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Atrapando tu alma. por Ameno

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Notas del capitulo:

No he subido en dos semanas, un crimen para algunos de mis lectores, pero  no fué intencional, simplemente mi musa se fue por un tiempo, aparte de eso tuve que investigar un rato para escribir algo, que sino exacto, fuera acorde con la epoca en que vivió Orochimaru cuando aún era humano, considero obligatorio éste capítulo porque es parte importante de la historia y aparte aclara mucho de la trama.

Ahora una buena noticia, en compesación de esas dos semanas estare subiendo la segunda parte el viernes, así que esta seamana habra doble capítulo :)

sin más que decir: ¡Disfruten!

Con pasos fluidos y elegantes el vampiro recorrió la habitación de un extremo a otro, cavilando sobre lo que iba a decirle a los hombres rubios frente a él ¿Debía contarles sobre su pasado, o limitarse a darles una advertencia del peligro que representaba estar en una relación con los Uchiha? De hacer esto último es probable que los chicos no entendieran el motivo de su preocupación y conociendo su terquedad es probable qué e lugar de apartarlos se unieran aún más, miro a Menma ahora el amor que éste y Kakashi  compartían parecía soñado, casi idílico, en comparación  con el de Naruto con el príncipe sangre pura,  por otro lado estaba Minato, el interés que tenía el hijo de Madara en él no era normal podía verlo de lejos, el trabajo era una excusa para tenerlo cerca, ese otro antiguo tenía una agenda propia, una desconocida.

Jiraya por su parte observaba en silencio, apoyado en una pared el debate que adivinaba ocurría en el interior de su amigo, la reacción anormal de Orochimaru al ver al imperator le informo sin necesidad de palabras que había algo más allí de lo que parecía a simple vista, miro por la ventana, a pesar de conocerse por tantos siglos de haber sido amantes por casi 20 años, no sabía todos los detalles sobre su historia…la razón de esa marca  en la base de su cuello, su amigo siempre fue demasiado reservado con lo qué respectaba a su antigua vida, aún podía recordarlo al  hibrido hermoso fuerte y salvaje que encontró  desangrando un venado, en sus correrías por el mundo en ese momento era un cachorro de apenas cincuenta años, sin embargo ya estaba armado con el conocimiento de su clan sobre otras especies, fue fácil saber cuál era el  dolor del otro y más fácil aún ayudarlo, no temía ser herido  confiado en su fuerza y conocimiento, como todo joven imprudente se creía invencible, aparto la vista del ventanal y lo volvió a posar en el peli-negro.

Podría actuar como un idiota la mayor parte del tiempo y ser un súper pervertido, pero se preocupaba por sus seres queridos y Oro tenía un lugar especial en su corazón, de no ser por esa marca tal vez le hubiera propuesto que fueran compañeros cuando se volvieron a ver hace 280 años, sin embargo no eran sus besos y caricias las que ansiaba el cuerpo del vampiro, ni era su poder el que despertaba el calor del dragón altivo en el interior de éste….tal vez esa era la diferencia entre  un compañero destinado y uno ocasional, la qué existía entre hacer el amor con alguien que amas y tener sexo ocasional llevado por la lujuria, de repente comento de una forma que parecía no ir dirigida a nadie en especial

— Una vez mi abuelo me dijo qué ocultarle las cosas a los demás, sólo porque temes que no estén preparados, no sirve de nada, es mejor que enfrenten la verdad aunque sea dolorosa y lidiar con ella, a vivir una mentira que los dañara más.

— No se trata de una verdad, sino de algo más personal.

—Algo que piensas ellos necesitan oír, para que comprendan, los viejos sólo podemos ayudar dando consejos, esperando que los jóvenes no cometan los mismos errores y eviten el sufrimiento, pero la juventud es intrépida, sin embargo es mejor ser intrépido con el conocimiento de lo que puede sobrevenir, a ser una oveja incauta hiendo al matadero por su propia estupidez.

— Suenas como alguien sabio Jiraya es tan atípico de ti.

— No te preocupes recuperare mi personalidad normal, en cuanto vaya a la discoteca del centro…ya sabes esa con lindas strippers pechugonas.

El antiguo sólo rió moviendo la cabeza en negación diciendo— Te prestare 800 dólares en billetes de a uno, para que los gastes como quieras, pero sería mejor que sentaras cabeza.

