Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Problemas... ¿dónde? por Ali-Pon

[Reviews - 49]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aloha chavxs!!

Ali está de regreso y con un cap (a mi parecer) bien leendo ;w;

My emotions guys!!

Este es un poco más corto que los que suelo escribir en este fic, pero quise dejarlos con un final bonitou *3*

Ya ven? Su autora les quiere xD

Ahora, lean lindos y bonitos (ando de buenas)

Nos leemos abajín >wO~

Capítulo XI

Dolor

Mis ojos no dejaban de derramar lágrimas y mi garganta cada vez se secaba más por los sollozos que escapaban de mi boca. Jamás creí sentir tanto dolor, jamás pensé que pudiera existir algo más doloroso que lo que yo ya había vivido. Mi cerebro trataba de comprender lo ocurrido hace unas horas, minutos o el tiempo que fuera, atrás. Por más que trataba de digerirlo, no podía… Era lo peor. Mis manos estaban hinchadas y con unos pocos rastros de sangre de Kasamatsu. Le había golpeado, insultado y fui detenido por Aomine. En aquel momento el enojo me inundaba y hacía que luchara por zafarme de los fornidos brazos del moreno para así poder abalanzarme sobre aquel que dijo haber sido mi amigo.

                En verdad quería comprender por qué me había dicho aquello ¿no había tenido suficiente con decirme que me había usado para ganar más amigos? ¿No le había sido suficiente el haber destrozado mi relación? ¡¿No le fue suficiente?! ¿Por qué se empeñaba en hacerme sangrar y hundir de aquella forma? ¿Por qué decirme algo que terminaría por destrozarme? ¿Por qué? Quise buscarle una razón, aunque fuera estúpida pero no la hallaba… No podía refugiarme en ninguna y eso me dolía más.

                “Ryou, esto que te voy a decir, quiero que lo tomes con calma. Sólo quiero decirte que las cosas simplemente sucedieron, no fue algo que yo haya planeado, en verdad. Esperaba no decírtelo tan pronto pero ya no tengo tiempo, me voy del país y no quiero irme sin que tú sepas algo que tal vez no… que tal vez nunca hubieras querido escuchar, pero creo que es lo correcto. Himuro y yo… somos novios desde hace un año”. Cuando me lo dijo, al principio no quise creerle, quise pensar que sólo era una maldita broma pero sus ojos mostrando pena y suplicando un perdón me hicieron ver que era tan real como que mi puño se había estrellado en su rostro.

                ¿Lo mejor? ¿Acaso pensó que decirme que mi primer amor, mi primer novio terminara siendo suyo y que yo lo tomaría a la ligera? No, eso nunca, porque tal parecía que Kasamatsu se había empeñado en separarme de él para así tenerlo… Tener lo que más me importaba. Culpé a Kasamatsu de todo, de incluso haberse cruzado en mi camino. Pero lo que más me molestó, no fue el hecho de que me haya dicho aquello, sino que se dejaba golpear sin más, aceptando que su destino era ser golpeado por mí. Lo aborrecí aún más, le dije que le odiaba, que jamás le perdonaría y que por mí se podía ir a América o a donde fuera pero que jamás regresara. ¿De esa manera me demostraba que había cambiado? Preferí mil veces enterarme después, ver con mis propios ojos su relación y que yo ya estuviera bien… Pero la vida es tan injusta que cada que podía me lanzaba al abismo.

                Aomine me llevó a rastras a su casa, donde me refugié en sus brazos… Por tercera vez. Estábamos tumbados en el sillón de tres plazas de su sala, él semi-recostado y yo encima de él siendo abrazado y acariciado con delicadeza. Me recordó tanto a Himuro, a cuando nos pasábamos la tarde de aquella manera sonriéndonos y viendo en el otro el complemento que nos hacía falta. Lloré con mayor fuerza sintiendo cómo los brazos de Aomine me estrechaban aún más. Sabía que quería reconfortarme, que quería calmar mi llanto pero ni siquiera yo podía. Era una sensación de haber muerto en vida, como si los restos de ti se hubiera desquebrajado y sin posibilidad de ser reparados. No supe cuánto tiempo permanecí encima de él, no supe cuándo dejé de llorar ni el momento en que sólo me dedicaba a acurrucarme sobre su cuerpo, buscando cariño y consuelo de forma desesperada. Aomine no me reprochó ni me dijo nada, sólo dejaba que yo hiciera lo que quisiera. Se sentía extraño, pero le agradecía estar presente… Agradecía que no me hubiera dejado solo.

