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Strings & Piano por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola muchachas aqui les dejo el cap que sigue jajaja

Bueno termine de editarlo apenas. Asi que no se que tal salio pero prometo arreglarlo para otro dia XD ahora espero les guste y lamento la espera.

Por cierto ando de viaje ahora mismo, vine a quedarme en el rancho de mi familia debido a una remodelacion que estan haciendo en la casa, como nadie mas podia venir me toco a mi y debo quedarme en el pueblo hasta que terminene. 

Desgraciadamente ahi no hay internet ,ni señal por lo que debo salir a la ciudad para poder conectarme. Y pues es un viaje de hora y media en combi . Me da flojera asi que casi no salgo de ahi a menos que me sea de extrema importancia. Por eso Me he tardado mas de lo normal en publicar. Enserio pido disculpas y su comprension. ya vere cuando regreso. pero con este calor ni ganas dan de sali...

En fin espero les agrade.

Capítulo 7 Pensamientos para el príncipe…

 

Apenas recordaba como había salido de aquella habitación, no es que hubiese algún motivo en específico pero por alguna razón su mente se negaba a recordar los sucesos. ¿Por qué? La respuesta era fácil, ¡Porque sí! Sí sé permitía recordar aquella noche, aquella cena, con ese, ese… Malcriado, arrogante y desconsiderado… Ese… ¡Príncipe!

-Ah…-Suspiró agobiado. ¿Acaso no existían ningún otro apelativo que sonara lo más insultante posible? Porque príncipe no sonaba grotesco para nada, ni siquiera evocaba una imagen sínica de ese sujeto, más que insultarlo para sí mismo más bien parecía adularle y eso lo estaba matando.  ¡Tenía que pensar en algo rápido! Algo que plasmara a la perfección todo lo podrida que estaba su personalidad, sin contar para nada la piel tersa y clara que poseía, o la respingada nariz en su rostro, o las largas y tupidas pestañas que enmarcaban sus ojos oscuros, sin dejar de mencionar ese despeinado cabello plateado que daban ganas de enterrar tus dedos en él y deslizarlos por el simple placer de sentir su suavidad, sí tenía que encontrar algo que no le causara congestión estomacal cuando se lo dedicara. Pero sabía que había algo que tenía que evitar enlistar pues era algo que desencadenaría cosas en el que le estaban causando temor pues aun sentía el hormigueo en la comisura de sus labios…

Su boca… Le susurro la voz mental en su cabeza pronunciándole un fuerte sonrojo en las mejillas. Sus labios… Escucho una voz similar a la suya en su cabeza de nuevo causando que llevase las manos a sus oídos en un fútil intento de callarla.

Sobre los tuyos... ¡Una tragedia! Sé dijo moviendo la cabeza en negación sin quitarse las manos de los oídos, mientras cerraba los ojos queriendo borrar la imagen que se había formado en su mente como por arte de magia.

-¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! – Gritó de repente molesto con el mismo por evocar tan trágica imagen mental. ¡No quería recordar! ¡Nada! ¡Nada sobre los labios del pelo plata!

-Ah…- Soltó un respiro agobiado de nuevo. Dejándose caer sobre su pupitre derrotado al darse cuenta e que había vuelto a pensar en ellos. ¡Torpe!

No quería acordarse de sus labios porque ellos le recordarían también la textura húmeda de su lengua al desplazarse por la comisura de sus labios, recordaría el roce de su respiración sobre su mejilla, y como su corazón se paralizo un segundo para reponer los latidos en el siguiente doblando su ritmo hasta doler. Y sobre todo recordaría como ese casi “beso” era arruinado por la frase, esa frase altanera y orgullosa del final…

“Gracias por la comida” “Gracias por la comida” “Gracias por la comida” “Gracias por la comida”

-¡Ahgr! ¡Cállate! –Chilló fuera de sí con las manos sobre su cabeza de nuevo en un gesto de desesperación. ¿En qué rayos estaba pensando? ¿Casi beso arruinado? ¡No! ¡No! ¡No!

