Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vestidos de Novia por Ari_123_love

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es un three-shot que empecé a escribir después de un maratón de Say Yes to the Dress...Mi madre me dijo que no debo de ver cosas tan banales, pero bueno, creo que fue buena inspiración :B

Notas del capitulo:

Antes que nada, quiero que filosofeen con esta frase que escuché en el programa: "Me gusta, y sé cuánto me gusta; pero no me gusta que me guste."

Practicamente, toda la escencia del capítulo es esa frase que escuché.

POV Taemin.

Suspiré cansado, en general, el cuerpo me dolía. Juro jamás volver a dormir entre telas y maniquíes, es lo más incómodo del mundo. Ahora que lo pienso, no me he presentado correctamente, me llamo  Lee Taemin y trabajo en el Sweetstream. ¿Qué es el Sweetstream? Tan sólo la boutique de vestidos de novia más famosa de toda Corea, fundada por el reconocidísimo diseñador Kim Kibum y por mí. Él y yo somos mejores amigos, tanto que estudiamos lo mismo, por el simple hecho de que nuestra afinidad nos llevó a tener gustos exageradamente parecidos. Aquí no hay jefes, sólo somos él y yo, pero si tuviera que decir que hay uno, entonces es él.

 

El Sweetstream, nunca odiaría este lugar, pero últimamente le tengo tal aborrecimiento, con todos sus vestidos, telas, y sobretodo noonas chillando de felicidad por el día de su boda. No debo pensar así, diseño vestidos de novia, pero no puedo evitar sentirme frustrado y celoso de saber que ellas ya encontraron a la persona indicada. Suspiré cansado, empezando a levantar mi cuerpo de debajo de todo, descontracturándome.

 

-¡Taemin ah!- Escuché la voz de hyung llamarme desde la puerta, sólo alcancé a levantar la vista un poco y ver el nuevo rollo de seda que traía consigo.

 

-¡Aquí estoy!- Alcé una mano, llamando la atención, ya que me encontraba debajo de un trozo de tela tan brilloso, que ya no recuerdo por qué razón la necesitaba. –Ayudeme.

 

Key se acercó a mí y de un jalón me puso en pie. Era increíble, se veía tan delgado, pero su fuerza es desorbitante.

 

-Gracias...- Sonreí, mientras levantaba mis bocetos de la mesa.

 

-¿Otra vez durmiendo?- Me preguntó, no enfadado, más bien divertido. –Deja de perfeccionar tu técnica, los diseños que haces son perfectos.

 

-Quiero que le lleguen a los talones a los tuyos.- Suspiré cansado, de nuevo me sentía deprimido por todo.

 

-Oh, no. Código azul.- Exajeró, imitando a los escuadrones anti bombas. –Vamos, dibujas muy bien.- Me abrazó por los hombros, dándome un reconfortante apretón. –Dime la verdad, ¿qué tienes?

 

-¡Ya lo sabes!- Chillé. –Es esta estúpida maldición de los vestidos de novia que me cargó. Hago vestidos de novia, porque nunca me casaré, no encontraré a mi pareja ideal.

 

-¡Por dios, Taemin ah! Eso no es posible, yo salgo con Jonghyun desde hace seis meses y tú...- Vi como la cara de mi amigo se transformó y comprendió el asunto.

 

-Terminó conmigo...- Dije en un hilo de voz. –Kyuhyun se fue...- Pude sentir un nudo en mi garganta, mientras una lágrima traicionera se atrevía a bajar por mi mejilla.

 

-No sabes cuánto lo siento.- Me volvió a abrazar, tratando de tranquilizarme. Ahora recuerdo para qué era la tela horrorosamente brillosa, estaba confeccionando el traje más horripilante de la historia para hombres como él. –¿Sabes? Te invito a comer, ¿sabías que el caldo de pollo cura corazones rotos?

 

-¿Caldo de pollo para el corazón? ¿Eh?- Limpié mi rostro, tratando de sonreír, de cierto modo, sé que ahora estaré mejor, ya no sufriré con la incertidumbre de otro posible engaño, pero extrañaré la costumbre de tener a alguien cerca de ese modo.

 

-Vamos, ya es tarde, tú acabas de despertar, y debes comer.- Prácticamente me tomo de la mano para arrastrarme las dos cuadras abajo, en donde se encontraba el mejor restaurante de comida que había en todo el centro de Seúl.

