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Strings & Piano por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Bueno aqui les dejo el segundo capitulo, Espero les guste.

Esta un poco mas largo que el primero mmm...

Creo que nada mas XD

Capítulo 2  Y entonces te vi...

 

 

Japón... Seis meses antes...

 

 

Siempre me he considerado alguien común y corriente, de aspecto e inteligencia promedio, sin ningún talento. Nada especial... Mi cabello y mis ojos son poco comunes en un japonés por el color chocolate y no ébano que un Japonés debe tener, pero sería la única mención digna de comentar. Mi piel morena tampoco es común en un japonés pero eso se debe a mi trabajo de medio tiempo como repartidor de periódicos, así que tampoco es algo que me haga distinto de alguien común. Solo soy un chico que trabaja bajo el sol mañero para poder sobrevivir.

 

Algunas personas suelen preguntarme porque trabajo si aún tengo catorce años y cuando les respondo con una sonriente cara que soy huérfano, las personas me miran sin saber que responder, pero al menos si sonrió no me miraran con lastima y me felicitaran por esforzarme cada día, tal vez sea algo premeditado de mi parte sonreír cuando me preguntan algo tan delicado pero es mejor de esa forma.

 

De todos modos explicar que mi madre murió cuando era muy joven como para poder recordarla y que nunca supe quien fue mi padre… Bueno eso no puede ser más complicado ¿Cierto? Aunque tampoco me interesa a estas alturas. Mi única familia viva eran mi abuelo y mi tío, la razón por la que no vivo con ellos es básicamente porque mi madre fue repudiada por mi abuelo, cuando se enteró de que me esperaba, y por ende mi tío tampoco está muy encariñado conmigo.

 

No conozco los detalles, pero debido a mi nacimiento mí madre pasó muchas penurias, se enamoró de mi padre muy joven y fue embarazada y dejada a su suerte por él, el tipo era un bastardo, pues cuando mi abuelo repudio a mi madre el desapareció.  

 

Parece una de esas historias de las novelas que disfrutan muchas señoras grandes, en lo que a mí respecta, mientras no tenga que toparme con mi abuelo ni mi tío seré feliz, la última vez que los vi fue hace un año, cuando decidí vivir por mi cuenta, mi madre al parecer dejo un fondo y un departamento donde vivió conmigo hasta que enfermo y murió, el lugar no es muy grande pero es un techo y por ahora mi hogar.

 

Es un lugar decente para quedarme, aunque no puedo estar desentendido del todo de mi familia materna, porque aún soy menor de edad, al menos no están sobre mi todo el tiempo, puedo ir y venir a mi antojo, recibo cada mes una pensión de mi abuelo pero nunca he tocado nada de ese dinero, no me sentiría bien conmigo mismo si lo usara en todo caso solo necesito pocas cosas y voy a la escuela en bici por lo que no gasto en pasajes y como se trata de una secundaria publica la matricula no es cara.

 

Hoy también debo ir a repartir periódicos, por lo que debo darme prisa o se me hará tarde. Mi rutina es simple todas las mañanas después de levantarme y desayunar salgo al puesto de imprenta para recibir mi trabajo del día generalmente solo voy cuatro días por semana pero nos falta un repartidor y el jefe me pidió ayudarlo por ahora, en lo que conseguía uno más por lo que la lista de clientes que debo cubrir se hizo el doble de larga.

 

Montado en mi bici con el aire pegándome directamente en el rostro me siento muy bien, el primer barrio lo cubro fácilmente. La ruta ya me es familiar, pero cuando logro llegar al segundo algo me distrae.

 

-¿Qué es eso? ¿Música?- Balbuceo en voz alta. No logro encontrar el lugar de donde viene. – No parece de un estéreo… ¿Un piano? ¿Alguien estará tocando a esta hora?

 

Sin poder evitarlo seguí el sonido, era tranquilo y lleno de energía. Sonaba como el mar, y fluía como el agua, una hermosa interpretación, llegue a la reja de una casa grande, con ventanales de cristal grandes, las cortinas estaban levantadas y se podía ver un gran piano de cola justo en medio de una sala con pocas cosas, la ventana principal estaba abierta por eso es que el sonido podía viajar tan lejos.

