No se la razón por la cual termine aquí, pero debo reconocer que es algo que yo me busque, no solo con mis actos si no también con mi ingratitud, pero se debe reconocer que es lo mejor que me ocurrió.
Era una noche fría cuando llegue a esta capital, me había salido de mi casa después de una fuerte discusión con mi padre, estaba cansado, el tren en el que venía se había adelantado una horas así que solo me quedaba esperar en la estación que alguien llegara a recogerme, recuerdo haber visto a dos enamorados, estaban discutiendo, la chica era muy hermosa, su rostro y cuerpo era el que cualquier hombre desearía tener a su lado, llevaba puesto un hermoso abrigo de piel, casualmente de los que mi padre había diseñado, y un imponente vestido rojo, un rojo que solo se puede comparar con la sangre, también llevaba consigo unas magnificas joyas, las cuales combinaban perfectamente, el chico era alto, cabello negro, su rostro de un color blanco, un blanco que solo poseen los ángeles, además sus ojos reflejaban una juventud e inocencia que para ese momento yo ya había perdido, tenia puesto un esmoquin negro, y zapatos de charol, debo admitir que no podía apartar los ojos de él, no se la razón, pero algo me decía que había encontrado la razón justa para empezar a pensar que no todo en este mundo era malo. La verdad es que no se dé que discutían, pero ella lo cacheteo muy fuerte y se marcho, el se sentó a unas bancas alejado de mi, se podía notar que estaba llorando, aunque en ese momento solo tenía ganas de levantarme he ir hacia el algo me detuvo, era como si por primera vez en mi vida hubiera algo que me decía que no lo hiciera, aunque él no demora mucho allí, pasados unos 10 minutos, en los cuales nunca deje de mirarlo, el se marcho, aunque creí que sería la última vez que lo vería. No recuerdo cuanto tiempo paso antes de que llevara mi tío a recogerme, de ida a su casa ninguno de los dos dijo palabra alguna, era como si no hubiera nadie en el auto, todo estaba chocantemente callado. Cuando llegue a su casa todos dormían, así que solo me fui hacia la habitación que le me había asignado.
A la mañana siguiente todos estaban desayunando en el comedor, cuando yo me levante, y como no quería interrumpirlos solo me dirigí a la cocina, para mi sorpresa allí estaba un chico, era un poco más bajo que yo, se encontraba agachado en el piso, estaba recogiendo algo, no sé que era, pero cuando este chico me vio solo metió un grito, fue tal me impresión que solo me quede parado en la puerta, pero él me miraba con tal curiosidad que solo le pude sonreír.
-Hola como estas –le dije -me llamo Carlos y tu.
-Me llamo Luis –respondió –y tú qué haces aquí.
Cuando me disponía a responder llego mi tío, no le puse mucho cuidado ya que él se balanceo sobre este chico, estaba realmente impresionado de lo que le hubiera podido ocurrir.
-Que hiciste Carlos –me dijo muy enojado, yo solo lo pude mirar he irme de allí, pero debo reconocer que nunca me lleve muy bien con mi familia, y un buen ejemplo era me había tenido que salir de la casa de mi padre. Cuando estaba l fin saliendo de la cocina escuche la voz de ese chico, Luis.
-Padre fue mi culpa –dijo –yo me asuste al verlo aquí.
-Además quien es el –le pregunto a mi tío.
-Es Carlos, nuestro primo –dijo alguien, cuando voltee para ver quién era me encontré que era Jorge, mi primo.
En ese momento la reacción de cautela que tenia aquel chico desapareció, ya que solo se me acerco y me abrazo. En ese momento recordé quien era, era Luis, el hermano menor de Jorge y además el más pequeño de mis primos, aunque que para ese momento ya no era tan pequeño.