— La sentare… en la mesa de un bar   siempre y cuando tú me acompañes— dijo el lobo sabio guiñándole un ojo  a su amigo,  el cual sonrió con humor, para luego lanzar un suspiro de resignación al ver a los cuatro rubios de mirada expectante  que los observaban desde el sofá, sentándose en el sillón de su escritorio, se relamió los labios resecos, permaneciendo en silencio un rato más antes de relatarles.

— No sé por dónde comenzar, tal vez desde el  principio, antes de qué yo fuera lo que soy ahora, si creo que es lo mejor—cerrando los ojos  refrescar la memoria, sobre lo ocurrido hace mas de 700 años les refirió su historia— Esto ocurrió hace ya varios siglos, yo fui abandonado siendo un bebé a las puertas de un monasterio, los monjes me recogieron y criaron, era una época muy difícil una gran helada se extendió por toda Europa desatando el hambre y la enfermedad, entre los lugareños, las enfermedades causadas por la hambruna las ratas y la total falta de salubridad extendió sus garras, cobrando muchas vidas, nuestro pequeño pueblo no fue la excepción, a no ser por el palacio del noble del lugar, cuyos campos  tenían abundante cosecha y  los arboles estaban cargados de frutos inexplicablemente.

                                                                    Recuerdos

 

— ¡Vamos muchacho levántate de esa silla y deja  de soñar despierto! No ésta bien visto que un monje  se pase leyendo libros, en lugar de  estar de rodillas rezándole a Dios nuestro señor  para que se apiade de su pueblo  para pedirle que le ponga fin a ésta helada.

— ¡Fraile Constants! ¿Desde cuanto tiempo hace que está parado ahí?

—El suficiente para verte perdido, en la lectura de esos libros que adoras, te regañaría diciendo que son lecturas apócrifas, pero nuestro señor conoce que el camino de un obispo no es el mismo de uno de sus humildes servidores.

— Sigue pensado que voy a ser obispo, temo no estar a la altura de las expectativas de usted y los demás hermanos. 

— ¡Oh lo serás, dios te destino para algo grande! ¡Sino no te hubiera dado ese tamaño! ¡Cielos muchacho cuanto mides ahora!

—…Cómo uno 1.72

— ¡Me llevas bien, 12 centímetros y se supone que era el más alto entre todos los frailes!... ¡Pero Cristo  que grande eres! ¡Con razón el arzobispo te noto entre todos nosotros  cuando estaba oficiando la misa!

— Exagera fraile.

— ¡No lo hago! Sé muy bien que tu estas destinado a algo más que ordeñar nuestras cabras y llevarle lo poco que encontramos a los cerdos para cebarlos… ¿Sabes porque nuestro anciano  prior te puso el nombre que tienes?

—…Creo que me lo ha dicho más de cien veces, fraile Constan.

— ¡Y te lo seguiré repitiendo hasta que te entre en esa dura cabeza! Te llamo no con el nombre del arcángel justiciero, ni el del médico, te dio el nombre de aquel que no es reconocido arcángel, símbolo de la humildad y la pureza, el mensajero de Dios.

— ¿Y por qué en nombre de Dios estas molestando a Gabriel, Constan?

—Fraile, Peter.

— ¡Peter! ¿Cómo puedes decir eso? No lo estoy molestando lo estoy aconsejando, este muchacho debe estar convencido que su lugar en éste mundo es para algo más grande.

— ¿Lo dices por su tamaño?

—Ya paren con eso, cada vez que hablan de su estatura el muchacho entorna los ojos, dios lo hizo de esa manera para mostrar que todo lo que él hace es perfecto, no necesitas inclinarte Gabriel, Dios te hizo de esa manera en su infinita sabiduría, para demostrar la perfección de su poder, te dio la cara de un ángel y el cuerpo de un gigante, como deben ser sus hijos haya en el cielo…pero sin embargo ¿No dejo de preguntarme porque eres tan delgado? Me haces sentir un barril.

— ¡Vamos Rupert, un monje no es un monje, si no es barrigón como un tonel de cerveza, o flaco como un palo de escoba! ¡Que éste muchacho haya sacado unas piernas siete leguas, un estomago plano y  esas extrañas caderas de mujer, es la excepción de la regla!

— ¿Y donde se supone que has visto, las caderas de una mujer Constan? Éste es un lugar sagrado que nos mantiene alejado del mundo y sus pecados… creen qué estas descuidando tus penitencias.

