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Me gustas más que las golosinas. © por lyio harrison

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Notas del capitulo:

jaja te la kreiste wexd...

Bueno aqui les dejo el capitulillo, se que tarde casi una  eternidad, y en si no es mucho el capitulo, no te aclara nada pero gueno :v, pero siento que si no actualizaba hoy, no actualizare nunca, ya tengo la otra mitad medio escrita, pero no queria dejarlos sin nada, ya vere si manana o quiza el jueves actualice nuevamente (No lo sé ok?). Tal vez sea un capitulillo más largo.

Hem... perdon?

Soy muy floja y si... casi me graduo, me falta poco shavos, bueno siento hacerlos esperar, perdonen las faltas ortograficas, como estas, puto teclado en ingles >:''v

Perdonen, disfruten, si ya? adios...

los quiero mucho y gracias por su sencual apoyo, lobiu

<3

Es mejor ser amigo que enemigo de Ana

Los niños buenos no vomitan, ellos ni siquiera comen.

Permíteme presentarme mi nombre o como los supuestos doctores me llaman es anorexia nerviosa pero tú puedes llamarme Ana.

Con esperanzas podemos ser grandes amigos,  de ahora en adelante voy a invertir mucho tiempo en ti y espero lo mismo de tu parte, en tiempo atrás escuchaste a profesores a tus padres a tus amigos hablar de mi pero no creas todo lo que dicen de mí, yo quiero ser tu amiga.

No consideres doloroso lo que es bueno para ti.

Capítulo 18:  “Bola de manteca”.

 

No había razón para tratarme tal mal, la clase de gimnasia era para divertirse, desesterarse y sin embargo, para mí era la pesadilla, hacía un año ya, desde que salí del kínder Garden que me había resignado a que no tendría amigos, me juntaba solo en el receso  y los chicos que pasaban a mi lado solían empujarme y estrujar mi estómago. Lloraba bastante y siempre tenía la mirada baja, eso si nunca faltaban mis dulces o frituras, las cuales no compartía en el descanso pues… porque no tenía a nadie con quien compartirlo. Siempre que intentaba hablar con los maestros, o algunos estaban bastante ocupados persiguiendo al maleante de la clase, otros les importaba poco como se llevaran los alumnos y por ultimo esta la peor maestra que  toco a lo largo de mi vida.

– ¡Bola de manteca! ¡Eres una bola de manteca! ¡Bola de manteca! –  Gritaban mis supuestos compañeros, aquellos con los que debía pasar seis malditos años. Intentaba ignorarlos sin éxito pues era más importante quitarme sus manos de mi panza donde decían que su nombre era mantequita, sé que no eran buenos insultos, pero cuando eres niño tener amigos es tu única preocupación y eso era lo único que yo no tenía. Amigos o al menos alguien con quien charlar, incluso deje de insistir en saludarlos por la mañana.

“Hola bola de grasa”. Siempre respondían.

La maestra Sugarweller se veía bastante dulce, pero le gustaba regañarnos y se desesperaba fácilmente, ese día no era uno de sus mejores días, al parecer su marido la había dejado por una chica más joven, los exámenes no salieron bien y los niños aprovecharon eso para provocar el caos, uno donde me molestaron hasta hacerme llorar.

Fui con la maestra, me acerque con lentitud a ella, quien me miro y preguntó  “¿Ahora qué quieres?”

Avisé que los niños me molestaban y sin embargo ella se enfureció, me tomo de la oreja y gritó sentándome en el rincón.

–  Veamos ¿Quién le dijo gordo al gordo? –. Los niños rieron y otros se callaron por la fuerte voz, yo la miré con los ojos vacíos y sin luz. No entendía en ese entonces que aquella maestra abuso psicológicamente de un niño de siete años– , miren mocosos hoy no estoy para sus payasadas, si van a pelearse entre ustedes muy su problema, pero a mí no me van a llevar con sus problemas. Primero se llevan entre ustedes y después se hacen los inocentes. Já–. No reparó en sus palabras y al terminar de sermonearnos a todos se me acerco con lentitud– . Tú te quedas aquí  en el rincón jovencito ¿Crees qué no vi tu tarea? Toda esta como porquería Clyde, si sigues así no servirás para nada, de una vez  no hagas gastar a tus papás y sal de la escuela, la comida es lo tuyo, no el estudio. Malditos mocosos.

Yo baje la cabeza. Como todos los días en la escuela para niños.

El día siguiente le dije a mi madre que dejaría de estudiar, que quería trabajar para ayudarla con dinero, que iba a trabajar.

Ella se negó rotundamente, notando algo extraño y preguntó si había algún problema, le dije que simplemente no entendía las materias y me consiguió un “maestro” privado aunque en realidad era solo un chico de secundaria, este sería el novio de mi hermana en un par de años más tarde que finalmente  se volvería su esposo.

POV. Carter.

Todo aquello debía ser una broma de mal gusto.