 

-¡Pero si son mis clientes favoritos!- Ji Yong salió de detrás de la barra registradora y nos a abrazó a ambos. –Es raro verlos fuera de su boutique.

 

-Es una ocasión especial, te traigo un corazón roto.- Key me volvió a apretar por los hombros. La verdad, no tenía ni un poco de apetito, quería volver a trabajar y reorganizar mis carpetas de dibujo, por algo mis diseños no son tan solicitados...

 

-Oh, ya veo.- Hyung nos guió hasta la mesa “predilecta”, en realidad sólo es una mesa más alejada de las demás, que tiene más acceso al aire libre. Ji Yong corrió a la cocina y trajo un enorme plato de sopa caliente, ¡qué no entienden que no tengo hambre?

 

Suspiré cansado, jugando con mi cuchara. ¿Por qué siempre que termino con alguien este par hacían lo mismo? La verdad es que sí me pongo algo extraño cuando termino con alguien...

 

-Tal vez deba renunciar al amor...- ¿Lo pensé o lo dije? Por la mirada de mis amigos, tal vez lo dije demasiado alto.

 

-Oh, Tae, no digas esas cosas.- Ji Yong me regañó suavemente. –Vas a ver que encontrarás a la persona indicada.

 

-Hyung, tengo 25 años, si no consigo dentro de los siguientes cinco años a alguien que guste de pasar el resto de su vida conmigo, me podrán considerar oficialmente un solterón...- Suspiré cansado de la conversación, así que decidí tomar una cucharada de esa sopa, que la verdad, olía asquerosamente bien. –Está muy buena, hyung.

 

-Gracias, Tae.- Ji Yong se puso en pie y me sonrió. –Tranquilo, todo a su tiempo...Iré a atender otros clientes. – Se despidió.

 

-¡Ves! Él tiene razón.- Key hyung me sermoneó. –Déjate de dramas.- Me abrazó, para después acompañarme a comer.

 

Después de esa depresiva comida, ya no volví a tocar el tema. La verdad, si me mantuve al margen en el tema del amor, preferí enfocarme en mis diseños. Si bien, ya eran buenos, por lo menos, ahora me sentía totalmente orgulloso de ellos, incluso varias personas los había elegido para usarlos el día de su boda. Eso me emociona.

 

 

 

Luego llegó ese día... Era un día normal, habían ido varias personas a la boutique, Key salió a comprar montonal de telas más, yo terminaba de coser varias piezas de un vestido que se entregaba dentro de dos días. Nada era fuera de lo común, hasta que escuché la campanilla de la puerta timbrar. Observé de reojo, una pareja había entrado.

 

Key no me había dicho que había otra cita para el día de hoy, lo más seguro es que no había pensado que tardaría tanto. Me puse en pie y sacudí mi cuerpo de la escarcha que la última tela me había dejado por todos lados. Parecía estrellita de tan brillante que estaba.

 

-Mucho gusto, ¿vienen por un vestido?- Pregunté, mientras la novia me daba la mano.

 

-¿Dónde está Kibum?- Preguntó con una hermosa voz. –Gusto, me llamo Yoon Ah. Kibum diseñó mi vestido.- Me informó.

 

Su nombre me sonaba, lo más seguro era que yo estaba cosiéndolo. Me giré para tomar los bocetos, revisando los nombres. ¡Sí! Yo estaba cosiéndolo.

 

-Aquí está.- Lo señalé. –Me llamo, Tae Min, soy copropietario de este lugar, también diseño y por ahora estoy de subordinado.- Bromeé. –Yo estoy a cargo de tu vestido. Supongo que...¿vienes a tu primera prueba?- Dejé de lado los bocetos.

 

-Así es, será mi primera prueba, y quiero que mi prometido lo vea.- Se abrazó de su brazo. A lo que lo pienso, no había visto al novio, sólo me había concentrado en ver los bocetos. Alcé la vista, encontrándome con la imagen de lo que podría ser un perfecto dios griego. Se me secó la garganta, el chico era más que guapo, tenía unos labios carnosos, ojos grandes, su cabello negro le llegaba ligeramente a los hombros. ¡Maldición! Debe ser ilegal ser tan guapo.