— ¡No seas ridículo, si en algo hago honor a mi nombre es mantenerme al día con mis oraciones y labores cotidianas! ¿Acaso te olvidas, que soy yo el que va al pueblo a dejar alguna de las pocas viandas que logramos conseguir en  nuestro huerto para los niños hambrientos? ¡He visto a más de una descarada jovencita venir hacia contoneándose para ver si consiguen algo para comer!......No sé si sentir enojo o compasión.

—.......El hambre y la desesperación son cosas duras de afrontar, nos impulsa a hacer cosas que no haríamos en otras circunstancias…pero tengo que decir que admiró tu comportamiento, no sé si yo podría actuar de la misma manera.

— ¡Lo dice el hombre que renuncio a ser obispo, cuando le dieron la oportunidad! Porque alguien proveniente de una familia noble, se decidiera a venir a éste fin de mundo tan alejado de la corte, es algo  que no nunca entenderé.

—Porque a diferencia de ti mi amigo, que has nacido en  el campo amando el trabajo duro y el sol qué quema la tierra y la endurece, yo he vivido en cuna de seda no soy lo suficientemente fuerte para resistir las tentaciones, es un defecto del hombre tomar lo que agrada a sus sentido y a los que se les ha dado todo, se les hace imposible resistir  el impulso tomar lo que creen les pertenece por derecho, yo habría cedido a mi propia naturaleza ahí, olvidando los caminos de dios como tantos otros  que me antecedieron.

—…….Mira no sé de que estas ablando, lo que si se es que tu renunciaste a la oportunidad que te dieron ¡Con esos conocimientos tuyos hubieras llegado a ser cardenal!

— Y sería uno de tantos qué tienen el conocimiento, pero no la voluntad para seguir los caminos de Dios y dejan que sus instintos se hagan cargo, no mi amigo me conozco demasiado bien, mi carne es demasiado débil entre  la gratificación de mis sentidos y el deber, ganaría la primera, prefiero ser un servidor aquí donde ninguna tentación me acecha, a un príncipe halla y caer en todas las acechanzas.

—…….Nunca entenderé eso, no veo la razón de dejar la sotana por ningún vestido, desde que me decidí por esta vida nunca me he visto tentado jamás por una falda.

— Y eso mi amigo es porque la pureza brilla más en la humildad y la simplicidad…entre más simple la persona  mejor.

— ¡Ea! ¡Ea! ¡Que ya capte que me quieres decir simplenton, pues prefiero  serlo a ir perdido en las nubes después de leer uno de esos libros de ustedes Rupert!..¡Y  tú ya deja de reírte jovencito!...Hablando de otra cosa ¿Éstas seguro que debemos ir con el conde duque o lo que sea ese Vladimir? He escuchado en el pueblo sin querer algunos rumores sospechosos.

— No debes prestar atención a las habladurías de la gente Constan, siempre vuelven los hechos más grandes de lo que en realidad son…pero sólo por  no pecar de desprevenidos ¿Qué dicen esas murmuraciones?

— Qué algunos padres le mandan a sus hijas para procurarse algo de comer o de dinero y parece que es cierto, he visto varias casa en un estado decente en comparación con el resto y no hay manera con ésta  helada que lo hagan por ellos mismos…dicen que las jóvenes regresan después de uno o dos meses, bien ataviadas y  con presentes si es su favorita se quedan con él por uno o dos años.

— Me gustaría decir que me sorprende, pero es una costumbre entre los nobles buscar entre los más pobres gentes que satisfagan sus deseos, pero casi ha sonado como si insinuaras que queremos vender a Gabriel, lejos de eso,  de pensar que corre algún peligro ni siquiera se me pasaría por la cabeza llevarlo,  con lo que cuento es que  su labia, erudición y buena presencia conmueva el corazón del hombre y apelando a su humanidad nos permita recoger un poco de la abundante cosecha y muchos dones que Dios  le dio, para el bien de los más desafortunados, los nobles como él, se conmueven más ante las palabras de un joven que las de un viejo…

— ¡Oye no soy un viejo tengo 34 años! ¡Nuestro anciano prior llego hasta los sesenta todo un record  de longevidad y pienso llegar hasta allí!

— Y Yo 33 y no me hago ilusiones, como dije vamos a apelar a su lado y misericordioso y para eso necesitamos a Gabriel, nada mejor que la voz de un mensajero de dios para conmover a un corazón embrutecido ¿Y quién mejor que el ángel de la misericordia para ello?