¡No quería que fuese uno! ¿Por qué seguía recordándolo en primer lugar? ¡Una y otra vez! Se dejó caer al completo sobre su pupitre con aquella aura depresiva rodeándolo más aún.

-¿Y sobre todo porque no puedo decir que fue asqueroso?... –Susurró para sí con agobio.  ¿Acaso no lo odiaba? ¿Quizá no? ¡Jamás admitiría una cosa así! Se dijo irguiéndose con una furiosa aura sobre él, determinado a negar sus confusos pensamientos hasta de sí mismo y esa fastidiosa voz interna suya que no lo dejaba en paz. Ya iba siendo hora de que superará aquella triste catástrofe ¡Una semana! ¡Por Dios!  ¡Una semana era suficiente para estar con la cabeza llena de ese…! ¡Príncipe!

-Ah…- Volvió a soltar al notar que le había llamado así de nuevo. Definitivamente trágico.

Ese era un nuevo día. Debía centrar sus pensamientos en cosas de importancia ¡Sí! Cómo la clase de matemáticas que no entendía y los exámenes que se acercaban ¡Eso era importante! Miró con aprensión su cuaderno con los problemas de matemáticas en él,  como esperando a que “X” y “Y” se ordenaran a sí mismas y le dieran el resultado de la ecuación, cosa que nunca pasaría. Un aura depresiva se apodero de él, al comprender que no sabía ni que era lo que no entendía de esas ecuaciones y con estrepito se dejó caer una vez mas de frente sobre su escritorio.

-Estoy acabado…- Susurró. La frustración que se apoderó de él le provoco pegar un grito mientras con agobio se estiraba los cabellos con desesperación dejándose sus mechones castaños fuera de la media coleta que tenía puesta desarreglados y en una forma extraña.

*

En ese momento Iruka, no se dio cuenta de que sus compañeros de clase lo miraban entre preocupados y asustados, sus cambios de humor eran hasta ahora impredecibles. Toda la semana el castaño se había comportado de forma rara a ojos de todos, incluso sus profesores tuvieron que hacerse de la vista gorda al ver que el castaño estaba en su mundo, tras ver cómo había tropezado con la puerta del salón al querer entrar a la clase, disculparse con el esqueleto del laboratorio después de haberse chocado de lleno con él y desparramar sus huesudas piezas por el suelo, y ver como su comida terminaba en el suelo, después de ser inútilmente empujada sobre la mejilla del castaño cada vez que intentaba llevarla a su boca.

Iruka estaba comenzando a inquietar a más de uno de sus compañeros, que le escuchaban murmurar un sin número de incoherencias tras entrar en ese estado deprimente y voluble de antes. Durante la mayoría de las clases se la pasaba suspirando o gritando de repente asustándoles como había hecho hacía apenas unos segundos. Y todos sabían que debían ser cuidadosos a la hora del almuerzo, porque si agradecías por tus alimentos el castaño te miraría con instinto asesino durante el tiempo que le tomase a otro ingenuo mencionar la misma frase.  ¿Qué sería lo que atormentaría de aquella forma a su nuevo compañero? Se preguntaba más de uno de ellos internamente, temerosos de ir y averiguar la respuesta por ellos mismos.

La mayoría se limitaba a guardar distancias del moreno e intentar no despertar en él aquella faceta de personalidades múltiples que parecía estar escondiendo él moreno. De repente, algo más interesante llamaba la atención de los agitados y bipolares estudiantes. El murmullo de los estudiantes fue subiendo de volumen con forme se pasaba la voz de un suceso que nunca se había dado en esa parte de la escuela.

Iruka salió momentáneamente de su ensoñación particular para prestar atención a los murmullos de sus compañeros que alborotados se arremolinaban contra las ventanas y las puertas del salón que daban al pasillo. Casi sintió que se le paraba el corazón, cuando un camino de estudiantes se formó de forma instantánea por sus compañeros al abrirle paso a la causa de sus emocionadas reacciones. Ahí parado en el umbral de la puerta con el cabello revuelto de forma imposible y que le hacían ver más sublime y atractivo de lo normal con la mirada serena y nada propia de como la recordaba una semana atrás. Hatake Kakashi su tormento desde hacía más de una semana ¡¿Porque?!