 

Una mujer tocaba el piano, desde mi posición solo podía ver su cabello rojo y su piel blanca en contraste ¿Será extranjera? Lucia muy feliz tocando el piano ¿Cómo se llamara la canción? No me di cuenta pero cerré los ojos inconscientemente, parecía que las notas del piano se apreciaban mejor si lo hacía, me quede absorto en la música sin poder resistirme y sin darme cuenta de cuando finalizo,  hasta que…

 

-Hola, ¿Te ha gustado?- Preguntó con entusiasmo la mujer que antes estaba tocando el piano y ahora estaba apoyada en el marco de la ventana. Me sonroje al instante, era una mujer muy hermosa, sus ojos eran de un color violeta intenso, y su cabello rojo le daba un contraste increíble a su piel cremosa, antes no lo había notado por que el piano la cubría parcialmente. -¿Estas bien? Pareces algo rojo…

 

-¿EH? ¡Si!... digo, ¡No es nada! – Dije balbuceando obviamente nervioso. -¡Toca excelente el piano! – Ella me miro confundida y sonrió contenta, me puse más nervioso por conocer a alguien tan bella, y baje la cara apenado.

 

***

 

Kushina observó divertida al pequeño joven en su puerta, por un segundo había pensado que sus vecinos habían ido a pedirle que se calle cuando diviso su silueta en la puerta, pero el jovencito frente a ella parecía ser su repartidor de periódicos. Vio con mucho interés como agachaba la cabeza y decidió averiguar que hacía por ahí, era obvio que repartiendo periódicos pero necesitaba hacerle sentir cómodo.

 

-Muchas gracias… ¿Cómo te llamas?- Preguntó la mayor con una sonrisa amable  en el rostro. El menor levanto la mirada con un tenue carmín en las mejillas y respondió aún tenso por los nervios.

 

-¡Iruka! ¡Umino Iruka! – Respondió más efusivo de lo que esperaba el moreno.

 

-¿Te puedo llamar Iru-chan? ¿Eres un doncel cierto?- Indagó la joven rápidamente y sin detenerse a que el menor respondiera prosiguió- ¡Mi nombre es Kushina Uzumaki! Puedes llamarme Kushina-san, dime Iru-chan ¿Tu repartirás mi periódico de ahora en adelante? –Dijo apoyando su mano en su barbilla en forma pensativa. Iruka ni siquiera se dio cuenta de cómo la peli roja se había acercado a él hasta estar frente a frente separados solamente por la reja de la casa. - Había escuchado que Misuri-kun había renunciado porque está en exámenes este año. ¡Es cierto! Si ya terminaste de repartir periódicos ¿Quieres desayunar conmigo? ¡Odio comer sola! ¿Si? ¿Qué me dices Iru-chan?

 

Terminó de decir la mayor y para Iruka fue difícil rechazar el ofrecimiento, la mujer había resultado tan avasalladora como su nombre decía, “Uzumaki” significaba “remolino”. Apenas había podido entender la mitad de sus preguntas y la mayoría de ellas habían sido respondidas por ella misma. Para Iruka era la primera vez que conocía a alguien tan hiperactivo.

 

-Lo siento, aun no termino me faltan unos diez lugares para concluir.- Respondió lo más rápido que pudo, viendo como el rostro de la mujer se tornaba decaído ante su respuesta- ¡Pero en cuanto termine puedo volver si quiere! –Agregó y la cara de la joven se transformó a una más contenta. 

 

-¿Enserio? Gracias Iru-chan sabía que eras un buen niño. Ten cuidado te esperaré para desayunar juntos.- Le dijo despidiéndose de el con una deslumbrante sonrisa, mientras agitaba su mano en el aire dándole adiós. Para Iruka fue imposible dejar de mirar hacia atrás mientras la joven se despedía de él, así que se fue arrastrando la bicicleta por un tiempo.

 

Cuando la hubo perdido de vista se trepo de nuevo a su bici y pedaleo rápido para terminar con su trabajo por ese día. Volvió esa mañana a desayunar con la joven pianista y sin darse cuenta se convirtió en una nueva rutina.