 

-Gusto, Choi Minho.- Saludó. ¡Dios! Su voz...Podría perderme en ella...

 

Entonces tuve que despertar de mis sueños. Era el prometido de una cliente, ¿en qué estaba pensando? Suspiré, asintiendo, tenía que concentrarme, no estar calificando al novio de la novia.

 

-Agasshi, su vestido está en primera face, por lo tanto no tiene ni adornos, ni segundas faldas...- Empecé a explicarle, que tal vez lo que vería sería algo decepcionante.

 

-No importa, en realidad quiero que Minho ah vea el vestido.- Le sonrió, recibiendo una sonrisa de parte de él como respuesta.

 

-Está bien.- Volví a suspirar...Había recordado que el mundo entero conocía a su pareja perfecta, menos yo, el que tiene la maldición de los vestidos de novia. Tomé el vestido, que se encontraba en un maniquí, quitándolo suavemente, para no tirar por accidente algún alfiler. Se lo acerqué, observando su rostro de emoción. Era otra novia que se encontraba feliz por ver su vestido. Eso era algo que me hacía sentir mejor, ver la felicidad en alguien más...

 

-Taemin ah, ¿puedo probármelo?- Preguntó, juntando sus manos para expresar el deseo.

 

-Debe de hacerlo, sólo tenga cuidado con los alfileres.- Advertí. Ella sólo rio.

 

-Taemin ah, ayúdame a ponérmelo.- Imploró entre risas.

 

La seguí hasta la cabina, para poder ayudarle a vestir el bonito vestido que había querido. En realidad no era muy formal, ni sobrio, más bien era juvenil, tenía una falda corta, que llevaba encima una segunda falda, corte A/Princesa, claro que esa falda aún no la agregaba.

 

Salí de la cabina, para que ella terminara de vestirse, no quería incomodarla, en cambio, regresé al otro vestido que necesitaba más de mi atención. Ese sí que tenía que estar listo ya. Aunque, mi mirada se desviaba constantemente, al muchacho que había venido como acompañante. Era tan bello...Varias veces lo vi mirándome, y eso me hacía sentir algo incómodo, pero a la vez me gustaba. Empecé a sonreírle de vez en cuando, hasta que recordé que era el prometido de una cliente. ¡Tonto Taemin! No sé dónde estaba mi cabeza ese día.

 

La señorita Yoona salió de la cabina, y ciertamente el vestido le quedaba genial, aunque aún le faltaba mucho para quedar terminado. Salió, dando una vuelta para que su novio observara el vestido. Él sólo aplaudió y le sonrió. Yoona se paró frente al espejo para poder ver el vestido desde una mejor perspectiva. Ella era tan bonita, tenía una voz preciosa, un cuerpo bonito...Estaba hecha para casarse con alguien tan guapo como su novio Minho.

 

Suspiré desde lejos, observando cómo Yoona posaba una y otra vez, ganándose la risa del chico. Él sólo levantaba sus dos pulgares o reía, pero en realidad no decía nada. Aplaudió, llamando mi atención, Yoona estaba haciendo una reverencia final antes de bajarse del poyo. Me acerqué para ayudarle, ganándome una sonrisa de agradecimiento por parte de la chica. La acompañé de nuevo a la cabina y le ayudé a bajar la cremallera del vestido, antes de salir de ahí. Regresé al supuesto vestido que debía terminar, pero sentía la penetrante mirada del novio sobre mí. Alcé la vista, conectando miradas, la suya era tan profunda, tan seria...Me perdí, sólo alcanzando a sonreír, antes de que la señorita Yoona saliera de la cabina, con el vestido en manos.

 

-¡Está muy bien, Taemin ah!- Me lo dio, para que pudiera terminarle. –¿Cuándo será la siguiente cita?

 

Saqué la libreta en donde teníamos las fechas anotadas, usualmente las citas se hacían con uno o dos meses de diferencia. Le indiqué una fecha, la cual ella aceptó gustosa. Después los vi partir. Pude respirar tranquilo, ya no había ninguna mirada sobre mí, que me hacía derretirme.

 

Me mordí las uñas y los labios todo el resto de la tarde, hasta que Key llegó, prácticamente le zarandeé sin darle explicación alguna, hasta que sus ojos empezaron a girar en direcciones contrarias.

