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Strings & Piano por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola a todas se que habia prometido cerezo dormido antes de este cap pero este fic no deja que una se concentre en otro no se porque...

En fin, espero que les guste y quizas tal vez nos veamos hasta diciembre con suerte lograre traer otro capitulo para este tierno romance...

 

Capítulo 12  Y entonces simplemente me besó…

 

Aquella pieza a pesar de haber estado sincronizada al principio en algún momento le pareció cambiar y parecer más bien algo similar a dos mundos chocando…

Ese fue el pensamiento de Kakashi, al escuchar el piano de Iruka aquella noche. Mientras él había dictado un tiempo lento y seductor al oído, Iruka con una velocidad aplastante había arruinado eso en menos de un instante.

Había tocado raudo, vertiginoso, no tenía orden ni rumbo, era un total caos. Con sus manos y experiencia había logrado adecuarse a su forma imprudente de tocar. Mientras intentaba no dejarse arrastrar. Incluso pudo imaginar la cara de los jueces si presentaba una pieza como esa en el concurso… Y el pensamiento de que no serviría no le abandonó… Aunque fue solo un presentimiento infundado por la sorpresa de aquella atropellada pieza.

En algún momento de su interpretación, incluso si las notas eran un desastre, aquel sonido del piano de Iruka junto a su violín le habían parecido tan perfecto y armoniosos, que pensar en eso mientras se dedicaba a seguir hasta terminar su interpretación le habían colocado una sonrisa de satisfacción en el rostro el resto de la misma. Con cada movimiento de su arco demostró que él era el único capaz de acoplarse al descontrolado sonido del piano de Iruka.  

Sin darse cuenta, había caído ante la vivacidad de aquel pianista que le acompañaba y del cual estaba seguro ahora al recordar su sonrisa resplandeciente aquella noche, había caído perdidamente enamorado… Las notas de sus instrumentos juntos no podían dejar de cantarlo. Por eso sonaban tan disparejos al principio, pensó con sosiego, aquella interpretación era igual a la primera vez que se encontraron el uno al otro, para él fue como descubrir que el mundo gris en el que estaba viviendo hasta ese momento, repentinamente y sin vacilación estaba comenzando a teñirse de color, color que estaba seguro la fuente era Iruka…

Su corazón había comenzado a latir desbocado desde el momento en que su música se unió en esa hermosa y turbulenta melodía. Y le había dado la respuesta que había estado buscando desde que le escucho tocar por primera vez, una respuesta que lejos de inquietarle le hacía feliz… 

Estaba loca y completamente enamorado de aquel pianista novato que con presteza se había apoderado de su corazón y sus pensamientos…

*

¿Qué es lo que haría ahora? Se preguntó con añoranza, al despertar al día siguiente junto a él moreno y observar por largos minutos su rostro dormido sin soltar su mano pequeña entre la suya. Deleitado por lo delicada que parecía entre su mano y lo cálida que resultaba contra la frialdad de la misma…

Era maravilloso darse cuenta de sus sentimientos tan claramente y saber que a partir de ese instante su destino lo gobernaría cada gesto, cada sonrisa y cada mirada de aquellos ojos chocolate.

Pero…

No importaba cuanto le hubiese conmovido aquella interpretación, sí la pieza no era lo que se supone debía ser, los jueces no tendrían piedad. Imaginó que Iruka se sentiría responsable si llegaban a descalificarle de la competencia por tocar así durante el concurso y ese pensamiento lo agobio mucho. No deseaba ver el semblante de Iruka triste por ningún motivo. Así que la decisión estaba clara para él. ¡Debía abandonar el concurso!

Sonrió satisfecho con su conclusión y suavemente soltó la delicada mano de su delfín, no sin antes depositar un beso en sus nudillos, para salir en busca de su tío y contarle lo que iba a hacer. No podía, enfrentar a Iruka si no hacia las cosas bien desde el principio.

Desgraciadamente no conto con las presencias de dos albinos frente a la puerta de la habitación de Iruka cuestionándolo con la mirada. Rendido ante la astucia de sus primos tuvo la necesidad de explicarles a ellos primero, lo que había sucedido dirigiéndose a su habitación en su compañía.

