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Don't worry, I'm a ghost por TaeHyun

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo! 

Volvi despues de tanto con un nuevo capitulo de este fanfic extraño (?) espero que le den una opotunidad~

Seokjin casi se cae de la mesa al oír al chico decir aquello.

¿Un fantasma? ¿Acaso eso era posible?

– Lo siento, hyung, ¿te asuste? – dijo el rubio y Seokjin intentó sonreír para tranquilizar al otro (y para intentar ser amable con él, no sabía si lo que decía el chico era verdad pero no quería problemas con ningún fantasma), sin embargo su sonrisa no pareció transmitir calma sino temor y un poco de incomodidad. – Lo siento, hyung, no quería asustarte – dijo el chico y Seokjin intentó tranquilizarse y pensar con claridad pero ¡había un fantasma comiendo en su mesa!

– N-no pasa n-nada… – tartamudeó y se reprendió mentalmente por ello – yo… eh… ya vuelvo… – se levantó rápidamente y huyó al baño, ahí se encerró e intentó poner en orden sus pensamientos.

Bien. Seguramente el chico sólo estaba bromeando, es decir, ¿cómo podía ser un fantasma? Sí, sabía que había mucha gente que decía ver espíritus y seres así, pero él nunca había visto uno ni tampoco quería verlos si le daban a elegir, también podía ser que esa gente sólo mintiera para conseguir un poco de fama o dinero claro, incluso podía ser que el chico sólo quisiera pedirle dinero. Intentó recordar cómo vivía él a esa edad, aunque no lo hacía sentirse orgulloso ya que era un desastre, vivía saliendo a bares, alcoholizándose, bueno, cosas que hacen los jóvenes porque creen que jamás ellos tendrán que enfrentarse a la vida. Pero algo le decía que el chico que estaba en su cocina no mentía ni buscaba aprovecharse de él, sino que realmente necesitaba algún tipo de ayuda. Seokjin se maldijo a sí mismo por querer ayudarlo. Fantasma o no el chico no tenía buena pinta, podía ser cualquier cosa, desde un miembro joven de una mafia hasta un niño rico que quería rebelarse e irse de casa. Incluso podía ser cierto que era un fantasma que buscaba ayuda para pasar al otro lado. ¡Por Dios! ¿Enserio estaba sopesando esa posibilidad?

Se sentó en la tapa del inodoro e intentó calmarse. El asunto fantasmagórico lo tenía algo nervioso. No pudo evitar pensar en el chico del accidente de auto, ¿y si era él? ¿Cuáles eran las posibilidades de que el fantasma de un muerto de hacía dos semanas se hubiera aparecido frente a él para pedirle ayuda? ¿Podía eso ocurrir? ¿Le había pasado a alguien alguna vez?

Eso le dio una idea.

Buscó su celular en su bolsillo pero el móvil no estaba ahí. Se maldijo nuevamente al recordar que lo había dejado en la mesa de la sala.

“Bueno, tranquilo, sólo debes salir, agarrar tu celular y volver aquí”, se dijo, “si sales sin hacer ruido él no lo notará”. Intentó hacer eso que pensaba pero entre pensar y hacer hay una gran diferencia.

Abrió la puerta del baño lentamente, veía su celular en la mesita baja de la sala desde donde estaba así que pensó que no sería difícil. Salió a hurtadillas, pero para llegar hasta su celular debía pasar por la puerta de la cocina, aún así no se detuvo. Sin embargo al llegar a la sala y estar delante de la puerta el chico rubio notó su presencia y dándose vuelta hacia él le preguntó:

– ¿Hyung, ya estás bien? – lo que provocó que Seokjin gritara como nunca había gritado, corriera hasta su celular, lo agarrara y luego saliera corriendo de vuelta hacia el baño para finalmente encerrarse nuevamente.

