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Under Your Control - Killing Stalking Omegaverse por Boo Bear LOL

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Notas del capitulo:

Leer las notas finales.

Lentamente abrió sus ojos para sentir que los mismos no podían cerrarse fácilmente sin que sintiera que algún obstáculo se interpusiera en su parpadeo.

Sus ojos le ardían.

Se había quedado dormido durante su sesión de lágrimas y terrores.

Miró su reloj que estaba colgado al frente de donde se hallaba sentado para ver que eran las 3:00 p.m. de la tarde.

Se sentía aturdido. Seguía sin diferenciar su entorno del de sus sueños, al mismo tiempo en que tampoco recordaba el cómo mover sus extremidades para que pudiera levantarse de tal incómoda posición.

Tal como una iluminación divina, los recuerdos de la noche anterior aterrizaron de manera abrupta hacia su destrozada estabilidad mental, alterándola nuevamente y con mayor intensidad que antes.

Perdió cualquier intención de ponerse de pie cuando recordó su lamentable situación; y asimismo, también abandonó cualquier esperanza de mantener por más tiempo cualquier atisbo de calma y/o tranquilidad. Las lágrimas, las cuales pensaba haber derramado las suficientes horas atrás, nuevamente salían aglomeradas de sus rojizos orbes, irritándolos levemente y distorsionándolos de la vista de su ubicación.

Volvía al principio. Volvía a llorar tal cual niño perdido en un bosque frondoso y obscuro; sin nadie a quien acudir y sin ningún lugar seguro a donde ir.

Volvía a hundirse solo en su mundo de soledad y desesperanza, esperando a que alguien lo tomara de la mano y lo sacara del hoyo en que estaba sumido.

Sin embargo, ¿cuántos años había hecho esperado por alguien que hiciera ello por él? ¿4 años? ¿8 años?

Demasiado tiempo esperando algo que definitivamente nunca iba a llegar.

¿Por qué seguir esperando? ¿Acaso tenía que esperar hasta que lo encontrara su abusador y lo matara para que a alguien le importara su pobre existencia?

Decidió que ya era suficiente. Ya no había tiempo siquiera para seguir escondiéndose en otro rincón del mundo o seguir llorando tal cual infante de 2 años.

Si quería salir de esta situación, armas debía buscar. No podía batallar solo, así que lo único y lo más viable que le quedaba era pedir ayuda a alguna institución para que salvaguardara su integridad.

Y por el momento, solo se le ocurría un lugar.

No quería volver al mismo establecimiento en donde había sido utilizado; no obstante, el esperanzador pensamiento de que sus antiguos compañeros ya no siguieran laborando allí, lo motivó lo suficiente como para decidirse a ir.

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A las 3:50 .m. arribó a la comisaría vistiendo un saco lo suficientemente grande como para que no se visualizara lo suficiente su rostro.

Ingresó a la ventanilla de atención civil para que lo pudieran atender.

El hombre que lo había atendido le mencionó que, para ese tipo de solicitudes, se dirigiera a la sección de asesinatos y acosos de la habitación derecha.

La puerta estaba semi abierta; por tanto, solo tocó dos veces la puerta para dar a conocer su presencia.

- Disculpe, voy entrando.

- Hmph.- Al parecer, ello sonaba como una afirmación, así que decidió ingresar a la sala.

La persona encargada estaba sentada de espaldas contra él; por ello, no supo de quién se trataba.

Se sentó en la pequeña silla delante del escritorio del jefe policial y miró la placa colocada en el frente del mismo el nombre del encargado:

Tsukishima Hyna

Emitió un inaudible suspiro de alivio.

No se trataba de un antiguo compañero.

Empezó a hablar.

- Verá, he recibido la amenaza de un sujeto que quie.- Se vio interrumpido por el estridente grito que la persona en frente suyo emitió.

- ¡¿Eh?! ¡¿Yoon Bum?!.- Para su pesar, girando intempestivamente a darle la cara, el pelinegro se encontró con la persona a quien menos quería ver de entre todos los empleados de la comisaría.

Yang Seung Bae

El maldito que le había roto su orgullo y dignidad.

Temblaba de la impresión de verse nuevamente con ese sujeto luego de tantos años. Se notaba que el beta no había cambiado mucho, solo se había dejado crecer un poco el cabello castaño cedro que aún conservaba intacto.

No soportando la ira y la humillación de encontrárselo frente a frente, hizo el ademán de irse.

- Me tengo que ir.- Con el miedo de verse descubierto y ser objetivo nuevamente de la diversión del beta, Bum se levantó de la silla y dio un par de pasos hacia la puerta antes de que una mano grande aprisionara su esquelética muñeca.

- Espera Bum, ¿tantos años y así te comportas? ¿Acaso aún te sigues sintiendo resentido de lo que pasó aquella noche?.- El pelinegro no cabía de rabia de saber que el beta aún tuviera el descaro de preguntarle tal cuestión con ese intolerable tono de sermón sabiendo que él había sido el causante de todas sus desgraciadas habidas y por haber.