Tenía que admitir que un alivio instantáneo se apoderó de su cuerpo cuando los gemelos le habían dado su sello de aprobación y le habían mostrado apoyo. Pero la decepción empañó un poco su día cuando al bajar a desayunar descubrió que Iruka ya había partido a casa. En ese momento creyó que quizás eso era lo mejor y decidió esperar paciente a que el lunes llegara.

Durante el desayuno les contó a sus tíos lo que había decidido y tras soportar los comentarios en doble sentido que le lanzaron para abochornarle, había respirado más tranquilo cuando sus tíos no mostraron ningún reproche por su egoísta decisión.

-Me da mucho gusto que lo hayas pensado por ti mismo querido. - Decía su tía en tono maternal. – Estoy orgullosa de que seas honesto y confíes en nosotros. Iruka-chan será un excelente pianista y será bueno para ti también.

-Sí Tsunade lo dice yo no puedo negarme. Pero, espero con ansias cuando logren perfeccionar su dueto. – Dijo Jiraya.

- Gracias tío, tía. Estoy seguro de que podremos hacerlo...

A pesar de que él había pensado y decidido aquello por el bien de Iruka, sabía que era un error no preguntarle a el mismo lo que pensaba. Pero sentía cierto temor al cavilar que quizás su delfín lo mal interpretara y pensara que lo estaba subestimando, cosa que no era el caso, pues lo único que le faltaba a su delfín para mejorar era tiempo y el concurso no les estaba dando el suficiente. Con desaliento y pesar al pensar en su madre, tuvo que aceptar que por primera vez desde que su madre había fallecido no participaría en el concurso de Chopin que a su despedida le había prometido ganar para seguir sus pasos…

*

Temprano en la mañana del lunes en la escuela, había recorrido salón por salón, en busca de recolectar los folletos que había repartido el viernes anterior, ya no necesitaría hacer ninguna audición, pues no había ningún concurso al cual participar. Tenía pensado buscar a Iruka durante el receso y hablar con el seriamente, pero en su corazón esperaba encontrarlo de casualidad en su salón a pesar de que era demasiado temprano aún y la mayoría de los estudiantes no había ni siquiera llegado al recinto escolar.

La expectación estaba ahí, y cuando escuchó ruido del salón donde estudiaba Iruka pensó que quizás tuviera suerte y él estaba ahí. Pero nuevamente la decepción lo embargó al descubrir a Francis en su lugar.

-Buenos días, Francis…- Le saludo anunciándose. El joven reaccionó sorprendido al tomarle con la guardia baja, se encontraba sacudiendo los borradores del pizarrón en la ventana y estos habían salido volando del susto que tuvo el joven doncel.

- ¡Ka-Kakashi! ¡No me des esos sustos por favor! –Dramatizó el joven agarrándose el pecho. Su reacción le causó gracia y sonrió a su pesar, le agradaba ese chico, parecía ser alguien sincero y alegre.

-No era mi intención. ¿Ya que estas aquí podrías hacerme el favor de darme mi folleto?

- ¿Te refieres a la convocatoria, para encontrar tu acompañante de piano? –Indagó curioso. Kakashi solo asintió. – ¿Por qué? ¡Ah! ¿Ya encontraste uno?

-No, no es eso. – Respondió sincero pues, aunque Iruka deseaba serlo, no estaba seguro de que aceptara cuando le dijera que no participaría este año. – ¡He decidido rendirme este año! Después de todo ya no queda tiempo. Y soy alguien muy exigente ¿Sabes? - Le dijo con tono relajado logrando hacer reír al joven. Sin pensarlo más Francis decidió hacer lo que Kakashi le había pedido y descolgó el anuncio de la pantalla de corcho en el salón, leyendo la convocatoria se acercó a Kakashi que esperaba paciente en la entrada, sin evitar querer expresar su opinión decidió decirle mientras le tendía la hoja.

- ¿Estás seguro de ya no hacer la audición? Creo que aún no ha pasado tanto tiempo como para renunciar a la competencia de este año. Pienso que es un desperdicio quitar el anuncio…

Kakashi observó al joven un segundo meditando lo que decía, sin embargo, la imagen agobiada de Iruka inundó su mente y con su resolución más firme respondió.

