Capítulo 6:
La semana termino más rápido de lo que Kibum habría imaginado. El sábado por fin había llegado y eso sólo significaba una cosa: ¡Taemin lo visitaría! Junto a sus padres, claro, los únicos culpables de que Kibum se encuentre en ese infierno al que llamaban escuela. Pero eso no arruinaría el buen humor con el que se había despertado.
– Te ves muy animado hoy. – le dice Jonghyun al ver que Kibum tararea mientras elige que ropa usará.
– Comenzando por el hecho de que hoy no me has despertado haciendo que sufra desde temprano, siguiendo por que hoy no tendré que usar ese horrible uniforme y terminando por que hoy vendrá a visitarme mi mejor amigo, bueno puedes decir que sí estoy de buen humor. – le responde con una sonrisa que tiene la intensidad de mil soles.
– Me alegra que por fin se te haya pasado el mal humor. – le contesta su compañero sinceramente.
– Te recuerdo que tú tienes el 90% de la culpa sobre mi mal humor.
– ¡Ya te he dicho que dejes de quejarte! Si te despertaras solito cuando suena el despertador no haría falta que te despierte a la fuerza… – Jonghyun se encoje de hombros restándole importancia.
– ¿Enserio lo tomas como si no fuera realmente importante? – Kibum gira sobre sus talones y apoya sus manos en sus caderas en posición de “¿lo dices en serio?” – ¿Acaso quieres morir, Kim?
– ¿Te hablas a ti?
– Sabes, no es mi culpa que tengamos el mismo apellido.
– ¿No lo es? – Jonghyun se acomoda de costado un su cama (sí, aún está acostado) y apoya su cabeza sobre su mano para mirar de frente a Kibum.
– Mira, no cambies el tema.
– ¿Lo hago?
– Sí, lo estás haciendo justo ahora. ¿Sabes? No es lindo despertarse con tus medias sucias sobre tu cara, eso definitivamente no ayuda a tener un humor demasiado bonito.
– Jamás superaras eso, ¿cierto? – Jonghyun sonríe al recordar la cara de asco de Kibum cuando entendió que el olor venía de las medias de Jonghyun.
– ¿¡De verdad quieres morir, cierto!? – Kibum cierra sus ojos y aprieta sus sienes intentando parar el dolor de cabeza que en cualquier momento llegará.
– En realidad no. – Jonghyun ríe lo que enoja más a su compañero, pero hacerlo enfadar es demasiado divertido.
– ¿Sabes qué? Olvídalo – dice Kibum –, no dejaré que arruines mi buen día.
– De acuerdo. – Jonghyun deja caer el peso de su cuerpo sobre el colchón nuevamente.
Con el problema Jonghyun resuelto, Kibum vuelve a su tarea más importante del día: que se pondrá. No, esperen probablemente esa no vaya a ser su tarea más importante del día… claro, primero hay que esperar a que lleguen sus padres. Luego empezará el sufrimiento.
Kibum no puede evitar soltar un gruñido de frustración lo que sorprende a Jonghyun, pero que por suerte (o desgraciadamente) no hace ningún comentario.
– ¡Hey, Kibum! – Kibum se gira para ver quien lo ha llamado, y como esperaba era su nuevo amigo.
– Hey, Woohyun.
– ¿Vendrán a visitarte?
– Sí, vendrán mis padres y un amigo.
– ¿El niño del que me hablaste? – pregunta Woohyun intrigado.
– El mismo.
– ¡Genial! ¿Podré conocerlo entonces?
– Probablemente… ¿a ti te vendrán a visitar?
– No lo sé, mis padres no suelen avisarme cuando se pasarán por aquí…
– ¿Y no tienes amigos?
– Hum… algo así… – por la expresión de Woohyun, Kibum decide que lo mejor será de preguntar. No creo que siga viendo a sus amigos, después de todo se pasa todo el año aquí y durante las vacaciones con sus padres.
Luego del desayuno se supone que llegarían los visitantes, así que Woohyun y Kibum se dirigen hacia el comedor y al entrar… era un completo caos. Montones de alumnos y sus respectivos familiares y amigos llenaban la sala de forma que ni siquiera una mosca habría entrado ahí.
