En su camino a casa le sorprendió encontrar a Jimin. El chico se encontraba en la parada del colectivo pero parecía ajeno a todo, llevaba sus audífonos y el volumen de su música estaba alto pero no lo suficiente para que Jungkook pudiera reconocer la canción sin embargo le sorprendió que la canción que sonaba tuviera un ritmo tan rápido y fuerte como... ¿punk rock? Jimin definitivamente no se veía del tipo que escucha música así.
De todas formas Jungkook decidió ignorarlo, ya había tenido suficiente de miradas hostiles por parte del bajito para un día. Lo que lo sorprendió fue que Jimin subiera al mismo colectivo que él. Aún así Jungkook tuvo cuidado de que el mayor no lo viera. Mientras que Jimin se sentó en uno de los asientos del medio, Jungkook se dirigió derecho al fondo allí sacó sus propios audífonos y eligió una canción al azar de su lista de música. Linkin park comenzó a sonar en sus oídos y eso lo puso de buen humor inmediatamente.
Su mirada volvió a dirigirse al pelicastaño de adelante. Se preguntó si debía haberle hablado o no, siempre tuvo un deseo secreto de volver a casa hablando en el colectivo con algún amigo, pero para su mala fortuna sus pocos amigos siempre vivían lejos de su casa. Este caso no era diferente, aunque todos los amigos de Jimin hubieran sido corteses con él no significaba que fueran también amigos suyos... sólo intentaban ser agradables con el chico nuevo mientras se adaptaba al lugar, el único que le había hablado sin ser presentado había sido Seokjin. Una imagen del mayor sonriendo volvió a su mente y no pudo evitar sonreír también. Estaba corriendo el riesgo de enamorarse y lo sabía, sin embargo no le importaba porque sabía que cuando se animara a confesar sus sentimientos su madre le diría que debían mudarse, así que estaba bien, no había problema. De todas formas se dijo que debía ser cuidadoso y no desarrollar sentimientos profundos, estaba bien con ser su amigo... al menos por ahora...
Un movimiento adelante captó su atención y su mirada se encontró con la de Jimin.
Mierda.
Eso era justo lo que intentaba evitar. Sin embargo el chico no dio signos de haberlo reconocido, se dirigió a la puerta de bajada y se agarró de un caño mientras esperaba que el colectivo llegara a su parada. Jungkook desvió su mirada hacia la ventana justo a tiempo para reconocer un cartel y recordar que la próxima también era su parada. Con una maldición entre dientes se dirigió hacia la puerta cuidando de mantener cierta distancia de Jimin, no quería que el chico lo odiara más de lo que probablemente ya lo hacía.
“Debe pensar que he venido a arruinar su grupo de amigos”, pensó y volvió a mirar al mayor quien sintió la fuerza de su mirada y se removió inquieto. Jungkook desvió su mirada una vez más.
Finalmente el colectivo llegó a su parada y Jimin bajó casi corriendo seguido de algunas personas y Jungkook quien al bajar frenó en seco intentando que su memoria visual lo ayudara a encontrar el camino hacia su hogar. Reprimió otra maldición al ver que era exactamente el mismo camino que había tomado Jimin. ¿Sería bueno esperar un rato así el otro se adelantaba? Pateó el suelo unas cuantas veces para luego decidir que no era su culpa que Jimin viviera justo para el mismo lado que él. Si el chico se quería enojar no tendría derecho a hacerlo, él no había decidido cual sería su casa, además si lo acusaba de algo Jungkook podía acusarlo de lo mismo porque al fin y al cabo estaban yendo sin querer hacia el mismo lugar.
Jungkook suspiró. Se obligó a dejar de pensar cosas sin sentido y comenzó a seguir a Jimin, em… digo, a caminar hacia su casa.
Su casa estaba a unas siete cuadras, esperaba que la de Jimin estuviera a menos o que se desviara en algún camino diferente al suyo así no tenían que hablar, sin embargo en la segunda cuadra de persecución Jimin se giró mientras se sacaba los audífonos y lo enfrentaba:
— ¿Acaso me estás siguiendo? — pero Jungkook no se dejó intimidar y dijo a su vez:
— ¿No lo estás haciendo tú? — sí, a eso se refería con que también él podía acusarlo.
— ¿Quién estaba antes en la parada? ¿Quién subió primero al colectivo? ¿Quién bajó primero?