 

-Tae...Tae...Tae...Detente.-Vi como trato de poner su mundo quieto. -¿Qué?

 

-¿Por qué rayos no me dijiste que hoy había una cita en la tarde?- Le espeté enojado.

 

-¿En serio?...-Lo pensó mucho. –Supongo que se me olvidó, lo anoté en la libreta, de cualquier modo.

 

-Tienes suerte de que yo cosía su vestido.- Me crucé de brazos. –Pero ese no es el punto.- Suspiré. –Trajo a su novio...

 

-¿Y?- El simplemente no parecía prestar atención a mis movimientos corporales. –Muchas chicas traen a su novio, hoy en día.

 

-Sí, pero ninguno de ellos estaba para comerse.- Confesé. -¡Dios! Me lo comí con la mirada, y lo peor es que creo que él se dio cuenta, porque no me dejó de ver después.

 

-¿Y qué hiciste?- Me preguntó con los ojos abiertos por completo. –Anda, cuenta.

 

-Nada, le sonreí, y traté de terminar el vestido de noona Jessica.- Suspiré de nuevo. –En realidad, me debes una, es tu cliente, sólo porque yo cosí el vestido, pude atenderla, sino, no hubiera sabido nada...Y me hubiera visto sin la penosa necesidad de estudiar el cuerpo de su novio.

 

-En realidad te gustó.- Me dio un codazo en las costillas, sonriendo pícaramente. -¿Cuánto le das?

 

-Un 10...- Dije sin pensarlo. -¡Qué rayos! Kibum, no me hagas decir estas cosas, no debo de interesarme en los novios, de las clientas.- Traté de ponerme serio...No podía, de recordar esa mirada...Me mordí los labios de nuevo. ¿Qué significaba esa mirada?

 

-Ya bueno, dime en qué fecha los citaste de nuevo, y esta vez, yo los atiendo.- Me propuso, a lo cual yo accedí encantado. No debo quitarle el novio a un cliente, no debo quitarle el novio a un cliente, no debo quitarle el novio a un cliente...

 

 

 

El día de la segunda cita había llegado, Key hyung y yo en realidad estábamos teniendo un día muy difícil, faltos de material, y con mucho trabajo por hacer. Decidimos cerrar la boutique un par de horas, en lo que íbamos a comprar lo necesario. Para ese día, había varias citas hechas, por lo tanto, estábamos conscientes que teníamos que volver a la tienda. Para mi mala suerte, Key hyung quedó atrapado en la larga fila de una bodega de telas...

 

No me quedó de otra, más que volver por mi cuenta y atender a todos los que estaban ahí. De una por una, atendí a todas las clientes y familiares, amigos, conocidos, que traían, siempre era igual, todos querían opinar y poner de su parte en ello. Eso simplemente no es posible, o el vestido terminaría siendo un collage de mal gusto. Suspiré cansado, ya no parecía haber alguien más en la tienda, tuve la hermosa sensación de que si me sentaba, iba a poder descansar.

 

Pero la maldita campana de la puerta volvió a sonar. Alcé la mirada y ¡ahí estaban! Mi pareja favorita. ¡Maldición, Key! ¿Por qué nunca estás cuando deberías estarlo? Maldije entre dientes, mientras apretaba el tabique de mi nariz. Estaba exhausto.

 

-¿Oh? Taemin ah, ¿te encuentras bien? Te ves cansado.- Me preguntó Yoona. ¿Por qué tenía que ser tan amable? Sólo me hacía sentirme más culpable de haberme fijado en su novio...

 

Suspiré, asintiendo con la cabeza.
-Estoy bien, me preocupa que Key hyung no haya vuelto y he tenido que atender yo solo el lugar.- Fui sincero, sólo quería que la cita terminara, sin tener que verle la cara a Choi Min Ho...Maldición, ¿por qué recordaba su nombre?

 

-Ya veo...No ha sido un buen día.- Me sonrió amablemente.

 

-Está bien...Ya progresé en su vestido, ¿quiere verlo?- Pregunté, tratando de ignorar las obvias miradas que empezaban a taladrarme el cuerpo.

 

-¡Eek! Claro.- Brincó en su lugar de gusto.  -¿Ya lo terminaste?

