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I want your love por metallikita666

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Notas del capitulo:

Ser maravilloso, colorido, lleno de vida aun después de tu partida física y sostén de quienes vemos en tu recuerdo no una razón para llorar, sino para vivir intensamente cada día de acuerdo con tus alegres enseñanzas: he aquí mi prometido pequeño homenaje. 

Tu alma brillará por siempre, aun y cuando dejen de existir todos los que tuvieron la dicha de conocerte personalmente, porque tu obra es imperecedera.

       Presuroso, un simpático y hermoso sujeto de cabello rosa –ante cuya visión, cualquier obstinada necesidad de definir su género se tornaba intrascendente- jaloneaba del brazo a su rubio acompañante. Todo ello a pesar de que la afluencia de personas hacia el backstage no fuera mayor de lo normal, y al tiempo que no paraba de comentar lo grandiosa que había estado la novel banda aquella noche.

-Limoncito, sé que todo esto te emociona y a mí también me parecieron muy talentosos los chicos, ¡pero ya estuvo bueno! No te permito que me arrastres más contigo de esa manera…- molesto, el otro se detuvo para acomodarse la ropa y de paso el cabello, teniendo que cambiar su cerveza de mano para secarse la diestra y emplearla, una vez que el mayor lo soltó. Como era de esperarse, a continuación sus quejas se dirigieron a la botella fría que lo obligaba entonces a restregar la palma mojada contra su abrigo.

-¡Hideto, espérame! ¡Uysh!-

       Procurándose espacio entre la gente, el pelifucsia solamente deseaba llegar al camerino ajeno lo más rápido posible; y en su conmoción, hasta se le había olvidado que no iba solo. Eso, o daba por un hecho que el rubio de largos caireles lo alcanzaría tarde o temprano, lo cual casi siempre sucedía de todos modos.

       Cuando el menor de ambos individuos logró por fin acompañar a su atarantado predecesor no bien dio su nombre y los de seguridad procedieron a facilitarle el camino, se encontró con que el de abigarrada vestimenta conversaba animadamente con un muchacho de cabellos bermejos, quien se mantenía asido como una dama al brazo de un pelinegro un poco más bajo que él. El pelirrojo portaba en la mano libre su violín y el correspondiente arco, cosa que llamó la atención del rubio recién llegado.

-¡Hasta que por fin llegas, Yo-chan! ¡Ven, déjame presentarte a Sugi-chan y a Ryuichi-kun de Lunacy!-

       No sabiendo si primero torcerle no solo la mirada, sino toda la cara a su ingenuo interlocutor por la que le había hecho, el interpelado suspiró con resignación a cambio segundos después, sabiendo que no habría reprimenda posible capaz de hacer entender a su acompañante. De inmediato, su atención se dirigió a los jóvenes músicos anteriormente nombrados, y mientras se inclinaba también ante ellos para devolverles el saludo, notó algo en especial en el atuendo del vocalista de melena oscura.

       Era como si ya hubiera visto al chico en algún otro lado, pero tal cosa no podía ser: la banda que su amigo deseaba presentarle esa noche –a pesar de que tenía ya algunos meses de existir- continuaba dentro del circuito indies de Kanagawa, y él, a diferencia del pelirrosa, rara vez acudía a conciertos de ese tipo en búsqueda de nuevos talentos. La estrategia de su preferencia consistía en abrir todos los días las puertas de su establecimiento y lucir bien detrás del escritorio, para que fueran precisamente los interesados quienes acudieran a buscarle.

-Ah, tú eres el guitarrista que también toca el violín...- musitó el sujeto de blonda melena y delicada apariencia, atrayendo la atención del dueño del instrumento.

-Sí. Aprendí mucho antes de que iniciara con la guitarra, y cuando nos unimos, dijimos... “¿por qué no?”. No hay otra banda que conozcamos que también use uno…-

       El jovencito, quien se aferraba a la curvilínea madera casi con la misma necesidad y esmero con los que seguía unido a su cantante, ni siquiera reparó en el melancólico regusto que su respuesta pudo haber producido en quien se había dirigido a él momentos antes.

-¡Oh, cielos, pero si son Yoshiki-san y Hide-sama de X-Japan!...- Onose, quien en ese momento se encontraba en una de las esquinas del aposento, se acercó con las manos sobre los labios y las mejillas, sin poder ocultar su sorpresa -…¡y de la Extasy Records!-

       El comentario hizo que Shinobu volteara a ver de inmediato hacia la puerta, pues entretenido como se hallaba con su guitarra aun después del concierto –y por el hecho de que ya estaba acostumbrado a que alguna gente entrara al vestidor tras las presentaciones- poco le importaba estar pendiente de los que ingresaban. Su asombro fue equivalente al de su mejor amigo, pero él se quedó en completo silencio, tan solo observando.

-Sí, Jun, vas a estar en deuda eterna conmigo después de hoy…- respondió Yasuhiro, poniendo en evidencia a su compañero a causa de su intenso fanatismo, ya que, no bien hubo dicho eso, todos los presentes rieron. Pero al instante, y precisamente para que el otro no pudiera reclamarle nada, el pelirrojo se dirigió nuevamente a los conocidos rockeros –Onose, el bajista, aunque nosotros le decimos J; y allá en el sofá, Inoran, a la segunda guitarra. Pero oigan…- se interrumpió, mirando a los menores -¿Dónde está el gordo?-

-¿Y dónde crees tú, si no es rescatando a Aya-chan de la multitud?...- intervino Kawamura, echándose hacia atrás los largos mechones que, combinados con sus extensiones azules y moradas, ya eran pesada carga, mientras le sonreía tierna pero felinamente a quien acariciaba la piel de su brazo.