- ¿Es enserio? … Cómo puedes ser así de soberbio sabiendo todas las cosas horribles por la que me has hecho pasar, incluyendo lo que me hiciste durante la secundaria. Incluso ahora me has metido en un problema demasiado grave.- Las lágrimas de furia estaban empezando por hacer acto de presencia mediante sus hinchados orbes ónix. Lo siguiente que mencionó el beta lo dejó en estupefacción.

- No entiendo a lo que te refieres. Tú sabías muy bien a lo que nos estábamos enfrentando; por tanto, no veo la razón del por qué de estés comportando así de arisco y desagradecido conmigo. Es decir, tú mismo sabes cuál es tu valor en este mundo; así que deberías estar siquiera satisfecho de que nosotros pudiéramos haber hecho uso de ti a pesar de que nadie quería mantenerte cerca. Incluso, yo fui el que dijo el que ingresáramos a esa casa antes de que ese tipo te dejara preñado; por lo tanto, mínimo deberías darme las gracias o al menos disculparte por portarte así de mal conmigo.- El omega se sorprendía cada vez más de las incoherencias que el beta se esmeraba en pronunciar, como si las mismas se trataran de algo que mereciera mérito.

Se sentía nuevamente dolido de verse así de fácil y débil ante lo que decía el beta.

Pero lo que estaba naciendo en su interior era algo que se sentía verdaderamente excitante.

Furia.

- ¡Hijo de puta!.- Con grandes zancadas, decidió abandonar la escena antes de que consiguiera ser atrapado por el soberbio beta que ya le estaba empezando a desear la muerte más dolorosa posible.

Si solo supiera Bum que el mal que se desea a alguien se regresa al solicitante con creces, quizás ni siquiera lo hubiera imaginado.

Caminando de regreso a su casa rabiosos y más resentido que nunca, Yoon Bum decidió dejar de lado por una horas el asunto de su amenaza de muerte.

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Olvidó el asunto del atentado el tiempo suficiente como para ir a trabajar al día siguiente en su nuevo oficio como bailarín regular del burdel.

Al ingresar al local, no se había encontrado con Ji Eun ni mucho menos la había visto entrar o salir de su camarín que estaba colindante con el suyo.

Al parecer, el karma al fin le daba tregua.

Su turno había empezado, y el ambiente en que estaba, requería que se convirtiera en una persona lo suficientemente seductora como para hacer que los clientes no se retiraran.

Envuelto en un atuendo ridículamente corto, oscuro y demasiado revelador para su gusto, Yoon Bum comenzó por dar inicio a su intento de seducción delante de 250 espectadores al compás de la suave música.

Cada vez que bailaba, cerraba los ojos para no ver las sonrisas de burla del público, y así no se sintiera más avergonzado de lo que ya estaba.

Un olor a cacao fundido capturó su interés olfativo, haciendo que abriera sus ojos para ver de quien se trataba.

En una esquina de la sección de la barra libre y sentado con las piernas cruzadas, se hallaba el mismo cliente rubio de hace dos noches que lo había estado mirando intensamente.

Se concentró en su mirada.

Solo expresaba diversión y un pequeño brillo de placer.

Pero al mismo tiempo, diversión.

Se sintió ligeramente nerviosos por la intensidad con la que dirigía su mirada a sus torpes movimientos, pero decidió ignorarlo y continuó en seguir su trabajo.

Al terminar su espectáculo, tuvo el mismo resultado que el de hace dos días.

El público se sintió extasiado de un placer imaginario causado por las feromonas que expelía aquel alfa fornido.

Cuando terminó el primer baile de los cuatro nocturnos que hacía en su turno, Bum se bajó de la pista de baile para cedérselo a Ji Eun, la cual hacía acto de presencia en prendas igual de provocativas que las suyas.

Al pasar cerca de él, chocó intempestivamente su hombro, haciendo que perdiera el equilibrio a tal nivel de tener que apoyarse en la pared del corredor.

Así fueron todas las veces que se encontraron durante la noche.

El pelinegro era observado por el rubio y luego, cuando terminaba su baile, se encontraba con Ji Eun junto a su “suave” choque de hombros.

Esta rutina se mantuvo así durante tres semanas las cuales pasaron sin mayores inconvenientes.

Claro que el omega se había mantenido alerta hacia cualquier actitud sospechosa de algún comensal; pero, no sintió mayor amenaza de aquel rubio que se había mantenido lejos de él por alguna razón.

Por supuesto que estaba 80% seguro de que tal alfa era su atacante; sin embargo, debía tener pruebas para poder denunciarlo o siquiera escapar de él en vez de renunciar a todo y huir sin nada en el bolsillo a causa de sospechas infundadas.

No obstante, ya no había recibido ninguna amenaza de ningún tipo, excepto por las miradas que le dirigía la omega, por lo que supuso que aquella advertencia se debía tratar de una pésima broma de mal gusto que algún vecino suyo quiso hacerle.

Por tanto, se relajó y comenzó a olvidar el asunto.

De igual manera, era imposible negar que Bum se estaba empezando a hartar de los goles infantiles al hombro que Ji Eun le estaba brindando constantemente sin tregua. Por tal razón, había decidido ponerle fin ésta misma noche en que ambos tenía turno como bailarines simultáneamente.

Ojalá hubiera escogido un mejor día para retarle.

