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¡Que no somos pareja! por Tita Adri

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Notas del capitulo:

No se me ocurrió un titulo mejor, lo siento ^^

Se supone que este será el último capítulo pero prometo un extra (esta casi terminado) Quise publicarlo ayer pero se torcieron un poco las cosas. Espero que os guste y disfruteis la lectura.

 

Los pasos de Dohko fueron el único sonido que rompió el tenso silencio creado en el salón. Una vez que Shion se hubo sentado en su trono y los dos caballeros habían hincado su rodilla en el suelo, lo suficientemente lejos el uno del otro para evitar la tentación de otra pelea, el caballero de Libra era el único moviéndose por la sala, primero para cerrar la puerta e impedir a los cotillas que escuchasen a escondidas, después para acercarse a su viejo amigo. Conocía lo suficiente al maestro de Mu como para saber que esa vez estaba muy enojado, por como apretaba las manos contra los brazos del asiento, por la vena que palpitaba en su cuello y la mandíbula tan tensa que sus labios apenas eran una borrosa linea en su rostro. Intentaría mediar pero no tenía claro que sus palabras fuesen a ser escuchadas.

 

-¿Quién va a empezar?-la voz contenida y lenta del Patriarca hizo que los tres caballeros se estremeciesen al oírla. En vista de que el silencio duró un largo y eterno minuto, Shion se echó hacía adelante y junto sus manos bajo su barbilla, respirando profundamente. -¿Qué os ha llevado a comportaros como dos adolescentes borrachos?

 

Se encogieron al mismo tiempo, sin apartar la mirada del suelo, notando como la adrenalina hacía palpitar sus corazones haciéndolos retumbar en sus oídos, pero aun así la voz del Patriarca llegaba alta y clara.

 

-Fue culpa mía.-dijo Milo con cierto temblor en su voz -Me dejé provocar por las palabras maliciosas de Deathmask y perdí la paciencia.

 

-¿Palabras maliciosas?- el Patriarca repitió la frase y el gruñido del italiano se escuchó por toda la sala. -¿Otra vez esos rumores? -un cabeceo casi imperceptible por parte de Milo le dio la silenciosa respuesta. -¿Cuánto tiempo llevas creando esos rumores Deathmask?

 

Milo levantó la cabeza sorprendido, que el Patriarca supiese eso antes que él le resultaba impactante, sobre todo porque podía haber cortado esa maquinaciones desde el principio pero simplemente le dejó hacer. El caballero de Cancer se mordió el labio para no responder, no tenía forma de defenderse.

 

-¿Eres consciente de la cantidad de problemas que esos rumores han creado? Los soldados están distraídos comentándolo día y noche, los caballeros más jóvenes han perdido interés en sus cometidos, las criadas abandonan sus obligaciones para comentar las nuevas que cada día son más indecentes y para colmo tengo a algunos hombres incómodos por las preguntas que los discípulos más inexpertos les hacen. Sin contar con la cantidad de faltas de respeto que me han llegado, los aprendices están perdiendo sus modales con varios de tus compañeros, es intolerable que se ignoren los rangos por habladurías que nunca tendrían que haber sido pronunciadas. Por tu broma muchos soldados del santuario han dejado de respetar a los caballeros de oro como se merecen.-la voz de Shion fue subiendo de volumen con cada nuevo reproche, hasta que su voz inundó toda la sala como el rugido de un león, se había incorporado y las mangas de su túnica se balanceaban al ritmo de su gestos.

 

Ninguno de los tres caballeros se movía del lugar, hasta Dohko se mantenía completamente firme a su lado, sin saber si compadecerse de sus jóvenes compañeros o alegrarse de no ser él quien estuviese allí para recibir la reprimenda. El resultado fue volver al silencio tenso del principio mientras Shion recuperaba el aliento. Se sentó con un pesado suspiro y les observó.

 

-Vas a tener que hacer una disculpa en publico, y más vale que tengas una buena excusa para la bromita, no quiero volver a escuchar nada más sobre la vida privada de ningún caballero, sea del rango que sea. Así que a partir de hoy vas a ir apagando el ánimo de esos chismosos si no quieres que yo apague el tuyo. ¿Entendido Deathmask?

 

-Sí señor.- la voz de Cáncer salió ronca por todas las respuestas que tenía que tragarse para no empeorar la situación.

 

-Te quiero ver todos los días en los entrenamientos, vas a llegar primero y vas a marcharte el último.-Deathmask asintió con la cabeza.-Márchate y empieza a planear como vas a arreglar esto.

 

Salió de allí con paso rápido y la cabeza agachada, aguantando las ganas de saltar al cuello de Milo de nuevo, mientras éste se quedaba estático esperando su castigo.

