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Lo imposible por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Lo normal es subir el capítulo a primera hora (00:05 am) pero esta vez... se me hizo un poco tarde.  n.n

Realmente espero que les guste.

 

 

Lo imposible

III

El ángel

 

 

 

Las noches en el castillo de The Black Order eran por la obscuridad absoluta, frías; por el silencio, ensordecedoras; por su simpleza, largas y por la imponente presencia del rey, aplastantes.  Los pasillos del gran castillo siempre desiertos se veían asaltados en esta ocasión por una presencia diferente, no desprendía ansiedad ni miedo o en el caso del rey, una indiferencia que hiela la sangre de sus subordinados.

 

Esta presencia era fresca, ligera, reconfortante y melancólica. Iba por ahí, cubierta de pies a cabeza por una manta blanca, recorría esos pasillos en busca de algo que… le hiciera sonreír. Sus pies descalzos contribuían al silencio, el nulo conocimiento del lugar por el que caminaba convertía en siglos el tiempo invertido y el saberse abandonado por ser el portador de una nueva vida pesaba en su alma. Seguía su camino incierto doblando esquinas filosas, atravesando puertas de madera vieja, subiendo y bajando escalones sin un rumbo fijo.  

 

El castillo imponía su fortaleza, su estructura se perfilaba en la obscura noche a pesar de la falta de antorchas en su interior, algo había cambiado allá en la torre del norte, en la tronera más amplia se dibujaba una figura blanca. Se hallaba de pie, admirando lo que el paisaje le pudiera ofrecer: el techo de las casas que conformaban el pueblo, el reflejo de algunas antorchas alrededor del castillo, las colinas que ocultaban el camino hacia las tierras del norte y un cielo hermosamente estrellado.

 

--¿Piensas saltar? –la voz desconocida sobresaltó a la presencia en la ventana.

 

--No. –contestó la presencia con el corazón bombeándole a gran velocidad.

 

Luego de ese pequeño intercambio de palabras no se volvió a escuchar nada. La expectativa de lo que vendría hizo sentarse a quien estaba de pie en la ventana, flexionó sus rodillas y recargó su barbilla en ellas. Pasó un buen rato para que la voz que venía del interior de la torre se escuchara de nuevo.

 

--¿Qué haces ahí arriba entonces?

 

--Pienso. –contestó el que estaba sentado en la ventana.

 

--¿Qué piensas? –volvió a cuestionar el extraño.

 

--Cosas. –contestó el de la ventana soltando un suspiro a la noche.

 

--¿Qué clase de cosas? –preguntó el que estaba en las sombras.

 

--Muchas cosas que no te interesan. –dijo el de la ventana poniéndose de pie nuevamente.

 

--¿Saltarás? –dijo el de las sombras una vez más.

 

--… No, no le daré el gusto al estúpido rey ni al cobarde Tikky. Viviré solamente para el ser que llevo dentro de mí. –dijo convencido el que estaba parado en la ventana.

 

Una ligera brisa entró rodeando al que obstruía la ventana agitando así la manta que cubría al que seguía en ella. La ondulación de la prenda le permitió ver al que estaba refugiado en las sombras que quien desafiaba al rey estaba descalzo, sus pies eran pequeños y que su blanca piel se estaban tornando violetas debido al frío al que estaban expuestos.

 

--¿Qué pensarías si el rey se enterarse del adjetivo que le has dado?  –preguntó con malicia el de las sombras.

 

--Que eres un soplón. –respondió con simpleza.

 

El silencio se hizo presente. La figura del que estaba en la ventana se fue iluminando poco a poco, el blanco de la manta que lo envolvía resplandecía. El que estaba es las sombras observaba la paulatina iluminación del que parecía brillar, se acercó despacio hasta que una de sus manos pudiera tocar la manta y sin previo aviso la jaló despojándola de su propietario.

 

Ahí en la ventana, se encontraba de pie una delgada figura que hacía frente a la noche, de estatura pequeña, de cabellos plata y piel de porcelana… al sentir que le quitaban su única fuente de calor, se volvió en busca del responsable dejando ver una cara aniñada con enormes ojos de luna, labios finos que dibujaban un gesto de tristeza, y una ligera cicatriz en su mejilla izquierda que atravesaba el párpado hasta la frente...

 

--¿Eres… un ángel? –preguntaba el de las sombras sosteniendo la manta que buscaba el de la ventana.

 

--¿Los ángeles sienten frío? –contestó con un pregunta el de la ventana mientras bajaba de un salto, se paró frente al ladrón de mantas intentando ver su rostro.

 

--No lo sé, ¿Tienes frío? –contestó el extraño mirando fijamente al que estaba frente a él.

 

--Mucho. –decía al tiempo que le arrebata la manta y se la envolvía nuevamente en busca de calor.

 

--Entonces sí, los ángeles también sienten frío. –decía el extraño.

 

--No soy un ángel, sólo soy Allen. –decía mientras se abrazaba a sí mismo.

 

--Pero brillas… –seguía el extraño.

 

--Es el reflejo de la luna ¿ves? –dijo Allen retrocediendo hasta las sombras.

 

En efecto, por la ventana se colaba la luz que brindaba la luna llena. La figura de Allen seguía notándose aún entre la obscuridad.

 

--Pero eres hermoso… pareces fuera de este mundo. –dijo el extraño.

 

--Soy un hombre, no hermoso… soy del norte, por eso parezco diferente. –contestó Allen.

 

--Querías entrar al ejército… eres extraño. –dijo el extraño.

 

--Solo quería estar cerca de Tikky. –dijo Allen con un tono diferente en su voz.

 

--Estás esperando un hijo… eres único. –decía el extraño mientras avanzaba hacia Allen.

 

--Yo… no sabía que tenía ese don… estoy asustado. –dijo Allen con la voz quebradiza.

 

--Te quedarás en las manos del rey durante un año… serás su esclavo. –decía el extraño mientras caminaba bajo la luz de luna que entraba por la ventana.

 

--No soy el esclavo de nadie… no le temo a él. –decía Allen mientras se secaba unas cuantas lágrimas.

 

--No hay más opción… serás su esclavo. –dijo el extraño de ojos negros, pelo largo de igual color con reflejos azulados, un flequillo y un par de largos mechones que enmarcan su rostro… el rey en persona.

 

--Tranquilo Yu, lo asustarás como a todos los demás. –dijo otra persona, un pelirrojo de ojos verdes.

 

Allen comprendió que todo este tiempo estuvo hablando con dos personas, con el mismísimo rey y con otro quien hacía las preguntas. Su tono de voz es diferente del que el rey usaba. El pelirrojo hablaba mientras que el rey escuchaba. Repentinamente un mareo le nubló la vista sumiéndolo a una obscuridad distinta de la que había estado observando.

 

El rey y su acompañante observaron cómo el ángel se desvanecía, antes de que cayera y empezara a rodar por las escaleras el pelirrojo lo sostuvo, lo tomó en sus brazos y junto con el rey iniciaron su caminata hacia sus habitaciones. Quién diría que esa noche se encontrarían con un chiquillo tan lindo como extraño que además estaba embarazado y que no mostraba temor hacia el rey. 

 

 

 

>>Continuará...

Notas finales:

Creo que ya saben quién hacía las preguntas.  n.n

Gracias por leer.


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