Minho.
Lo único malo de todo esto es que la hora del almuerzo ya terminó y en pocos minutos habrá que volver a clases. Saco el celular de mi bolsillo para ver la hora y un papel cae al suelo. Es el papel que indicaba que debo ir al salón de artes, bueno supongo que aún hay tiempo, no pierdo nada por ir, quizás incluso ella haya preparado algo que pueda comer.
Llego al salón y ahí encuentro a una chica sentada en una de las sillas, con la cabeza baja y sosteniendo un pequeño paquete de color verde azulado.
- ¿Hola? –digo suavemente, ya que parece haberse quedado dormida. Pero me doy cuenta que estoy equivocado al ver que ella levanta la cabeza y sonríe.
- Minho-ssi… sabría que… vendrías.
Sus ojos están rojos y hay marcas de lágrimas a su alrededor, además de que se ha corrido el poco maquillaje que tenía en los ojos.
- ¿Hace cuánto esperas?
- No… no hace mucho.
Miro la hora en mi reloj. Ya son las 16, supongo que tiene razón, veinte minutos no es gran cosa si vas a esperar por Choi Minho.
Me siento a su lado.
- Asique, dime a qué querías que venga.
- ¿No…no me… reconoces? –la miro.
- ¿Acaso debería hacerlo?
- Yo… yo voy a tu clase…
- ¿Enserio? Wow, el mundo de verdad es pequeño.
- Te he… traído esto. –me da un recipiente con comida, supongo que lo ha hecho ella.
- Oh gracias, moría de hambre. –digo mientras pruebo un poco…
De la peor comida que he probado en mi vida…
- ¿Dime, la ha hecho alguien o la has hecho tú?
- Y… yo. –ella baja la mirada sonriendo.
Le devuelvo la comida.
- ¿Te ha enseñado alguien a cocinar?
- Mis padres… son chefs… muy conocidos.
- Déjame decirte que es lo peor que he probado en mi vida.
- ¿Qu… qué?
- No tiene gusto.
- Pe…
- Pruébalo.
Pero ella no lo hace.
- ¿Querías que venga a algo más que para darme a probar tu intento de comida?
- Yo… yo quería… salir contigo…
- ¿Salir conmigo? ¿Y porqué querría yo salir contigo?
- ¿Di…disculpa?
- Quiero decir, eres fea, tienes el pelo largo, cocinas horrible, hablas muy lento, no me miras a los ojos.
- Pe…
Me levanto de donde me encuentro sentado.
- Además, ¿para qué me has pedido que venga aquí? ¿Por qué la clase de arte?
- No hay… nadie aquí. –esconde incluso más su cara debajo de su pelo, wow, sí que tiene mucho pelo.
- Como sea, no sigas los pasos de tus padres, será mejor que no mates a nadie con tu comida.
Escucho pequeños sollozos.
- ¿Ahora te pondrás a llorar? –ella no responde. Suelto una risa- ¿Sabes? Lo que más odio son las chicas que lloran.
Salgo del salón y me dirijo a mi siguiente clase: literatura.
- ¡Rana! ¿A dónde crees que vas? –escucho la voz de Key acercarse a mí a la salida de la escuela.
- A mi casa… -respondo lentamente.
- ¿Ya has olvidado lo que dijo Onew? Iremos a comprar ya que ayer no fue un día productivo.
- ¡Minho, Key! –la voz de nuestro hyung nos llama, asique me giro a verlo antes de responderle a Key:
- No puedo acompañarlos hoy- me acerco un poco a él y susurro: ve y diviértete, Kibum.
Mi amigo se torna rojo como mi mochila.
- ¡Yah, no me digas Kibum!
Yo sólo me río y me alejo saludándolos con la mano.
Camino por varias calles mientras voy escuchando música con mis auriculares. Veo que más adelante hay una florería, asique decido comprar algo. Miro las flores que hay y mi vista queda embobada con una rosa amarilla.
- Hola, joven. –me saluda la voz de una anciana.
- Hola.
- Oh ¿quieres regalarle una flor a una chica bonita?- asiento con una sonrisa.- Tienes suerte, hoy es el día en que estamos vendiendo a mitad de precio.
Al final compro la rosa amarilla y la señora de la tienda me regala una tarjeta que dice “gracias por todo” a la cual ata en el tallo de la flor. Salgo de la tienda más animado que al entrar y camino las calles que me faltan para llegar a la escuela de baile a la que asiste Sun Young. Al llegar entro como si fuera mi propia casa (digamos que aquí todos ya están acostumbrados a verme), saludo a la chica de la recepción y entro a la sala en donde Sun Young siempre se encuentra bailando. Abro la puerta procurando no hacer mucho ruido, y la canción de T-ara “Number nine” me recibe a todo volumen y veo a mi dongsaeng bailar… y baila hermoso.