Todo aquello parecía ser una broma de mal gusto y sin embargo no lo era. Podría asegurar que no sabía dónde estaba metido lo cual es extraño porque yo suelo saber todo. Aquel no era uno de esos momentos,  mi cabeza no enchufaba, recuerdo haber bailado sobre la arena, y a pesar de que nunca había tomado, como si viese la televisión recordé  que había bebido, una enorme cantidad de aguas locas y cerveza. Demasiadas aguas locas.

No quería recordar que besé a Patricio muchas, ¡Bastantes veces! Pero lo hice y ahora me dolía la cabeza como si hubieran martillado en ella toda la noche. Sentía la espalda fatigada mientras miraba al cielo, muy azul que es el cielo, la arena entró hasta en mis calzoncillos, y estoy seguro que si el idiota de Patricio no me quitó la virginidad, la arena lo hizo. Por instinto toque mi culo, y no dolía. Parecía estar a salvo.

Después de unos minutos logre sentarme con los ojos más cerrados que abiertos con los que logre ver cuerpos a mi alrededor, la mayoría en traje de baño, me alegra saber que al menos yo tenía los zapatos a mi lado.

No tuve de otra más que levantarme con pereza para comenzar a buscar a Patricio, que seguramente estaría desparramado por ahí, sino mal recuerdo esto era Oliver Park Beach. Común en los días de verano, a unas cuatro horas de viaje, en moto claro.

La arena ya comenzaba a quemar, así que coloque mis zapatillas y recorrí los cuerpos buscando uno ya conocido. Pero no parecía haber pista alguna del idiota de Patricio. Esperó no me haya olvidado, porque si lo hace muero y salgo de mi tumba para asesinarlo.

–  ¿Carts? – . Giré en automático la cabeza y con ella el cuerpo para observar con mis ojeras a Patricio, su sonrisa media y sus cejas en arco–, ¿Buscabas algo chiquito?

–  Tengo hambre –. Mi estómago no rugió ni nada, tal vez solo quería cortar aquel rollo o quizá golpear el recuerdo de la noche anterior que paso por mi mente justo cuando vi su estúpida cara, pero se entendió el mensaje. No quería hablar con él después de lo de anoche.

Su mirada estaba sorprendida al principio, pero al poco tiempo su rostro formó la sonrisa perfecta.

–  Ven, hicimos pescado y cangrejo–. Su mano se ofreció a llevarme, pero no la tome, ahora cada que lo veía me daba torticolis. Ya lo había  besado antes, y había sido de improviso, por lo que no fue extraño pero, lo de anoche sí que me lo esperaba, y más que pararlo le seguí el juego en la estúpida toalla azul. Mi cabeza daba vueltas de solo recordarlo.

El humo de la comida ya me daba en la cara, al oler la carne quemarse fue tiempo de que mi estómago diera un revoltijo, me senté junto a una chica que no pareció molestarle, ella comía pescado, que al poco tiempo los chicos en el fuego me ofrecieron a mí, y acepte con gusto.

El idiota al que no podía ver, decidió sentarse junto a mí, toda su ropa era un desastre, llena de arena, sal y ¿Ese era un condón? Bola de mierda.

–  ¿Te enrollaste con alguien anoche? –. Tuve que preguntar a Patricio quien miraba de reojo a una muchacha rubia al extremo de las tres mesas plegables que ahí se encontraban. Estoy seguro de que ella fue la que Patricio se folló después de…aquello.

–  ¿Por qué, celoso?

–  Molesto de hecho… sabes, descubrí que me duelen mucho las resacas, pero puedo recordar todo con claridad–. Su cara se descompuso por un segundo, aunque solo fue un segundo. El cual basto para que después  sonriera con nerviosismo.

–  ¿Todo?

–  Sí, todo… idiota ¿Cómo mierda se te ocurre dejarme con esos tipos?

–  No parecías molesto–. Inventó como excusa.

–  Tal vez, porque el alcohol hizo mierda mis neuronas y no tenía idea de nada.

–  Pero te acuerdas de todo, al final no pasó nada.

–  ¿Aparte de que casi me montaba un cuarteto contigo y otros dos tipos?

–  Los cuatro lo disfrutamos. Aunque al final el único que no folló  fuiste tú. Pero vamos que te veías muy feliz cuando te manoseaban y todo…

–  ¡No hables de ello!

–  Pero tú sacaste el tema.

–  ¡Estúpido, mi virginidad idiota!

–   Hubiera sido una buena oportunidad para perderla, pero don molestias no quiso…

–  Claro, ya porque supusiste que ahora que me habías puesto caliente podías llamar a tus amigos veinteañeros  para follar todos juntos…

–  En esta vida hay que compartir Tommy.

–  ¡Carter!