 

-No he podido.- Me disculpe haciendo una reverencia. –Ya está el vestido, faltan los adornos, como las piedras y las flores que lleva en él.- Le comenté, mientras lo sacaba del forro donde se mantenía a salvo del polvo. –Podrá ver, que lo que falta es muy poco.- Se lo entregue delicadamente, puesto que cada vestido era una pieza de arte.

 

-Es hermoso...- Su rostro se iluminó, ella estaba feliz.

 

-Pruébeselo, tengo que corregir las medidas del largo de la falda y asegurarme que sea su taya indicada.- Se podría decir que estaba trabajando profesionalmente, pero mientras ella era otra novia que se sentía la más feliz del universo, yo estaba que me embargaba la tristeza. La envidiaba, por tener a su alma gemela, por poder casarse, y sobre todo, porque se iba a casar con él. ¡Diablos! No sé por qué me gustaba tanto, si sólo nos hemos visto una vez....Y sé que está comprometido.

 

Ahogué un grito de frustración en mi garganta, mientras acompañaba a la noona a vestirse. Como la otra vez, sólo requirió mi ayuda en algunas cosas, después salí de la cabina, dejando que se pusiera el vestido.

 

Cerré los ojos, tratando de espantar la sensación de triste. Las bodas siempre son algo por lo cual debemos sonreír. Fingí una bella sonrisa y me decidí a abrir los ojos. Grabe error. Al abrir los ojos, lo primero que vi fueron los ojos con la mirada más profunda que pudiese existir. Me sentí sin palabras, estaba tan cerca de mí, observándome, con esos ojos...Quise decir algo, pero estaba tan cerca de mí, que temía abrir la boca y rozar sus labios.

 

Mi temor se cumplió, se acercó a mí, posando sus labios sobre los míos. Fue un toque suave, que empezó a intensificarse, sus labios eran carnosos y...¿Qué era lo que yo estaba haciendo?

 

-¿Qué...- Me separé, tratando de decir algo, pero me volvió a acorralar contra la pared, besándome, ahora más allá que un simple toque, movía sus labios sobre los míos, me incitaba lentamente a que abriera mi boca y le diera paso, estuve a punto de hacerlo, sino fuere porque al otro lado del salón desde la cabina, noona gritó que ya había terminado de ponerse el vestido.

 

Nos separamos, él lucía tan sereno, que me cabreó, ¿cómo podía actuar así? A mí me faltaba el aire, me giré, tambaleándome hacia la mesa donde tenía mis instrumentos. Toqué mis labios, ¿qué había pasado? Me armé de valor, tenía que hacer mi trabajo. Tomé agujas y mi cinta métrica, para corregir los detalles.

 

Yoona estaba sobre el poyo, frente al espejo, sonriéndole a todo, mientras Minho le sonreía, la miraba, miraba el vestido y sonreía aún más. Me molesté, no sé qué clase de cabrón era ese, pero no se merecía a alguien como Yoona.

 

Al terminar de ajustar todo, noona se volvió a ir a la cabina, para poderse quitar el vestido. Yo me enfoqué en mi libreta de bosquejos, para evadir la obvia mirada que quemaba. No, no debía mirarle, él ya tenía una prometida, la que parecía ser la prometida perfecta.

 

Después, pusimos fecha para la tercer cita, esa era la más importante, así que sólo tenía un mes de diferencia. Hice una reverencia imparcial para despedirme cuando se disponía a irse. Tras lo acontecido, le dejé una nota a hyung que me había ido a casa, tenía que descansar y olvidar lo que había pasado.

 

 

 

Por más que intentaba, no podía quitarme ese incidente de la cabeza. ¿Por qué me sentía así? Suspiré, mientras colocaba un alfiler en el vestido que estaba haciendo. Tomé otra aguja, mientras mi mente volaba en lo que no debía. La iba a colocar cuando escuché un “Auch” que me hizo brincar del susto, luego reparé que el vestido estaba en un maniquí, y no un humano. Me giré molesto, recriminándole con la mirada a Sulli.

 

-¿Por qué hiciste eso?- Le espeté, esa niña me iba a matar de un susto.

 

-Ibas a manchar el vestido con tu sangre, al coser tu dedo en él.- Se cubrió la boca para poder reírse traviesamente. Le bufé, para que dejara de hacerlo, pero su risa incrementó.

