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Killer Men (Hombres Asesinos) por Charly D

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Notas del capitulo:

Capítulo elaborado por Luis Sequera.

La presión en el colegio por parte de quien amas puede ser fatal...

 

Esperamos que les guste el segundo episodio.

“La presión en el colegio por parte de quien amas puede ser fatal" 

 

 Preston, estudiante

 

La frase que dije anteriormente es cierta, yo mismo la experimente hace aproximadamente 3 semanas y ahora me encuentro caminando por un pasillo de escasa luz de una prisión de alta seguridad tomado de los brazos de dos policías el de mi izquierda tiene un aire  europeo, su físico me lo susurra, no visualizo bien  su nombre; el de mi derecha su placa que esta visiblemente al lado izquierdo de aquella camisa azul dice  Rodríguez  apostaría mi vida a que Rodríguez es latino. En fin quiero presentarme mi nombre es Preston mi edad no importa en estos momentos, mas tarde se las diré, era estudiante, el segundo mejor de la clase, pero me imagino que la intriga te esta matando en estos momentos y te preguntas ¿Qué hizo el segundo mejor alumno para caer en esas instalaciones?; Bien para saberlo volvamos al pasado…

 

Los rayos del sol entraron por la ventana más cercana a mi cama anunciándome que un nuevo día había llegado, abrí los ojos lenta y pesadamente para sentarme en mi cama para  tomar el celular que se hallaba en una pequeña mesa de al lado, al apretar un botón lo primero que miré fue una nota que decía comienzo de clases, entusiasmado me paré velozmente y me dirigí al baño que estaba enfrente de mi habitación, al salir del sanitario fui a mi habitación a colocarme  el uniforme correspondiente de mi institución, aun a mis 18 años estudiaba bachillerato, el uniforme consistía de pantalones azul marino, camisa color beige y zapatos negros. El instituto era un lugar el cual fomentaba la educación, sus reglas resultaban muy severas, así que nunca le pude agregar algo a la vestimenta, me refiero a que si queríamos llevar un reloj no se nos estaba permitido, para mi era algo ridículo, pero en fin creo que me estoy saliendo de la historia. Fui directamente a la sala de mi apartamento el cual compartía con mi hermano mayor…

 

—Ya estoy listo-le dije apoyándome en el sofá azul que teníamos, noté que bajó su periódico para después dedicarme una sonrisa y decirme…

— Espera un minuto déjame bañarme y ya salimos-

—Descuida-le dije para acercarme a el—Iré yo solo no quiero hacerte perder tiempo, recuerda que tienes una junta importante en tu trabajo

—Está bien-dijo para besarme la frente y volver a su periódico

 

Tomé mi mochila, mis llaves y salí de aquel apartamento rumbo a mi fuente de estudio,  el trayecto de mi casa a mi instituto era largo  pero a mí me gustaba caminarlo, despejaba mi mente y me resultaba más agradable cuando traía mis audífonos como los llevaba  en este momento: a todo volumen. Al llegar, la portera una mujer de estatura baja y cabello marrón oscuro teñido me sonrió y me dejó pasar, al entrar vi muchas caras conocidas y muchas caras nuevas, en especial me centré en la de aquel chico por el cual ahora estoy metido aquí, en este sitio. No se cómo describir a una persona pero diré que aquel chico era un ángel el cual conservaba su belleza pero sus alas se les habían arrebatado. Me senté esperando a que fueran las 7:10 para comenzar a subir a los salones de clases. Los segundos pasaron rápidamente, la profesora que impartía biología llamó a toda la clase para que subiéramos   a nuestro respectivo salón el cual quedaba algo apartado del resto.

 

Una vez dentro de aquella pequeña aula, me senté en el primer puesto que estaba cerca a la puerta de salida, el chico nuevo se sentó justo atrás de mí, no quiero sonar como una quinceañera enamorada pero me gustó sentir su cercanía junto a  mí, volteé a verlo para saludarlo…

—Hola, mucho gusto soy Preston- finalicé diciendo y le extendí mi mano

—Hola, me llamo Anthony--correspondió el saludo sonriéndome

 

Y así pasaron los días, él se fue con otros compañeros y yo me quede solo, no sé si era obsesión o amor lo que sentí por Anthony, pero admito que fuera lo que fuera me estaba quemando por dentro, siempre fui un chico el cual expresaba sus sentimientos por medio de poesía o escritura. Un día al salir de clases decidí ir a comprar un block de notas constaba de 100 hojas las cuales día a día fui llenando con sentimientos, amor y tristeza, te preguntaras por qué tristeza, muy sencillo: Anthony salía con una chica peli-negra, esta situación mató algunos sentimientos que sentía por él, pero lo que terminó por aniquilar los sentimientos que le profesaba a ese chico y otras personas fue lo pasaría en lo días venideros.

