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About Us por Nayen Lemunantu

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Notas del capitulo:

Hola a quienes leen.

Aquí estamos de nuevo, Zhena y yo, con un nuevo capítulo. Como ya sabrán, el capítulo de hoy está contado desde la perspectiva de Kagami. 

Capítulo VII

 

—12—

Después de que Kise se fuera permanecí un rato en la habitación, había estado a punto de sincerarme con él, por alguna razón sentía a Kise extraño desde que llegamos y eso me tenía preocupado, quería pedirle que si tenía algún problema me lo dijese, después de todo somos amigos y existe la confianza. ¿Qué le perturbaba?

—Quizás se arrepintió de invitarme —me dije en voz alta mientras buscaba en la televisión algo que me mantuviera ocupado por lo menos un rato más—. O quizás son los nervios de ser parte de un proyecto internacional… ¡aargh no lo sé! No debería meditarlo tanto.

Lo único que me faltaba, ahora parecía un loco hablando solo en la habitación. Encontré en uno de los canales una película de mis favoritas, así que me quedé mirándola por largo rato sin darme cuenta de la hora, de pronto, una escena del protagonista durmiendo abrazado con una chica rubia me hizo sonrojar, ¿por qué ver el color de esa cabellera me hizo pensar en Kise?

…Kise.

Cerré mis ojos evocando su físico, su manera fina y elegante de andar digna de un modelo como él, su sonrisa que contagia, que te invita a sonreír con él aunque no seas parte de lo que le hizo reír en primer lugar, sus ojos siempre tan transparentes que te dejan leerle como un libro abierto, su voz, suave y al mismo tiempo aniñada cuando está en compañía de sus más allegados.

Su imagen de pronto se convirtió en el recuerdo de su cuerpo dormido entre mis brazos, de mi mano envolviendo su cintura y tocando por encima del pijama sus marcados abdominales, su voz diciéndome que no quería causar problemas cuando en realidad creo que iba a causar más de los que yo quisiera admitir.

—Taiga, te volviste loco —dije en voz alta tratando de volver a la realidad, sentí un vacío extraño en el estómago que no indicaba hambre porque acababa de desayunar un par de horas atrás con Kise.

Esto que estoy sintiendo se vuelve cada vez más frecuente cuando comparto un momento tan cercano con él. Como dormir juntos en su casa, abrazarlo durante el viaje en avión, bañarnos y sentir su cuerpo tiritar del frío mientras se aferraba al mío, anoche, ¡por todos los dioses, anoche!

—Estás jodido, Taiga.

¡No podía ser! No era lo que parecía, este extraño malestar se debe a la emoción de compartir con él la aventura de mostrarle una ciudad de la cual sigo enamorado a pesar de no vivir aquí, no importa cuántas veces piense en Kise en el día, ni tampoco que inconscientemente busque algún pretexto para tocarlo, ¡es sólo mi imaginación!

Estoy tan alegre de estar aquí en América que estoy confundiendo esa emoción con otra, no puede ser otra cosa, Kise es mi amigo y yo… no… estoy interesado en…

—Oh rayos… —murmuré apagando el televisor.

Me levanté como alma perseguida por el diablo, me metí a dar una ducha fría para despejar la mente y salí del hotel en dirección a la casa de mi madre, debía visitarla primero que a nadie más, tenía bastante tiempo sin verla y ya la extrañaba, deseaba saber que estaba bien.

—13—

Por la tarde regresé cuando el sol estaba de color naranja, se me fue rápido el tiempo en compañía de mi madre, la expresión de alegría al verme es indescriptible, a veces hasta me siento mal por haberme alejado, pero me da gusto saber que ella está tan feliz y con su relación en marcha.

Entré a la habitación sin saber si Kise ya había llegado, le mandé un mensaje para que me avisara cuando terminara su trabajo para poder estar ahí y si estaba de humor, salir por ahí y comenzar a mostrarle la ciudad, pero nunca me respondió, supongo que estuvo muy ocupado en el día.

—Kagamicchi—me dijo bastante más animado que por la mañana antes de irse. Le miré casi recostado en uno de los largos sillones del recibidor, tenía la televisión encendida.