En la cocina el rubio suspiró. Se sentía mal por asustar a Jin, pero no era su culpa que sólo él pudiera verlo. Necesitaba pedirle que lo ayudara a averiguar quién era él, si solamente hacía eso él podría irse y seguir su camino solo para luego decidir que haría al respecto con su situación. No sabía cuándo había muerto ni qué le había pasado por eso quería hablar con el otro chico, quizás él pudiera contarle sobre eventos ocurridos en ese lugar y… sobre la mancha de sangre.

En el baño Seokjin volvió a sentarse en la tapa del inodoro para luego abrir el buscador y escribir “ver fantasmas”. Rápidamente varias páginas de internet aparecieron como respuesta a su búsqueda pero la mayoría sólo hablaba de sucesos paranormales que habían vivido otras personas. Otras hablaban de cómo hacer para que los fantasmas se fueran, la única respuesta era ignorarlos y que ellos entendieran que no podías ayudarlos o verlos (Seokjin ya había fallado en eso). Algunas hablaban de hechizos para que los fantasmas desaparecieran, pero sólo parecían ser tonterías y derroche de alimentos lo que Jin no haría. Al final decidió que no había nada que pudiera hacer aparte de ayudar al chico. Gran parte de las historias contadas por las personas decían que luego de haberlos ayudado los fantasmas se habían ido solos de un día para el otro. Quizás esa era la única solución para Seokjin. Salió del baño dispuesto a hablar con el rubio.

Él se sentía muy mal por haber asustado a Seokjin pero no era su culpa que el otro chico fuera tan temeroso. Bien, sí, admitía que si la situación fuera al revés él también estaría asustado y probablemente habría salido de su casa esperando a que cuando volviera ya no hubiera ningún fantasma indeseado. Apoyó su cabeza en la mesa y la rodeo con sus brazos. Quería llorar. Jamás se había sentido tan mal. Tan solo.

– ¿Fantasma? – la voz de Jin hizo que levantara su cabeza. – Yo… hum… lo siento… por haber reaccionado así, fue bastante grosero. – se disculpó y él no pudo evitar sonreír.

– No hace falta que te disculpes, yo habría reaccionado igual.

Seokjin se rascó la cabeza con una mano y desvió su mirada pero sabía que lo mejor sería terminar con ese asunto rápido así podría irse a dormir de una vez por todas (si es que podía dormir sabiendo que había un fantasma en su casa), así que volvió a tomar el lugar donde estaba antes, frente al rubio y le preguntó:

– Dijiste que no recuerdas tu nombre, ¿cierto? – el menor asintió – ¿y qué es lo que sabes? ¿Por qué solo yo puedo verte?

– En realidad… no sé si tú eres el único que puede, pero eres el único que hasta ahora lo ha hecho…

– Supongamos que soy el único. ¿Por qué necesitas ayuda?

– Bueno yo… desperté hace unas horas en el medio de una calle y de alguna forma entendí que ya no estaba vivo, así que quería averiguar quién soy y qué me pasó para terminar así, ya sabes, lo que cualquiera querría.

Jin asintió, parecía comprenderlo y eso lo hizo sentirse mejor de repente. Quizás no estaba solo como creía.

– Dijiste que despertaste en el medio de una calle, ¿recuerdas donde era?

El menor asintió.

– Aquí cerca.

– ¿Había algo extraño por ahí?

– Bueno yo… estaba sobre una gran mancha de sangre…

Seokjin lo miró detenidamente: su cara estaba magullada, tenía raspones y moretones, su uniforme estaba manchado de rojo en varios lados, al igual que sus manos, solo que éstas parecían haber sido un poco lavadas.

Sabía que algo se le estaba escapando pero no podía recordar qué era.

– ¿Puedes lavarte? – le preguntó y el menor abrió sus ojos sin comprender a lo que se refería. – Digo, ¿quieres cambiarte de ropa? ¿Puedes hacerlo o debes vagar para siempre con eso que llevas puesto?