— Sigo pensando que es mala idea, desde que llegue aquí,  qué es casi toda mi vida, nunca le he vi la cara al dichoso conde, duque o  lo que sea, hace diez años se corrió el rumor  a través de la servidumbre,  que el primero se murió de una enfermedad y el que ésta a cargo ahora es su hijo y tampoco se le ha visto la cara a ése.

—Conoces demasiados de chismes Constan deberías centrarte más en las oraciones, pero la realidad es que hemos ido ya cinco veces a ese castillo y nos han dicho  que el dueño no ésta, esperemos que la juventud se imponga ésta vez y logremos obtener una entrevista con él, no hay nada qué temer ya que Gabriel es varón, si fuera una doncella la historia sería otra.

— Punto a tu favor, nadie cometería un pecado tan aberrante con otro hombre.

— ¿Se puede saber de qué hablan?

— Nada criatura,  no ensucies tu mente con la plática de estos hombres que te doblan la edad, sólo hacíamos mención de la razón por la que Sodoma quedo reducida a cenizas.

 — En ese momento era muy ingenuo—interrumpió el relato Orochimaru, criado tras las paredes de un monasterio por un montón de monjes que me vieron como, su hijo, su nieto y su hermano menor,  un regalo de Dios por su vidas de retiro y austeridad en su nombre.

— ¡Espera un momento abuelo! ¿Tu verdadero nombre es Gabriel, como el arcángel? ¿Entonces de donde rayos salió el nombre de Orochimaru?

— Lo obtuve después, regalo de mi maestro.

— Cuando yo lo conocí, se hacía llamar Maledictus vaya manera de estar en una depresión, ahora no interrumpas más Naruto, éstas cosas son muy difíciles de contar y se necesita mucho valor para hacerlo, continua por favor amigo— Intervino Jiraya mirando  a su amigo.

Éste sólo asintió antes de proseguir con su relato— Los cuatro no dirigimos al castillo del noble al día siguiente, era el primer día cálido en no sé cuánto tiempo conversamos todo el camino hasta el castillo que quedaba a considerable distancia, hoy podríamos decir que estaría a unos  15 kilómetros, cuando llegamos  fuimos recibidos por un mujer de rara belleza que no dijo lo mismo d de siempre, no estaba, sin embargo  creían que él estaría de regreso ese día, así qué nos ofrecieron la oportunidad de poder esperarlo  y que si deseábamos podíamos dar una vuelta por los alrededores, los frailes decidieron quedarse en el castillo mientras yo le echaba un vistazo a los alrededores, sus tierras eran llamativamente  e injustamente fértiles, los arboles estaban cuajados de frutos algunos ya maduros  y los campos se levantaban con la cosecha de grano, después de mucho caminar tropecé con un rió el cual se hallaba muy lejos del castillo y tome una decisión estúpida de la que me arrepiento hasta hoy, decidí bañarme en sus aguas, siempre tuve mucha resistencia al frío y poca tolerancia a los malos olores, por lo que me gustaba bañarme diariamente, lo que a  mis padre adoptivos, así consideraba a los hermanos del monasterio, les parecía  escandaloso, los otros frailes siempre regañaban  diciendo que iba a quedar convertido en un bloque de hielo o me iba a dar tuberculosis y que los hombres deben oler  a cabro o a cerdo.

— ¡Hiuuuggg! ¡Qué asco!

 Soltaron los gemelos con verdaderos disgusto, haciendo con junto con Deidara diversos gestos de incredulidad y profundo desagrado, mientras Jiraya sonrió con nostalgia ¡Ah, los viejos buenos tiempos, cuando un lobo podía madurara su olor y dejarlo extenderse por kilómetros! Ahora en cambio era obligación bañarse a diario… si querías mantener una relación cordial con tus vecinos… y todos las demás personas, se apresto a continuar escuchando el relato de su amigo.

— Supongo que estaba distraído  y no me di cuenta pero en cuanto salí del agua me encontré de frente con el dueño del castillo y las tierras colindantes, Vladimir Valentín Black, orgulloso, arrogante, con un aire de superioridad y con una confianza en sí mismo abrumadora… si yo era un gigante, para esa época, el duque  era un coloso de más de un metro ochenta de estatura con un cuerpo disímil para esos tiempos, espaldas anchas y  torso musculoso que no se molestaba en  cubrir con su camisa y una cabellera larga e impresionante de color negro— Los Namikaze intercambiaron miradas ante la descripción… no podía ser él ¿O así?—Aun recuerdo con exactitud las palabras que dijo, de no haber sido un niño inocente, tonto, educado en un convento hubiera hecho caso al sonido de la alarma que retumbaba en mi cabeza, en ese momento no sabía quién era él, ni supe interpretar la mirada llena de curiosidad, interés y cierto asombro, mezclada con algo más que no necesitó nombrar, mientras me ponía apresuradamente la túnica y me calzaba las sandalias.

