Key.
Dicho todo lo que tenía que decir agarro a mi amigo del antebrazo y lo arrastro conmigo lejos de ahí. Ya a una cuadra de distancia lo suelto y me paro frente a él:
- ¿¡Tenias que tardar tanto!?
Él pone sus manos en los bolsillos de su pantalón y levanta los hombros mientras hace una expresión de “¿a quién le importa?”. Gruño y le dedico una mirada asesina y continúo el camino hacia mi tienda de ropa favorita.
- Hey, también te tomaste tu tiempo para llegar al parque, no fue sólo mi culpa.- dice él mientras se acerca a mí apurando el paso.
- No es cierto, estuve allí justo cuando te dije.
- Entonces estuviste todo el tiempo.
- Naturalmente.
- Pero cuando llegué no te vi por ahí.
- Claro que no porque estaba…
No, espera, no puedes decirle que estabas escuchando a escondidas.
- ¿Estabas…?
Puedo decirle que estaba esperándolo acostado en el suelo bien lejos de ellos asique no escuché nada. ¡Sí!
- Estaba recostado esperándote.
- ¿Recostado? ¿Contra qué? ¿Un árbol? ¿El suelo?
- Emm... un árbol.
- Has dudado.
- Noupe.
Él ríe y responde:
- Pero nunca te sentarías en el suelo.
Mierda, mi historia tiene fallos.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque lo sé. ¿Entonces estabas espiando?
- No.
- Has respondido demasiado rápido.
- ¿Y qué?
- Siempre tardas un poco en responder.
- Claro que no.
- Que sí.
- ¿En que te basas para decir eso?
- Te conozco hace años.
- ¿Ves? Por eso ellos creen que estamos saliendo.
Él ríe de nuevo.
- Entonces quizás deberíamos decir que lo hacemos así ya no sería sólo un rumor y las chicas dejarían de confesarse.
- Lo siento, pero me gusta que las chicas se me confiesen.
- ¡Ni siquiera te gustan las chicas!
- ¡Yah! ¡No hace falta que digas eso!
Minho levanta las manos en señal de “no fui yo” y yo me adelanto.
Jamás debí confesarle mi secreto.
Llego a mi casa después de un frustrante día de compras. Minho no hizo más que decir que nada me quedaba bien y al final sólo compre un helado.
Y yo que quería gastar mis ahorros.
- Aish, Minho.-susurro mientras me dejo caer en mi cama y mi panza ruge de hambre.
- ¿Hijo, ya estas de vuelta? -escucho la voz de mi madre.
- ¡Sí, aquí estoy! -respondo.
Escucho sus pasos acercarse a mi habitación, hasta que llega a la puerta y la golpea suavemente.
- ¿Puedo entrar?
No respondo, pero ella entra de todas formas.
- Hace mucho que no me cuentas de la escuela.
- ¿Qué quieres saber, mamá?
- Hay rumores...
Eso llama mi atención pero no dejo que lo note. Si se ha enterado de los rumores que nos incluyen a Minho, a mí, y a veces a Onew, será realmente difícil explicarlos. O negarlos.
- ¿Sí? -la incito a seguir.
- Escuché que abusas de tu posición como hijo del director.
Oh, asique sólo era eso.
- ¿Y les crees?
- No lo sé. ¿Tengo que creerles?
- No. -afirmo rápidamente.
Ella duda un segundo, quizás Minho tiene razón, tendría que tardar un poco más en responder si voy a decir una mentira.
- De acuerdo, te creo.
"Gracias" dice mi mente, pero no le respondo.
- Hijo, tienes que tener cuidado, ya sabes que... estas en una posición complicada...
- Mamá, ya te lo he dicho, no tienes que sentirte mal por ello.
- Lo sé...
Pero en realidad no lo hace, se siente horrible y lo sé, porque a veces me siento así también.
- Voy a... –suspira y, sin terminar la frase, sale de la habitación.
A veces pienso que sería bueno hablar con alguien de esto. Me gustaría poder gritar al mundo que en realidad no soy hijo del director y que en realidad soy hijo de un hombre que mi madre amó durante su vida en la universidad.
Ella sólo tenía 23 y salía con un hombre que mi abuelo jamás habría aprobado porque no tenía dinero suficiente. Mi madre se vio obligada a casarse con el hijo de una compañía que mantenía buenas relaciones con la de ella. Por suerte Kim (el director, alias mi padrastro) me aceptó como su hijo y sólo unos pocos saben la verdad. Pero es un tema prohibido en la familia. Y todos esperan de mí que, cuando por fin me gradúe y vaya a la universidad, pueda comenzar a trabajar en la compañía.
¡Yay!
No hay nada que me entusiasme menos que eso. Digamos que prefiero estudiar algo diferente a administración de empresas, pero soy el heredero de dos grandes compañías y mi única salvación sería mi hermano, pero él sólo tiene 10 años, aunque estoy seguro que el tema se le da mejor que a mí, además él sí es hijo de Kim, por lo que no se sentirá culpable al heredar ambas compañías. Claro que él no sabe la verdad.
Aish, no sé que hago pensando este tipo de cosas. Necesito relajarme.
Me dirijo a la cocina y allí me preparo una taza de té. Vuelvo a mi habitación y me siento en mi escritorio mientras garabateo en una hoja. Al poco tiempo (y luego de terminar mi bebida) he hecho un dibujo de un chico de cuclillas y de espalda.
Tiro el lápiz lo más lejos que puedo. ¿De todas las cosas que pueden haber en mi cabeza y que puedo dibujar, tuvo que ser Kim Jonghyun?
Recuerdo el episodio de esta tarde. Por su culpa no pude comer fideos. Ahora que lo pienso, quizás mi intento por humillarlo frente a su novia dio resultado, parecía bastante shockeado cuando me pare frente a él. ¿Habrán ido después al cine como habían planeado?
Era una chica bastante bonita. Y nunca dijo su nombre... ¿o sí lo hizo? Recuerdo que dijo que había estado hospitalizada. ¿Por qué habrá sido? ¿Una enfermedad o un accidente?
No sé que hago pensando en esto, mi mente definitivamente debería desconectarse el día de hoy.
Vuelvo a acostarme en mi cama.
¿Por qué dibuje a Jonghyun?
Cierro mis ojos y el dibujo vuelve a mi mente. En ese momento él estaba mostrándole el escarabajo a su hermana.
Eso me recuerda a ese niño aquella vez en el parque...
Antes de dormirme visualizo el rostro enojado y sorprendido que tenía Jonghyun esta tarde. Su rostro parece fácil de dibujar... quizáspodría intentarlo.