 

Tras un suspiro, dejé mis cosas en la mesa y me acerqué a ella para poder abrazarla. Sulli es de esas personas que puedes abrazar porque sí, y no te dicen nada, te devuelven el abrazo y te dan dos más.

 

-¿Por qué? ¿Por qué? Sabes que Key está en la bodega, él siempre está ahí. Sin embargo, sigues insistiendo en venir a mi lugar de trabajo. ¿Por qué?

 

-Oppa es mi amigo, ¿o no?- Se libró de mi abrazo e hizo un puchero.

 

-Claro...- Pasé mi brazo sobre sus hombros y la acompañé a la bodega. –El día de hoy, no sé por qué hyung te llamó, pero me alegra de que estés aquí.- Le comenté, mientras ella sonreía de oreja a oreja, haciendo sus ojos una media luna.

 

-Taemin, podemos hablar...- Parecía estar algo avergonzada.

 

-Por supuesto, ¿de qué quieres hablar, bella señorita Seol Ri?- Reí por la seriedad de su mirada.

 

-Quiero un consejo...Sobre el amor...

 

-Uhg, el único tema del que no quiero hablar.- Una vez más comenté en voz alta.

 

-Está bien, no quiero incomodarlo.- Me sonrió. Sulli es tan tierna~. –Le preguntaré a Key oppa, en realidad quiero un consejo de alguien mayor.- En realidad estaba seria.

 

-¡Yah! Como me vez, te verás.- Le reclamé, haciéndola reír.

 

-¿Seré vieja?- Se preocupó antes de que ambos empezáramos a reír como idiotas.

 

Las visitas de Sulli ciertamente me distraían por un rato, pero siempre terminaba en el mismo callejón llamado Minho. Deseaba espantar esas ideas que me daban vueltas en la cabeza, ¿por qué me había besado? ¿Por qué me deje? Y sobre todo, ¿por qué me gustó? Ya no quería verlos, no quería entregarle el vestido de novia a noona, no quería saber en cuánto tiempo se iban a casar. Me jalé el cabello, acto de nerviosismo, quería desaparecer, ¿cómo me podía gustar alguien a quien sólo había visto dos veces?

 

Golpeé mi cabeza sobre la mesa, si seguía así me iría a la ruina.

 

 

 

No importaba lo que hiciera, los días corrían rápido, podía tener pilas y pilas de trabajo por hacer los hacía, pero siempre, al final del día, terminaba por arreglar el vestido que significaba una tortura para mí, como recordatorio de que pronto, vendrían por él para poder celebrar su ceremonia.

 

El tan poco esperado día de la tercer cita llegó. No llegaron por la mañana, lo cual me hacía estar mucho más nervioso. Ya en la tarde, Key tuvo que asistir a una novia que había tenido un percance con su pobre vestido, dejándome solo de nuevo. Juro que un día de estos terminaré ahorcándolo por nunca estar en la boutique cuando más lo necesito.

 

Para mi suerte, llegó una muchacha, preguntando por los diseñadores. Me distraje con ella, preguntándole como quería el vestido, en qué época era, las preferencias de colores, en fin, todo el trabajo que un vestido conlleva. De esa manera, no me di cuenta de cuando Yoona y Minho llegaron y se sentaron a esperar en la ante sala del lugar. Cuando me desocupe, tuve que enfrentarme a lo que se había convertido en una pesadilla continua. Hice una reverencia para saludarles, tratando de mantener mi cordura a raya. Fui a buscar el vestido ya terminado, mostrándoselo. De nuevo, su mirada se iluminó, parecía ser el vestido más bonito que hubiese visto nunca. Hice una mueca, había visto esa expresión por lo menos trescientas veces desde que empecé a trabajar junto con Key hyung en este emporio.

 

-Noona, deje me ir por el velo.- Le entregué el vestido, para poder devolverme por lo que faltaba. A gradecí inmensamente que hyung hubiese hecho el velo, yo no suelo meterme con ese trabajo difícil, y menos cuando es uno tan elaborado como los que hyung hace. Ya le había advertido varias veces que si no dejaba de dibujar cosas tan complejas, entonces no pensaba hacerlas.

