Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

About Us por Nayen Lemunantu

[Reviews - 69]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 Capítulo XV


—26—


No tenía intención alguna de hacerle daño, Kise era ahora para mí lo único que tenía en mente, era la única persona que había estado rondando mi cabeza en el último tiempo y saber que estaba enamorado de mí sólo podía agravar el asunto. Pero ahora no era momento para meditar todo lo que traería consigo este sentimiento, justo ahora, mientras le había penetrado por completo, noté que cerró sus ojos y mordió su labio inferior antes de abrir su boca y respirar agitado.


—¿Te duele? —pregunté lo que quizás era obvio. Pero no le notaba molesto por ello, así que no estaba tan seguro de que le hubiera causado algún daño con mi acción.


—Aah… sólo… muévete, Kagamicchi —mencionó de manera entrecortada, casi en un jadeo.


—Es todo lo que necesitaba escuchar… Kise. —Incliné mi cuerpo hacia enfrente lo más que pude y comencé a moverme en su interior. Entrando y saliendo una y otra vez.


Hincado como me hallaba sobre la cama, con el torso hacia enfrente, mantenía separadas las piernas de Kise lo más que podía mientras arremetía contra su interior, sintiendo lo caliente que estaba esa parte y la forma perfecta y firme con que me envolvía. Todo ello me estaba enloqueciendo, su figura expuesta a mi merced, así como sus ojos entrecerrados, llenos de deseo, esa mirada que ahora no perdía detalle de mis movimientos.


Kise era tan perfecto… ¿cómo es que nunca lo había querido notar?


—No hagas eso. —Escuché que dijo, después estiró su mano hacia arriba y me incliné hasta dejar una de mis manos sobre la cama junto a su cabeza para estar más cerca. En ningún momento dejé de moverme, mi cadera realizaba un vaivén entrando y saliendo de su interior, ocasionando un choque de nuestras caderas que creaba un sonido curioso ya que nuestra piel aún estaba mojada y chocaba una con la otra.


—¿Qué… cosa? —pregunté. Apenas y podía hablar.


Sentí su mano viajar por mi mejilla hasta perderse en mi nuca en donde se enredó en mi cabello, atrayéndome así hasta su rostro, dejándome a escasos milímetros de su boca.


—Verme así… como si quisieras comerme. —No pude evitar reírme ante el comentario, ya que aunque lo intentase, no podría evitar verlo así, no cuando tenía tanto tiempo deseando este momento y justo ahora podía saborearlo.


—No te veo como si quisiera… porque justo ahora es lo que estoy haciendo —comenté lo que pensaba y me acerqué tomando sus labios en un beso brusco, era algo complicado gracias a mis movimientos de cadera pero tras unos segundos nos ajustamos. Para una mejor posición y pensando en que la penetración seguramente sería más profunda; tomé la parte trasera de sus muslos y acomodé sus piernas por encima de mis hombros. Kise era impresionante en todo y su flexibilidad me acababa de sorprender.


Incliné mi torso hacia enfrente mientras besaba la parte interna de la blanca pierna que tenía sobre mi hombro, hincado como me encontraba sobre la cama, mi cadera seguía en ese, ahora suave, vaivén que pretendía enloquecer a Kise, quien tenía los ojos brillosos, sus labios rojos entreabiertos y su pecho subiendo y bajando a un ritmo que me permitía saber que lo estaba pasando tan bien como yo.


Una de sus manos se aferraba a la almohada junto a su rostro, con su otra extremidad cubrió su rostro con el antebrazo dejándome ver sólo sus labios que seguían abriéndose y cerrándose en busca de más oxígeno.


—No, no… no hagas eso —reclamé estirando ambas manos y tomando las suyas, plantándolas así contra la cama junto a su rostro mientras entrelazaba nuestros dedos—. Quiero ver tus expresiones mientras te lo hago —dije mordiendo mi labio inferior y sonriendo un poco.


—Nnngh… Eres un… pervertido —me dijo con una sonrisa divertida; para nada parecía molesto con mi declaración, al contrario—. Kag… Kagamicchi ve más rápido…


—¿No te gusta este ritmo? —pregunté sintiéndome más desinhibido, ahora que sabía que estábamos unidos no sólo por nuestra atracción física, sino por el sentimiento que poseíamos uno por el otro, me sentía con mayor confianza para hacer de este encuentro, algo que ambos no pudiésemos olvidar nunca.