Así que el chico lo había visto antes también. Jungkook no se quedó callado.
— ¿Acaso es mi culpa que vayamos hacia el mismo lugar? No seas ridículo, ¿por qué te seguiría? Ni siquiera sé por qué estoy perdiendo mi tiempo hablando contigo. — Lo pasó de largo y siguió su camino, pero podía escuchar las pisadas de Jimin en su espalda y eso lo ponía nervioso así que se giró y le dijo:
— ¿Quién sigue a quién ahora?
— No seas ridículo, ¿por qué te seguiría? — Jimin remató usando su misma respuesta.
— Bien. Correcto. — Jungkook le hizo un ademán con la cabeza para que pasara adelante.
— No iré adelante para que me sigas. — dijo Jimin y Jungkook gruñó.
— No me interesa seguirte ya te lo he dicho.
— Y a mí tampoco me interesa hacerlo.
— Me incomoda que vayas detrás. — le explicó tratando de que el mayor entendiera y cediera, pero Jimin no era fácil.
— ¿Y crees que a mí no si vas atrás?
— ¿Entonces qué sugieres hacer, genio?
— ¿No puedes ir por otro lado?
— ¿No puedes ir tú?
— Apenas conozco un camino para llegar a mi casa, ¿recuerdas? Soy nuevo aquí, duh.
— Tengo que ir sí o sí por este camino, deberás buscar otra forma de llegar o ir delante. — Jimin entrecerró los ojos retando al menor con la mirada a que intentara oponerse a él de nuevo.
Jungkook cerró los ojos y masajeó sus sienes con sus dedos intentando buscar una solución, hasta que finalmente decidió volver a abrirlos para enfrentarse al pelicastaño.
— Sabes, podríamos simplemente… —pero al mirar a donde se suponía que debía estar Jimin notó que se había marchado.
— Nos vemos luego. — la voz del chico le llegó desde su espalda así que se giró para verlo alejarse por donde él debía seguir su camino, al parecer Jimin recordó esto y se dio la vuelta para decirle — Y ni se te ocurra seguirme. — luego volvió a su andar.
Jungkook suspiró molesto, debía ir por ahí lo quisiera Jimin o no, así que dio varias zancadas hasta llegar al lado del otro chico.
— Podemos simplemente ir así hasta que alguno de los dos tenga que irse por otro camino. — se explicó antes de que el mayor pudiera decirle algo. Observó a Jimin fruncir el ceño y creyó atisbar una pequeña y fugaz sonrisa, pero en cambio él respondió:
— Bien, como sea.
Continuaron en silencio hasta que Jungkook notó que debía girar para la izquierda, así que dijo:
— Bueno, nos vemos luego, yo me voy por aquí. — pero grande fue su sorpresa al ver que Jimin lo seguía.
— No cantes victoria tan rápido. — suspiró.
Y volvieron a caminar en silencio. Hasta el final de la calle donde había una tienda de comida. Jimin se paró frente a esta y sintiéndose obligado de despedir a Jungkook tartamudeó:
— Eh… yo me… me quedo aquí.
Jungkook sabía que eso significaba que podía volver a su solitario camino pero sin saber por qué frenó al lado de Jimin y observó la tienda… que le resultaba extrañamente familiar.
— ¿No hay aquí una señora que…? — comenzó a preguntar per la voz cantarina de una mujer mayor lo interrumpió.
— ¡Jiminnie! ¡Cachorrito~!
La señora de la que hablaba Jungkook salió de la tienda todavía con el delantal puesto para abrazar a Jimin. Jungkook observó la escena extrañado y al ver a la señora la reconoció de aquella vez que se perdió buscando la tienda de uniformes escolares.
— ¿Abuela, por qué actúas así si vine hace dos días? — Jimin le dirigió a Jungkook una mirada completamente avergonzado y el menor no pudo evitar reír.
— ¿Te avergüenzas de que tus amigos te vean abrazar a tu abuela? — lo soltó y se dirigió a Jungkook — ¿Lo has traído sano y salvo, cierto? Muchas gracias, suele perderse a veces. — Jungkook no resistió más y soltó una carcajada tapando su boca.
— ¡Abuela! — se quejó Jimin.