 

-Taemin ah, esto se ve precioso.- Comentó, mientras empezaba a danzar, abrazada al vestido. –Kibum y tú hacen muy buena mancuerna con esto de los vestidos.

 

-Supongo que es porque somos mejores amigos.- Me encogí de hombros mientras volvía a donde estaba la feliz pareja. Como siempre, el señor Choi Min Ho, no había pronunciado ni una sola palabra sobre el vestido. –Este es el velo; le sugiero que se los pruebe de una vez.- Eso, tenía que deshacerme de esta pareja lo antes posible. Que tomaran el vestido y se fueran, se los regalaba, sólo tenían que irse lo antes posible.

 

Ayudé en lo que pude a la futura novia, después desaparecí en mi área de trabajo, en realidad no quería cruzarme para nada con el prometido. Pasaría algo malo si nuestras miradas se juntaban de nuevo, lo sabía. Me mordí los labios, tratando de coser una pieza, me temblaban las manos, no podía hacer gran cosa. Cuando menos me di cuenta, sus brazos me tomaron por los hombros, girándome, quedando frente a frente. Suspiré, no quería estar así de cerca con él, no quería mirarle a los ojos, no quería saber que me moría por que nos besáramos de nuevo. Me volví morder los labios, tratando de desviar la mirada. No pude. Me tomó por la barbilla, jalando mi labio inferior, para que lo soltase.

 

-No lo hagas...- Dijo con una voz ronca, repasando mi labio con sus dedos. Sentí un escalofrío recorrer mi columna, cada vez estaba más cerca de mí.

 

Cerré los ojos por impulso, sentí una calidez extraña cuando sus labios se posaron sobre los míos. No de nuevo...Por más que quise separarme no pude, fui débil, me dejé envolver en ese beso cálido, atrevido, prohibido. Sentí una mano en mi espalda, pegándome más a él, dejé que adentrara su lengua en mi boca, haciéndome sentir el cielo...Entonces me di cuenta que ese cielo no era mi cielo.

 

-Dé-detente...-Me separé de él, mirando hacia un lado, sentía la vergüenza subir a mis mejillas. –T-tú novia está en la cabina...

 

Su mirada era tan serena, no parecía estar arrepentido. Me sonrió, acariciando mi mejilla, mientras su estúpida sonrisa parecía burlarse de lo que acababa de decir. ¿Qué acaso no le importaba que su novia estuviera ahí? Estuve a punto de volverme a morder los labios, pero su boca me ganó. Gemí dentro de su boca, sus manos estaban acariciando mis caderas, empujándome sobre la mesa. No, esto estaba mal, muy, muy, muy, mal. Me aterré, se sentía tan bien. Me estaba gustando, y no debía ser así. Mis manos se aferraban a sus hombros, y yo en realidad ya no sabía si quería apartarlo o no. Volví a gemir cuando sentí que mordió mi labio, entonces se dignó a separase de mi boca.

 

-Se siente tan bien...- De nuevo esa voz ronca me torturó.

 

Quería besarme de nuevo, me di cuenta de eso, por lo tanto giré mi rostro, negándome, debía ser fuerte, debía ser fuerte, debí...¡Oh rayos, no! ¿Para qué ser fuerte? Si tengo a este dios enfrente mío, queriéndome besar. Ahora fui yo quien unió labios, la mejor sensación del mundo me recorrió de pies a cabeza, haciéndome increíblemente feliz. Nos estábamos fundiendo en ese beso, deleitándonos con los labios ajenos, saboreando la boca del otro. Podía imaginar lo que sería vivir una vida eterna con un beso así...Pero ya estaba yendo demasiado lejos.

 

Para mí...Nuestra, suerte. Nos separamos unos segundos antes de que noona saliera con su magnífico vestido puesto. Se estaba acomodando el velo, así que no vio los rápidos movimientos que hicimos para quedar lo más separados posible.

 

Minho volvió a su lado, haciendo que diera giros de princesa para ver cómo le quedaba el maldito vestido. Me crucé de brazos, odiaba que se vieran tan bien juntos. Minho me había besado, y ahora la veía a ella, le sonreía...Claro, iban a ser marido y mujer...