– Yo… no lo sé. – dijo sinceramente el chico haciendo una mueca y bajando la mirada hacia sus manos para luego esconderlas debajo de la mesa avergonzado. Seokjin sonrió por el gesto. Era realmente triste que un chico así hubiera muerto.

– Pues veamos si puedes hacerlo. – le dijo Jin levantándose de su asiento e indicándole con su mano que lo siguiera.

Entraron al pasillo oscuro en el que antes se había escondido, sólo que ahora Jin había prendido una luz y al estar iluminado notó que había dos puertas, una era del baño y otra era a donde el chico lo guiaba, cuando llegaron pudo ver que era la habitación de Jin la cual estaba simplemente amoblada con una cama, un escritorio y un armario.

Seokjin buscó en su armario algo que pudiera entrarle al chico, aunque no sabía si podría sacarse su ropa al menos quería estar preparado por si funcionaba, no quería tener un adolescente fantasma vagando en toalla por su departamento aunque sólo fuera él quien pudiera verlo. Se giró hacia la puerta donde el menor estaba sin querer entrar a la habitación y eso le dio ternura. La verdad era que el chico era bastante adorable en todo lo que hacía.

– Ven, te mostraré como poner el agua caliente. – le dijo cuando pasaba a su lado por la puerta, sus cuerpos estaban tan cerca que Seokjin pudo sentir su calor, aunque no sabía si un fantasma debía ser frío o cálido. El chico en cambio se encogió por la cercanía de él y Seokjin le sonrió para demostrarle que todo estaba bien. Luego entró al baño esta vez seguido por el fantasma y le enseñó cual era el agua caliente y cual la fría, dejó las prendas en el lavamanos y le indicó que toalla podía usar. Acto seguido salió cerrando la puerta detrás de sí.

Solo en el baño se sentó en el piso apoyando su espalda contra la bañera y dejó que algunas lágrimas salieran. Se sentía mal por todo, hasta por la ayuda que Jin le brindaba. Sabía que no era su culpa (bueno quizás sí había sido su culpa pero quería creer que no) pero igual se sentía como un estorbo. Tampoco podía recordar si alguna vez alguien había sido tan bueno con él como lo estaba siendo Jin en ese momento.

Decidió dejar de lamentarse, si Jin había decidido ayudarlo aceptaría su ayuda e intentaría darle los menores problemas posibles. Así que se paró y se miró al espejo por primera vez desde que se había despertado y su aspecto no le gustó nada: tenía un ojo morado, una mejilla hinchada y varios raspones en su cara. Ni siquiera quería imaginarse como estaría el resto de su cuerpo. Aunque de alguna forma ninguna de sus heridas le dolía, a excepción claro de la de su cabeza aunque no sabía lo que le había pasado ahí pero notó que en su cabello también tenía sangre reseca. Suspiró e intentó quitarse la remera de su uniforme y se sorprendió al ver que se salía fácilmente a diferencia de lo que se mostraba en las películas de fantasmas que tenían la misma ropa siempre. Eso lo hizo alegrarse, quizás era un fantasma pero no era un cliché. Le llamó la atención ver que en cierto punto de la espalda baja su remera estaba más roja que en el resto, eso sólo podía significar que ahí tenía una herida mayor. Juntó valor para darse la vuelta y mirarse al espejo y cuando lo hizo un nudo se formó en su garganta al ver que tenía una gran herida, veía la carne roja y le sorprendió que no le doliera. Si necesitaba una última prueba de que estaba muerto aquella era la que hizo que terminara por convencerse, y también explicaba la gran mancha de sangre de la calle. Con otro suspiro terminó de quitarse la ropa. Se sentía liviano, tan liviano que probablemente habría podido flotar, si es que acaso podía hacer eso, bueno, podía volverse completamente invisible hasta de Jin, quizás entre sus poderes fantasmagóricos también se encontraba flotar. Se rió de sus ocurrencias para luego abrir la canilla y dejar que el agua lo calmara, no sabía cómo pero sabía que el agua tenía ese efecto en él, era como cuando recordó que no quería dejar la secundaria, no sabía cómo estaba seguro de ello, sólo lo hacía. Incluso se sorprendió cuando notó que podía sentir el calor del agua, quizás las películas de fantasmas eran puras mentiras.