 

A partir del primer encuentro con Kushina, Iruka se mostraba más feliz, visitar a la joven pianista era muy divertido una vez que te acostumbrabas a su alocada forma de hablar, ella tocaba el piano para él y cada vez que la escuchaba sentía que algo se movía en su pecho, era como si la música se apoderara del mundo en el instante en que los dedos de la mayor se deslizaban por las teclas del piano.

 

Como le gustaría tocar de esa manera. En una de sus visitas la mayor le dejo tocar con ella, tocaba una serie de notas con sus dedos y él debía reproducirlas. Al principio él no se creía capaz de poder hacerlo pero conforme ella le alentó decidió intentarlo, tal vez se avergonzaría a si mismo pero al menos podría intentarlo.

 

-¡Bien ahora es tu turno!- Dijo entusiasmada la pelo rojo. Iruka trago fuerte y coloco sus dedos en posición sentía una extraña emoción incluso si no lo hacía bien, Kushina-san no se burlaría de él. Y sin más deslizo sus dedos por las teclas cerrando los ojos, incluso podía escuchar el sonido como el que producía Kushina-san, pero seguro que cuando los abriera la joven estaría adolorida de los oídos. ¡Él no podía haber tocado tan bien como se lo imagino!

 

Abrió lentamente los ojos y busco la mirada a la mayor que sentada su lado le veía con los ojos dilatados de impresión. ¿Había sonado tan mal? Se preguntó el moreno.

 

-Iru-chan… Eso fue…- Balbuceo la mayor. ¡Por dios sonó tan mal que no sabe cómo decírmelo!

 

-¡No se preocupe Kushina-san sé que sonó espantoso! - Le dijo a la mayor

 

-¡¿De qué hablas?! ¡Fue perfecto! ¡¿Seguro que es tu primera vez tocando uno de estos?!- Dijo como de costumbre atropelladamente mientras señalaba al piano y se acercaba a él, hasta quedar a escasos centímetros de su rostro. El solo se atrevió a afirmar en respuesta a su última pregunta.

 

-Kushina-san no tiene que elogiarme, sé que no soy bueno… -Comentó el sin mucha convicción al notar que la joven lo miraba aun con cara de “No puede ser”

 

-¡Iru-chan! ¡Debes venir conmigo a Inglaterra! –Dijo de repente interrumpiendo lo que él decía.

 

-¡¿Eh?! – Fue su inteligente respuesta a su petición.- ¿Qué es lo que dice?

 

-¡Un talento como el tuyo no puede quedarse estancado en esta isla! – Gritó de repente poniéndose de pie, con el puño levantado en señal de esfuerzo. Lo miró con gesto decidido. Aquel que ponía siempre que quería obtener algo y que él había enfrentado justo a los diez segundos de conocerla.- ¿Tienes pasaporte? ¡No importa! No hay tiempo que perder si no lo tienes hay que ir a solicitarlo hoy mismo.- Dijo ella apartándose del piano y yendo hacia la sala de estar dejándolo perturbado como de costumbre ante su hiperactividad.

 

Se giró sobre el piano y coloco sus dedos por encima de la escala que antes la mayor le había enseñado y esta vez sin cerrar los ojos comenzó a tocar, inesperadamente sus dedos produjeron un sonido hermoso, no la desentonada melodía sin ritmo que pensó que haría al inicio, ¿Podía tocar el piano? ¿Estaba tocándolo? ¿No era un sueño? Sé detuvo y pellizco su mejilla para probar.

 

-¿Duele verdad?-  Escuchó la voz de la joven a su lado que apoyaba sus mejillas entre sus manos mientras lo miraba, asustándolo ¿Cuándo había vuelto? - ¡Iru-chan! ¡Tienes talento natural!

 

-¿No lo dices enserio cierto?- Dijo el menor abrumado.

 

-¡Nunca he dicho nada mas enserio! –Dijo con su efusividad habitual la mayor. –Tú mismo acabas de comprobarlo… El piano te respondió cuando lo tocaste, si recibes lecciones en forma podrás afinar ese talento escondido. ¡Estoy segura! ¡Desde que vi tus manos supe que estaban hechas para esto!