Apenas el momento de receso había empezado, Bum se mantuvo apoyado en la puerta del camerino de la omega durante 15 minutos hasta que la vio salir del corredor izquierdo acercándosele con una cara llena de molestia.

- Ji Eun, ¿podríamos hablar sobre esta situación?.- Había tratado de mantenerse firme, pero al no conocer las reacciones de la omega a diferencia de Bae, su voz se quebró en cada tonada en que emitió su petición.

- No molestes.- Quiso sacarlo de un tirón, pero Bum puso resistencia.

- Ahg, qué irritante eres. Dime, ¿qué quieres?.- Con un tono sarcástico y cruzando ambos brazos bajo su pecho, la pelinegra esperó de pie la petición del omega apoyado frente a ella.

- ¿Podemos para con esto? Amhm… Es decir, creo que somos lo suficientemente maduros como ara dejar de lado esta rivalidad ya que, no fue mi culpa el que haya tenido que reempl- El grito agudo de la mujer fue lo que lo detuvo en seguir su discurso.

- ¡No te atrevas siquiera a mencionar esa palabra! ¡Tú no me sustituiste, sino que simplemente querían hacerte avergonzar en frente del público en el momento preciso en que estaba ausente!.- Ji Eun estaba comenzando a alterarse a medida que pronunciaba cada palabra. La ira de que incluso el miserable omega llegara a mencionarle el vergonzoso hecho de que se hubiera visto reemplazada por él, llegaba a hervir de rabia su sangre.

- Ugh… Espera, tranquilízate…- El omega, con el único objetivo de calmar el ambiente y a la pelinegra, decidió poner las palmas de sus manos sobre los hombros de la chica y decirle que se calmara.

La mujer, viendo las intenciones del omega por colocarle las manos sobre su cuerpo, las goleó tan fuerte haciendo que Bum tuviera que retroceder unos pasos. Posterior a ello, sintió que la tela que cubría el inicio de su cuello era levemente alzada, causando que su respiración se viera un poco dificultosa debido a la presión con que el puño de la pelinegra empleaba en elevar la prenda.

- Mira, no sé qué confianza te habré dado como para que intentes sermonearme o siquiera tocarme, pero te aseguro que ahora mismo te arrepentirás de haberlo considerado.- Ciertamente, Ji Eun solo planeaba darle un par de golpes como advertencia, pero la conversación que sostuvo hace dos días con Sangwoo vino a su mente repentinamente.

“- Ji Eun, necesito que contrates o te hagas amiga de un par de alfas para el próximo sábado por la noche.

- ¿Y si no quiero? Es decir, mi virginidad podría peligrar si andara con esos tipos.- La estruendosa risa del primero resonó en todo el establecimiento en que ambos se encontraban tomando unos tragos.

- No me hagas reír, si tú fueras virgen, entonces yo sería rubio natural.- El alfa generalmente ignoraba sus reclamos; pero esta vez, parecía estar de buen humor como para seguirle el juego. Ello no duró mucho ya que el mismo cambió sin previo aviso a una pose seria nuevamente.

- Bueno, no perdamos tiempo. Necesito completar mi plan. Requiero que te hagas cercana a dos alfas lo suficientemente altos como para que el omega se sienta intimidado. El próximo sábado quiero que los mandes a golpear solamente un poco al omega, no demasiado sino me quitan la diversión. Luego de ello, no necesitaré tu ayuda por unos días más.”

La idea de llamar a los tipos para que le dieran una lección al omega insolente que tenía en frente le vino perfecta como anillo al dedo.

Sabía que los mismos andaban caminando cerca de donde estaban, así que silbó una tonada conocida exclusivamente entre ellos para que vinieran a encontrarla.

Bum tembló de terror al sentir unas feromonas demasiado peligrosas aproximarse hacia ellos.

Lentamente, la pelinegra dejo libre a Bum cuando ambos alfas, poseedores de gran altura y musculatura, se posicionaron a cada lado de la omega.

- Muchachos, éste chico ha intentado agredirme, ¿van a dejarlo pasar? ¿Por supuesto que no, cierto?.- Haciéndose la víctima, ambos alfas cayeron en el truco.

El pelinegro no cabía del terror que estaba sintiendo al verse solo con ambos hombres. Sus piernas lo impulsaron a correr como medida de huida; pero rápidamente se vio atrapado por ambos hombres que empezaron a golpearlo dolorosamente en el área abdominal.

Las lágrimas brotaron inmediatamente de sus ojerosos orbes junto a a algo de sangre proveniente de su boca.

Miró hacia adelante, y vio como Ji Eun abandonaba elegantemente la escena de espaldas y, girando levemente el rostro hacia su dirección, le brindó una satisfecha sonrisa antes de desaparecer de su campo visual.

El dolor que le propinaban estaba empezando a hacerlo perder la conciencia. De seguro ya tenía una que otra costilla rota.

Aparte del dolor físico, se sentía deprimido de estar en este mundo donde lo dejaban a su suerte.

Cerrando sus ojos para no seguir viendo a sus atacantes, Yoon Bum estaba por rendirse a un muerte segura.

La ráfaga helada de un golpe final iba a enviarlo a inconsciencia eterna de la cual no debería seguir evadiendo.

A su olfato llegó cierto olor dulce.