Antes de que él pudiera responder cualquier cosa arquee lo máximo posible mi espalda  mientras separaba más sus piernas para que la penetración fuera lo mayor profunda, notando que Kise también realizaba la misma acción, su espalda se arqueó con fuerza y apretó la unión de nuestras manos dejando salir un claro gemido de placer desde su garganta, cerrando sus ojos con fuerza.


—Nngh… aaah… es


No alcancé a entender lo que trató de decir, pero al igual que él no podía evitar apretar mis labios para no evidenciar mediante gemidos lo mucho que me gustaba sentir mi pene envuelto en su calidez, sus manos apretándome y sus piernas que ahora se habían movido hacia mi cadera quizás en un impulso ante lo que sentía. Me incliné hacia enfrente lo más que pude en la nueva posición, dejando mi peso ser detenido por mis manos en el aún fuerte agarre con las manos contrarias; podía de esta manera sentir su respiración cerca de la mía, su aliento chocar contra mi rostro fundiéndose en uno con el mío, ya que nuestras respiraciones eran rápidas y entrecortadas debido al placer.


—Nngh… Ka… ga… Kagamicchi estás justo en… ahí es…


Sus balbuceos entrecortados esta vez me dejaron en claro que ahí, justo donde ahora había comenzado a golpear, ahí era su próstata y debía atacarla así que sin demorar un segundo más, mi ritmo cambió volviéndose frenético, al grado en que elevé mi torso como hasta hace unos momentos, alejándome de su rostro y quedando de nuevo hincado sobre la cama pero con sus piernas envolviéndome como hasta ahora, de esa manera podía empujarle con mayor firmeza y rapidez, notando lo bien que se sentía esa presión que ejercía alrededor de mi pene, así como lo bien que él se sentía, o por lo menos eso me decían sus acciones, su manera de apretar las piernas alrededor de mi cadera quizás para atraerme más hacia él, sus manos ahora libres apretaban las sábanas húmedas y sus ojos cerrados mientras arqueaba su cuerpo.


…Era la visión perfecta, tenía frente a mí a Kise retorciéndose y lo único que ocasionaba era que tuviese unas increíbles ganas de correrme, pero quería complacerlo primero, así que tomé su pene con una de mis manos y comencé a bombearlo, arremetiendo de la misma forma que lo había estado haciendo y ajustando ambos ritmos para que sintiera mejor.


Pronto comencé a sentir su interior apretarme a lapsos extendidos, como si de repente quisiera cerrarse y por ello se cerniera a mi alrededor con mayor ímpetu, eso me estaba volviendo loco, era increíble la sensación y por ello no iba a durar mucho más. Así que con toda la fuerza que tenía, apreté el ritmo en ambas partes del cuerpo de Kise y le escuché gemir sin control justo como ahora lo estaba haciendo yo, ambos dejábamos salir sonidos de placer que no podíamos detener ante lo que sentíamos, creí que no podría complacerle antes de terminar pero él se me adelantó unos segundos, y fue ahí, con su entrada apretándose con firmeza ante la fuerza del orgasmo que me condujo de manera inevitable al mío, dejándome ir en el interior de él.


—Lo… siento, no alcancé a salir —le dije algo preocupado de que eso fuese un problema.


Salí de su interior y me dejé caer a su lado. Él sonrió y negó con la cabeza antes de acercarse a mí y pasar su brazo por mi pecho y envolverlo en la espalda.


—Está bien, fue… increíble sentirte así —dijo apretándose contra mí. No estaba seguro si al decir eso se había sonrojado y por eso ahora no me permitía verlo, pero si de algo estaba seguro, es que yo me sentía rojo hasta las orejas y agradecía que él tuviese enterrado el rostro en mi pecho para que no pudiera ver mi expresión avergonzada.


—Quiero que me digas algo —dije apretándole de la cintura para que su cuerpo no se moviera ni un milímetro e intentara apartarse de mí—, ¿te quedó claro lo que siento por ti? —pregunté en un murmullo sobre su oído—. ¿O prefieres que te lo repita?


Separó sólo su rostro y conectó de ese modo su mirada con la mía. Su sonrisa era cómplice.