-Yo… Lo he pensado mucho y he decidido que esto es lo mejor. - Le dijo, mirando la hoja que había escrito para aquel proyecto de buscar un acompañante. Sonrió algo extrañado de los sentimientos tan distantes que tenía aquel día que la escribió comparados con los que se alojaban en su pecho ahora. Quizás Francis no pudiera entenderlo ahora, aunque él tampoco podía hacerlo muy bien, pero sabía que esa lista ya no era necesaria. Por eso…-  No tiene caso hacerlo ya…

- ¿Esa es tu respuesta…? –Escuchó una inconfundible voz apenada detrás de él, al girar pudo ver los leves espasmos que amenazaban soltar el llanto de la única persona que no quería hacer llorar de nuevo. Se asustó al verlo así y confundido intentó acercarse a él para preguntarle que era lo que estaba diciendo. No contó que a el primer paso que dio, su joven delfín huyera de esa forma tan desesperada lejos de él.

Por un segundo no supo que estaba pasando y se quedó con la mano extendida en su dirección, intentando comprender que era lo que había pasado y al escuchar la preocupada voz de Francis tras él lo entendió al instante.

-Creo que estaba llorando… Quizás malinterpreto algo…- Kakashi se giró hacia el joven. Le sorprendió mucho la astucia con la que había comprendido todo el asunto. La sonrisa comprensiva que le dedicó el joven fue muy clara, se había dado cuenta de que algo había cambiado – ¡Debes buscarlo Kakashi! ¡Iruka es un chico muy impulsivo, pero estoy seguro de que si hablas con el todo se arreglará!

- ¿Cómo...? - Preguntó anonadado observando a Francis.

- ¿Digamos que es intuición de doncel? - Respondió con el dedo apuntando a el cielo. Una sonrisa se instaló en la cara de Kakashi.

- ¿Podrías guardarme el secreto? – Francis asintió con una sonrisa y le dijo en cambio logrando desconcertarlo un poco.

- ¡Claro que sí! ¡Los amigos hacen eso! – La sonrisa que se formó en su cara fue sincera, era la primera vez que podía decir con certeza que tenía un amigo y pensar que eso también se lo debía a Iruka de cierta manera lo hacía feliz…

¡Iruka! ¡Se había ido corriendo! ¡Tenía que alcanzarlo! Tomó la mano de Francis y colocó en ella las hojas que había estado recolectando y justo antes de salir corriendo en dirección a su delfín le pidió…

- ¡Por favor podrías deshacerte de esto! - Sin perder más tiempo salió corriendo en la dirección en la que se había ido el moreno minutos atrás. –¡Solo tíralo a la basura! –Le gritó.

- ¡Ok!

*

- ¡Deja de seguirme! –Chilló Iruka dramáticamente tras retomar su carrera, después de que había conseguido atraparlo por tercera vez.

- ¡Deja de correr! ¡Maldición! – Se quejó adolorido, para zafarse Iruka había logrado propinarle un buen golpe en la espinilla del pie. ¡Demonios! ¡Dolía horrible!

¡Ese idiota!

Estaba comenzando a enfadarse, no podía creer todavía que estaba corriendo a todo lo que podía para alcanzar a ese escurridizo delfín, ya lo había logrado alcanzar dos veces y en ambas ocasiones Iruka había recurrido a todo tipo de engaños e incluso golpearlo para deshacerse de él. ¡Juraba que lo atraparía! Lo atraparía y le haría pagar por hacerle correr tras él, incluso después de haberle golpeado la espinilla del pie.

Al menos los demás alumnos aun no llegaban a la escuela y quizás nadie a parte de Francis supiera lo que estaba haciendo en ese instante. Vio que Iruka se desvió a la sala del auditorio y corrió a refugiarse ahí. ¡Había cavado su propia tumba! Pensó satisfecho al saber que no tendría a donde correr al entrar ahí.

- ¡Eres mío Iruka! –Declaró un tanto diabólico.

*

¡¿Porque rayos había hecho aquello?!

Mientras corría se dio cuenta de que alguien estaba siguiéndole, entro en pánico cuando notó que la persona que lo estaba siguiendo era el príncipe. No creyó lo que estaba viendo, pero no quería hablar con él. No después de haber escuchado aquella conversación. Y mucho menos ahora que lo había hecho enfadar con aquella patada. ¡Se había pasado! ¡Dios, sí existes por favor no dejes que me encuentre!