–  Carter vale, ellos te ponían a ti, a mí y a ellos le poníamos nosotros, no veo el problema–. Mi cuello parecía hacerse cada vez más delgado, y mis ojos brillaban furiosos, mis manos estaban ya destrozando los pequeños huesos del pescado, estos al crujir alertaron a Patricio–, ¡He calma! Aquí nadie se agravia, fue mi culpa ¿De acuerdo?, me aproveche de que estabas borracho y pensabas en lo que te gustaría hacerle a ese chico al cual tanto quieres–. Oh. Mierda, su cuerpo se acercaba cada vez más a mí, todo olía a pescado en la playa, así que no supe diferencial cual de nuestros alientos olía peor. Me hace feliz saber que un beso con olor a pescado no incomoda a cualquiera. Pero en este momento, ese no era el tema de conversación–, también es mi culpa cuando me empezaste a besar y comenzamos a tragarnos al bailar,  fui culpable cuando nos fuimos a las rocas a manosearnos – . Lo hacía apropósito, no sé en qué momento su voz se pegó a mi oído y mis ojos se cerraron comenzando a recordar por si solos, sin yo quererlo.

–  Parece que te ha dado algo ¿Eh, estas bien Tommy?

–  Es Carter idiota–. Gruñí con voz baja mientras mi mano apretaba fuertemente  una de sus nalgas, demasiado duras para ser de un enfermero.

–  Perdón, ¿No te parece que estas muy pasadito de línea amigo mío? –  Alejó mis manos de su trasero, poniéndolas al aire–, porque si me calientas más terminaras desvirgado y mañana, cuando ya no estés ebrio me golpearas por eso.

–  Te golpeare aun así–. Reí bastante despegado de la realidad zafando mis manos y volviéndolas a colocar  esta vez por debajo de su pantalón.

–  ¡Wow! Está bien, si eso quieres, que sea un juego de dos.  

Solté un jadeo por la sorpresa de ser cargado por el enfermero, me coloco sobre las rocas y se abalanzó sobre mí, dejando a medias mi pantalón por debajo de las rodillas. Mi ebriedad no dejaba que calculara nada y me dejaba llevar por las sensaciones que me hacía sentir el ser tocado en el culo. Me mordí los labios y abrí mi cuello para su boca, que cual vampiro se pegó a la piel.

–  Vamos a dejarla hasta aquí–. Habló frotando la erección debajo de su calzoncillo sobre el mío.

–  Deja que me corra–  Pedí. Me miró y luego sonrió.

–  Espera aquí. Ahora vuelvo–. A principio no entendí, pero camino solo una corta distancia y llegado el punto, observo a la izquierda mientras hablaba con señas y un minuto después en el cual yo me tocaba discretamente para que no se fuera mi pequeño amigo, volvió conmigo, y como un mono, me colgué de su nuca, aún seguía sobre la roca, como una puta abrí vergonzosamente mis piernas alrededor de él. Flexionadas aun por la altura de la piedra él las acarició ya sin la presencia del pantalón, que no sé en qué  momento se fue. Tampoco se el momento cuando dos jóvenes, que parecían estar entre los 20 y 25, porque era más que obvio que eran mayores a mí, incluso más que Patricio; aparecieron detrás de este y lo besaron. El regreso los beso y de alguna forma eso pareció gustarme porque me miraron con curiosidad, después, comenzaron a tocarme.

El mayor me beso, que era rubio, musculoso y olía al agua de mar, al igual su cuerpo sabía salado, porque lo supe al probarlo, pues yo no iba a ser el único que se iba a quedar como momia. Tome su mata de cabello jalándola con frenesí, haciendo que su boca topara más profundamente la mía. Después miré  al otro tipo, su piel era más clara y tenía algunas marcas por el sol, sus ojos grises llamaron mi atención y su cabello oscuro me hipnotizo, lo besé, pero fue con menos pasión que con el rubio, casi fue hecho con ternura, yo los tocaba y ellos me tocaban. Podría haber sido genial, si es que no hubiese estado tan borracho como para que ellos lo notaran.

–  Vaya, es todo un pillo eh–. Aseguro el rubio. Sabía que estaba dando rienda suelta a mis deseos prohibidos y lo sabía muy bien. Tal vez al día siguiente me arrepienta.

–  ¡Y sí que lo es! vale, diviértanse, iré por otra pequeña presa–. Avisó Patricio dejándonos a los tres solos.

–  Venga que, más para nosotros–. Fue inevitable no sonreír cuando el rubio y el moreno se besaron. Algo en mí se exalto y reí como idiota, llamando la atención de los dos.

–  Que linda que es tu risa–. El rubio besó mi oreja.

La clase sexual parecía ir bastante bien, nunca habría pensado que una sensación como aquella pudiese existir. Mi cuerpo era feliz y en ese momento mi mente también los estaba, cada toque, cada caricia vibraba y parecía formar un eco alrededor de mi cuerpo, era un escalofrió en un ambiente más que cálido. Estaba en llamas, con dos personas a las que no conocía dejando que vieran mi cuerpo que acariciaran mi pecho y tomaran preso mi culo. Era genial, pero tenía que admitir que si hubiera estado cuerdo, nada de esto hubiera pasado. Nunca en ningún día de mi vida.