– Vaya… ¿es así siempre? – pregunta Kibum.
– No, claro que no, al menos no desde que vengo a esta escuela (desde hace dos años). Pero como es el segundo mes de clases esto es normal, espera dos semanas más y verás la diferencia.
Kibum anota eso en una nota adhesiva en un rincón de su cabeza.
– Parece que mi madre ha decidido venir. – dice Woohyun y saluda a Kibum con la mano mientras se aleja. Kibum lo sigue con la mirada y ve que frena delante de una mujer de cabello largo vestida formalmente que está hablando por teléfono y al parecer viene acompañada de dos niños de menos de diez años, quienes al ver a Woohyun saltan encima suyo y se ponen a hablarle. Mientras tanto la mujer, que no deja de hablar por teléfono, ni siquiera le ha dirigido una mirada.
– ¡Kibum! – la voz de su propia madre lo obliga a voltearse hacia la derecha.
– ¡Mamá! – grita en respuesta sin importarle que sus compañeros y otros alumnos puedan escuchar.
– ¡Kibum-ah! – lo saluda su amigo quien también ha venido.
– ¡Taeminie! – se dirige lo más rápido que puede hasta donde se encuentra su familia mientras esquiva a los grupos de humanos que se cruzan en su camino.
– ¿Cómo has estado, hijo? – le pregunta su padre cuando por fin Kibum llega junto a ellos.
– He estado mejor. – responde.
– Debes contarnos todo lo que has hecho, Bummie. – le pide su madre y Taemin asiente enérgicamente.
Así que Kibum procede a contarles todo lo que le ha pasado esa infernal semana en la que ha estado encerrado ahí (sin mencionar sus peleas con cierto hobbit), desde lo aburridas que son las clases hasta la asquerosa comida que sirven. Pero sus quejas no obtienen el resultado deseado y su padre le dice que lo mejor será que se acostumbre tarde o temprano. Vaya que consuelo.
– ¿Taeee, quieres que te muestre la escuela? – le pregunta Kibum a su amigo y lo mira con cara de “por favor ayúdame a salir de este interrogatorio”.
– ¡Síí! – responde su amigo quien no ha entendido la petición de Kibum pero que de todas formas quiere conocer la escuela.
– ¡Bien! ¡Sígueme!
– Vayan, los esperaremos aquí, pero no tarden mucho. – les dice la madre de Kibum.
– No se preocupen, volveremos antes de que puedan decir “Patata”. – responde Kibum y prácticamente sale corriendo del comedor seguido de su amigo. – ¿Quieres ver el patio interno (el único lugar que vale la pena en esta cárcel)? – le pregunta a Taemin y el pequeño asiente con una gran sonrisa.
– ¿Has hecho muchos amigos? – comienza a preguntarle Taemin pero luego recuerda la llamada del otro día y se le ocurre una pregunta mejor: – ¿Por qué el otro día cortaste de repente cuando estábamos hablando? – hace un puchero de esos los que nadie puede resistir y Kibum no tiene otra que decirle la verdad:
– Aigoo, mi pequeño y lindo Minnie, lo siento por el otro día, pero mi compañero de habitación es un ogro y creí que me gritaría si seguía hablando contigo.
– ¿Ogro? ¿A quién llamas ogro? – la voz de Woohyun llega por la espalda de Kibum y él y Taemin se giran al unísono. Kibum sonríe y Taemin lo mira con una gran sorpresa en su bonito rostro.
– Minnie, él es uno de los niños raritos de este lugar. – explica Kibum.
– ¡Hey! – se queja Woohyun y Taemin ríe.
– Procediendo con las presentaciones – continúa Kibum, luego señala a Woohyun y Taemin a su vez y dice –: Taemin, niño rarito; niño rarito, Taemin.
– ¡Hey! – vuelve a quejarse Woohyun. – Mi nombre no es niño rarito… ¡y no soy ningún rarito! – Taemin se parte de la risa al ver la escena. – Así que tú eres Taemin, Kibum me ha hablado mucho de ti. Hola, mi nombre es Woohyun. – le regala una sonrisa al pequeño.