—Kise, ¿cómo te fue hoy? —Pregunté cerrando la puerta tras de mí e instalándome en el sillón de al lado para mirarlo. Él se sentó, parecía tener el cuerpo pesado, cansado, y aún así su sonrisa permanecía intacta en su rostro.Esa es una de las cosas que más me gustan de él.

—Fue agotador, pero estoy muy emocionado, ¡la sesión de hoy quedó excelente! —Contestó— Aunque mañana creo que será peor; me dijeron que cambiaríamos de set, quieren hacer algo en la playa, no estoy seguro qué me espera. ¿Qué hiciste hoy, Kagamicchi?

Lo miré con detenimiento por largos segundos, mientras él hablaba me perdí en el dorado de sus ojos, tan transparentes. Cuando terminó de hablar parpadee un par de veces como saliendo de un trance en el que entré gracias a su voz.

—No te imagino actuando frente a la cámara —dije sin pensarlo mucho, en realidad había visto pocas imágenes profesionales de Kise, el tipo de revistas donde solía salir no eran las que acostumbraba comprar, pero siendo él mi amigo estaba al pendiente de su carrera y cuando compraba mis revistas deportivas, echaba un ojo a las demás, en busca de algún artículo que hablara sobre Kise.

—No sé si deba tomar eso como algo bueno, ¿qué quieres decir con eso eeeh? —Me preguntó haciendo su característico puchero, frunciendo el entrecejo y su voz adquiriendo ese tinte aniñado que me causaba gracia y me hacía sentir parte de las personas cercanas a él.

—No es para insultarte, descuida, Kise —me estiré y con la yema de mis dedos índice y medio, toqué entre sus cejas para que quitara esa expresión indignada—. Arrugarás ese bello rostro —las dos últimas palabras salieron de mi boca sin que me detuviera un minuto a pensar en ellas. El adjetivo que le di a su rostro es algo que en realidad pienso, creo que sus facciones en conjunto son hermosas pero… no estaba en mis planes decirlo tan serio... de hecho no estaba en mis planes decirlo.

Kise no dijo nada, incluso sentí que evadió mi comentario.

—Pero cuéntame, ¿qué hiciste hoy?, ¿a quién fuiste a ver? —Preguntó volviendo a su tono alegre y juguetón mientras recargaba su codo en el descansabrazos del sillón y a su vez su mano detenía su rostro mientras me miraba directamente en espera de mis palabras.

—No hice mucho, fui a visitar a mi madre y ahí estuve con ella todo el día. Se la pasó haciéndome comida, la acompañé al mandado e hice algunas diligencias con ella hasta que llegó Mark, su esposo y me regresé al hotel —no tenía intención de hacerlo notar o aturdir a Kise con la historia de mi madre y el porqué su esposo no era de mi agrado, así que traté de ser lo más imparcial que pude cuando lo mencioné—. Te mandé un mensaje para que me avisaras cuando salieras, ¿tienes mucho tiempo aquí? —Pregunté otra vez inclinándome hacia enfrente en busca de una mejor posición, ambos brazos recargados en mis piernas.

—¡Oh tienes razón! Cuando lo leí no contesté porque andaba apurado, fui a cambiarme de ropa al camerino que me dieron y me fije en tu mensaje, pero ya no me dio tiempo a contestar y cuando llegué acá me sentía tan cansado que no lo recordé.Lo siento, pero no tengo mucho aquí, llegué hace una hora.

—No, no tienes qué disculparte, imaginé que estarías muy ocupado hoy.

—Yo sé que ya comiste pero, yo muero de hambre, ¿me acompañarías a comer? —Preguntó como un niño pequeño pidiendo algo que sus padres le habían negado varias veces, la única diferencia es que su expresión era demasiado sensual para ser la de un niño.

—¡Claro! No tienes ni qué pedirlo, recuerda que estas vacaciones soy todo tuyo —dije nuevamente como un tonto.

Me sentí como un idiota cuando dije eso, pero no había marcha atrás, ya lo había dicho. No importaba lo que pudiera decir ahora para mejorar el asunto, era mejor ignorarlo.

—¡Vamos! —Me puse de pie rápido y caminé a la puerta.