Dejó que el calor del agua lo calmara e incluso sintió que todas las preocupaciones que tenían se iban por el desagüe, hasta habría cantado sino supiera que Jin podría escucharlo incluso permitió que sus pensamientos vagaran un poco e imaginó que algún día podría hablar con algún director de cine para hacer una película sobre fantasmas que demostrara como eran los fantasmas realmente. Cuando terminó de lavarse se secó rápidamente y se puso la ropa que Jin le había prestado, eran unos bóxers, una remera blanca algo grande para él y un pantalón corto negro estilo bermuda. Se miró al espejo nuevamente y esta vez se sintió mejor, aunque aún tenía su cara magullada al menos tenía mejor aspecto que antes y su cabello rubio platinado se veía limpio. Agarró su ropa sucia y la hizo un bollo, no sabía si sólo el podría tocarlas y tampoco sabía que hacer con ella.

Salió del baño y buscó a Jin con la mirada hasta que lo encontró sentado en la sala usando su celular. El mayor al notar que había terminado levantó la mirada y dejó su celular a un lado.

– Me alegra saber que dio resultado. – le sonrió y él no pudo evitar sonreírle de vuelta y también notar que Jin sonriendo se veía apuesto.

– Yo… no sé que hacer con esto… – levantó un poco sus manos para señalar su ropa y Seokjin notó la incomodidad del menor. Se paró rápidamente y se dirigió a la cocina para buscar una bolsa de plástico negra, luego volvió hasta donde estaba el menor y se paró a su lado abriendo la bolsa indicándole que la pusiera ahí. El menor dudó un segundo pero luego hizo lo que el mayor le indicaba y se sonrojó por quien sabe qué, Seokjin encontró el gesto realmente adorable, ¿es que todo lo que hacía el chico era adorable?

– No te preocupes, no la tiraré, la guardaré por las dudas, pero supongo que no quieres ver esta ropa, ¿no?

El menor asintió, no sabía cómo hacía Jin para adivinar sus pensamientos. Jin susurró algo como un “aigo” para luego alborotarle el pelo y dirigirse a su habitación dejándolo muy confundido ya que no esperaba que el mayor hiciera eso ni tampoco que pudiera tocarlo. Al cabo de unos segundos Jin volvió con noticias nuevas:

– Cuando me dijiste lo de la mancha de sangre no podía dejar de pensar que estaba olvidando algo pero no podía acordarme qué, hasta que prendí la tele y vi las noticias y lo recordé: hace unos días, bueno semanas, hubo un accidente aquí cerca y en la escena… había una mancha roja de sangre… ¿puede ser esa la mancha a la que te referías?

– Podría… no lo sé, debería verlo y ver si ahí es donde me desperté.

– Podemos buscar en internet más información. – sugirió el mayor y se agachó para prender la laptop que descansaba sobre la mesita de la sala. – ¿No recuerdas nada más? – le preguntó mientras esperaba que la computadora se prendiera por completo.

– No. Sólo sé que tenía ese uniforme, ni siquiera sé cuál era mi escuela o mi nombre o si tenía familia.

Seokjin asintió. Sentía compasión por el chico, debía ser horrible perder la memoria. Pensó qué haría él si un día se despertara sin sus recuerdos y la idea lo hizo estremecerse, probablemente entraría en pánico y luego se dirigiría a alguna comisaría para que lo identificaran. Aunque claro, eso pasaría si pudieran verlo, lo que no era el caso del menor. En ese momento notó que ni siquiera sabía el nombre del chico y si bien no quería hacerlo sentirse peor por el caso “memoria perdida” no podía ir por ahí simplemente llamándolo “¡hey, fantasma!”.

