Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

About Us por Nayen Lemunantu

[Reviews - 69]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Prometí ser más regular con las actualizaciones, y aquí estoy.

El capítulo de hoy está contado desde la perspectiva de Kagami. Espero que les guste y no se olviden de comentar. 

 

Capítulo IX

 

—16—

Lo estaba besando, sentir la piel de Kise bajo mi tacto era suave como lo imaginé, no puedo evitar colar mi mano dentro de su pantalón, no sé cómo llegamos a esta situación pero apenas entramos a la habitación y le empujé contra uno de los sillones del recibidor. Ahí, mi cuerpo se posiciona sobre el suyo y continúo el arrebatado beso que comenzamos desde el elevador, mis labios se amoldan a los suyos, mi lengua juega con la ajena, es una sensación abrumadora, me siento tan excitado que mis manos no se detienen y buscan bajo su ropa.

Siento sus manos meterse bajo mi playera, recorren mi pecho de arriba abajo y se deslizan con rapidez hacia la espalda. El beso no termina en ningún momento hasta que el calor del momento nos tiene a ambos tan excitados que nos separamos para respirar mejor. Miro sus ojos y me pierdo en ellos, en sus labios que ahora están rojos…

—Kise —murmuré lamiendo mis labios, recordando el sabor de los suyos.

—¿Kagamicchi? —Su voz suena preocupada, su ceño se arruga y me mira diferente, él parece no entender y vuelve a repetir mi nombre—. ¿Kagamicchi, estás bien?

—¿Huh? —Apenas abro los ojos me doy cuenta que es un estúpido sueño el que acababa de tener, en la penumbra de la habitación giro mi rostro y veo a Kise que está sentado en la orilla de su cama y mira hacia mi dirección.

—¿Estás bien? Parece que estabas soñando algo porque te movías mucho y me despertaste. —Lo único que me faltaba era que ese sueño se volviera a repetir y que esta vez, Kise se diera cuenta, aunque no mencionó nada así que no estoy seguro de haber hablado entre sueños—. Mencionaste mi nombre pero parecías agitado, como si estuvieras corriendo o algo. —Ahora mismo necesito que la tierra se abra y me trague, o en el mejor de los casos, necesito despertar y saber que recibí un golpe en la cabeza y me desmayé y ahora estoy delirando.

No estoy seguro si él en realidad cree esa tontería de haber estado corriendo entre sueños, o si en verdad prefirió no incomodarme al mencionar lo que era obvio, ¿por qué otra cosa mencionaría agitado el nombre de mi amigo entre sueños? ¡Es obvio que era un sueño húmedo! Maldición, esta es la tercera noche consecutiva que tengo ese sueño.

—Es-estoy bien, Kise —hice una pausa y suspiré ruidoso antes de volver a tomar la palabra—. Siento haberte despertado, vuelve a dormir.

—Descuida Kagamicchi, ¿quieres que te acompañe? —¿Qué si quiero que me acompañe? ¡Claro que sí! Quisiera que estuviera durmiendo aquí en mi cama todos los malditos días, pero no estoy seguro que esa sea una buena idea.

—Gracias, pero no me gustaría volver a despertarte, quizás otra noche en que esté más calmado para no molestar. —Traté de rechazarlo de la mejor manera para que no hubiera algún malentendido y se sintiera ofendido de algún modo. Pero parece no haber funcionado ya que le miré levantarse y caminar hacia mi cama, abrió la sábana que me cubría ya que por la madrugada comenzaba a refrescar y se acomodó a mi lado, pasando un brazo por encima de mi estómago y descansando su cabeza cerca de mi hombro.

Sentí que me volví un pedazo de roca en ese mismo instante. Poder sentir ese calor que emanaba, su aroma tan cerca y además sentir tanta piel ya que llevaba ropa ligera y descubierta fue… ¿Cómo se supone que no le salte encima después de esto?

—No es ninguna molestia, Kagamicchi, no seas tonto —dijo respirando profundo y soltando el aire cerca de mi cuello, está de más decir que la piel se me erizó con fuerza. ¿Sabía él lo que me estaba causando? ¿Lo estaba haciendo a propósito? ¿O es que él no lo había notado? Quizás yo le era tan indiferente en ese sentido que su pensamiento no daba pie a siquiera imaginar que a mí sí podía gustarme esa cercanía en mil maneras más profundas que la de una simple amistad.

—Está bien, pero duérmete ya o mañana estarás muy cansado en tu trabajo. —Me rendí y pasé un brazo bajo su cabeza, así sentí que él se volvió a acomodar, pegando más su cuerpo al mío y apretando su brazo sobre mi cintura.