-I-ru-ka… ¿Dónde te escondes? Ven… No te hare daño… -Escuchó a Kakashi llamarlo con un tono que realmente parecía de todo menos conciliador.

¡Tengo miedo! ¡Diosito, ayúdame! Quizás si me quedo callado no me encuentre.

*

En su mente Kakashi estaba seguro de que Iruka estaba ideando una manera de seguir huyendo de él, pero el tiempo y su paciencia estaba llegando al límite y de cierta forma agradecía que los nervios de su delfín fueran tan descontrolados. Pues gracias a ellos, el temblor y sus murmullos asustados le habían dado la ubicación del chico sin necesidad de pasearse fila por fila del auditorio en busca del escurridizo delfín.

Con sigilo se acercó a donde Iruka estaba escondido de muy mala forma pues sus pies sobresalían del pasillo. Fue sorprendente ver que nuevamente el menor había sido incapaz de detectarle mientras se acercaba. Tan sumido como se hallaba entre sus delirios, aprovecho a tomarlo de la ropa y levantarlo para sacarlo de su escondrijo.

Un grito aterrorizado del joven moreno fue lo que llenó el auditorio y los oídos de Kakashi por un largo y tendido minuto. Y por más que Iruka se retorció en sus manos no lo soltó, ya había corrido demasiado y no estaba dispuesto a hacerlo más si podía evitarlo.

- ¡Nooo! ¡Déjame! ¡Soy muy joven para morir así! –Gritaba el joven castaño, con los ojos cerrados y la cara enrojecida por el esfuerzo. Kakashi no tuvo más remedio, se dijo en su mente para convencerse de que lo que estaba a punto de hacer no era algo que el deseara… Por lo menos no de esta forma… - ¡Hng!

Aquel extraño sonido fue lo último que salió de los delgados labios de su delfín, después de que él sin pensarlo de más, hubiese chocado sus labios con los contrarios en un beso casto y sorpresivo. Sintió como los movimientos antes frenéticos de Iruka se calmaban hasta que se quedó tan quieto que asustado se separó de él al darse cuenta de que parecía haberse desmayado…

*

No sabía que había pasado, de pronto su mundo se había vuelto oscuro y pesado. La lucidez estaba volviendo a él, pero no estaba seguro de donde estaba, sentía la suave sabana sobre él, y una mullida cama con olor a desinfectante. Estaba seguro de que había alguien sentado a su lado sobre la misma cama, el peso de más se lo indicaba. Sentía la confortable caricia de una fría mano sobre su frente, quiso abrir los ojos, pero la luz le obligo a entrecerrarlos varias veces antes de conseguir enfocar la negra mirada de aquel par de ojos enmarcados por largas y espesas pestañas.

La confusión de su recién despertar lo dejo momentáneamente paralizado ante aquellos ojos negros, y sin ser realmente consiente de sus actos se atrevió a alargar la mano hacia aquella mirada y tocar la tersa mejilla de su alucinación…

- ¡Eres real! –Chilló al fin al darse cuenta de que no estaba alucinando. Quitó su mano de la mejilla contraria con exagerada rapidez, como si en vez de acariciar el bello rostro de su príncipe hubiese tocado la cosa más asquerosa del mundo. No fue intencional se dijo, pero no había podido hacer nada para evitarlo, así como tampoco podía hacer nada para evitar la irritación que comenzaba a reflejarse en el rostro de Kakashi por su reacción.

-Veo que ya no estas mal, después de haber dormido. – Le dijo el príncipe levantándose de su lugar sobre la cama, mientras recogía lo que parecía ser su mochila del suelo. – La enfermera dijo que escribas tu nombre en la lista de estudiantes que hay junto a la puerta.

- ¿Enfermera? ¿Qué me paso? –Preguntó curioso, lo último que recordaba era haber corrido como loco huyendo de él. - ¿Cómo llegue aquí? ¿Tú me trajiste? Lo último que recuerdo es estar escondido bajo los asientos del auditorio… -Terminó en un susurro mientras se tocaba la cabeza, confundido.

Kakashi lo observó con un gesto enigmático y la ceja alzada en inquisición ante lo que había dicho. De algún modo pudo notar que se había tensado de repente y que tal vez había hecho mal en preguntar lo que pasaba. Kakashi le dio la espalda antes de responderle, quizás intentando ocultarle su tensión, pero él lo notaba. Seguro le había recordado el golpe que le dio en la canilla para que lo soltara cuando lo había atrapado.

