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Los Deseos de un Demonio por paunina12

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Notas del capitulo:

CHAN CHAN CHAN, he vuelto de las profundidades de internet y les traigo este capitulo, espero que les guste.

*los personajes de Kuroshitsuji no me pertenecen, son de Yana toboso.El unico personaje que me pertenece es "Erika"*

El joven conde despertó bruscamente y se halló acostado en su cama, seguramente Sebastian lo había llevado hasta ahí después de haberse quedado dormido en el carruaje. Ahora lo tenía claro, estaba seguro de que “esa persona” estaba viva. Se metió al baño y lavó su cara, esperando que los restos de sueño que le quedaban lo abandonaran completamente. Una vez listo se fue directamente a su despacho para trabajar, pues aún no había terminado con todos los papeles antes de su salida.

Mientras tanto en el jardín, Sebastian cortaba las rosas marchitas con delicadeza, Mei-rin colgaba las sabanas mojadas, Finny cortaba lo que parecía ser maleza y Bard…Bueno, el limpiaba los destrozos que había causado su explosiva comida.

Sintieron un ruido, casi imperceptible, pero solo eso bastó para que se pusieran alertas, el sonido cada vez se fue haciendo más fuerte hasta transformarse en un chillido agudo. “Oh Dios”, pensaron los sirvientes y en ese instante apareció Elizabeth llamando a Ciel muy emocionada, luego apareció Paula sacudiendo sus cascabeles, tratando de calmar a su ama.

-¡¡Ciel!! – Gritaba la rubia, perturbando la paz del ambiente.

Finny, Mei-rin y Bard se cubría los oídos, no atendían como la voz de la menor podía llegar a alcanzar notas tan agudas, parecía una tetera con el agua recién hervida.

-¡Ciel! ¡Ciel! ¿Dónde estás? – seguía gritando insistentemente la chica.

- Lady Elizabeth, el Joven Amo está en su despacho- dijo Sebastian poniendo su mano derecha en su pecho y haciendo una leve reverencia.-Como siempre, es un gusto verla.

- Hola, Sebastian- saludó ella alegremente- Tengo que ir a buscar a Ciel, ¡tengo una gran y maravillosa noticia que contarle! No te preocupes, no necesitas llevarme, después de todo debo aprender a conocer bien la mansión desde ahora. Además no es primera vez que voy a su estudio- Volteó a mirar a su sirvienta y agregó- Tú quédate aquí, Paula, quiero darle la noticia en privado. Ayuda a los demás si es que necesitan algo.

-Como quiera Mi Lady- respondió Paula mientras la veía salir corriendo- ah~ está tan contenta.

- Lo notamos- contestaron los 4 al unísono.

- Pero, ¿por qué esta tan contenta Lady Elizabeth?, digo, siempre está feliz cuando viene a ver al Bocchan, pero ahora es…distinto, parecía como si sus ojos de fuesen a salir de la emoción- preguntó Mei-rin, sus compañeros asintieron.

- No debería estar contándoles esto, pero da igual, ya que se enterarán tarde o temprano de la noticia. Sucede que ahora que el Joven Ciel está a punto de cumplir 14 se adelantará la fecha de su matrimonio, recuerden que Lady Elizabeth es un año mayor y ya está en edad para desposarse con un noble, siendo este el Amo Ciel, por supuesto.- Les respondió Paula.

- Es increíble, no puedo creer que se Joven Amo se case tan joven- dijo Finny

- Yo tampoco puedo creo, ¿no se supone que deberían casarse a los 18 o 20?- recordó Mei-rin.

- Así debía ser en un principio, pero Madame Frances dice que está preocupada por Ciel, insiste en que debería aprender a convivir con una mujer a su lado que le dé estabilidad y un toque femenino a esta tétrica mansión. Y como fue pactado hace años, la cabeza de la familia Phantomhive debe casarse con su prima, y tal como dice la tradición esta es Lady Elizabeth - dijo Paula.