Y ello quedó como la última vez.

Solo un aire, helado, pero el dolor ausente.

Abrió los ojos para ver qué era lo que estaba ocurriendo.

El cliente de la otra vez se encontraba golpeando a sus atacantes con tal brutalidad que los había dejado noqueados.

No podía ser… ¿En verdad lo estaba salvando?

Se rehusaba a creerlo, presentía que algo a cambio debía de querer.

- Hey, ¿puedes ponerte de pie?.- La mirada en que le cuestionaba tal interrogante no era acorde a la situación. Pareciera como si los mismos estuvieran ocultando algo. Vio la mano ofrecida y supo que debía de estar tan mal como para que un desconocido le ofreciera ayuda.

 

Dolorosamente, el omega logró levantarse apoyándose a la pared que estaba cerca de él y a la mano frente suyo.

- ¿Puedes caminar bien? Mmm… Parece que no. Ven, coloca tu brazo sobre mi hombro para poder cargarte.- Ello parecía tan surrealista que Bum quería pellizcarse su mejilla para ver si esto se trataba de un sueño. Al parecer, no lo era si sentía como su tórax dolía como el infierno.

Aún no podía asimilarlo.

Era la misma voz terrorífica del hombre que había abusado sexualmente de él cinco años atrás, pero no concordaban con la personalidad que estaba apoyándolo al lado suyo.

Quizás nuevamente se estaba confundiendo por culpa del aturdimiento que le provocaba el dolor de los golpes propinados en sus costillas.

El alfa parecía estar llevándolo hacia una de las mesas del prostíbulo para que pudieran descansar brevemente.

Mientras se encaminaban hacia tal dirección, el omega descartaba teorías y/o suposiciones sobre la verdadera razón que se escondía sobre su benevolente actuar.

Por un momento se le cruzó por la mente de que él era el verdadero psicópata asesino del cual debía cuidarse. Pero…

¿De qué le serviría ayudar a su objetivo si hubiera sido más fácil el que lo mataran los alfas de unos momentos atrás? Es decir, se ahorraría mucho trabajo.

Al sentarse ambos sobre las amplias sillas continuas de la mesa, el alfa le extendió una pastilla anti inflamatoria junto a un vaso de agua para que bajase el dolor de sus costillas.

- Ten, para que se te baje la inflamación. Me llamo Sai Hyung, ¿y tú?

Con tal acción solidaria de brindarle un fármaco ara mejorar su estado, aún cuando eran “prácticamente” desconocidos y junto a esa mirada de preocupación y suave sonrisa, cualquier sospecha o temor del menor desapareció como por arte de magia.

Es decir, no había manea que su amenazador fuera este rubio que lo había auxiliado sin pedir nada a cambio.

¿Cierto?

Estaba estrictamente prohibido el dar los nombres verdaderos de los trabajadores, pero no podía acatar tal regla sabiendo lo que el alfa había hecho por él.

- Yoon Bum.

- Oh, con que ese era tu nombre. Uno adecuado ara un omega como tú.- El pelinegro no supo exactamente cómo interpretar esa frase; por ello, lo dejó pasar inadvertida.

- Dime Yoon Bum, ¿desde cuándo trabajas aquí?

Y con tal pregunta, se desencadenó una conversación amena entre ambo hombres hasta gran parte de la noche y madrugada, intercambiando información personal necesaria y una que otra anécdota graciosa de ambos.

Entre las tímidas risas que brindaba el chico y las resonantes carcajadas que emitía el alfa, la noche que había comenzado siendo dolorosa, había terminado en convertirse en algo llevadero y relajante.

Bum se seguía sintiendo un poco incómodo y tímido con el alfa, pero la amabilidad que le demostró al comprarle una de las bebidas más costosas y además de una deliciosa cena que ambos podrían disfrutar, hizo que las inseguridades, temores y paranoias que se almacenaban en su cerebro fueran de viaje a algún rincón de su memoria para que no volvieran aparecer por un buen tiempo.

Parecía que era algo sensible a la bebida, ya que se estaba sintiendo algo más desinhibido de lo que en pocas ocasiones había sido.

Entre algunas bromas, el alfa empezó por mencionar algo que hizo que sus mejillas se tiñeran de un fuerte color ciruela.

- Sabes Bum, siempre me ha entretenido la manera en que bailas. Cada vez que te veo moverte sobre esa tarima, me dan ganas de sacarte de ahí y llevarte al hotel más cercano para poder hacer todas esas cosas que tu cuerpo me sugiere.

Eran casi las 4:00 a.m. cuando sintió que su razonamiento, pudor y moral se fueron al drenaje con lo siguiente que dijo el alfa.

Acercándose hacia la oreja derecha de Bum, el rubio susurró con un tono grave y sugerente que hizo que el miembro del omega se sintiera excitado y que su entrada se lubricara levemente.

- ¿Por qué no te muestro mis fantasías en ese hotel de en frente?

Ello fue el punto final para la inseguridad y la incomodidad que había sentido Bum durante gran parte de la noche.

Para el placer de un omega, no existía dolor alguno que pudiera ser obstáculo para conseguirlo.

Con un tímido asentimiento de cabeza, Yoon Bum le dio permiso al alfa para que dispusiera de él de cualquier forma.

