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All we are por LucyR

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7. Primera prueba 

 

Cuando salió de la carpa en dirección a las gradas aún mantenía la misma sonrisa burlona en el rostro; no sabía que era lo que le había causado más risa, si la expresión de Harry por su último comentario o el hecho de haberlo confundirlo con su comportamiento. No mentía cuando dijo que habló con Bartemius Crouch y Ludo Bagman para hacerlos entrar en razón de que estaban mandando a un niño al matadero, de solo recordarlo aún tenía ganas de escupirles en la cara cuando este se negaron rotundamente.

A Draco le encantaba molestar a Potter solo por diversión y por haber rechazado su amistad hace unos años, pero eso no lo hacía un inconsciente pues ni él mismo se sentía capaz de condenar a alguien solo por diversión y espectáculo de un grupo de viejos sin nada mejor que hacer, además de que no quería quedarse sin su chiste de todos los días.

Con forme caminaba, escuchaba los gritos de emoción al saberse que Harry Potter sería el último competidor y al parecer más esperado.

Hipócritas

Pensó Draco, sin poder evitar rodar los ojos mientras soltaba un suspiro al irse abriendo paso por las gradas hasta llegar a vislumbrar a sus amigos.

—     Draco ¿Dónde estabas? Te estuvimos buscando —Su amiga Pansy le llamó extendiendo su mano para que se sentara a un lado de ella.

—     Asuntos personales, ya sabes —Movió su mano, restándole importancia mientras tomaba asiento y observaba como Harry escapaba del colacuerno.  

—     Como sea —Pansy suspiró no muy conforme con aquella respuesta—. Krum te estuvo buscando durante el desayuno, pero supongo que eso ahora no importa tanto; superó la prueba.

—     Era de esperarse —Se encogió de hombros. Pansy le sonrió y trató de sujetarse de su brazo, cosa que evitó al moverse al filo de su asiento cuando el colacuerno estuvo a punto de aplastar a Potter con su cola— ¡Ou! —Exclamó junto a muchos de las gradas, menos su amiga quien le miró con los ojos empequeñecidos.

—     ¡Cerca! —Draco giró el rostro a ver a Blaise decepcionado secundado por Theo al ver que Potter se libró, algo que aunque Draco no lo dio a demostrar, lo molestó mucho.

Por otra parte, Harry hacía todo lo posible por evadir los enfurecidos ataques del dragón que se esforzaba por aplastarlo o calcinarlo mientras la multitud gritaba por todas partes pero a Harry poco le importaba si era para darle apoyo o no, ese no era momento para maldecirlos o  lamentarse mentalmente, no mientras aun mantuviera el coraje que Draco le dio hace poco para salir de la carpa y hacerle frente a la prueba. Después de haberse puesto a salvo por un segundo, tuvo la oportunidad de levantar su varita y gritar al viento y a la nada.

—     ¡Accio, saeta de fuego! 

Casi al instante tuvo que saltar a un costado antes de que las llamas lo alcanzaran; en ese momento solo le quedaba esperar y rogar porque su plan funcionará ya que no tenía un plan de emergencia o un plan B bajo la manga.

Buscó refugio tras las enormes rocas y, de alguna manera todo ese escenario y con los gritos de euforia recordó el día en que los mortifagos atacaron en el campeonato mundial y su extraño encuentro con Malfoy, definitivamente ese rubio estaba demente por haberse puesto en peligro solo para ayudarlo, pero más demente estaba él por pensar en que Draco y Harry, un Slytherin y un Gryffindor, pudieran ser amigos ¡Por Merlín! Eso era ya pedir mucho.

Un paso en falso le hizo reaccionar y si no hubiese sido por ello seguramente ahora sería Harry-Carbón-Potter, pues poco le falto para que el dragón lo calcinará. Aprovechando aquella llamarada se coló por entre las enormes rocas y entonces escucho la saeta de fuego acercarse a gran velocidad, la vio atravesar la arena y descender hasta quedarse a un lado de él esperando a que su dueño la montara, no tardó en tomarla y pasar su pierna por encima de la escoba, dio una patada el piso, antes de que el colacuerno lo aplastará con su cola llena de afiladas púas.

Cuando estuvo tal alto que todo a sus pies parecía tan pequeño que incluso el enorme dragón ahora parecía un perro chihuahua, se sintió más seguro de sí mismo, pues ahora sentía que de verdad tenía la situación bajo control, el viento era su elemento y aquello no era más que otro partido de quidditch donde el colacuerno era todo el equipo contrario.