Sentí a Kise seguirme en silencio, cuando estábamos dentro del elevador, luego de un par de minutos en que ninguno había dicho nada, mordí mi labio inferior buscando qué tipo de plática podía hacer para que ambos olvidáramos la tontería que dije, cuando le escuché hablar primero.

—Ya que te ofreciste tan amablemente a ser mío en estas vacaciones… ¿me acompañarás mañana a la sesión?

Parece que toda mi preocupación fue una tontería, después de todo él sonrió divertido mientras terminaba su comentario con una pregunta.

—Todo tuyo, ¿recuerdas? —Le seguí el juego y volví a repetir lo último de mi frase con una sonrisa, obviando que lo que él me pidiera yo lo haría, tal como la frase lo indicaba.

—Me alegra, ahora me sentí algo nervioso estando solo, quizás sea porque nunca había trabajado tan lejos de Japón.

—Podría ser, pero descuida, mañana te acompañaré—estaba parado junto a él, acorté mi distancia y pasé mi brazo sobre sus hombros y lo atraje hacia mí hasta sentir su costado chocando conmigo—. Y… ¿qué dices si ahora te muestro mi restaurante favorito? —Pregunté a su oído— Venden unas hamburguesas deliciosas —confesé gimiendo un “mmm” cuando terminé la frase ante el recuerdo del sabor de esa carne.

—N—no estarás pensando en comer otra vez, ¿cierto?

Sonreí con tanta fuerza que mis ojos se cerraron. Kise tenía una expresión bastante confusa, no sé qué le sorprendía más, pero supuse que era el hecho de mi eterno apetito, aunque creí que ya se había acostumbrado a eso.

—¿En serio lo estás pensando? ¡Acabas de contarme que comiste todo el día! Sabes que puedes sentirte mal si comes tanto.

—Vamos Kise, estamos de vacaciones y debo aprovechar para comer todo lo que pueda aquí, allá no se encuentran estas hamburguesas, no como las que te digo, ya lo verás —le solté y caminamos fuera del hotel en busca de un taxi, había un hombre que era parte del personal que laboraba ahí, y él nos ayudó pidiendo uno.

Al llegar al lugar nos acomodamos en una mesa, el lugar estaba bastante aclientado y era exactamente como lo recordaba, no había ninguna remodelación, era modesto, no era nada lujoso, sobre las paredes tenían varios artículos deportivos firmados por algunos artistas, una camisa de Michael Jordan firmada estaba dentro de un marco con cristal, un bat con la firma de Babe Ruth, así como tablas de surf y diversos artículos vistosos.

—¿Qué vas a pedir? —Pregunté, yo sabía lo que quería así que sólo eché un rápido vistazo al menú para confirmar que aún estuviera esa hamburguesa dentro de éste. Kise parecía indeciso, mirando las diversas posibilidades. Tras un par de minutos sus ojos se despegaron del menú en sus manos y me miraron.

—Pide por mí. Recomiéndame algo.

—Cualquiera es buena, no sé cuál prefieras —Kise sonrió.

—Eres mi amigo Kagamicchi, estoy seguro que sabrás qué ordenar. Confío en ti, además… todo mío, ¿recuerdas?

Su tono y la última frase me recordaba que según mis propias palabras, yo iba a obedecerle, nunca pensé que se tomaría tan en serio aquella frase, aunque hasta ahora sólo la usaba en tonterías que no tenían importancia así que seguí con el mismo juego y ordené lo mismo para ambos.

—¡Debes estar bromeando! —Me dijo reclamándome por el tamaño descomunal de la hamburguesa en su plato. Era tan grande que era imposible para la boca de cualquier humano normal, darle una mordida completa, yo solía comerme primero la verdura que llevaba, dejando sólo las distintas carnes para el final.

—Me dijiste que yo ordenara, además debes probarla, sé que no la podrás terminar pero no te preocupes, yo te ayudaré —sonreí saboreando mi hamburguesa y comenzando a comer.

—Eres un glotón sin remedio —dijo entre risas, mirándome cómo comenzaba a comer. Él parecía perdido, sin saber cómo o por dónde comenzar a devorar toda esa comida.