 

-Levántate.-la orden vino de Dohko pero al no escuchar ninguna queja de Shion le hizo caso, pudo ver como ambos intercambiaban una mirada, los años de conocerse habían creado un entendimiento más allá de las palabras, lo sabía porque esa misma relación tenía con Camus.

 

-Vas a tener que practicar mucho tu paciencia, -el Patriarca parecía algo más calmado -no puedes volver a actuar de forma impulsiva y menos aun delante de todos los aprendices y caballeros. Has dado una imagen deplorable que va a ser imposible que olviden, y te vas a tener que volver a ganar el respeto, ser un héroe de guerra no sirve con las nuevas generaciones.

 

-Entiende que no debes dejarte llevar por muy cabrón que sea el cangrejo.-dijo Dohko de forma comprensiva, a él le caían bien todos los muchachos y entendía que el sentido del humor de Deathmask era algo cruel pero no siempre malintencionado, simplemente era su carácter, como la frialdad era el sello de Camus o la sobre protección el de Aiolos.

 

-Independientemente de la relación que tengáis no deberías ceder a las palabras de nadie, enemigo o amigo. Así que vas a empezar a practicar la paciencia acompañando a Deathmask en su cometido, y reza porque no tenga que enviar a nadie de misión al extranjero porque ya sabes quien te acompañará. -Milo no se atrevió a preguntar cuanto tiempo iba a durar ese cometido por miedo a ampliar la condena, así que asintió manteniendo la boca cerrada. -A partir de ahora, tanto Camus como tú deberán tomar medidas para que los aprendices y los soldados recuerden que están tratando con sus superiores.

 

Otro silencio en el que Milo no supo a donde mirar, aunque parecía que esa iba a ser toda la reprimenda que recibiría no le habían dado permiso para marcharse, así que se mantuvo a la espera, viendo de reojo como Dohko gesticulaba algo a Shion, el Patriarca parecía indeciso y negaba con la cabeza. Al final suspiró.

 

-Otro tema es... que no importa mucho la... em... elección personal. Sentirse abrumado por el tipo de vida que lleváis o por los traumas que una muerte prematura puede causar... es normal que te apoyes en tus amigos y... no debes sentirte avergonzado por ello... Lleva sucediendo desde la época mitológica así que... no deberías preocuparte por la opinión de los demás... Aquí nadie va a juzgarte por tus... emmm... gustos.-Shion intentaba no mirarle mientras tartamudeaba esas frases que al principio no tenían mucho sentido pero que poco a poco fueron calando en el caballero de Escorpio, quien se sonrojaba mirando al suelo, incapaz de creerse el tipo de conversación que estaba teniendo con el Patriarca, aunque más bien parecía un monologo muy mal preparado, pues su voz se apagaba cuando perdía el hilo de su propio discurso, sin saber a donde dirigir la vista se cruzó con la mirada de Libra, el chino se cubría la cara con la mano en gesto de completa desesperación.

 

-Ya, Shion, basta, que hasta yo me estoy poniendo nervioso.-cortó Dohko sin delicadeza alguna. -Verás, que no importa si sois amigos o amantes, mientras no antepongáis a vuestros compañeros sobre Atenea no importa que hagáis en vuestra vida privada. Ya está. Solo era eso. Puedes irte.

 

Cuando el caballero de Escorpio desapareció por la puerta Dohko se apoyó con ambas manos en el reposa brazos del trono, acorralando a Shion.

 

-¿Por qué no me habías dicho que te daba tanta vergüenza?-preguntó molesto por el mal rato que habían pasado los tres.

 

-Lo intenté pero no me escuchabas. -las palabras de Shion apenas salían de su garganta, avergonzado como estaba lo raro es que pudiese explicarse.

 

-Has tenido muchos discípulos ¿nunca has tenido una charla decente con ellos?-la incredulidad de Dohko no tenía limites.

 

-Nunca me preguntaron.-el Patriarca se encogió de hombros.

 

-Manigoldo viajaba a Jamir cada dos por tres, seguro que él si hacía esas preguntas.

 

-Sí, pero no a mi. Yo era un crio, así que me callaba y escuchaba.

 

-¿Y Mu?

 

-Para cuando Mu empezó a hacerse esas preguntas yo ya estaba muerto.-Dohko suspiró frustrado.-Por cierto, tengo que darle las gracias a Saga por librarme de ese mal trago.

 

-No cantes victoria tan rápido, Kiki aun puede preguntarte.

 

Mientras esa conversación se llevaba a cabo poco faltó para que Milo corriese escaleras abajo, aquel había sido el momento más bochornoso, incomodo, vergonzoso y humillante de su vida, solo había faltado que le diese consejos sobre sexualidad. Sin saber donde meterse para pasar el mal momento, buscó refugio en la onceaba casa, Camus le vio llegar y soltó el nuevo libro sin preocuparse de marcar la página, su amigo llegaba hecho un cristo, la ropa mal puesta, sucia y machada de sangre, moratones y arañazos allí donde alcazaba su vista, sin contar la mirada huidiza.