– Hola, Woohyun, mi nombre es Taemin. – le devuelve la sonrisa. – Supongo que tú también eres mi hyung ¿cierto?
– Hum… creo que sí… – responde Woohyun dudoso y mira a Kibum para esperar que diga si sí o no.
– Sí, lo es, Minnie. – contesta él.
– ¡Genial! ¿Entonces podré llamarte Woohyun-hyung?
– Claro. – Woohyun sonríe de nuevo a Taemin. ¿Cómo puede ser que ese niño sea tan lindo? – Entonces… ¿qué hacían?
– Íbamos a ir al patio, Taemin quiere conocer un poco la escuela.
– Aunque esta escuela es muy grande, tendré que volver para todos los fines de semana para poder verla toda… – se lamenta Taemin.
– ¿Es que tenías más ganas de ver la escuela que a mí? – Kibum se cruza de brazos “enojado”.
– ¡No, hyung! Sólo que… – Taemin hace un mohín.
– No te enojes con él. – Woohyun reta a Kibum. – Ven con tu hyung, yo te mostraré donde está el patio.
– ¡Síí! – festeja Taemin.
Kibum suspira, ríe y niega con la cabeza antes de seguirlos por el pasillo que está menos lleno que el comedor, pero con gente que también está paseando por la escuela. Es interesante ver cómo la melancolía que desprende la escuela con sus colores y ambientes desaparece al llenarse de personas que hacen un espacio en sus agendas para venir a visitar a los pobres humanos que han sido llevados ahí para que sean encarcelados… vamos, sigue siendo una cárcel para Kibum.
– Este es el patio interno de la escuela, aquí pasamos mucho de nuestro tiempo libre ya que no hay mucho que hacer. – le cuenta Woohyun a Taemin.
– ¡Vaya, es muy bonito! – exclama Taemin al ver el gran espacio verde en medio de toda esa escuela en tono sepia (como le gusta pensar a Kibum que se encuentra).
Woohyun y Taemin se alejan un poco de Kibum mientras Woohyun le cuenta todo tipo de historias divertidas.
– ¿No es ese el niño que estaba el día que llegaste aquí? – pregunta una voz muy (DEMASIADO) cerca del oído de Kibum quien… por el susto… grita y lanza un golpe ciego hacia el lugar de donde provino la voz. El manotazo de Kibum termina en un no-estoy-muy-feliz-por-el-golpe Jonghyun quien ha recibido el golpe en el brazo y, aunque parezca lo contrario, dolió. Vaya, así que Kibum también tiene algo de fuerza en esos bracitos. – ¿¡Qué no habíamos hecho las paces!? – exclama Jonghyun mientras se soba el brazo donde ha recibido el golpe.
– L-lo siento, no te vi y… ¿pero quién crees que eres que andas susurrándole al oído a las personas como si vinieras a pedirle que vendan sus almas? ¡Me has asustado, enano! – responde Kibum mientras se aleja unos pasos de su compañero de habitación para intentar recuperar su espacio personal que obviamente ha sido invadido.
– Mira, niño, ya te he dicho que no me llames enano o lo lamentarás.
– ¿Lo lamentaré? ¿Enserio? No eres más que amenazas.
– ¿Quieres de verdad morir? – Jonghyun se acerca a él amenazante.
– Pues veremos quién de los dos muere antes. – Kibum termina de cerrar la pequeña distancia que había entre ambos y podría haber comenzado una pelea en ese mismo momento de no ser por Taemin quien grito por un insecto que se le acercó demasiado volando. Entonces el instinto protector de Kibum se activa como si fuera un dragón de tres cabezas que va a devorar al pequeño y no… bueno, un insecto no identificado. – ¡Taee! – grita Kibum y corre hacia Taemin dejando a Jonghyun entre sorprendido y enojado pero más sorprendido que enojado.
