ren se quedo contemplando el escape del otro shaman sintiéndose derrotado.

 

- Horokeu… yo también te quiero - Finalizo hundiéndose en la soledad de su habitación.

 

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El día continuo extrañamente simple y vacío tal como el interior de Ren Tao, sabía que su error había sido grave pero ¿hasta que punto realmente había dañado la relación entre ambos? Un profundo dolor en el pecho no le permitía reaccionar como era debido en todo el día Horo-Horo apenas le había dirigido la palabra y había sido durante la comida para bromear de aquella ocasión en la que dentro del torneo de los Shamanes tuvieron que enfrentarse con aquella sacerdotisa que mostraba a sus rivales la oscuridad de su corazón. Aquella oscuridad que seguía estando presente en el corazón de Tao, la debilidad que mostraba contra sí mismo que lo atrofiaba mucho más que cualquier otra cosa.

 

Salió al patio en medio de la noche y su cuerpo se cubrió con la luz que despedía la luna, aunque no había viento hacia mucho frío. La tranquilidad de la noche era perfecta para pensar, sus ojos se clavaron en la inmensidad del espacio ignorando completamente el brillo de las estrellas y centrándose en la lejanía que existía entre el infinito y él, que en ese momento aquella distancia parecía ser por mucho más corta que la distancia entre él y Horokeu.

 

- La noche no podría ser tan bella sin la luna y las estrellas - escucho aquella voz provenir de sus espaldas - ¿No lo crees Ren?

- Tienes toda la razón Yoh -  respondió sin siquiera voltear a verlo

- ¿Qué paso Ren? Creí que hablarías con Horo-Horo pero… apenas se dirigieron la palabra el día de hoy-

- Si. Creo que las cosas no son como yo creía respondió el pequeño con un toque de melancolía

- ¿Por qué lo dices?-

- Simplemente él no quiere hablar conmigo-

- Ya veo - comento pensativo

- Creo que lo … lo que paso entre nosotros realmente fue un error-

- ¿El te lo dijo? - repuso con tranquilidad

- ¿Cómo quieres que me lo diga si se niega a hablar o escucharme? … me esta evitando -

- Si no te lo ha dicho no es verdad-

- Pero…. -

- ¡Vamos Ren Tao! Tu no eres de los que se rinden sin ser escuchados- Le animo su amigo con un tono lleno de certeza que lo tranquilizo - Ahora ve y has lo necesario para que te escuche -

 

Esas palabras entraron en lo más profundo de Ren inquietándolo tomando un sentido completamente diferente al que tenia pensado comunicar Yoh pero que de igual modo llenaron de esperanza al guerrero shaman.

 

- Gracias amigo - dijo Ren mientras se introducía en la casa.

 

La noche tranquila llenaba de paz y tranquilidad al joven shaman.

 

- Amo Yoh, cree que el joven  Ren Tao haya entendido a lo que se refería -

- Je, je, je . No lo creo -

- Pero Amo Yoh- Reprocho el samurái Amidamaru

- Pero aunque no lo haya entendido se que amenos no se quedará con los brazos cruzados-

 

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La noche paso velozmente y los rayos de luz pintaron toda la superficie de Funbary. Los shamanes había ido a dar una caminata a petición de Yoh que extrañamente por la noche tuvo un enorme "deseo" de salir a pasear para terminar con una linda experiencia esas pequeñas vacaciones que todos habían compartido. El paisaje pintaba prometedor caminar por una amplia extensión árida y seca les traía gratos  recuerdos de la ocasión en que se trasladaban como un equipo conociendo Norte América en busca de la Aldea Apache, al igual que en el pasado los shamanes avanzaban juntos pero distinguiendo pequeños grupos o parejas que compartían temas de conversación o que simplemente avanzaban al mismo ritmo.

 

Al frente caminaban Yoh, Manta, Fausto y Ryu; los primeros dos platicaban con familiaridad como siempre disfrutando de la compañía del otro. Al flanco derecho iba un extraño grupo de tres shamanes que apenas hablaban un poco pues había cierta tensión o falta de confianza entre ellos, a la cabeza de este grupo iba Ren Tao que apenas prestaba atención a sus acompañantes pues su mente se encontraba completamente ocupada por las palabras que Yoh le había dicho la noche anterior  "ve y has lo necesario para que te escuche", seguido casi inmediatamente por Lyserg y Chocolove que a pesar de haber tenido oportunidad para convivir y conocerse aún no conseguían tener la confianza para hablar con tranquilidad. Al final iba Horo- Horo que mantenía la cabeza agachada sin decir palabra alguna y sin prestar mucha atención a las conversaciones del los demás, su mente no se encontraba realmente en ese momento dentro de su cuerpo.