—Si digo que no… ¿Me lo demostrarás con otra ronda como esta? —cuestionó sonriendo divertido y sólo pude devolverle el gesto de igual manera. Tomando después sus labios sin decir una palabra, sólo apoderándome de esa boca a la que ya sentía que me había vuelto adicto.


—Lo haré las veces que sea necesario hasta que quede claro que estoy enamorado de ti, Kise Ryōta —respondí apenas solté sus labios—. ¿Qué te parece si vamos a la otra cama? Ésta quedó algo… mojada.


Me incorporé y con la misma sábana limpié los rastros de semen de mi mano y nuestro estómago. Le miré sentarse y borrar la sonrisa al instante, cerrando un ojo al mismo tiempo.


—¿Qué sucede? —pregunté acercándome— ¿Te duele? —cuestioné sin dejarlo contestar, sintiéndome algo culpable por ello.


—Es sólo algo incómodo, no te preocupes —dijo tratando de pararse, y lo único que se me ocurrió fue volver a cargarlo como lo hice del jacuzzi hacia la cama, pero esta vez trasladándolo hacia la cama contigua y dejándolo suave ahí, con mi peso apenas sobre el suyo mientras le besaba los labios y me deslizaba en cortos besos por su rostro en dirección al cuello.


—Si sigues así… alguien no va a dormir en absoluto —comentó riéndose y tomando mi rostro con ambas manos para separarlo de su cuello. Luego me besó y aproveché para acostarme a su lado, jalando la sábana con la que después nos cubrí.


—Eres insaciable, Kise —dije en burla.


—No tienes ni idea —respondió en el mismo tono juguetón.


Nos mantuvimos en silencio por un rato, nuestros cuerpos unidos como si fuesen dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección; su espalda contra mi pecho y mi rostro recargado sobre su hombro aspirando ese aroma tan característico que aún podía oler en su cabello, mientras tanto, dejé que la punta de mis dedos se deslizara por su silueta de arriba abajo en un toque sutil que iba desde su hombro hasta su muslo y de regreso, sólo dibujando su costado para grabar a detalle su figura y la textura de su piel bajo mi toque, dejando que aquello se volviera una suave caricia por un largo rato; tanto, que por un momento pensé que se había quedado dormido, su respiración ahora pausada y su silencio me lo hicieron creer, eso hasta que volvió a tomar la palabra.


—Kagamicchi… tú… —Hizo una pausa, parecía dudar de lo que estaba por preguntarme, así que le incité a hablar dejando un suave beso sobre su hombro antes de detener el movimiento de mi mano y tomarle con firmeza por la cintura.


—¿Yo…? —cuestioné.


—¿Habías tenido una relación con otro chico antes? —Su pregunta me pareció válida, aunque no la esperaba en ese momento, así que tardé unos segundos en contestar, pero él me ganó y tomó la palabra de nueva cuenta—. Pero qué estoy preguntando, lo que no fue en tu año, no te hace daño, ¿cierto? Así que olvídalo, si ese tal Himuro fue algo tuyo no tiene porqué afectarme, ahora ustedes dos se ven como hermanos únicamente, ¿no? —Hablaba con una rapidez que apenas y me permitía saber lo que estaba hilando y a dónde se dirigía su mente en esos momentos.


Con mi brazo lo obligué a girarse de modo que su espalda estuviera por completo sobre el colchón, elevé mi cuerpo deteniéndome con uno de mis brazos flexionados sobre la cama para verlo desde arriba mientras usaba mi mano libre para que su rostro se girase hacia mí y así conectar nuestras miradas.


—Tatsuya ha sido como mi hermano siempre… él y yo nunca tuvimos algo ni parecido a esto —comenté sonriendo un poco ante la idea y tras comprender que seguro Kise estaba celoso— ¿Qué te hizo pensar que él y yo tuvimos algo más? —indagué curioso sin poder evitarlo.


—Tú lo insinuaste… tú dijiste que… bueno que el esposo de tu madre…


—Dije que él pensó eso, y no te voy a negar que en su momento yo me confundí, creí que lo que sentía por él era algo del tipo romántico pero debes comprender, le admiraba mucho, me la pasaba mucho tiempo con él… lo quería demasiado, pero malinterpreté las cosas, aunque nada pasó porque él me hizo comprender mi error. ¿Acaso no te pasó en algún punto con Aomine? —cuestioné un poco receloso de su respuesta, pero no podía cegarme, sabía del pasado de Kise en Teikō y cómo había comenzado a interesarse por el básquetbol. Aomine era su amigo y lo sabía, estaba consciente de ello pero quizás en algún punto su admiración trascendió al igual que la mía por Tatsuya cuando recién comenzaba con todo eso del romance.