 

-¡Estas mintiendo!- Refutó el menor alterado- ¡Soy común y corriente! ¡No tengo talento! ¡Yo, no puedo ser apto para esto!

 

Kushina por primera vez desde que había conocido a Iruka mostro su otra faceta, a los ojos del menor lucia como un demonio rojo, ¡Se enfadado!

 

-¡No me obligues a golpearte!- Le advirtió con su aura aterradora. Iruka se limitó a negar con la cabeza efusivamente y la mayor sonrió satisfecha eliminando aquel impulsivo ataque de ira- ¡Así está mejor! Comprende que era tu destino venir a mí esa mañana.

 

-¿Que?

 

-¿Sabes? Se supone que yo debía marcharme al día siguiente a Inglaterra, no estoy segura porque pero después de que te conocí sentí la necesidad de quedarme más tiempo, y me dije “¿Por qué no nos quedamos un día más?” y lo hice cada día desde que te conocí y ha pasado un mes desde entonces. –Termino de contarle la mayor con aquella mirada gentil que solía tener cuando le miraba, y ese modo hiperactivo de hablar. – Y hoy entendí la razón, cuando regresaste y me diste mi periódico tus manos grandes me llamaron la atención.- Dijo con ternura al tiempo que le tomaba de las manos y acariciaba sus dedos- Estas manos fueron hechas para crear música… Y ¡Yo te enseñare a hacerlo! –Dijo decidida. Con aquel gesto que era imposible de refutar, sus ojos brillando de la emoción y su determinación escapando por cada uno de sus poros.

 

Iruka comprendió que la mayor no se rendiría fácilmente. Así que no pudo negarse, no cuando ella había llamado destino a su encuentro.

 

-¿Kushina-san? – Le llamó y ella le devolvió un gesto despistado- ¿Está segura de esto? –Ella sonrió y asintió al mismo tiempo en respuesta, el suspiro derrotado y sonrió inseguro.- Bien, si el destino quiso que conociera a Kushina-san, creo que no puedo rechazarlo ¿Verdad?

 

-¡No, no puedes! ¡Aun si tengo que secuestrarte te llevare a Inglaterra y te presentare a mi maestro!

 

¿Aun si lo secuestraba? Se dijo nervioso, bueno era Kushina-san de la que hablaba seguro que cumpliría su palabra.

 

Después de ese día Kushina insistió en ir a la casa de su abuelo y pedir su custodia, pues al ser menor de edad solo podía salir del país con autorización de su tutor legal, el encuentro fue más tenso de lo que Iruka había imaginado, después de todo había sido la primera vez que hablaba con su abuelo desde que se había mudado al departamento que su madre le había heredado.

 

La casa de su abuelo era tradicional, amplia y con varios jardines, eran de clase media pero poseían una pequeña empresa aunque no sabía de qué después de todo aun si se interesara por ayudarle su abuelo jamás se lo permitiría  por lo que Iruka había aprendido a no meter las narices donde no le llamaban.

 

-¿Quieres que ese niño se vaya a Inglaterra contigo?- Inquirió su abuelo con voz cruda y mirada afilada. Kushina lucía un semblante serio pero no se intimido ante su abuelo.

 

-¡Así es señor! ¡Iruka-kun tiene mucho potencial! –Respondió ella con seriedad. Mi abuelo pareció examinarla por mucho tiempo. Inesperadamente se dibujó una sonrisa en su cara pero no era una sonrisa genuina, parecía despectiva y hasta cierto punto burlona. ¿Se estaba burlando de Kushina-san acaso? O ¿Era porque lo consideraba con potencial?

 

-¡Ese niño no sirve para nada!- Dijo de repente su abuelo mirándolo con crueldad. Por un segundo Iruka sintió que perdía la capacidad de respirar, era la primera vez que su abuelo se dignaba siquiera a mirarlo y resultaba de esa forma.

 

-¡Si usted piensa eso no puedo hacer nada para que cambie de parecer!- Dijo molesta Kushina a su lado- ¡Pero, absténgase de hacer comentarios como esos por favor! –La mirada determinada de Kushina-san fue suficiente para que el anciano extendiera un papel frente a ella.

