Estoy embriagado de ti Sahaquiel.
La sal de tu piel, el azúcar de tus labios, tus miradas ansiosas, tusa caricias frenéticas, tus suspiros ahogados.
Sahaquiel, dulce ángel del señor.
Eres mió otra vez. Eres mi sacrificio, mi ofensa a Dios, mi eterno alimento.
Tu sangre quiere alimentarme, tu cuerpo, pertenecerme y tu alma, emprender la huida pero esta anclada a mi oscuridad, a mi nombre tan suavemente susurrado por tus labios.
- Luzbel….Luzbel…
No te soltaré. He tenido que esperar tanto para tenerte aquí por fin. Aquí, con mi lengua enredándose con la tuya, tus dedos jugando por mi pelo, tu calor y el mío confundiéndose en uno solo.
- Te amo Siwon. Te amo Sahaquiel…
Quiero verte, memorizarte.
Empujo, y te sacudes. Con cuidado, me deslizo por tu interior, atento a tus gestos, a los temblores de tu voz. Aguardo, y cuando te oigo suspirar, empiezo.
Quemándose en el mismo aire y aguardando la explosión, el éxtasis…
Nuestras respiraciones juegan a estrangularse y me acerco a tu boca sólo para disfrutar mejor el orgasmo. Y yo estallo. Exploto, como un volcán en erupción, como una galaxia o como un cúmulo de estrellas.
- Te amo Luzbel. Te Amo Kyuhyun
----------------------------------
La noche se cierne sobre nuestros cuerpos. Mis brazos enredados en tu cintura, aferradote a mi cuerpo, a mi alma sombría.
Tu mirada me busca, me sonríe y me pierdo en ella, como me he perdido en la marea que la felicidad trae consigo.
Y sin embargo Dios no parece perdonar pecados.
La puerta se abre, el aire e envicia con la esencia de la inocencia, el puñal se cierne sobre su carne mortal, su cuerpo pierde la respiración, el aliento y los latidos de su corazón se duermen en su pecho.
Sus ojos se encuentran. Ángel de Dios. Enviado del cielo, con una daga celestial que corrompe su alma.
Y las últimas palabras que logra escuchar son los llantos ahogados de Siwon clamando por él.
“Que has hecho Sachiel!?!..........Luzbel, no me dejes Luzbel…”
----------------------
La noche lo recibió con un manto de frialdad que calo hondo en su cuerpo. El silencio abrumador envuelve su incorpórea alma e intenta llevarlo a los infinitos pozos de la muerte.
Todavía no es tiempo ruge su conciencia y el manto de muerte se aleja de su cuerpo en plena transformación. Cuando abre los ojos mira su piel y la descubre tan pálida como un haz de luna. Mantiene su cuerpo, eso es lo importante por ahora.
Ahí donde el tiempo no fluye, donde las almas vagabundean pagando sus pecados, se ve así mismo con la misma imagen que dejo antes de partir.
Esto no esta bien, conoce aquel lugar a la perfección y aunque es un ángel caído, permanecer en el Limbo solo consumirá su esencia hasta que ya nada quede de él.
Es necesario que escape. Sahaquiel llora su partida, lo puede sentir en sus entrañas, en esa alma efímera que guarda su translucido cuerpo.
------------------------
Sachiel. Precio de Dios. Lava la sangre del pecado de su espada enfundada en acero celestial. Mira al ángel corrupto y su alma pura late con fuerza desmedida al ver las lágrimas corriendo por sus oscuros ojos.
- Qué has hecho Sachiel?!
- Salvar tu alma Sahaquiel.
Siwon se abalanzo con furia sobre su cuerpo, tomo el ligero cuchillo de su mano y lo dirigió con asombrosa maestría hasta su corazón. Las lágrimas caían hasta cubrir los inalterables ojos de Sachiel.
- Sahaquiel, no serias capaz de hacerlo. Aun estas a tiempo para dar marcha atrás, podemos hablar con Padre y conseguir tu perdón.