Me ofrecía tal cual la fruta fresca en el mercado, y como a ella, varias manos parecían tentar la mercancía, y no era que me desagradare mucho, la única excusa que podría poner después de aquello, es que estaba ebrio. Sedado por el placer y el alcohol dentro de mí, aplaste el cuerpo del moreno con las piernas, que hacía dos días había sido una mala idea experimentar que se sentía estar depilado de estas. Nunca hagan eso.

–  No sabía que había alguien como tú en la clase de Patricio–. Mis sentidos se perdieron cuando el moreno bajo hasta aquel lugar brujo, y yo mordiendo los labios del gigantón rubio, tome la cabellera oscura de su amigo, cuando vi la escena de los dedos entre ese cabello café me sentí en el cielo. Y vaya que era más allá de las nubes.

–  Los chicos recién salidos del horno son lo más lindo, apenas dieciocho y siguen a Patricio como abejas a la miel–. Reí por lo bajo al escuchar la voz ronca del castaño.

– Yo no soy tan viejo como ese idiota–. Advertí con sarna mientras linchaba  la cabeza del tipo contra mi entrepierna–  ah.

–  ¿Cómo está eso? –. Preguntó el rubio.

–  Que tengo dieciséis–. Y cuando lo dije el rubio abrió los ojos, y con paso lento, el chico entre mis piernas, levanto la cabeza, abandonando al pequeño Carter–  No ¿Qué haces? –. Cuestioné  al moreno quien se había levantado nervioso.

–  Nosotros no nos acostamos con menores, perdón–. Habló el menos musculoso echando una mirada a mi cuerpo. Debía ser una buena vista–, ahora no puedo dejar de verlo como un bebé.

–  Pero…

–  Ese idiota de Patricio–  Se quejó el rubiales.

–  ¿Pero eso poco importa ahora, no?

–  No, es lo que más importa.

–  Métemela–. Hablé con voz excitada, no podían, no ahora que parecía horno de panadería. El rubio simplemente me observo de arriba abajo, sino tuviese los ojos claro sus mirada no se vería tan angustiosa.

–  Está borracho–. Declaró el moreno dejando a obviedad mi estado. El rubio se rasco la barbilla y después tomo los pantalones del suelo, llenos de arena, los sacudió un poco y él y su amigo me obligaron a ponérmelos.

–  Ese maldito hijo de puta, solo es un mocoso.

–  He que apenas empezó el año cumplí los dieciséis.

–  Mira que a nadie le importa–. Habló el moreno apretando de más el cinturón.

–  Duele–. Intenté hablar con voz sexy, tal vez cambien de opinión.

–  Poco me importa puberto, mira que pegarte a Patricio por esto, no–. Infle los cachetes de malas.

–  ¿Por qué actúas así? Nunca eres así conmigo, ¿Por qué siempre que sacamos el tema eres así? –. Cuestioné, obviamente pensando que era otra persona.

–  Sí, esta borracho–. La voz del rubio me distrajo, al cual le sonreí, comiéndomelo con la mirada–, deja de mirarme así, pequeño renacuajo caliente–. Y me cargo como doncella. Pasamos a la gente que ya toda parecía pegada a otra como perros, y me soltaron junto a una chica que ya estaba dormida, en una toalla azul–, listo, solo no te muevas de aquí.

–  ¡Wi! Espera aun me duele–. Jalé al rubio demasiado fuerte, haciendo que este se pegara a mí–, solo por favor… tócame.

–  No–. Fue su respuesta, que no acepte y comencé a gritar, despertando a la joven junto a mí, que enfadad y confundida, se fue a dormir a otra parte. El rubio me tapo la boca y me miró con una cara molesta.

–  Johnny, déjalo ya, se le pasará si se duerme–. Gruño el chico de cabellos oscuros, que ahora parecía odiarme. El llamado Johnny le dio la razón e intento alejarse.

–  ¡No, Johnny no me dejes! –. Lo tomé aún más fuerte del brazo y este gruño.

–  ¡Qué no niño, no! –. Se giró conmigo. Poniéndome contra la arena y con una fuerte mirada me vio a los ojos. Aquel azul se volvió oscuro y su claras pestañas me encantaron.

–  Vamos, solo eso ya, no pido más–. Al parecer faltaba mucho para que mi borrachera terminara pues movía la boca y los ojos de una forma rara. Pero eso pareció agradarle más de lo que pensé y fácilmente logro observarme con duda.

–  ¿Qué hago Nathan? –. Cuestionó Johnny dudoso al fin.

–  ¡Ay, por favor, Johnny, vámonos! –  Ordenó el tan Nathan.

–  ¡No, Johnny no me dejes! después te dejo en paz y me duermo –. Se podría decir que esta vez hice voz de puta, tomando a Johnny más fuerte, mirando a sus ojos.