—Mmm… ya me estoy durmiendo —contestó, y efectivamente, su voz sonaba lejana. Su respiración no tardó en volverse rítmica y su agarre perdió fuerza pero no se movió, había caído dormido.

Ahora sólo me quedaba tratar de dormir también, el problema era que desde la primera sesión fotográfica a la que le acompañé cuando estuvo en la playa, no podía sacar la imagen de Kise de mi cabeza. Ese día le miré posar de una forma en la que no había visto antes, las fotografías eran sensuales pero en una manera un tanto inocente ya que eran dirigidas a un público en su mayoría adolescente y joven, sumado a eso que Kise era menor de edad, no podían hacer fotografías demasiado descubiertas o que insinuaran algo sexual muy obvio. Pero Kise con su sola presencia se había encargado de darle ese lado tan sexy que la campaña buscaba sin necesidad de mostrar demasiada piel.

Ese día Kise se metió de lleno en mis pensamientos, si antes ya lo estaba pero no quería admitirlo, después de esa sesión fue inútil hacerme el estúpido, sólo podía aguantar el tiempo que nos quedara vivir juntos en Los Ángeles sin cometer una tontería que pusiera en riesgo nuestra amistad, ante todo yo quería mucho a Kise y lo último que desearía es que mis sentimientos se interpongan en nuestra relación tal cual es ahora. Quizás cuando estuviéramos en Japón podría alejarme un poco mientras me acostumbraba y me calmaba.

Suspiré y giré un poco el rostro, besando la cabellera de Kise que es lo que tenía cerca y después traté de dormir, pensando en cosas que no me llevaran a tener un sueño tan incómodo estando él tan cerca de mí.

—17—

—Estaré hoy con mi madre, pero me hablas cuando vayas a estar libre y si quieres incluso paso por ti a donde estés —ofrecí—, así nos vamos por ahí de turistas.

—Me parece una excelente idea, estoy seguro que el trabajo no será muy pesado, ayer casi terminábamos la sesión así que supongo que hoy será afinar detalles nada más.

Ambos estábamos sentados en el balcón después de haber desayunado, mirando en dirección a la playa mientras esperaba a que llegaran por Kise para irme a casa de mi madre. Ese día él mismo me había dicho que no me tomara tan en serio la parte de ser suyo en estas vacaciones, que también podía ir a visitar a mis familiares o amigos, así que después del incidente de anoche, le tomé la palabra sin dudarlo, alegando que me gustaría visitar otra vez a mi madre y aunque no era una mentira, tampoco era una verdad por completo, en realidad sólo huía de su presencia. Necesitaba desintoxicarme de su aroma y su sonrisa aunque fuese por unas horas.

Luego de un par de horas, llegué a casa de mi madre, ella estaba feliz de verme otra vez.

—¿Cuándo traerás a tu amigo para que lo conozca? —me preguntó animada, preparando la comida, ya que al estar ahí yo, sabía que no sería suficiente la comida que regularmente hacía.

—No lo sé, mamá. Él viene por trabajo, ha estado muy ocupado y el poco tiempo que tiene libre además de descansar le muestro lo que puedo de la ciudad —comenté, comiendo un pedazo de fruta. Mi madre como siempre, me había preparado un plato con fruta picada para que me entretuviera en tanto estaba lista la comida.

—Y… este amigo tuyo es… ¿sólo tu amigo? —Abrí los ojos sorprendido y giré el rostro hacia un lado tosiendo al sentir que ese pedazo de fruta que no había tragado aún, se atoraba en mi garganta sin dejarme respirar correctamente—. ¿En serio crees que no sabía?

Nunca hablé claro con mi madre sobre mis preferencias, cuando aún vivía aquí con ella, hubo un tiempo en que confundí lo que sentía por Tatsuya, creí que quizás ese sentimiento tan fuerte era debido a una atracción, un gusto más allá que el de hermanos, pero sólo fue una confusión de pre-adolescente, estaba iniciando en ese mundo del amor que era nuevo para mí y malinterpreté nuestra relación. Afortunadamente no pasó a mayores, él comprendió y olvidamos el tema.

Después de eso fue que decidí mudarme. Nunca hablé con mi mamá sobre ello, aunque es mi madre, ellas siempre lo saben todo, parecen ver a través de sus hijos aunque nosotros inútilmente tratemos de disimular. Sólo me quedó sonreír y mirarla a los ojos.

—Sí madre, es sólo mi amigo. —Mordí mi labio inferior después de decir eso y ella lo notó.