                Elevé lentamente mi cabeza para toparme con la mirada fija de Aomine. Sabía que me veía fatal pero quería ver su rostro, cerciorarme de que en verdad estaba ahí. Recargué mi barbilla y cerré mis ojos cuando sus dedos retiraron algunos cabellos de mi rostro. Me sentía expuesto puesto que él me estaba viendo de forma intensa, de una manera tan minuciosa que por instantes quise volver a esconder mi rostro. Pronto sus manos sostenían mi rostro con delicadeza y su pulgar izquierdo acariciaba un poco mi cicatriz causando que me sintiera incómodo.

                – ¿Ya estás mejor? –Preguntó de forma suave.

                –Sí, gracias –dije con la mirada en los cojines y no en su rostro.

                – ¿Puedo preguntar qué sucedió? –pidió un tanto tenso (lo percibí bajo mi cuerpo).

                Le miré directamente a los ojos viendo su notable preocupación por mi respuesta, su interés en mí. No sabiendo si era correcto, si me convenía, si en verdad quería hacerlo, accedí. Esperaba por no equivocarme otra vez y sufrir, porque no lo soportaría…

                Los dos nos acomodamos en el sillón, quedando frente a frente. Aomine había ido por un poco de papel para que me sonara la nariz y limpiar un poco mis ojos. No sabía por dónde comenzar a contarle ya que si le decía la discusión que tuve con Kasamatsu, por ende debería de narrar el pasado. Me aterraba decirlo, me aterraba pensar que nuevamente estaba depositando mi confianza en alguien que probablemente me apuñalaría por la espalda en cualquier momento. Conocía (un poco) cómo era Aomine, su actitud arrogante, su pensar que rara vez daba a conocer, su forma de ser un poco impulsivo, su insistencia, su interés en mí. Después de haberme sonado la nariz y de tratar de buscar un buen inicio, le miré a los ojos sintiendo un nerviosismo que últimamente estaba sufriendo cuando estaba con él. Para evitar demostrarlo desvié la mirada hacia la ventana mostrando que el sol seguía ahí, radiante.

                Abrí mi boca para dar comienzo a mi historia pero ni una palabra salió, era como si mi cerebro hubiera bloqueado cualquier palabra que tocara mi pasado. Sabía que Aomine esperaba por que hablara y mi mudez causaba ansiedad en él.

                – Si te es difícil, lo dejamos para otra ocasión, Ryouta. No quiero presionarte.

                La forma en que lo dijo me tomó por sorpresa por lo que le miré con los ojos abiertos. Me sorprendí porque me estaba dando tiempo, estaba pensando en mí, estaba viendo por el lado que no me afectara… Eso me conmovió de cierta manera. Negué para después sonreírle y susurrar un “Gracias”. Me sentía feliz y me costó saber que él podía hacer que el dolor aminorara, que lo olvidara y pensara en el ahora, en el momento que estaba compartiendo a su lado.

                –Aomine, Kasamatsu antes era mi amigo –dije con melancolía –, fue mi mejor amigo de hecho –sonreí nostálgico. –Pero él me traicionó hace ya más de un año. Su traición (y otras cosas) hicieron que terminara así –posé mi diestra en mi pierna sintiendo un nudo en mí garganta. –Me había topado con él hace ya un mes (más o menos) pidiéndome perdón, pero no se lo di. –Bajé la cabeza sintiéndome un poco culpable. –Pensé que me dejaría en paz después de lo que le dije pero ya ves que no fue así –elevé mi rostro sonriendo irónico y con ya unas lágrimas en mis ojos. –Ahora él me dijo que…que tiene una relación con mi ex-novio y que tiene más o menos el mismo tiempo que yo estando así. Él me dijo que era lo mejor, que quería que yo supiera antes de que él se fuera del país –sollocé con amargura. – ¿Cómo puede ser eso lo mejor? ¿Por qué tuvo que decírmelo? ¿Por qué Aomine?

                Mi mirada se topó con la suya que me miraba impasible. Volví a sollozar al recordar sus palabras que me parecieron crueles. Los recuerdos de mi anterior noviazgo me golpeaban con fuerza causando que mi amargura fuera mayor, fuera igual a la que había logrado calmar tiempo atrás.

                – ¿Tú sigues amando a tu ex-novio? –cuestionó de golpe Aomine captando mi atención.

                –Yo…

                –Respóndeme Ryouta, ¿te sigue importando tu ex-novio a tal grado de llorar porque está con alguien más?

                –Yo…

                No sabía si responderle de forma afirmativa o negativa. En realidad, no me dolía que Himuro estuviera con alguien más, me dolía que fuera con Kasamatsu, el que se encargó de llenarle ideas falsas de mí. Causando nuestra ruptura. Una ruptura que seguía lamentando porque en verdad me había importado.

                –Ryouta –habló Aomine después de un suspiro cansino –, no sé cómo haya ocurrido su ruptura, pero sea con quién él haya decidido estar fue su decisión, no tuya. Si ahora está con Kasamatsu ¿no crees que fue impulsivo lo que le hiciste?