 

Di un largo suspiro, llamando la atención de Yoona, que con una mirada me preguntó que si no le iba a hacer arreglos al dichoso vestido que empezaba a sacarme de quicio. Simplemente le sonreí y negué con la cabeza. Si antes dije que quería que se fueran, ahora en verdad los iba a sacar de la tienda. Ya no soportaba la situación. No quería verlos juntos, no quería que se casaran, ¿pero quién era yo para tomarme ese derecho? Sólo había visto tres veces a Minho, y ya sentía que me dolía no volver a verle.

 

Cuando Yoona regresó a la cabina, para poder quitarse del vestido, yo salí corriendo a la bodega, no quería estar ni un segundo más a solas con él. No lo soportaría. Me tomé mi tiempo, de cualquier modo, me había ido ahí, con la excusa de que tenía que buscar algo que Key hyung había dicho sobre el vestido. Tomé lo primero que vi, que resultó ser un prendedor en forma de rosa, del tamaño de una pulgada. Prácticamente le arrebaté el vestido a noona, para poder ponerle el prendedor y guardarle en su forro. Guardé el velo en una caja y se los di a la chica, quien de inmediato se los pasó a su novio. Hizo media reverencia, agradeciéndome por él y después vi cómo se marcharon. Nunca antes odié un vestido, nunca antes me dolió ver a un par de novios así, nunca antes...Me enamoré del novio de una cliente.

 

Esa tarde, fui al restaurante de Ji Yong, para poder refugiarme  en un plato de sopa que cure el corazón...

 

 

 

 

 

 

Estuve a punto de pincharme el dedo por culpa de mis lágrimas, empañaban mis ojos y mis gafas.

 

-Oppa, ya no llore...- Sulli trató de consolarme.

 

-¿Cómo quieres que no llore? Tienes diecinueve años, eres apenas una niña, no deberías casarte, sino estudiar.- Coloqué otro retazo de tela sobre su cadera, para unirle con alfileres a uno que había puesto previamente.

 

-Sólo me voy a casar, no a la guerra.- Se rio tontamente.

 

Me puse en pie y me limpié las mejillas que ya las tenía rojas de tanto llorar, me quité las gafas y le sonreí.


-Sabes, Kibum no se fue a llorar porque le daba sentimiento que te fueras a casar...En realidad está maldiciendo y de seguro dice cosas como: ¡Maldición! Mi mejor modelo se irá un mes entero de luna de miel...- Siseé venenosamente, también en broma.

 

-Oppa no es tan malo.- Me corrigió, en realidad esta niña no era tonta, ni mal agradecida.

 

Suspiré cansado, no podía creer que Sulli se casara...¿Para esto quería ese consejo de amor? Que bueno que me negué a dárselo...

 

-Taemin ah, en el top, sube más el puente.- Hyung decidió regresar, con los ojos igual de hinchados que los míos por llorar.

 

-¿Ves?- Inquirí a la chica. –Este diseño es mío, y ya me está dando órdenes.- Ambos se rieron por mi comentario.

 

-Taemin ah, deja de quejarte.- Me sacudió por los hombros. –Mira, que Sulli sólo se casará una vez en la vida, ¿no es así?- La mirada que hyung le dio a la pequeña fue muy ¿inquisitiva? Ella asintió frenéticamente –Listo, ¿todo bien?- Hyung fingió demencia. –Creo que seguiré llorando afuera.- Y volvió a escapar de la escena tan familiar que vivíamos dentro de la boutique. Me reí, él se veía más afectado que yo de que la pequeña Sulli se casara.

 

-Taemin...- Sulli me miraba desde arriba, ya que yo estaba arreglando el dobladillo de la tela. -¿Por qué te ves tan triste?- Su pregunta fue más que inocente.

 

-¿Cómo que por qué?- Me volví a poner de pie. –Tienes 19 malditos años, y te vas a casar. Dime, ¿cómo rayos tus padres accedieron a la boda?- Ella sólo se encogió de hombros.

 

-No...Taemin, desde hace tiempo, estás triste.- Insistió, a lo cual yo sólo contesté con un suspiro. Ya había pasado un mes, ¿por qué aún me afectaba? Lo más seguro es que ya estuviera de regreso de su luna de miel, ya no había nada que hacer...

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Calculo, que aproximadamente por hay del viernes, estaré subiendo la siguiente parte de esta historia :D Espero que sea de su agrado ^^

Besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).