Bajó la mirada para observar y saber cuál sería su siguiente movimiento, logró ver el nido donde el huevo de oro sobre salía de aquellos otros de color cemento que lo rodeaban y que estaban bien protegidos entre las patas delanteras del dragón, teniendo en mente lo que haría, bajó en picada siendo observado por el colacuerno quien no le despegó la vista y suponiendo que este lo atacaría se detuvo para después volver a subir por los aires y tal como supuso, el dragón escupió fuego como si Harry no se hubiese detenido, sin embargo hubo algo que no previó y eso fue la cola, pues este en su movimiento logró rozarle el brazo izquierdo, rápidamente se alejó un par de metros para poder ver su brazo superficialmente, su túnica quedo desagarra pero al menos la herida no era tan grave, por lo que una vez más intentaría hacerse del huevo, pero esta vez no tentaría tanto a la suerte.

Pensando en cómo distraerlo comenzó a rondar alrededor del dragón, notó que a pesar de un par de intentos más por acercarse este no se alejaba de los huevos, escupía fuego, trataba de derribarlo con su cola y desplegaba sus alas pero no se movía de lugar, más de una vez estuvo a punto de derribarlo tal como si fuese una molesta mosca y el dragón cada vez se mostraba más molesto.

La bestia se levando sobre sus patas traseras al tiempo en que extendía sus alas listo para derribarlo, pero Harry, no se amilano ni se intimido, sino que solo vio la oportunidad para conseguir el huevo, por lo que se lanzó en picada en lo que parecía un intento de suicidio pues todos en las tribunas contuvieron el aire como si fueran uno solo y antes de que el dragón supiera de que se trataba su plan ni de donde se había metido, Harry iba a toda velocidad hacía el huevo que sentía aproximarse cada vez más.

Estando a unos cuantos metros del huevo separo las manos de la escoba hasta que por fin lo tuvo en su poder, para cuando el dragón escupió de nueva cuenta su ardiente aliento Harry no pudo esquivarlo del todo, tenía el huevo en su poder pero el calor fue tan insoportable que se vio en la inevitable necesidad de girar en busca de salir vivo, pero en aquel giro perdió el control y por primera vez Harry cayó de su escoba pero satisfecho de lograr su objetivo.

Solo entonces prestó atención a su alrededor y escuchó los gritos de euforia de la multitud, se permitió sonreír sintiéndose terriblemente cansado; pésimo error pues justo en ese momento, el bramido ensordecedor del dragón lo hizo volver a la realidad con un fuerte impacto en todo su cuerpo, sintió aquel vital liquido caliente bajar por su frente mientras intentaba volver a ponerse de pie con varita en mano y con el huevo de oro sujeto con el brazo herido.

Cuando pensó que el dragón de nueva cuenta lo atacaría, los cuidadores comenzaron a apartarlo para regresarlo a su jaula, sintiendo que esta vez podía saborear la victoria, dio un vistazo a las gradas y vio a sus amigos gritar y aplaudir totalmente eufóricos por el logro de Harry, sonrió pensando que a pesar de que estuvieran enojados con él, ellos lo estuvieron apoyando sinceramente todo ese tiempo.

Continuo con su inspección y no tardó mucho en encontrar el rostro de Malfoy. Él se mantenía firme pero con una pequeña sonrisa que supo era para él, sin poderlo evitar ensancho más su propia sonrisa y en los labios del rubio pudo leer perfectamente un “bien hecho”, poco después llegaron a él McGonagall, Hagrid y el profesor Moody, felicitaron a Harry por su victoria y por haberlo hecho en tan poco tiempo para después decirle que fuera a la tienda de primeros auxilios de Madame Pomfrey.

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Luego de que Harry saliera del domo y que fuera atendido por Madame Pomfrey, Draco pudo respirar tranquilo. El alma se le había saliendo en una exclamación de terror cuando el colacuerno lo había golpeado, y ahora solo escuchaba el bramido de todos como si desde siempre hubiesen esperado que Harry ganara la prueba.

Hipócritas.

Volvió a pensar y un sentimiento de infinito desagrado lo invadió, siéndole imposible no demostrarlo en su rostro.

—     Vamos, Draco, no pongas esa cara —Pansy se tomó del brazo con un gesto similar al de él—.Aún hay probabilidades de que el cara rajada pierda.

—     No es algo que me quite el sueño —Dio una mirada más a la tienda por donde el pelinegro atravesó, para después soltarse de su amiga e irse de ahí.

—     ¿Estás bien, Pans? —Quiso saber Blaise cuando la chica elevó las cejas en una expresión de tristeza.