 

-Esa es la custodia legal de Iruka, no tiene nombre escrito así que puede hacer lo que quiera. –Dijo con monotonía el anciano. Kushina acerco su mano hacia el papel y sin apartar la mirada del anciano la tomo diciendo.

 

-De ahora en adelante Iruka-kun estará bajo mi protección… Gracias por su colaboración señor. – El anciano le sostuvo la mirada sin decir nada. – No tenemos ningún otro asunto con usted pero Iruka-kun quiere decirle algo.

 

En cuanto su nombre salió de los labios de la mayor, el moreno se tensó trago saliva varias veces antes de poder decir lo que quería. Era obvio que su abuelo le despreciaba y eso no cambiaría jamás, pero debía al menos dar las gracias por haberlo cuidado cuando su madre había muerto.

 

-Sé que no soy bien recibido por usted…- Dijo sin mucha convicción y saco de su bolsillo una pequeña libreta del banco con un sello en ella- Pero quería devolverle esto.- Se paró de su lugar y la puso al alcance del anciano. –Por favor tómelo.

 

Kushina se puso de pie y le llamo para irse, en ningún momento su abuelo le dijo nada, ni tomo la libreta, de cierto modo el esperaba que su abuelo al menos le deseara un buen viaje o le dijera que era alguien especial. Pero eso solo podía pasar en el fondo de sus sueños, para su abuelo el solo era un niño indeseado y huérfano que manchaba su apellido. Solo eso. Por eso había devuelto todo el dinero que él le había depositado el último año que vivió solo. Nunca toco nada de ese dinero y tenía suficiente para comprar su boleto a Inglaterra sin regreso a Japón. Después de todo el destino le había enviado a Kushina-san para ir a Inglaterra y no podía eludirlo.

 

 

El día llego y tras unos días agitados de mudanza y preparativos para su partida. Al fin estaba listo, en la escuela no tenía muchos amigos solo uno de hecho y su despedida fue natural, no hubo lágrimas de por medio ni nada, solo un adiós simple y un “buen viaje”. Kushina-san estaba con él en la sala de espera del aeropuerto pronto anunciarían la hora de embarque.

 

-¿Estas nervioso? – Le pregunto de repente la mayor. El sonrió con evidente nerviosismo y ella le correspondió la sonrisa.- ¡Todo saldrá bien ya verás, el avión no se caerá ni nada!

 

-¡Podría dejar de decir cosas que dan miedo!- le pidió poniéndose azul de la angustia y ella comenzó a reírse estruendosamente.

 

***

El vuelo seria largo y los asientos aunque cómodos no lo resultaban tanto para el segundo día de viaje. En un avión las cosas que se permitían hacer eran muy limitadas y lo único que encontraba entretenido era estudiar las partituras que Kushina-san le había dado, así que la mayor parte del día se la pasaba leyendo las composiciones y aprendiendo de ellas, preguntándole a Kushina-san de sus dudas y sintiéndose algo impaciente por no poder practicar nada aún de lo que estaba aprendiendo.

 

En algún momento la mayor se quedó dormida de tanto estudiar con él, y sin más tuvo que estudiar por su cuenta, ¡Si tan solo pudiese hacer algo más que solo ver las partituras! Pensó el con disgusto, y entonces lo escuchó. Sonaba bajo y lejano pero era sin dudas la canción que estaba estudiando, aunque no era un piano lo que escuchaba, era un instrumento diferente. Logro divisar que el sonido venia de los audífonos que Kushina-san tenía en sus oídos, estaba dormida profundamente y uno de los cascos se había caído de su oreja.

 

Lo tomó y se lo colocó en la propia. Al fin pudo decir con seguridad que era un violín lo que oía, cerró los ojos para poder escucharla mejor y el sonido transmitió un sentimiento de nostalgia y añoranza ¿Quién era el intérprete? Busco en las manos de la pianista el reproductor de mp3 para leer el nombre y se decepciono un poco cuando en la pantalla solo se leía “Trac 07” tal vez solo era un violinista que le había gustado ha Kushina-san por su hermosa música, se dijo y sin más callo dormido el resto del viaje.

