Hyung, tengo miedo.“ Un pequeño niño se abrazaba a la cintura de su mayor.
“Qué haces aquí? Debería estar en la escuela.“ El mayor se sorprendió al ver al pequeño enredado en su cintura.
“No quiero ir.“ Se aferraba a su idea de no asistir a clases.
“El primer día de clases... aún lo recuerdo.“ Con una sonrisa en la boca, el mayor mandó de regresó a clases a su amigo.
Estos chicos vivían en un orfanatorio en una pequeña ciudad en Corea.
El menor era Taemin, un niño de apenas edad, además de nuevo,lo suficiente como para haber sólo afianzado amistad con Minho, el mayor.
Taemin vivía en su mundito, aunque con el paso de los años develó a un adolescente con una gran avidez, que se metía en todo tipo de problemas. Era el tipo de persona en que todos confían en él, pero él sabía en que momento aprovecharse de eso, por lo cual Minho le regañaba.
Minho, encambio, era unos años mayor que Taemin, por lo tanto maduro, muy consecuente de las situaciones y acatador de las reglas. Una actitud que había logrado sacar asperezas en su relación con Taemin.
Ah~ Minho, sí tan sólo él supiera lo importante que era en la vida del menor, entonces hubiera dejado dar paso a los sentimientos que se formaban en el fondo de su ser.
Pero había un problema, Taemin se comportaba cada día más osco con él.
“Taemin ah, a dónde vas?“ Minho exigió una respuesta, más preocupado que molesto.
“No le incumbe! Dejame.“ Taemin brincó por la ventana, callendo en la cornisa de la casa de enfrente y sumergiendose en la oscuridad.
Esas explosiones de Taemin eran las más sencillas, había otras en las que Taemin desaparecía de la vida de Minho por días.
Aún así había momentos en que Minho hacía dudar a Taemin con respecto a los sentimentos que tenía hacia su sunbae.
“Estúpido zapato!“ Taemin murmuraba entre dientes, mientras buscaba como loco en la habitación compartida dónde dormía.
“Necesitas ayuda?“ Minho entró al cuarto y se acercó a Taemin.
“Oh hyung! No encuentro mi zapato.“ Taemin sollozó, mientras notaba que Minho trataba de ocultar una sonrisa.
“Taemin... nunca recuerdas...“ Minho revolvió el cabello del menor y terminó acariciando el fino rostro de Taemin, pero quitó su mano rápidamente, asustado de sus sentimientos.
Se concentró y en menos de quince minutos encontró todos los objetos perdidos de Taemin.
“Kamsahamnida.“ Taemin baciló, pero terminó dandole un beso en la mejilla a Minho, como agradecimiento.
Minho adoraba a Taemin, y éste podía ser toda dulzura en la vida del Mayor.
“Hyung~.“ Taemin sopló en el oído de Minho. “Despierta.“
“Tae, es media noche,qué se te ofrece?“ Minho miró el reloj, después miró el niveo rostro delante de sí mismo.
“Feliz cumpleaños.“ Taemin susurró tan bajo que se tuvo que acercar a Minho para asegurarse de que éste le oyera. Acto seguido sacó un cupcake con una vela encendida.
“Taemin! De dónde lo sacaste?“ Minho abrió los ojos al verlo, no tenían muchas posibilidades de comprar algo así.
“Trabajé por él. Ahora sopla antes de que la cera se derrame.“ Tae tapó disimuladamente la vela para no despertar a nadie más.
Después de ver que Minho sopló la vela, y sumergiendose en la oscuridad, se apresuró a preguntar. “Qué deseaste.?“
“No te puedo decir, o no se cumplirá.“ Minho aprovecho la oscuridad para acercar su rostro al de Taemin. “Taemin... Sí te pido que duermas conmigo hoy, lo harías?“ Minho habló con el corazón en la garganta por miedo a ser rechazado.
“Cómo cuando yo era menor y no podía dormir?“ Taemin habló excitado por los recuerdos.
“Tan sólo que ahora soy yo el que no puede dormir.“ Apenas hubo acabado su oración, Minho sintió el cálido cuerpo de Taemin reposar a su lado. Eso le hacía tan feliz, Taemin había trabajado para comprarle algo y ahora dormía a su lado.
Pero las cosas no fueron bien, la última vez que hablaron discutieron y tenían dos días sin hablarse, cuando una noticia cambio la vida de Taemin.
“Mis cosas...“ Taemin murmuró. Aún no creía que iba ser adoptado, a su edad, escapandosele una sonriza de pánico y felicidad. Entonces fue cuando recordó a quien más quería. “Hyung... Minho.“
Taemin no sabía dónde estaba Minho, trató de esperarlo, pero al no verlo llegar diosé cuenta que su último adiós sería escrito. Taemin sólo dejó una nota sobre la cama de su hyung.
Y así ambas vidas se separaron, ninguno albergó la esperanza de volverse a ver y se olvidaron.
Doce años pasaron.