Él sonrió y llevó su mano hacia mi mejilla, acariciando mis labios con su pulgar mientras su gesto se ensanchaba.


—¿Son celos de Aominecchi los que detecto? —preguntó en voz alegre y divertida. No pude más que elevar una ceja y responder a ello.


—¿Debería sentirlos? —cuestioné con curiosidad.


—Sabes que no, Aominecchi es mi amigo, es nuestro amigo aunque ustedes dos no acepten que se llevan bien —admitió y antes de poder comentar algo en mi defensa sobre su comentario de mi supuesta amistad con ese Ahomine, prosiguió, tal vez intuyendo que replicaría en contra de esa afirmación—. Quizás acepto que en algún momento me dejé deslumbrar, pero nunca pasó de ahí, una admiración demasiado fuerte, me inspiró a jugar el deporte que más amo, pero eso es todo… sabes que es mi amigo nada más y lo quiero como tal.


—Así como Tatsuya es mi hermano —comparé. Aunque quizás no existía el punto de comparación ya que la relación era distinta, yo crecí junto a Tatsuya.


—Kagamicchi… Y… ¿qué se supone que haremos ahora?


—¿Sobre qué? ¿Otra ronda? —cuestioné y él me golpeó en el hombro sin fuerza, sólo como advertencia.


—Si piensas ser tú el que me reciba, lo haré encantado… porque de otro modo, ¡olvídalo! —aseguró—. Ya en serio, es que no sé qué se supone que… sigue —murmuró al final.


Un suave tono rosa se esparció por su rostro y eso me hizo comprender a qué se estaba refiriendo.


—Lo que sigue ahora es dormir, mañana irás a trabajar, y después regresaremos el fin de semana a Japón, donde dejaremos saber a quienes tú apruebes, que tú y yo, somos pareja. —Entendí que él me preguntaba sobre el título que tendríamos después de lo que había pasado, y no es para menos, ya que habíamos pasado por situaciones algo intermitentes, del calor al frío y después hasta casi quemarnos otra vez, así que ahora no estaba de más dejar en claro lo que seríamos después de esta confesión.


—¿Y la parte romántica en la que me pides que sea tu pareja? —cuestionó en tono de broma, como si de verdad estuviera indignado.


—¿Acaso no te pareció romántico haberte preparado el jacuzzi, el masaje y terminar juntos? —pregunté— ¡Ya no se aprecian las acciones románticas como antes! —Seguí con su juego. Él rió ante mi ocurrencia y después se acercó para besarme.


—Está bien, eres un romántico muy moderno si me dejas opinar. Pero lo aceptaré, sí quiero ser tu pareja, y ya hablaremos sobre quiénes se enterarán de ello, por ahora creo que es entre tú y yo, ¿bien?


—Pensaba hablar mañana con mi madre, ¿te importaría si le digo? —Hice una pausa, antes de dejar en claro lo que quería—. El día que la miré parecía entusiasmada, fue extraño pero esa ocasión ella me hizo saber que conocía mis preferencias aún cuando no lo había mencionado nunca, tampoco llevé a alguien a casa como para que ella pensara así, no lo sé, ese sexto sentido de las madres a veces me asusta —comenté.


—¿Y entonces, le dijiste algo a ella sobre mí? —Parecía curioso con su pregunta así que expliqué.


—Le conté que venía contigo, obviamente. Pero nunca dije que me gustaras, ella lo entendió con la manera en que me expresaba de ti, según me explicó después, era obvio que sentía una atracción hacia ese “chico del que no había dejado de hablar”. —Reí al recordar a mi madre ese día antes del mal trago en el que terminó todo—. Luego me dijo que según las fotos que ha vistode ti, eres muy guapo. Le dije que es porque están muy bien editadas —comenté sólo para molestar ya que en verdad yo no había dicho algo como eso a mi madre, aunque ella sí comentara lo de la apariencia de Kise.