 

***

Inglaterra había resultado una ciudad muy agitada y activa, rodeada por galerías de arte, salas de música, museos e innumerables fuentes de distracción ¡No podías aburrirte!

 

En la primavera inicio su segundo curso de secundaria, Kushina-san solo le dijo que un amigo le había recomendado el colegio. Su inglés no era muy bueno pero se defendía bastante bien, así que las clases no le resultaron muy agobiantes, afortunadamente sus compañeros fueron amables con él desde el principio y fue como si siempre hubiesen compartido clases con ellos.

 

Había aprendido a manejarse muy rápido en la ciudad, y podía ir de la casa de Kushina-san hasta la escuela por sí mismo y volver sin perderse ¡Un gran logro! Sus lecciones habían empezado con el profesor que había enseñado a Kushina-san. Todo estaba yendo viento en popa. O al menos era así hasta que lo vio por primera vez.

 

Era un chico que nunca había visto porque sus clases estaban en edificios distintos, ese día se había comprado un pan y una caja de leche para merendar antes del almuerzo, tenía hambre porque no había desayunado esa mañana, así que se fue al pasillo.

***

Me apoyé en la ventana para comer con tranquilidad mi recién comprado pan. Lo primero que llamó mi atención fue su hermoso cabello plateado, incluso entre los ingleses el ser rubio era muy poco común la mayoría de los estudiantes tenían el cabello café o negro, muy pocos tenían la cabellera rubia o de otro color, por lo que se me hizo un poco curioso que nunca lo hubiese visto antes.

 

Él estaba de espaldas en la otra ventana, parecía ocupado leyendo algo aunque no estaba seguro, a pesar de que me pareció un doncel, sus hombros eran anchos y era al menos cinco centímetros más alto que yo. Una chica se le acercó, lucia sonrojada y nerviosa, ¿Tal vez era guapo? Me pregunté mientras daba una mordida al pan y seguidamente lo escupía al escuchar.

 

-¡Me gustas! ¡Por favor se mi novio!

 

***

No se lo habían dicho a él, pero le tomo por sorpresa el haber sido capaz de poder escuchar a la chica desde ahí, el eco de los pasillos era impresionante. Pensó que la chica había estado tan nerviosa que quizá grito con más fuerza de la que pretendía. Dirigió su mirada a la pareja del otro pasillo sin poder evitarlo tal vez sería un mirón pero él había llegado ahí primero y ella había dicho algo vergonzoso sin más ¡No era su culpa! Se dijo mentalmente.

 

-¿Kakashi? –Le llamó la joven con voz nerviosa pero normal, he Iruka supo que no importaba como hablara, se escucharía de todos modos. Se fijó en la espalda del chico con pelo plateado frente a la ventana y al fin se dio cuenta de que no se había ni inmutado con la confesión de la chica a su lado. Vio que le hizo un ademan con un dedo como pidiéndole un segundo, para que ella no volviese a llamarle.

 

Y sin saber porque hasta él se enfadó, después de unos segundos más bajo la mano, y cerro el libro que estaba leyendo, se enderezó, pues apoyaba su espalda contra la ventana y se giró hacia la chica a su lado que lo miraba sonrojada.

 

-Lo siento - Le dijo el con tono de pena, e Iruka pensó que la estaba rechazando, pero la siguiente frase lo saco de su error - ¿Necesitabas algo? – Siguió hablando quitándose algo de los oídos- Estaba muy concentrado leyendo y no escuche lo que me dijiste…

 

Iruka sintió que un tic se apoderaba de su ojo izquierdo ¿No la escucho dijo? ¡Si, grito tan alto que seguramente la escucharon hasta el tercer nivel de la escuela! ¡Es un insensible!

 

La chica tenía las manos contraídas en su pecho mirando al chico frente a ella y después de lo que para Iruka resulto ser un largo minuto la chica sonrió ¿Qué?

 

-No…-Se aclaró la garganta- No es nada. Ya va a empezar la clase de química, ¿Podrías ser mi compañero hoy? –Le preguntó ella obviamente conteniéndose.

