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Lo imposible por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Me di cuenta que no esclarecí las parejas... bueno, aquí las tienen:

 

Tikky  X Allen   -Algunas menciones

Yu X Allen        -En el resto de la historia

 

En caunto al final... tal vez no les agrade mucho. Ya veremos.  n.n

 

 

Lo imposible

II

El jinete

 

 

 

Un día común y corriente en The Black Order, se ve la lejanía la aproximación de un jinete encapuchado cabalgando a todo lo que su caballo le permite, sujeta las correas con fuerza, alienta al caballo a apresurar el paso, el viento mece su capa, sigue con la vista fija en las grandes puertas de la ciudad rogando en su interior que su carga no desaparezca.

 

Frente a la gran entrada detiene con maestría a su caballo, se quita la capucha para ser reconocido por quienes custodian el paso, los guardias al reconocer al presuroso jinete abren las puertas en el acto, reverencian al recién llegado y le flanquean el paso.

 

Sin responder al saludo el jinete vuelve a apresurar a su caballo, recorre las calles a toda prisa casi arrollando a los sirvientes que encontraba a su paso, se dirige a la parte más alta de la ciudad, se dirige al castillo.

 

--¡Identifíquese! –gritaban los guardias de la entrada principal de la muralla que rodea el castillo.

 

--¡General de las tropas del norte, Tikky Mikk! –respondía el jinete.

 

--¡Asunto! –repetían los guardias mientras se posicionaban para abrir.

 

--¡El rey me ha mandado llamar! –respondía nuevamente el jinete mientras controlaba a su caballo.

 

Las puertas se abrieron dejando el paso libre al jinete, avanza hasta la entrada del castillo y baja con cuidado de no dañar de alguna manera a su preciada carga. Un par de soldados salen a su encuentro, uno para hacerse cargo del caballo y otro para escoltar al visitante, éste soldado observa cómo el que dice ser general sostiene algo bajo su grueso manto, se acerca para interrogarle cuando el recién llegado le pide un médico.

 

Al no entender el motivo, el jinete se deshace de su manto revelando así su preciada carga. Parecía ser un niño, en muy mal estado por cierto, por lo que el soldado lo dirigió a una torre del castillo donde el jinete lo dejó al cuidado del encargado. Ahora debía presentarse ante su rey.

 

Escoltado por el mismo soldado que fue a su encuentro, llegó a un salón bastante obscuro, un par de ventanas bendecía a la sala con ligeros despliegues de luz que el día ofrecía. Siguió su camino hasta quedar de frente a un trono, quedó de pie donde la luz mostraba al fin cómo era. Él era un hombre alto en comparación al soldado que estuvo acompañando, tenía el pelo negro, corto y peinado hacia atrás, tenía un rostro amable, su piel ligeramente bronceada, ojos dorados y con un lunar bajo su ojo izquierdo.

 

Infirmó a su rey de los movimientos de las tropas en el norte, los logros, las bajas, los planes futuros y las estrategias que se desarrollarían para lograrlo. Siguió hablando, sabía que su rey no intervendría y no le dirigiría la palabra a menos que fuera estrictamente necesario. Se sentía observado pero no se atrevía a mirar al rey a los ojos.

 

Después de informar debía esperar un momento, por si el rey quisiera preguntar algo, por si el rey quisiera hacer una observación, por si el rey quisiera refutar algo… sólo debía esperar un poco, si el silencio seguía se retiraría y volvería al norte.

 

--Tardaste en llegar. –la voz del rey provocó un escalofrío en la espalda del jinete y del soldado que le escoltaba.

 

--Mis disculpas majestad, mi acompañante necesitaba ser revisado por un médico a la brevedad por lo que le llevé a la torre de vigilancia. –dijo lo más calmado que pudo el jinete.

 

--¿Acompañante? –una sola palabra del rey indicaba que necesitaba todos los detalles.

 

--Así es majestad, es un chico que encontré en un campo de batalla cerca de la frontera noreste, es hábil en el combate cuerpo a cuerpo, tiene agilidad mental cuando la ocasión lo requiere, desea unirse al ejército por lo que me ha pedido ser mi aprendiz cosa que no he hecho oficialmente por lo que ahora es conocido como mi ‘botín de guerra’, se dedica a servirme personalmente y me he enterado que está embarazado de mí, por supuesto. –dijo el jinete.

 

--¿Embarazado?

 

--Me acabo de enterar, majestad, al parecer él es un doncel –sonrió sin pensar –no lo sabía y todo indica que él tampoco. Quien lo descubrió dijo que las peculiaridades de Allen eran semejantes a una tribu del norte que era conocida por ese don, el que un hombre sea capaz de dar vida. Está asustado y no sabe qué hacer. –él también estaba sorprendido, había dejado de lado su sorpresa por su deber de llegar ante su rey y ahora… ahora… se había metido en un serio problema.

 

El jinete se encontraba en las puertas del catillo, con el alma en un hilo miraba el cielo pintado de naranja, suspiró y se dirigió a la torre donde había dejado a ‘su carga’, debía decirle lo que recién había ocurrido. Se maldecía por el rumbo que tomó su vida luego de un simple informe.

 

Las calles del pueblo eran alumbradas por antorchas, un jinete galopaba a las puertas de The Black Order, su paseo había concluido. Cruza las grandes puertas, anima a su caballo a apresurar el paso pero, en la primer colina se detiene, se da la vuelta y le habla al aire.

 

--Lo siento, shonen. Volveré por ti.

 

Inició su camino nuevamente, esta vez con el peso de las palabras de su rey, más que eso la culpa de no haberse expresado correctamente… Si su acompañante era un sirviente no había forma que abandonara ese pueblo a menos que sea a las líneas frontales en las batallas o casado con un soldado en las puertas del pueblo con el reconocimiento como pareja oficial del mismo rey… casarse con el shonen no sonaba mal, sin embargo, debía pasar un año, su shonen debía pasar un año al lado del rey.

 

El jinete avanzaba en la obscuridad del largo camino hacia el norte. La culpa de abandonar a alguien preciado era en verdad pesada, con cada paso que su caballo marcaba en la tierra reiteraba su promesa de volver. Siguió avanzando con el recuerdo de su shonen… la distancia que se hacía más grande congelaba su corazón.

 

 

 

>>Continuará...

Notas finales:

Espero que les guste.

 

Gracias por leer.


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