-Solo fue un desmayo. –Dijo rígido. – Al parecer no has dormido lo suficiente y tampoco has comido como se debe… La doctora dijo que estarás bien. – Recalcó levantándose de la cama.

El vacío que dejo después de levantarse le hizo sentirse mal y al pensar en que seguramente el príncipe le odiaba por haberle hecho lidiar con sus problemas se sintió peor, en su defensa diría que había sido culpa de él también, por perseguirlo después de ese incidente.

¡Debería aprender a leer entre líneas! ¡Lo último que quería después de haber escuchado aquella platica era verle la cara! Y ahora ahí estaba sintiéndose peor por ser una molestia insufrible para Kakashi.

-Iruka…- Le llamó de repente Kakashi con tono cansado. – ¿Me puedes explicar que rayos fue lo de esta mañana?

Dio un respingo ante la pregunta tan directa. ¿Esta mañana dijo? Pero sí…

- ¡¿Qué hora es?! –Inquirió alterado ¿Cuánto había dormido?

-Las clases ya terminaron si eso quieres saber. - Le dijo con tono irritado, por haber ignorado su pregunta. ¡Pero es que no quería contestar!

Y con cierta frustración se preguntó si Kakashi acaso era un desalmado que gustaba de molestarle en los momentos menos esperados. Apretó el agarre sobre la sábana que lo cubría de la cintura para abajo sin atreverse a levantar la cara. No quería admitir que se sentía avergonzado por haber reaccionado así antes, ni mucho menos había querido dejar en evidencia lo dolido que estaba por eso.

¿Qué excusa podía contarle ahora para al menos disimular sus sentimientos? Se preguntó con pesar.

De repente la sorpresa lo invadió ante el tacto frio de los dedos de Kakashi que se posaban en su barbilla, y que en un gentil movimiento le habían levantado el rostro, chocando la mirada oscura con sus iris cafés. El aliento se le escapó involuntariamente al ver en su mente un recuerdo o quizás un sueño de tener esos ojos negros tan cerca de él escrutándolo sin compasión y un hormigueo sinuoso se esparció en sus labios y sin saber muy bien porqué, se puso nervioso.

- ¿Y bien? ¿Vas a dejar de hacerte el desentendido?

-Yo… Yo… ¡Estas muy cerca!

-Eso no es una respuesta… Iruka… - La forma en la que decía su nombre por un segundo creyó que había cambiado, era la misma voz aterciopelada que usaba siempre para hablar, pero de alguna forma solo su nombre tomaba un matiz diferente. ¿O es que su pulgar en su labio le hacía pensar de más? – Respóndeme… ¿Por qué me rehuías con tanta desesperación? 

La cara de su príncipe estaba a centímetros de la suya, tenerlo tan cerca, lo estaba aturdiendo. Pero no podía huir, acorralado como estaba contra la cama y con Kakashi prácticamente encima de él… ¿Cómo habían terminado así? ¡No tenía idea! Pero estaba comenzando a entrar en pánico. ¡No quería decirle nada! ¡No quería echarle sal a la herida!

- ¿Acaso fue algo que escuchaste mientras hablaba con Francis? –Se aventuró a preguntar su príncipe tanteando su respuesta, que no tardó en salir en forma de un respingo acusador.

*

¡No podía ser otra cosa! Pensó decidido Kakashi era evidente que algo de su conversación con Francis fue la causa de aquel repentino arranque de su delfín. No podía dejarlo malentender las cosas de nuevo, pero parecía que Iruka se empeñaba en demostrarle que eso era caso perdido. Aquel mutismo y su actitud reacia lo estaba comenzando a irritar y frustrar por partes iguales.

Se cuestionó el hecho de que no lo haya apartado de él y le permitiera estar tan cerca, a diferencia de unas horas atrás cuando se resistía a estar en su espacio y que desencadenó aquel repentino desmayo justo en la mejor parte, ahora parecía no notar la distancia entre ellos, pero el rubor de las mejillas del castaño le indicaban que tal vez solo pretendía ignorarla. Debía tener cuidado, si algo como lo de la mañana volvía a pasar, al menos le gustaría que el castaño fuese capaz de recordarlo...