—14—

La noche pasó rápida, esta vez me quedé dormido en mi cama, Kise parecía haber pasado un buen momento o eso es lo que sentí al ver su eterna sonrisa dibujada en sus labios todo el rato, me hacía feliz verle así, ya que después de la llegada le sentí bastante cambiado y eso no me gustaba, quizás todo fue a causa de los nervios.Al despertar fui el primero en irme a bañar y cambiar para estar listo.

—¿Estás seguro que no habrá ningún problema? —Pregunté por segunda vez mientras ambos mirábamos hacia afuera recargados en el barandal del balcón. Estábamos listos para irnos cuando llegaran por él.

Debido a que la locación cambiaría y sería en una zona reservada donde no habría gente nadando en los alrededores, le dijeron que irían por él a la misma hora.

—Estoy seguro Kagamicchi, despreocúpate.

—Así que te voy a ver trabajar por primera vez —fue un pensamiento que no me di cuenta que escapó de mis labios hasta que él me respondió.

—Ahora podrás saber cómo actúo frente a la cámara —su comentario hacía referencia al que yo hice ayer, seguro se sintió agredido cuando dije que no lo imaginaba frente a una cámara. No pude evitar sonreír.

Tras varios minutos de espera, llegaron por él, nos subimos al automóvil que nos llevaría directamente a la locación, el camino era largo ya que duramos cerca de una hora en llegar al lugar. A pesar de todo, no conocía esta parte de la playa a la que llegamos y Kise lo notó.

—¿Habías venido antes aquí?

—No, pero sería excelente para surfear —dije mirando el espacio amplio sin gente y además las olas que se alzaban hasta perderse en la orilla de la arena.

—Olvidaba que te gusta practicar surf, me gustaría intentarlo un día.

—Siendo tan bueno como eres para aprender, seguro que en un día mejoras mi técnica —dije riéndome gustoso—, el día que tengas libre te llevo al lugar donde solía hacerlo a menudo.

Caminamos hasta llegar a donde estaba un montón de gente, había una mesa instalada llena de diversos artículos que no conocía pero suponía eran parte del material con el que arreglarían a Kise para la sesión.Al lado había varios asientos, uno de ellos era una silla alta con el nombre de “Kise” en la parte del respaldo.

—Eres toda una estrella, Kise —dije divertido y en realidad algo intimidado por todo lo que pasaba ahí.

A lo lejos, más cerca de la orilla estaban varias personas discutiendo mientras analizaban el paisaje, ya que a lo lejos se podía observar una zona rocosa. El fotógrafo acomodaba el tripié y miraba a través del lente de su costosa cámara, supongo que para ver parte del panorama e imaginar sus ángulos, aunque no sé mucho de eso.Una chica de estatura mediana se acercó a Kise con una sonrisa agradable.

Ryota, ¿me dejas comenzar? —Preguntó en un perfecto inglés, la chica era castaña con los ojos azules más claros que había visto. No pude evitar pensar en que su manera de hablarle me parecía bastante confiada, como si conociera a Kise de mucho tiempo atrás. El hecho de que le llame por su nombre no me confunde, ya que en éste lado así se acostumbra, y no dudaba que Kise le hubiera permitido hablarle así, pero… había algo en su manera de tratarlo que no me gustó.

Mucho menos cuando miré que enredaba sus brazos en uno de Kise y se lo llevaba de mi lado, comenzando a caminar en dirección a la silla con el nombre de Kise grabado.Era la maquillista por lo que podía ver.

Mi sensación de molestia hacia la chica fue extraña, aunque no era ningún tonto y sabía el porqué me sentía así, pero no estaba listo para aceptar algo como eso, quizás si no lo acepto ante mí, el sentimiento se borrará. O eso es lo que pensé, hasta que comenzó la sesión…

Kise posaba completamente mojado del cuerpo, con una camisa blanca que se volvió transparente por la humedad al igual que el pantalón del mismo color entreabierto que llevaba puesto, su mirada cambió mientras miraba hacia la cámara con una intensidad que me sonrojó. Esta sesión apenas comenzaba y ya me sentía con mucho calor al verlo así, ¿qué rayos me pasaba ahora?

¡Tengo que controlarme! Kise es tu amigo, Kise es tu amigo—pensaba mirándole desde lejos.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Podrá Kagami controlarse después de presenciar esa infartante sesión fotográfica?

No se olvidan ¡Las esperamos en los comentarios!

Besos~


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