– Hum… sabes, no dejo de pensar en que deberíamos pensar algún apodo para llamarte. – le dijo y el rubio abrió los ojos sorprendido.

– ¿A mí?

– Sí, no es como si te fuera a llamar fantasma o ghostie… – Seokjin se encogió de hombros.

– No me molesta que no me llames de ninguna forma…

– Pero es incómodo, si tengo que llamar tu atención que diría: “¡hey, tú!” o sino “¡hey, blondie!”. Creo que no.

Él hizo una mueca. No había pensado en eso, pero realmente no le importaba si le decía blondie o ghostie, sin embargo ni bien la computadora se prendió por completo Jin abrió el navegador y buscó “apodos comunes” lo que lo hizo reír. Entro en el primer link y este mostraba una lista de categorías, desde románticos hasta burlones.

– En serio, hyung, sólo dime dongsaeng. – le dijo él mientras veía a Jin leer detenidamente los de la lista de románticos.

– Mmm… creo que podríamos buscar otra página…

Él rió al ver al mayor haciendo eso, le parecía muy tierno de su parte pero pensaba que tampoco estaría tanto tiempo como para que él se preocupara por llamarlo de alguna forma.

Seokjin siguió leyendo los distintos apodos hasta que vio uno que le gusto y que pensó que se adaptaba al menor. Se giró hacia el otro chico que estaba sentado en el sofá detrás de él que estaba sentado en el suelo al frente de la computadora, y lo miró directamente a los ojos.

Él no esperaba que Jin reaccionara repentinamente de la forma en que lo hizo. Se volteó a mirarlo directamente a los ojos entrecerrando un poco los suyos. Él se sintió cohibido ya que la mirada del mayor era penetrante, intentó no sonrojarse pero la intensidad de los ojos de Jin hizo que no pudiera controlar su nerviosismo, así que apartó la mirada y bajó la cabeza para intentar ocultar su rostro. Desde donde estaba pudo ver al mayor moverse hasta que se sentó a su lado.

Seokjin no podía dejar de ver las heridas en el rostro del menor y eso le dolía. No sabía por qué pero sentía que quería ayudarlo, proteger a ese chico adorable, aunque ya no hubiera forma de protegerlo. Si llegaba a ser el chico del accidente de golpe y fuga haría lo que estuviera en sus manos para obtener justicia. Se lo prometió a sí mismo. Se estiró un poco y se sentó a su lado. El menor había bajado la cabeza avergonzado y Seokjin no entendía por qué, ¿se habría dado cuenta que estaba observando sus heridas? ¿Habría forma de curarlas? ¿O se quedaría así para siempre?

¿Y cuánto sería siempre?

Seokjin tomó la cara del menor entre sus manos lo que hizo que se sobresalte, lentamente movió su cabeza para que quedaran frente a frente.

– ¿Hyu-hyung? – musitó el chico y Seokjin sonrió tiernamente.

– Kitty. – dijo y el otro frunció el ceño.

– ¿Qué?

– Ese será tu apodo, porque pareces un gatito.

– ¿Kitty? Eso suena…

– ¿Adorable?

– Raro…

Jin rió y soltó su rostro, él se alejó un poco.

– Quédate aquí un segundo. – le dijo Jin y se levantó para ir a buscar algo.

Él llevó la mano a su pecho, no sabía que aún su corazón podía latir, pero lo hacía, muy rápido. Al cabo de unos segundos Jin volvió con una caja que parecía un kit de primeros auxilios. Se paró frente a él y le dijo:

– No sé si servirá de algo pero quiero al menos intentarlo. – Seokjin abrió la cajita de metal y de ahí sacó desinfectante, tomó la cara del menor con una mano y torció su boca antes de añadir: – Puede que te arda un poco.