- No entiendes Donghae, yo no busco la salvación. La tenía a mi lado hace un par de segundos y tú me la arrebataste. Sin Kyuhyun mi vida no es nada.
El acero se hundió en su carne terrenal, sobrepasando cada barrera espiritual que lo mantenía unido a este mundo. Sachiel intento mover su cuerpo pero la fuerza que manaba del cuerpo del Ángel corrupto era demoledora.
- SAHAQUIEL!
La voz profunda de Ramiel rompió el silencio que la muerte había instalado en manos de los ángeles.
El cuchillo sonó frágil contra el suelo y los sollozos se elevaron sobre la respiración entrecortada de Sachiel.
- Ramiel, explícale todo. Dile que aun tiene tiempo!
Una mirada de profundo pesar le cerro la boca y sello las palabras que pendían de su boca. La esencia de Luzbel se hizo más profunda y desgarradora en la piel de Ramiel.
No eran uno, si no dos los ángeles corrompidos.
- De que esta hablando Sachiel!?
- Lo siento Siwon. No conseguí frenarlo y desde que ustedes…están juntos no puedo ubicar fácilmente a Kyuhyun. Me fue imposible prevenirlos.
- RAMIEL! Tu también tienes su aroma impregnado en la piel!
Yesung se hecho a reír con notas de marcado dolor. Camino sombrío hasta el cuerpo inerte sobre la cama, y le beso con delicadeza. Sahaquiel se puso de pie y en un gesto vago le aparto de Luzbel.
- Sachiel, algún día comprenderás que rogamos a Dios para que nos perdone, y no nos damos cuenta de que es Él quién debería pedir perdón.
- Que quieres decir?
- Si no sales de aquí, ahora. No garantizare que sigas con vida. Iré por Kyuhyun y cuando lo traiga de vuelta…Espero que ya no estés aquí.
- No puedes…
- Claro que puedo Sachiel. Y recuerda esto, una mano que hiere nunca puede sanar la herida.
----------------------------
No podía morir. Era imposible, su vida trascendía mas allá del cuerpo mortal que yacería herido a un lado de Sahaquiel. Necesitaba tiempo para salir de ahí, recuperar su cuerpo y volver a sentir la calidez del ángel que amaba.
Pero la desolación que recorría le aire le estaba calando los huesos, y cada resquicio de cordura en su enmarañada mente. Si no salía pronto de su forzado encierro, su memoria comenzaría ser borrada.
Luzbel, Luzbel…
La luz se abrió paso entre la infinita oscuridad, le envolvió con delicadeza y las gotas de lluvia que caían suavemente sobre sus parpados le parecieron saladas. El aroma de la sangre inundo el espacio de tierra muerta y las plumas grisáceas se desparramaron a borbotones en sus pies.
- Ramiel…
El Vigilante Caído alza sus alas sobre su cabeza de forma majestuosa. Aquellas suaves plumas que deberían ser de un blanco puro y níveo lucen de un gris plata, deslumbrante.
Sus incorpóreos brazos se cierran bajo la figura que tantas veces a acariciado en las noches de soledad previa. Sus manos sienten ligeramente la calidez de Yesung, con una naturalidad que le abruma. Todo su ser parece atraído irremediablemente a Ramiel.
- He venido. Sabiendo que no debía hacerlo.
- Por que?
- Por ti.
En el aire chocaban las compañías del aroma a carne pútrida y flores secas. Y el aura inmaculada y el rostro sereno de Yesung le maravillaban. La luz de plata que sus alas regaban por el sinuoso sendero sin final, le cortaban el aliento. Le necesitaba y anhelaba tanto como a Sahaquiel, a un nivel distinto pero con la misma intensidad.
- Tus alas…
- No son puras. Debes de adivinar quien las ha bañado en plata Kyuhyun.
- Yo.
- Así es.
Sello sus emociones en un beso desesperado. Un hola, un gracias y hasta siempre. Si esas alas se tornaban oscuras la vida le seria arrebatada a Yesung. Esa seria tal vez la ultima vez que se vieran.