-Eso tiene bastante sentido- comentó Mei-rin- Pero aun así me parece algo excesivo, ya que no creo que el joven amo sienta el mismo amor romántico que tiene lady Elizabeth hacia él.

-Eso es una verdad lamentable, pero Mi Lady es una joven hermosa, radiante y amable. Estoy segura de que podrá lograr que el joven amo se fije en ella  deje de tratarla como si fuera su prima nada más.

Lo único que hacía Sebastian era guardar silencio y escuchar atentamente lo que comentaba Paula, esa noticia le había llegado de la nada, y ahora parecían haberse esfumado completamente todas las posibilidades que tenía de llegar conquistar a su amo. Si la chica de ojos verdes se casaba con él, empezaría a vivir en la mansión, y no tendría la oportunidad de que su amor fuese correspondido, definitivamente nada podía ser peor. Esto le causó una inusual tristeza. Tenía muchas ganas de estar a solas con su gata, ella era la única con la que podía compartir su sufrimiento, aunque eso le costara muchos mimos y hierba gatera.

-Qué opinas tú Sebastian, estás muy pensativo- dijo Bard.

- Creo que la Señora Francés se está tomando esto demasiado enserio, ya que ustedes son testigos de lo bien que el Bocchan maneja la mansión a pesar de su edad, aunque si ella lo dice nosotros no podemos entrometernos, de hecho no deberíamos ni siquiera opinar sobre el tema.- concluyó seriamente Sebastian.

- Sebastian-san, es usted siempre tan directo- dijo Paula y soltó una pequeña risilla.

Sintieron un pequeño movimiento en los arbustos -Debe ser la gata de Sebastian-san- dijo Finny.

Pero se equivocaba, ya que de los arbustos más oscuros salió una figura completamente vestida de negro, tenía un antifaz de color coral, y solo se veían sus amenazantes ojos verdes. Metió sus manos dentro de su pantalón sacando unas afiladas agujas que comenzó a lanzar a los sirvientes

-Paula-san ¡ocúltese!- gritó Finny.

Paula trató de correr rápidamente y de ponerse a salvo, pero la figura -que parecía femenina- la detuvo  poniéndose frente a ella, tomó los brazos de la castaña, que estaba paralizada por el miedo y le dio un golpe en la nuca, el cual la hizo caer al suelo desmayada.

Mei-rin subió sus lentes y levantó su falda, sacando de debajo de ella dos pistolas, comenzó a dispararle tan rápido como podía, pero la chica habilidosamente esquivaba cada ataque, Bard tomó un lanzallamas y lo apunto hacía ella, pero está se escondió debajo de una mesa cercana, cubriéndose del fuego. Pateó la mesa que anteriormente la había protegido que la había protegido dirección a Bard, golpeándolo. Bard soltó el lanzallamas al sentír el impacto, lo que aprovechó la chica para tomarlo y lanzarlo lejos del alcance de todos.

Finny parecía no reaccionar ante el ataque de la desconocida, le parecían raramente familiares los golpes con los que esta atacaba. En ese momento un tenedor de plata rozó el cuerpo de la joven, quien se agachó, evitando por poco que un cuchillo le quedara en medio de la frente.

 Finny se alejó y comenzó a lanzarle fierros y troncos a la desconocida, dándole la oportunidad a Mei-rin de seguir disparando. Bard parecía estar atontado por el golpe que anteriormente había recibido y Sebastian no ayudaba demasiado, miraba como los demás sirvientes desempeñaban su labor, no tenía intención en seguir interfiriendo a la pelea, solo lo haría si ellos no pudieran con el trabajo, lo que sería raro, ya que ellos eran especiales, si no, no serían sirvientes de la mansión Phantomhive.