Él no sabía que hacer, la situación le parecía muy irreal. ¿Acaso cuando estaba vivo alguien había hecho esto por él alguna vez? Porque se sentía como la primera. Era una tontería, sí, pero sentirse cuidado era lindo. Cuando Jin le puso desinfectante en sus heridas (menos en la del ojo) no le ardió, ni siquiera sintió algo, ventajas de la muerte supuso. Luego el mayor le había puesto un ungüento que no reconoció en las heridas y otro antiinflamatorio (según Jin) alrededor del ojo morado. Además le revisó los brazos en busca de otras heridas y quiso hacer lo mismo con sus piernas y el resto de su cuerpo pero él no se lo permitió, no quería que viera la herida de la espalda, eso seguro lo asustaría y le recordaría que era. Cuando el mayor hubo terminado le dijo:

– Mañana deberíamos poner más en tu ojo, así sanará poco a poco.

– Gracias, hyung… – murmuró el menor bajando la cabeza. Seokjin sonrió y le revolvió el cabello que aún seguía algo húmedo.

– No hay problema. – luego volvió a dirigir su atención a la computadora y escribió en el buscador “accidente automovilístico” seguido del nombre de su zona. Al segundo aparecieron varios resultados de notas periodísticas sobre el accidente que había tenido lugar a unas cuadras, Seokjin buscó la foto de la escena del crimen que siempre figuraba en noticias referidas a aquello, la amplió y movió un poco la laptop hacia el menor, para que pudiera verla. – ¿Reconoces el lugar?

Él sintió que su cuerpo se endurecía al ver la foto. Sí, efectivamente ese era el lugar en el que había despertado hacía unas horas. Podía reconocer incluso el lugar a donde había estado acostado. Sin que pudiera evitarlo lágrimas recorrieron su rostro al leer la noticia:

 

“…aún no se han encontrado sospechosos por el accidente de golpe y fuga que ocurrió el pasado viernes. Las autoridades además niegan dar información acerca del estado de salud del joven como tampoco de compartir información referente a su identidad. Lo único que se ha dado a conocer es que tenía alrededor de diecinueve o veinte años y que se encuentra en estado crítico...”

 

Ahí estaba la respuesta. Tan sólo debía ir a preguntar. Pero claro, habían decidido mantener todo en secreto. Sin embargo algo había quedado sonando en su mente al leer la noticia “se encuentra en estado crítico”. ¿Acaso eso significaba que no había muerto? ¿Y además, no daban su nombre pero sí su edad? ¿Quién había decidido eso?

– ¿Estás… bien? – susurró Jin a su lado y él lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

– ¿Hyung, estoy muerto o no?

Seokjin sintió su corazón romperse al escuchar las palabras del menor, mordió su labio, un gesto que hacía cuando estaba preocupado, y no dudó un segundo antes de abrazar al menor, quien automáticamente rompió a llorar desconsoladamente.

De alguna forma ese había sido el día de Seokjin de consolar personas, primero Hoseok, luego Seomi y ahora este chico extraño.

Él también había leído la noticia y realmente no sabía que pensar. ¿Qué significaba “estado crítico”? ¿Estaba en coma? ¿O había muerto? ¿Terapia intensiva? No podía saberlo, había tantas posibilidades, ni siquiera él como estudiante de medicina podría haberlo adivinado.

– Hey, Kitty… – murmuró haciendo círculos con su palma en la espalda del chico – no temas, yo estoy aquí contigo, ¿sí?

Él se separó un poco del mayor, las manos de Jin estaban sobre sus hombros. Jin lo miró nuevamente a los ojos y le sonrió con ternura. Se limpió las lágrimas de los ojos y luego asintió en respuesta.

– Llegaremos al fondo de todo esto, te lo prometo. – le dijo Seokjin y se juró a sí mismo que no descansaría hasta saber qué había pasado.

Notas finales:

Me gustaria saber sus opiniones acerca de nuestro amigo fantasma y de teorias sobre que pudo ocurrir(?) es muy temprano para eso todavia? ;; 

Gracias por leer! No duden en dejar su review <3 


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