—¡Já! Como si en realidad pudieras creer algo así, sabes que soy atractivo, así que ahora tendrás que cuidar a tu novio porque hay muchas personas tras él. —Sabía que lo decía en broma, sabía que su comentario sólo pretendía seguir la broma que yo mismo inicié, incluso su tono me lo evidenciaba, y aún así, me quedé serio mirando a la nada pensando que en realidad eso era una maldita verdad. Ahora debería comenzar a lidiar con todas esas jovencitas pidiéndole una foto, o algún autógrafo, e incluso sería peor ya que habíamos venido a Los Ángeles porque su carrera estaba despegando.


¿Qué me esperaba de una situación así? Tendría que aprender a compartir a Kise… a mi Kise con los demás, por lo menos en apariencia, y aunque hasta ahora sólo algunas ocasiones me molesté debido a la insistencia de fanáticas, estoy casi seguro de que en adelante mi molestia será aún mayor, por lo menos mientras aprendo a lidiar con ello.


Sus manos sobre mi rostro y su voz llamándome me sacaron de mis pensamientos y giré mi vista hacia sus ojos, conectando con el amarillo de estos que de pronto parecían preocupados.


—No estés pensando tonterías, estaba bromeando Kagamicchi —aclaró frunciendo su entrecejo.


—Yo sé que estabas bromeando… sólo pensé que en cierto modo es verdad. —Hice una pausa y dejé caer mi cabeza sobre su pecho antes de suspirar cansado—. Deberé aprender a lidiar con todas esas jovencitas tras de ti a todo momento, pero… supongo es el precio de tener un novio sexy y reconocido, ¿no?


Sólo sentí sus manos entre mi cabello y después elevé mi rostro para verle una vez más.


—Me gustaría que conozcas a mi madre, ¿te gustaría hacerlo? —Noté que abrió los ojos un poco más de lo normal y después entreabrió los labios sin decir una palabra, quizás lo tomé por sorpresa, o tal vez él pensara que estaba yendo muy rápido ya que presentarte a los padres como pareja ya es algo más serio—. No tienes que hacerlo, ella sabe que vienes a trabajar y estás muy ocupado y…


Hablé tan rápido que sólo me callé cuando sentí un par de dedos sobre mis labios.


—Me encantará conocer a tu madre, Taiga —mencionó llamándome por mi nombre. Me apresuré a retirar sus dedos de mis labios y tomar su boca con la mía, profundizando el beso con intensidad, a un ritmo quizás frenético que había sido ocasionado por su respuesta tan sincera y por la manera en que me llamó.


Llevé mi mano por todo su costado hasta llegar a su pierna, la cual elevé llevándola hacia mi cintura en donde ésta se envolvió, él quedó ahora sobre uno de sus costados para estar frente a frente conmigo. El beso se volvió hambriento al grado en que él gimió dentro del nexo y fue cuando me separé tras un rato de aquel contacto.


—Lo… siento


—No tienes que disculparte por besarme, pero creo que… deberíamos dormir o mañana iré con unas ojeras horribles a trabajar, además conoceré a mi suegra, no puedo verme mal.


—Eres un exagerado, pero tienes razón, ¡a dormir! —mencioné besando rápido sus labios y acomodándome. Él descansó su cabeza sobre uno de mis hombros y pasó un brazo sobre mi pecho. Yo le envolví atrayéndolo lo más que pude hacia mí, sintiendo su piel caliente contra la mía.


No podía evitar pensar en lo diferente que sería cuando regresáramos a Japón, porque estos días habíamos estado viviendo juntos, y al regresar esa no era una opción, no lo era porque sería llevar las cosas muy rápido, ¿cierto? Porque su escuela estaba muy lejos de donde yo vivía y la mía lo estaba de su departamento, ¿entonces? Tendría que acostumbrarme a verlo poco debido a su trabajo, y también a no pasar las noches con él, así… sintiendo su cuerpo desnudo pegado al mío.


Comenzar de esta manera no fue la mejor idea, no cuando hemos estado pasando tanto tiempo juntos y en un par de días volveremos a nuestras rutinas normales, en las que no se puede compartir tanto tiempo al lado del otro. Supongo que todo debió darse al revés pero así son las cosas. Ahora la prueba para ambos será esa, ajustarnos a la nueva rutina y ver qué sucede, esperando por supuesto lo mejor. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).