Tomándole de la mano suavemente para que el dolor de las costillas no se intensificara, el alfa lo sacó del establecimiento para dirigirse al hospedaje más cercano.

Mientras se registraban y compraban la noche en una habitación promedio, no puedo evitar sentirse nerviosos de que el alfa se viera decepcionado de sus carentes habilidades seductoras.

Apenas subieron las escaleras que daban paso al corredor donde se encontraba la habitación, el alfa ya lo había empezado a besar apasionadamente, haciendo que sus paredes internas se contrajeran levemente, obligándole por defecto a emitir un suave gemido de placer al ver que la lengua del rubio parecía penetrar su boca como si ésta se tratara de su lubricado interior.

Con la mano enredada a su cintura, omitió lo mejor posible el dolor de su tórax para sumirse en el mar de éxtasis sexual que el alfa ya le estaba avecinando en brindarle.

Abrieron con algo de torpeza la puerta de la habitación.

El alfa había arrojado a Bum con algo de fiereza a la cama para que luego éste se subiera encima suyo y empezara a mordisquear levemente la parte trasera de su cuello.

Bum se alarmó un poco, ya que ese era un lugar prohibido incluso de tocar.

Para evitar alguna explicación, se dedicó a intentar besarlo con la misma intensidad con que le había brindado ese apasionado ósculo.

Entre besos salvajes, llegando a ser animales; el alfa le quito la camisa que el omega estaba vistiendo para empezar a bordear con la punta de su lengua la zona rosa pálida de los pezones del omega, haciendo que el menor dejar salir graves suspiros de placer junto a agudos gemidos.

- ¡Ngh! Ahh~ Hyung…- El alfa, al escuchar los gemidos del chico preso bajo su anatomía decidió mordisquear de manera intercalada ambos pezones rosas que, en menos de un minuto, se estaban tornando cerúleos por la marca de los dientes del rubio sobre ellos.

Estaba tan perdido en ese pequeño mundo de placer que no se percató cuando el mayor le había arrancado su pantalón junto a su prenda interior.

Solo cuando sintió que su intimidad estaba siendo tocada por unos finos dedos largos que hacían su interior apretarse, regresó brevemente a la realidad para rápidamente ser sumergido en un nuevo nivel de exquisito placer que ya se estaba manifestando en la creciente erección aprisionada en los habilidosos dedos de Hyung.

A media que estaba siendo masturbado, sintió que otro par de dedos pellizcaban placenteramente sus erectos pezones, lo cuales ya demandaban la atención del alfa.

Los suspiros y gemidos seguían inundando la habitación.

Unos segundos más tarde, Bum se sentía tan excitado que no pudo soportar más tiempo el llegar al clímax haciendo que terminara en las manos del rubio.

La cabeza le estaba dando vueltas, pero no pudo dar por inadvertida la gran erección que se había formado bajo los pantalones de su acompañante.

- Mmm… ¿Quieres que te ayude con eso?

- Como quieras.

Bajando levemente la cremallera del pantalón del alfa, y al mismo tiempo el resorte del elástico de su bóxer, Bum vio el prominente miembro del alfa puesto bajo sus torpes dedos y frente a sus hinchados y rojizos labios. Trató de masturbarlo como cuando lo hacía a sí mismo; no obstante, ello no parecía satisfacer a su compañero.

- Mételo en tu boca.- Había utilizado su voz de alfa; por tanto, no podía desobedecerla. Posicionó sus labios cerca de la punta del mismo.

- Wao, tan grande…- No estaba seguro si ello podía ingresar en su boca, pero tenía que intentarlo.

Empezó por lamer el inicio del falo, haciendo que su lengua repasara todos los lados de tal parte de la anatomía del rubio; luego, lentamente bajó hasta la base intentando lubricar todo el miembro hasta que el mismo llegara a ingresar en su cavidad bucal.

Los gruñidos del alfa lograban motivarlo a seguir, pero inesperadamente se estaba sintiendo somnoliento.

El alfa cogió ambos lados de la cabeza de Bum para simular embestidas que lograban que Bum llegara a atragantar con el miembro del rubio.

No sabía por qué, pero sus ojos empezaron a pesar tanto que apenas y llegaba a parpadear consciente.

Luego se disculparía con el alfa.

Claro, si había una próxima vez.

No pudiendo soportarlo, Bum cayó dormido dejando a un alfa excitado a terminar en medio camino.

- Mal momento para que el somnífero hiciera efecto. Sí que tienes agallas para dejarme así eh.- Ciertamente el alfa no había planeado llevarlo a un hotel; pero, el que se lo llevara dormido sospechosamente bajo la mirada de los guardias de seguridad del local no iba a ser una buena idea.

Bueno, a final de cuentas, esto solo era una avance del infierno que iba a enfrentar tarde o temprano.

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Durante el tiempo que no fue llamada por Sangwoo, Ji Eun trataba de investigar alguna debilidad o pasado oscuro que hiciera caer nuevamente al alfa bajo las sombras de la justicia, pero no encontraba nada.

Ya que no tenía idea alguna, decidió revisar las viejas noticias periodísticas de cuando lograron capturarlo en esta mugrosa ciudad.