-Es una tragedia…- Susurro con desesperación.

***

Kakashi miraba a los dispuestos compañeros de salón esperando a que quizá su mirada se posase sobre ellos aunque fuese un segundo o mejor aún ser capaces de hablar con él. Era una verdadera molestia tener que hacer todo eso, pero era necesario si quería encontrar a alguien competente. Debía elegir con cuidado a su interlocutor de lo contrario no obtendría la información requerida y no podría seguir su camino.

De algún modo la silueta femenina de una compañera de cabello corto, y facciones infantiles que miraba embobada su cara. Le hizo pensar que ella podría servirle así que con una sonrisa de ángel, de aquellas que siempre le salían tan natural fue suficiente para obtener la atención de la chica al ser consciente de que era dirigida a ella.

-Disculpa.- Le dijo Kakashi a la elegida haciendo que de un respingo la joven se irguiera lo más derecha que pudo esperando a que el príncipe de la escuela terminara de hablar.- ¿Podrías decirme quien es el representante de este salón?

-Sí, es Francis. –Respondió la joven con voz tímida, girándose para buscar entre la multitud de chicos al mencionado. El joven se puso de pie nervioso ante la exultante mirada ónice del pelo plata. Un doncel de espesa cabellera risada y ojos verdes seguramente de ascendencia francesa por sus facciones rasgadas y perfiladas un excelente espécimen si se buscaba un novio con delicada apariencia. Desde que la chica había mencionado su nombre y Francis había dado un respingo antes de emprender su recorrido hacia él. Kakashi esperó paciente a que el joven se acercase lo suficiente sin desbaratar su sonrisa afable, pronunciándola cuando el joven le dio un tímido.

-Hola ¿Te puedo ayudar en algo?- Francis lucia, un encantador sonrojo y  por su lenguaje corporal Kakashi sabía que estaba nervioso. Todos sus compañeros de clase estaban rodeándoles y algunos que le habían estado siguiendo desde que emprendió su recorrido por la escuela, todos ellos observando con curiosidad, envidia y expectación. Por lo que con galantería, tomo la mano del joven moreno y después de besar el dorso de su mano sonrió una vez más gentil. Obteniendo un sonrojo tenue del joven encargado y a su vez del resto de los presentes que soltaron un chillido ahogado, que miraban con envidia al moreno.

- Un placer Francis. –Dijo Kakashi con voz encantadora al tiempo que le extendía una copia al joven y soltaba su mano con un suave desliz entre sus dedos, ignorando a la multitud de personas a su alrededor. Francis sostuvo la hoja con desconcierto leyendo rápidamente el contenido antes de lanzarle una mirada perspicaz al pelo plata.

-Esto es…

–Sí, he pedido permiso como es debido.- Aclaró Kakashi, dejando que Francis saboreara la atención que el resto le brindaba al mantener una conversación casi secreta.- He hablado con los profesores y me han permitido colocar un volante por salón para encontrar al indicado. Los requisitos están en esa hoja que tienes en tus manos, me gustaría que la pusieras en algún lugar del salón donde los demás pudiesen verla. – El grupo entero empezó con sus murmuraciones de nuevo, insatisfechos al no entender la conversación.

-¿Un pianista?- Inquirió Robert Aston un miembro del club de básquet de la escuela y As del equipo era famoso por su talento y Kakashi le conocía de nombre. Se había parado discretamente detrás de Francis y había leído la hoja revelándole a sus compañeros el tema de la conversación. Kakashi dibujo una sonrisa, al ver que el jugador le dedicaba una mirada apreciativa. No como las que solían lanzarle los varones interesados en él, sino más bien como la de un potencial rival. Francis le miraba con curiosidad y Robert se sonrojo. El muchacho pareció darse cuenta de que le había descubierto, así que con tono nervioso agregó. - En este salón solo hay uno. - Kakashi arqueó una ceja interesado.