- ¿Estoy en lo cierto verdad? – Preguntó paciente quería una respuesta y sabía que si seguía presionando la obtendría. Un tenue asentamiento de cabeza fue lo que buscaba. Repasó en su mente todo lo que había hablado con Francis, pero no pudo averiguar que había afectado al delfín a tal grado. Decidido a averiguarlo le pregunto. - ¿Qué tanto escuchaste?

Iruka desvió su mirada de la suya, al parecer no quería decirle nada. No le quedaba de otra más que explicarle todo lo que había hecho esa mañana para ver si lograba despejar las dudas en su pequeña cabecita. Así que suspiró resignado y se apartó un poco de el sin soltar las manos que había apresado en algún momento de su interrogatorio.

-Esta mañana, llegué temprano especialmente para recolectar de vuelta los folletos que repartí el viernes… Cuando llegue a tu salón Francis me hizo el favor de darme el que había ahí. Conversamos y me preguntó porque los estaba quitando le respondí que ya no había motivo para hacer la audición. Luego llegaste tú y termine corriendo por toda la escuela. –Le explicó, a grandes rasgos lo que había pasado. Sin perder detalle de su reacción a sus palabras. - ¿Sabes porque decidí retirar los folletos?

-Porque ya no quieres un acompañante… -Declaro Iruka con tono voluble y no pudo evitar dibujar una sonrisa triunfal al comprender al fin lo que pasaba por la cabeza de su delfín.

-Te equivocas. – Le dijo categórico. - He decidido no participar este año… Porque mi nuevo acompañante tiene poca experiencia en eso y podría ser difícil para él… No quiero ponerlo en dificultades… Quiero atesorarlo como corresponde… Él es especial…

*

¿Su nuevo acompañante? ¿Atesorarlo? ¿Quién diablos era ese? ¡Lo sabía! ¡Prefiere no participar a causarle molestias a su acompañante ese! ¡¿No que odiaba a los amateurs?! ¿Qué tenía de especial para ponerlo por encima de la promesa con su madre?

- ¡Eso no me importa! ¡No tiene nada que ver conmigo! –Le increpó aguantándose las ganas de ponerse a llorar. ¡Quería que lo dejara solo y se fuera con ese nuevo acompañante que se consiguió y lo dejase en paz!

Una suave risita escapó de la garganta de Kakashi, ¿Acaso se estaba burlando de él? ¡Era un miserable! Enojado intentó librarse del agarre de sus manos en las suyas, pero no logro su cometido al quedarse tieso por la repentina cercanía de aquel príncipe burlón. ¿Porque? ¿Por qué diablos tuvo que enamorarse de un desalmado como él?

Una sonrisa nueva se dibujó en su cara altanera, una sonrisa ladeada y astuta. ¡No le gustaba! ¡Ignoraría el hecho de que de hecho se veía atractivo al sonreír así!

- ¡Suéltame!

-No quiero. – Le respondió socarrón.

- ¡¿Por qué no te vas de una vez con tu nuevo acompañante y me dejas en paz?! –Le gruñó alterado. Kakashi lo sometió a un escrutinio juguetón que estaba comenzando a fastidiarle enserio.

-Eres un tonto, ¿Qué crees que estoy haciendo? –Le inquirió retorico y su mente tuvo que hacer una pausa para procesar lo que había escuchado, al mismo tiempo que veía con fascinación insana la sonrisa ladina en aquel bello rostro…

*

La cara de desconcierto de Iruka le saco otra risa, no esperaba que fuera tan despistado. Pero ver sus celos lo hacía feliz. No podían culparlo por meterse con él. Sus reacciones eran un lujo y él quería verlas todas.