Una foto, junto a cierta información, hicieron que las esperanzas de la pelinegra de verse liberada de Sangwoo fueran nuevamente levantadas.

- ¡Eureka!

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La cabeza le palpitaba tan fuerte que no le permitía abrir sus ojos por completo.

Lo primero que pudo apreciar fueron las sombras que proyectaban algunos estantes de hierro medianos donde cajas especializadas para guardar herramientas pesadas y uno que otro artículo de limpieza, estaban predispuestos de una manera muy ordenada.

La poca iluminación provenía de un bombilla que estaba colgada en la perchera de una vieja puerta, la cual, tenía una pequeña escalera para llegar a ella de manera ascendente.

Al parecer, era un sótano.

Uno que se le hacía dolorosamente conocido.

Sintió algo bajo su cuerpo donde estaba recostado.

Por lo que podía sentir bajo su piel, deducía que se trataba de un colchón antiguo con resortes sobresalidos que hacían que lo incomodaran.

Desde el momento en que se había despertado, había estado confundido sobre la situación en que se hallaba y de los hechos que habían acontecido antes de caer inconsciente.

Quiso hacer el ademán de levantarse, pero se vio imposibilitado por un dolor punzante en su tobillo derecho, costillas y ambas muñecas.

El sentimiento al que se había vuelto innecesariamente adictivo volvió a recorrerlo con mayor fuerza que antes.

Los recuerdos vinieron abruptamente a su memoria, provocando que le palpitara la vena de su frente. Recordaba que había estado con Hyung hace unos momentos teniendo algo de intimidad hasta que, misteriosamente, había caído dormido.

Pero lo que seguía sin entender era el cómo había pasado de estar en un hotel a un sótano.

Sintió débilmente el olor del alfa a su lado izquierdo, y para su terror, vio que la casaca que había estado usando anteriormente estaba manchada con algunas gotas de sangre.

No podía estar ocurriendo esto.

Al mismo tiempo en que caía en el miedo; como si se tratara de una bala disparada hacia su enredada memoria, recordó que en ese mismo sótano había sido abusado por ese criminal que buscaba vengarse de él.

Haciendo las asociaciones correspondientes, dedujo lo que no quería siquiera considerar.

Hyung había sido asesinado por su captor solo por el hecho de haberse convertido en su primer amigo.

La culpa de verse como el causante de la muerte de un inocente, hizo que quisiera perder la poca cordura que aún conservaba.

Y asimismo, había caído en cuenta de algo más.

Había entrado en la boca del lobo más peligroso de toda Corea del Sur.

Se desesperó como nunca antes lo había hecho al pensar en lo que su futuro dependería.

- ¿Hay alguien por allí? ¡Alguien por favor, ayuda!.- Había empezado por pedir socorro tan fuerte como para que las personas, que quizás estaban fuera, pudieran auxiliarlo o al menos, llamaran a la policía.

Buscó algún compartimiento para escapar, pero solo las escaleras y un par de ventanas que estaban demasiado lejos de su alcance eran las únicas vías de salida.

Sin pensar en lo que depararía después, el omega se arrastró dolorosamente hacia los escalones, subiéndolos uno por uno hasta llegar al inicio del pórtico.

Golpeó tantas veces la puerta que sus nudillos se tornaron cada vez más rojos y pidió ayuda tan fuerte que su garganta empezó a quemar como si poderosas llamaradas estuvieran albergadas en sus cuerdas vocales.

Cuando se estaba rindiendo, escuchó el aterrador sonido de pisadas junto al grave eco de una respiración.

Además de un dulce olor que pensaba, se estaba dolorosamente confundiendo.

El terror invadió su organismo de solo pensar que se tratara de su agresor, así que solo se quedó estático en su lugar.

El sonido del picaporte que indicaba la abertura de la puerta fue una de las tonadas más tonadas que Bum pudo escuchar; pero, dejando de lado sus miedos, decidió gritar por auxilio por última vez.

- Por favor, ayúdeme, estoy secuest-.- La frase murió en sus labios al ver a la persona que lo miraba con una superioridad y burla demasiado conocidas para su gusto.

Yoon Bum abrió descomunalmente sus orbes al ver a la persona frente suyo.

Era el mismo cliente de la otra vez, pero… ¿Qué hacía aquí?

¿Había logrado escapar de su captor con vida?

¿Incluso, había sido capaz de venir a salvarlo aún cuando su integridad peligraba al igual que la suya?

¿Se había convertido en alguien tan importante para él en solo una noche que incluso, había venido en su auxilio arriesgando su propia seguridad?

Las lágrimas se manifestaron junto al sentimiento de alivio y de felicidad de verse librado de la culpa de la muerte de un inocente y, a la vez, de verse querido por alguien finalmente.

- ¿Hyung? ¿En verdad eres tú? No hay tiempo que perder, estamos en peligro, vamos antes que tal su…- A pesar de que había comenzado por hablar enérgicamente, su voz empezó por apagarse progresivamente cuando se percató que aquel cliente, aún misterioso para él, lo miraba de lo más divertido como si su situación se tratara de la mejor broma nunca antes contada. Lo arropó entre sus brazos para luego cargarlo suavemente y llevarlo nuevamente al colchón donde había estado recostado momentos atrás.