 

-¿Qué ha pasado?

 

-Nada. -la respuesta algo evasiva de Milo preocupó aun más al francés -Me pelee con Deathmask, he sido castigado, esas cosas.

 

-Quítate la camiseta, voy a curar tus heridas.

 

-Creo... creo que será mejor si directamente me doy una ducha. Una de agua muy fría. A ver si así se me congela el cerebro y olvido lo que acaba de pasar.-murmuró lo último pasando al lado de su amigo para colarse en su baño sin preguntar.

 

Camus no sabía que decir ante aquello. Ni si quiera estaba seguro de querer preguntar que había sucedido para alterarle tanto. Así que esperó pacientemente a que saliese de su baño, tardó más tiempo que de costumbre, quizás si que estaba intentando congelar sus neuronas pero no pensaba ser él quien le dijese que no iba a funcionar, era mejor un buen golpe en la cabeza pero ni con eso era seguro que olvidase lo que quería. Ver a Milo con solo una toalla en la cintura aceleró sus pulsaciones y tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para centrarse. Se sentaron en la cama para mayor comodidad de ambos, Camus decidió empezar por la espalda, esa zona no era nada seria pero sería mejor desinfectar cada arañazo. Preguntó como había comenzado la pelea, pero su amigo guardó silencio, ni si quiera protestaba por el escozor que tendría que estar sintiendo.

 

-¿Tan grave a sido el castigo?-preguntó preocupado por el mutismo de su compañero.

 

-No me lo recuerdes.-Milo se estremeció.

 

-¿Has descubierto ya quién iba propagando los rumores?

 

-Deathmask.-escupió el nombre con desprecio.-No te preocupes por los rumores, el Patriarca le ha obligado a pararlos todos personalmente. A ver como se las apaña.

 

-¿Y a ti?

 

-Tengo que acompañarle a vigilar los entrenamientos, Shion estaba tan encabronado que ni se le ha pasado por la cabeza que si nos hubiese obligado a hacer guardias nocturnas nos habría torturado más.

 

Camus terminó en ese momento con su espalda y se puso de frente para poder ver su torso, alguna magulladuras y muchos moretones, realmente no parecía tener nada roto pero aun así continuó con su labor, esperando a que Milo decidiese hablar. Pero no parecía tener muchas ganas, estaba perdido en sus pensamientos. Cuando terminó con el pecho subió la mirada a su rostro, era el que peor estaba, la mejilla derecha estaba hinchada y empezaba a ponerse morada, en su barbilla otro golpe, algunos arañazos en la frente y cerca de las orejas. En ese momento Milo puso su mano en la barbilla de Camus, su intención de acercarlo se vio frustrada.

 

-¿Qué te dijo Deathmask para que te pusieses tan furioso? No me mires con cara de sorpresa, Aiolos me dijo que fuiste tu quien empezó la pelea.

 

Ante la mención de Sagitario Milo desvió la vista molesto, ¿no podía ser otro? ¿ese bobo enamorado había subido todas las escaleras solo para marujear? Camus se estaba enfadando al no obtener respuestas, él no era de los que iban preguntando dos veces, puso una mano en el pecho del escorpión, le empujó para que se tumbase y empezó a congelare, sabía que si aumentaba mucho la intensidad acabaría creando una quemadura por lo que intentó contenerse pero aun así el contacto directo hizo que Milo se revolviese, intentando apartar su mano. El francés se subió a sus piernas para evitar que el pataleo le alejase.

 

-Está bien.-gritó derrotado el griego en cuestión de segundos, consiguiendo que la mano se alejase pero no cambiaron de postura.-Dijo algo muy obsceno sobre ti.-esa respuesta no dejó satisfecho a Camus y se lo demostró acercando de nuevo la mano. -Que quería follarte, eso fue lo que dijo.-Milo suspiró fijando su vista en el techo.-No usó esas palabras, dijo algo sobre que le gustaban tus piernas y quería ponerse entre ellas, pero el mensaje fue ese.

 

-Eso nunca habría pasado. -aseguró Camus con toda la tranquilidad del mundo. -Deathmask no es precisamente el tipo de persona que me resulta agradable.

 

-¿Y quién te resulta agradable? ¿Los de sonrisa amable y mirada inocente?-preguntó con cierto desdén que llamó mucho la atención de Acuario.

 

Se inclinó apoyando los codos ambos lados de la cabeza de Milo, consiguiendo que este le mirase directamente, la primera vez en varios días que sus ojos habían conectado.

 

-¿Eso que escucho son celos, pequeño escorpión?

 

Milo se sonrojó e intentó quitarle de encima, pero en vez de eso Camus le paralizó con un beso. Llevaba con ganas de hacer eso desde que despertó solo en su habitación cuatro días atrás, y por lo visto el griego debió sentir lo mismo porque se abrazó a él de forma desesperada.