—Pues, si quieres que sea algo más no deberías dejarlo solo por ahí, por las fotos que he visto es muy guapo —dijo sonriendo cómplice.

—No digas esas cosas, madre, además ni siquiera sabía que tú… sabías —dije lo último en un susurro, devolviendo mi vista a la fruta y comenzando a devorarla.

—Kagami Taiga, las madres siempre sabemos todo de ustedes, jovencito —dijo sonriendo feliz. Me alegraba saber que ella no era igual a su esposo, quizás era eso lo que me había orillado a no confesarle directamente mis preferencias sexuales, pero ahora me sentía más aliviado, contento.

—18—

Pasé de la felicidad al enojo tan rápidamente que no podía ser saludable, me sentía más que molesto, estaba con deseos de golpear a alguien, no importaba quien, quería desquitar mi ira con la primera persona que se plantara frente a mí. Era temprano pero me regresé al hotel, no deseaba seguir viéndole la cara al inútil de Mark o lo golpearía hasta que mis manos se inflamaran.

Entré a la habitación cerrando de un portazo, ni siquiera revisé si Kise estaba ahí cuando golpee la pared con el puño apretado y gruñí con demasiada fuerza, ahogando ese grito que llevaba dentro de mi pecho desde que subí al taxi. Pero grande fue mi sorpresa cuando Kise se asomó al recibidor donde yo había protagonizado dicha escena, lo último que quería era que me viera en este momento.

—¡Kagamicchi! —clamó mi nombre algo sorprendido y quizás asustado por verme así— ¿Qué sucede? —preguntó.

—Estaré bien, sólo… dame un minuto —pedí elevando ambas manos con las palmas extendidas para que no se acercara hasta mí, no quería desquitarme con él o decir alguna tontería.

Pero lo que sentí a continuación fue su cuerpo abrazándome, sus brazos se enredaron por sobre mis hombros y su rostro estaba escondido en mi cuello. Inmediatamente me relajé. No tenía idea de cuán influyente era la presencia de Kise para mí, pero ahora acababa de darme cuenta.

Como acto reflejo llevé mis manos a su cintura y las deslicé hasta abrazarlo por completo, descansando mis manos abiertas sobre su espalda, apretando para hacerle saber que justo en ese momento necesitaba mucho de esa conexión. La paz que acababa de regalarme era indescriptible.

—¿Quieres hablar de lo que sucedió? —preguntó contra la piel de mi cuello. Un escalofrío recorrió mi espalda. Sólo negué con la cabeza, sabiendo que ese movimiento pudo sentirlo debido a nuestra cercanía—. Entonces, ¿te parece si vamos a caminar a la playa? Vamos a respirar aire fresco y comer algo por ahí, seguro eso te hace sentir mejor —declaró y su voz sonaba animada, estaba seguro que seguía preocupado por mi actitud pero trataba de subirme el ánimo, así que acepté.

Me separé levemente sólo para encontrarme con su rostro, sus manos que habían estado sobre mi cuello se deslizaron hasta detenerse en mi pecho, ambas palmas extendidas, su dueño me miraba sonriendo un poco, y lo único que yo podía hacer era devolver la mirada tratando de no perderme en la claridad de ese par de irises miel.

Tras un rato de caminata llegamos a un restaurante cerca de la playa, no sé cuánto es que caminamos para llegar hasta ahí, pero creo que teníamos cerca de una hora haciéndolo, alejándonos del hotel a paso lento, algunos momentos en silencio y otros más hablando de cosas sin importancia, temas aleatorios que tenían como intención principal alejar mi mente de lo que fuese que me hubiera puesto así, o eso es lo que intuyo conociendo a Kise.

Entramos al lugar, comimos y tardamos varias horas sentados manteniendo una plática fluida sobre el tema que más teníamos en común: El básquetbol. Sin duda Kise me conocía, ¿comida, hablar sobre básquet? Nada podía tranquilizarme más, aunque en realidad desde su primera acción al abrazarme me calmó lo suficiente para no cometer una tontería.

Simplemente no podía estar enojado en su presencia.

—Regresemos caminando, ¿o estás cansado? —me preguntó animado, apenas salimos del local.

—Eso debería preguntarte yo a ti, ¿no se supone que trabajaste hoy? —cuestioné, ya que en realidad no habíamos hablado mucho de lo que él hizo hoy, quizás para que no recordara lo que yo hice, aunque no tenía que ver una cosa con la otra.

—Estoy bien, llegué temprano a casa, ¿recuerdas? —Cuando dijo eso abrió los ojos y rápido continuó—. El punto es que estoy bien —confesó acercándose hasta la parte donde el agua tocaba la arena pero sin llegar a mojarse ya que tenía los zapatos puestos.