Despacio, y siempre sin hacer ruido, entro a la habitación y cierro la puerta detrás de mí. Ella aún no se ha dado cuenta de que estoy aquí asique me siento contra la pared a esperar a que termine la canción.
“I’m addict, I’m addict, I’m addict, I’m addict”
Podría pasar toda mi vida viéndola bailar.
Entonces la canción se termina y comienzo a aplaudir como un tonto feliz. Ella se gira y al verme sonríe:
- ¡Oppa!
- ¡Sorpresa!
- ¿Qué haces otra vez aquí? –se pone en pose de reproche y sonriendo mueve su cabeza hacia los costados, puedo imaginar que pasa por su mente en este momento “ay, este chico no tiene remedio.
- Vine a visitarte. –digo y me acerco a ella.
- Esa fue la excusa de ayer, y dijiste que hoy tendrías preparada otra diferente.
- Perdón –hago un puchero.- olvide hacer la tarea.
Ella ríe y gira su cabeza tapando su boca. Se ve tan linda cuando hace eso.
- ¿Vas a ver a alguien cuando salgas de aquí? –dice sonriéndome, parece incluso feliz y esperanzada por ello.
- Nop, ¿por qué lo preguntas?- ella señala la rosa que aún tengo en la mano.- ¿Oh, esto? Es para una chica muy hermosa.
- ¿Si? Pues asegúrate de que llegue a salvo a sus manos.
Sonrío y agarro su mano izquierda con la mano en la que no tengo la flor, luego pongo la flor en su mano y la suelto.
- Es para ti.
Ella me mira y luego mira el regalo.
- Gracias…
- De nada. –sé que estoy sonriendo como un tonto feliz y enamorado pero no me importa.
- ¿Y esto? –Pregunta antes de leer en voz alta la tarjeta- “Gracias por todo”.
- Oh eso… -mierda, olvide sacarlo.
- ¿Qué significa eso? –dice riéndose de mí.
- Es que… la señora de la tienda o puso…
- ¿Tanto te gusta verme bailar que me agradeces por eso? –está riendo hasta el punto de las lágrimas… ¿enserio qué es tan gracioso?
- ¿Qué te causa tanta gracia?
- Na… nada… -dice tomando aire y serenándose, pero al verme vuelve a reírse.
- ¡Sun Young!
- Ya… ya estoy bien. –por fin deja de reírse.
- Tengo una pregunta que hacerte hace mucho tiempo.
- ¿Cuál?
- Cuando por fin seas una bailarina y ya no seas traine como ahora, ¿cuál será tu nombre?
- Aún no lo han decidido, pero me dijeron que puedo ayudarlos a pensar.
- Mmm… -la miro de arriba abajo- tienes cara de… Luna.
- ¿Luna?- sonríe y agrega- se lo propondré al presidente de la compañía.
Sun Young siempre ha soñado con ser artista y por fin tuvo la oportunidad de hacer una audición el año pasado; cuando la compañía vio su talento la contrató enseguida, desde entonces se encuentra entrenando para poder debutar, aún no le han dicho si estará en algún grupo o si será solista pero ella está feliz sólo por haber sido contratada.
- No quiero que seas famosa.- digo de repente.
- ¿Por qué? –me pregunta reprimiendo una sonrisa.
- Porque un montón de chicos querrán salir contigo.
- ¿Y eso qué tiene? –me sonríe y se gira para buscar sus cosas.
- Ya sabes… sólo… estaría muy celoso…
Entonces ella suspira y sé perfectamente qué me dirá:
- Minho…
- No me digas Minho, me asusta cuando me llamas por mi nombre.
Ella hace una mueca y continúa:
- Ya te he dicho que…
- No –la interrumpo- no puedo, no quiero y no lo haré.
- Tienes que encontrar a alguien que te quiera como tú lo quieres.
- Yo puedo esperar a que me quieras.
- Pero yo no te veo de esa forma, eres como mi hermano mayor.- suspira otra vez.
- Algún día seré más que eso. –Me acerco a ella y la obligo a girarse para estar al frente mío- Te protegeré y te cuidaré.- le doy un beso en la frente y quizás me haya pasado, pero debo hacerle saber que mis sentimientos son reales.- Te prometo que nunca dejaré de quererte y que te esperaré. Te lo prometo…, Luna.