-No creí que los “elegantes” sirvientes de esta mansión me atacarían al mismo tiempo, eso no tiene nada de clase- dijo burlona la chica- debería saber que pude haber ido directamente por el chico, pero en vez de eso me estoy entreteniendo con ustedes. No debe quedar sobreviviente alguno. El trabajo se debe acabar rápido, me encargaré primero de lo más fácil- recalcó mirando a Mei-rin, quien ni tuvo tiempo de reaccionar.

La chica le dio una gran patada en el estómago, dejándola sin aire. Tomó sus manos y las apretó de forma dolorosa, haciéndola soltar las armas, dio algunos golpes en puntos específicos de su espalda y la maid en un instante estaba inmóvil en el suelo.

Bard cruzó su mirada con ella y trató de alcanzar una metralleta, la chica frunció el ceño y corrió hacia él, aprovechando los fierros que lanzaba Finny tomó impulso y con uno de ellos golpeó la metralleta y la lanzó, pateó a Bard en el pecho y lo hizo caer, tomó un una de las agujas que estaban en sus bolsillos y las clavó justo al lado de la cabeza del chef.

-¿no vas a matarme? Hubieses sido útil en el campo de batalla-  le dijo Bard.

-Es una verdadera lástima que no sea partidaria de la guerra- le respondió ella y le hizo lo mismo que a Mei-rin, dejándolo sin movimiento.

-¿De quién es el turno ahora?- preguntó la chica y miró a Finny.

Esté se tensó y se puso en pose de ataque, pero la chica desvió la mirada y pasó completamente de él, dejando a todos muy confundidos.

-¡Finny, Atácala!- gritó Mei-rin.

Él fue hacia ella y trató de golpearla, lográndolo, La chica salió disparada hacia la pared, dándose un golpe en seco, Finny miró a Sebastian sorprendido, había esquivado los golpes de los tres sirvientes con gran maestría pero aun así cuando el jardinero atacó ella no había ni siquiera tratado de evitarlo. Cuando el polvo se dispersó la chica ya estaba de pie y sus ojos verdes parpadeaban, poniéndose ocasionalmente cafés, se tomó la cabeza y  cayó de rodillas, soltó un grito desgarrador y comenzó a temblar.

Sebastian se acercó y la observó con desdén, aunque admitía que había sido un gran oponente, muy diferente a los simples matones que querían acabar con su joven amo, pero había sellado su sentencia de muerte al no esquivar el golpe.

Sus ojos parpadeantes volvieron a hacerse verdes, frunció el ceño y  dio una voltereta, quedando lejos del alcance del mayordomo. Finny se le acercó, pero a diferencia de la vez anterior ella le dio un puñetazo en el estómago y con su codo lo golpeó en un hombro, haciéndolo caer, cuando estuvo  a punto de dejarlo sin movimiento, él rápidamente tomó el antifaz de la chica  lo quebró.

Bard, quien ya había comenzado a recobrar el movimiento, lanzó una bomba de humo, mientras que Sebastian lanzaba unos cuchillos, aprovechando que la mujer se había detenido.

Todos se quedaron de piedra cuando el humo se disipo y vieron lo que había pasado, la chica pudo haber esquivado el ataque y Finny lo hubiese recibido, pero en vez de eso, ella estaba abrazada a él con los cuchillos enterrados en la espalda. Lo había protegido.

Se acercaron a Finny, que estaba de rodillas con ella en los brazos, quitó el cabello de su cara y abrió los ojos.

-Has cambiado, ya no eres S-12 “Finny”- dijo la chica mostrándole al jardinero una pequeña sonrisa.

Nadie comprendía lo que estaba pasando, ¿Acaso Finny la conocía? ¿Desde hace cuánto? Ahora entendían –más o menos- por qué no lo había atacado como a sus compañeros.

-¿Lady Eri?- preguntó Finny emocionado.                                        

- Sin el “Lady”, por favor…- respondió ella.

-Suficiente, suéltala Finny, es peligrosa.- dijo Sebastian- hay que eliminarla.