 

-¿Esto significa que dejamos de ser amigos?- las preguntas de Milo siempre llegaban en mal momento.

 

-¿Quieres que dejemos de ser amigos?-preguntó Camus intentando mantener la calma.

 

Milo negó con la cabeza pero aun así buscó sus labios para un nuevo beso, lento y profundo. Cuando se miraron a los ojos los del griego brillaban con pasión pero algo de dudas, Camus apoyó su frente contra la de su amigo con un suspiro.

 

-No quiero que nos separemos por un tema carnal. Esto no tiene por que volver a repetirse.

 

Milo sintió como el estomago se le encogía al ser consciente de lo que proponía el francés, no volvería a suceder lo de la otra noche, aunque era la mejor opción para continuar siendo amigos no era eso lo que quería. Le gustaba la cercanía que tenía con Camus, el tacto de sus manos, el sabor de su boca, el calor de su aliento contra su rostro, en una sola noche había descubierto que hasta la piel del frio arconte de Acuario se calentaba con caricias, romper la distancia que siempre mantuvieron fue impresionante y dolía tener que volver a ella. En los ojos de Camus vio el esfuerzo que le suponía decir aquello, o quizás solo era el reflejo de sus propias emociones.

 

-Pero yo quiero repetirlo.-su voz salió antes de darse cuenta y aun así no se arrepintió de sus palabras -Quiero volver a besarte, a tocarte-su mano derecha se perdió en el cabello lacio de Camus mientras buscaba su nuca -Quiero que compartas conmigo tu curiosidad.-Milo atrajo al francés con suavidad para volver a juntar sus labios, suspirando de alivio al no notar resistencia por parte de su amigo.

 

Ambos sabían que Milo era egoísta, no pensaba renunciar al placer ni quería abandonar la amistad que los unía desde hacía años. Combinar ambas cosas podía llegar a ser peligroso pero por primera vez en mucho tiempo Camus compartía la misma opinión que el griego.

 

-En ese caso habrá condiciones. -habló el francés con calma, la mirada directa hizo estremecer cada célula del cuerpo de Milo -Nada de acercamientos en publico, esto es un secreto del que nadie debe enterarse. -el griego asintió con la cabeza, ya habían sufrido los rumores cuando no había nada más que amistad entre ellos y ninguno quería repetir esa experiencia. -Prohibido dejar marcas en zonas visibles, no quiero tener que responder más comentarios.-el tono hastiado en su voz hizo que una sonrisa aflojase los labios de Milo -Y una última cosa -se dejó caer sobre su amigo y buscó su oreja para susurrar -Deja de visitar el recinto de las amazonas y yo dejaré de ser amistoso con los chicos de sonrisa amable y mirada inocente.

 

Milo soltó un bufido al escuchar eso, suponía que había sido demasiado evidente cuando mencionó a Aiolos, pero eso significaba que Camus también sufrió celos esos últimos días, saber eso le animó. Cambió posiciones sin importarle aplastar las vendas a su paso y está vez fue él quien susurró.

 

-Vas a dormir tan poco por las noches que se te van a quitar las ganas de ser amable con el resto del mundo.-la promesa incierta de Milo hizo a Camus impacientarse, quería comprobar si el escorpión era capaz de conseguirlo.

 

Se sonrieron nerviosos antes de volver a besarse, impacientes después de varios días deseándolo, intranquilos por un futuro incierto, preocupados pero ansiosos. No sabrían como explicar la nueva relación que tenían y no querían pensar en ello, solo querían centrarse en las sensaciones que experimentaban, en la libertad de poder compartir esos momentos con alguien en quien confiaban. Quizás con el tiempo y la cercanía esa amistad cambiase para algo más, pero tendrían que esperar para saberlo. Sin darse cuenta los rumores habían conseguido que se acercasen de una forma que ninguno imaginó nunca, pero ni locos pensaban darle la razón a Deathmask, que sufriese desmintiendo lo que se acababa de convertir en verdad.

 

Notas finales:

Muchas gracias por acompañarme en la primera historia que escribo de Milo y Camus, me han animado mucho vuestros comentarios y me han arrancado más de una sonrisa y algún que otro sonrojo. Un abrazo enorme! ^^

 

Y lo prometido es deuda, un adelanto del extra, me falta poco para terminarlo así que lo subiré muy prontito.

En el siguiente episodio.

"...Buscó sus rostro con la mirada para comprobar que sus acciones estuviesen provocando alguna reacción, Camus estaba levemente sonrojado, los labios humedecidos de tanto morderselos y las manos temblando aun sosteniendo el libro, el cual usaba de barrera para que no le pudiese ver bien la cara. Era adorable que intentase mostrarse tan frio con él..."

 

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