Taemin se puso su ropa más formal y caminó a la puerta.
“Taemin, no es necesario.“ Key, el mejor amigo de Taemin, aún quería detener ese capricho.
“No cambiaré de opinión, hyung.“ Taemin habló decidido.
Taemin iba a una subasta de bienes e inmuebles de la mismisima casa dónde había crecido. Quería comprarla.
Taemin llegó y esperó pacientemente a hacer su jugada. Lo que Taemin no esperaba era que alguien más quería comprar la casa; un chico alto, de cabellos castaños y ojos enormes.
“410,000,000 wons.“ Taemin reofertó, sabiendo que su contrincante no se daría por vencido.
“560,000,000“ se escuchó la voz de su enemigo, decidido a ganar.
“Veo, señor Lee y señor Choi, que esto va para largo.“ El juez exclamó. “Doy por terminanada ésta subasta de bienes.“ vociferó. “En cambio, ustedes dos, hay algo que deben saber.“ El juez les ordenó que entraran. “La venta de esta casa tiene una pequeña cláusula, estipulada por su antiguo dueño: El que quiera comprar ésta casa tiene que habitarla por una semana.“
Taemin hizo presión sobre sus ojos, no había dormido desde que su avión aterrizó; no había podido dormir.
“Alguno se quiere retractar?“ La voz del juez era imponente.
“No señor, yo seguiré adelante.“ Minho declaró. Había ido con la idea de comprar esa casa y no se iría sin saber que era suya.
Minho volteó a ver a contrincante, a leguas se notaba que era alguien rico.
El chico tuvo que irse a contestar una llamada, pero al volver confirmó que él también seguiría adelante. En ése instante, Minho sintió que le odiaba, estaba tan arreglado e incluso su forma de caminar, todo era motivo para odiarle.
En la única cosa en que ambos coincidían era que ninguno estaba dispuesto a perder contra alguien tan prepotente.
“Key...“ Taemin arrastró el nombre de su amigo con cansancio.
“No me hables! Sabes que no estoy de acuerdo.“ Key le escudriñó cansado.
“Hyung, tengo que hacerlo, por ellos.“ Taemin trató de tranquilizar a su hyung.
“Lo sé, es tan sólo... Oh mi Taemin, no quiero que te encapriches.“ Key abrazó a Taemin esperando a que éste le rechazara.
“No te preocupes...“ Taemin devolvió el abrazo. “Te veo luego.“ Tae se despidió.
Minho se encontraba en su oficina, cuando Onew entró.
“Cómo piensas mantener la casa?“ Le miró mal.
“Buenos días, hyung, yo también me alegro de verle.“ Habló sarcastico. “No te preocupes, encontraré la forma.“
“Y los ingresos?“ Onew sé sentó delante de Minho. Como amigo, entendía la decisión de Minho, como socio, la odiaba.
“Van a venir, ya lo verás.“ Minho le aseguró.
El domingo en la tarde los implicados se reunieron enfrente de la casa con sus abogados y el señor juez.
“Veo que esta es persistencia.“ El juez habló mientras buscaba un documento en su bolso. “Firmen esto.“ Les dio un documento a ambos implicado.
Taemin leyó el contrato y después se lo tendió a su abogado, que sólo hubo dejado que Taemin lo firmara después de que lo leyó.
“Como ven, el contrato dice que deben vivir aquí, pueden irse cuando quieran, pero si no vuelven antes de doce horas pierden derecho a comprar la vivienda.“
“Disculpe, su señoría, pero mi cliente tiene horarios muy apretados y viaja seguido, no podría extenderse ése límite de tiempo.“ El abogado de Taemin trató de ayudarle.
“Está claramente estipulado que sease doce horas el tiempo.“ La voz de juez, tan imponente, eliminó esa posibilidad.
Después de arreglar los pormenores, todos se fueron, aunque los implicados tendrían que volver a pasar la noche.
“Esto es estúpido!“ Taemin gritó frustrado. “De todas las cláusulas tuvo que usar la más tonta.“ Taemin se dejó caer en el sofá que había en la que solía ser la sala de estar.
“Si no le agrada, puede irse.“ La voz provenía de la parte alta de la casa y Taemin odió la manera prepotente y ordenativa en que sonó.
Minho bajó las escaleras y pudo ver desde el recividor al chico enfrente de él.
“Lo siento, señor, pero no pienso irme sin las escrituras de éste lugar.“ Taemin se arrenalló en el sofá y le lansó una mirada retórica.
“Me temo que ese es mi mismo objetivo.“ Minho habló con desprecio.
“Pues, viendo como se viste y actúa, dudo que tenga el dinero para pagar?“ El chico se burlaba de Minho y éste juraba odiarlo.
“Yah! Acaso no te enseñaron a ser respetuoso con tus mayores?“ Minho le bramó.
“Por supuesto, señor.“ Con un perfecto acento y los honorificos necesarios, el chico terminó de sacar de quisio a Minho, así que éste se retiró a dormir.