                Fruncí el entrecejo ante lo que me decía, ¿qué parte no comprendía de que Kasamatsu no era el indicado? ¿Acaso no fue suficiente con saber que me había traicionado?

                – ¿”Impulsivo”? Aomine, Kasamatsu fue el que le metió ideas a Himuro para que rompiera conmigo y quien me traicionó ¿y me dices que lo mío fue “impulsivo”? –espeté con molestia.

                –Da igual Ryouta. Hubiera sido Kasamatsu o no, ¿quién te aseguraba que ustedes hubieran continuado?

                Aquella pregunta me tomó desprevenido y sin ninguna línea para contratacar salvo…

                –Al menos, si Kasamatsu no hubiera hecho lo que hizo, no estaría yo así –murmuré con la mirada desviada.

                Sentí cómo Aomine se acercaba hacia a mí tomando mi barbilla con delicadeza para elevarla y que le viera a la cara.

                –Ryouta, no le eches la culpa a alguien por lo que te pasó. Sé que fue un accidente, pero no intentes que culpar a nadie porque no hay ningún culpable de esto. –Posó su mano en mi muslo causándome un calosfrío en mi espina.

                Mi corazón se aceleró por la cercanía que teníamos y la forma en la que sostenía mi mentón. La sangre se me subió a las mejillas y mi respiración se volvió errada. Mi cuerpo entero se congeló y mis labios no profirieron algo que refutara lo que Aomine me había dicho.

                ¿Ocurriría lo de la noche anterior? ¿En verdad pasaría? No sabía por qué me sentía tan ansioso por que en verdad ocurriera.

                Pronto la poca distancia que había se fue acortando hasta que nuestros labios se unieron. Fue un toque demasiado tierno y delicado, que me hizo volar y sentir una calidez en mi pecho. Cerré mis ojos por reflejo dejándome llevar por la sensación tan placentera que pensé ya no volvería a sentir. Aomine comenzó a mover sus labios sobre los míos, que le siguieron sin dudar; porque quería seguir, quería que él continuara. Su aliento cálido se entremezcló con el mío; su respiración se volvió más profunda al igual que la mía; su mano que tenía tomado mi mentón descendió hasta mi cintura, tomándola con firmeza; su mano posada en mi muslo lo apretujó un poco causando que jadeara en medio del beso. Eso bastó para que Aomine rodeara mi cintura y me atrajera hacia sí y profundizara el beso mientras yo rodeaba su cuello con mis brazos. ¿Era correcto? Quién sabe, sólo existía el hecho de que me sentía en el paraíso, como si aquel beso fuera un pequeño bálsamo o un regalo del destino para que supiera que había ocasiones en las que me sonreiría.

                Su lengua entrelazándose con la mía, sus manos afianzándose a mi cuerpo, su calor que parecía derretir el hielo que había en mí, todo él lo estaba recibiendo y me sentía bien. Bastante bien.

 

                No supe por qué había tomado la iniciativa de besarle, pero sus labios me tentaron y como cualquier humano, no pude resistirme a si quiera probar un poco de ellos. No me arrepiento de haberlo hecho pues sus labios eran exquisitos, sabían a gloria en la que perdí la noción de las cosas. Mi cerebro se derritió en el momento que escuché su jadeo. Jamás pensé en llegar a sentir esa ansiedad de querer más, de probar más, de probarlo y sentirme satisfecho. Pero a pesar de haber adentrado mi lengua en su cavidad y entrelazarla con la suya, no me sentía satisfecho, no estaba conforme. Ryouta parecía ser una especie de droga o algo, porque simplemente no quería parar, no me sentía satisfecho con ese beso, quería más. Y en aquel momento algo  hizo click en mi cabeza por lo que tuve que finalizar aquel beso tan sublime. Lo terminé de forma lenta, probando lo último antes de recibir el regaño o lo que fuera; no obstante nada salió de los labios de Ryouta. Sus ojos cristalinos, sus mejillas sonrojadas, sus labios ya rojos por la intensidad del beso, estaban tentándome de nueva cuenta.

                No quería soltarle, no quería alejarlo de mí ni que él se fuera; y como si él me hubiera escuchado, posó su cabeza en la curvatura apegándose más a mí. Terminé por abrazarle y estrecharle. Las palabras sobraban o simplemente ninguno de los dos tenía algo qué decir. Mi corazón latía desbocado y entonces, sólo entonces caí en cuenta de algo que sería crucial para mí…

                Me había enamorado de Kise Ryouta.

Notas finales:

Ya sé! eStuve super corto, pero a poco no amaron el finalito *3*

Después de once capítulos al fin su primer beso ;u; Demonios, ando chillona!!

Si les gustó el cap o no, háganmelo saber en un hermoso y sensual rev >wO 

Muchas gracias por leer

Cuídense chavxs

AliPon fuera~*~*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).