-Pero…Pero ¡si no fuese por ella podría estar muerto! ¡Ella me salvó! Grito Finny, dejándolos más sorprendidos a todos. ¿Quién creería que se afanaría tanto en protegerla? Pues ella solo era una desconocida para ellos, una desconocida que había intentado acabar con ellos y llevarse a Ciel.

La chica ya se había desmayado por el dolor de sus heridas y no podía ni defender su vida.

-Pero Finny, ¿no viste acaso lo peligrosa que es?- dijo Mei-rin.

- Ella no es mala, solo estaba siendo controlada por algo, ¡cuando le quité el antifaz sus ojos cambiaron de color! ¿¡Ven!? Sus ojos son de color café- siguió insistiendo Finny.

-Finny, suéltala- dijo secamente Sebastian.

-No voy dejar que le haga daño Sebastian-san, lo siento.-respondió Finny, apegándola a su pecho.

Sebastian estaba a punto de quitar a Finny y acabar con la vida de la malherida muchacha frente a todos. Pero no contaba con que Ciel había estado observando la pelea desde un lugar no muy lejano y protegido dentro de la mansión.

-Detente Sebastian, es una  orden- Dijo Ciel, saliendo de la mansión

Sebastian lo miró algo molesto, puso su mano en el pecho, hizo una leve reverencia y se alejó.

-Finny, tengo que hablar contigo, si me dices de donde la conoces y qué rayos estaba pasando, prometo no dejar que Sebastian ni nadie trate de acabar con ella ¿entendido?- dijo el joven conde.

-Muchísimas gracias, Bocchan. Dijo el rubio, entrando a la mansión con la chica en brazos.

 

 

Una vez que Mei-rin estuvo en todos sus sentidos, Ciel le ordenó que tratara llamase a un doctor para que pudiera tratar las heridas de la joven, pero Sebastian lo interrumpió, diciendo que el mismo podía curarlas sin necesidad de llamar a ningún médico.

El joven conde escuchaba atentamente a Finny, este le decía que la conocí cuando estaba atrapado en aquel lugar en donde hacía experimentos utilizándolos como sujetos de prueba, “ella se escabullía por las instalaciones y nos decía que cada vez faltaba menos para que fuéramos libres, después de un tiempo nos hicimos amigos, pero cuando el laboratorio cayó y fue descubierto no la vi nunca más, hasta ahora”. También le dijo que no sabía su nombre, ya que ella siempre insistía en que su nombre no le gustaba y que la llamara Erika o Eri.

No podía creerlo, acaso ¿Podría ser ella? Tiene ojos cafés, cabello negro y largo, odia su nombre  prefiere que la llamen Erika o Eri. Todo concordaba a la perfección. Se levantó rápidamente de la silla, dejando a Finny solo .Le preguntó a Mei-rin en que habitación estaba y fue a verla.

Abrió la puerta y al entrar la cerró sin una pisca de delicadeza, despertando a la joven.

-¿Erika? ¿Eres tú? – preguntó mirándola fijamente.

 -¿Cómo sabes mi nombre?- dijo ella con voz cansada y somnolienta.

-Soy yo, Ciel, “Cielito”- respondió cubriéndose el rostro con la mano, ligeramente sonrojado. Ella era la única que lo llamaba de esa forma para molestarlo.

- Cielito…-murmuró la joven.

-Sabía que  no podías ser ella- Dijo Ciel decepcionado y enojado al mismo tiempo. Se dispuso a salir de la habitación, pero una mano sujetó su ropa, obligándolo a detenerse.

-¡ESPERA! – exclamó y comenzó a desnudarse.

- ¡¿QUE RAYOS ESTÁS HACIENDO!? – Dijo Ciel completamente sonrojado.

Ella volteó y le mostró su espalda descubierta, tenía dos cicatrices largas, como si hubiese tenido alas y se las hubiesen cortado.