 

Ren observaba discretamente al joven Ainu sin demostrar mucho interés, una parte de él solamente quería continuar avanzando guiado por el camino que llevaban Yoh y los demás, mientras que la otra parte se encontraba decidido a confrontar a su amigo y poner en claro aquella situación que lo tenia tan preocupado. El tiempo había avanzado al igual que la distancia sin que nadie fuera realmente consiente de ellos, el sol estaba en el punto más alto del cielo haciendo del ambiente algo sofocante y pesado, de pronto Yoh se giro hacía el grupo que lo seguía de cerca sin chistar solo para informarles que habían llegado.

 

- Bien ¿Qué les parece este lugar? - Pregunto lleno de aquel entusiasmo que siempre lo caracterizaba- ¿No es hermoso? -

 

Tan solo con estas palabras el resto de los shamanes se percato de lo que se refería su "Ex-líder". Se encontraban en medio de la nada en un sitio que por la pureza y lo natural de su aspecto era simplemente hermoso, altas columnas de roca marrón se alzaban a sus lados formando una especie de pared discontinua que los rodeaba casi en su totalidad, los tonos de la tierra que formaba dichas columnas comprendía diversos tonos de marrón desde él más oscuro al más claro, el ambiente estaba impregnado por un delicioso aroma a tierra húmeda y un extraño perfume exótico indescriptible. Todos se quedaron perplejos de encontrarse en un lugar tan precioso en aquel momento, las columnas eran tan altas que proporcionaban una deliciosa sombra que los invitaba a descansar un poco.

 

- ¡Es impresionante joven Yoh! - Comento Ryu dejando ver su asombro claramente dibujado en su rostro. 

- ¿Cómo encontraste un sitio como este? - Indago Chocolove

- Yo no lo encontré… más bien alguien me lo mostro - confeso el shaman un poco avergonzado - En estos últimos años Anna se ha mostrado muy linda conmigo y un día simplemente me pidió que la acompañara y me trajo aquí - finalizo sin decir más detalles.

 

Todos comenzaron a bajar las mochilas que llevaba cada uno en las cuales estaban cargadas de alimentos, agua y otras cosas que les servirían pues el plan de Yoh era acampar ahí esa noche. Para designar las tareas a realizar hicieron un infantil juego de azar que propuso el "ex-líder" del grupo, "casualmente" las labores quedaron asignadas de la siguiente manera. Yoh y Fausto se encargarían de revisar los alrededores en busca de cualquier cosa que pudiese arruinar aquella noche de convivencia, lo cual claro era una labor absurda pues aquel lugar era más pacifico que otra cosa pero claro el samurái tenía ciertas intenciones ocultas  para aquella excursión por lo que necesitaba cualquier excusa para hacer equipos de trabajo a pesar de que las tareas resultarán tontas o banales. Manta y Lyserg se encargarían de guardar los alimentos para evitar que algún animal salvaje se los comiera antes que ellos, otra labor simple. Ryu y Chocolove prepararían lo que fuese necesario para hacer una fogata por la noche, todas estas tareas resultaban tan sencillas que las terminaron rápidamente lo que les ofrecía tiempo suficiente para explorar y conocer los alrededores con tranquilidad.  Excepto la labor de Ren y Horo que consistía en armar un campamento decente para dormir aquella noche, lo cual podía ser fácil pero muy laborioso por lo que cuando todos se marcharon a explorar fueron los únicos dos que se quedaron en el centro de aquel lugar.

 

El ambiente era tenso pues ninguno de los dos tenía intenciones de comenzar a hablar, en casi completo silencio acordaron que cada uno armaría dos de las cuatro casas de campaña que llevaban y después se encargarían de acomodar las bolsas de dormir en el interior de estas, claro manteniendo distancia entre ambos.  En medio de aquel silencio los pensamientos en la cabeza de Ren resonaban de una manera tan insistente que en lugar de animarlo le provocaban irritación, sabía que todo aquello no era casualidad y que había sido una "ayuda" departe de Yoh que sabía que necesitaba una oportunidad como aquella para en cierta forma obligar a Horo-Horo a escucharlo.