-¿Es enserio? –Inquirió con interés. Robert volvió a asentir.- ¿Me podrías presentar a esa persona?

-Sí, está justo aquí. – Respondió señalando con su pulgar hacia su espalda, antes de girarse y nombrar al aludido.- ¡Iruka! ¿Puedes venir un momento?

En cuanto escuchó el nombre del delfín Kakashi casi quiso golpearse la frente. Así que ese era el salón del castaño. Se dijo al verlo inesperadamente sentado en su pupitre mirando como si se tratase de cualquier cosa el alboroto que se había formado en el pasillo desde que había pisado ese lado de la escuela.

Por la cara del castaño era obvio que no tenía la más mínima intención de levantarse de su lugar. Ya que, en el mismo instante en que Robert le había llamado el castaño había desviado la cara. Sin ser capaz de reprimirse Kakashi frunció el ceño con disgusto. Sin embargo, no estaba dispuesto a soportar un desplante de ese chico. Así que componiendo su mejor sonrisa agraviada dijo.

-Parece que no está interesado en el puesto. No es necesario molestarle. –Dijo amable al basquetbolista que asintió confundido.- De todas maneras me harías el favor de poner esto en algún lugar del tablón de anuncios de este salón.- Agregó Kakashi con tono gentil, dirigiéndose a Francis. - Incluso si no hay nadie más en este grupo algún conocido de ustedes quizás pueda ayudarme.

-Tienes razón. Hare lo que me pides. –Respondió Robert aun extrañado por el desplante del castaño. Aunque tomando en cuenta su humor la última semana no era de extrañar que actuara así. –Si sabemos de alguien que cumpla con estos requisitos personalmente te lo informare Kakashi. –Aseguró el chico tuteándole como si le conociera de hacía mucho. Kakashi decidió que era alguien al que valía la pena tratar y sonrió con sinceridad.

-Muchas gracias. Robert…- Devolvió el pelo plata haciendo énfasis en el nombre del muchacho que le miraba extrañado de  que le llamase por su nombre, no recordaba haberlo mencionado. Pero le estrecho la mano en cuanto el pelo plata se la ofreció. – Nos vemos Francis… -Agregó para despedirse del moreno que le sonrió complacido por no ser ignorado en ningún momento por Kakashi.

-Sí, me encargare de poner a la vista tu volante.- Le dijo aun algo tímido, Kakashi asintió y sin más salió del salón, con la muchedumbre tras el cómo había llegado.

-Hay él es tan guapo que me puse nervioso de que me hablase.- Dijo Francis tras la marcha de Kakashi. Robert a su lado solo lo miro con especulación en la mirada.- ¡Y es tan amable!

-Sí, es muy amable. –Concordó Robert sin poder objetar nada. Sabía que Kakashi solo había besado la mano de Francis porque era muy caballeroso a la hora de tratar a con donceles y mujeres por igual. Aunque, debía admitir que incluso el sintió un palpitar raro cuando él le había dedicado una sonrisa.- Es un buen chico.

*

¡Pobre! Pensó con tensión Iruka, Robert y Francis no sabían que aquellas atenciones de Kakashi con ellos eran solo por apariencia. Pero aun si eran por aparentar cortesía o simpatía, ¡No tenía por qué tomar la mano de Francis y depositar un beso en ella! ¿Qué creía que era eso? ¿Un encuentro del tipo CCC*?

Francamente no había contado con que Kakashi se marchara sin más del salón. Había esperado que al menos se acercara a él y quisiera hablar con él, pero debió suponerlo desde el principio el príncipe que le odiaba no haría jamás eso. Si tan solo pudiese abandonar su orgullo habría acudido al llamado de Robert y lograr aun en contra del pelo plata que le diera el puesto de acompañante pero no había querido. Su orgullo se lo había impedido.