 

Iruka sintió un coraje recorrerle desde el fondo de su pecho ¿Cómo había terminado así? ¿Quién se creía ese chico que era? La joven realmente parecería afectada pero hacia lo imposible por contenerse.

 

La caja de leche que Iruka sostenía en su mano se desparramo por la fuerza con la que se había enojado y sin poder evitarlo, grito.

 

-¡Maldito bastardo!

 

En cuanto las palabras salieron de su boca, la cordura volvió a él se tapó la boca y pudo ver al fin el rostro del peli plata aunque solo fue un segundo, pues se agacho para ocultarse de los dos al otro lado del pasillo.

 

-¿Qué fue eso?- Escuchó que la chica pregunto.

 

-Seguro que nadie, vamos a clases Kate…- Secundo el peli plata.

 

Iruka se quedó sentado por un rato en el pasillo, evocando el leve segundo en el que ese chico se giró hacia él. Y por alguna extraña razón su corazón palpitaba como loco y sentía su cara roja. ¿Porque? ¡Seguro solo se debía a la adrenalina de ver algo asombroso a pleno día! ¡Si, era eso!

 

***

Más tarde ese día al volver a casa, el pensamiento de que aquel chico era muy guapo no lo dejo dormir. La semana siguió su curso y pronto término, aunque sin saber porque era consciente de la cabellera plateada de aquel chico de la ventana, desde ese día en que lo vio por primera vez sus ojos orbitaban sin saber cómo hacia él. Le había visto rodeado de mujeres y donceles la mayoría del tiempo y por los grititos que lanzaban a su alrededor había aprendido su nombre, ¡No es que le importase mucho! Pero era indecente que todo el tiempo se reuniera gente a su alrededor. Además de que no lograba comprender como era posible que a pesar de que ese chico parecía rechazar a todos de manera fría siempre estaba rodeado de gente, ¡Que hipocresía!

 

El último día de la semana escolar había terminado y él se fue con la visión de un Hatake Kakashi rodeado de gente con la que obviamente no quería estar, si fuese él nunca se acercaría a alguien tan hipócrita como ese chico.

 

Al llegar a casa Kushina-san lo recibió con una noticia.

 

-¡Iru-chan! ¿Sabes? Minato-kun vuelve de Italia hoy, voy a presentártelo un día de estos. Es un músico muy talentoso. –Decía en su característica efusividad la mayor.- Y él tiene un primo que es de tu edad, él también es músico, ¡Un violinista! Y escuche de Minato que quería que fuese su compañera de concurso pero ya estoy demasiado grande para entrar al concurso con él, y tu estas aprendiendo… ¡Por eso se me ocurrió decirle a Minato que me ayudase a presentarte con el! ¿No es genial? ¡Podrás entrar a un concurso!

 

-Kushina-san, cálmese por favor,- Pidió como de costumbre agobiado el menor por ser incapaz de seguir el ritmo de conversación de la mayor.- ¿Cómo puedo entrar a un concurso si no tengo mucho tiempo tomando lecciones? ¡Solo seré una carga para el primo de tu amigo!

 

-¡Claro que no! ¡Iru-chan ten más confianza en ti! ¡Estoy segura de que Kakashi-kun estará complacido por ser tu compañero!- Dijo la joven.

 

¿Eh?

 

-¿Quién?- Pregunto a medias.

 

-¿De qué hablas?- Respondió confundida la mayor.

 

-¿Kushina?- Se escuchó una tercera voz, proveniente de la cocina. - ¿Vas a comer ramen conmigo? – La sola palabra “Ramen” coloco un brillo disparatado en los ojos violetas de la mujer que sin atender a más preguntas corrió a ver a su hermano mayor en la cocina. Dejando a Iruka con la duda de si ese Kakashi y el de su colegio serian la misma persona. Esa noche tampoco pudo dormir.

 

***

Al día siguiente, salió de la escuela y se plantó en la entrada, Kushina-san le había dicho que Minato le pasaría a buscar junto con su primo para ir a comer todos. Tenía más o menos diez minutos esperando cuando vio que un ruidoso rubio de ojos de un azul intenso sacudía su mano y llamaba un nombre que reconoció sin intención alguna de admitirlo… Giró su vista  y fue obvio que el comportamiento del pelo plata había cambiado aunque imperceptiblemente, ¿Quién sería esa persona que lo acompañaba de la mano?