 

<> Dejo salir un profundo suspiro de su pecho mientras se armaba de valor para salir y enfrentarse a aquel chico de ojos azules que tanto le gustaba.

 

Salí del interior de la pequeña tienda gris  y se percato de que el sol comenzaba a ocultarse, el cielo estaba pintado de un tono naranja intenso y a pesar de que el sol se comenzaba a apagar el calor de sus rayos aun era bastante potente como para hacer arder su cuerpo. Se quedo de pie unos segundos observando el horizonte llenándose a sí mismo de valor para hacer lo que tenia planeado, desvió su mirada en cuanto el shaman de hielo salió de otra de las tiendas de acampar. Clavo sus ojos dorados en aquel chico siendo completamente descarado dirigiendo aquella mirada cargada de deseo, pasión y amor.

 

Horo-Horo inmediatamente se percato de que era observado por su amigo y al cruzar miradas con este sintió como un calor más fuerte que el de los rayos del sol le inundaba todo su interior naciendo en la boca de su estomago y quemando todo su ser. Un extraño miedo lo invadió, tenía miedo por no saber que hacer en aquella situación, miedo a equivocarse nuevamente y a interpretar equivocadamente aquella mirada como le había sucedido aquella noche en Funbary.

 

- Horokeu - le llamo con un tono de voz muy quedo

 

El corazón del peliazul dio un vuelco lleno de emoción al escuchar su nombre provenir de aquellos labios que tanto ansiaba y que al mismo tiempo se obligaba a alejar. En un intento por enfriar el momento soltó una risa nerviosa y se llevo ambas manos a la nuca cambiando de golpe la dirección de su mirada.

 

- ¡Vaya con estos "amigos"! Dejarnos con el trabajo más pesado mientras se van de paseo - comento sin prestar mucha atención a su acompañante - Yo estoy a punto de terminar, ya quiero alcanzarlos y ver que otras cosas interesantes hay en este lugar - Finalizo mientras trataba de internarse nuevamente en la pequeña casa de campaña, sin embargo Ren dio pasos agiles en su dirección y lo tomo por el brazo impidiéndole entrar.

 

- ¡Espera! … Horo… - no pudo decir su nombre pues una vacío enorme se movió violentamente en sus estomago como si quisiera escapar, enmudeciéndolo por unos momentos - Escúchame por favor… - dijo más como suplica que como la  indicación que tenia planeada - no te niegues a escucharme esta vez - volvió a pedir mientras ocultaba su rostro temeroso en las sombras que empezaban a cubrirlo todo.

 

- No… no tengo nada que escuchar de tu parte - Contesto el otro shaman con un tono frío, una extraña sensación que le indicaba que sus suposiciones estaban equivocadas lo lleno pero se negó a darle importancia, no se podía permitir flaquear y terminar hiriendo de nuevo a la persona que más quería en el mundo.  Estas palabras perforaron en pecho de Ren Tao que débilmente  deshizo el agarre dejando caer su brazo inmóvil - terminemos con esto Ren… -

 

- Si no quieres escucharme… ¡Te obligare a escucharme! - Dijo el más joven al tiempo que realizaba la posesión de almas, en ese momento Horo se percato de la increíble fuerza que desbordaba aquella simple posesión. Todo sucedió tan rápido que en ningún momento tuvo oportunidad de responder al ataque, de defenderse o simplemente de comprender en su totalidad lo que estaba ocurriendo.

 

Ren dio un salto enorme hacia atrás colocándose en una posición que claramente significaba un próximo ataque, tomo impulso y se arrojo contra el joven shaman que lo veía completamente confundido al otro lado del "campamento improvisado" impacto su cuerpo de lleno sujetándolo por el pecho y llevando sus manos a lo alto de su cabeza para inmovilizarlo, aquella estrategia resultaba exagerada teniendo en cuenta que el joven Ainu en ningún momento pude mostrar defensa, ambos salieron proyectados hasta chocar contra una de las paredes de roca marrón. El cuerpo de Ren era claramente más pequeño que el de Horo sin embargo también proyectaba más fuerza en aquel momento, cuando sintió control de la situación redujo considerablemente la fuerza de su posesión sin desvanecerla. Con cautela levante su rostro hasta casi pegarlo al de su amigo. El rostro del mayor estaba completamente petrificado mostrando su confusión claramente y dejándolo desarmado. Los ojos dorados del shaman temblaban llenos de temor y ansiedad por continuar, se acerco aún mas consumiendo casi en totalidad el espació que los separaba y coloco sus labios muy cerca del lóbulo de la oreja derecha del otro.