– ¿Pero qué…? – dice en voz baja Jonghyun sin quitar la vista del alto quien está espantando al insecto con una mano mientras que con la otra abraza protectoramente a su amigo
Wow. Kibum es raro, raro de verdad.
Antes de girarse y alejarse de esa pandilla de extraterrestres Jonghyun mira el grupo por última vez y su mirada se cruza con el chico que se ha pegado a Kibum como un chicle: ¿Baekhyun? ¿Kyungsoo? ¿Woobin? Jonghyun no sabe cuál es su nombre y tampoco le interesa demasiado saberlo.
Así que Jonghyun vuelve al comedor a ver si alguno de sus padres ha decidido aparecer esta vez aunque sabe que no tiene sentido esperanzarse. Esperen, ¿esperanzarse? Como si Jonghyun quisiera verlos. Se aleja del comedor a pasos rápidos y decide que no tiene ganas de ver a nadie más en ese día. Y todo habría salido bien de no ser por:
– ¡Jjong-ah! – Jonghyun hace de cuenta que no ha escuchado la voz de mujer que lo llama pero la chica es lo suficientemente astuta para notar eso, así que apura el paso y se cuelga del brazo de Jonghyun quien no tiene más remedio que caminar más lento para que ella pueda seguirle el paso. – ¿Tus padres tampoco han venido hoy?
– ¿Es necesario preguntar algo tan obvio?
– ¿Sabes? A veces me imagino que tus padres son de alguna especie de mafia que no tiene permitido visitar a su hijo. – la chica ríe por sus ocurrencias. Si tan sólo fuera eso lo entendería. – ¿Qué tienes pensado hacer ahora? – le pregunta la chica con una obvia intención de trasfondo. Jonghyun suspira y frena lo que obliga a la chica a hacer lo mismo. Agarra con delicadeza la mano de la chica y hace que lo suelte. Luego responde a su pregunta:
– No tengo ganas de estar contigo ahora mismo, Hyuna.
– Oh vamos, no seas aburrido. – hace un puchero para intentar convencer a su amigo. – podríamos ir a mi habitación y jugar monopoly, sé que te gusta mucho ese juego.
– Sabes que no sólo jugaremos monopoly. – Jonghyun suspira de nuevo. – Sólo… no estoy de humor. Nos vemos luego, ¿sí?
– Claro. – Hyuna le sonríe. – Sabes que si tienes algún problema puedes contarme, ¿sí?
– Lo sé, eres la mejor.
Hyuna lo despide con la mano y apresura el paso para colgarse del brazo de otro chico. Jonghyun la mira un segundo más largo de lo normal. ¿Acababa de rechazar a Hyuna? ¿De verdad? ¿Dios, qué le estaba pasando?
– ¿Entonces todo saltó para todos lados?
– Sí, no te imaginas el lío que se armó.
– Vaya. – la voz y risas del amigo de Kibum llega a los oídos de Jonghyun.
– Ni yo sabía que Jonghyun había hecho eso. – esta vez es la voz de Kibum quien secunda las risas de Taemin (¡bien! ¡Al menos ese nombre sí lo recuerda!).
¿De verdad estaban hablando de él? ¿Y de qué estaban hablando? ¿Y cómo sabían que había hecho él? ¿Pero qué había hecho él? ¿Qué estaría contando (y quien) sobre él?
No, eso no tiene importancia.
Jonghyun continúa su camino hacia el tejado donde siempre se escabulle los días de visitas. Demasiada gente que sólo hacía que Jonghyun se molestara más. Y encima el idiota de Kibum que hablaba sobre él.
Bitácora de Jonghyun desde la llegada de Kibum.
Día seis: Kibum es un idiota. Sus amigos también deben serlo entonces… esperen, sus amigos no merecen estar en la misma bolsa que ese poste de luz (¿entienden? Porque, aunque me moleste admitirlo, es más alto que yo).
Nota mental: Kibum hace cualquier cosa por ese niño llamado Taemin, incluso abandonar una pelea.
Nota mental 2: comprar más papas fritas y coca-cola (¿cómo puede acabarse tan rápido la coca-cola? A no ser que haya sido…).