–  ¿Lo prometes?

Asentí sin pensar y viéndolo a los ojos metió su mano por debajo de mi pantalón, y yo al sentir la mano caliente jadeé y tomé sus brazos desnudos con más fuerza.

Sus toques fueron fuertes, decididos y sabían lo que hacían. Sus ojos brillaban al verme y los míos no podían dejar de verlos, la sensación de hacerlo frente a otro chico, en público y que por primera vez no sea yo quien me toque, era algo asombroso. Solo logre cerras los ojos en un rostro de orgasmo cuando llegue a este y mi semen se fue en los dedos de Johnny, quien se molestó en mostrarme su mano manchada. No supe que pasó en ese momento, pero lamí sus dedos con fuerza, cerrando los ojos y mirando de vez en cuando su cara, la cual parecía compungida, con la boca abierta, las mejillas rojas y el entrecejo fruncido, por ultimo sonreí mordiéndome los labios y girándome boca abajo dispuesto a dormir.

–  Buenas noches–. Por ultimo antes de dormir reí travieso sin saber que fue de Johnny y su clara mirada.

Abrí los ojos de golpe, aventando a patricio al suelo. Después le propine una patada.

–  ¡Hey!

–  Te dije que te golpearía.

–   A un bebé no le dieron su leche esta mañana que despertó de mal humor–. Esa voz si bien no me fue conocida, logre saber que era Nathan apenas vi ese cabello, mis mejillas enrojecieron y  pegue los labios en una línea–, ¿Qué le pasó al nene para que quiera golpear al mundo esta mañana? –. Se sentó con una botella de agua justo frente a mí. Pase mi lengua por lo labios, no ahora por favor, solo logró ponerme más molesto ¿Qué se cree el imbécil este?

–  ¿Y tú quién te..?

–   Un adulto mayor y responsable que quería disfrutar de una fiesta de adultos, que por cierto no necesita el permiso de mamá–. ¿Pero qué…? Mierda. Mis ojos se abrieron cual pelotas y rápidamente moví mis manos a la chaqueta de Patricio. Quien se puso alerta a esperar que no lo golpeara, pase de esas chorradas, para revisar mi celular, donde había más de veinte llamadas perdidas y bastantes mensajes.

–  Joder que me van a matar… llévame a casa–. Pedí/ordené da igual a Patricio quien de la nada también se puso verde.

–  Joder…– . El tal Nathan no tardo en carcajearse delante de nosotros mientras Patricio se ponía las botas–, ¿El mocoso se escapó de casita solo para venir a chupar una cerveza? Ja-já.

–  No lo molestes ahora Nate, que con resaca seguro es peor que sobrio–. Advirtió Patricio.

–  Ja…

–  Debes de sufrir Alzheimer o algo abuelo, porque si no mal recuerdo, eras tú el que estaba chupando la cerveza de este mocoso anoche–. Repliqué tomando mi entrepierna, haciendo que los demás cercanos a mí, exceptuando Nathan  abrieran los ojos y después se carcajeaban.

Los ojos del tal Nathan destellaron y sus puños pudieron golpearme si es que Patricio no llegaba y me toma de la cintura, retirándome con prisa.

–  Bueno, Nate, chicos, debemos irnos…

–  Okey…–  se despidieron los demás, menos Nathan.

...

Cuando era niño sufrí muchas agresiones por parte de mis compañeros de clases, porque siempre fui un tarado que no es capaz de defenderse, nunca tuve carácter para decir o demostrar lo que siento.

Eres maduro, inteligente, tienes tanto potencial, pero ¿En dónde tienes todo eso?

Absolutamente en ningún lado y encima gastas tu tiempo en idioteces como lo son conversaciones con amigos, el pensamiento, en comer, no vas a permitir tales actos de indulgencia en el futuro.

Tus amigos no te entienden y tus padres no hay que hablar de ello, ellos te aman y nunca te dirán que eres un gordo sin potencial, y carente de talento, algo horrendo y que has decepcionado sus expectativas.

En cambio yo si te entiendo y quiero ayudarte a ser como yo.

Espero mucho de tu parte no voy a permitirte comer mucho esto va empezar despacio: leerás las etiquetas de nutrición, evita comer alimentos fritos, comida basura ya no.

Ahora yo estoy aquí para ayudarte.

Me siento culpable por ser un error, yo solo quiero hacer las cosas bien. Lo único que deseo es ser feliz.

 

No tenía una clara idea de lo que estaba pasando, Thomas había llegado tres horas después de que entramos a clase, no había mirado a nadie y en su cara el ceño fruncido y su sus grandes ojeras eran lo que predominaban en ella decorándola de mala forma, no… no le quedaba.