 

- Horokeu te quiero… - Susurro por lo bajo haciendo que las palabras casi se perdieran en aquella extensión - Siento mucho haber dicho que fue un error haberme entregado a ti - continuo hipnotizado por la perfección de aquel instante - simplemente estaba confundido y … tenía miedo. Miedo de mí - dijo mientras se alejaba con lentitud.

 

Los ojos azules del mayor estaban completamente abiertos y sus pupilas dilatadas proyectando alguna sensación que tal vez podía ser miedo o repulsión. Esto hizo que Ren perdiera completamente idea de que hacer en ese momento. Se sintió repentinamente avergonzado en aquel momento de haber recurrido a tal fuerza para "obligar" a su querido Horokeu a escucharlo, desvaneció su posesión y redujo la fuerza de su agarre completamente derrotado. No despego su mirada dorada de aquel chico que tenia frente a sí y continuó.

 

- Pero… te entenderé si para ti realmente fue un error y … - no pudo terminar aquella frase pues el Ainu lo tomo por la espalda y lo pego a él llevando su cabeza a su propio pecho.

- Lo siento Ren… Creí que… lo lamento de verdad - Aún se sentía muy confundido como para decir algo claro - Pero también te quiero- dijo apretándolo más contra su pecho.

 

El sol había desaparecido casi en su totalidad dejándolos sumergidos en medio de la oscuridad, el viento comenzaba a soplar cubriéndolos de una brisa fría.  Ren podía escuchar el palpitar del corazón fuerte y constante que lo llenaba de tranquilidad. El calor que recorría sus cuerpos que parecían fundirse en uno solo era mucho más intenso que el calor de diez soles. Horo-Horo deslizo sus manos por la cabeza del más pequeño hasta llegar a su cuello haciendo que su piel se erizara de inmediato, Ren despego su rostro del pecho del otro shaman para clavar sus ojos claros en sus pupilas celestes. Como si fuesen parte de un mismo ser se unieron lentamente en un profundo beso lleno de calidez y amor. Los sentimientos que en ese momento invadían sus cuerpos eran mucho más fuertes que los que habían sentido aquella primera vez que se entregaron en cuerpo y alma, reforzando aquella unión y guiándolos a la realidad de cuanto se querían el uno al otro.

 

- ¡Pero que…! -

 

 La voz de Chocolove los hizo reaccionar al instante dirigiendo sus miradas a donde este se encontraba y se percataron de que no solo el moreno era espectador de lo que acababa de suceder, el resto de los Shamanes estaban también presentes con los ojos como platos y llenos de sorpresa excepto Yoh que los miraba desde el fondo son una amplia sonrisa en los labios lleno de satisfacción. A parte de aquel comentario de sorpresa del Jaguar Negro nadie dijo nada bueno ni malo sobre lo que habían visto. Ni Ren ni Horo-Horo hicieron intento por aparentar nada y se dejaron llevar por la felicidad momentánea expresando su amor libremente.

 

Aquella noche todos durmieron tranquilamente, excepto ellos dos que se fundieron nuevamente en pasión y deseo pero en esta ocasión con total conciencia y control de sus actos sintiéndose por primera vez dueños el uno del otro.

 

FIN … (Bueno casi ;)

Notas finales:

Disculpa si derrame miel sobre hojuelas pero me salió mi ser romántico ya que el final lo escribí de noche  (¿Qué tiene que ver? No lo se ¬¬).

 Es una historia cortita pero linda.  Espero que la hayas disfrutado y te animes a leer alguno de mis otros trabajos :3… ¿Algo más? Pasate por  (http://www.facebook.com/liqe.lishee)

 Sayonara y gracias por seguir mi pequeña historia … besos y abrazos fríos. 


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