Ciel completamente sorprendido la tomó de los hombros y la volteó, poco le importó que se estuviese cubriendo los pechos con las manos, poco le importo su orgullo y que alguien pudiese verlos y malinterpretar todo, simplemente la abrazó y le  pidió disculpas, mientras sus lágrimas caían lentamente por sus mejillas. Ella correspondió el abrazo y al igual que él no pudo contener la emoción, los dos lloraban abrazados, igual que cuando eran niños. Ahora sin cadenas ni jaula, eran libres y nadie podría llegar y separarlos nuevamente, tenían mucho que decirse, pero solo con ese abraso decían todo lo que se habían extrañado. Se separaron un poco y Erika lo besó en la mejilla.

-Creí que nunca nos volveríamos a ver- dijo Ciel secándose las lágrimas.

-Te lo prometí ¿Acaso no lo recuerdas? - dijo Erika.

-Claro que lo hago…solo que no desde hace mucho. Y hablando de eso, encontré tu libreta, está igual que hace años- comento Ciel.

-¡¿Enserio? ¡MUCHAS GRACIAS! – dijo Erika abrazándolo una vez más.

De repente sintieron unos pasos y unos gritos emocionados.

-oh Dios, es Elizabeth- Exclamó El conde.

-¿tu prima?

La puerta repentinamente se abrió sin darles la posibilidad de separarse a tiempo. Se asomaron un par de ojos rojos y otro par de ojos verdes.

-¡¡¡Ciel!!! ¿Estás aquí?, me dejaste so…la

-Lady Elizabeth, Por favor compor…tese

El mayordomo y Elizabeth, quedaron completamente perplejos, y eso es decir poco, sus ojos estaban abiertos como platos, pero ¿Cómo no iba a ser así? La posición en la que se encontraban era…como decirlo… bueno, no una de las más inocentes.

La chica solo tenía cubierto de la cadera hacia abajo, Ciel tenía sus rodillas puestas al lado de sus caderas, técnicamente estaba sobre ella con su cabello y ropa ligeramente desordenados, mientras que ella tenía los brazos cruzados sobre su cuello, sus pechos estaban siendo “censurados” al estar pegados al pecho de Ciel y ellos parecían estar a punto de besarse.

-E-Elizabeth…- murmuró Ciel y al darse cuenta de la situación en la que estaban se sonrojó por completo.

Erika se separó rápidamente y se cubrió con las sabanas, Ciel se acomodó la ropa y miró a Sebastian, que ni siquiera movía un musculo, solo observaba con la visión periférica. Estaba en estado de shock.

Elizabeth soltó un grito  comenzó a llorar, abandonando la habitación de inmediato, Ciel se levantó aún sonrojado y le dijo a Erika que se vistiese. Movió a la Sebastian-Estatua para perseguir a su prometida.

Sebastian tardó unos segundos en volver en sí y volteó “Si necesita algo, puede llamar a Mei-rin” fue lo único que dijo y se fue.

Su cabeza era un completo lio, acababa de conocer a esa mujer, nunca la había visto en su vida, había tratado de matarlos e incluso dijo que había venido por Ciel… y aun así los encontró en esa posición tan comprometedora. Su joven amo a la conocía y de algo estaba seguro, ella lo pondría todo de cabeza.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado :3, me perdí un tiempo porque estaba viendo Tiger & Bunny

Para aclarar el proximo capitulo (que seguro será cuando entre de nuevo al colegio*Bale berga la bida*) estará enfocado en lo que más nos gusta *el shaoi* y tendrá lemmon XD *YO SE QUE LES ENCANTA* y  sebastian podría poner en practica lo de los postres *if you know what I mean* inserte lenny face aqui XD

bueno eso es todo! no olviden dejar su review, que me ayuda a seguir escribiendo. si quieren leer más vean los otros fics en mi perfil :3

 

 

                                                                  ~Sayonara~


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