Ni Lina, ni yo nos atrevíamos a preguntar qué había pasado, era obvio que Carter había aparecido, León se la había pasado revoloteando junto  a él como mosca toda la siguiente hora en matemáticas…también era obvio que Thomas no había pegado ojo en toda la noche y estaba molesto por algo. Seguro el hecho de que se pasó toda la noche buscando a su hermano que parecía haber ido a una fiesta en la playa, y no lo digo yo, lo dice su piel bronceada.

El almuerzo no fue menos tranquilizador… ninguno de los tres decía nada, principalmente porque yo no podía dejar de pensar en lo que había hecho la noche pasada, ni siquiera pude desayunar del asco que me daba el recuerdo de la comida en el inodoro, así que fingí que había comido demasiado con Cameron… que tampoco había podido dejar de pensar en él. Tal vez lo llame más tarde, me ha llamado más de veinte veces en toda la mañana y la noche anterior así que apague el teléfono.

Justo cuando desperté, bueno poco después; en la ducha, al volver a la escena del crimen decidí no volver a vomitar, jamás… pero no podía hacerlo si me sentía gordo… ósea comía de más. Así que incluso reduciré la dieta de mi hermana, intentare entrar a un club deportivo y ya elegí a cual, según Kate correr es la mejor opción para bajar todo, así que. Fruta debo comer y los azucares rechazaré.

Eso había estado escrito en una página que encontré esa mañana intentando buscar la superación del vómito, venia distintas cosas, que realmente me dieron un poco de miedo y el consejo de la fruta, fue el único que parecía cuerdo. Hay tipas que tienen un bote de vomito debajo de su cama ¿Qué?

– ¡Oigan! —Entraré al club de atletismo–. Solté tomando mi café, que sería lo único que ingeriría hasta terminar el instituto otro de los pocos consejos útiles que me dieron… claro que le coloqué mucho azúcar, pues no me gustan las cosas amargas, aunque ponerle azúcar era como el pecado en aquella página.

Ambos me miraron levantando una ceja, interrogativos y antes de agregar algo se miraron entre ellos.

–  ¿Y eso? –. Preguntó finalmente Lina carraspeando un poco la garganta; ella también había estado rara hoy.

–  Nada solo, estoy aburrido y Kate ya sabes…

– A vale. Eso es… bueno, que ya comiences a preocuparte por ellos me alegra…

–  Si ¿me acompañan a ir por mi solicitud a orientación?

–  Claro, pero… ¿Por qué atletismo?

–  Es lo más fácil de clubes deportivos así que ¿Por qué no?

–   Ham ¿Al menos sabes quién está en ese club?

–  No.

–  El mismísimo Harry Park amigo mío…–, Canturreo Lina tomando después de su juguito ¿Qué?

–  Mierda.

–  Clyde –. Ambos me miraron con sorpresa y desaprobación. Tal vez no debí decir eso.

–   Bueno, no importa… igual entrare, ya lo he soportado por mucho tiempo, puedo sopórtalo un poco más–. O eso es lo que esperaba. Necesitaba entrar a ese club, pues no soy muy bueno con la automotivación y sé que por mi cuenta no correría, necesitaba que alguien me obligara constantemente a correr. Mis amigos me miraron extrañados y con poco disimulo abrieron los ojos sorprendidos–,  ¿Qué? – Tuve que preguntar sino seguiría viendo esas caras que me ponían incomodo, eran como si estuvieran analizándome y eso en estos momentos y con las circunstancias pasadas era malo.

–   Es que has dicho mierda y nunca lo haces, solo te hemos visto tomar un café y ya no te importa cerebro–de–pez–Park. Es como si…hubieras cambiado, bueno no, no sería la expresión correcta, es algo menos extremo, ¿Subido de nivel? tampoco

–  ¿Evolucionado? ¿Cómo un pokemón? – Sugirió Thomas.

–  Si, si algo por el estilo…tal vez ah…

–  Hubieras madurado–. Se expresó Thomas robándole la palabra a Lina.

–  Bingo.

–  ¿Yo? – Pregunté un poco irritado por el tema a tratar… sino terminaría soltando la verdad en tres segundos. Por otra parte ¿No estaba actuando como normalmente lo hago? Yo creí que si…

–  Sí¿Paso algo? – . Preguntó Thomas preocupado.

Alce la vista, ambos tenían el ceño fruncido de forma preocupada. Apenas iba a hablar cuando Lina me cortó.

–  Cierto ¿Por qué de repente entraras a un club deportivo, con ese Park? – Apuntó a ese Park, quien no pareció notarlo pero aun así, sin querer me estremecí en pánico.

– No lo apuntes…–.  Le di un manotazo.

–  Pero, ya hablando seriamente ¿De verdad paso algo? – Thomas me miro con ojos brillosos, llenos de preocupación ¿Después de lo de su hermano aun le quedad más de eso? Supongo que no pasa nada si les cuento algunas cosillas cierto, solo para que dejen de preocuparse. No será mentirles, será como despistarlos de lo que no quiero que sepan.