Era la primera vez que le veía de tan cerca desde aquella fatídica cena. Sin querer, sus ojos habían orbitado a su mano derecha verificando que la hinchazón de sus nudillos y el vendaje que había usado por dos días en la escuela, lo hubiese retirado ya. Había sido un alivio saberlo pero aquel sentimiento se había tornado turbio cuando el pelo plata había anunciado su búsqueda de acompañante ¿En verdad no le había considerado ni una sola vez? Vio con interés disimulado a Robert pegar en la pizarra lateral la hoja que antes Kakashi le había entregado a Francis quien le proporcionaba las tachuelas que le iban poniendo para evitar que la hoja cayera.  ¿Quizá podría darle un vistazo más tarde? Se preguntó inseguro ¡No! Sería muy vergonzoso después de como había ignorado a Kakashi. Pero… ¿Quizá cuando todos se hubiesen marchado podría tomarle una foto y leerlo con discreción en su habitación? ¡Sí, eso haría!

***

Las clases terminaron con prontitud al parecer de Iruka, la mayoría de sus compañeros se habían retirado minutos después de que se anunciara la salida. El permanecía en su asiento pretendiendo leer algún apunte mal tomado de la clase de aritmética, deberás tenía que hacer algo con esa clase o reprobaría. Espero al menos otros cinco minutos más, antes de guardar sus cosas y levantarse de su pupitre con su celular en la mano.

Había decidido que una foto le ahorraría la fatiga de escribir lo que decía la hoja en el panel, y reduciría el riesgo de que alguien entrase y lo descubriera leyendo la hoja. Se paró en frente de la pizarra tan tenso y nervioso que no podía creerlo ni él. Levanto la cámara de su teléfono enfocando un ángulo que le permitiese tomar una foto con la mejor claridad posible, pero sus nervios eran tales que la mano le temblaba.

-¿Tanto así quieres ser mi acompañante? –Escuchó que alguien muy familiar decía justo tras él. Con lentitud algo cómica se giró solo para encontrarse con la persona que imaginaba. Mirándole con sorna y una sonrisa autosuficiente dibujada en la cara.- Toma te lo daré solo porque le prometí a mi tío que te dejaría intentarlo. –Agregó burlón el pelo plata extendiéndole la hoja que nunca alcanzo a tomar en foto.

Un temblor se comenzó a apoderar de su cuerpo lleno de frustración, si se negaba a tomar aquella hoja era evidente al menos para Kakashi y el mismo que él lo haría a escondidas y rechazarle sólo le traería más humillaciones a él. Así que tragándose el poco orgullo que le quedaba, tomo la hoja de las manos del príncipe y sin atreverse a mirarlo a la cara dijo por educación más que por otra cosa.

-Muchas gracias por traerlo. –El mutismo en el que cayó Kakashi le llamó la atención y al levantar la mirada se encontró con el rostro del joven a menos de un par de centímetros de su cara. -¡Qué!

-Tienes algo ahí…- Dijo Kakashi sin apartar la mirada de la cara del moreno y sin inmutarse por el repentino color escarlata en las mejillas del castaño.

Iruka no podía apartarse del escrutinio del pelo plata, no tenía lugar a donde escapar, sin querer había quedado atrapado entre la pizarra y el cuerpo de Kakashi, podía sentir su calidez emanar de él, y el olor de la colonia que el chico usaba, con nervios le vio levantar la mano en su dirección y sin poder evitarlo cerro los ojos. Sintió el leve roce de los dedos suaves de Kakashi en su mejilla y después nada.

-……-

Con temor a abrir los ojos se quedó así un momento más. No sabría nunca que de haberlos abierto justo después, habría visto a Kakashi intentar controlarse a sí mismo para evitar besarlo, y darle tiempo para que con voz compuesta de indiferencia le susurrara al oído.

-¿Tanto así quieres que te bese? – He Iruka no pudo más que preguntarse con franqueza ¿Esperaba que lo hiciera?

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno ahi quedo por ahora espero enserio que me dejen RR 

Nos vemos-


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