- ¿Eso… significa? ¿Qué significa? - Le escuchó balbucear. Decidió que era tiempo de darle algo de espacio, así que se alejó de él lo suficiente para volver a sentarse en la orilla de la cama y soltar una de sus manos, quedándose con la otra y llevándola a sus labios para depositar en su dorso un suave beso…

La cara de Iruka enrojeció de repente ante su acto, y el gesto de impresión pasmosa que compuso casi logra sacarle una risotada de nuevo, pero era hora de hablar en serio y dejar de jugar. Era hora de hacerle entender a ese pequeño delfín lo que significaba haberse convertido en objeto de su afecto…

- No vuelvas a correr lejos de mi… No lo permitiré de nuevo…–Le dijo solemne sosteniendo aun su mano a la altura de su rostro, fijo su mirada en la contraria y contempló con deleite la cara sonrojada, de quien ahora estaba seguro había capturado por completo su corazón. No estaba seguro de decirlo aún, era demasiado pronto, pero, no estaba dispuesto a que alguien más lo llevara de su lado de nuevo. No permitiría jamás que él se alejara, ni huyera, por eso en ese instante tenía que dejarle claro lo que significaba para él. El haberlo conocido.  – Iruka, te has convertido en mi musa… Mi música ha cambiado gracias a tu presencia en mi vida… Eres especial a un grado que aún desconoces…

- ¡Pero tu dijiste que no…! – Intentó contradecirle su precioso delfín, cambiando su alocución a un simple. - ¿Porque?

*

¡Quería saber! Estaba tan confundido que no quería malentender lo que estaba escuchando. No quería hacerse falsas ilusiones con aquel extraño mandato de su príncipe. No quería que su corazón galopara desbocado sin razón alguna. No podía simplemente ignorar la creciente expectación que había nacido en él desde que le vio besar su mano. ¿Acaso hablaba de la música? ¿Quería que fuera su acompañante? O ¿Estaba diciéndole algo más? Muchas preguntas y aun no veía claras las respuestas…

Le observó fascinado como un insecto a la luz, con la expectativa llenando de mariposas su estómago y su corazón a todo galope en su pecho, le observó y esperó con anhelo escuchar las palabras que le diría el príncipe.

-Porque has logrado que mi violín toque solo para ti… Porque desde aquella noche en la qué dormimos juntos y te observé dormir no pude evitar pensar en lo maravilloso que sería despertar así todos los días…- Le dijo con una seriedad insólita, no parecía nervioso mientras hablaba y sin embargo podía sentir el leve temblor al mantener sus manos entrelazadas. Supo que no mentía y dio rienda suelta a su corazón, desbocando su alivio en forma de llanto. - ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?

-No… No es nada…- Dijo entre sollozos intentando detener sus propias lagrimas con su mano libre. – Yo… Yo… Solo estoy… Feliz…

Sintió una calidez abrigarle junto al tierno abrazo que Kakashi le estaba regalando en ese instante, le había levantado de la cama y ahora le rodeaba completamente. Con más felicidad de la que podía manejar en ese momento dejó que sus lágrimas lavaran la frustración que había sentido en la mañana. Dejo que ese nuevo sentimiento en embriagara de felicidad y se aferró al abrazo como si su vida fuese a terminarse de no hacerlo.

- ¡Estaba tan dolido! – Le dijo entre llantos. - ¡Creí que me habías rechazado! ¡Que no querías que fuese tu acompañante! ¡Creí que me odiabas! ¡Fue muy duro!

Mientras se quejaba entre sollozos su príncipe se dedicó a abrazarlo y repartir leves palmaditas en su espalda y acariciar su cabello para tranquilizarlo. En verdad no sabía cómo es que se podía ser tan feliz, tanto que asustaba. Había mandado a volar su orgullo que le impedía admitir sus sentimientos y se había aferrado a la esperanza que las palabras de su príncipe le habían dado. Nada más importaba que eso…

- ¿Me dejarás ser tu acompañante verdad? – Le preguntó más para confirmar, que otra cosa aún con la cara enterrada en el pecho de su príncipe.

-No. –Dijo contundente y no pudo hacer más que levantar la mirada para encontrarse con los ojos negros de Kakashi, que le regalaban una mirada enigmática. – Quiero que lo seas… Nos llevara tiempo, pero estoy seguro de que no puede ser nadie más que tú… Iruka…

- ¿Qué?

- Aun no estoy seguro, pero yo… Creo que me he enamorado de tu piano… Y de ti… Esa es mi respuesta a tu confesión de amor… ¿Entiendes lo que has hecho? – No le quedo más que negar aun estupefacto por la repentina revelación. ¿Había dicho enamorado?

- Entonces asegúrate de no olvidarlo esta vez... –Dijo tomando mi rostro entre sus manos y entonces simplemente me besó…

 

Continuará…

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado...

Visiten Acorde gemelo tambien tiene actualziacion...

Nos vemos


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