       No obstante, Yoshiki, quien continuaba manteniéndose casi ajeno a todo cuanto acaecía, seguía intentando recordar adónde había conocido al tal Ryuichi antes de esa noche. Por lo que, perdido en la obstinación, se acercó a su guitarrista para susurrarle por lo bajo.

-Hide, ¿seguro de que este no tocaba antes en otro grupo?... Dios mío, ¡juro que lo he visto en algún lado!-  

       La puerta volvió a abrirse y tras ella apareció Yamada –ya con el cabello rubio y un enorme lazo sobre la cabeza que le daba un aire inocente y adorable- en compañía de su delgada chica. La Araña Rosa no tuvo más tiempo que para encogerse de hombros ante el cuestionamiento de Hayashi, pues rápidamente el recién llegado se acercó con el objetivo de estrechar las manos de ambos invitados.

-¡Vaya! ¡Bienvenidos sean, sus excelencias, a nuestro humilde camerino!- bromeó el ex roadie mayor. –No pensé que nos visitarían tan pronto, Sugichan- dijo, volteándose hacia su mejor amigo con un gesto de legítima satisfacción. –Oh, yo soy Shinya, el baterista, y ella es mi novia Aya.-

       La muchacha procedió a saludar también a las importantes visitas, pero si había alguien que no lograba salir de su asombro debido a la presencia de los integrantes de la famosísima agrupación de Chiba, era el bajista de ojos oscuros.

-¿Pero es que tú también sabías de esto, monstruo comegalletas? ¿¡A mí por qué nadie me dijo que Hide-sama iba a venir a vernos!? ¡Todos ustedes son unos pésimos amigos!-

       A modo de respuesta, una toalla empapada en sudor se estampó en el rostro de Jun cortesía de Yamada, y Hide –quien compartía una mirada divertida con Inoran por lo sucedido- tomó la palabra, dejando al pobre de Onose todavía más impactado con lo que revelara, si es que eso era posible.

-Hace como un par de conciertos, Sugichan y yo comenzamos a hablar. Ese día, los grupos que se presentaron eran otros, pero él me contó que tenía una banda y que quería que la escuchara, así que para su actuación pasada, ya yo estaba entre el público.-

       Habiéndose acercado al círculo de personas en la entrada sin que casi nadie lo notara, Inoue sorprendió a todos al no poder contener la admiración que aquella noticia originó en él.

-¿E-en serio? ¿Desde la anterior?-

       El pelirrosa asintió con la cabeza.

-¡Así es! Y justo como me lo había prometido Sugizo, me dejaron gratamente impresionado. Por eso, no podía perder la oportunidad de traer a Yo-chan. ¡Y alégrense, chicos, porque a él también le gustó mucho su repertorio!-

       La expectación que se creó en la sala entre los seis más jóvenes pudo detectarse con facilidad casi automáticamente, por lo que aprovechando tal hecho –y bastante harto de que el único nombre que se mencionara con tanta devoción entre los novatos fuera el del bello guitarrista de Yokosuka-, Yoshiki se aclaró la garganta, atrayendo con ello todas las miradas. Además, había podido recordar por fin quién era el referente directo de sus sospechas respecto de Kawamura, y eso era algo tan evidente para él que no pensaba dejarlo pasar.

-Pues sí, como ya dijo Hideto, estamos aquí por la posibilidad de entrar en conversaciones con ustedes para un posible contrato…- el dueño de la poderosa discográfica tokiota agachó el semblante en ese momento, pudiendo advertir perfectamente y a pesar de ello la manera en que los atisbos se cruzaban unos con otros a su alrededor. –Pero dime, Ryuichi-kun, esa estética tuya…-

-Está inspirada en Morrie-sama, Yoshiki-san- dijo el más joven, adelantándose a confirmar la sugerencia del importante rubio. -Es al que considero mi maestro, y gracias a quien recuperé a mi madre y volví a tener un hogar. Sí, puede que sea el primero que le tribute de esta manera, pero si de algo estoy seguro, es que no seré el último.-

       Los pozos cobrizos ubicados en los alargados cuencos del rostro de Ryuichi ejercían un efecto embrujador que no le permitió a Yoshiki quitar de ellos su mirada, si bien la extraña sensación que ello le producía llegaba a ser inquietante. Justo como el chico mismo la había experimentado el día en que por fin tuvo a su ídolo de frente…

Notas finales:

Espero de todo corazón que hayan disfrutado no solamente de este epílogo en el cual culminamos recuperando la comicidad y la alegría que exige la presencia de nuestro inmortal Hide, sino de la totalidad de la historia. Deseo, desde lo más profundo de mi alma, haberles llevado a través de toda una aventura de emociones en la cual hayan podido verse reflejados también, porque ese es, al fin y al cabo, el objetivo de todo escritor. Quiero pensar que contribuí a proveerles situaciones que azuzaran su imaginación y su ingenuo, en torno de las cuales les haya sido posible reflexionar y pensar, una vez más, en los vericuetos de la condición humana.

Me despido profundamente agradecida por todo su apoyo, lealtad y compañía a lo largo de este tiempo. A mis amigas -incluida, por supuesto, mi madre-, con las que me comunicaba más asiduamente para escuchar sus impresiones, pero también a todos aquellos que puedan llegar a unirse a esta experiencia en un futuro. Y a todas aquellas que estén por venir.

Un millón de gracias, y hasta siempre.

 

Mari

PD. LA PUTA MADRE CON EL FANBOYISMO DE JUAN!!!!


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