— Es cierto, cachorrito, ¿por qué lo niegas? — su abuela puso sus manos sobre sus caderas y negó con la cabeza mientras Jimin pasaba sus manos por su cara y cabello intentando arreglar la situación, sin embargo la paz duró poco ya que su abuela volvía a hablarle a Jungkook — ¿No eres el chico que buscaba la tienda de uniformes?
— Sí, lo siento — Jungkook se disculpó mientras se inclinaba respetuosamente —, buenas tardes.
— No hace falta que seas tan formal, además eres amigo de Jiminnie. — respondió la señora.
— No es mi amigo. — se apresuró a decir Jimin pero su abuela le dio un suave golpe en el brazo antes de responder:
— Debes ser amable con las personas, Park Jimin.
— Está bien, señora, en realidad no nos conocemos tanto… — explicó Jungkook pero la señora negó con la cabeza:
— Si venían caminando juntos entonces son amigos. Ay estos niños de ahora, antes todos nos ayudábamos entre todos.
— Los tiempos han cambiado, abuela.
— ¡Eso no significa que no tengas que ser amable! — su abuela volvió a retarlo, luego con una sonrisa volvió a mirar a Jungkook — ¿Cómo te llamas?
— Jeon Jungkook. — respondió con respeto, la señora le caía muy bien.
— ¿Te has mudado con tu mamá hace poco, verdad? — Jungkook asintió y le sorprendió lo rápido que las historias viajaban por ahí — Cuando quieras puedes venir con tu mamá a comer aquí y les haré un buen precio por ser amigo de mi nieto. — le dijo con una sonrisa.
— ¡Abuela, a ti sólo te gusta hacerle precio a los clientes, así no ganarás nada! — se quejó Jimin nuevamente y Jungkook rió.
— Muchas gracias, vendremos muy seguido para disfrutar de su comida. — respondió.
— Muy bien — le sonrió nuevamente antes de volver a mirar a su nieto — y tú, jovencito, deberías aprender respeto de Jungkook.
Con un suspiro de frustración Jimin entró en la tienda mientras la señora despedía a Jungkook y seguía a su nieto retándolo.
Jungkook rió nuevamente y se dispuso a seguir hacia su casa; si la abuela de Jimin era tan amable definitivamente Jimin no podía ser tan malo como aparentaba. Se puso a pensar en cómo había actuado antes y decidió que simplemente debía darle su tiempo, quizá podían llevarse bien algún día.
— ¿Te gusta el básquet? — le preguntó Seokjin durante el almuerzo al día siguiente.
— Algo así… — respondió Jungkook.
— Si quieres puedes unirte a nuestro equipo de básquet nocturno — lo invitó — estamos Yoongi, Jimin, Taehyung, yo y otros dos chicos más que aún no conoces. — los enumeraba con sus dedos a medida que los nombraba.
— Suena bien. — Jungkook le sonrió y Seokjin se levantó de su asiento:
— Muy bien, está dicho. — luego le extendió la mano. Jungkook encontró extraño el gesto pero aún así le dio la mano pero al hacerlo el mayor rió — No tu mano, tu celular.
Tímidamente y con sus mejillas sonrojadas Jungkook soltó la mano de Seokjin y sacó su celular del bolsillo para entregárselo sin pensar en por qué estaba haciendo eso. El mayor tomó el teléfono de Jungkook y tecleó unas cuantas cosas que Jungkook no vio luego se lo devolvió.
— Esta noche a las ocho nos encontraremos en un parque cerca de la casa de todos (no te preocupes, también está cerca de la tuya), luego te enviaré la dirección. — luego lo saludó y se fue antes de que terminara el horario del almuerzo.
Jungkook miró su celular: el mayor había anotado su número y se había tomado la libertad de autoagendarse.
“Jin”, definitivamente sonaba lindo.
— Así que a las ocho, ¿eh? — dijo Jungkook en voz baja antes de guardar su celular y dirigirse hacia su siguiente clase.
Se fue pensando en quienes serían los otros chicos que aún no había conocido. Recordó que Sulli le había dicho que eran como una pandilla, siempre juntos. Su mamá estaría contentísima si se enteraba que estaba pasando el rato con pandilleros… aunque no parecían chicos malos, sino más bien… normales, nada fuera de lo común y todos eran divertidos y amables, al menos los cuatro que había conocido. Como si fuera a propósito Park Jimin se cruzó en su camino y como era costumbre sólo le dirigió una mirada desdeñosa.
Bueno, casi todos.