El sol había caído por completo y la tarde estaba pintada de un color naranja que le sentaba perfecto en contraste con el amarillo de su cabello. Mantuve mi vista hacia un lado, sabía que a pesar de que él no había insistido en conocer lo que me hizo molestarme tanto, era mi amigo antes que nada y merecía saberlo.

—Mira, vamos a sentarnos allá —dije tomando su mano y guiándolo con rapidez hacia una zona rocosa que estaba cerca de la orilla, con cuidado de no tropezar, le ayudé mientras escalábamos lo suficiente para sentarnos en un lugar seguro y poder ver cómo se iba oscureciendo poco a poco la tarde, dando paso a la noche.

Luego de pensar en lo que diría, tratando de no hablar de más y aún así explicarme por completo, aclaré mi garganta y manteniendo la vista fija al frente comencé a hablar.

—Hoy hablé con mi madre de algo muy importante para mí —dije, tratando de dar inicio a mi explicación.

—¿Ah sí? Y… ¿se puede saber qué es eso tan importante? —preguntó Kise. Yo sonreí y bajé la vista, mirando hacia las rocas por las que escalamos para sentarnos ahí.

—Hablé de… muchas cosas, pero la principal fue que me di cuenta que mi madre sabía más de mí de lo que imaginé —mencioné evadiendo su pregunta, no podía responderle “tú eres eso tan importante de lo que le hablé”. Sería una línea demasiado cursi y trillada, además no pretendía confesarme, sólo quería que conociera mi historia—. Hablé muy bien con ella, el problema fue cuando llegó su esposo, verás…

No estaba seguro de qué manera simplificar la historia pero trataría de hacerlo.

—La razón por la que me fui es Mark, creo que ya te lo mencioné, él es el esposo de mi madre, y bueno él y yo no nos llevamos nada bien. A pesar de tratar bien a mi madre y ser un esposo quizás ideal con ella, es un homofóbico de mierda que siempre reprobó mi amistad con Tatsuya, alegaba que estábamos lejos de ser sólo amigos y que era obvio que éramos unos maricones como solía llamar a los homosexuales despectivamente. Pero no es tonto, nunca me dijo nada frente a mi madre, ella hasta el día de hoy creía que yo me fui para pasar tiempo con mi padre, y aunque en parte es verdad, no es ni la única ni la razón principal… Sólo deseaba alejarme de él y dejar a mi madre ser feliz a su lado. No tenía la intención de que tuviera que vivir incómoda creyendo que tenía que decidir entre nosotros, porque después de todo los hijos en algún momento hacemos nuestra vida aparte, así que ella debía ver por su propia felicidad primero, pensando en su futuro.

Hice una pausa en la que miré hacia enfrente, el mar parecía estar calmado pero ya estaba subiendo, acercándose peligrosamente a las rocas y amenazando con mojarnos los pies cuando bajáramos de ahí.

—Hoy le dijo a mi madre muchas cosas, comenzamos a discutir porque ella al no saber que tiene un esposo homofóbico, le contó que venía contigo de vacaciones y que quería conocerte ya que le había hablado bien de ti, y fue entonces cuando comenzó a decir estupideces recordando a Tatsuya, y lo peor fue cuanto te insultó sin siquiera conocerte, llamándote de formas despectivas que no le iba a permitir. Mi madre se alteró un poco ante la situación, estaba muy asustada porque me lancé sobre él y le di un golpe tirándolo al suelo, ella fue quien me rogó que me detuviera y me calmara, trató de calmarme pero la aparté y salí de ahí…

Tallé mi rostro con ambas manos, me sentía molesto con mi actitud, por haberla alejado así, pero estaba frustrado porque ya era mucho tiempo de recibir todos esos insultos sin hacer nada. Deseaba desquitarme y golpearlo aunque sabía que no era la solución a nada. Sentí la mano de Kise sobre mi rostro obligándome a verlo, él sonreía un poco y su mirada era demasiado cálida.

—Ya no soy un niño, Kise —murmuré, sintiéndolo extrañamente más cerca—. Y esta vez no iba a permitir que volviera a insultar a alguien tan importante para mí.

Sentí su rostro terminar con la distancia entre ambos, sólo pude cerrar los ojos y dejarme llevar por el momento, sintiendo los cálidos labios de Kise sobre los míos.

 

Notas finales:

Sé que van a querer matarnos por dejar el capítulo ahí xD ¡¡Pero esperen, que el próximo capítulo no las va a decepcionar!!

L@s espero en los comentarios.

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).