Esa tarde fui con mi tío a su bar, me había comprometido con él a ayudarle en el bar como pago por dejarme vivir con ellos, pero debo reconocer que al comienzo la idea de trabajar allí no me entusiasmaba mucho, además este lugar era muy aburrido, además yo siempre había vivido en lugares con mucho movimiento, y este parecía un pueblo fantasma. De transcurso hacia el bar, fue la misma situación de la noche anterior, ninguno de los dos dijo palabra alguna, pero el silencio se torno más denso cuando llegamos al bar, ya que mi tío solo me explico la que debía hacer y luego se marcho, me pase gran parte del tiempo solo en el bar, pero pasadas unas cuantas horas llego una chica, debo admitir que se presencia me sorprendió, ya que aunque era una mujer muy hermosa se podía notar que no era ni dulce y mucho menos tierna, como todas las que conocía, al contrario se veía que era una de esas personas que están dispuestas a dejar que las humillen, ella llevaba puesto un pantalón negro, su cabello rubio aunque con mechones negros, lo tenía recogido en una cola, además de una camiseta negra de una banda de rock, ella solo se quedo mirándome.
-Tú debes ser Carlos –me dijo
-Sí, porque –le respondí.
-Tu tío no ha dejado de hablar de ti –me respondió –está muy feliz de que estés aquí.
Después de decir esto solo se marcho hacia donde él estaba. Cuando volvió solo me sonrió.
-Trabajaras en las noches aquí –me pregunto.
-No sé, porque –le dije
-Sería bueno que alguien me ayudara a atender todos los borrachines que viene aquí.
En ese momento bajo mi tío, el solo me llamo y me dijo que lo acompañara a recoger algo, fue grande mi sorpresa cuando descubrí que nos dirigíamos a la mejor preparatoria de capital, no me atreví a preguntarle que hacíamos allí, cuando estábamos ya en el parqueadero de allí, el solo se bajo, aunque no demoro mucho, pero cuando regreso me entrego un paquete, no lo abrí hasta que estuve de nuevo en la casa, cuando entre a la sala de la casa me encontré con que Luis se encontraba con unos chicos allí, pero hubo uno que realmente llamo mi atención, era una chica, joven pero extremadamente bella, se llamaba Sara, yo solo los salude y me retire a la habitación, cuando abrí el paquete me encontré con que eran unas hojas, y un cuaderno en el cual habían unas notas y trabajos, en ese instante mi tío toco la puerta.
-Calos, podemos hablar –me dijo
-Claro –respondí –de que necesitas hablar.
-De tu estudio –me dijo muy serio –esos papeles son de la mejor preparatoria de la capital, espero que te guste estudiar allí –no supe que responder
-Gracias tío –le dije –no te defraudare –después que termine de decir esto el solo se marcho.
A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, era el primer día que estudiaría en la preparatoria, del lugar, cuando baje al comedor me encontré con mi tío ya había salido, Luis se encontraba desayunando y Jorge estaba en la cocina, ese día no alcance a desayunar, cuando llegue a la preparatoria me encontré con la misma chica del bar, ella también estudiaba allí, y para mi sorpresa en el mismo curso.
-Cómo te llamas –le dije
-Me llamo maría –me dijo mientras sonreía.
Cuando llego el receso todos me miraban, era algo demasiado incomodo, pero se nos acerco un chico, para mi asombro, era más alegre de la normal, saludo a maría, y después se presento.
-Me llamo marcos –dijo –y tu.
-Carlos, mucho gusto –le respondí, en ese momento sonó el timbre de entrada a la siguiente clase, hasta ese momento solo había conocido a dos personas, aunque se veían que eran buenas aun la capital me parecía lo peor que había.
A la salida de la preparatoria estaba realmente confuso, habían tantos chavos que no había por donde caminar, de pronto sentía que alguien me jalo de la camisa, era Luis, se encontraba con la misma chica del día anterior, aunque se veía que no le agradaba mucho, pero eso no importo ya se solo lo mire y seguí caminando, no sé en qué momento me alcanzo, recuerdo que caminamos un poco entes que comenzara a llover, en ese momento note que Luis había disminuido el paso, cuando voltee me encontré con que estaba temblando de frio, sus manos estaban heladas, así que solo lo abrase y seguí caminando a su lado, cuando llegamos a la casa de mi tío el ya había llegado, así que solo lo salude y me retire a mi habitación. Me pase allí hasta la mañana siguiente.