–  ¿Ustedes? – Tomé mi café nervioso –, Ustedes ya saben ¿Lo… Lo han hecho? –. Pregunté avergonzado y temblando los dedos. Era más difícil hacer esas preguntas después de lo que pasé con Cameron, el recordarlo dolía, pero se sentía extrañamente agradable también.

–  ¿Hacer el que? – Preguntó Thomas intentando asegurarse si era ESO a lo que me refería.

–  Ya saben… el…–. Moví la cabeza en forma de señal. Ellos al captar el mensaje se rascaron la nuca y abrieron a medias la boca. Volví a dar un sorbo a mi café esperando su respuesta, se veían incomodos, tal vez así dejen de ponerme atención.

–  No, pero ¿Tú…tú y Cameron ya lo…? Oh Dios Clyde ¿Tan pronto? –. Habló Lina tapándose la boca con las manos mientras Thomas abrió los ojos en estado de shock. Sin querer casi me atraganto con mi café ¿Qué?

– ¡NO! –. Grité bruto, después de haber derramado mi café en mi chaqueta y haber escupido el que tenía en la boca– Solo tenía curiosidad, es que…ya saben ayer con lo del cine y Park en su casa, solo me preguntaba como ya sabes se sentiría hacerlo sin tanta…– Apunté mi grasa. Lina seguía tomando jugo mientras que Thomas miraba al espacio—tiempo embobado con no sé qué.

– No ha de ser la gran cosa… yo digo–.  Opinó Lina refunfuñando y arrugando la nariz.

– ¿Tú has imaginado como seria?

–  Si,  muchas veces–. Contempló su taco antes de darle una mordida.  Eso quiere decir que Lina tiene fantasías sexuales y ese tipo de cosas que las chicas tienen con los hombres que le gustan… iu.

– ¿Con quién? –. No pude evitar tener curiosidad.

–  Pues con la mayoría son solo personas imaginarias, literal… y bueno si, eso.

–  Pero, ya sebes tiene que haber alguien que ya sabes que… ¿Sea real no? –. Al fin Thomas se unió a la conversación. Miró a Lina expectante y Lina lo miró de reojo… poniéndose un poco roja.

–  Bueno jeje, admito que hay alguien especial, pero jamás pensaría en el de esa forma, principalmente porque es tan idiota que no lo puedo imaginar de otra forma, si seria a alguien, supongo que ah… no, nadie–. Rindió cuentas con la cara compungida–, ¿Y por qué hablamos de eso? Venga, vamos Thomas y tú ¿piensas en alguien de esa manera?

Thomas abrió los ojos pensativo y con los dedos en la barbilla se puso a calcular.

–  Aunque no lo crean, no.

Lina le saco la lengua y volvió a morder de su taco.

–  A ti no te preguntó porque es obvio en lo que has estado pensando en estos últimos días ¿por eso estás tan raro?

–  Sí–. Dije a mí verdad. Admito que no era lo que me traía raro, pero quizá si la palanca que trajo la causa. ¿Puedo decirles lo que paso en el baño?

­­“No”.

Tal vez no.

Las ultimas clases sorpresivamente habían sido mejores que los de la última vez, había decidido que comenzaría a poner atención y raramente los frutos de ello fueron buenos. Hoy al menos entendí en la clase de lengua.

El final de las clases llegó y la vida parecía resolverse sola, externamente que por dentro no paraba de pensar en la vergüenza que pasó cada que alguien se me quedaba viendo. Me siento acomplejado.

Durante el camino a orientación Thomas decidió ir al baño, y en ese lapso de tiempo, uno de la bola de brabucones me sorprendió y me envolvió en papel higiénico para tomarme una foto, vale ya se habían tardado. Suerte la mía que esta vez no metieron mi cabeza al escusado.

Al salir Thomas soltó maldiciones y me ayudo a quitarme el papel.

Lina ya esperaba afuera, suspirando con rencor a los brabucones.

–  Mira que son idiotas–. Acarició mi cabeza y sonrió cansada–. Ignóralos.

–  Lo haré.

Llegando a orientación la licenciada me dio la hoja, que tenía que llevarle al entrenador Miska, o en su defecto a su asistente. Y ¿Adivinen quién es su asistente? ¡Sí! Cerebro—de—pez—Park.

Me queje en todo el camino al gimnasio, pero como había dicho una vez mi hermana hace muchos años atrás, l vez cuando tenía quince o trece: la belleza cuesta. Y vaya que cobraba con monedas de plata y oro. Gruñí cuando llegue al gimnasio y me avisaron que Miska no se encontraría hasta dos semanas pues se fue a las nacionales con los de hokie.

Ahora tenía que encontrar a pez Park para mostrarle mi patético intentó por bajar de peso y pueda burlarse en mi cara. Mi vida es…una zorra. Sin embargo esto lo hago por una razón.

“¿Se burlará cuando seas delgado, más lindo que su noviecito?”

