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Lo imposible por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Espero que les guste.

 

 

Lo imposible

IV

El músico

 

 

 

Un nuevo día, los habitantes del pueblo amanecían con normalidad, los mismos temas de conversación: tácticas militares; los mismos sitios de reunión: pequeñas instalaciones donde vendían comida; los mismos sitios de recreación: campos de entrenamiento. Al ser un pueblo lleno de soldados bajo órdenes directas del rey para sus batalla personales, sus pasatiempos eran intercambiar información de las recientes batallas, de movimientos especiales, en pocas palabras se la pasaban entrenando o en algunos casos formando una familia.

 

En el castillo, un albino se encontraba de pie frente al trono del rey. El rey se encontraba sentado en su trono observándolo atentamente. Junto al rey, se encontraba de pie un pelirrojo que sonreía al chico frente a ellos. En esa sala había un guardia custodiando al nuevo esclavo y dos más que estaban a los lados del trono pero a una distancia prudente, preparados para cualquier orden que el rey pudiera dar.

 

--Eres un esclavo. –dijo el rey.

 

--No lo soy. –decía Allen.

 

--Eras un sirviente, al quedarte aquí sigues en esa condición. –decía el rey.

 

--No era un sirviente. –dijo Allen con firmeza.

 

El rey lo miraba inquisitivamente, la manera en que le hablaba de alguna manera le sorprendía, él jamás decía más de dos oraciones para que quien lo escucha le diga la historia de su vida, le cuente de lo que actualmente hace y de sus planes para el futuro, en cambio ese que tenía en frente sólo contestaba a lo que le pedía. ¿A caso no le intimidaba su presencia? La primera vez que se conocieron dejó claro que no le temía, ¿Hablaba enserio? El pelirrojo que estaba junto a él no hacía otra cosa que sonreír como desquiciado, él no le hallaba gracia.

 

--Vamos Yu eres demasiado seco, habla bien con él. –habló al fin el pelirrojo –Soy Lavi el consejero real, dime Allen-chan ¿Sabes por qué estás aquí?

 

Mientras se presentaba Lavi avanzaba hacia Allen ignorando la mirada asesina del rey. Los soldados temblaban de nervios, no conciben la idea de hablar con tanta soltura como lo hace el consejero y sin mostrar temor como lo hace el chico nuevo.

 

--Sí lo sé, el cobarde me Tikky me dejó atrás por petición del rey. –dijo Allen algo serio.

 

--Esas no fueron tus palabras anteriores Allen-chan. –dijo Lavi frente a Allen con una sonrisa demostrando cuanto se estaba divirtiendo.

 

--Cierto, estoy aquí porque el estúpido del rey dijo que no podía salir y el cobarde de Tikky no hizo nada. Me dejó aun sabiendo que estoy esperando un hijo suyo y sabiendo lo aterrado que estoy por la noticia. –dijo sin titubear Allen.

 

Los guardias casi huyen despavoridos cuando el rey se levantó del trono, Lavi se colocó detrás de Allen, colocó sus manos en los delgados hombros y mirando directamente al rey se agachó hasta quedar a la altura del oído de Allen.

 

--¿Tienes miedo? –preguntó Lavi, su voz a pesar de ser suave se escuchó en todo el salón.

 

--Sí. –contestó Allen mirando un punto fijo frente a él.

 

--¿Tienes miedo del rey? –continuó hablando Lavi.

 

--No. –contestó firme.

 

--¿Tienes miedo de tu estado? –no paraba Lavi con el interrogatorio.

 

--¿Qué sentirías tú si de un día a otro te dicen que estás esperando un hijo? No es lo que sueles escuchar. Nadie te advirtió nada. Nadie sabe cómo tratarte. –decía Allen con angustia.

 

--Tikky sabe que no debe contradecir al rey, no tenía opción… ¿Sabes lo que Yu hace con los sirvientes que aspiran casarse con un soldado? –dijo Lavi sin apartar la mirada del rey quien seguía de pie.

 

--No lo sé. Tikky me dijo que no intentara matarlo –los presentes se sorprendieron, incluso el rey –que él volvería… nos casaríamos –se sonrojó al pronunciar esto –después del año él vendría por mí y por… nuestro hijo… dijo que siempre sería su shonen, sin importar nada.

 

--¿Sabes por qué Tikky te dijo eso? –volvió a preguntar Lavi.

 

Cansado de tantas preguntas, Allen se soltó del agarre de Lavi, lo tomó de la bufanda que llevaba y lo bajó hasta que estuvo a su altura. Lo miró fijamente. Los ojos verdes de Lavi contra los ojos grises de Allen. No había duda. No había arrepentimiento. Allen no le temía al título que Lavi portaba.

 

--Deja de cuestionarme. Si Tikky dijo  que volvería entonces lo hará, mientras viviré en este lugar envuelto en dudas de lo que me pasa, trabajaré duro para que todo termine pronto porque dudo que estaré sin hacer nada… Tikky me dijo que no intentara matar a nadie mas no que no lo hiciera.

 

Lavi estaba impresionado, la fuerza que ejercía Allen no era normal, incluso le faltaba la respiración. Ese chiquillo no hablaba sólo por hablar. Sabía lo que hacía y lo que es capaz de hacer.

 

--Serás mi esclavo, harás lo que yo diga. Si quiero serás parte de mi harem, si quiero serás quien prepare mis baños, si quiero prepararás mi comida, si quiero te haría mío en este mismo instante y no podrás negarte. –decía el rey al acercarse a ellos –Tú me perteneces ahora.

 

La pose altiva del rey, el tono de voz que nadie refutaba ni en sus más locas fantasías retumbaba por el salón, la mirada que nadie soportaba se dirigía específicamente a Allen.

 

--Yo no soy de nadie. –dijo Allen mientras soltaba a Lavi –No tengo más alternativa que servirte pero no te equivoques, no dejaré que me toques ni tú ni nadie. –dijo Allen más que convencido sosteniendo esa mirada obscura.

 

--Podría ordenar tu ejecución por esas simples palabras. –siseó el rey.

 

--Nada me ata a este mundo. –dijo Allen sin dejar de mirarlo.

 

--Podría matarte yo mismo es este preciso momento. –decía el rey mientras desenfundaba su espada.

 

--Inténtalo. –dijo Allen colocándose en una pose defensiva.

 

--Calma, calma –decía Lavi colocándose entre los dos –recuerda Allen tu estado, no creo que Yu valla a obligarte a estar con él cuando estás embarazado y Yu, se más cortés, acepta que solo tienes curiosidad y por eso ordenaste a Tikky dejarlo. –seguía hablando Lavi para terminar con una sonrisa.

 

--Si el moyashi no será parte del harem y no lo quieres poner a trabajar por su estado, entonces ¿Cómo crees que justificará su estancia en el castillo? –dijo Yu sin apartar la vista de Allen.

 

Las noches en el castillo de The Black Order son frías y silenciosas a excepción de la torre del norte. En un espacio cerca de la cima de la torre se hallaban tres personas, el consejero del rey y el rey en persona, ambos disfrutaban del fuego de un modesto hogar mientras escuchaba la sinfonía que un joven tocaba en lo ahora sería el ancestro del piano. Sus finos dedos recorrían las teclas del extraño instrumento de tal manera que con su ritmo, el músico le acompañaba con su voz.

 

Por todo el pueblo se escuchaba el eco de una melodiosa voz, el rumor del ángel que estaba en el catillo se hacía más creíble al escuchar la bella voz cantar en las noches, se escuchaba triste, parecía esperar algo, parecía esperar a alguien.

 

 

 

>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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