—     Si, si lo estoy, pero Draco… —Dejó al aire su oración viendo la espalda del rubio alejarse.

—     ¿De nuevo has coqueteado de más con Draco, Pansy? —Preguntó Theo un poco burlón y con su eterna sonrisa.

—     Yo nunca coqueteo de más —Dijo muy digna.

—     Como sea —Blaise puso los ojos al escuchar a Theo reír y ver a Pansy sonrojarse— Regresemos al castillo que me estoy congelando.

Mientras los tres iban riendo y platicando de cosas sin importancia. Theo no dejaba de pensar en que Draco se traía algo entre manos. Las constantes cartas que se hacía con sus padres, los largos mutismos y seriedad en los que se sumía como si por su mente atravesara el secreto de la vida, y luego estaba el hecho de que esa mañana se había desaparecido durante todo el desayuno (dejando plantado a Krum) y más de la mitad del torneo.

No era que fuera paranoico ni que Draco fuera de los que se dejan afectar por cosas banales, y era ahí donde empezaba su preocupación. Algo realmente importante debía estarle ocurriendo como para que actuara de esa manera. Ya ni si quiera se divertía tanto molestando a las otras casas.

Para cuando estaban por entrar a la sala común, Draco ya iba de salida de las mazmorras, se despidió de ellos diciendo que luego los vería pues debía ir a ver a Snape. Theo al ver que llevaba su dichoso libro de pociones, no dijo nada, aun así le miró fijamente hasta que se perdió de vista.

***

Por la noche, cuando Draco se encaminaba al Gran Comedor, pudo notar la ausencia de la casi mayoría de los leones de Gryffindor, sabiendo que estos seguramente se encontrarían encerrados celebrando a Harry por su victoria.

Una vez más aquel sentimiento de desagrado lo invadió y estuvo por dar media vuelta para regresar a la sala común, pero justo en ese momento, Creabbe y Goyle llegaban para ir donde los demás, así que no le quedó de otra que quedarse a cenar en calma y el silencio junto a sus amigos.

—     Draco ¿Estás bien? —Ese fue Nott quien le preguntó y, a diferencia de otras veces, esta vez no llevaba su eterna sonrisa— Nos dejaste hablando solos en las gradas.

—     No empieces, Theo. Son mis amigos, pero no por ello debo pasármela junto a ustedes todo el tiempo, solo debía ir con Snape, ya sabes cómo se pone cuando no cumplen con un acuerdo —Se encogió de hombros mientras se servía puré de papa y pollo asado.

—     Sabes que no lo digo por eso, eres mi amigo y últimamente te comportas raro. En todo lo que va del curso parece que ya no eres el mismo —Draco levantó un poco la vista y se encontró con los ojos verde agua marina de Nott, ojos que le mostraban su preocupación— ¿Qué pasa, amigo?

—     Estas viendo monstruos donde no los hay —Sonrió de lado dejando ver su propia confianza y tranquilizando momentáneamente a su paranoico amigo.

Draco trató de comer tranquilamente, pero se le estaba complicando por la mirada escrutadora de su amigo. Theo ha sido su mejor amigo desde siempre y en momentos como ese se arrepentía por dejar que alguien lo conociera demasiado bien como para notar aquellos detalles en su persona que hacían que el otro se diera cuenta cuando algo le quitaba el sueño.

Aunque, si miraba con mayor detenimiento, no solo Theo le notaba raro, sus amigos se habían mantenido en silencio, escuchando lo que decía en aquella conversación, y es que así eran todos en Slytherin.

Slytherin se rodeaba de tontos rumores, como el que todos los pertenecientes a esa casa practican o están relacionados con las artes oscuras y que por esa razón han producido una gran cantidad de magos oscuros, algo que las otras tres casas también hicieron pero que simplemente no querían admitir y por ello los demás preferían aislarlos un poco o simplemente pasarlos de largo.

Por esa razón era que el compañerismo y la camarería en Slytherin era de lo más normal, pues todos se cuidaban y protegían los unos a los otros, algo que definitivamente las otras casas perecían y ellos estaban sumamente orgullosos y que no dudaban en hacer notar con su tan conocido carácter, pues justamente en momentos como esos, los amigos de Draco no necesitaban preguntarle la razón de su comportamiento, solo se dedicaban hacerlo reír, tal y como en otras ocasiones sucedía con otros miembros de la casa de las serpientes.

En compañía de sus amigos y con sus tontas pero divertidas pláticas, su ánimo mejoro pues ya no se sentía enojado ni tampoco melancólico como hace un momento. Aquella noche descanso sabedor del apoyo que silenciosamente tenía de sus compañeros.


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