Se puede decir que alguien aparte de mi familia y amigos pensaban que yo era lindo, atractivo pero no saldrían conmigo por mis amigas las lonjas y por mi actitud. Que no era que me gustase quejarme de todo, es que la sociedad me ha dicho que yo no soy bello, ni merezco la pena. Así como no merezco el respeto como una persona cualquiera, que por el simple hecho de pesar más ya soy alguien sin valor.

Una vez, el mismo idiota con el que voy hablar me enfrento cuando le solté todo aquello.

”Si sabes cómo es que funciona la cosa ¿Para qué sigues engordando? No te valoras y por eso te descuidas, por eso te volviste gordo y espero que nadie nunca te quiera”.

Recuerdo que después de aquello me puse a llorar y aun me duele el solo recordar como mi corazoncito se apachurro y mi garganta quedo seca. Maldito Park.

Ese idiota había hecho trizas mi interior y podría decir que yo estoy arreglando algo que nunca debió estar roto.

Thomas y Lina, tenían que irse, según entendí, Thomas debía vigilar a su hermano quien se veía diferente hoy, era extraño pero así era. Mi suerte empeorar cada vez más cuando Lina fue recogida por su hermano. Ahora tenía que buscar yo solo a la persona de la que más huía.

Lo  hice. Lo encontré cuando todo el mundo salía de los clubes, que por si fuera poco tuve que esperar aquello como una hora más de la salida.

En las duchas, fue ahí donde lo encontré. Obviamente también espere a que él saliera de su respectivo baño.

Al salir él ya estaba platicando con sus colegas. Pasó de mi cuando intenté llamarlo y se alejó conversando con sus amigos, no supe si enfurecerme o tener dignidad e irme.

Al parecer soy tonto. Pues lo seguí y al poco tiempo lo alcance, tome de su chaqueta y él se giró. Claramente molesto.

–  ¿Qué?

–  yo…

–  ¿Tú? –. Parecía molesto. Muy molesto, sus amigos se cuchicheaban y obviamente hablaban de mí, sus susurros eran como gritos en el mercado.

–  ¿Puedo hablar contigo? – . No iba a decirle que quería entrar a su maldito club cuando ellos estaban ahí–, A solas.

–  No. Si vas a decir algo dilo aquí.

–   ¿Y si es una confesión? –. Intenté hacer el asunto urgente. Inmediatamente sus ojos se entrecerraron buscando una pista de mi plan maquiavélico.

–  ¿Qué quieres bola de manteca? – . Gracias Park, tu siempre tan lindo. Miré a los chicos detrás de él. Jaime Crowinter, Carl Shakmond, Mike Previousn y Edward Anayan. Los mejores. En. El. Puto. Club. De. Atletismo. No supe que hacer, tal vez no es tan malo, después de todo igual los vería si entro al club.

–  Tengo una solicitud para el club de atletismo–. Hablé quitándome la pena. Dios mío  lo hice. Su cara se desfiguro por un minuto, fue lo contrario de sus amigos, quienes sonrieron con ganas.

–  vaya, vaya… miren al gordito ¿Eso era todo lo que querías amigo, unirte al mejor club de todo el instituto y el mundo entero? Jaja, ya ves perra, te dijimos que le hicieras caso–. Carl era de piel negra y su sonrisa resaltaba en los diarios del instituto cuando sostenía los trofeos, era por mucho más alto que Park, yo era chaparro y era gracioso que Park también lo era, no debía medir unos quince centímetros más que yo, deba el talle un poco más arriba que Thomas, quien tan solo media diez más de altura que la mía. Pues Carl le dio un golpe en la cabeza al rubio quien lo miro con odio.

–  Vamos fírmale el papel perra – . Ahora era Mike quien hablaba, delgado y pelirrojo de dientes chuecos y ojos verdes, siempre listo para sudar.

–  ¡Fírmalo! –  .Edward siempre tuvo una voz fuerte, varonil y en algún momento sus enormes cejas se volvieron atractivas, hasta que se rumoro que el moreno salía con una universitaria tres años mayor que él.

–  ¡Fírmalo, fírmalo, fírmalo! –. Cantaban los cuatro chicos hasta que Park finalmente firmo la solicitud–, ¡Oh sí, nos vemos mañana en el club compañero! –. Se despidieron los cuatro revoloteándome el cabello. Ah, no eran tan malas personas.

Observe a Park quien miraba a mi dirección con recelo.

–  ¿Qué planeas Belfort? –. Esa fue la primera vez que no me llamo vaca asquerosa en una… –, contesta vaca asquerosa – . Olvídenlo.

–  ¿Yo? Nada, nos vemos… compañero–. Y me fui de su lado, sonriendo triunfante. 

Notas finales:

Gracias, por leer. PERDONEN LA TARDANZA, esta vez yo me la kreere wexd.

Los amo musho, chao, haber cuando actualizo los otros fics, ay :(

*3-

ya prometo responder los mensajes segun como lleguen, no se vale que los ignore shavos.

crys in espanish.


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