 

Media hora más tarde, para su sorpresa Kushina-san le había mandado un mensaje informándole de la confusión que había habido y que siguiera esperando un poco más hasta que llegaran, grande fue su sorpresa al ver de nuevo el auto que se había llevado a Kakashi y a su rubio acompañante de vuelta y con la hiperactiva Kushina-san sentada en el lugar del copiloto.

 

-¡Iru-chan! –Saludó la mayor agitando su mano en un comportamiento similar al que había visto en el rubio anteriormente. Se veía que eran amigos cercanos. Tanto ella como el rubio quien supuso seria Minato-san bajaron del auto para saludarlo.

 

-Lamento no haberte llevado cuando vine aquí, pero creo que Kushina-chan no me explicó muy bien lo que debía hacer.- La chica sólo hizo un puchero por el comentario. Y el sonido de la puerta trasera del auto se dejó escuchar una tercera vez.

 

Parecía que esto era un sueño, pero no de los bonitos ¡No! Era de esos sueños en los que te despertabas de sopetón con la cara pálida, con escalofríos, y completamente sudado, ¡Si esto era una pesadilla! Pero no podía ser grosero no con Kushina-san y Minato-san presentes. Por eso se esforzó y compuso una sonrisa, si ese chico era un insensible y un hipócrita consumado el podía llevarle el juego o… Al menos lo intentaría…

 

Esperó a que el pelo plata se acercara a él lo suficiente y sonriendo le dijo.

 

-Hola, soy Umino Iruka es un placer conocerte Hatake Kakashi-kun…- El aludido pareció francamente sorprendido por el saludo, pero Iruka se recordó que ese chico era un experto farsante, hipócrita no podía confiar en que sus expresiones fuesen sinceras.

 

-¿Iru -chan?- Le llamó curiosa Kushina- ¿Ya conocías a Kakashi-kun? No recuerdo haberte dicho su nombre completo.

 

Por un segundo Iruka sintió que un escalofrió le recorría la espalda, pero su maravilloso ingenio salió a rescatarlo.

 

-No, pero en esta escuela no es alguien desconocido ¿Verdad Hatake-kun? – Dijo consiguiendo disimular la ansiedad que se apodero de le momentáneamente- Eres un chico muy popular…

 

-………………- El peli plata se limitó a observarlo con sospecha, parecía que se había dado cuenta de que casi había metido la pata. Repentinamente, la cara de Kakashi se ilumino con una sonrisa que de sincera no tenía nada y extendiéndole la mano le dijo.

 

- Puedes llamarme Kakashi, no estamos en Japón y se oye raro. Yo te llamare Iruka también así que no te preocupes, por eso llevémonos bien…- Iruka sin poder rechazar del todo su saludo aceptó estrechar su mano, pero no aceptaría llamarlo por su nombre no quería ser amigo de alguien como él.

 

-Sí, llevémonos bien Hatake-kun…- La ceja del peli plata se estremeció levemente al escucharle pero sólo sonrió en respuesta, y le soltó. 

 

Los dos mayores miraban con interés el breve intercambio, y concluyeron que sus palabras y sus acciones no eran compatibles, parecían dispuestos a declararse la guerra ahí mismo ¡Los adolescentes daban miedo!

 

-Minato-san se hace tarde, y tengo apetito vámonos de una vez.- Dijo con indiferencia Kakashi y con la misma subió de vuelta al auto. Iruka se quedó viendo en su dirección con la sonrisa de mascara aun, Kushina se rasco la mejilla algo preocupada y Minato se cruzó de brazos pensativo.

 

-Supongo que es la reacción más decente hasta ahora.- Susurró el rubio con una sonrisa.- ¡Vamos a comer! – Declaró y a Iruka no le quedo de otras más que seguir a ambos mayores. Esa tarde sería una muy, muy, muy larga tarde….

 

 

Continuará….

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que meresca un RR....

 

nos vemos en la que sigue!!

 

Chaito!!

 

 


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