— ¿Quién es usted… que hace aquí?

— Podría preguntar lo mismo, estas son mis tierras iba en dirección a mi castillo  cuando me desvié del camino atraído por la visión de una Ninfa de exótica belleza  nadando casi desnuda en mi rió…no esperaba que fuera un hombre…un monje…supongo que no importa el género cuando la vista es tan hermosa, pero es un crimen desperdiciarla en un monasterio.

—Perdone por mi atrevimiento Milord, desconocía que era usted, hemos venido directo de nuestra abadía para solicitarle un favor…y si  no es molestia ¿Podría repetir lo último que dijo? Parece que me  entro agua en los  oídos y no pude escucharlo.

—Hablaba conmigo mismo, no era para ser escuchado, debo suponer qué no vienes solo por la forma en que hablas.

—  los hermanos y yo, hemos venido ésta mañana estábamos esperando su llegada, yo en cambio escogí conocer el lugar.

—… Es un inconveniente menor, que puedo solucionar fácilmente.

— ¿Disculpe?

— Nada pequeño monje, sólo hablo conmigo mismo ¡Vayard ven aquí!

— Es un hermoso caballo.

— Lo sé, lo escogí yo mismo, hay leyendas sobre su linaje  algunas dicen que algunos de sus familiares sobrepasaron los cuatrocientos años.

—……Sí, supongo, bueno lo sigo.

— ¿A pie? Creo no has entendido vendrás conmigo en mi caballo, no garantizó tu seguridad en estos campos de noche, no debes temerle a Vayard por su enorme tamaño o por ser de color negro, es un animal muy noble, me atrevo a asegurar más que su dueño.

— Debo negarme, no pienso causarle más inconvenientes a su persona.

— No es una petición es un orden ¿No te han enseñado que tienes  complacer a los nobles de lo que pretendes obtener algo a cambio?

— No, pero me enseñado a apelar al corazón bondadoso que reside en cada ser humano y suplicar  por la compasión a sus semejante y a los más desafortunados.

—No prestes atención pequeño monje, fue un pregunta idiota, me perdí en tus  fascinantes ojos verdes y  ese rostro de ángel, olvidando que llevas un habito y no ropa de la corte, por supuesto que no lo sabes, eres un pequeño monje  qué se la pasa encerrado en las paredes de un abadía entre biblias, cruces y agua bendita, orando metido en su celda.

—Pues ciento mucha honra de serlo y deje de decirme pequeño monje, mi nombre es Gabriel.

— Bello nombre adecuado para su dueño, no dije lo anterior como un insulto, sino porque estoy enormemente complacido por las perspectivas de nuestro encuentro, ven acá Gabriel te llevare con tanto cuidado y celo, como  si fueras una de esas estatuas de madera y yeso que tanto adoran.

— ¡Oiga bájame! ¡Suélteme! ¿Qué hace?

— ¿Qué más? Llevarte en la cruz de mi caballo como la virgen que eres ¿No dije que te iba a tratar como una?

— ¡¿Qué dice usted!? ¡En todo caso sería un santo y no una virgen, además que yo sepa no soy un santo!

— Y yo tampoco lo soy, más bien soy un demonio, uno con una virgen en sus garras, borra esa cara de confusión pequeño monje, pronto lo entenderás, ahora deja de debatirte entre mis brazos o inquietaras al caballo, en cambio dime ¿No te has ordenado aún verdad? No veo cortado tu precioso pelo con esa horrible tonsura.

— No, no lo estoy, pero el padre Rupert me ésta dando clases para ordenarme sacerdote.

 

—Es mejor así, aunque si fueras sacerdote tampoco importaría, agárrate fuerte  Gabriel, mi caballo es tan brioso e impaciente como su dueño ¡Arre Vayard, tenemos qué apresurarnos para llegar al castillo! 

Notas finales:

¡Gracias a todos los que me han dejado sus comentarios! ¡Eso me anima a seguir escribiendo! ¡Y ya saben, aunqué tarde siempre los respondere :)!


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