No… No, cualquier cosa menos esto…

A medida que el alfa lo cargaba hacia tal dirección, un olor metálico llegó a sus narices haciendo que un suave calor floreciera desde lo que abarcaba parte de su bajo abdomen hasta el comienzo de su miembro.

No le prestó la suficiente atención debido a las insulsas circunstancias en que se hallaba.

Se encontraba demasiado temeroso.

- ¿Hyung, qué está pasando? Si es por dejarte así, juro que no lo volveré a hacer.- Con un leve murmullo apenas perceptible, el omega vio como la línea recta que habían dibujado los carnosos labios del alfa fue lentamente transformándose en una suave sonrisa ambigua.

 

Tal cual Monalisa que no tenía una expresión fija.

Haciendo que sus ojos se confundieran como si ésta se tratara de una ilusión óptica al igual que la dama que pintó Da Vinci.

Su anatomía abandonó sin más tiempo que perder la calidez en que se había cobijado para pasar intempestivamente, sin ninguna delicadeza, a la frialdad de colchón, haciendo que unos gemidos de dolor abandonaran su garganta.

Elevó la mirada para ver que el rubio se había acuclillado a su altura, brindándole una expresión tan clara como la situación riesgosa en que se encontraba.

Era sadismo puro lo que estaba tatuado en sus hostiles orbes achocolatados.

- Hey… ¿No crees que estás sobre actuando? Dime… ¿Qué se siente que la única persona que había logrado encontrarte esté devolviéndote al chiquero? Aunque, no necesariamente diría que fue una odisea el buscarte, ya que, ésta es mi casa, y claro, desde hoy, la tuya también, joven ex – policía Bum.- No podía ser cierto, nunca le había comentado a él sobre su anterior trabajo, entonces, esto solo podía significar una cosa.

Estaba en frente del  alfa criminal al cual había capturado mediante su celo.

El miedo y la desesperación deformaron su rostro en uno más lastimero y desesperanzado.

Las lágrimas brotaron más fuerte de sus ojos.

El corazón empezó a palpitar tan audiblemente del pánico que incluso podía sentir que el mismo lograba salir de su níveo pecho con tal bombardeo que ensordecía sus vías auditivas.

Un breve silencio hizo acto de presencia antes de que su nuca se estrellara brutalmente contra la pared.

- No me hagas daño, por favor... - Un quejido salió de su boca junto a esa triste petición.

- ¿No crees que pides demasiado? Me refiero, ¿cuál sería entonces el verdadero objetivo de capturarte y hacerte pagar por todo el infierno que me hiciste pasar si no te lastimara más de lo que te mereces?.- Bum sabía que estaba perdido; por ello, se sintió aterrado.

Al mismo tiempo que derramaba más lágrimas, bajó la mirada y se concentró solo en un punto fijo del suelo.

Cuando estaba a punto de seguir rogándole por piedad, el calor que había estado ignorando pareció haber tomado fuerza, la suficiente como para saber que sus mejillas estaban empezando a sonrojarse al igual que el resto de su cuerpo.

Incluso, su intimidad parecía estar reaccionando al calor haciendo que éste sintiera leves sacudidas de placer.

No podía estar excitándose con éste tipo de situación, ¿cierto?

No tuvo tiempo para cuestionarse ello cuando sintió la mano de su captor sostenerle la punta de la barbilla ara elevar su mirada.

Una mirada que no parecía tener límites para controlar el creciente brillo característico del libido que se estaba empezando a dibujar en las hermosas esferas que tenía como orbes.

- Realmente eres exasperante, ¿todos los omegas de tu clase son así?. No llores, no desperdicies tus líquidos vitales porque pronto los necesitarás para algo más.- A medida que seguía hablando, llevó su mano derecha al bolsillo trasero de su pantalón para retirar un pañuelo manchado de sangre humana y posteriormente, sostenerla cerca de la habilidosa nariz del omega.

Clase.

¿De tu clase?

¿A qué se refería con eso?

Conforme había estado descubriendo el pañuelo ensangrentado, el olor metálico de ésta incrementaba, haciendo que las sensaciones del calor delicioso que el pelinegro había estado albergando en su interior se extendieran vorazmente hacia el resto de su cuerpo, haciendo que una corriente eléctrica viajara hasta la punta de su miembro, dejando que un leve gemido abandonara sus labios temblorosos del miedo y del frío.

No comprendía lo que estaba ocurriendo con su cuerpo que, al parecer, no lograba responder adecuadamente al contexto en que se hallaba.

Estaba aterrado aún más si fuera posible.

No quería creer lo que su organismo demandaba en esos instantes, pero no había forma de negarlo.

Estos eran indicios del comienzo del celo

Pero… ¿por qué?

Como si se tratara de una película, recordó exactamente que es tipo de situación se había manifestado esa ocasión de hace cinco años cuando el olor de la sangre de la víctima había estado presente cerca de la habitación del alfa.

Gran parte de lo que había dicho Seung Bae llegó a su mente mediante la voz de su secuestrador.