 

Por un error o negligencia deje el block de notas en mi pupitre,  mientras teníamos hora libre y yo la aproveche para ir al baño, algún entrometido lo abrió  empezando  a leerlo en voz alta, me entere por que al entrar todo me miraron con disgusto, odio y asco, Anthony en aquel momento se acercó a mí y me golpeo fuertemente en mi mejilla derecha…  

—No te me acerques marica-me dijo mientras todos reían y gritaban  para que se empezara una pelea.

 

Con la mirada puesta en el piso y las lágrimas tocando mis dos mejillas me levanté como pude y salí corriendo, esto afectó todo mi mundo, dejé de comer, asistía muy poco a clases y las veces que asistía a ellas era humillado golpeado y hasta ignorado por incluso profesores. Recuerdo un día que  estaba en gimnasia todos los chicos se hallaban jugando futbol mientras yo los veía, esto molesto a Anthony y a ese grupo de idiotas, la acciones que tomaron debido a mi mirada fueron innecesarias para todo ser humano, pero les contaré, cuando todos nos estábamos en las duchas, el chico mas grande de todos me empujó hacia una pared, debido al agua y el jabón me resbalé, mire el suelo el cual tenia gotas de sangre, mi visión empezó a ponerse borrosa pero logre ver a Anthony en el medio y a los otros chicos a mi lado, no se quién me encontró ese día pero amanecí en un hospital con mi hermano descansando su cabeza en mi estómago.

 

Todo el cuerpo me dolía me moví un poco y mi hermano con lágrimas en los ojos me miró…

—Creí que no volverías-dijo apartándose de mi

— ¿Qué me pasó? - dije en estado somnoliento

—  Lo peor que le puede pasar a una persona-

 

Y fue desde ese día que decidí vengarme de todos aquellos que me lastimaron, en especial de aquel “ángel”. Al principio luché contra mis pensamiento pero después lo superé, ¿Cómo luchar contra algo que ya no está a tu lado? es ilógico, sería como luchar contra el aire, en fin la planificación de mi venganza tomó alrededor de tres días, tenía una lista mental de mis víctimas.  

  • El grupo de desgraciados

  • La novia

     

Era corta la lista pero un camino fácil y rápido para llegar a mi objetivo principal, el solo hecho de recordar me da un morbo increíble y me saca más de una sonrisa, les contaré la muerte y la planificación de estas…

 

Para el grupo de desgraciados tenía pensada una muerte rápida y letal, ese día llegué temprano al colegio, me encerré en un salón que no tenía ningún uso aparente en esos momentos y abrí mi mochila, en ella estaba  un par de envases de gasolina, dirigí mi mano izquierda al bolsillo de mi pantalón para cerciorarme que  estuviera mi pequeña cajetilla de fósforos. Oí sonar un timbre, el cual indicaba que las clases comenzaban. Me dirigí al despacho de la directora, que se encontraba abierto debido a que la conserje estaba haciendo su trabajo, no oí ningún ruido así que aproveché el momento y como pude tomé unas llaves que estaban colgadas.  Me dirigí a mi salón e introduje la llave en la cerradura de la puerta, lo que ocasionó que sonara un pequeño “clic”. La buena fortuna me acompañaba, los malditos estaban ahí, todos estaban ahí. ¡Listo! ya el grupo de desgraciados junto  aquellos que me humillaron estaban encerrados como ratas, una vez la puerta cerrada me dediqué a vaciar aquel producto por una ventana, debido a que el líquido era sustancioso  escuché cómo el profesor le decía a los alumnos que tuvieran cuidado de no mojarse con lo que él, equívocamente, creía que era agua, ya los envases vacíos de aquel producto, encendí un fosforo y lo lancé, mientras yo caminaba escuché sus gritos junto a los del profesor, fue música para mis oídos.

 

La segunda víctima fue más fácil un tiro entre ambas cejas apagaría su vida de inmediato y así fue, la encontré en una disco bailando con sus amigas, entró un momento a los baños y detrás de ella estaba yo sin emitir palabras presione el gatillo del arma acabando con ella.

 

Decidí dejar vivir al ángel para que sufriera el dolor de un simple mortal. Y ahí lo tienes, ya sabes quien soy, sabes lo que hice y sabes otra cosa-ambos policías me introducen en una celda— no me arrepiento de nada- finalizo diciendo con una sonrisa en mis labios.

 

 

Notas finales:

¡Gracias a nombre de Luis Sequera!


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