Como dos insectos atrapados en ámbar. Siempre cerca. Siempre lejos.
- Vamonos de aquí. Sahaquiel te necesita.
- Y tu Ramiel?
- Yo también te necesito Kyuhyun. Pero hay cosas que son difíciles de arreglar, y otras que simplemente fueron creadas para estar rotas.
Los delicados y cortos dedos de Yesung se enredaron en su bruno pelo desordenado, en un delicado y tierno intento por calmar sus malos sueños y presagios, siendo solo interrumpido al ver que una sombra e acercaba su espalda.
- Vete, antes de que te pida que te quedes Kyuhyun.
- Que? Tú vienes conmigo Ramiel!
- No. He de asesinar al tiempo para poder liberarte. Déjame aquí, volver a perderte no es una opción.
- Ramiel…
- Luzbel, hazlo por mí. Vete.
------------------------------------------
Sahaquiel veía la sangre manar del corazón de Ramiel, con la lentitud de un cuenta gotas. La daga asida entre sus manos se clavaba profundamente en su pecho y dejaba que el líquido carmesí se mezclara en la herida que Luzbel tenia sobre su propio corazón.
Dio un vistazo a su alrededor y le sorprendió encontrar a Sachiel todavía ahí. Tenía los ojos bañados en lágrimas que ahora le pertenecían, mientras negaba continuamente con la cabeza.
Dios no habría querido un desenlace como aquel.
Sus manos se cerraron en fuertes puños que amenazaban con romper ese hermoso rostro que sollozaba. Pero su alma todavía con retazos de compasión instruida se doblego al dolor que aquellas pupilas reflejaban.
El vértigo se enraizó en la boca de su estomago en el mismo momento que un suave apretón sobre sus muñecas le saco de su ensimismamiento. Con un grito ahogado y las lágrimas bañando su mejillas una vez mas, le vio.
Ahí, tumbado entre sangre y sabanas arrugadas Luzbel le sonrió con tristeza. Un beso lleno de promesas eternas y un amor desbordante le obsequio, a aquel que despertaba de entre los muertos.
- Luzbel…
Con la suavidad de una caricia fortuita le arrebato el aliento de entre sus labios interminablemente. Hasta que las plumas de color plata se alzaron del cuerpo inerte de Ramiel a su lado.
- Que?
- Yesung, Ramiel, mi Remiel…
Oculto entre los brazos de Sahaquiel le fue imposible ver como Ramiel desaparecía entre la suave brisa de la noche. Solo las plumas platinadas que quedaron sobre la cama quedaron como recuerdo.
No estaba muerto, él lo sabía. Pero pasarían eones antes de que escapara del lugar en el que había quedado atrapado, por salvarlo a él.
- Ya lo has conseguido Sachiel. Ahora vete.
- No, yo…
- Querías a un ángel corrupto - Luzbel alzo la voz aun aferrado al pecho de Sahaquiel, ocultando así las lagrimas que se escabullían de sus ojos. – Ramiel mancho sus plumas entre mis brazos. No existía pureza para él, la plata bañaba sus alas. Haz acabado con él, ahora ándate antes de que yo acabe contigo, hijo de Dios.
Los pasos apresurados de Sachiel resonaron por largo rato en la estancia. Sahaquiel se prendió del cuello de Kyuhyun casi con temor de perderlo otra vez. Se inclino hacia su cuerpo todavía desnudo, y trazo con cuidado la pequeña cicatriz sobre su corazón.
- Olvídate de Ramiel…Haz como si estuviese muerto…
- No puedo, sigo queriéndole llevar flores. Sigo queriendo darle las gracias. He de esperar por él.
Le acarició el cabello, que estaba un poco húmedo y paseó los dedos por las venas de su cuello, suaves pinceladas celestes sobre la seda de su piel. Las heridas que Luzbel había sufrido ya estaban curadas y Sahaquiel se propuso curar también las heridas de su corazón, borrar las cicatrices de su alma, esa alma que viajaría en el tiempo y nacería veces incontables para reencontrarse con él y ahora también con Ramiel.