- No pensé que en verdad funcionara, el ciclo del celo de los omegas “carden” se ve alterado por una cantidad regular de sangre apenas su olor es capturado por su olfato... – Sus ojos se agigantaron tanto que parecían salirse de sus cavidades ópticas.

Más que la sorpresa por ver su celo alterado por el olor de la sangre, era el hecho de que aquél sujeto supiera realmente lo que era que lo embargó tanto que temió por su vida.

Nadie, aparte de sus familiares, sabían realmente lo que implicaba ser un carden y las consecuencias que ello atraía.

Por ello lo habían abandonado a su suerte cuando se enteraron de lo que era capaz de procrear y de lo que otras personas avaras de poder podrían hacerles con tan solo la intención de conseguir una especie poco resaltante como esas, y prácticamente, casi extintas.

Ya que, ser un carden, significaba algo más en lo que se refería al sentido de pertenencia.

Una vez que un carden era mordido, en el siguiente encuentro sexual odía dar a luz a un híbrido: Es decir, un omega que fuera capaz de tener la misma fuerza e inteligencia que un alfa, que pudiera controlar su celo, y a la vez, la calidad de sus crías. Sin embargo, al momento de ser marcado, era demasiado doloroso como para soportar el ardor de los dientes del alfa sobre la piel del cuello bajo la nuca que pocos omegas lograban sobrevivir.

Y claro, había también otras implicancias que fueron olvidándose a la par de los años.

No sabía cómo rayos había conseguido saber ello aún cuando esa parte de su vida no se le había comentado a nadie. No pudo evitar temer aún más de lo que era capaz de hacerle ese alfa. Quizás podría prostituirlo, o incluso podría marcarlo, utilizar su celo para violarlo y luego descuartizarlo.

Había otras maneras especiales para torturar a cardens, pero recordó algo que le había contado un viejo brujo de su ciudad natal al cual acudió cuando se enteró de su verdadera naturaleza.

-“Solo hay un tipo de alfa capaz de detectar a un carden, ya que el olor de los mismos se les antoja a uno parecido a la nata de leche con almendras que llegan a excitarlos; diferencia a los demás alfas Sfex que se les antoja agridulce y desabrido”.- En ese tiempo no entendía de lo que el anciano trataba de decirle, pero lo dedujo por la mirada de superioridad que su atacante sostenía.

- No puede ser… Tú eres…- La frase quedó atorada en su garganta al ver que las feromonas que el alfa empezaba a emitir llegaban a bloquear su razonamiento como consecuencia del imaginario placer que su mente y entrada estaban demandando.

- Yoon Bum, ¿empezamos la diversión?

El averno comenzó con esa simple frase.

Sus verdaderas naturalezas no interferían con el verdadero objetivo del alfa.

Vengarse adecuadamente de un omega que había tenido la desfachatez de utilizar su celo para engañarlo.

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Siendo las 4: 00 p.m., el oficial de policía Seung Bae se encontraba en la zona de atención civil esperando que alguien viniera con algún caso interesante del cual se pudiera encargar e hiciera dar a conocer sus sorprendentes habilidades de deducción.

El beta estaba cansado de estar como un policía irreconocido por sus superiores aún cuando había participado en ese operativo policial que fue constantemente conocido durante los últimos cinco años.

Su vida estaba comenzando a volverse monótona, conformista y desabrida.

Necesitaba algo que lo llevara a la fama y lo ascendiera al puesto que realmente debía merecer.

Y al parecer, tal oportunidad se manifestó en forma de una omega de cabello azabache con un cuerpo tonificado, cubierto con un ligero vestido rosa de algodón y una pequeña pegatina en forma de corazón colocada en su mejilla izquierda que, llegando hacia su dirección, apoyó suavemente sus codos e inclinó delicadamente su cabeza hacia adelante, haciendo el ademán de acercarse a Bae.

- Disculpe, ¿usted es Yang Seung Bae?- La chica realmente no lucía dudosa de su identidad, pareciera incluso que lo conocía de toda la vida para hablarle con tal seguridad impregnada en su voz.

- Sí, soy yo, ¿en qué la puedo ayudar?- La mirada que había mantenido la chica durante su encuentro había sido de amabilidad; sin embargo, drásticamente había cambiado en algo que él había experimentado antes.

Avaricia de poder y venganza.

- Le tengo una propuesta que lo va a interesar.

Quizás la oportunidad de verse reconocido había venido más pronto de lo que alguna vez hubiera predicho.

Al igual que el omega, el destino del oficial beta también fue escrito con delirio y con algo que iba a estar presente en lo que quedaba de sus vidas.

Lágrimas, dolor y sangre.

Desde este punto, solo restaba esperar por lo que sus instintos decidieran hacer en sus acciones.

Y claro, también faltaba el desearle buena suerte a Yoon Bum, ya que…

La necesitaría si quería sobrevivir.

Notas finales:

Muchas gracias por seguirme leyendo. Espero verlos en una próxima ocasión.  Si se preguntan el por qué lo stérminos "carden" y "sfex", bueno, son detalles que personalizan mi historia y que son creados por mí. Pronto daré más detalles sobre el caso.

Esta historia llegó a su fin temporalmente, veré si puedo continuarla  lo más pronto posible antes de que acabe Killing Stalking.

Los quiero mucho, Boo Bear LOL <3


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